Rem dormía plácidamente, cuando escuchó de nuevo aquella voz que le llevó hasta ahí.
-Ven, te estoy esperando, ven a mis brazos.
-¿Qué? ¿Quién?
-Estas aquí pero no te tengo en mis brazos, ven.
-¿Quién eres? ¿Cómo quieres que vaya a ti, si no sé quién eres?
-Ven.
-WWaahh, al menos dime tú nombre, algo para que te busque.
Despertó tallándose los ojos, estaba confundido, tenía hambre y sed.
-¿Leon?- buscó a su amigo, al no encontrarlo, se levantó y fue por él- ¿Leon?- le llamaba mientras caminaba por los pasillos -. ¿Ametsu?- no encontraba a nadie.
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-¿Qué piensa hacer comandante?- preguntaba un preocipado Ametsu.
Suspiró cansado y terminó por responder-. Nadie se mueve del castillo hasta que sepamos algo por lo que dices, alguien muy poderoso está en el reino, debemos encontrarlo y averiguar de qué bando está, una vez hecho esto, procederemos.
-Les informaré a todos- se alejó dejándolo solo. Rafael miraba por la ventana, su mirada estaba llena de tristaza, solo cuando se encontraba él solo, se permitía mostrarse débil, una voz hizo que se girara.
-¿Leon?- Rem caminaba hacia él, tallándose los ojos- Leon… te he estado buscando… tengo hambre- hizo un adorable puchero.
-Oye, ¿acaso estás ciego? No soy Leon- Rem siguió caminando hasta él y se recargó en su pecho, sorprendiendo al otro.
-Tuve un extraño sueño pero no puedo recordarlo- se pegó más a él, restregando su mejilla-. Eres cálido- sonrió.
-¿También eres sordo? Te dije que no soy él- Rem ya no escuchaba nada más, se había quedado dormido en el pecho del mayor-. ¿Acaso esto es una broma?- se alejó pero el peso del menos lo siguió-. Maldita sea, maldito niño- le abrazó por los hombros para que no se cayera, estuvo a punto de aventarlo pero se controló a tiempo, le abrazó y lo comparó con la extraña aparición del otro día. “Es más alto” pensó.
De mala gana, lo tomó en brazos y lo llevó hasta su habitación, el menor se acurrucó en el pecho del más alto y esbozó una sonrisa, Rafael se sintió extraño, el menor removía muchas emociones en él y sacaba a flote aquellas que hacía tiempo había enterrado y creído olvidadas. Dejó al menor en la cama y se decidió a salir cuando una suave voz lo detuvo.
-No te vayas- el rubio regresó y miró a Rem, el cual estaba completamente dormido.
-¿Qué demonios?- salió de ahí decidido, sin volver la vista.
En cuanto Rem se vio alejado de la sensación cálida, se removió inquieta y preguntó- ¿Por qué me llamaste?- para después caer nuevamente dormido.
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Leon despertó y miró embelesado a su pareja.
-Te extrañé tanto- besó sus labios, apenas un roce, le acarició y le miró, se percató que el sol ya estaba en lo alto, por lo que decidió levantarse para ver cómo se encontraba Rem, se vistió y besó la frente del moreno-. Descansa, ahora regreso- Kamei se removió y Leon sonrió ante su reacción.
Salió dirigiéndose al cuarto de Rem, al entrar, suspiró decaído, se sentó a su lado y acarició sus cabellos- ¿Cuándo vas a despertar? Extraño hablar y salir contigo.
El pequeño se removió y Leon sonrió al ver que tenía la misma reacción que Kamei-. Supongo que debo ser paciente, tómate tu tiempo- le revolvió los cabellos y salió de ahí, yendo a la cocina, al entrar pidió comida para dos. Ahora que estaban junto a su pareja de nuevo, le consentiría cómo hacía tiempo que no lo hacía, colocaron todo en una bandeja y se dirigió a su habitación, entró y dejó su carga en una mesa para, después, dirigirse a la cama. Se recostó al lado de su novio y le besó con toda la intención de despertarlo, separó sus labios y metió su lengua para explorar su cavidad. Al separarse, sonrió al ver su objetivo cumplido, los azabaches de su novio lo miraban con cariño. Leon le sonrió y acarició su rostro.
-¿Cómo dormiste?
-buen, pero esperaba despertar y encontrarte desnudo a mi lado- Leon ensanchó su sonrisa.
-Tenía que ver si Rem ya había despertado- Kamei asintió.
-Supongo que sigue dormido porqué estás aquí- el otro le golpeó.
-Tonto, me preocupo por ambos- se levantó dolido, Kamei de inmediato se levantó y le abrazó posesivamente.
-Lo sé pero ten en cuanta que no estoy acostumbrado a compartirte, antes eras sólo mío, no puedes culparme por estar un poco celoso- Leon comprendió, se giró y miró a su koi.
-Solo soy tuyo, siempre lo he sido y lo seré- le abrazó por el cuello y le besó, al separarse, le sonrió-. Ahora vístete, ya he traído el almuerzo.
-¿Y si no quiero vestirme?- le preguntó divertido.
-Te dará frío.
-Leon- se quejó.
-Jejejeje, lo siento amor, pero primero quiero asegurarme que estás bien y repuesto, después puedes hacer todo lo que desees.
-¿Todo?- preguntó entusiasmado.
-Sí, me gusta todo lo que haces, así que puedes hacer lo que desees- Kamei sonrió encantado.
-Eso me gusta- se besaron con amor.
-Ahora vístete o se enfriará- Kamei asintió contento y fue a ello, después de mucho tiempo, de batalas interminables, almorzaban juntos y en paz nuevamente-. Amor, eso que pasó, ¿en verdad fue muy impresionante?, todos hablan al respecto.
-Fue- suspiró- algo realmenta extraño, único… no sé como describirlo pero sentí mucha paz y no dejaba de pensar en ti- Leon le sonrió enternecido y acarició su rostro. Kamei tomó su mano y la besó.
-Así como yo sou tuyo, tu eres mío.
-Siempre- le besó nuevamente-. Vamos a aprovechar este periodo de paz, demos un paseo como cuando me cortejabas- Kamei se sonrojó y asintió.
Terminaron de almorzar y se dirigieron a los jardines.
-Extraño esos tiempo de la academia.
-Fue un tiempo increíble e inolvidable.
-Ahí me enamoré completamente de ti- Kamei le detuvo y lo besó.
-Me gustó conquistarte.
-Y lo sigues haciendo- caminaron hasta el bosque, Leon se detuvo abruptamente, lo que desconcertó a su pareja.
-¿Qué pasa?
-No me gusta entrar al bosque.
-Pero lo haces con Rem- Leon le miró dolido, besó sus labios y juntó sus frentes.
-Sabes que me duele saber que ya nunca más podré acercarme a los animales del bosque, ni acariciarlos, por favor- le miró con infinita tristeza.
-Perdón.
-No te disculpes, sé que tienes razón.
-No, en verdad soy un tonto, te hice sentir mal, sé que te duele saber que no puedes acercarte más, discúlpame- le abrazó con fuerza-. Vayamos a otro lado- Leon asintió y se dejó guiar.
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Ametsu estaba preocupado, Rem no mostraba signos de despertar, decidió ir a verlo y tratar de despertarlo. Entró al cuarto y se acercó a la cama. Tocó la frente del menor y percibió su esencia completamente dormiada. Suspiró cansado.
-Debes despertar o preocuparás a algunas personas por aquí- no hubo cambio alguno. Salió dejándolo nuevamente solo.
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Rafael caminaba como una fiera en su habitación. Odiaba a aquel niño por remover sus sentimientos, emociones pero sobre todo sus recuerdos, necesitaba alejarse de él, antes de que entrara más en sus pensamientos.
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Rem soñaba con unicornios, pegasos y dragones, se preguntaba cómo sería montar uno de ellos. Soñaba eso cuando un nuevo sueño llegó, el campo de batalla lleno de cadáveres, sangre, podredumbre. Aquello no le gustaba. Una nube negra se extendía, cubriendo todo a su alrededor, apoderándose de todo, acercándose a él, cercándolo, dejándolo sin escapatoria.
-No, aléjate, déjame, no- trataba de huir pero todo era en vano.
-Todo se sumergirá en la oscuridad…- escuchó una voz profunda llena de tristeza-. Este reino está destinado a desaparecer.
-¿Qué?
-No importa lo que hagan.
-Espera.
Rem despertó sobresaltad, miró a su alrededor confundido.
-¿Dónde…? ¿Leon?- no sabía porqué tenía un mal presentimiento.
Salió a buscar a su amigo- ¿Has visto a Leon?- le preguntó a uno de los guardias.
-No, lo más seguro es que el capitán esté en su habitación.
Se dio cuenta que no sabía cual era y le daba pena preguntar -. Ah, gracias.
Se alejó a ls jardines, odiaba los presentimientos porque luego, estaban ahí todo el día y nada ocurría. Pensaba en eso cuando su visión se volvió negra y perdió el conocimiento.