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¿Amor de dos Mundos? por Hali

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Notas del capitulo:

Aquí el capítulo corregido.

Rem despertó con una sonrisa en el rostro, se estiró, miró todo a su alrededor y tocó su pecho, algo dentro de él se sentía cálido, recordaba que algo, de lo que había soñado, le hacía feliz pero no sabía con certeza qué era, por más que intentó recordar, no lo logró. Se sintió un poco frustrado, suspiró derrotado, se levantó y se dirigió al baño, donde se duchó y salió para encontrarse con sus amigos.

-Creíamos que aún dormías y ya hasta te has bañado- dijo con una sonrisa Leon.

-Jejejeje, ayer ya no me dio tiempo, caí rendido.

-Cierto, jugar con un dragón es agotador.

-Hoy hagamos algo más tranquilo ¿si? Aún no me recupero del todo- dijo Rem.

-Podemos seguir enseñándote a leer- opinó Kamei.

-... ¿Podemos ir al pueblo?- preguntó apenado.

-Primero debemos hablarlo con Rafael, después de lo ocurrido- Rem tembló al recordarlo, Leon de inmediato lo abrazo -. Lo siento, no volveré a mencionar eso- se disculpó Kamei.

-Antes que nada, debemos desayunar, después buscaremos al comandante para ver si autoriza la visita al pueblo- Rem asintió desde los brazos de Leon.

 

Al llegar al comedor, este rebosaba de vida. Era la primera vez que Rem lo veía lleno a toda su capacidad, gente iba y venía, la larga mesa estaba llena de deliciosos platillos, las personas saludaban con cortesía y alegría a Kamei y a Leon.

-Creo que llegamos a la hora más concurrida.

-Jejeje sí- admitió Leon, Rem miraba toda aquella actividad asombrado, sonrió, le gustaba ver a tantas personas en el castillo.

-Vamos, encontremos un sitio- dijo animado y se alejó de ambos adultos, quienes de inmediato le dieron alcance, mientras caminaban por el comedor, se dieron cuenta que habían colocado pequeñas mesas alrededor de la larga mesa para instalar a todas la personas, Leon miró una que estaba sola.

-Vamos- tomó las manos de ambos y los llevó hasta la mesa -Quédense aquí, ya les traigo el desayuno- dijo con una gran sonrisa, para alejarse de ahí, Rem miraba todo.

-Todos se ven contentos.

-Un cese al fuego siempre es bien recibido- le dijo Kamei tranquilo, Rem asintió y preguntó cabizbajo.

-¿Y cuánto durará esto?- Kamei le miró y contestó.

-No lo sé- Rem asintió.

-Me gustaría que fuera para siempre.

-... A mi también.

-¿Kamei?

-Sabes… me gustaría pedirle matrimonio a Leon, casarnos, poder tener un niño, educarlo, vivir juntos y felices.

-Puedes aprovechar esta paz para hacer las dos primeras cosas- Kamei miró fijamente al menor, quien se sintió incómodo, bajo el rostro avergonzado.

-Lo siento yo no…- dijo Rem bajito.

-Creo que es una buena idea- lo cortó, Rem elevó el rostro sorprendido, mirando a Kamei, quien le sonrió -¿Me ayudaras a planearlo?

-Si- dijo entusiasmado -Solo que tendrás que explicarme como son las bodas aquí para poder ayudarte-

-El problema será encontrar el momento, con lo embobado que tienes a Leon y no quiere separarse de ti- Rem se sonrojó.

-Eso no es verdad.

-¿Qué no es verdad?- preguntó el de cabellos azules al llegar a la mesa con varios platos de comida.

-Que Rem te tiene embobado- habló como si nada Kamei.

-CLARO QUE NO- contestó de inmediato todo sonrojado el moreno.

-Si, claro por eso te pones todo rojo- habló con calma, logrando que ambos solo se pusieran más rojos.

-Kamei- le reclamó su novio, el de cabellos azules rió divertido, tomó la mano de Leon y la besó.

-Gracias por el desayuno amor- se acercó a besar su mejilla y comenzó a desayunar.

-Gracias por la comida- dijo un avergonzado Rem y comenzó a comer.

Fue un desayuno silencioso ya que dos de los presentes estaban muy avergonzados para hablar.

-Rem, ahí está el comandante, ¿Porqué no hablas con él?- lo animó Kamei, Rem notó que en el comedor ya no había tanta gente, miró a sus amigos quienes lo animaron con sonrisas y pulgares arriba, Rem asintió, respiró hondo, se levantó y caminó donde estaba sentado el rubio, sintió como sus piernas temblaban, respiró hondo para calmarse y habló con voz queda.

-Ho-Hola- Rafael le miró, Rem se estremeció al ver su dura mirada, centrada en él.

-Si tienes algo que decir, dilo de una vez, a eso viniste, ¿no?- suavizó un poco la voz al terminar la frase.

-Yo… yo…. quería saber si… si es posible que hoy pudiéramos ir al pueblo- dijo apenado jugando con sus manos, Rafael sonrió divertido al verlo así, se veían tan tierno, más bien a ojos del rubio se veía adorable.

-Bien, puedes ir- Rem le miró con una gran sonrisa.

-Gracias.

-Pero yo iré con ustedes- el rostro de Rem se llenó de confusión, parpadeo un par de veces, pensó en las posibilidades y terminó asintiendo con una sonrisa.

-Esta bien.

-A la diez en la entrada del castillo.

-Sí- dijo radiante -Ahí estaremos, provecho- hizo una reverencia y se alejó contento, hasta donde estaban sus guardianes y amigos.

-Por tú sonrisa, puedo adivinar que el comandante dijo que sí- habló confiado Kamei.

-Si, iremos al pueblo, ha dicho que nos vemos a las diez en la entrada del castillo.

-Bien, aún tenemos algo de tiempo, ¿Qué quieres hacer?

-Mmmm…. no lo sé, ¿Ustedes que quieren hacer?

-Vayamos a los establos, quiero ver a Shiro y asegurarme que esta bien- habló un tanto preocupado.

-¿Quién es Shiro?- preguntó curioso Rem.

-Mi caballo- habló Leon -Cuando me hirieron, mi caballo también lo fue.

-Oh, lo siento, vamos a verlo, espero este mejor.

-Yo también- los tres se levantaron y se dirigieron a los establos. Al llegar, la persona encargada fue a su encuentro.

-Capitán Kamei, capitán Leon- los saludo, miró al menor.

-Rem- se presentó.

-No te había visto antes, ¿Eres un visitante?

-Kuro, no vinimos a socializar, vengo a ver a Shiro- habló duramente Leon, Rem se sorprendió de verlo así.

-Ah, lo siento capitán, por aquí- les guió por las caballerizas.

-¿Cómo ha ido el tratamiento?

-Los sanadores, se han esmerado mucho, usted mismo se dará cuenta- al llegar al lugar del semental, Leon ahogó un grito, el caballo se mostraba casi completamente recuperado, solo una parte de su cuerpo se mostraba quemada. Rem se sorprendió al verlo así. Leon se acercó a su amigo y le acarició.

-Me da gusto verte más recuperado amigo- acarició su hocico, el semental se encontraba de pie gracias a un arnés-. ¿Sus patas?- preguntó a uno de los sanadores.

-Aún debemos trabajar en ellas, necesitará reposo, nada de actividad- Leon asintió.

-Así será, vendré más tarde a verlo- acarició con cariño a su amigo, se giró a ver a los otros dos pero solo vio a Rem. Busco a Kamei y lo encontró en la caballeriza de su caballo, tomó la mano de Rem y le encaminó hasta donde estaba su novio.

-¿Todo bien amor?

-Si, quería saludar a mi amigo, se ve tranquilo, incluso podría atreverme a decir que alegre.

-Lo sé, mi Shiro también se está recuperando rápidamente-  Kamei asintió.

-Vamos, no queremos hacer esperar al comandante.

-Pero si no llevamos mucho aquí- observó Rem, Kamei le sonrió.

-Las caballerizas no están tan cerca del castillo pequeño, nos tomará un tiempo regresar.

Rem asintió y fueron hasta el castillo pequeño. Mientras caminaban de regreso, se dio cuenta de la distancia, en verdad las caballerizas estaban retiradas del castillo. Cuando llegaron a la entrada, Rafael también lo hacía. El rubio sonrió de lado al verlos.

-Vamos- salió y los otros tres le siguieron -Iremos a caballo para llegar pronto-

-Comandante- le llamó Leon -Shiro aún está en rehabilitación.

-Podemos tomar otro caballo, hasta que tu compañero este mejor.

Leon asintió  agradecido. Sabía que Rafael también se preocupaba por los dragones y los caballos del resto.

-¿Tienes montura?- preguntó Rafael de pronto. Rem se sorprendió al ver que lo miraba.

 

-¿Eh? ¿Ah…? este…  yo-

-Hay una yegua que ha estado montando y parecen llevarse bien- le rescato Kamei.

Rafael aún lo miraba. Rem se sintió tan avergonzado, le había preguntado algo tan sencillo y no había sido capaz de contestarle, se sintió tan mal, que incluso tenía ganas de llorar. Leon se acercó a él.

-¿Todo bien pequeño?- Rem se tragó las lágrimas, asintió y levantó el rostro para mostrarle una sonrisa.

-Si, vamos, estoy ansioso por conocer el pueblo.

 

En unos minutos llegaron los caballerizos con varios caballos y Rafael fue el primero en montar.

-Vamos- los apremió el rubio.

Todos subieron a los caballos y comenzaron el viaje. Rafael encabezaba la marcha, Kamei, Rem y Leon iban detrás. Ambos adultos a los flancos del menor. El camino fue largo para Rem, quien no estaba acostumbrado a cabalgar durante tanto tiempo. Cuando pudo ver la ciudad se sintió tan feliz que tuvo deseos de bajar del caballo y caminar la distancia que faltaba pero fue paciente y esperó hasta llegar a la entrada.

 

Al llegar Rafael fue recibido con cortesía y algarabía. Rem se sorprendió al ver aquello.

-Parece una celebridad- les dijo a ambos adultos.

-¿Qué es una celebridad?- preguntó curioso Leon.

-Olvidenlo- giró los ojos. A veces olvidaba que no sabían muchas cosas de su mundo y no tenía la paciencia para explicarles todo-. ¿Podemos empezar a ver?- ambos se miraron.

-No veo porque no.

Se alejaron para que Rem comenzará a ver el lugar, se mostraba tan asombrado, había tantas cosas maravillosas, cosas que ni en sus sueños imagino.

-¿Para qué sirve eso?- señaló un pequeño triángulo con una luz dentro de él.

-Es una lámpara- habló sorprendido Kamei, Rem se sintió avergonzado y bajo el rostro.

-Lo siento- Leon le dio un codazo a su novio, por hacer sentir mal al menor.

-No te preocupes Rem- lo abrazó Leon-. Estás conociendo nuestro mundo- comentó-. ¿Te gustaría una lámpara?

-Pero no sé cómo se utiliza.

-Por eso no te preocupes, nosotros te enseñaremos- le sonrió.

Rem se mostró renuente pero Kaemi lo sorprendió colocando el pequeño triángulo frente a su rostro.

-Ten, un regalo- Rem miró a Kamei y luego a Leon, quien le asintió con una sonrisa en su rostro, Rem tomó el pequeño triángulo con una sonrisa.

-Gracias- le dijo con un leve sonrojo al de cabellos azules e hizo una leve inclinación.

-No tienes porque agradecer- le revolvió los cabellos, haciendo que este le sonriera.

Emprendieron el camino de nuevo. Rem se mostraba fascinado con todo lo que veía. Ambos adultos le compraron algunas cosas. Mientras caminaban por el camino empedrado, Rem tropezó, temiendo que su lámpara se rompiera, la pegó a su pecho y cerró los ojos esperando el golpe pero este nunca llegó, por el contrario sintió como unos fuertes y cálidos brazos lo sostenían.

-Les he estado buscando- escuchó la voz de Rafael.

-Comandante, el pequeño quería conocer el pueblo.

-No puede andar solo.

-Pero estamos con él- objetó Leon. Rem se sintió mal por sus amigos, miró a Rafael desde sus brazos y le dijo con voz suave.

-Lo siento, ha sido mi culpa, estaba ansioso por ver el pueblo- Rafael bajó la mirada, nunca había tenido tan cerca al menor estando este consciente, sus ojos eran hermosos, su cuerpo delgado y cálido, no supo cuánto tiempo estuvo así, hasta que recobró la compostura, acomodó a Rem de forma que pudiera mantenerse de pie y lo soltó.

-Ya esta hecho, ahora vamos- se giró para encabezar la marcha. Rem se giró a ver a sus amigos, Kamei se encogió de hombros y negó haciéndole ver que no entendía lo que había pasado. Por su parte,Leon sonreía y le animaba a caminar tras Rafael, Rem miró a ambos y luego a Rafael y terminó por alcanzar al rubio.

-Gracias por lo de hace un momento- Rafael le miró y asintió.

-Debes prestar más atención- dijo con voz suave, el mayor había notado que el menor se asustaba cuando hablaba con voz de mando, como en la batalla. Rem asintió animado, el mayor no le parecía tan temible en esos momentos.

-Gracias, por aceptar venir, todo esto es asombroso- dijo con una gran sonrisa. Rafael se sonrojó levemente al ver su sonrisa.

-¿Te gusta?

-Si, esto es magnífico, me gusta mucho, me encantaría regresar- dijo radiante, Rafael trastabilló y estuvo a punto de caer, Rem reaccionó y tomó su mano.

-Cuidado… debes prestar más atención jejejeje- bromeó. Rafael quedó embelesado al escuchar su risa, suave, melodiosa.

-Ja, solo fue un tropiezo- se enderezó y siguió caminando.

-Mira, el comandante se ve diferente, el pequeño es como un amuleto-

-¿De qué hablas?-

-¿Acaso no ves? El comandante está sonriendo y se ve relajado, creo que le gusta el pequeño.

-Leon no.

-Miralos- Kamei lo hizo y notó que estaban tomados de la mano, eso lo sorprendió y frunció el ceño.

-No podemos permitir que esto avance Leon- dijo serio y algo triste.

-¿Por qué no?- Leon comenzaba a molestarse-. ¿Acaso estás viendo?- dijo con el ceño fruncido.

-Al parecer olvidas algo muy importante- Leon no cambió su expresión-. Rem no es de este mundo, debe regresar al suyo, tarde o temprano, debe hacerlo- el semblante de Leon se desencajo y se llenó de tristeza. Kamei tenía razón, lo que estaba comenzando era imposible.

 


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