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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

¡Hola! He aquí la cuarta entrega. Pretendía subirla hasta pasado mañana, pero no pude aguantarme las ganas y tuve que publicar antes. Como sea, aunque no he recibido muchos reviews, me alegra ver que al menos se toman la molestia de leerlo, eso me alienta a continuar.

 

Disclaymer: Junjou Romantica no me pertenece, es propiedad de Shungiku Nakamura

Capítulo 4: Debut ¿y despedida? - Parte 1

 

Día D. La semana había transcurrido rápido desde el incidente en casa de Kai Shinoda, donde la banda de Shinobu y amigos le dio cabida como guitarrista. Si bien era cierto que entre sus planes no estaba ser llevado voluntariamente a fuerzas a casa de un desconocido, que dos de sus compañeros de la facultad lo tacharan de raro, que tuvieran que llamarlo lindo para embravecerse y callarlos con un poderoso acorde y 4 potentes rifts, y ver a Shinnosuke y a Shinobu –sobre todo al último– prácticamente humillándose para rogarle que formara parte de la banda, pensaba que de otra forma no pudieron haberse dado las cosas. Al fin ya estaba dentro de una banda y tocaría en El Cuartel del Metal, aunque fuera a escondidas de Takahiro.

 

"Todavía no entiendo por qué estás en contra de esto" pensó "pero cuando llegue el momento, te mostraré que no es tan malo como piensas"

 

Con esta idea en mente se dirigió a la cocina-comedor y sacó todo lo necesario para hacer una gran comida, ya que recibirían visitas. Un rato más tarde ponía la mesa, y en medio de esta un precioso pero sencillo florero con frescas azáleas.

 

"A Manami-san le gustarán"

 

Manami era la actual novia de Takahiro, ya la había conocido alguna vez y a decir verdad le cayó bien. La duda era acerca de su otro visitante, ya que Takahiro sólo mencionó que se trataba de un amigo de la preparatoria. Jamás le había visto y de ser así puede que ya no le recordara, pues para ese entonces Misaki sólo contaba con cuatro años de edad.

 

"Hmm… como sea, ojalá esto no tarde demasiado"

 

Se moría por la ansiedad por ir a tocar al Cuartel, además que llevaría a Danielle como ya se lo había prometido.

 


En tanto, Hiroki El Demonio Kamijou terminaba de revisar los ensayos que encargó a sus alumnos desde el lunes. Su bolígrafo rojo marcaba sin piedad las faltas de ortografía, puntuación, así como errores de redacción y hasta de sintaxis que a estas alturas cometían los jóvenes de segundo semestre de licenciatura. Notó que entre todos ellos sólo uno se salvó de la cruel masacre –como sus alumnos solían decir– ya que no había mucho qué corregir salvo algunos acentos y esa caligrafía propia de un niño de secundaria: era el ensayo de Takahashi Misaki, alumno de segundo semestre de Economía, puesto en el cuadro de honor por sus excelentes calificaciones.


Sabía poco del chico, pero le tomó cariño desde que se enteró que no tenía a nadie más que a su hermano Takahiro Takahashi; que era becado por no pertenecer a una familia adinerada como casi todos los demás; que no tenía más amigos además de esa chica llamada Danielle, y que sólo tenía 16 años ¡Era prácticamente un niño! Un niño entre cientos de entes pretenciosos y mimados que se creían los dueños del mundo por el simple hecho de estudiar en la Universidad Mitsuhashi, un niño que quizá cometía sus deslices –como saltarse seis lecciones o andar en la Luna cuando estaba en clase– pero que merecía la pena proteger. Y por ello nunca dejaba que se le escaparan las oportunidades de corregirle o llamarle la atención, aunque tuviera que lanzarle su colección de libros completa.


Terminados los ensayos, procedió a revisar el trabajo que le impuso como castigo a Danielle y a él, y tal fue el disgusto que se llevó cuando se dio cuenta que el chico había hecho todo él solo.


"Dios, Misaki, a este paso todo mundo va a terminar aprovechándose de ti"


Iba a llamar inmediatamente a su casa, pero el sonido de su celular con el tema Clocks, de Coldplay, lo sacó de sus pensamientos.


–Miyagi-sensei –contestó desganado

¡Oh, my darling, my sweety heart! –le respondió una voz masculina, exageradamente melosa, al otro lado de la línea.

–¿Es que no puedo descansar de usted ni siquiera en sábado?

–¡Oh, alguien se levantó de la cama con el pie izquierdo! –prosiguió el otro, con sorna.

–¿Qué quiere?

–¡Vamos, no me hables de usted! Me haces sentir viejo

–Ese es el punto –siseó Hiroki mordazmente.

–¡Buaaa! –un llanto exagerado casi le revienta los oídos– ¡Kamijou-kun, no tienes que ser tan cruel!

–¡Diga de una vez qué es lo que quiere! –el castaño perdía la paciencia.

–Ok, ok… unos amigos nos invitan a ti y a mí a un café-bar…

–¡¿Y para eso me llama?! ¡Tengo cosas más importantes que hacer, como…!

–Según tengo entendido, también invitarán a tu amigo Usami… o al menos eso fue lo que Kazuo me dijo…


"Estúpido Miyagi-sensei, Akihiko todavía no regresa de su viaje… si cree que con eso voy a caer… ¡Un momento! ¿Dijo Kazuo? No se referirá a…"


–Sí, Kazuo Reese –continuó Miyagi– ¿Te acuerdas? Según él fueron juntos a la secundaria


"¿Cómo no acordarme de él? Por sus travesuras Bakahiko y yo siempre terminábamos castigados"

 

–¿En serio? Esto tiene que ser una broma… por cierto de muy mal gusto

–¡Qué broma ni qué ocho cuartos! –exclamó el otro– ¡Él mismo!


"Entonces, si es verdad, eso significa que Akihiko ya volvió de su viaje…"


–Bien, ¿a qué hora y en dónde?

–¡Sabía que aceptarías! ¡Oh, my darling, me haces tan feliz!

–Sí, sí, como sea. Sólo dígame en…

–No te preocupes, baby, yo paso por ti a las ocho

–Ya qué


Y colgó. De repente se le fueron las ganas de reprender a su alumno, por lo que guardó los trabajos en la carpeta de donde los sacó, y luego de eso procedió a poner en orden su apartamento.


–Ya ajustaré cuentas contigo el lunes, Misaki


Transcurrió cerca de hora y media. Algunos minutos antes de salir de casa, Akihiko terminaba una llamada con una rotunda negatoria. Llevaba prisa, por lo que se pasó un alto, evitando milagrosamente que los policías de tránsito siquiera se percataran de ello. Estacionó su flamante deportivo rojo en un estacionamiento cercano y luego de eso entró a un edificio de tres pisos. Cuando llegó al segundo, buscó la puerta con el número 274. Al dar con ella dio unos golpecitos sobre esta, a falta de timbre. Takahiro fue quien atendió, al parecer ya había vuelto de trabajar.


–¡Usagi! ¡Hombre, ya te habías tardado!

–¿Sí? Y eso que me pasé un alto

–¿De veras?


Entre bromas cordiales ambos entraron a la sala, pero la sonrisa de Akihiko se borró instantáneamente al notar la presencia de una joven mujer. Alta, de cabellera castaña y ondulada peinada en un clásico recogido, ojos color avellana y piel clara como la leche: Manami, la novia de Takahiro. Aquella que le había robado el corazón a su amor platónico.


–Usami-san –saludó ella cariñosamente

–Es un gusto verla, Manami-san –espetó él con la caballerosidad más fingida


Empezaron una charla amena, pero pronto Usami se percató que faltaba la razón de su visita: Misaki.


–¿Qué tal está Misaki-kun? –se atrevió a preguntarle a Takahiro


Y como si lo hubiera invocado con eso, el pequeño se asomó por la puerta del comedor, anunciando que la comida estaba servida.


–Ven, Misaki, quiero que conozcas a alguien


Misaki no necesitó de más detalles para saber que aquel hombre de ojos violetas y cabellera platinada era aquel amigo que Takahiro mencionó. Fue hacia donde su hermano, quedando de frente al visitante


–Él es mi mejor amigo, Usami Akihiko –Takahiro hizo la presentación

–Takahashi Misaki –espetó el pequeño suavemente, haciendo una reverencia– un placer conocerlo Usami-san


"Vaya, es más lindo en persona"


–El gusto es mío –dijo el ojivioleta


Un rato más tarde todos estaban en el comedor, hablando de temas triviales. Akihiko notó que el menor casi no participaba en la conversación y cuando lo hacía, sus respuestas eran un corto sí o un no. Parecía cohibido.


"Era justo lo que decía Takahiro… el chico definitivamente necesita ayuda"


La tarde pasaba entre charlas amenas y risas. Ya habían terminado de comer y ahora se encontraban en la sala. El chico todavía seguía sin participar en la plática. Sin embargo, cuando la conversación cambió a un tema en especial, el ojivioleta notó que eso captó la atención del chico.


–¿Saben? Oí que se abrirá un café-bar para metaleros –espetó Usami

–Lamentablemente –suspiró Takahiro con pesadez.

–De hecho no es tanto un bar, más bien es como una terraza o un karaoke –por primera vez Misaki soltó una oración completa

–¿Tú cómo lo sabes? –preguntó el azabache

–Etto… ¡Danielle-san me contó! Dice su hermano William que se creó porque casi todos los bares de la ciudad los rechazan, a los rockers, a los punks…

–No tengo nada personal en contra de ellos –espetó Manami- pero conociendo a ese tipo de personas, no me extrañaría que a cada rato viniera la policía

–Pero no todos son así –Misaki estaba a la defensiva– además, eso no pasaría si la gente respetara sus gustos

–Pero ¿Cómo pretenden que la gente los respete si ellos no lo hacen? –intervino Takahiro– Ponen su música a todo volumen como si estuvieran dando un concierto, y para colmo no dejan dormir.

–Precisamente para eso se creó ese lugar, para que puedan disfrutar de la música sin molestar a nadie

–Es un buen punto –opinó Akihiko– Aunque, en lo personal, no me gusta ese tipo de música. No veo nada de artístico en ese ruido que hacen, es más, cualquiera podría hacerlo.

–Con todo respeto, Usami-san –habló Misaki, tratando de sonar lo más calmado posible. Esta conversación le empezaba a crispar los nervios. – el rock y el metal no son para cualquiera… se necesitan años de estudio y práctica para ejecutarlo… o al menos haber nacido con el don… de hecho, la música es mucho más elaborada que en otros géneros… y en el caso del metal, se pueden fusionar desde orquestas hasta música folclórica… ¡e-eso es lo tiene de artístico!


Todos miraron atónitos al chico por lo dicho, en especial Akihiko. Misaki temblaba un poco y sentía que en cualquier momento su hermano se lanzaría a reprenderle con alguno de sus sermones. Vio su mirada afilarse, a punto de decir algo, pero por fortuna el tema For Whom the Bell Tolls (1) lo salvó.


–Debo contestar –espetó y se alejó– Moshi moshi

–¡Son las ocho en punto! ¡¿A qué hora pretendes llegar?! –Shinobu le gritaba al otro lado de la línea, sumamente furioso


"¡Dios mío! ¡Tenía que pasar por Danielle-san!"


 –¡Kai te está llame y llame desde hace rato y no le contestas!

–Etto… yo…

–¡Deja de tartamudear como un completo idiota y ven aquí de inmediato!

–¡Hai!


Colgó el teléfono y se fue a su cuarto como alma que lleva el diablo, salió de ahí con una mochila al hombro y corrió hacia la puerta.


–¿A dónde vas? –preguntó Takahiro repentinamente

–Etto… yo… perdí la noción del tiempo y… olvidé mi cita con Danielle-san

–¿Tenías una cita?

–Sí, te lo dije desde el martes… lo siento, tengo que irme –hizo una reverencia– fue un placer conocerlo, Usami-san


Sin dar tiempo a nada, salió de casa sin cerrar la puerta y pegó la carrera hasta llegar al departamento de Danielle, quien llevaba un rato esperándolo afuera de éste.


–Misaki-kun –farfulló la chica– pensé que no vendrías

–Danielle-san, yo… de veras lo siento… tuve un imprevisto y…

–Está bien, lo importante es que viniste ¿nos vamos ya?

–Etto… ¡Hai!


Tomaron un taxi hasta donde sería la inauguración de El Cuartel del Metal. Pasaron por la parte de atrás, donde Shinobu y el resto le esperaban.


–¡Por amor a Jashin! ¡Pensamos que jamás llegarías! –siseó el rubio todavía hecho una furia

–Yo… tuve un imprevisto –farfulló el chico

–¡¿Qué significa esto?! Ni siquiera te has cambiado


En efecto, Misaki todavía tenía puesta el polo blanco con detalles azules, los jeans rectos de color azul grisáceo y los Converse rojos que usó hace un rato. En cambio Danielle llevaba puesto un vestido de encajes negro sin tirantes, con aplicaciones en color rojo, así como un corsé que se ajustaba bastante bien a su figura. También traía unas botas de tacón alto, que le llegaban arriba de la rodilla, y el pelo lo llevaba suelto. Sus ojos estaban maquillados con sombras negras y los labios pintados de un color rojo que le daba un toque más dramático a su look.


–Ya, ya, deja de gritarle y mejor ayúdalo –espetó Shinnosuke, quien luego se dirigió a Misaki– Traje tu guitarra, no le he cambiado nada así que vas a tener que afinarla

–Ok, ok…


Un rato más tarde todo mundo estaba listo para tocar.


–Mira que dejarme traer a este lugar –refunfuñaba cierto castaño, que estaba sentado en una de las mesas aledañas al escenario donde se daría el show

–No es culpa mía, ya te dije que Kazuo nos invitó

–¡Y si te dice que te lances de un puente, vas y te avientas ¿no?!

–Eso depende ¿Qué tan alto es el puente?

Notas finales:

1.- For Whom the Bell Tolls, puede ser la de Metallica o la versión de Apocalyptica. Ambas son buenas, pero me gusta más la primera. La primera la pueden encontrar en el álbum Ride the Lightning (1984), y la versión de Apocalyptica en el álbum Inquisition Symphony (1996).

 

Bueno, pss creo que eso es todo por ahora. Estaré subiendo los capítulos que faltan en esta semana, puesto que ya los tengo listos.

Un review con un comentario, sugerencia, crítica constructiva o felicitación no le caen mal a nadie.

Chaito.


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