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¿El amor no lastima? 2 por shi san

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Notas del capitulo:

¡Uy, uy! Otravez yo en el cyber -.- matenme de una vez... bueno pero Que genial saber que cada vez hay más personas leyéndome n.n aunque debo confesar que me enrede, me sature ¡tengo un pequeño bloqueo! pero tranqui´ que el próximo cap. ya está listo TuT Y gracias Giannas (Anónimo) por dejarme el coment´ *u* me alegra saber tu interés,

PD: Aquí la página de mi blog en Facebook por si les gustaría saber algún retraso o https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=502044479861720&id=122297421169763&notif_t=likealgo sobre este y mis otros fics:  

 

PPDD: Aquí la act. Lean XD

Extra Amiel II

 

(…) Olvídate de mí, déjame en paz 


¿No me creen? Yo no quiero bajar 

Mi corazón que late desde lo más profundo, el archivo adjunto que es

Persistente en el interior 


Lo acabo de enterrar como algo que sólo yo sé 


Quiero ver tu sonrisa hasta el final, quiero proteger tu sonrisa 


Al igual que ayer, sólo me sonríes 

Tú no eres una chica mala No eres una chica mala 


En mi corazón, en mi corazón 

Escondo mis sentimientos, lo escondo para usted así que tengo que

 Mantenerme atrás 

Sólo tú eres mi amo, si lo deseas, puedes dejarme

 

Voy a dejarte ir, para ti, yo te dejaré ir 

Tú no eres una chica mala, no eres una chica mala 


Las lágrimas derramadas por mí, puso esas lágrimas 


Ella va a ser lastimada, herida por mi culpa, así que tengo que mantenerlo

 

En mi memoria

Janus– Boyfriend

 

Todo era muy sorpresivo, pero me gusto y mis brazos lo rodearon, sin pensarlo dos veces comencé a quitarle su camisa como fuera… de hecho ya la camisa marrón había salido disparada.

 

—Mmmm… delicioso, me encanta esta faceta tuya—

 

Omití sus palabras mientras él se ocupaba de jugar sin piedad con mi miembro, no sabría decir sí era efecto del alcohol pero Franchesco ya tenía tres dedos suyos en mi entrada y no me incomodaba mucho que digamos.

 

     Él estaba en el espaldar de la cama mientras yo estaba arriba suyo cuando me vine en su mano, seguido de un jadeo y un mareo…

 

—¿Te sientes bien?— Me pregunto deteniéndose en la dilatación.

 

—Hazlo rápido…— Dictamine cuando sentí que su tacto había tocado aquel punto lascivo para luego percibir como él se posicionaba.

 

     El pelinegro se introdujo salvajemente dentro de mí, haciendo que mi garganta expulsara un gran quejido que se iba fusionando con el placer a los minutos, el de cabellos negros me estocaba a velocidad normal como queriendo disfrutar más, escuchando mis ansias… de golpe sentí que abría más mis piernas. Me seguía embistiendo y aumentando la velocidad, ya haciéndome gritar de delectación por ese punto mágico que alcanzaba. De un momento a otro tomo de nuevo mi miembro y lo preparaba muy bien con su gran mano.

 

     Sus embestidas seguían, cuando comenzamos a contraernos me desconecte a un punto que me quede rendido sintiendo mi vientre bañado de algo tibio, pero al parecer eso no le importaba, porque él seguía con su tarea de entrar y salir, quería saciarse… al terminar por segunda en vez dentromío…

 

—Te amo Amiel, te amo tanto—

 

     No pude escuchar eso, pero me viese gustado oírlo o no sé si simplemente eso era lo que yo quería escuchar.

 

.

.

.

 

     No sé qué hora era o dónde estaba, pero de igual abrí mis pesadísimos ojos y allí me senté en lo que era, al parecer, mi cama y me lleve las manos a mi cabeza a la vez sintiendo ese dolorcito en mi retaguardia.

 

—¡Auch!— Exclame todo adolorido.

 

     Anoche había estado con Emil, es decir; Emil y yo habíamos tenido relaciones… solo pensar eso, hacía que un horrible dolor en mi cabeza se volviera más fuerte.

 

—Hasta que por fin despiertas…

 

     Esa voz que me hería y me despertaba las esperanzas… pero no era lógico.

 

     Me perdí un poco porque Franchesco entraba hermoso, abrochándose su camisa y mirándome desinteresadamente, el seguía muy joven a pesar de todo…

 

—Yo… Emil ¿dónde está?— Me removí cubriéndome con la frazada.

 

—¿Por qué lo mencionas? Acaso vieses preferido pasar el resto de tu velada con él

 

      Que él haya dicho eso con tal burla, hacía que algo presionara mi ira y mi entrecejo, con eso, también causando mis lágrimas que salían rebeldes.

 

—Amiel— Franchesco suavizó su voz mientras se acercaba y se sentaba a mi lado mientras yo me limpiaba como podía mis lágrimas.

 

—Me voy— Sus dos manos sujetaron mi rostro para acercarlo… más y más…

 

     Para besarme… pero no, yo le detuve volteando mi rostro.

 

—Como quieras…— Se levantó y antes de llegar a la puerta se detuvo…

 

—Pero eso no era lo que querías anoche, primera vez que te me ofreces tan desesperado, supongo que sí no estoy aquí se lo hubieras pedido a Emil y él no te viera rechazado. Ya veo lo necesitado que estabas últimamente, ¿eh? Amiel— De sus labios salía una voz humillante y burlesca que hacía que mi olfato percibiera amoniaco que se impregnaba en mi… mi pecho dolió mucho y mis lágrimas no se detuvieron.

 

—No te conviertas en el zorro rayado de estos lares…— Otra vez esa risilla burlesca y punzante.

 

—Tú, t-tú no eres así— Sonreí cubriendo mis ojos con mi brazo.

 

—Ella… e-ella sí te dará un bebé y la aprobación de tu familia… pero no me humilles más— Solloce queriendo aguantarme ¿Por qué era tan cruel?

 

—P-perdón por a-aceptar ser tu esposo, ¡perdón! y-yo no quería que llegaras a odiarme de tal manera ¡ni recuerdo que rayos paso ayer!— Grite lo último.

 

—¡No es así!— Un grito demasiado fuerte me dejo aturdido… abrí mis ojos observándolo atentamente.

 

—Siento haber dicho eso. Me tengo que ir… chao Amiel

 

—Franchesco…— Llame, pero él no atendió.

.

.

.

 

     Esto era genial, había tenido, al parecer, sexo intenso con mi esposo, mi ex esposo (Dolor intenso en mi cuerpo) y no recordaba ni papa de lo que había pasado… ya era lunes y vería a Emil, tenía que preguntarle qué rayos había pasado. Salí con la carpeta de posibles graduandos hacia el pasillo de la universidad.

 

…¡Cot!… Sentí un dolor en mi hombro izquierdo.

 

 

¡Profesor Amiel! ¡Discúlpeme por favor!— Un chico castaño claro alto y acuerpado me había sujetado después del golpe que me había dado.

 

—¡Oh! No, descuida pero ten más cuidado— La verdad es que me dolía.

 

—Deje llevarlo a la enfermería— El muchacho se oía bastante preocupado y me dio un poco de pena.

 

—Descuida, de igual tengo que ir a ver urgente al director— Sonreí y moví la carpeta azul que llevaba junto a mi pen drive. Me apresure.

 

—Profe, el Director está de viaje para la reunión sorpresa de directores de la región— Al oír la voz, me detuve y fruncí el ceño, la verdad es que Franchesco me había dejado aturdido, como siempre.

 

     Suspire…

 

—Tienes razón, me había olvidado de eso— Me voltee y me fije que el chico cargaba puesto un blue jean simple y una chaqueta gris ligera media abierta con camisa roja, él podría ser hermano de Miserere, pensé, lo cual me enterneció y le volví a sonreír para seguir mi camino.

 

.

.

.

 

     Y así el miércoles llego…

 

—Papá ¿Estás bien?— Miserere me preguntaba atento con el tenedor levantado en su plato, ya estábamos en la mesa, cenando pasta a la putanesca, no sé si lo había hecho pensando en la tipa con la que ahora Franchesco estaba. Pero así le diga cualquiera, pues, ella tiene el poder de hacerlo feliz y darle lo que yo no pude darle. 

 

—Sí mi cielo, estoy bien…— Le sonreí sin querer para volver mi vista a mi plato al que definitivamente no terminaría.

 

—Come papá, estas mirando mucho tu comida… oye, a propósito ¿Qué paso el domingo?— Dijo mi hijo muy serio y me logro llevar algo de pasta a mi boca para darme tiempo para contestar.

 

—No estoy seguro, lo que sé es que cuando desperté, Franchesco había dormido aquí y no me acuerdo de lo que pasó con Emiliano… pero ya me dijo lo que paso esta mañana— “Razone” en voz alta.

 

—Mmm… y Franchesco no te ha llamado ni siquiera

 

—¿Para qué?

 

—¿No has hablado con él?

 

—No, al parecer me odia y mi presencia le molesta bastante— Me sincere.

 

—Papá…

 

—¡Y está bien! Ya estas grande y no hay nada que ate a Franchesco y a mí— Me altere y me torne rojo.

 

—Me gustaría verlos juntos otra vez— Dijo algo triste mi hijo, hijo de Miserere.

 

     Justo algo dio “enter” y fue que Miserere antes de morir me dijo que lo único que quería es que su hijo tuviera a dos padres, unos que hiciera de padre y el otro de madre.

 

—Perdóname— Me levante y fui al frente para abrazar al rubio quien me sobo mi antebrazo.

 

—Tu papá, Miserere, él quería que tuvieses a dos padres… y yo le dije que en cualquier caso yo le ayudaría… disculpa por no salvar mi matrimonio, pero lo último que querría es que Franchesco me odiara, bueno, me odiara aún más…

 

—Él no te odia

 

—Bueno, si no me odia, entonces solo le molesto mucho

.

.

.

     2 Semanas después…

 

—Es muy importante leer el diccionario de sinónimos y antónimos, a ver si van bien con su trabajo de ortografía avanzada— Suspire por… ya había perdido la cuenta, lo total era que el taller que estaba dictando era terrible, ya era la segunda clase y nadie respondía como se era debido.

 

—En el capítulo tres, sale que la chica dice que siente lo contrario de un deja vú… alguien me podría explicar— La pregunta era, por qué yo cuestionaba, sabiendo que no me iban a contestar.

 

—Supongo que a lo que se refería la chica era al antónimo de deja vú, el cual es Jamáis vú…— 

 

     Subí mi cabeza, la verdad es que me había despertado de mi pesadez, viendo a un chico que se me hacía familiar, parado en el último asiento…

 

—Disculpe, pero no le había visto aquí, se podría presentar— Dije.

 

—Soy MassimoGillet, estudio segundo semestre de Ingeniería química y tomo este taller porque me gusta la ortografía— Dijo mirándome intensamente ¿no era el mismo que me lo había topado el otro día?

 

     Su vestimenta era más seria… pantalones negros de tela y una camisa azul mangas cortas, lo cual hacía notar sus fuertes brazos.

 

     “Su nombre si sonaba lindo”, me dije.

 

     La clase paso bastante rápido y ya era hora de ir a casa.

 

     Ya había salido del salón cuando de pronto algo me había dejado sin aire.

 

—Mi lindo papá ¿cómo estás? ¡Diciembre! Franchesco dice que no tiene tiempo para ayudar a decorar la casa— Mi hijo me había llegado por detrás.

 

     Pero era extraño, rara vez Miserere venía a recogerme al trabajo… debe estar preocupado, además que yo le acostumbre que una navidad significaba familia unida, incluso obligaba a Franchesco  faltar si era necesario a su trabajo solo para que él ayudara a decorar la casa también.

 

—Miserere… sé que estas muy preocupado pero ya estas grande debieras de estar planeando tu navidad con Azul o tus amigos y no con tus padres, así te vas a divertir mucho más— Le dije sobando su brazo en mi pecho, ya que me abrazaba fuerte.

 

     No escuche su respuesta solo pude ver que miraba al infinito. De seguro que si Miserere viviese, esta navidad viese sido muy bonita.

 

—¡Profesor!— Una fuerte voz me obligo a dejar de ver el rostro inerte de mi niño.

 

—Oh, lo siento no sabía que tenía compañía— Dijo Massimo aunque sentí como Miserere me abrazaba aún más fuerte y miraba con reto al castaño claro.

 

—Massimo, ven y no pienses cosas extrañas— Sonreí amablemente —Él es Miserere mi hijo

 

—Disculpe profesor, bueno, es un gusto Miserere, yo soy Massimo

 

—Es mi alumno estrella en el taller de ortografía— Lo señale, y cuando vi su sonrisa me contagie.

 

—Oh, excelente, creo que te he visto en alguna que otra fiesta… si papá, Massimo es la estrella en las fiestas— Miserere decía aquello con un ligero tono de ironía.

 

—Sí, pero tengo excelente promedio— Razono el muchacho.

 

—Deberían ser amigos, Miserere tiene veintiuno ¿Cuántos tienes tú? ¡Oh! Miserere ya déjame respirar— Trate de zafarme del agarre de mi hijo y lo logre.

 

—Tengo veinte— Massimo de sonreía pícaramente desde las alturas y recordé cuan nervioso me ponía al saber que mi primer novio tenía cuatro años menos que yo, en ese entonces Franchesco se encargó de disipar todos mis complejos con sus malcriadeces, pero lo hizo con tanto esmero que me cautivo desde entonces…

 

—¿Papá? ¿Estás bien?— El alto rubio movió mis hombros. Volví en sí y me di cuenta que mis manos se movieron solas, solo para limpiar mis lágrimas.

 

—L-lo siento, debo ir a mi… casa— Sonreí al decírselo al castaño para dar vuelta e ir a buscar mi auto.

 

      Iba a pasos rápidos, y podía claramente escuchar los pasos tras de mí, sabía quién era, así que me apresure y al momento de abrir la puerta blanca una mano pesada la volvió a cerrar.

 

—¡Papá me tienes preocupado! Ya deja de pensar en Franchesco— Jamás había visto esa expresión fría y furiosa en mi pequeño.

 

     Que egoísta era yo…

 

—Perdóname Miserere— Le tome de su mejilla y le sonreí

 

—Estaré bien sí solo me dices que estas bien con Azul y tu trabajo en la empresa, cálmate sí, sabes que no es tan fácil superar algo, pero dame crédito, lo superare he superado cosas muy feas antes de que tu llegaras a este mundo. Además que debes de comprender que tienes edad de pasar la navidad con tus amigos e ir a darme una vuelta para que pruebes el cheescake navideño que hago ¿Ok?— Acerque su rostro fuerte a mi frente, para que viera mis ojos y me dejara tranquilo y sobretodo que él estuviera tranquilo ante la separación de sus padres.

 

—Ok, me voy entonces… solo quiero decirte que me comprometí con Melanie para que la empresa tenga más reconocimiento en el área Europea— 

 

—¿Qué paso con azul?

 

—Azul no está enamorado de mí y yo no le voy a rogar…

 

—¿Franchesco lo sabe? Tú quieres más a Azul que a ella

 

—No es que este muy enamorado de Azul, él lo comprende, es decir, no es como una tragedia romántica— Se rio y me dio la espalda.

 

—¿Qué dijo Franchesco?— Alce la voz.

 

—Que esa decisión era mía y de nadie más

 

.

.

.

 

     Toda mi familia parecía destruirse a pedazos.

 

Era domingo y recién salía del baño con toalla en mi cintura y me conduje a la peinadora, vaya que estaba delgado, pálido y ni hablar de mis cabellos que ya necesitaban un corte, mis mechones me llegaban rozando mis mejillas y cubriendo parcialmente mi cuello bastante pálido, la verdad es que me di miedo.

 

     Tenía que desayunar para vomitar luego, porque eso era otra cosa, lo poco que comía lo vomitaba aunque no fuera todo pero de igual lo botaba. Una vez que me vestí, me dispuse a caminar hasta mi nevera descalzo.

 

     Al abrirla conseguí…

 

     Nada, solo había una jarra transparente de agua. No quería salir, pero tendría que hacerlo.

 

     Me coloque una camisa blanca tres cuartas que era cubierta en el pecho por varias rayas rojas delgadas y horizontales más un par de jeans algo desgastados, tome las llaves llevándomelas a mi bolsillo delantero y mi cartera a mi bolsillo trasero.

 

—Solo serán cinco cuadras de ida y cinco de vuelta— Sonreí como tonto mientras me disponía a cruzar la calle.

 

…¡Clich!!!... Oí como picaban caucho frente de mí, era un auto oscuro con vidrios polarizados.

 

—Genial, ahora me van a secuestrar— Y la verdad, esto era ridículo, mi “suerte” era ridícula y además que los periódicos habían tenido noticias como esas últimamente.

 

     El auto estaba frente de mí y vi que iban a abrir una puerta, no había nadie alrededor así que lo mejor era… correr, correr tan rápido como mi fuerza me dejara.

 

—¡¿Por qué demonios corres?!— Me importo poco la voz tras de mí, mi objetivo era correr, los domingos eran especialmente solo por esta ciudad, me lamente agitado por la carrera.

 

    Ya iba a llegar a una tienda de pintura que extrañamente estaba abierta, pero creo que fue muy pronto para cantar victoria. Una enorme mano tomo mi muñeca y me trajo hacia sí, trate de zafarme pero fue inútil.

 

—Amiel ¡Cálmate!

 

     O estaba soñando o realmente había enloquecido…

 

     Era Franchesco con su ceño fruncido y confundido por mi forma de actuar.

 

—Estas pálido… Amiel ¿Amiel? ¿¡Amiel!?— Su voz se me hacía fascinantemente lejana hasta que hubo un momento donde la deje de oír.

 

     Sé que es malo, pero lo hice… desee que mi vida se fuera, con solo ver el rostro de mi Franchesco preocupado por mí, era como algo que tenía años sin vivir y que definitivamente sí era la última vez que percibía tal hecho, entonces era mejor quedar hasta allí.

 

    Pero cuando desperté y mire un salón iluminado por una luz blanca pensé detenidamente en aquel deseo y me reprendí, porque la vida es bella, ella sigue con sus altos y bajos. Y aunque Miserere ya está grande, creo que aún hay cosas en las  que yo puedo serle de apoyo. Un segundo después volví a caer dormido.

.

.

.

 

—¿Siente dolor en el estómago?— Un doctor alto de pelo canoso y ojos aguas profundos me preguntaba una y otra vez cosas… y casi todas respondía con un:

 

—No

 

     Eran las 11:15 am del lunes, es de decir; tenía desde ayer inconsciente. Según el doctor Machuca, yo tenía un cuadro severo de desnutrición y deshidratación además de un posible desgaste estomacal. Por mis vómitos y no retener nada de comida, tenía una sospecha absurda de que yo había ingerido algún químico toxico pero eso era imposible, ni siquiera yo era de esas persona que tomaba en exceso alcohol.

 

—¡Amiel!— Una voz gruesa y agitada traspaso la puerta de la habitación.

 

—Oh, usted es quien se quedó hasta tarde de la madrugada— El medico sonrió.

 

     Escuchar eso hizo que en mi pecho se desbordara algo cálido, quizás por una esperanza que se hacía paso furiosamente o quizás una pequeña felicidad del momento.

 

—¿Cuál es la situación de Amiel?— Le pregunto seriamente al Doctor, Franchesco.

 

      Escuchaba a lo lejos y me perdí… pues, mis vómitos hacía ya un año completo que se me estaban haciendo realmente evidentes, pero jamás le di la importancia necesaria, a veces sentía que me atragantaba y tenía que recurrir a todo un vaso de agua para que se me pasara algún que otro bocado de comida.

 

     De repente escuche que Machuca me decía algo de que la grasa se me terminaría alrededor de unas 3 horas y el suero en unas 2. Dijo también que mañana seguirían unos exámenes más, para detectar la verdadera falla ya que mi sueño y mi falta de dolor descompensaba cualquier diagnóstico rápido. De igual asentí sin realmente entenderle del todo y lo vi salir pero luego mire de reojo a un Franchesco con unas ojeras y un traje azul oscuro ejecutivo.

 

—Dime ¿Cómo te sientes?— Me atrapo…

 

—N-no me duele nada así que tranquilo— Me recosté tratando de cerrar mis ojos, no lo logre porque él se me acercaba.

 

—Me asustaste… pienso que eres un irresponsable, ¡Cómo demonios pudiste dejarte avanzar esto y no acudir antes a un maldito consultorio médico!!!— Su mirada me asusto y me entristecí, es decir; ¿Qué rayos podría importarle yo?

 

—Perdón… por gritarte pero es que me sacas de quicio. Y también perdón por no quedarme cuando despertarte, tenía una reunión de suma importancia— Se llevó sus manos blancas a sus cabellos.

 

      No quiero más falsas esperanzas…

 

     Ignore aquella “preocupación”.

 

—Franchesco… no le digas a mi niño sobre mí, es que quiero que se divierta allá en Paris— Sonreí. Vi que me iba a replicar y…

 

—T-te lo compensare, solo hazme ese favor— Le volví a sonreírcoactivamente soltando dos lagrimas que hacían quebrarme frente a él como siempre.

 

     Se quedó toda la noche conmigo, sin decir nada innecesario, sin incomodarme, solo cuidándome…

Notas finales:

AyyyyTuT Amiel si se ha puesto sentimental con los años, bueno… estaré actualizando el lunes quizás el viernes… waaa Inspiración ven a mi condenada del carrizo ¬¬

Etto- en el prox cap… una buenísima entrada de Andybell y de extra una adsjadsjadjsa escena entre MisererexAzul (>u<)/

PD: Si, las portadas… después será… u.u quiero inter en mi casa y estar tranquilita sin tantos ojos curiosos… Bye y besos ¡Muach!


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