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¿Amor de dos Mundos? por Hali

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Notas del capitulo:

Si lo sé tarde horrores, pero ya estoy de regreso así que ya no tardare tanto en actualizar, agradezco a las personas que me dejaron review,  a mi amiga y beta Nans quien me ayudo a subir los capítulos mientras no tenía computadora.

Cuando Rem entró al comedor, se encontró con Leon, quien miraba preocupado por la ventana, suponiendo, hacía dónde se llevaba a cabo la batalla, no le gustaba verlo así, se preguntaba que podría hacer para animarlo.

-No lograras nada, sino hablas con él- Rem se sobresaltó al escuchar la voz de Ametsu tan cerca.

-Me asustó-

-Anda, ve con él, te necesita- lo ánimo, el moreno asintió y fue a su encuentro.

-¿Te gustaría desayunar conmigo?- preguntó con una radiante sonrisa, Leon le miró y también sonrió.

-Claro- contesto decaído, mientras desayunaban, Rem preguntó

-Dime ¿por qué te gusta esa extraña cosa que me diste el otro día?-

-Jejejeje, es deliciosa, tiene un sabor fuerte pero en verdad es exquisita- se defendió, Rem lo miró entre preocupado y confundido.

-En verdad tienes gustos extraños-

-Jajajajaja Kamei me dice lo mismo-

-Cuéntame, ¿cómo se conocieron Kamei y tú?-

-Fue en la academia mientras entrenábamos para convertimos en soldados-

-¿Siempre quisiste ser soldado?-

-… Si, siempre quise tener mi propio dragón-

-A mí también me gustaría tener uno pero no creo que sea buena idea jejejeje- se rascó la cabeza avergonzado.

-¿Te gustaría conocer al mío?-

-En verdad- habló ilusionado, Leon asintió –Genial, si, sí quiero conocerlo- daba pequeños saltitos, el mayor rio ante el entusiasmo del menor.

-Pero antes debes de terminar- Rem casi se ahoga por intentar comer todo de un bocado, asustando al moreno.

-¿Dónde viven los dragones? No he visto ninguno desde que estoy en el castillo-

-Para evitar que asusten a las otras criaturas, los mantenemos alejados, viven en las montañas- señaló unas muy lejanas.

-¿Cómo llegaremos hasta allá?- preguntó desanimado

-Jajajaja, sería un viaje muy largo y peligroso, tardaríamos semanas- Rem lo miró dudando.

-Creí que conocería a tú dragón-

-Y lo harás, no desesperes- le sonrió y se alejaron hacía la parte trasera del castillo. Rem miraba todo con interés y curiosidad, ya que era la primera vez que recorría esa parte del castillo, llegaron hasta los establos, los mozos en cuanto vieron a Leon se mostraron atentos y respetuosos.

-Capitán- lo saludaron.

-Preparen mi caballo- ordenó, ambos chicos asintieron y fueron a cumplir la orden -¿Rem alguna vez has montado?-

-No- respondió nervioso.

-Hoy iras conmigo en mi caballo pero mientras estas aquí deberás aprender-

-S-Si- se mostró entusiasmado, miró como Leon se acercaba a un ave y parecía que hablaba con ella para que después emprendiera el vuelo, iba a preguntar pero se olvidó al ver el imponente caballo que llevaban hasta donde se encontraba, Leon sonrió y agradeció para después montarlo con suma facilidad, el menor se quedó impresionado.

-Vamos- le tendió la mano.

-Es enorme- se mostró temeroso, miró a Leon quien seguía esperando a que tomara su mano, Rem la tomó y subió con dificultad.

-Sujétate- el moreno así lo hizo, abrazó con fuerza la cintura del mayor, cuando el galope comenzó, ocultó su rostro en la amplia espalda, no supo cuánto tiempo pasó cuando Leon le indicó que habían llegado, bajó con ayuda de este y miró todo a su alrededor.

-¿Dónde estamos?-

-En la bahía-

-¿Bahía?- se mostraba confuso

-Aquí es dónde montamos los dragones y partimos a la batalla-

-¿Cómo lo hacen?, si viven en las montañas- Leon sonrió junto sus manos llevándolas a sus labios y sopló logrando un hermoso sonido, Rem lo miraba maravillado.

-Que hermoso, ¿con eso llamas a tú dragón? - el moreno asintió, contagiado por el entusiasmo del menor.

-Cada jinete tiene su método- explicó

-¿Y cuánto…?- no pudo terminar pues en esos momentos una ráfaga de aire le hizo cubrirse, Leon se alejó un poco, tomando del brazo a Rem para que hiciera lo mismo y dejarle espacio a la bestia, cuando no hubo más aire Rem miraba embelesado a aquel mítico animal, Leon no se perdía ninguna de sus expresiones, le gustaba ver como reaccionaba ante cada cosa.

Un hermoso dragón rojo se posó frente a ellos, Leon se acercó a él seguro y le acaricio el enorme hocico.

-Rem te presento a Belfermont- el moreno tenía abiertos los ojos como platos, no podía creer que en verdad estuviera ahí, camino con cautela rodeando la cabeza del inmenso animal.

-Es enorme-

-Es uno de los más grandes pero no se compara con el del comandante-

-¿Crees que pueda tocarlo?-

-Sí, estoy seguro, aunque Belfermont es arisco con los demás, esta calmado con tú presencia-

-¿En verdad es arisco?- preguntó incrédulo

-Sí, es muy temperamental, su huevo estuvo mucho tiempo en la academia-

-Oooooohhhhhh- Rem no dejaba de mirar al dragón animándose en acercarse -¿Y por qué estás tan seguro que me dejara tocarlo?-

-Ya te lo dije, no se ha mostrado arisco, por lo regular cuando hay extraños cerca no se acerca o les lanza fuego-

-Vaya-

-Además él también siente curiosidad por ti-

-Sabes mucho de tú dragón-

-Sería malo si no fuera así- Rem asintió  y se acercó justo al lado de donde se encontraba Leon, con cautela acerco su mano temblorosa, justo cuando estaba por tocarlo cerro sus ojos y redujo la distancia por completo, asombrado por el contacto abrió los ojos, miraba embelesado aquella piel que se encontraba frente a él y comenzó a acariciarla.

-Es suave y cálida pero también es fría y rugosa- Leon abrazó con cariño a su dragón

-Lo sé, es único- habló feliz, Rem no apartó la mano y continuó examinándolo, tocándolo mientras caminaba a su alrededor, Leon lo seguía de cerca por si algo llegara a ocurrir, se detuvo de golpe cuando Rem lo hizo.

-Es más cálido aquí- hizo un poco de presión en uno de sus flancos justo a la altura de su vientre, cuando Rem regreso dónde había comenzado su rostro mostraba tanta felicidad que no podía dejar de sonreír.

-Ahora es su turno, no te muevas- retrocedió unos pasos

-¿Eh?- Rem no entendía a qué se refería hasta que sintió como Belfermont se levantaba y dirigía su hocico a él.

-¿Leon?- le llamó retrocediendo asustado

-Cálmate, solo desea olfatearte- Rem le miró y se detuvo, se estremeció al sentir el bufido sobre él, simplemente cerró los ojos, sintiendo como lo olfateaba, se estremeció cuando sintió algo húmedo en su cabeza, al igual que percibió como Leon se acercaba corriendo, Rem tuvo miedo, no se atrevía a abrir los ojos

-BELFERMONT- Rem sintió como algo áspero y húmedo lo recorría por completo, un escalofrío lo recorrió por completo –BELFERMONT ATRÁS- Rem abrió los ojos para ver al moreno frente a él, mientras el dragón bufaba molesto

-¿Leon?-

-Rem, aléjate lentamente- el moreno no entendía que ocurría

-¿Puedo despedirme?-

-Rem- le miró de soslayo duramente, el menor nunca lo había visto molesto por lo que se sintió mal y se alejó cabizbajo, el inmenso dragón hizo el intento por seguirlo sin embargo Leon lo detuvo.

-Regresa- ordeno con voz autoritaria, el dragón dudó pero terminó por emprender el vuelo y alejarse.

Leon se mostró relajado y giró para encontrarse a un decaído Rem se acercó a abrazarlo protector.

-Lo siento, no estoy molesto contigo-

¿Por qué estás enojado?-

-No lo estoy, estaba preocupado-

-¿Por qué?-

-Temía lo que Belfermont podría hacerte- el menor lo miró interrogante –Nunca lo había visto comportarse así-

-¿Cómo?-

-Tan curioso y…  cariñoso- Rem no entendía

-Oye, ¿Qué fue eso áspero y húmedo?- Leon rió nervioso.

-La lengua de Belfermont-

-¿QQQQQQQQUUUUUUEEEEEE?- se separó violentamente, se sacudió la ropa, por lo cual el mayor rio divertido.

-No creo que eso sirva-

-¿Por qué ha hecho eso?- preguntó indignado

-No lo sé, supongo que le agradas- se encogió de hombros

-Leon-

-Pero es la verdad, nunca se había comportado así-

-Vamos, quiero darme un baño-

-Sí, Belfermont, te  ha dejado su aliento- se tapaba la nariz divertido.

-Leon- hizo un lindo puchero.

-Jajajajaja, vamos- le revolvió los cabellos, le ayudó a subir al caballo y partieron rumbo al palacio, en cuanto llegaron Rem corrió al baño, Ametsu miró la escena confuso.

-¿Qué ha pasado?- la sonrisa en el rostro de Leon lo desconcertó más.

-Belfermont lo ha bañado- explico divertido

-Discúlpame pero no comprendo-

-He llevado a Rem para que le conociera y Belfermont lo ha lamido- la cara de Ametsu era de completo desconcierto.

-¿En verdad?- se mostraba incrédulo

-Sí, tuve que intervenir para que no lo siguiera hasta acá- el anciano se mostró pensativo.

-Él nunca se ha comportado así- afirmó.

-Lo sé, ni siquiera conmigo, él siempre ha sido arisco con los extraños-

-Incluso los unicornios y pegasos- reflexionó en voz alta

-¿Crees que signifique algo?-

-No estoy seguro, el comportamiento de los animales demuestra el corazón puro que tiene- el moreno asintió.

-Un corazón como el de él, me pregunto el tipo de mundo del que viene-

-Este mundo no es un lugar para él- admitió cabizbajo Leon.

-Mientras este aquí debemos protegerlo, asegurarnos que no vea ninguno de los horrores de aquí-

-AMETSU, pude ver al dragón de Leon- llegó corriendo con una enorme sonrisa, ambos fueron contagiados por su entusiasmo.

-Justo Leon me estaba contando-

-Y me ha lamido, menos mal he tenido los ojos cerrados o podría llegar a pensar que quería comerme jejejeje-

-En verdad me puse nervioso- admitió Leon

-La próxima vez, ¿Crees que pueda montarlo?-

-Lo pensaré- admitió un poco preocupado

-Genial, ¿Ya comemos?, tengo hambre-

-Jejeje vamos- Ametsu los acompañó, estaban terminando cuando Kamei y los demás llegaron; Leon corrió al ver entrar tambaleante a Kamei.

-Kamei- le abrazó preocupado.

-Leon- le sonrió cansado.

-¿Estas herido?- preguntó angustiado, Rem y Ametsu se habían acercado, el anciano le ofreció asiento y el de cabellos azules se dejó caer pesadamente.

-Kamei- le llamó nuevamente.

-En verdad estoy bien, solo algo cansado-

-Deja que Ametsu te revise-

-AMETSU- entró como una furia Rafael –Debes incrementar el  hechizo de protección- ordenó

-Rem ¿por qué no ayudas a Leon a llevar a Kamei a su habitación?- le sonrió, el moreno asintió sin entender muy bien la situación, el rubio bufó molesto.

-Hablemos en un lugar más privado- Rafael miró a su alrededor, y observó como el resto de su ejército entraba desanimado, simplemente asintió y le dirigió a su despacho, donde se encerraron para una larga plática.

Leon trataba de disimular su preocupación pero ésta era muy evidente, Rem no se atrevía a hablar por temor a empeorar la situación, en cuanto llegaron a la habitación, hizo ademán de irse pero Leon lo detuvo.

-¿Podrías quedarte?- le sonrió tristemente, el menor simplemente asintió, el más alto le quitó la armadura y ayudó a recostarse a su pareja.

-¿Leon no crees qué es mejor dejar descansar a Kamei?-

-No te preocupes, me gustaría escuchar que hicieron hoy- les sonrió animándolos a hablar.

-Rem conoció a Belfermont…- comenzó a relatarle lo sucedido, cuando Kamei cayó dormido, Leon acompañó a Rem hasta su habitación mientras le agradecía.

-Gracias-

-¿Eh? ¿Por qué me agradeces?-

-Por ayudarme a hacerle olvidar a Kamei este día de combate-

-Me alegra que aunque sea en eso pueda ayudar- se sonrojó

-Créeme que es mucho más de lo que piensas, no menosprecies la ayuda que nos brindas- le sonrió.

-Aunque me gustaría ayudarlos más-

-Deja de darle vueltas al asunto, descansa- Rem suspiró decaído “Quiero ser de más utilidad, poder protegerlos a todos” con ese pensamiento se quedó dormido.

Leon no podía dormir por la preocupación de que Kamei se encontrara herido, ya que Ametsu no lo había revisado pero al verlo dormir plácidamente, lo relajó un poco, se acurrucó a su lado quedándose dormido, arrullado por la tranquila respiración de su koi.

 

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-Rafael lo que pides no es posible y lo sabes- hablaba calmado Ametsu.

-Debemos hacer algo, lo de hoy no puede repetirse-

-Explícate-

-Hoy hubo muchos ataques suicidas, los hombres están cansados de la batalla-

-¿Qué? ¿Ataques suicidas?-

-No solo de nuestra parte, también del bando enemigo, gracias al hechizo de protección no perdimos a nadie pero Kamei tuvo que intervenir viéndose en medio de una batalla desesperada-

-¿Esta herido?-

-No- ambos se mostraban cansados –Debemos hacer algo-

-Sabes que no puedo aumentar la protección, la vida de los clérigos ya está en peligro- el rubio suspiró, en verdad se mostraba cansado y desesperado.

-Debes descansar, sabes que esto no nos lleva a nada, hay que buscar la forma de terminar con esto-

-Y bien sabes que no depende de nosotros-

-No vayas mañana- Rafael le miró por primera vez

-¿Estás loco?, no cederé terreno al enemigo-

-Tú mismo lo has dicho, aquello es una batalla desesperada, todos están cansados de esto, incluso buscan su propia muerte- Rafael sabía que era cierto pero se negaba a perder aquella batalla que le había arrebatado tanto –Rafael- el mencionado se levantó y antes de salir ordenó. -Que la barrera sea reforzada- Ametsu simplemente negó derrotado, suspiró y se repuso antes de dirigirse a su próximo destino.

 

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Unos golpes en la puerta lo despertaron, preocupado, se dirigió a abrir y averiguar que ocurría, se sorprendió y alivió al ver a Ametsu.

-¿Cómo está?-

-Se ha quedado dormido- se hizo a un lado para dejar pasar al anciano, quien asintió y entró, cuando terminó de examinar al de cabellos azules, Leon le miraba ansioso y expectante.

-Solo tiene golpes superficiales, que he sanado con un hechizo- Leon por fin se mostró tranquilo.

-Gracias-

-Sabes que no tienes que agradecer-

-¿Debe quedarse a descansar?- preguntó esperanzado, el rostro del anciano se llenó de culpa –Lo siento, no quise hacerte sentir mal- se disculpó de inmediato, arrepentido por hacer sentir culpable al más anciano –Yo también iré mañana- habló decidido.

-Tú aun debes descansar, tus heridas son serias- Leon miró a Kamei y después a Ametsu para terminar asintiendo.

-Me quedaré a esperar su regreso y hacer lo posible por que los demás encuentren paz aunque sea aquí- el anciano asintió y salió dejándolos dormir.

Leon miró con preocupación a su koi, se recostó nuevamente a su lado y le besó con cariño para  caer dormido

 

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Rem se encontraba en un duerme vela, podía oír voces distorsionadas a lo lejos y ver sombras que corrían precipitadas para caer nuevamente en la inconsciencia y después de lo que le pareció una eternidad vio aquellas sombras más definidas, podía escuchar sus conversaciones y sentir sus emociones, todos aquellos hombres se encontraban cansados, fastidiados, apáticos, abatidos, Rem se preguntaba el porqué, entonces lo percibió, fue como un único pensamiento “GUERRA”. No le gustaba nada de lo que veía, aquellos hombres, con su mirada perdida y su semblante resignado, quería hacer algo para ayudarlos pero ¿Qué?, sus pensamientos se llenaron con la idea de ayudar, de hacer algo para hacerlos sentir mejor, ¿Cómo protegerlos? ¿Cómo terminar con todo eso?, no dejaba de preguntarse.

 

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Leon se despertó al sentir moverse a su koi

-Kamei-

-Lamento haberte despertado, duerme- le besó la frente pero Leon no se conformó con eso, lo tomó de las mejillas y lo besó con amor, logrando que el otro regresara a la cama y le abrazara por la cintura.

-¿Amor?- estaba confundido, hacía tiempo que no eran tan cariñosos.

-Te amo, estaré esperando tú regreso, así que prométeme que te cuidarás y no llegarás como ayer- le miró intensamente, el de cabellos azules le devolvió la intensa mirada y lo acerco aún más para susurrarle.

-Lo prometo- y selló aquella promesa con un dulce beso, Leon lo despidió acompañándolo hasta la puerta del palacio, permaneció ahí hasta que el sol estuvo en todo lo alto, se había perdido en sus pensamientos, curioso, fue a ver porque Rem aún no estaba rondando por el castillo, intrigado fue a buscarlo al comedor pero no lo encontró, así que se dirigió a la habitación del menor, se desconcertó al ver a un preocupado Ametsu.

-¿Qué pasa?-

-El pequeño no despierta-

-¿QUÉ?-

Notas finales:

De nuevo una disculpa y gracias a tod@s por su paciencia


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