Capítulo 47: El reencuentro – Parte I
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Sábado al filo de la media noche. La banda ya casi terminaba el setlist programado con anterioridad. Hotaru había deleitado a su público, no solo con su calidad vocal, sino también con su actuación en el escenario. Aunque el propósito del show de esta noche era meramente presentarla a ella, los chicos también dieron lo suyo. Por ejemplo Shinnosuke y Nowaki la acompañaron en varias canciones, ellos a cargo de las voces naturales, y ella en las guturales. Asimismo, en el intermedio, Hotaru dio una pequeña demostración con el teclado, al interpretar el tema The Ecstasy of Gold (1), Marching on a dead road end de Arch Enemy, Kashmir de Led Zeppelin, entre otras.
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—Antes de presentar nuestro último número de esta noche… —Hotaru hablaba al micrófono— de nuevo quiero agradecer a los chicos por aceptarme en la formación —se oyeron algunos silbidos y aclamaciones—, a Shinoda-san, Reese-san y Kimoniya-san por permitirnos tocar aquí, a nuestros senseis por hacernos lo que ahora somos, y a ustedes hermanos metaleros por acompañarnos esta noche.
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Más gritos se oyeron y después de eso las luces se apagaron. Unos instantes más tarde se encendían unas luces en tonalidades lila al centro del escenario, donde ya se encontraba Hotaru frente al teclado. Sus dedos pronto ejecutaron la parte instrumental del tema Phantom of the Opera, de Iron Maiden, a modo de introducción (2). A estas alturas quienes no estuvieron conformes con su actuación al principio, cambiaban de opinión, y otros…
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—La maldita es tan genial… ahora la detesto más.
—¿Quién te entiende? Primero dices que no te gusta su estilo, y ahora sales con eso…
—¿No lo entiendes? Ella podría tener a sus pies a cualquiera de los chicos: a Misaki-kun, Nowaki-san, Shinobu-chan o Shinnosuke-san… ¡incluso los volvería su propio harem! no tenemos oportunidad contra ella.
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…no tanto. En fin, terminaba de tocar esa parte y de nuevo venían los aplausos. Se apagaron las luces de nuevo y al instante se dejó oír un riff de la guitarra rítmica, acompañado por el bajo cuidadosamente distorsionado. Como la mayoría del público lo reconocía, los aplausos y exclamaciones eufóricas no se hicieron esperar. No fue sino hasta que Hotaru lanzó un corto ¡oh, yeah!, seguidos por los primeros golpes de la batería, cuando se encendieron más luces dejando ver a toda la banda. El teclado ya no se encontraba ahí.
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I've been looking so long for you now you won't get away from my grasp.
You've been living so long in hiding in hiding behind that false mask.
And you know and I know that you ain't got long now to last.
Your looks and your feelings are just the remains of your past.
(Te he estado buscando tanto tiempo que ahora no escaparás de mis garras.
Has vivido tanto tiempo escondiéndote una y otra vez tras esa falsa máscara.
Y tú y yo sabemos que no durarás mucho.
Tu aspecto y sentimientos sólo son recuerdos del pasado.)
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Los primeros dos versos de las estrofas eran entonados solamente por Hotaru. En los dos siguientes, por primera vez Misaki le hacía acompañamiento con su voz y tocaba la guitarra. Tal vez no tenía un rango tan amplio como el de Nowaki, o la fuerza y agresividad de Shinnosuke, pero era aceptable. Conforme avanzaba la canción, Usami sentía los celos bullir por su sangre, pues aunque cada uno tenía un micrófono, su cercanía era tal que parecían dos enamorados cantando a dueto, aun cuando la canción no hablara de ello. Pero no era el único que prestaba atención a tan singular pareja, cierto sujeto de ojos verdes también lo hacía: los dos muchachos le ponían energía y corazón a su interpretación, mientras agitaban sus cabelleras, tal como lo hacían cuando eran apenas unos niños. Suspiró con añoranza al recordar viejos tiempos, y se preguntaba si seguían siendo tan buenos amigos como en antaño, o si incluso ya eran novios. Rio un poco al pensar en esa posibilidad, pues todavía no se le olvidaba el día en que la chica tuvo que marcharse y el castañito le gritó un te quiero justo al partir.
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"Seguramente serían una encantadora pareja…"
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Pero no eran los únicos que brillaban en el escenario. Particularmente para esta canción, quien brillaba más era la guitarra rítmica a cargo de Nowaki, con Shinnosuke acompañándolo con el bajo. Éste último se sintió observado un par de veces, y en una de esas se dio cuenta de la presencia de Ijuuin. Chasqueó la lengua disimuladamente, pero le restó importancia. Sin embargo no era el único que lo observaba, también lo hacía Akio: si no fuera por las luces que no lo iluminaban al cien por ciento, podría asegurar que tenía los ojos de su amigo de antaño, Murakami Hiruko… ¡incluso el bajo era el mismo modelo que el de aquél!
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"¿Será su hijo?" no pudo evitar preguntarse, después de todo pasaron muchos años desde la última vez que se vieron, así que las probabilidades de que Hiruko tuviera su propia familia eran casi del cien por ciento, a lo que pensó con cierta tristeza: "Catorce años no son precisamente un tiempo corto…"
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Yuzuki también andaba en sus propios pensamientos. En el intermedio, cuando los chicos estuvieron fuera del escenario mientras Hotaru daba su demostración, había visto a ese detestable hombre en el segundo nivel. Creyó que había sido muy clara con él, pero al parecer era persistente. Asimismo conocía bien a su Shinno-chan y sabía que estaba muy resentido con Ijuuin, pero al mismo tiempo le guardaba aunque sea un poco de respeto y afecto a quien fuera su mentor en antaño... en otras palabras, Shinnosuke lidiaba con sentimientos encontrados. Por esta razón ahora mismo se encontraba ideando una forma de hacer que ese hombre dejara de acosarlo y confundirlo más.
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"Una orden restrictiva podría funcionar, pero… ¿cómo se supone que lo convenza de hacer su declaración sin herir sus sentimientos?"
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Pero no era lo único que ocupaba sus pensamientos. Hacía un rato divisó a dos personas que conoció hace tiempo: Kusama Akio y Miyagi Yö. Había pensado en hablarles durante el intermedio, antes de ver a Ijuuin, pero realmente nunca trató mucho con ellos y dudaba mucho que la reconocieran, o siquiera la recordaran. Asimismo el físico del primer guitarrista evocaba a una tercera persona, Aramis Okimura —aunque aquel era un poco mayor y más varonil en aquel entonces—, pero tenía el mismo problema que con Miyagi o Akio. Tal vez lo mejor sería dejar las cosas como estaban, después de todo ahora tenía una prioridad llamada Shinnosuke Tödö.
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La música continuaba, el público coreaba algunos versos de la tercera estrofa, la larga melena negra de Hotaru se movía cual estandarte de una guerrera que encabezaba a su ejército. Ahora venía un silencio corto de los instrumentos. Unos cuantos punteos en el bajo abrían la parte más compleja de la canción. A continuación vino una serie de punteos a cargo de la guitarra líder, con una reaparición gradual de la batería y un riff contundente a cargo de la guitarra rítmica. Al mismo tiempo la audiencia que ya rodeaba el escenario se hacía más grande, obligando a cierto sujeto de ojos verdes a irse al segundo nivel para observar mejor.
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—Ah, los chicos me recuerdan aquellos tiempos, sobre todo Misaki-kun —suspiraba cierto pelinegro con añoranza.
—No otra vez —gruñó cierto castaño.
—Déjalo, Hiroki —ahora era un peliplata—, él sí tuvo infancia… por cierto, Miyagi-san ¿Qué puesto ocupabas exactamente en tu banda?
—¿No se los dije ya?
—No realmente… solo dijiste que al final los arrestaron a todos y después de eso se separaron (3).
—Oh, vaya… —el mayor se llevó la mano a la nuca mientras reía tontamente— los años me han vuelto más despistado —luego volvió a su tono nostálgico— En fin, en ese entonces yo era el baterista…
—Justo cuando pensé que no podía ser más extraño —murmuró Hiroki.
—¡Ja! Y eso que yo era más normal en comparación con mis compañeros… bueno, no realmente, nuestro bajista era muy mojigato…
—¿En serio? Tiene que ser una j*dida broma… ¿Quién podría ser más irritante, metiche, inmaduro, y estar más loco que usted?
—Okimura Aramis, mucho gusto.
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Los tres hombres voltearon a su izquierda, y quedaron estupefactos al ver a cierto sujeto de rebelde cabellera castaña que apenas le cubría los hombros, tez clara ligeramente tostada, nariz afilada pero no grande, barbilla muy ligeramente cuadrada, y unos serenos pero profundos ojos verdes. En esta ocasión lucía una chamarra de cuero negra, adentro una playera roja, unos vaqueros gris oscuro un poco desgastados, y unos zapatos de casquillo ¡Y no era para menos la estupefacción de cada uno! A un lado de ellos estaba un amigo y compañero de antaño no visto en años, la respuesta a aquella interrogante, y la familia que influyó enormemente en la vida de la persona amada. Para mayor sorpresa de Miyagi, el hombre no aparentaba los 36 años que debía tener, sino los 28 de Akihiko.
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—¡¿En serio eres tú?! —fue lo primero que se le ocurrió preguntar.
—¡No, soy Cliff Burton! —espetó sarcásticamente— ¡Claro que soy yo, tonto!
—¡Dios, cuánto tiempo! —Los dos hombres chocaron palmas, luego el puño y abrazarse cordialmente— ¿Dónde te habías metido?
—Pues me fui de vacaciones, hace unos dos o tres años, más o menos.
—Casi no has cambiado nada.
—¡Y tú estás viejo!
—Claro, como yo no estoy maldito…
—¿Maldito? —inquirió Hiroki para sí mismo, pero fue escuchado.
—Una teoría —respondió Miyagi— Según él, durante cinco generaciones su familia ha estado maldita ya que algunos de sus integrantes comparten rasgos en común como los ojos verdes, el cabello castaño, rostros agraciados, son casi como unos genios, atraen a hombres y mujeres por igual, y aparentan menos edad.
—Con Misaki serían seis generaciones —agregó aquel.
—Interesante —murmuró Akihiko.
—¿Qué clase de teoría es esa? —ahora era cierto catedrático.
—La única en su clase, uh…
—Te los presento —se adelantó el mayor— Él es Kamijou Hiroki, profesor de Literatura en la universidad Mitsuhashi, y mi subordinado —el aludido sólo se limitó a hacer una reverencia— y él es el famoso escritor Usami Akihiko.
—¡Vaya! Ya decía yo que lo había visto en alguna parte… sensei.
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Por alguna razón ésta última palabra fue pronunciada con desdén bastante bien disimulado.
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Mientras esto ocurría arriba, los chicos seguían dando lo suyo. Si bien era cierto que la intervención de Hotaru en esta parte era casi nula, ella debía seguir moviéndose al ritmo de la música. Finalizada la parte instrumental, la pelinegra tomó de nuevo el micrófono y junto con Misaki entonó los últimos versos de la canción, igual que al principio.
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I'm running and hiding in my dreams you're always there.
You're the Phantom of the Opera, you're the devil, you're just out to scare.
You damaged my mind and my soul it just floats through the air.
You haunt me, you taunt me, you torture me back at your lair.
(Huyo y me escondo, en mis sueños siempre estás ahí.
Eres el Fantasma de la Ópera, eres el demonio, apareciendo para causar terror.
Has herido mi mente y mi alma sólo flota en el aire.
Hechízame, búrlate de mí, tortúrame en tu mazmorra)
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Un verso contundente por los dos vocales y el escenario oscureciéndose, y así terminaba el último número. Mientras venían las aclamaciones, aplausos y silbidos, las luces se prendían por completo y la banda completa estaba de pie, todos rodeándose con el brazo mientras agradecían y hacían una que otra reverencia. En medio de los cuatro caballeros estaba la dama.
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—¿Y qué te hizo regresar por estos lares?
—Ah, vine a ver cómo están mis niños…
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"En realidad vine por Shinobu-chin, pero vaya sorpresita que me llevé… ah, le dará el patatús (4) cuando se entere que ya conocía a Taru-chan"
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Un rato más tarde la audiencia empezó a dispersarse. Los chicos estaban en el centro de operaciones.
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—¡Ufff! Creí que moriría allá arriba —Misaki dejó escapar en un bufido sus emociones.
—¡Te la rifaste! —era Shinnosuke— Medio te equivocaste en la tercera estrofa, pero todos estaban emocionados porque cantabas al frente por primera vez, nadie lo notó.
—Y Usami-san no dejaba de observarte —espetó Shinobu con voz cantarina— ¿En serio no has considerado que realmente le gustas y quiere ligarte?
—¡¿Otra vez con eso?! —recriminó la vocalista.
—No te lo tomes tan a pecho, Hotaru-san —espetó Nowaki— Era normal que lo hiciera si consideramos que Misaki-kun casi nunca canta… en fin, me gustaría presentarles a alguien.
—Hmm… claro —Misaki fue el primero en aceptar.
—Yo voy contigo —Hotaru se aferró a su brazo.
—Bueno ¿Por qué no?
—Yo voy por Yuzuki-san, ella también los quiere conocer.
—Okay.
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No muy lejos del centro de operaciones, Akio Kusama ahora enfocaba su atención en cierta abogada que aún seguía en la barra. La había notado un par de veces, ya que se le hacía conocida de algún lado.
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"Es como si fuera una versión femenina de él" luego soltó una risilla irónica "Pero debo aceptarlo, Murakami Hiruko jamás volverá"
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—Nee, sensei —Nowaki lo sacaba de sus pensamientos.
—Ya te dije que me llamaras por mi nombre, dejé de enseñarte hace tiempo. Como sea ¿ya vas a presentarme a tu novia?
—Sobre eso… —rio tontamente el guitarrista— Pensé en presentarte con los chicos primero.
—Oh… okay.
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En eso venían los chicos. Atrás de ellos venían Shinnosuke y Yuzuki.
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—Yuzuki-san/Akio-san —hablaron el bajista y el guitarrista al mismo tiempo.
—Err… chicos, él es mi tío y maestro Kusama Akio.
—Y ella es mi tía Tödö Yuzuki… ella me dio la idea de juntar a la banda.
—Mucho gusto —respondió la banda al unísono.
—Un placer, Tödö-san —el de ojos verde –azulados le besó la mano, causándole un sonrojo.
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"Sabía que no me recordaría" pensó la abogada, sintiendo una opresión en su corazón.
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—Lo mismo digo, Kusama-san —dijo, con su mejor sonrisa.
—Tú debes ser la novia de mi Nowaki ¿verdad?
—Lo siento, Akio-san —rio la chica de ojos magenta— pero su corazoncito ya lo ocupa alguien más ¿verdad, Nowa-chan? —el segundo guitarrista asintió sin perder la sonrisa.
—Qué pena, y yo que me los imaginaba juntos.
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Estuvieron en la barra conversando un rato de cosas triviales, pero Akio no dejaba de mirar a Yuzuki de vez en cuando y ella empezaba a incomodarse.
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—¿Ya viste quién está allá arriba? —Hotaru cortó la conversación, haciendo que todo mundo volteara hacia el segundo nivel.
—¡Aramis!/¡Aramis no danna!
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Los ojos abiertos de sobremanera y el labio inferior semiabierto de la mayoría eran una muestra clara de la sorpresa y revuelo que causaba esa observación. Allá arriba se encontraba un amigo y compañero no visto desde hace unos catorce años, un maestro y amigo que fue como un segundo padre durante muchos años, alguien con quien compartieron los mejores años de sus vidas, pero también alguien que vino a poner un mundo ¡su mundo! de cabeza.
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"¿Se sentirá orgulloso de mí?" se preguntaban los dos amigos de infancia.
"El destino sí que hace jugarretas muy sucias a veces" decía el baterista al verlo charlar tan animadamente con su pareja "¡Demonios! Si Miyagi se llega a enterar de…"
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—¡Ja! Y yo que pensé que el mundo no podría ser más pequeño —el azabache de ojos verdeazulados fue el único en externar su pensamiento.
—¿Lo conoce? —inquirió Misaki.
—¡Claro, éramos guitarristas en nuestra primera banda!
—¿En serio?
—Ajá… ¿Y ustedes de qué lo conocen?
—Fue nuestro maestro —dijeron los dos menores al mismo tiempo.
—Y además es mi tío —musitó el más joven.
—Hmmm… sí, te pareces un poco a él cuando tenía dieciocho...
—¿Y qué estamos esperando?, vamos a saludarlo —apeló la pelinegra.
—Okay.
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Los menores se adelantaron. Shinnosuke iba a hacer lo mismo, pero notó que Yuzuki no se movía de su lugar.
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—¿No vienes?
—Yo te espero aquí… —esbozó una sonrisa a su gusto forzada.
—Pero…
—Está bien, sólo estoy un poco cansada…
—Hmm… —soltó el castaño de ojos ámbar, no muy convencido— En ese caso nos vamos a casa…
—Pero ¿y tus amigos?
—Ellos entienden ¿verdad?
—Está bien, Yuzuki-san, ustedes vayan —era Nowaki, quien se había quedado por si acaso— Su salud es más importante en estos momentos. Vayan con cuidado.
—Gracias, Nowaki-kun. Me despides de Misaki-kun y sus amigos, por favor.
—Claro. Hasta pronto y de nuevo mucho gusto en conocerla.
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Shinnosuke ya empezaba a sospechar de la actitud de su madre. A su juicio lucía demasiado nerviosa, como si quisiera evitar a alguien… específicamente a Akio. Asimismo las miradas ocasionales de Ijuuin ya empezaban a incomodarlo también, así que tenía que marcharse cuanto antes. Se despidió de sus compañeros y de Akio, quien le dio su número a la abogada. En tanto, arriba, ciertos amigos seguían charlando, y otros dos más se limitaban a escuchar, como si hubieran sido excluidos.
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—…¡rayos! Tu vida sí que es aburrida —era Aramis.
—Tal vez, pero me gusta lo que hago —ahora era Miyagi— y mi vida es más estable…
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"Excepto por…" estaba pensando en cierto baterista cuando vio que este venía con sus compañeros, y atrás de ellos venían Nowaki y…
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—¡Akio!
—¡Aramis, Miyagi!
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…otro de sus amigos de antaño, Akio Kusama. Por otro lado, cierto castaño abrió los ojos de sobremanera en cuanto reconoció al azabache de mirar verde-azul, el mismo que vio en la librería, el mismo de su sueño. Sin embargo su sorpresa fue mayor cuando recordó la fotografía del sujeto de 22 años que Nowaki le mostró aquella vez que fueron al cine. A excepción del cabello largo, el mechón del mismo color que sus ojos, su atuendo un tanto estrafalario y la edad, Akio seguía siendo el mismo hombre que había hecho del Caballero Zafiro la persona que era ahora.
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CONTINUARÁ…
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