Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿El amor no lastima? 2 por shi san

[Reviews - 3]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

eTTO... Este es un especial de 2 partes, asi que la proxima actualizare la segunda parte :) de nuevo... estoy actualizando en un cyber -.- si, ademas de que mi genetica jamas ha sido de ayuda ahora mi economia tampoco... espero que disfruten este ineditooooo especial de Amielcito XD

Extra Amiel I

Resumen:

 

     De novios, todo andaba tan bien… Antes de comprometernos, estábamos tan felices. Al tener a un hijo adoptado, Miserere, fue nuestra hermosa unión familiar, después de casarnos se cayó en monotonía, la cual la sabíamos manejar bien, al principio. Pero ahora todo cambio, supongo que estoy viviendo lo normal de todo casamiento.

 

     ¿Crees tú, que después de pasar mi esposo y yo tantas situaciones, juntos, esta situación no la vamos a poder superar juntos de nuevo?

 

(Una curiosidad de este One-Shot, es que la Secuela de -¿El amor no lastima?- y tiene una relación secuencial con –Etapas agridulces-)

 

Cap. 1

 

Puedo estar sonriendo ahora, pero estoy tratando de mantenerlo en… 


Estoy agarrando fuertemente mis dos manos 


Estás siendo engañado cuando digo que estoy bien 


Estoy perdiendo todas mis lágrimas detrás de la espalda 

Sus pequeños hombros, temblando, sus labios pequeños

 
Lo siento - se colapsaría antes que yo

 
Me trague acaloradamente lo que tenía para decir y derramó lágrimas 


Lo siento - me abrazas con todas tus fuerzas 

Dejé escapar un suspiro más allá de sus hombros, las lágrimas se levantan

 

Más allá de sus hombros 


Pero sólo yo sé cómo me veo 


Quiero vivir en tu memoria hasta el final, quiero sonreír en su memoria 


Como un tonto, yo sólo te sonrío 

Tú no eres una niña mala, no eres una chica mala 


Las lágrimas derramadas por mí, puso esas lágrimas 


Ella va a ser lastimada, herida por mi culpa, así que tengo que mantenerlo

 

En mi memoria 

¿Por qué, por qué, por qué estás llorando por mí? 


Siempre debes tener esa sonrisa brillante, ¿por qué lloras?

 

Janus - Boyfriend

 

—Amiel, prepárate para esta noche, iremos a cenar al restaurant que hizo contrato con la empresa…— El de ojos verdes cual estanque profundos y sin interés me comentaba aquello, perdido en su periódico.

 

     Me le acerqué solo a servirle más café que humeaba bastante y desprendía un aroma delicioso a pesar de estar tan cargado… recuerdo que éramos normales, me refiero en terminos de una pareja casada relativamente feliz. No obstante, desde hace unos 5 años las cosas pasaron a ser simples dentro de una monotonía, simple fastidio necesario y así para llegar a esto, a la nada.

 

—Buenos días a mi madre y a mi padre— Un sonriente hijos mío entraba a la cocina cual sol con sus cabellos rubios y ojos avellanas brillantes.

 

—Te amo papá— El rubio alto se me había acercado mientras yo estaba preparando su plato, dándome un beso en el cachete.

 

—Yo también, cielo— Le sonreí e hice un ademán para que se fuera a sentar.

 

—Hola padre, tierra llamando a Franchesco, repórtese—  Decía mi hijo imitando la voz de una radio.

 

—Buenos días Miserere, ya sé que estas feliz

 

—Exactamente…— Sonrió de oreja a oreja mi pequeño, no tan pequeño ya. A su edad de 21 años era muy capaz y buena persona a pesar de ser criado tan mimado.

 

     Me dispuse a servir su plato con 3 tostadas, huevos revueltos y su jugo de naranja, ya que odia el café…

 

       ¡Oh! Cierto, cuando Franchesco y yo no fuimos de viaje por un mes a la playa, Miserere quedo desde esa vez como presidente de la una de las corporaciones Klaus.

 

      Ese viaje fue por negocios y por mis vacaciones, las cuales resultaron ser solitarias. Franchesco prefería quedarse a beber con sus socios antes que ir conmigo a dormir. Recuerdo que se lo dije la quinta noche pero el solo me miro con fastidio y dijo que solo se quería distraer, que yo era asfixiante. Me sentí muy mal, me sentí como una real molestia para él, desde allí no hablamos mucho y cuando lo hago, él me hace sentir como una mosca que revolotea a su alrededor.

 

     Suspire… de solo recordarlo, me daba miedo.

.

.

.

 

—Amiel tu matrimonio se está haciendo polvo, mira que tu esposo no recuerde tu cumpleaños, es demasiado— Solo escuchaba a la joven profesora de inglés, porque ella tenía razón. La trigueña muy linda me extendió mi ramo de rosas blancas de parte de Emiliano, el director de la universidad… y mi esposo ni me había dado los buenos días.

 

—Luisa, tengo miedo— Me recosté de mi silla tras el escritorio.

 

—Aunque tenga miedo, debe afrontarlo y hablarlo directamente con él…

 

     Hablar con él… con mi Franchesco.

 

—No se ponga así jefe tierno, puede ser que este exagerando, a ver ¿cuándo fue la última vez tuvieron relaciones sexuales?— Sonrío Luisa picara.

 

     Eso me frustraba y demasiado, porque simplemente…

 

—Ya ni recuerdo cuando fue la última vez que me beso— Volví a suspirar.

 

—Mi mamá me dijo una vez que sí uno amaba a alguien, uno debía de luchar por ello, así que jefecito, luche… usted tiene un rostro precioso a sus cuarenta y cinco, sus ojos parecen miel y sus cabellos tan claros y no sabe cómo lo ve el director y si no fuera gay, yo le estaría echando los perros jajajaja

 

No sé, pero me gustaba desahogarme con ella, además…

 

—Jajaja tienes razón, debo dejar la cobardía con él, ya tenemos veintiún años juntos…

 

.

.

.

 

     Me sentía como el mango que está en la copa de una mata, maduro y a punto de caer… nuestro matrimonio era la rama, nuestro amor era el mango y el tallo de ese mango era el hilo del destino que nos separaba, como si en cualquier momento…

 

     Ya había llegado a casa de sorpresa, ya que pensé que iría a otro estado para la convención del Arte al siguiente día, pero no resulto. Eran las 10 de la noche y seguramente nadie estaría en casa, ya que era viernes y mi esposo siempre se quedaba en algún lugar para beber.

 

     Cuando baje del auto, me percate del auto de Franchesco y la luz de su despacho encendida en lo alto de la casa, esto debía de ser una buena señal, pensé.

 

     Pero cada vez que un humano piensa algo, pues, siempre suele ser diferente a como lo pensó…

 

     Lo total es que quería un beso. Quería sentirlo…

 

     Deje colgada mi llave tras cerrar con cuidado la puerta y comencé a subir las escaleras, no se oía nada, quizás estaría leyendo papeles y más papeles. Llegue al despacho a mano izquierda pero sentí una presión en mi pecho ¿Qué era? No sabría explicarlo. Frente a mí ya estaba una puerta y una perilla que aguardaba ser abierta por mí, cosa que hice.

 

—¿L-lo haremos aquí?— Una voz femenina me inundo los oído de la peor manera.

 

     Una mujer hermosa de cabellos largos y castaños claros joven, estaba sentada en el escritorio, mientras que Franchesco la besaba y abrazaba despacio…

 

—Yo… Amiel— Dijo el de cabellos negros intensos despertando de una extraña ensoñación. Ni siquiera tuvo la molestia de sorprenderse…

 

     Me quede quieto mientras la muchacha no le importaba en absoluto mi presencia, eso sin duda daño aún más mi orgullo, y como todo un volcán dormido…

 

—¡Tú, niña  lárgate de mi casa! ¡Y tú por qué te atreves a traer a alguien así a mi casa!!!— Yo estaba realmente furioso.

 

—“Mi casa”, hasta que por fin sacas las garras— Esa voz era de él y yo ya no sabía que era lo que pasaba.

 

—Franchesco ¿Qué demonios es lo que ocurre?

 

—Vamos Clara

 

—Franchesco…— Su nombre salió casi imperceptible de mis labios, yo solo veía como se alejaban en el pasillo.

 

     Era mi cumpleaños y solo quería un beso suyo… ya veía lo poco que le importaba, viendo las cosas así…

 

“—“Mi casa”, hasta que por fin sacas las garras—” Esas palabras, ya sabía a qué se refería.

 

     Pero recuerdo que cuando nos mudamos, le dije lo costosa que era, pero él solo se rio y dijo que si no la aceptaba no nos íbamos a ver más, no pude soportar la tentación y la acepte. Pero con la condición de que la casa fuera de los dos.

 

     Ahora entiendo que yo no pague esa vez… ya sé que era malo esto de hacerme tomar muy enserio el papel de esposa para un perfecto ejecutivo, ya Miserere está grande, Franchesco y yo le hemos dado mucho, puede vivir independientemente, a pesar de todos los años de matrimonio...

 

.

.

.

 

—Papá…

 

     Rayos, Miserere acababa de llegar y yo no me encontraba muy bien.

 

—¿Por qué lloras?— Su voz se alarmo.

 

     Yo estaba en un rincón de mi cuarto, pensando, analizando mientras no salía de una solución que ya sabía perfectamente y era irme, separarme de mí esposo, luego un divorcio rápido, al cual no le iba a pedir absolutamente nada.

 

—Abrázame…— Le dije a mi hijo, cosa que hizo de inmediato levantándome en el acto.

 

.

.

.

 

—No te ves muy bien Papá… ten tu desayuno— Ya me había aseado y había bajado a desayunar con mi joven rubio.

 

—Lo siento cielo…

 

—Dime qué pasa, es Franchesco ¿verdad?— De repente la voz de Miserere era fría y furiosa, vaya que sí era hijo de Andybell… era idéntico, lo único que había sacado de su otro padre biológico, Miserere, eran sus ojos marrones y dulces.

 

—Sí, pero ya no hay nada que hacer, te quería hablar de eso— Mi hijo me sirvió té y un sándwich de queso amarillo…

 

—Me voy cielo, ya tienes edad de vivir sin mí, pero eso sí, cuando quieras ir a comer a donde yo me vaya, vas sin dudar— Le sonreí y mordí sin querer mi comida.

 

—No tienes que irte, esta casa es tuya, te pertenece porque has estado casado con mi padre por muchos años— Hablo muy serio, tenía razón.

 

—Sí, es verdad, pero no es necesario, para algo siempre trabaje… me iré ahora mismo, ya le avise a un chofer que me ayudara a bajar mis cosas y Lora ya está empacando mis cosas…

 

—Papá, Franchesco es un idiota

 

—Lo será, pero es tu padre y le debes respeto— Dije tomando un sorbo de mi té negro humeante escuchando un gruñido de parte de mi hijo.

.

.

.

 

—Ok, esta es la última maleta, gracias por hacer el desayuno y el almuerzo estuvo delicioso… ya sabes, apenas me instale te llamare y te arreglare un cuarto para cuando quieras quedarte conmigo ¿Ok? Dios te bendigo cielo— Un abrazo fue lo que me llego de un alto hijo mío.

 

—¿Papá?

 

—Qué Miserere…— Respondí mientras rodaba con un poco de dificultad la gran maleta hacia la entrada de la casa.

 

—No te vistas siempre así, porque te van a secuestrar jajajaja— Miserere comenzó a reírse de mí, y bueno con mis simples jeans y la camisa roja muy holgada que encontré a la mano, no me dejaban ver como el profesor de todos los días…

 

—Deja de reírte de mí, anda a buscar mi celular que quedo en la cocina, por favor— Lo total es que mi niño grande me fue a buscar mi teléfono. Mientras intente rodar, llegue afuera y con la cabeza baja tropecé con alguien fuerte.

 

—Amiel— No sé si estaba molesto o solo tenía curiosidad, o solo yo le molestaba el paso.

 

—Ah, lo siento, ya me aparto— Rodé como pude la gran maleta, pero él no pasaba y yo no miraba hacia arriba…

 

—¿Te vas? Él único que se debe de ir soy yo— Su siempre voz inerte me dañaba mucho…

 

     Primer cumpleaños que no me besaba, primer cumpleaños tan cruel.

 

—Y-yo, yo lo sé pero, yo no compre esta casa y y-ya enviare a mi abogado para la separación… no te debes preocupar, no reclamare nada— No quería verlo, ya estaba a punto de llorar...

 

—Ok, gracias

 

—Aja… — Sonreí con la cabeza aún abajo tratando de rodar una vez más esa pesada maleta.

 

—¡Oh! Señor, yo la ruedo por usted, sus manos se lastimaran— No sé de donde había salido el muchacho de la mudanza, pero tomo mi mano suave y dulce.

 

—No es necesario, yo la llevare— Franchesco aparto bruscamente aquel muchacho frente a mí y tomo la maleta como pluma y la subió a mi auto brusco.

 

     Yo solo seguía allí, sin moverme, en la entrada hacia afuera de la casa…

 

—Sabes que odio cuando no me das la cara— Me sujeto de la barbilla y al momento de subirla le di un manotazo para apartar sus manos de mí, me voltee y seguí mi camino…

 

—Papá ten tu teléfono, vamos que yo voy contigo… yo conduzco

 

—Ok, porque estoy temblando— Me obligue sonreír de medio lado, notando como mis manos se movían solas.

 

.

.

.

 

—¿Aló? Gracias Nina, si no fuera por la mudanza de tu mamá, me viese quedado sin opciones

 

—No se preocupe profe… estamos felices que nos haya hecho la propuesta de compra, necesitábamos el dinero

 

—No te preocupes ahora… bueno, hasta luego y de nuevo gracias

 

—A la orden

 

…Fin de llamada…

 

-Recuerdo-

 

…Clash…

 

—¿Amiel, estas bien?— Franchesco venia rápidamente al oír un ruido tras suyo, yo me había caído de rodillas con su camisa de dormir puesta…

 

—¡Es por tu culpa! Anoche tú… lo hiciste muchas veces— Musite con la cara baja enrojecida, luego él se inclinó y levanto mi barbilla.

 

—¿Y de quien crees que fue la culpa? ¿Ah?... detesto que no me mires a los ojos— Solo sentí luego como me cargaba hacia el baño con sus manos heladas, pero tan adictivas.

 

-Fin del Recuerdo-

 

     Suspire… sí, eso fue hace mucho tiempo.

 

     Lo triste y que me hace sentir tan infeliz es que ya había pasado al último plano en la vida de mi Franchesco… y ya habían pasado 4 semanas de mi mudanza.

 

     Era domingo en la noche y no tenía hambre para nada.

 

…Toc-Toc-Toc…

 

—¡Voy cielo!— Dije pensando en Miserere

 

     Abrí la puerta.

 

—¿Emil? Pensé que eras Miserere— Lo deje pasar.

 

—¿Comiste? Mira que tu complexión se nota, además que hay rumores de tus vómitos en el baño de profesores, ¿embarazado quizás?— Se rio algo triste…

 

—No, yo no tengo esa capacidad… puede que esté desarrollando anemia por mi falta de proteínas, hierro y eso

 

     Nos sentamos, y Emil tomo su teléfono celular, marco mirándome y riéndose, fue contagioso así que yo reí también.

 

—Hola, es Emil, sí, quiero una pizza grande mixta, con extra de queso, champiñones, pimentón, una parte con jalapeños frescos, maíz, extra de piña…

 

     Mientras Emil pedía ese monstruo de pizza, me pregunte qué hubiese pasado si le viera dado una oportunidad a Emil cuando me dijo que Franchesco era un niño y que pronto se le pasaría lo que sentía por mí, pero no fue tan así, duramos muchos años juntos… supongo que todo debe acabar alguna vez.

 

—Hey, ya baja de las nebulosas, pedí la pizza y le pedí un favor extra al repartidor y nos traerá cuatro botellas de vino tinto, sé que es tu favorito

 

—Gracias… en verdad que necesitaba una distracción— Le sonreí sinceramente.

 

…Ding-dong… Al rato de tanto hablar de la universidad, se escuchó el timbre.

 

—Amiel, Miserere llego— Venia un Emil cargado de unas bolsas blancas desde la puerta con un chico aún más alto, mi hijo.

 

—Papá, ¿Estas bien?

 

—Sí, Emil encargo pizza y vino a domicilio, ¿quieres?

 

—No gracias, tengo una cita con Azul, solo pasaba a darte una vuelta a ver si ya habías comido… me voy, pero ten cuidado Amiel— Dijo mi niño frunciendo el ceño, y la verdad es que no sabía porque, sí siempre se había llevado bien con Emil.

 

     Lo total es que la noche era larga y aburrida, pero la pizza junto con el vino habían resultado muy divertidos, creo que ya eran la una de la madrugada. Emil y yo seguíamos tomando vino de a poco y riéndonos muy juntos en el suelo, escuchando las viejas canciones que tenía en mi laptop.

 

—Hey, Emil ¿Qué haces?— No sabía cómo, pero Emil estaba besando mi cuello, él lo hacía…

 

—Suéltame Emil— Hable mareado y sonriendo…

 

—Nos entendemos muy bien, siempre nos hemos entendido…—

 

—No, no, no, no…— Cante mi respuesta.

 

—Tu odias la navidad, no tenemos mucho en común en realidad… ¡Jajajaja!— Solté carcajadas como pude.

 

—Recuerdo que Franchesco un día se disfrazó de San Nicolás cuando Miserere tenía nueve jajajaja lo más cómico es que, es que mi niño se dio cuenta ¡Jajajaja! pero me encanto como Franchesco estaba vestido…y-y t-también tuvimos una noche muy genial— Hablando con todo y mi borrachera, lo último lo había musitado bajo y fascinado al recordar aquello.

 

—Lindo Amiel, interesante fetiche el tuyo de tener a un San Nicolás en tu cama, pero si quieres que ame la navidad lo hare y me disfrazare hasta del conejito de pascua si es posible— Me sonrió intensamente, mientras me agarraba los brazos y riéndome lo trataba de alejar pero no resultaba ya que él seguía besándome y desbrochando mi camisa cada vez…

 

—¡Jajajajaja! suéltame estúpido, ¡jajaja! me haces cosquillas—

 

…Crash…

 

     La puerta, alguien la había abierto con fuerza, medio alce mi vista y pude ver un par de ojos hermosos y verdes mirándome con furia.

 

     Franchesco saco a un Emil aturdido, lanzándole un portazo para luego mirarme desde lo alto…

 

—A tu cama ¡ahora!—

 

Él siempre dando órdenes…

 

—Vete, quiero que te vayas— Conteste medio alto con voz tomada por el alcohol tocándome los cachetes, ya que el alcohol era tan fuerte que sentía que ni tenia cachetes.

 

—Me iré cuando estés en tu cama…—

 

     Sé que se acercó a mí para después cargarme hasta mi cama mientras yo intentaba inútilmente en alejarlo, no sé cómo le había indicado cuál de las dos habitaciones era la mía, el caso es que...

 

     De un momento a otro mientras me trasladaba y algo hizo hincapié en mi corazón recordando toda nuestra situación, porque dolió horrible y antes de sentir algo suave en mi espalda, ya había arrojado lágrimas.

 

—Ya sé— Dije llevándome un brazo a mi frente… —perdóname por no haberte hecho feliz— Musite. Lloriqueando muy bajo…

 

—¡Perdón por no haberte dado el primogénito que tanto quisiste en secreto! Está bien— Sonreí sin querer y quitándome el brazo de la frente y limpiándome de ese líquido salino.

 

—Ella si hará un gran trabajo siendo tu esposa y la madre de tus hijos… no como yo ¡no señor!…—

 

—¿Aún me amas?— Franchesco siseaba aquello.

 

—Por qué tu voz tiene que salir tan fría, siempre me haces daño con eso— Grite algo sentimental y harto de todo.

 

—¿Me amas?—

                 

—¡Claro que te amo! Daría mi vida por ti imbécil—

 

     De repente el de cabellos negros un tanto alborotados por haberme cargado hasta la recamara me veía de una manera que encendía especie de alarma en lo profundo de mi.

 

—Primera vez que te veo tan borracho… te ves tan…—

 

—Ah-ah Franchesco…— Gemí por lo bajo.

 

     El pelinegro me tenía abrazado y degustando mi cuello hasta besarme profundamente en la boca…

 

—Mmmm… mi beso de cumpleaños, gracias— Hice lógica sin sentido…

 

—Te daré mucho más que un beso, te necesito…—

 

—Ah…— Gemí cuando Franchesco se había introducido con su mano debajo de mi prenda interior, despertando aquella zona de pronto.

 

Continura…

 

 

 

 

Notas finales:

Kyaaaaa !!! dejen reviewa!!! HE VISTO que los numeros de visitas han incrementado incluso en mi blog peroooo ni un review.. buenoooo en fin, despues subire las portadas que dibuje u.u 

besos...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).