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El Cuartel del Metal por HitchNoDanna

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Notas del capitulo:

No estaba muerta, andaba de parranda!!!! XDDDDD… okay, okay, creo que consumí demasiada azúcar, XD.

En fin, he aquí con la cuadragésima novena entrega de esta historia -el contador marca 50, pero recuerden que el 29.5 no era un capítulo como tal, sino un interludio-. Esta vez no tengo ninguna justificación lo suficientemente aceptable por haberme tardado tanto, considerando que no lo hago. De antemano mis más sinceras disculpas.

En esta ocasión se menciona muy poco a Romantica. Para no hacerles más largo este aburrido introductorio, les dejo el cap.

 

Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica, marcas registradas, canciones, agrupaciones y sus eventos, etc., no son de mi propiedad, salvo los de mi invención y el fic en sí mismo. De lo contrario no estaría poniendo este disclaymer, lel.

Capítulo 49: Las vacaciones se acaban, pero no los problemas – Parte I

 

El tiempo transcurrió veloz como punteo para los cinco integrantes de Exilieth desde aquel reencuentro entre maestros, aprendices y ex compañeros de banda… tan rápido que, en cuanto se dieron cuenta, las vacaciones llegaban a su fin.

 

El primero en recibir el nuevo día fue el Caballero Zafiro, quien abría las ventanas de su apartamento y se asomaba entusiasta por una de ellas.

 

—¡Buen día, mundo! —pero no hubo respuesta— ¿Mundo? (1)

 

Se encogió de hombros sin perder la sonrisa y se volvió al interior para iniciar la jornada. Mientras se preparaba el desayuno, recordaba algunos acontecimientos de estos últimos días… por ejemplo la confesión de nadie más ni nadie menos que Akira Kitazawa, su jefe.

 

HACE UNOS DÍAS

 

Era el segundo sábado en que la banda se presentaba en El Cuartel del Metal con Hotaru como nueva vocalista. Mientras el lugar se ponía en ambiente, tres de los cuatro ex The Troopers jugaban póker mientras bebían y charlaban animadamente del pasado, y ellos estaban en el centro de operaciones, aguardando para otra noche.

 

—Nee, Nowa-kun —Akira venía entrando— ¿Puedo hablar contigo en privado?

—¿Qué hiciste ahora, Nowaki? —decía Shinnosuke de forma burlona.

—Ahora sí se te armó —ahora era Shinobu.

—Bien, los dejamos para que hablen —dijo Hotaru—. Vamos, Misa-chan.

—Bueno.

 

Una vez que los cuatro salieron de ahí, ambos tomaron asiento en un pequeño sofá color ocre que había ahí.

 

—¿Ocurre algo, Akira-san?

—Bueno, parece que por más que haga no vas a darte cuenta, así que lo diré de una vez —resopló pesadamente, y luego miró fijamente a los ojos al menor—: me gustas Nowaki, y quiero salir contigo.

 

¿Tan despistado era como para no haberlo notado antes? Recordaba que desde el día en que se desmayó en el trabajo, Akira se tomaba demasiadas molestias con él, unas más sutiles que otras, tales como obsequiarle dos pastillas nuevas para su guitarra, invitarlo con frecuencia al cine, pagar algunos de sus pocos tragos después de cada presentación, o simplemente ir a Sahara Music Store a conversar con él por un rato… ¡incluso ya se le había declarado esa noche que se emborracharon en Okinawa! Sin embargo y desde entonces, creía que se debía a los efectos del alcohol.

 

—Etto… bueno, me halagas, pero ya salgo con…

—Hiroki. Sí, lo sé —le cortó el pelinegro—… pero a diferencia de él, tú sí me interesas.

—¿A qué te refieres? —aquello le resultó un poco confuso.

—Bueno, tú sabes que Kai y yo somos primos y que vine de visita hace ya un tiempo —Nowaki asintió—… bien, ese sábado que entré por primera vez al Cuartel, bueno… llamaste mi atención. Al principio fue por tu físico, tu estilo de canto, tu amplio rango vocal y porque tenías más presencia que Misaki sobre el escenario… pero con el tiempo noté lo duro que trabajas, la energía y el corazón que le pones a cada canción, así que decidí quedarme… —hizo una pausa y resopló pesadamente— Iba a decírtelo ese día de la guerra de bandas, pero entre que a ustedes los secuestraron y el caos… bueno, entiendes… pero para no hacértelo más largo, la noche en Okinawa en que Hiroki llegó a reclamarte fue cuando lo entendí: te enamoraste de esa persona orgullosa y arrogante…

—¡Hiro-san no es así! —obviamente el ojiazul salió en su defensa— No deberías hablar así de las personas.

—Vamos, no intentes tapar el sol con un dedo. Tú lo conoces; Kai, Kazuo, Akihiko y yo lo conocemos desde que íbamos en secundaria, siempre ha sido así… a Kai, Kazuo y a mí siempre nos menospreció por ser metaleros, por eso lo molestábamos tanto… —luego soltó una risita—...siempre fue demasiado estirado, irritable, huraño y había que rogarle para todo… incluso ahora que estás con él, sólo acepta venir al Cuartel para quedar bien contigo, y no porque realmente comprenda tu gusto por el metal…

—¡Basta! —su paciencia estaba rebasando su límite— ¡Tal vez tenga sus razones, pero aun así lo amo!

—¿Y él? Si realmente le interesaras, no pondría su trabajo o sus intereses antes que a ti, no tendrías que rogar por migajas de amor…

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Si bien era cierto que Akira tenía razón en algunas cosas, él mismo sabía que Hiro-san lo quería, aunque fuera un poco, aunque fuera un metalero… y eso lo demostraba el hecho de que poseyera su tarjeta de memoria y la escuchara en sus momentos de privacidad, cuando bien pudo deshacerse de ella desde aquel incidente; lo demostraba el hecho de que el mayor le repusiera aquella plumilla que perdió, cuando no tenía ninguna obligación con él; lo demostraba aquel día en que por su propia cuenta lo invitara al cine a ver esa película que tanto quería… pero…

 

“Desearía que Hiro-san fuera más cariñoso… al menos una vez…”

 

…a veces no podía evitar recordar que todavía quedaban algunas barreras por romper. Mientras se alistaba para su primer día en la Facultad de Medicina, luego de estar fuera por dos largos años, la Dama Rubí también lidiaba con sus propios asuntos. Ella se encontraba en casa, haciendo el desayuno.

 

“¡Misa-chan y yo estaremos juntos en todas las clases! ¡Rayos, estoy tan emocionada que podría…!”

 

Y como siempre cuando se le acumulaban este tipo de emociones en el pecho, soltó un pequeño grito de fan enamorada, pero…

 

—¿Por qué tanto ruido tan temprano? —…olvidó que ya no vivía sola como hace poco más de un par de semanas.

—Vamos, Aramis-san, ya son las siete de la mañana. No es hora de flojear.

—Okay, okay.

—Bueno, ya te sirvo el desayuno.

 

En efecto el mismo Aramis se encontraba viviendo ahí desde aquel reencuentro. Lo recordaba bien.

 

POCO MÁS DE DOS SEMANAS ATRÁS

 

Ya se habían despedido de Akio, Nowaki y aquel profesor que le infundía cierto pavor a Misaki. Ahora se encontraban Aramis, Misaki, Usami y ella en el estacionamiento en que el escritor tenía aparcado su auto y el mayor de todos su motocicleta.

 

—¡Suave! —silbó el menor de todos al ver que se trataba de una…

—Harley Davidson, CVO Fat Bob FXDFSE2, 2010 (2) —respondió Aramis a su pregunta silenciosa— Se la gané a un sujeto en una contienda de guitarristas el año pasado… tenía algunas fallas, pero le invertí algunos miles de yenes y ¡boom!… —y un brevísimo silencio más tarde, agregó, mirando al castañito: —¿Quieres probarla?

—¡¿Puedo?! —Misaki pintaba cara de incredulidad y emoción.

—Pero tú no sabes manejar una —advirtió Usami.

—¿Takahiro te dijo eso, Usami-san? —el escritor asintió— ¡Pfff! ¡Claro que sabe, yo mismo le enseñé! Pero Takahiro siempre fue demasiado sobreprotector y nunca le dejó tener una ¿verdad, Misaki? —el menor asintió tímidamente—Bueno, pues… —le entregaba las llaves— diviértete.

—¿De verdad? —inquirió la pareja, uno con emoción y el otro con incredulidad.

—¡Claro! Es más ¿Por qué no llevas a Taru-chan contigo?

—¡OMG, claro que voy con él!

 

Inevitablemente vino a su imaginación una escena en la que se aferraba de forma casi sensual a la espalda del primer guitarrista mientras éste conducía a toda velocidad. Ella le preguntaba en un gesto tierno ¿a dónde vamos?, y él le respondía con un tono coqueto un a donde quieras.

 

—De ninguna manera —Akihiko le quitaba las llaves al guitarrista, acabando con su fantasía—. Ya es más de medianoche, además no tienes permiso de conducir…

—Hmmm, tu tutor tiene razón —resopló Aramis—, está demasiado oscuro y podría haber un accidente ¿Por qué no lo intentamos en otra ocasión?, cuando esté más claro y en un lugar abierto.

—¿Puedo? —Misaki inquirió, recibiendo un asentimiento del peliplata.

—Bueno, pues es hora de irnos.

—¡Yo voy con ustedes! —de ninguna manera iba a dejar a su Misaki solo con ese escritor sobrevalorado.

—Vamos, mujer. No le va a pasar nada por un día que no estés con él.

—Pero…

—Además, necesitas quien te acompañe. Nadie puede vivir ni estar solo.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Un aura negra la rodeó por completo al recordar ese día, pero era cierto: desde ese día la casa ya no se sentía tan vacía, además ahora tendría a alguien que la esperara al volver a casa. Lanzó un suspiro corto y se dispuso a servir el desayuno para ella y su antaño mentor.

 

—¡No puedo creer que tenga que cursar Literatura obligatoriamente! —volvió a suspirar, esta vez por recordar un pequeño inconveniente— En mi otra escuela esa materia era opcional.

—¡Vamos, mujer! No es tan difícil, además tienes a Misaki para que te ayude.

—Pero aun así me pregunto ¿para qué incluyen Literatura en Economía?

—¿Estás segura de que quieres estudiar Economía?

—¡Por supuesto!

—Pero se ve que tienes más potencial para Arquitectura… ¡o incluso estudiar canto profesionalmente! ¿Por qué el cambio tan drástico de carrera?

—¿Por qué no? Misa-chan bien podría ser chef o guitarrista profesional, pero prefirió estudiar Economía ¿no?

—Pues la neta no los veo a futuro trabajando en eso…

 

Un rato de charla más tarde, terminaban el desayuno. Mientras el mayor le ayudaba a recoger los platos, ella alistaba sus cosas para su primer día en Mitsuhashi, al lado de su amor platónico.

 

—Rayos, mejor sácalo de una vez o colapsarás —espetó el mayor de forma burlona.

—¿Ah?

—Vamos, Taru-chan, te conozco desde que eras pequeñita, pequeñita… se te ve luego luego la cara de emoción. Sácalo de una vez o colapsarás.

—¿Prometes no burlarte? —titubeó por un momento.

—Prometido.

 

Aspiró lo más que pudo de aire, para posteriormente sacarlo en un grito de emoción equiparable al de una fujoshi cuando ve a dos chicos besarse en la calle (3). Pasaron unos segundos de incomodidad en que ambos se quedaron callados, sin decir nada. Luego Aramis estalló en risas.

 

—¡Dijiste que no te reirías! —replicó la pelinegra en un puchero.

—No… dije que no me burlaría, no que no me reiría.

—¡Kyaaa! ¡Rayos, se me hace tarde! ¡Me voy!

—Yo te llevo.

 

Así, maestro y aprendiz pasaban un buen momento. Mientras Aramis conducía su Harley rumbo a Mitsuhashi, bajo las indicaciones de la vocalista, el Caballero Plateado cortaba una col tan rápido y preciso como cuando tocaba su batería. Como hoy sería su primer día de clase en un nuevo semestre, intentaba nuevamente preparar su especialidad para dársela a Miyagi después de clases. Mientras lo hacía, recordaba un pequeño suceso después del reencuentro de los entonces The Troopers.

 

LUNES DE LA SEMANA PASADA

 

Como siempre cuando estaba en casa, se encontraba tocando la batería en el cuarto a prueba de ruido donde siempre la guardaba. Aquella demostración de celos de Miyagi sí que lo había motivado, tanto así como para mejorar aún más su ejecución. En fin, llevaba poco más de dos horas y media en eso cuando entró un mensaje a su móvil: era Aramis, quien lo invitaba al cine. La verdad no tenía ganas de salir a ningún lado, pero Aramis le caía bien y además, haciendo las preguntas adecuadas, podría conocer un poco más del pasado de su amado. Se quitó las pequeñas pesas que traía en los tobillos (4) y luego de alistarse para salir, pidió permiso a sus padres, bajo la coartada de que saldría con su sempai de la universidad, Shinnosuke Tödö (5). Más tarde tomó el tren y fue hasta el lugar que el ojiverde le indicó, y en donde éste ya lo estaba esperando. Un intercambio de palabras y unos minutos más tarde, los dos ya se encontraban en la sala. Mientras comenzaban los anuncios y previos, inició su plan con una pregunta simple.

 

—¿Cómo formaron su banda?

—Es una historia un poco compleja, pero para no hacértela tan larga, sólo diré que…

 

Resultaba que fue en una tocada de una banda local cuando se decidieron. Para ese entonces Akio y Aramis iniciaban la universidad, mientras Miyagi estudiaba el último año de la preparatoria, todos en diferentes escuelas. Ese día habían coincidido porque los tres buscaban de alguna manera desahogar los problemas que cada uno cargaba: en el particular caso de Miyagi, sus padres controlaban demasiado su vida. En fin, luego de algunos tragos y una charla, fue el mismo Miyagi quien propuso la formación de la banda.

 

—¿Y por qué The Troopers? —en algún punto del relato, interrumpió al mayor.

—Por la canción de Iron Maiden. Todos ya nos la sabíamos.

—Ah… oye, si los padres de Miyagi-san controlaban demasiado su vida ¿Cómo hizo para conseguir su batería?

—Ah, es que querían que fuera baterista, pero de un grupo de jazz.

 

Como ya comenzaba la película, ya no hubo tiempo para hacer más preguntas, pero al menos la información obtenida era un pequeño paso más para acercarse más a Miyagi Yö. Aunque la película estuvo entretenida, durante la misma no pudo evitar sentirse un poco apenado por algunas miradas que le dedicaba el ojiverde. No fue hasta el término cuando al fin pudo salir de su turbación.

 

—¿Sabes? La escena en que se activan las alarmas de humo por ese waffle quemado, me recordó un poco a esa novia de la que te hablé.

—¿Ah, sí?

—Era terrible cocinando, pero lo hacía de corazón y cada vez parecía mejorar un poco… —soltó un suspiro melancólico, sin perder la sonrisa— quizá por eso me enamoré tanto…

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Aunque ya se sabía terrible para la cocina, se empeñaba en mejorar, después de todo era Miyagi de quien se trataba. Ya había terminado de saltear aquellas tiras finas de col y ahora las acomodaba en un bentö junto con un poco de arroz y algunas otras cosillas más. Algunos minutos después, se alistó para su primer día de clases y salió. Esta vez no quiso que el chofer lo llevara en coche, sino que tomaría el tren. Y mientras pasaba esto, el Caballero Dorado ya había llegado a la escuela, pues su madre salió temprano a trabajar. Estaba recargado bajo la sombra de algún árbol, escuchando el tema No love lost, de Carcass. Mientras la música corría, recordaba un suceso en especial.

 

LA NOCHE DESPUÉS DE LA PRESENTACIÓN

 

Como todo en la vida, aquel beso entre Kai Shinoda y él tuvo que terminar, y sólo entonces la realidad lo golpeó en la cara: ¡acababa de besar a su jefe! Evidentemente apenado por esto, quería que la tierra se lo tragara, o que un meteorito le cayera encima, o cualquier otra cosa que lo sacara de ese apuro, pero la suerte no estaba de su lado…

 

—Me gustas, y quiero salir contigo —…y aquella confesión, así sin más, no le ayudaba en nada. Sintió su sangre fluyendo rápidamente hacia sus mejillas, causándole un hormigueo.

—¿Qué? —estaba demasiado sacado de onda como para reaccionar.

—Está bien, no tienes que responder ahora… estoy consciente de tu situación con Ijuuin, así que voy a esperarte el tiempo necesario para que aclares tus sentimientos. Solo quería que lo supieras.

 

FIN DEL FLASHBACK

 

Instintivamente llevó dos dedos hacia sus labios y los deslizó un poco. Alguna vez había escuchado ese dicho, un clavo saca a otro clavo. Realmente no creía en eso, pues desde su ruptura con Ijuuin Kyo, se volvió sumamente desconfiado con las personas, a tal punto de negarse a entablar otra relación que al final terminaría igual o peor.

 

“¿Puede llegar el amor pocos días o semanas después de una ruptura? ¿Cuánto tiempo necesita un corazón roto para recomponerse? ¿Son estas nuevas relaciones una desesperada huida hacia adelante?”

 

Las respuestas siempre habían sido las mismas: no, no al menos en estos dos años que pasaron desde entonces; la segunda no tenía respuesta, pues quizá sólo le guardaba resentimiento a Ijuuin, pero no sentía que estuviera roto; y sí, creía firmemente en que sólo eran una forma de mitigar el dolor causado por la ruptura.

 

“No sé cómo lo conociste, ni cómo terminaste liado con él, pero te recomiendo que lo termines de tajo y sigas adelante. De lo contrario su recuerdo terminará atándote a él de por vida”

 

Pero también le daba la razón a Kai. Si bien era cierto que había ganado cierta libertad el día en que sus padres lo echaron de casa y vivió con Ijuuin, esa libertad ahora era un simple recuerdo que lo encadenaba al pasado.

 

—Debí echarlo cuando pude —murmuró con desgano, refiriéndose al día que se presentó a su actual residencia por primera vez.

 

El sonido del tema Yesterday is dead and gone, de Arch Enemy, lo sacó de sus pensamientos. Revisó su móvil, topándose con un número que no tenía guardado.

 

—Moshi moshi…

—¡Habla Kyo, por favor no cuelgues! —era su ex amante.

—¿Qué es lo que quieres? —respondió con una voz tan fría que le heló la sangre al que estaba al otro lado de la línea.

—Hablar.

—Ya estamos hablando.

—En persona… de verdad es importante.

—Déjate de rodeos y di de una vez qué es lo que quieres.

—Limar asperezas, es todo.

—Está bien. Elige el lugar y fecha que quieras, yo estaré ahí.

 

“Perfecto, al fin podré acabar con esto de una vez por todas”

 

Pero no tenía idea de que esto apenas sería el principio.

 

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

1. No me acuerdo en cuál, pero sale en un episodio de Bob Esponja. Si lo encuentro, colocaré el dato después, XD.

2. Referencia de la moto de Aramis:
http://www.totalmotorcycle.com/photos/2010models/2010-Harley-Davidson-CVOFatBob-FXDFSE2a.jpg

3. Eso de las fujoshis es muy subjetivo. La verdad no he visto a ninguna que haga eso, pero supuse que la magnitud sería equiparable, XD.

4. Los bateristas requieren usar dichas pesas durante sus prácticas para hacer músculo.

5. Si se acuerdan, Shinobu y Shinnosuke estudian la misma carrera, pero Shinnosuke es un grado superior.

 

Lo sé, algo extraño el capítulo, pero bueno. ¿Les gustaría que desarrollara en un corto la historia de Aramis, Miyagi y Akio, o lo vengo tratando en pequeños párrafos, tal como ahora? Me gustaría saber su opinión, ya que tengo algunas ideas.

En fin, de momento es todo por ahora. Gracias por seguir esta historia. Nos leemos luego. Chaito.


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