Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿El amor no lastima? 2 por shi san

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

~Si, creo que los pocos lectores que tenia se me fueron por el tiempo que dure sin actualizare pero uff...


     bueno, en cuestiones de fics ando super decepcionada con un fics fav que leo, los ultimos caps de su 3era temp y su 1er cap de la 4ta temp son una PORQUERIA! bueno, lo que tiene es que hay palabras fuerte que realmente llegan pero la trama se arruino, al menos para mi...


 


~ahora lean este cap n.n

Capítulo 19

 

Yo, te echo de menos, espero que volvamos
Tan sólo puedo hacer nada sin ti
Para mí, sólo tiene que ser tú
Te estás alejando y me estás dejando al mismo tiempo que el tiempo pasa
Se siente como si me fuese a sofocar y morir, maldita sea

Maldigo los cielos y caigo en la desesperación
El día que te dejo ir, golpeé el suelo
Las personas me decían que no te perdiera
Diciendo que sería difícil encontrar a alguien como tú
Que no habría otro como tú

Duele pero duele demasiado – esto es una falta
Debido a mis equivocaciones, estoy siendo castigado
Me arrepiento miles de veces al día
Cuando viene la noche, las lágrimas no paran por lo que lloro (lloro)
La única persona que puede curarme eres tú

Cuando dije que estaba saliendo con otra persona
Cuando dije que lo estaba haciendo bien
Fueron todas mentiras
Por favor, no seas feliz sin mí
Las lágrimas caen, demasiadas lágrimas caen
No puedo vivir un día sin ti
Es toda mi culpa

 

~Sad Promise / Davichi

 

Azul

 

     Tengo miedo, me siento más solo que nunca y eso es irónico ya que no estoy solo, dentro de mi hay alguien.

 

     Todo había seguido normal, yo y mi trabajo, yo y Carlos que me invitaba de vez en cuando a alguna panadería o heladería a degustar dulces, yo y mis citas médicas, yo en mi departamento solo y viendo comiquitas y riendo de vez en cuando solo para que mi bebe no hallara la tristeza que yo trataba de hundir.

 

          Una cosa es intentar hundir una pelota en el agua y otra distinta es que la pelota logre hundirse.

 

—Aquí está la carpeta con todo listo, así que faltándote mes y medio para el parto ya no tendrás que venir hasta que estés mejor. Y ojo ¡tuve que hacer uso de mi influencia para que te pudieran dar todas las comodidades de un trabajador en estado!

 

     Reí suavemente, la exageración de mi amigo siempre me animaba. Ya mi bebe tenía 5 meses de gestación.

 

—Gracias— Suspire y me quede estático en mi silla tras el monitor al ver a un rubio que parecía más hermoso que nunca pero eso no evito la punzada en mi pecho.

 

—¿Qué hay jefecito?— Dijo con voz chillona mi jefe mientras yo puse mi vista en la pantalla y mis dedos en las teclas...

 

—Esa carpeta… ¿esa carpeta es sobre el permiso pre y post natal?

 

      Mi corazón palpito fuerte y vi como Carlos me daba la carpeta verde limón, la tome y la coloque en a un lado de mi laptop.

 

—Así es, yo asesoré a Azul con todo, no debes preocuparte

 

—Vengo a decirte Azul que puedes dejar el puesto cuando quieras y eso seguirá contando con el permiso

 

—Gracias— Dije bajo. Si hablaba más de seguro mi voz se quebraría.

 

—Señor, ya el chino Le está en la sala de juntas y ya estoy lista, vamos— Dijo Gracia, la morena de cabellos largos y chocolates.

 

     Me levante de pronto pero eso hizo que me doliera la cadera y arrugue mi rostro. Tenía que salir de allí, no quería quedar a solas con Miserere.

 

     Todos salieron, menos Miserere. Me sentí como una patética tortuga, a pesar de que mi barriga no era tan grande pero claro que lo estaba.

 

     “Huir”… esa era la palabra que arrojaba mi cerebro.

 

—¿Adónde vas?— Me agarro de las muñecas.

 

     Mis ojos no aguantaron ¡demonios! Estaba muy sensible.

 

—Suélteme señor presidente— Dije cabizbajo para que no me viera el rostro.

 

—No quiero… ¡estás llorando! ¿Qué tienes?— Miserere me agarro el cuello con cuidado y levanto mi rostro con mi quijada, y fue donde se dio cuenta de mis lágrimas.

 

—Suéltame— Le rogué con voz aguda agitando las manos y así logre zafarme.

 

—Señor solo quería preguntarle si saldríamos a… comer— La voz de una fémina decía aquello con mucha insinuación.

 

     Cuando vi bien, era la rubia despampanante, la secretaria del jefe de  departamento de ventas.

 

     Me volví a sentar y limpie bruscamente mi cara con la manga de mi suéter gris oscuro con rombos en el área del pecho.

 

—Lo siento pero no podre hoy Susan— Vi como la rubia forzaba una sonrisa y se retiraba.

 

—Vamos a comer

 

—No

 

—Por favor

 

—Por favor… hip-hip— Llore tapando mis ojos y subiendo mi hombros para llorar a gusto.

 

     Recordé como me maltrato en mi casa cuando me reprochaba lo que había pasado con Saíto quizás si me viese dado esa patada, quizás hubiera abortado.

 

—¡Esta bien! Maldita sea, no comeremos pero si vamos a hablar

 

—No— Solté en un hilo de voz.

 

…¡Crash!!!... Se escuchó durísimo cuando cerró la puerta.

 

     Abrí los ojos asustado y fui rápido hasta la puerta pero una de sus manos me agarro fuerte y tropecé en su pecho, me quede allí temblando de a poco ¿Y si me golpeaba?

 

—Quiero decirte que lo siento— Él me susurraba y sin querer me estaba tranquilizando.

 

—Lo siento mucho Azul, el hecho de que estuviste con alguien más me molesto mucho y ya lo sabes, me he acostado con muchas chicas este último tiempo— Cuando escuche eso trate de salirme me su abrazo y de su pecho pero me retuvo en seguida.

 

—Espera, te amo, te amo mucho. Ayer le mande mi abogado a Melanie para las cuestiones del divorcio

 

     Mi corazón latió como quitándose dolorosamente la tristeza.

 

—Pero no— Le dije… —Esa vez, en el departamento casi comienzas a golpearme de hecho lo hiciste cuando me lanzaste al mueble y luego al piso. Me dio miedo

 

     Sus manos comenzaron a acariciarme lentamente el cabello y mi espalda, al rato empezó a tocarme ligeramente.

 

—No fui yo, no estaba en mi sano juicio

 

     Y así paso un silencio, para mi sanador.

 

—Je, de verdad que estas gordito— Dijo suavemente, trate de alejarme pero él no me dejo.

 

—Tienes cinco meses, si no me equivoco— Su cuerpo se pegaba más al mío y sin querer ya mis mejillas ardían.

 

—Aja…— Asentí lentamente mientras sus caricias en mi espalda me dejaban manso.

 

—Mmm… me gustaría tomarte aquí, pero no quiero que te lastimes— Sus palabras taladraban de manera profunda mis entrañas mientras sus manos descendía cada vez más.

 

      Cuando sentí que me agarraba el trasero lo empuje y lleve mi mano al pecho y la otra a mi rostro, debía de estar rojo y detecte un ligero ascenso en mi respiración. Miserere me observo curioso mirando todo el taller.

 

—Leí en algún lado que el embarazo alborota las hormonas— Comenzó a acercarse felinamente… me arrincone y el coloco sus manos en ambos lados de mi cadera.

 

—Vamos a la oficina a ver si es más cómodo que aqui— Me tomo de la mano y abrió la puerta para atravesar los pasillos desiertos y en silencio por la hora de almuerzo.

 

     Me queje un poco porque su agarre en mi muñeca era bastante fuerte pero él ni se inmuto en prestarme atención o solo tomarme un poco más despacio. Cuando por fin llegamos me empujo mientras cerraba la puerta con seguro, se dio la vuelta y me miro con esa mirada de depredador, incluso llegue a compararme con un conejo frente a una serpiente voraz.

 

—¿Q-que va a?— Dije con bastante temor. Sus ojos marrones y realmente  dominantes se aproximaban y me subía a su escritorio.

 

      Sus brazos me envolvieron en un abrazo al que yo no correspondí. Ese abrazo no era uno de pasión ni de deseo y los minutos pasaban mientras que me sentí con una tranquilidad que me embargaba al estar con él. Sentía como mi corazón se calentaba y eso hacía que mis ojos se llenaran y yo correspondiera lentamente su abrazo.

 

—Te extrañe, no sé cómo dure tanto tiempo sin hablarte, sin tocarte… se me olvido cuando fue… la primera vez que te dije que te amaba pero extrañamente sé que algo es muy seguro y es que te amo Azul— Su cabeza se acurruco entre mi cuello dulcemente mientras mis manos acariciaban sus cabellos.

 

—Yo si pensé que ya esto se había terminado por todo lo que paso, todos los días eran iguales, tenía miedo de la soledad ¡estaba solo!— Apreté sus ropas.

 

—¡Tenía miedo! A veces cuando llovía fuerte le enviaba un mensaje a Carlos y el solo me decía algo que me animaba pero el frio seguía allí. Ni siquiera se lo he dicho a mi padre, ni siquiera he ido al cementerio a decirle a mamá que estoy embarazado

 

—Lo siento, lo siento mucho… cuando quieras vamos los dos a decírselo a tu mama y a tu padre ¿ok?— Asentí en su regazo…

 

      Y así Miserere iba besándome la mejilla y mi cuello para ir desabrochando mis pantalones. Una vez que me los quito me volvió a montar en el escritorio. Me beso profundamente en la boca e ir tocándome por debajo del suéter gris con rombos violetas y vino tintas.

 

—Ah… no Miserere, por el embarazo casi todo me da dolor en las caderas y en las piernas— Gemí por lo bajo, tratando de alejarlo porque ya estaba súper encendido.

 

     De repente la mano del rubio se colocó delate de mi para mover tres dedos, tenía que lamerlos y así lo hice.

 

     Cuando saco los dedos viscosos ya de mi boca, los descendió para introducirlos de uno a uno en mí entrada simultáneamente me besaba. Sentí como hacia tijeras dolorosamente dentro pero sus beses opacaban lo mal de la situación pero no duro mucho porque se desbotono los pantalones y abrió mis piernas.

 

—Espera… no estoy listo— Los agarre más fuerte de los hombros, pero eso no lo detuvo.

 

—No te… preocupes… solo lo meteré un poco... y ya

 

—Ahhh— Grite para dejar salir sendas lágrimas de dolor, por más que sea, tenía muchos meses sin tener relaciones y ahora que Miserere no me había dilatado al menos lo suficiente y se me hacía difícil.

 

—Ya estoy dentro de ti, así que tranquilo— Tomo mi hombría y comenzó a masturbarla y al instante comenzó a moverse…

 

     Vi el celaje como caían papeles y cosas que estaban en el escritorio a mi alrededor.

 

—Ah… se cayó… a-algo— Dije muy confundido y perdido entre las estocadas precisas y profundas que daba Miserere.

 

—Aja… déjalos allí— Dijo el rubio en un atisbo de concentración por puro placer.

 

.

.

.

 

     Vi tras la ventana como los poster de luz pasaban uno tras otro viendo el cielo que salpicaba luz rojiza, quizás eran la 4:30 de la tarde. Iba en plena vía hacia mi casa en el auto de Miserere, me sostuve las caderas y arrugue mi rostro en signo de dolor.

 

—¿Estas bien?

 

—No, dije que no podía hacerlo en tu oficina por mi embarazo y aun así tu… me duelen las caderas

 

—Siento no sentirlo de verdad, me gustó mucho como resultaron las cosas en mi escritorio contigo pero mientras estés en estado prometo que tendré mucho más cuidado ¿Ok?— De repente su voz suspicaz apareció y voltee los ojos.

 

—Ay Miserere, dime algo más importante— Solté en tono de molestia.

 

—¿A qué te refieres precioso?— Dijo Miserere al parar el auto al frente de un semáforo en rojo.

 

—¿Precioso?— Parpadee varias veces confundido.

 

—Sí, eres precioso ¿Algún problema con eso?— No podía creer su cara de seriedad con ese nuevo “verbo”.

 

—N-no lo sé… a lo que voy es que ¿En qué quedamos?

 

—En que somos novios de nuevo y cuando compre los anillos seremos prometidos luego cuando nos casemos seremos hombres casados, aparte de que ambos somos padre y madre de un lindo bebe, la madre serías tú— Dijo brillantemente.

 

—“Si, claro”… Oh, me dieron ganas de comer pasticho. Tengo hambre Miserere— Me cruce de brazos molesto porque tenía hambre y mi almuerzo se había esfumado gracias al rubio.

 

—Precioso, hace una cuadra había un restaurant italiano… me vieses dicho

 

—Aja, solo da la vuelta que tengo mucha hambre— Dije pensando en lo sabroso que sería un gran bocado de pasta, carne molida y queso.

 

—Más te vale que estés pensando en mí… ahora tengo que dar una gran vuelta para regresarnos— 

 

      Quizás una historia normal y de vida de casados estuviera esperándonos.

 

      Quizás las cosas tomarían su curso “normal”…

 

 —¿Sabes? Es extraño— De repente me decía Miserere dándole vuelta al volante.

 

—¿Qué es extraño?— Pregunte perdiéndome en el acto de acariciar a un bebe que se movía como una nigua dentro, me dolía y a la vez me emocionaba.

 

—Que aunque estuve con mujeres busque chicos para desquitarme por bueno, lo mal que me sentía, y esos chicos hablaban muy amanerados así que ni llegue a cruzar la segunda palabra con ellos. Azul, sí eres gay entonces ¿Por qué no hablas así?

 

—Estas echándome broma ¿no?— Lo mire con el entrecejo fruncido. Es decir, me enamore de Andy, soy gay pero una cosa distinta es hablar con esa quebrante y exagerada voz aguda (?)

 

—Aunque no puedo resistirme cuando en pleno acto estas gimiendo tan…

 

—¡Ay ya cállate Miserere! Tengo hambre ¡Demonios!

 

     Cambios hormonales, supongo. Gire mi cabeza y solo vi el rostro de diversión en Miserere, ese hombre al que realmente amo.

 

~Continuara…

Notas finales:

~Quizas quede uno o dos capitulos para que este fic termine, y bueno, paraquienes esten atentos, aun falta que cerrar un ciclo respecto a la vida de los persjs y a eso voy XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).