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¿Amor de dos Mundos? por Hali

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Leon era un mar de preocupación, nada de lo que hiciera o dijera Kamei lo calmaba, hasta que descubrió, que abrazándolo se calmaba un poco.

-No despierta- dijo desesperado.

-Calma amor, Rem debe recuperar fuerzas, ya escuchaste a Ametsu- suspiró cansado.

-Le extraño.

-Lo sé, pero me tienes también a mí- Leon se giró a mirarlo.

-Lo sé- acarició su rostro con cariño –Gracias por estar a mi lado.

-Siempre- juntó sus labios, había extrañado tanto las caricias y atenciones de su pareja.

-Lo siento amor, te he descuidado- parecía que había leído sus pensamientos –Perdóname.

-Tonto, no tienes por qué disculparte, es verdad que extraño tener toda tú atención pero Rem te necesita… no quiero imaginar por lo que está pasando, despertar en un mundo extraño, inmerso en una guerra, sin nadie en quien confiar, sin entender lo que está pasando, si estuviera en su lugar, me gustaría tener un amigo en quien confiar y con el cuál sentirme seguro- sonrío ante sus palabras.

-¿Cómo puedes ser tan perfecto?- le preguntó acariciando su rostro, sus labios –Te amo- le besó con cariño. Ambos se encontraban en la habitación de Rem, Leon no le quería dejarlo solo.

-Para ti, soy lo que quieras- volvió a juntar sus labios. Leon se recostó en el hombro de su pareja, le gustaba estar así, sentado en sus piernas, recibiendo las atenciones del de cabellos azules.

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Rafael no podía creer lo que sus hombres habían hecho, intentar vender al chico, eso era demasiado, siempre creyó que eran más civilizados que el enemigo a quienes no consideraba más que meros animales, en un primer impulso quiso matarlos, una vez más calmado les miró decepcionado, les exilió, dejándoles en claro que si les veía en el territorio del reino les asesinaría sin compasión.

Aquello afecto mucho a Rafael, nunca pensó que sus hombres, aquellos que había entrenado el mismo hicieran algo tan bajo, se preguntaba si aquella guerra dejaría algo más que muerte. Cuando Ametsu entró, lo encontró en un estado depresivo.

-¿Qué descubriste?

-Querían venderlo al enemigo- Ametsu se mostró contrariado.

-¿Qué? ¿Cómo?... – negó -¿Los conocías?

-Eran parte de mi escuadrón- el anciano entendió.

-No es tú culpa.

-Claro que lo es, yo los entrene.

-Comandante.

-El pequeño mocoso… esperó que su pureza no…- Ametsu suspiró.

-Esperemos que no.

-En cuanto despierte avísame, necesito hablar con él.

-Como desees, iré a verlo- el rubio asintió quedándose ahí, sumido en oscuros pensamientos. Ametsu caminaba lentamente por los pasillos.

-AMETSU, AMETSU- se sobresaltó al escuchar semejantes gritos, corrió para encontrarse con Leon.

-¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo con Rem?

-Ha despertado, pide agua pero…

-Vamos- caminó lo más rápido que pudo a la habitación del menor, al entrar encontraron a Kamei dándole agua.

-Kamei- le reprendió su novio –Te dije que no hicieras nada hasta que Ametsu llegará.

-Solo es agua amor, deja de portarte como un histérico- Leon se sonrojó, el menor miró la escena divertido y comenzó a reír, todos le miraron.

-Lo siento- Leon estaba por lanzarse a abrazarlo cuando Kamei lo retuvo en un abrazo.

-Contrólate- le susurró, Leon asintió y se abrazó a él, mirando hacia donde estaba Rem.

-¿Cómo te sientes?- preguntó el anciano dulcemente, sentándose a su lado.

-Me duele- dijo.

-¿Dónde?- preguntó preocupado Ametsu, estaba seguro que no debía dolerle nada, le había curado completamente.

-Aquí- se señaló el pecho, Leon miró preocupado al hechicero, que no sabía que decir.

-Rem… ¿Estás seguro?

-Sí, siento como  una molestia, no es tanto un dolor- Leon quería acercarse pero los fuertes brazos de Kamei se lo impedían.

-¿Rem… recuerdas qué paso?- preguntó con temor.

-Yo… dormía, luego me desperté para buscar a Leon pero… sentí algo cálido envolverme… luego desperté en un caballo, luego…. Angustia, desesperación y dolor- se estremeció, Kamei soltó a Leon para que fuera a abrazarlo.

-Ya, ya pasó- le estrechó.

-Rem por ahora descansa, no te preocupes por nada si.

-¿Y…?

-Todo a su tiempo pequeño, tenías muy preocupados a Leon y Kamei- les miró a ambos y notó sus ojeras, su angustia.

-Lo siento- abrazó con cariño a Leon.

-No ha sido tú culpa pequeño- correspondió el abrazo.

-Leon, te extrañé.

-Yo también- el menor se separó y le sonrió

-Comamos juntos sí, tengo hambre-

-Claro pequeño- Rem se acomodó nuevamente en su pecho, sonrió

-Eres cálido- Leon sonrió y acarició sus cabellos.

-Iré a decir que les traigan algo- informó Ametsu, los tres asintieron y agradecieron, el anciano salió preocupado, lo que más temían, había sucedido, la inocencia de Rem se había visto herida, era mejor no decirle nada a Rafael, quien ya se culpaba de lo ocurrido.

-Kamei, lo siento- habló de repente, mirándolo pero sin abandonar aquel cálido pecho.

-¿Por qué te disculpas?- le miró confundido

-Por quitarte la completa atención de Leon- ambos le miraron sorprendidos, Kamei se acercó, se sentó a su lado y acarició sus cabellos.

-No tienes de que disculparte pequeño, no me molesta compartir a mi novio- el menor le sonrió ampliamente.

-Gracias- quería dormir pero no podía hacerlo con el estómago vacío, solo esperaba que la comida no tardara, Leon acariciaba con cariño sus cabellos y espalda.

-No vuelvas a asustarnos, ahora yo me encargaré de tú seguridad- asintió y dijo un bajito.

-Gracias- en ese momento entraron con la comida varias personas, Rem se estremeció y se abrazó con fuerza a Leon.

-Tranquilo aquí estamos- le calmó, hasta que los extraños salieron, Rem se sintió tranquilo, Leon miró preocupado a Kamei, quien le devolvió la mirada.

-Tengo hambre.

-Anda, vamos a comer- le sonrió para calmarlo, Rem correspondió el gesto, se separó para poder comer y dejarle a Leon un poco de espacio, Rem comía lento y con precaución.

-Jajajajajaja tranquilo pequeño, no han traído ninguna comida extraña- le calmó Kamei, al ver su comportamiento.

-Jejejeje yo no…- se sonrojó al verse descubierto.

-Solo le permito comer esas cosas una vez por semana.

-Kamei- le reprendió su pareja con una sonrisa.

-Hay que informar al pequeño para que se quede tranquilo.

-Jejeejejeje, gracias- ambos se sintieron más tranquilos de escucharlo reír.

-Rem, terminando de comer vamos a caminar al bosque, necesitas ejercitarte- le dijo Leon, el menor se estremeció y abrazó al mayor –Tranquilo, Kamei y yo iremos contigo, no pasara nada.

-… Tengo miedo- admitió -¿Podemos caminar por el castillo?

-Claro pequeño, lo que desees- Leon le regaló una sonrisa, el menor al verla se relajó.

-No conozco el castillo, es enorme-

-Y este es uno de los pequeños- informó Kamei.

-¿En serio?- preguntó asombrado, ambos asintieron –Wow, no puedo imaginarlo.

-Tal vez algún día lo veas- habló Leon

-Estoy bien aquí- se encogió de hombros -¿Hay alguna biblioteca aquí?

-Una grande.

-¿Puedo verla?... aunque no creo poder entender nada, me gustaría hojear los libros- ambos se mostraron contentos y relajados al verlo más animado.

-¿Terminamos y vamos?- preguntó Leon.

-Sí, me gustaría, aunque primero prefiero bañarme, me siento sucio- hizo un mohín.

-Claro pequeño- Leon restregó su mejilla en la del menor quien rió divertido –Eres tan lindo.

-Leon- se escuchó la voz profunda de Kamei.

-No te enojes, ni te pongas celoso, solo míralo- alzó el rostro de Rem, al ver a ambos juntos, sonrió enternecido.

-Ya… solo no seas tan encimoso.

-Te gusta que sea encimoso contigo.

-Porque eres mi novio- se defendió.

-Jajajajaajaja- rió encantado Rem.

-Cierto, no le pongas celoso- dijo picando su mejilla.

-Aawwww, eres tan lindo- le abrazó con cariño.

-Leon, ya deja a Rem, le estas atrasando, necesita bañarse para que podamos ir a recorrer el castillo-.

-Está bien- hizo un puchero y le soltó.

-Ahora corre antes de que vuelva a aprisionarte- bromeó Kamei, mientras abrazaba a su pareja. Rem rió con ganas, se levantó lentamente, sentía su cuerpo entumecido, dio un paso inseguro, al querer dar otro, se tambaleó, estuvo por caer pero Kamei le alcanzó a tomar en brazos, miró a su koi que de inmediato se mostró preocupado.

-¿Rem… quieres?- dudó pero continuó -¿Quieres que te ayude a bañar?- Rem se sonrojó, intentó soltarse de Kamei pero no pudo.

-… Por favor- bajó el rostro.

-Vamos, te llevó al baño, después Leon te ayudara- habló preocupado. Lo sucedido le había afectado mucho, Leon ayudó a un apenado Rem, a lavar su espalda, su cabello y a salir de la tina, lo envolvió en una toalla.

-Lo siento, soy una carga- se disculpó con lágrimas en los ojos, Leon le abrazó fuerte.

-No vuelvas a decir eso- le retó–. Eres lo mejor que nos has pasado desde hace mucho tiempo, si no fuera por ti, Kamei y yo no nos veríamos, incluso tal vez… ya abríamos roto- admitió dolido.

-¿Cómo?

-Ay Rem, eres tan especial, date cuenta, ahora anda, te dejo cambiarte- le dejoó solo, al salir y ver a Kamei corrió a abrazarlo y besarlo, Kamei se sorprendió pero respondió encantado el beso, al separarse tomó su rostro de las mejillas.

-¿A qué debo ese beso?

-¿Debo tener una razón para besarte?- respondió con otra pregunta, Kamei sonrió y volvió a juntar sus labios.

-Te amo- acarició su rostro, Leon sonrió y pegó más su cuerpo -¿Estaremos juntos esta noche?

-No solo esta noche, la siguiente y la siguiente, todas nuestra vida estaremos juntos- Leon sonrió encantado y volvió a besarle.

Rem salió y vio que ambos estaban muy cariñosos, por lo que decidió regresar al baño  y no interrumpir, suspiró, él también quería un amor como el que ellos tenían, puro, sincero, lleno de confianza. Cuando lo creyó pertinente salió, agradeció ver que ya no estaban tan cariñosos.

-Estoy listo- llamó la atención de ambos, quienes le miraron, se acercaron a él para salir.

-Creo que esto debimos hacerlo antes- dijo Kamei.

-Cierto, mostrarte el castillo- Rem asintió mostrándose animado.

-¿Lo recorreremos todo?- preguntó entusiasmado.

-Sí, porque no- se encogió de hombros Kamei, Rem dio un pequeño saltó feliz.

-¿Qué veremos primero?

-Te mostraremos las cocinas, por si llegas a tener hambre y no nos encontramos- asintió contento.

-¿Qué clase de comida puedo pedir?- no conozco los nombres de los platillos de aquí.

-Excelente pregunta- dijo orgulloso Kamei.

-Que el paseo sirva para que conozca un poco más de Farem- Kamei asintió mostrándose conforme con la idea.

-Genial- al llegar a la cocina, entre ambos adultos le explicaron que conformaba los platillos y un poco de historia de estos, salían contentos, Rem conocía un poco más de aquel mundo.

-Me gusto el frambre.

-A todos pequeño, es delicioso- caminaban por los pasillos, mostrándole habitaciones, cuando escucho una voz conocida, corrió ansioso por encontrar al dueño de aquella voz, los adultos le miraron sin comprender.

-Rem espera- corrió para alcanzarlo, el menor aceleró, ya que la voz se alejaba, el menor dobló una esquina y se detuvo en seco, ahí no había nadie, suspiró derrotado “¿Qué? Me estoy volviendo loco, estoy escuchando voces”.

-¿Rem qué paso?

-Nada, yo- se mostró deprimido.

-Aquí están- se escuchó la voz de Ametsu, los tres se giraron –Les he estado buscando.

-Eh, Rem se sintió con ánimo de salir a caminar- habló convencido Leon, el anciano asintió.

-Debieron avisarme, hay alguien que quiere hablar con él.

-Oh- se mostró un tanto arrepentido Leon.

-Ahora Rem, si me acompañas por aquí- el menor miró confuso a los otros dos, quienes le devolvieron la misma mirada.

-¿Ametsu, podemos acompañarlo?

-Me temó que esta vez no será posible- todos se quedaron sorprendidos.

-¿Ametsu?- preguntó un paso donde se encontraba, el anciano levantó una mano indicándole que se detuviera, que no daría explicaciones. Leon se detuvo en seco, mirando como el anciano tomaba a Rem de un hombro y comenzaban a alejarse.

-¿Kamei?

-Tranquilo- le abrazó –Sabes que Ametsu nunca le hará nada malo- Leon suspiró y se giró a abrazar a su novio.

-Vamos a la habitación quiero estar contigo- Kamei sonrió y se dirigieron a ésta.

-¿Ametsu quién quiere hablar conmigo?-

-Ya lo verás pequeño, no te asustes, no te dejaré solo- aquello solo lo asusto más, llegaron a una puerta impotente, Ametsu tocó y se escuchó una voz profunda otorgándoles el permiso para entrar. Rem se estremeció.

-Comandante.

-Ametsu.

-Rem ha despertado, me informó que deseaba hablar con él.

-Sí, gracias…- Rem le miró, se sorprendió al verlo más grande a como lo recordaba, su seguridad e impotencia se habían ido, ahora se mostraba menos amenazante, se preguntaba qué había pasado. –Ametsu quiero hablar a solas con él-

-Comandante- se mostró sorprendido y renuente.

-No pasará nada, además estarás afuera por cualquier cosa- Rem tembló ante la idea de quedarse solo con él.

-Rafael no creo que sea conveniente, el pequeño te tiene demasiado miedo- el rubio le miró, ahí estaba de nuevo aquella mirada que solo tenía con él.

-No voy a hablar con él si tú estás aquí- Ametsu suspiró.

-Haré un  hechizo, solo tú y Rem podrán escucharse, no importa lo que digan no escuchare nada.

-¿Cómo…?- no terminó, sabía que Ametsu era un hombre de fiar –Bien- accedió por fin.

-Pequeño aquí estoy- le dijo para después hablarles a ambos –Cuando quieran que finalice el hechizo solo muevan su mano horizontalmente sobre su cuello, así sabré que desean que termine- ambos asintieron. El anciano realizo el hechizo, Rafael le llamó mirando a Rem, sabía que podía confiar en el viejo.

-Debes dejar de temerme, no te haré daño- Rem se aferró a la manga de Ametsu para tomar valor y hablar.

-Pero siempre me miras de esa forma- habló bajito.

-¿De qué forma?- no sabía a qué se refería.

-Implacable… como si quisieras tomarme y llevarme a algún lado, no sé describirlo, me miras intensamente- Rafael no sabía que decir, nunca imagino que viera así al menor, siempre creyó que lo veía como a los demás.

-No tengo una respuesta para eso, solo deja de temerme- Rem asintió –Te llamé porque quería disculparme contigo- el menor se sorprendió de sobremanera, no se creía aquello –Lo que ocurrió fue mi culpa, esos eran mis hombres, yo los entrené, estaban bajo mi responsabilidad y mi mando- Rem negó.

-No es su culpa, usted los entrenó pero no controla sus sentimientos ni pensamientos, ellos decidieron actuar, usted no se los ordenó, ¿cierto?- el rubio le miró sorprendido, aquel joven le había dado una gran lección, él no podía controlar a sus hombres, podía darles ordenes pero de ellos dependía si las acataban o no –Dejé de culparse, no es culpa de nadie de ustedes- se formó un silencio, Rem se sentía incómodo, no le gustaban los silencios pero no sabía que decir.

- ¿Te sientes bien?... ¿La herida…?- Rem le miró.

-Solo un poco cansado y…- dudo no sabía porque le contaba eso a él pero decidió decirle –Me duele aquí- se señaló el pecho. Rafael abrió sus ojos sorprendido y luego estos se llenaron de tristeza.

“Tú pureza se ha visto mancillada” se acercó con paso lento hasta donde estaba para no asustarlo pero el menor se aferró más a la manga de Ametsu, quien miraba confundido todo, sus ojos se abrieron como platos, al ver que Rafael colocaba una rodilla en tierra, presentando sumisión frente a Rem.

-De ahora en adelante te protegeré de todo mal, le elijo como mi nuevo amo.

 

 

 

 

 

 

 


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