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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

Como siempre otro capítulo más de esta entrega. Pretendía subirlo hasta el 9 de abril de 2014, ya que se cumple un año de que lo publiqué (en Fanfiction.net), pero la verdad estaré bastante ocupada y no creo poder publicar, así que en compensación lo hice poquito más largo.

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su creadora Shungiku Nakamura.

Capítulo 29: Conduce tu vida a través de la locura – Parte III

 

Silencio. Un breve pero tenso silencio reinaba en el recinto: dos hombres de pie veían una escena inverosímil mientras su imaginación volaba de más.

 

IMAGINACIÓN DE HIROKI KAMIJOU

 

Nowaki había llegado a su cuarto luego de irse de juerga con los otros. Vio que su compañero de cuarto ya estaba ahí junto a esa chica que se apareció en la guerra de bandas, y seguramente llevaba un buen rato dormido. En fin, se disponía a dormir pero tuvo que ir a abrir la puerta en cuanto esta sonó: era Akira.

 

–¡Nee, Nowa-kun! No puedo dormir y me preguntaba sí… ¿puedo entrar?

–Claro.

–Iba a ir a fastidiar a Kai, pero ya está dormido… en fin… ¿te parece si jugamos a algo?

–Bueno, iré por el Jenga.

–Yo me refería a… otra clase de juegos –el pelinegro se colgaba del cuello del más alto, con gesto seductor.

–Oh, entiendo –el ojiazul le dedicó una sonrisa cómplice– sólo no haga mucho ruido, Misaki-kun y su amiga están al lado.

–Despreocúpate… además se ve que están demasiado dormidos como para prestarnos atención.

 

Tres, dos, uno… iniciaba el juego. Los dos se encontraban de rodillas sobre la cama, el uno frente al otro; Akira le quitaba la camisa al segundo guitarrista y la mandaba a volar a alguna parte, Nowaki hacía lo mismo; entre besos voraces y caricias desenfrenadas los dos luchaban por tener el control; el Caballero Zafiro tumbaba sobre la cama a su superior y se dedicaba a lamer sus pezones; el tiempo transcurría, las pieles de ambos se perlaban en sudor, la ropa estorbaba, la temperatura subía…

 

FIN DE LA IMAGINACIÓN DE HIROKI KAMIJOU

 

Se puso rojo hasta las orejas por lo que vino a su mente después de eso. Sin embargo no era el único, Akihiko también formulaba sus 'teorías'.

 

IMAGINACIÓN DE AKIHIKO USAMI

 

El pequeño guitarrista de Exilieth entraba a su habitación, cansado de tanto ajetreo. Se encontraba completamente solo, quizá su compañero de cuarto estaría de juerga con los otros. En fin, estaba a punto de dormirse cuando oyó que tocaban la puerta. Se levantó a abrir, topándose con nadie más ni nadie menos que Shimura Hotaru, quien se le lanzó como araña a su presa.

 

–Misa-chan… –ella enrollaba sus piernas alrededor de la cintura del menor– por favor, hazme el amor…

–Pero Taru-san… yo ya tengo a alguien –balbuceaba el castañito.

–Déjalo. Yo sé que en el fondo no lo quieres… tú me quieres a mí, lo sé…

–Pero…

–Él nunca podrá comprenderte como yo… –Hotaru tomó una de las manos del ojiverde y la llevó directo a uno de sus muslos– ambos somos jóvenes, somos amigos desde niños, tuvimos el mismo maestro, amamos el metal… estamos hechos el uno para el otro.

–Taru-san, yo…

 

–Aaaaah… aaahhh… más rápido, Misa-chan… aaahhh, así… aaahhh, sí…

 

FIN DE LA IMAGINACIÓN DE AKIHIKO USAMI

 

Negó con la cabeza: no, el castañito no sería capaz de algo así.

 

–Misa-chan… –la Dama Rubí hablaba en sueños– te necesito… te necesito dentro de mí… onegai…

 

Y esa fue la gota que derramó el vaso. Con la mirada ensombrecida por los celos, tomó a su pequeño guitarrista cual princesa y salió de ahí sin importarle haber despertado a la vocalista y a los otros con el portazo que dio.

 

–Nee… ¿Qué demonios…? –la chica se quejó, y luego miró acusadoramente a Hiroki– ¿Dónde está Misaki? –el Demonio Kamijou no dijo nada, estaba ahí parado, estático y lento para reaccionar.

–¡Hiro-san!

–Nowa-kun… –Akira no estaba del todo despierto y además tenía del brazo al segundo guitarrista– déjalo… déjalo y quédate conmigo.

–Así que por esto te largaste sin decirme nada –masculló el castaño por lo bajo, con intenciones de irse– Bastardo.

–¡Espera, Hiro-san! ¡No es lo que tú crees!

–Bien, esto ya se puso tenso así que me largo –siseó la única mujer y salió en busca del ojiesmeralda.

 

En la habitación 273, Miyagi se encontraba de cuclillas frente al baterista de Exilieth, que dormía apaciblemente.

 

–…lo voy a repetir hasta el cansancio… –o al menos eso creía–…tú dejaste que me pusiera 'hasta atrás' esa vez, así que te responsabilizas y punto…

 

–Incluso en sueños sigues siendo un terrorista, Shinobu-chin –por alguna razón le nació pasar sus dedos entre la suave cabellera dorada del baterista– aunque sigo en desacuerdo con tu punto, lamento haber sido demasiado brusco esa vez… demo…

 

Se disponía a irse al pequeño sofá de junto, pero a decir verdad fue demasiado lento para reaccionar: un par de ojillos grises se abrían lentamente.

 

–Mi-ya-gi –deletreó débilmente.

 

"Otra vez bebí demasiado" decía el Caballero Plateado en sus pensamientos "Eso es… todo es producto de mi imaginación… Miyagi no me seguiría hasta aquí… debe ser un sueño o una alucinación"

 

Abrumado por esos pensamientos, sus ojos se llenaron de lágrimas. Lágrimas que, sin quererlo, se clavaban en el corazón del mayor como finas agujas.

 

Mientras tanto, afuera seguía una discusión.

 

–…y no voy a irme de aquí hasta hablar con Shinnosuke, así me partas la cara entera.

–¿Y de qué quieres hablar con él?

–No es de tu incumbencia.

–¡Por supuesto que lo es!

–Por favor, Kai, por la estimación que aun te tengo, apártate –Ijuuin perdía la paciencia.

–Tú ahí no entras… además, si de verdad te importa, es mejor que no lo molestes ahora. Tuvo un día muy pesado.

–Tsk –el pelinegro chasqueó la lengua, pues el pelirrojo tenía razón– está bien, pero mañana en la mañana hablaré con él así me partas la cara entera. Buenas noches.

 

Dicho esto se marchó, dejando a Shinoda mosqueado y con más dudas que al principio.

 

"¿Cómo freg*dos terminaste liado con él, Shinno-kun?"

 

Por otro lado, Akihiko ya había entrado a otra habitación con el pequeñín en brazos. Lo depositó suavemente sobre la mullida cama y se acomodó junto a él.

 

–Te extrañé tanto, mi pequeño –lo envolvió con sus brazos mientras se deleitaba con el aroma de su cabello, aun intacto– no tienes idea de cuánto.

 

Mientras tanto, en la 274, se llevaba a cabo otra discusión.

 

–… ¡Kitazawa-san y yo solo bebimos! ¡Nada más pasó! –se explicaba el segundo guitarrista.

–Sí, claro, y yo soy el Conejo de Pascua –ironizó el castaño.

–Oi, Hiroki, deja de hacer tanto escándalo y déjanos dormir –Akira estaba más que divertido por la escena, aun sin soltarse del brazo de Nowaki– Tuvimos una noche muy intensa, por favor déjanos descansar.

–¡Bien, hagan lo que quieran, me da igual! –Hiroki salía de la habitación con un Nowaki persiguiéndolo.

–¡Por favor no malentiendas las cosas! –le suplicaba el ojiazul– ¡Solo fuimos a beber!

–¡No tienes por qué darme más explicaciones! ¡Ya lo entendí todo: te largaste para poder estar con él! ¿Sabes qué? ¡Puedes hacer lo que se te pegue la regalada gana con tu vida! ¡Me voy de aquí!

–¡Por favor, Hiro-san, no te vayas! ¡No es lo que piensas!

–¡¿Y qué se supone que piense si llego y los encuentro a los dos en la misma cama y en esas fachas?!

–Ya te lo dije, terminó el concierto y fuimos todos a beber a un bar… –el Caballero Zafiro explicó todo desde que salieron del bar hasta que Akira le pidió que se quedara con él–…al final Kitazawa-san quiso vomitar y lo acompañé al baño, pero ensució su camisa y de paso la mía, por eso nos las quitamos.

–¡¿Y por qué estaban abrazados entonces?!

–Kitazawa-san me lo pidió, y además… me recordó mucho a ti –eso sí que no se lo esperaba el Demonio Kamijou, quien fue envuelto entre los cálidos y fuertes brazos del guitarrista– En ese momento lo único que pasaba por mi mente eras tú, Hiro-san.

 

 

Nuevo día. Cada uno de los cuatro caballeros de Exilieth abría los ojos a la vida.

 

–Buenos días, Hiro-san –el Caballero Zafiro era el primero.

 

Anoche, después de aclarar 'ese' malentendido, vino una muy grata reconciliación con su castaño. Sonrió tiernamente al verlo así, durmiendo apaciblemente, con una sábana cubriendo su desnudez, y de nuevo tuvo ganas de poseerlo como anoche.

 

–M-Mi-ya-gi –el segundo fue el Caballero Plateado, quien se sorprendió de ver a cierto profesor de Literatura sentado en un pequeño sofá frente a él, durmiendo– ¿Qué haces aquí? Pensé que estarías feliz de la vida si yo me largaba de tu casa –luego soltó un suspiro irónico– seguramente ya se enteraron y te enviaron por mí…

 

Una loca idea cruzó su mente y sin pensarlo, con el corazón a mil por hora, las mejillas rojas como cerezas y las manos temblorosas, tomó al pelinegro del rostro y le dejó un beso fugaz justo en los labios. Pretendía desabrochar su camisa, pero un murmullo de al lado le cortó la inspiración.

 

–Mmmm… delicioso –el castaño de ojos ámbar mordía la almohada– mmm… papitas fritas, las amo…

–¿En serio ni en sueños dejas de comer? Como sea… –sin pensarlo dos veces y en venganza, el baterista le vació a su compañero el agua de un pequeño florero en la mesita de noche.

–¡¿Qué, cómo, cuándo…?!

–Límpiate la baba y vístete. Son las once de la mañana.

–¿WTF? ¿Qué hace Miyagi-sensei aquí?

–¡Yo qué sé! Cuando desperté lo encontré ahí.

 

–¡U-Usa-Usagi-san! –balbuceó el de ojos verdes– ¡¿Qué…?, ¿Cómo…?, ¿Cuándo…?!

–Misaki… –el mayor lo abrazaba, como quien se aferra a la esperanza cuando lo ha perdido todo– ¿Por qué te fuiste así? No tienes idea de la falta que me hiciste…

–Pero si fue menos de una semana…

–Una hora, un día, una semana, un mes… –el escritor plantaba besos profundos en la boquita de su adoración, deleitándose con ese bello sonrojo que le regalaba sólo a él– no importa qué tanto, me haces tanta falta cuando te vas.

 

 

Un rato más tarde ya se encontraba todo mundo en el restaurante tomando el desayuno. Aunque la mayoría eran mesas para dos personas, se acomodaron de tal manera que cupieran todos.

 

–Déjame entender esto –decía Hiroki enarcando una ceja– Se entrevistaron el sábado pasado con un sujeto que apenas si conocen, se fueron con todas sus cosas sin avisarle a nadie, destruyeron sus celulares, le hicieron un tatuaje permanente a Takatsuki, tocaron en el previo de una banda en un sitio donde nadie los conoce, y se pusieron 'hasta atrás' ¿sólo por diversión?

–Así es –respondió Kai con simpleza.

–Dios, ustedes están locos de atar.

–Vamos, no te refieras a nosotros como si fuéramos fenómenos –espetó Akira– también nos divertimos… a nuestra manera, pero nos divertimos. No somos metaleros amargados ni antisociales como todo mundo nos pinta.

–Misa-chan ¿recuerdas lo que nuestro sensei siempre decía sobre eso? –espetó la única mujer.

–Bueno, era una frase de Cliff Burton, pero igual y la usaba mucho…

–¡Conduce tu vida a través de la locura! –soltaron Misaki y Hotaru al unísono.

–Eso explica muchas cosas.

 

 

El resto de la tarde no pasó gran cosa, pues Exilieth había sido invitado a una comida con nadie más ni nadie menos que los mismos Onmyou-Za. Al final del día la distribución había quedado diferente: Nowaki y Hiroki en una habitación, Akihiko y Misaki en otra, Kai y Akira en la misma; Miyagi se quedaba con Shinobu 'voluntariamente a fuerzas'; a Hotaru no le quedó de otra más que permanecer en la que ya tenía; por último, y para mala suerte de Shinnosuke, él e Ijuuin quedaron juntos en otra.

 

–¡Aléjate de mí! –Hiroki le lanzaba sus libros al Caballero Zafiro, pero este los eludía– ¡Pervertido!

–Pero Hiro-san, solo voy a tallarte la espalda.

–¡Siempre dices eso y luego…!

–¿Y luego? –en menos de un parpadeo el segundo guitarrista ya estaba en la tina, completamente desnudo, acorralando a su Hiro-san.

–¡Te dije que te alejaras! ¡Dejas entrar el aire! ¡Hace frío!

–Debes estar muriéndote de frío –Nowaki acortaba las distancias. Hiroki, todo sonrojado, asintió– entonces te daré calor.

 

–Bien, si no hay inconveniente, estableceremos algunas reglas –decía el Caballero Dorado– Cada uno dormirá en una cama, nada de acosos ni telefonear a media noche, no toques mis papitas fritas ni mis golosinas y no habrá problemas… ¿okay?

–Te quiero… –pero Kyo fue más rápido y lo tumbó sobre la cama.

–¡Te dije que nada de acosos! –el bajista sonaba realmente molesto– ¡Quítate de encima!

–No te estoy acosando, Shinno-kun –el mayor introducía una mano bajo la playera de Amon Amarth del castaño– Te estoy demostrando lo que siento.

–¡Mentiroso, desgraciado hijo de la gran…! –fue callado por un beso que cada vez se hacía más vertiginoso, apasionado y demandante. Unos minutos más tarde y muy en contra de sus principios, dejó de oponerse. Incluso ahora correspondía al beso y se dejaba llevar por el aroma de un juego pasional latente.

 

"Solo por esta noche…" pero su conciencia le decía otra cosa "¡Alto! Por ese mismo pensamiento fue que terminaron así… ¡Alto!"

 

–Nee, Kai ¿Qué está pasando contigo y Kyo? –le preguntaba su primo Akira, que leía un número de una revista llamada 'Metal Militia' (1) – Los vi muy tensos toda la tarde.

–Nada –dijo Shinoda con tono ausente.

–Esa no te la cree ni tu abuelita.

–¡No metas a la abuela en esto, que es la misma!

–Ya, en serio. Ustedes eran los mejores amigos en la preparatoria y ahora de buenas a primeras se tratan como extraños ¿Qué está pasando?

–Okay, okay, te lo voy a decir, pero no vayas a andar de chismoso como Kazuo y Ray. Por su culpa nos encontraron.

–¿Tan malo es?

–No realmente, pero… Shinno-kun ayer hablaba de un tipo que jugó con sus sentimientos, y temo que ese tipo es Ijuuin.

–¿Y? ¿Cuál es el punto?

–Me preocupa que intente lastimarlo de nuevo.

–Creí que el único que te importaba era Misaki.

–Tal vez, pero… he pensado bien las cosas y… realmente lo veo más como a un hermanito que como un interés romántico (2)… no sólo a él, a todos, incluso a Hotaru a pesar de que apenas si la conozco.

–Oh… entiendo…

 

–Por favor no te vayas –Usami le decía esto al Caballero Esmeralda, mientras lo envolvía entre sus brazos.

–¿Ah?

–No tengo muchos de tus gustos, pero me gustaría que los compartiéramos.

–¿Qué?

–Por favor no te vayas de mi lado.

–¿Irme? ¿De qué está hablando?

–Es mi culpa, por mi intolerancia has considerado la idea de irte a vivir solo… y el que hayas huido así me lo ha confirmado.

–Yo… yo… ¡Por supuesto que no!

–No tienes que mentirme…

–U-Usa-Usagi-san… ¡Digo, Usami-san! –se corrigió, notablemente avergonzado– No lo hago… nunca he considerado irme de su casa.

–¿Entonces por qué le dijiste a tu amigo el bajista que…?

–¡¿Eh?! –exclamó el castaño y luego frunció el ceño cayendo en cuenta de lo que iba todo eso– ¡Por amor a Cliff Burton y todo lo que representa! ¡Entendió mal las cosas!

–¿Qué? –el mayor lo soltó, ahora sin entender.

–Sí le dije a Shinnosuke-san que sí consideré alguna vez la idea de vivir solo y no lidiar con personas intolerantes… ¡Pero por amor a Cliff Burton, no me refería a usted! Yo hablaba de… de… ¡de alguien más!

–Entonces tú…

–Por supuesto que no. Yo… yo… –sus mejillas se ponían rojas a más no poder– yo… yo es-estoy a-a gusto c-con u-usted… u-usted es muy amable conmigo.

 

Entre besos y caricias que no pasaron a mayores, la pareja se demostraba lo mucho que se había echado de menos en estos días. Un rato más tarde Misaki se quedó dormido.

 

–Mi pequeño escapista –Akihiko besó las cicatrices que el pequeño tenía en las muñecas. Previamente había investigado cómo se las hizo, resultando que se las hizo sangrar a propósito para zafarse de sus ataduras, cuando fueron secuestrados en la guerra de bandas.

 

Se oyó el toque de la puerta. En primera instancia lo ignoró, para él era más importante estar con el Caballero Esmeralda que cualquier visita, pero la insistencia ciertamente ya le estaba colmando la paciencia. Se levantó cuidadosamente y fue a abrir. Casi le dieron náuseas al ver a su visitante.

 

–¿Qué es lo que quieres?

–Aléjese de Misaki-kun –soltó secamente, así sin más.

–¿Quién lo ordena? ¿Tú? –siseó ácidamente el escritor.

–Voy a decir esto sólo una vez, y espero lo entienda, Usami-san: Misaki-kun es joven y tiene mucho por delante, él merece estar al lado de una mujer que lo haga feliz, que le dé una familia, pero sobre todo comprensión y mucho amor. Y eso, le aseguro, no lo va a conseguir con usted.

–¿Y crees que contigo lo hará?

–No lo creo, lo sé –el tono de ella era arrogante.

–No estés tan segura de eso, niña. En el corazón no se manda.

–Tal vez, pero usted nunca podrá comprenderlo como yo… ambos somos jóvenes, somos amigos desde niños, tuvimos el mismo maestro, amamos el metal… estamos hechos el uno para el otro –se dio la vuelta dispuesta a irse, pero se detuvo y agregó: –Además Misaki ya se me declaró una vez, y créame, haré que diga de nuevo que me ama. Buenas noches, Usami-san.

–Shimura Hotaru… –el peliplata vio a la mujer alejarse– te has hecho de un enemigo muy poderoso.

 

Por último, y no menos importante, Shinobu y Miyagi también estaban en sus propios asuntos.

 

–Bien, si no le molesta, yo pondré las reglas.

–Tú quieres poner las reglas para ser el primero en romperlas –murmuró Miyagi por lo bajo, pero para su mala suerte fue escuchado.

–¡Es todo! Dormiremos en camas separadas, nada de alcohol, bocadillos a media noche o videojuegos. Si Risako llama, yo responderé esta vez ¿de acuerdo? –el mayor solo asintió– Bien, buenas noches Miyagi-san.

 

Ambos ya se habían acostado, pero el mayor ciertamente no podía dormir.

 

FLASHBACK

 

Un grupo de adolescentes se encontraba frente a la casa de una de sus profesoras. Al frente un pelinegro era empujado por un castaño de larga y rizada melena, y unos profundos ojos verdes. Ambos aparentaban unos 17 o 18 años.

 

–Nee, Miyagi, no seas gallina y decláratele de una buena vez.

–¡Aramis ¿estás loco?! –le increpó el pelinegro– Es una profesora… ¡nuestra profesora!

–¡¿Y qué tiene?! Es bonita.

–¿Tienes aserrín en el cerebro o qué? Es mayor que yo por lo menos por 17 años.

–¡Pero bien que te tiene 'cacheteando las banquetas' (3)! –el joven Miyagi estaba rojo hasta las orejas– ¡Ahí esta! ¡No te hagas pato y díselo de una vez!

–Nee, Miyagi, hazle caso a Aramis ¿tal y que después te arrepientes por haberte callado? ¿Qué vas a hacer entonces, nee?

–Por lo menos una vez… –le dijo el castaño de ojos verdes– conduce tu vida a través de la locura.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

"Aramis… no cabe duda que te faltaba un tornillo" sonrió con nostalgia al recordar uno de esos días de juventud.

 

–M-Miyagi –de nuevo era Shinobu, hablando entre sueños– ¿Por qué te cuesta tanto trabajo entenderlo? Es el destino… y no me vengas con eso de que no es lógico que un chico esté enamorado de un hombre que le lleva por unos 17 años al menos… algunas cosas carecen totalmente de lógica. No intentes buscarles lógica o se te irá la vida en eso…

 

"¿tal y que te arrepientes por haberte callado? ¿Qué vas a hacer entonces, nee?... Por lo menos una vez… conduce tu vida a través de la locura…"

 

–Definitivamente estabas loco, Aramis.

 

Y así, sin más preámbulos, se escabulló entre las cobijas de la cama del baterista, se acomodó tras él y lo envolvió en sus brazos. Obviamente esto no pasó desapercibido para el menor.

 

–¿M-Miyagi-san? –el chico estaba rojo como cereza y su corazón latía más rápido y más potente que su técnica de doble bombo.

–No sé si te quiero –dijo muy cerca de su oído– No creo en el destino, pero tal vez… quiero enamorarme de ti.

 

 

CONTINUARÁ…

 

Notas finales:

1. Metal Militia no es una revista o marca como tal, de hecho es el título de una canción de Metallica, del álbum Kill'em All (1983). Aunque suena algo parecido a Metal Mulisha, que es una creación del famoso campeón de motocross Brian Deegan (básicamente es una marca de accesorios).

2. En el capítulo 12 "Bienvenido a casa (pareja Romantica)", Kai Shinoda le dice a Akihiko (en su mente) que él vio primero a Misaki y que nadie le iba a impedir hacerlo suyo. Pero como dice, eso era antes. Ahora solo lo verá como un hermanito a partir de este cap.

3. Es una forma muy popular en mi país de decir que una persona anda dolida porque alguien no le hace caso en el amor. Surgió del folklor urbano de México de mediados del siglo pasado. Se supone que cuando una mujer no le hacía caso a un hombre, éste se emborrachaba al grado de quedar tirado en las banquetas (las laterales de las calles) como lo hacían los 'teporochos'Teporocho es el término usado para referirse a un alcohólico en situación ya muy degradada que pide limosna para comprar más alcohol para beber y vive en las calles durmiendo en el suelo, en las banquetas. Cachetear viene de "cachete" (mejilla, parte lateral del rostro). Entonces, con ese origen, en términos coloquiales, cacheteando la banqueta significa que una persona anda dolida porque alguien no le hace caso en el amor. Lo traen "cacheteando la banqueta"'.

 

¿Qué les pareció el cap? Yo me partí de la risa cuando puse la imaginación de Hiro-san y Usagi, también me emocioné cuando escribí la frase final de Miyagi –y aun lo estoy–. Bueno, respecto a Ijuuin y Shinnosuke, apenas llevo un voto a favor (no diré en dónde) y cero en contra, pero de todas formas no dejen de darme su opinión sobre cómo va el fic, de verdad es importante para mí.

Bien, sin más qué decir por el momento, me despido. Nos leemos hasta la próxima. Chaito.


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