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Regular Love por samuesselmo

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Notas del capitulo:

Ok... Sinceramente, no pensé que iban a decir "Me gustó, escribí el siguiente capitulo", puesto que en realidad ni siquiera lo tenía pensado al capitulo (Eso no quiere secir que no quiería continuar la historia xD )

 En fin... Me costó escribirlo, debido a, como dije antes, no lo tenía planeado, y decidí que voy a subirlos una vez por semana, entre el viernes y el sabado.

 Ok... no fue como quería el capitulo, demasiado dramático como para ser Regular Show/Un show mas, pero se trata de un AU, y es una versión o visión mía sobre la serie, espero que sea de su agrado :)

 Las 8.00 a.m. marcaba el reloj, y aún dormían dos empleados perezosos. Debían estar preparados para trabajar hace ya una hora, el problema era que ambos tenían el sueño pesado, incluso el cola de mapache, consecuencia de una noche “agitada”.

 El castaño sentía los rayos del sol sobre sus parpados, y queriendo cambiar de posición se dio cuenta de que no estaba solo en su cama, en su pequeño trampolín. Se encontraba recostado sobre el pecho del peliazul, al verlo así no pudo evitar ruborizarse y soltar una suave risa, después de todo la cama del ojeroso era de su talla, por lo que el más alto sobraba allí, teniendo ambas piernas tocando el suelo sin problemas.

 Al sentir a su amigo moverse comenzó a abrir los ojos con pesadez -¿Qué pasa, amigo?- Preguntó bostezando.

 Aquella palabra le afectaba, “amigo”, era verdad, ellos eran amigos, pero con derecho. Lo cierto es que lo hacían desde hace ya mucho tiempo esas “cosas”, pero luego de que el mayor conociera a Margaret, la mesera pelirroja del café al que siempre concurrían, ciertas cosas cambiaron. Mordecai se había enamorado de ella, aunque aún no se le había confesado, y es por eso que a la hora del sexo, la mayoría de las veces, el peliazul reemplazaba su nombre por el de la muchacha, y esto deprimía a Rigby, él amaba a Mordecai con el alma, aunque no lo insinuara a todas horas del día.

 -¡Rigby! ¡Vamos! ¡Es realmente tarde! ¡Benson nos va a regañar!- Mordecai se levantó alterado y a la velocidad de la luz se vistió, mientras que el castaño se arropaba nuevamente en su cama. Al ver esto, el peliazul destapó sin pudor alguno al más bajo, gritando –¡Vamos Rigby! ¡Levántate!-El cola de mapache protestó, y lentamente fue vistiéndose.

 Una vez listos ambos bajaron para ir hasta la cocina y preparar un rápido desayuno, mientras que pensaban una buena excusa para que su jefe no les gritara o los despidiera. Sin embargo, al llegar a la cocina, se toparon con una escena completamente nueva para ellos; el mayor de los empleados acosando, o en otras palabras chupando y mordiendo, literalmente, el cuello de Benson.

 Los cuatro individuos de la cocina se paralizaron, por un lado estaba el pelirrojo, quien recordó la vergonzosa experiencia al ver a los holgazanes, es decir, a Mordecai y Rigby en pleno sexo hace ya 3 semanas. Por otro lado, el canoso se separó de Benson para susurrarle al oído que lo esperaba en su casa, la cual estaba en otra zona del Parque, a la hora del descanso. Al oír aquello se ruborizó, y no como cuando se enfadaba.

 -Skips y Benson sentados bajo un arbo…- La canción infantil de la pareja se vio interrumpida por un rostro completamente rojo, de parte del gerente.

 -¡Ustedes dos! ¡¿A qué hora piensan ir a trabajar?! ¡Fuera de mi vista o los despido! ¡¿Fui claro?!- Gritó hecho una furia el pelirrojo.

 Asustados y temblorosos contestaron con un rápido “SI”, para luego salir corriendo fuera de la casa.

 

 Tomaron uno de los carritos, sólo para darle la vuelta al parque y charlar, cualquier cosa era mejor que trabajar.

 -Oye, ahora que Benson tiene de novio a Skips, tal vez tenga buen humor ¿no crees?- Dijo Rigby esperanzado sin poder sacarse de la cabeza la imagen de esa mañana.

 -¿Si? No lo sé, amigo. Skips es un hombre mayor, tal vez ni se le para ¿Crees que lo hayan hecho?- Luego de aquel comentario de parte del peliazul, sólo hubo silencio, ambos intentaron pensar en ello, pero después de unos largos segundos, el mayor frenó inesperadamente el carrito.

 -¡¿Acabas de pensar lo mismo que yo?!- Gritó asustado Mordecai sonrojado.

 El cola de mapache lo miró asqueado para decir – No quiero hablar de esto, viejo-

 -Tienes razón- Asintió -¿Vamos al café?

 Antes hubiera estado entusiasmado por la idea, pero ahora, sabía que Mordecai sólo quería ir al café por Margaret. El ojeroso tenía planeado pasar el día a solas con él, pero no podía decirle que no, eso extrañaría al mayor, por lo que aceptó.

 

 Era mediodía por lo que no había trafico alguno y llegaron al café sin problemas, con la excusa de Mordecai para ir a almorzar.

 -Buenas tardes, Margaret- Saludó simpático el peliazul, quien había ingresado al local muy entusiasmado.

 -¡Mordecai! Buenos tardes- Contestó la pelirroja sonriendo algo sonrojada -¡Ah! Hola, Rigby-

 -…- El cola de mapache sólo levantó la mano como saludo y se sentó en la mesa que siempre ocupaban.

 -¿Lo de siempre?- Preguntó Margaret una vez que Mordecai había tomado asiento junto a Rigby.

 -Si, por favor- Contestó sonriente sin dejar de mirar a los ojos de la pelirroja.

 Tímidamente Eileen se acercó a la pareja –H-hola Rigby ¿cómo estás?- Preguntó nerviosa la castaña.

 -Hola Eileen- Al principio Rigby era indiferente con ella, pero luego de varias conversaciones se hicieron buenos amigos, aunque la castaña aun se encontraba perdidamente enamorada de él y jamás tomaba coraje para confesarse –Bien ¿y tú?

 -Bien, pero ¿de verdad te encuentras bien? No tienes buena cara- La castaña dudaba de la respuesta de Rigby, pues era cierto, no tenía el típico animo de todos los días.

 -Yo… S-sólo estoy cansado…- Respondió cabizbajo el cola de mapache.

 -Aquí tienen chicos- Anunció la mesera pelirroja trayendo una bandeja con el pedido de la pareja.

 -Genial- Exclamó Mordecai -¿A qué hora terminas? T-tal vez podríamos salir…- Preguntó tímido y nervioso el peliazul rascándose la nuca.

 -Me encantaría, pero mi novio va a pasar más tarde e iremos al cine, tal vez otro día- Contestó algo apenada la pelirroja.

 -¡Oh! Ok… está bien, para la próxima- Respondió decepcionado.

 Aquellas palabras del peliazul, deprimieron al castaño, sentía que estaba a punto de lagrimar, pero con un rápido movimiento se puso de pie y salió corriendo del café.

 Los tres se quedaron mirando la puerta por lo rápido que había salido Rigby, sin comprender qué era lo que le ocurría.

 -¿Qué le pasa a Rigby?- Preguntó preocupada la muchacha pelirroja a Mordecai.

 -No lo sé, hace un par de minutos estaba bien- Respondió confundido, con intensas ganas de ir tras él.

 -¿Por qué no vas con él?- Le sonrió Margaret –Eres su amigo, ve a ver que le ocurre, tal vez te necesita.

 Mordecai asintió y se fue corriendo tras el castaño, necesitaba hablar con él y averiguar cuál era el problema. No se había llevado el carrito por lo tanto subió a este y fue directo al Parque.

 

 Al llegar dejó el carrito a un costado de la casa, para luego ingresar a esta -¡Rigby! – Le llamó preocupado el peliazul desde la sala.

 Lentamente subió las escaleras para llegar a la habitación que compartían, desde el umbral de la puerta observó el cuarto, y lo encontró. Se había hecho una bolita en su trampolín, bajo un montón de ropa, lo supo, pues el pequeño que temblaba y sollozaba.

 Dio un profundo suspiro de alivio mientras se acercaba a la montaña de ropa -¿Rigby? ¿Qué ocurre?- Le preguntó sentándose a su lado.

 El castaño apartó toda la ropa, hasta dejarla acumulada en el suelo, y así levantar la vista para mirar directo a los ojos azules de su amigo. Rigby había llorado, los ojos hinchados y colorados lo delataban.

 -Perdóname Mordecai… tengo sueño, eso es todo…- Respondió suavemente el cola de mapache, sorprendiendo y preocupando aún  más al mayor.

 -¿De verdad? Pero, ¿por qué lloras?-

 -¡Si! Es que… -Al castaño se le tenía que ocurrir una buena excusa- ¡Anoche! Anoche… lo hicimos ¡y creo que fuiste muy rudo!- Gritó haciendo un puchero, parte de la actuación.

 -¡Oh! ¿De verdad? Lo siento… ¿Duele mucho? ¿Quieres que vayamos al médico?- Preguntó un poco más aliviado el peliazul sabiendo que, sentimentalmente, su amigo se encontraba bien.  

 -¡No!- Gritó asustado Rigby –Quiero decir… no es necesario- Mostrando una amplia sonrisa.

 -¿Seguro?- El peliazul tomó con sus manos el rostro ajeno, estaba tan cerca que sentía la respiración éste.

 -Mordecai… Q-quiero hacerlo…- Susurró cortando la pequeña distancia de ambos, y así profundizar un apasionado beso de lenguas. Hasta que se quedaron sin aire, provocando que se separaran para mirarse a los ojos.

 -Pero… dijiste que te dolía, Rigby-

 -Por favor, Mordecai- Pidió, regalándole una mirada inocente para incentivar al mayor.

 -¡No pongas esa cara!- Sin mucho esfuerzo levantó como princesa al cola de mapache para acostarlo en su cama –Hoy lo haremos en la mía, la tuya es demasiado pequeña.

 Iniciaron con besos y lamidas, adoraban compartir sus salivas y hacerlas una, jugar con sus lenguas, como si fuese una guerra para determinar quién invadía a quién, sin embargo el castaño siempre se dejaba vencer, debido a que adoraba sentir la lengua ajena explorando cada rincón de su boca.

 Luego de aquella cesión de besos, pasó a su cuello, para depositar chupones y mordiscos, mientras desnudaba al menor, comenzando con el ligero sweater marrón que llevaba y llegar a quitarle toda la ropa superior, dejando expuesta su piel acanelada. Y así, comenzar a devorar y saborear los pequeños pezones, igualmente libres.

 -M-Mordecai…- Los gemidos y jadeos ya se hacían presentes por parte del castaño.

 Interrumpió su acción para incorporarse y sacarse su sudadera junto a la remera que llevaba debajo, pues él también quería desnudarse y sentirse libre, y también para estimular aún más a su amigo, después de todo, tenía el cuerpo bien marcado a pesar de parecer sólo un flacucho. Una vez desnudo, regresó a los labios entreabiertos del castaño.

 Aquellos profundos besos los utilizaba para distraer al menor, ya que necesitaba prepararlo para luego penetrarlo, y no podía sacarse de la cabeza la idea de que al moreno le dolía mucho, tanto que había llorado a mares. Comenzó por sus pantalones para quitárselos y dejarlo por completo desnudo, aproximándose a la estrecha entrada con un par de dedos.

 Mordecai pasó por alto la situación, es decir, la zona baja de Rigby estaba bien, no parecía que estaba irritado y tampoco se quejaba mucho el castaño, sin embargo prefirió callarse y seguir con lo suyo. Dio vuelta al cola de mapache para ponerlo en cuatro -¿Estás listo Rigby?- Preguntó para estar completamente seguro antes de hacerse uno con él.

 -Adelante, Mordecai…- Murmuró contra la almohada sin estar nervioso, después de todo aquello lo hacían casi todo los días.

 Se bajó los pantalones para así comenzar a penetrar al moreno, era jodidamente estrecho, a pensar de que lo hacían como conejos, la entrada de Rigby siempre se mantenía apretada, y esto fascinaba al peliazul.

 -Ah… Rigby…- Jadeó el más alto una vez que ingresó completamente.

 Una vez acostumbrados, empezaron las embestidas, rápidas y precisas. Aquello le encantaba al mayor, y como hacía la mayoría de las veces, cerró los ojos, sumergiéndose a sus propios pensamientos mientras disfrutaba el vaivén, el choque de ambos cuerpos.

 -M…M-Margaret…- Gemía Mordecai, provocando al castaño decepción ¿por qué siempre le ocurría eso?

 Rigby sólo se puso a llorar, soportar otro día de rechazo, porque para Mordecai era sólo eso, sexo, una forma de desahogarse.

 Un par de embestidas más y el peliazul terminó por venirse dentro de él, para luego acostarse a su lado, agotado y satisfecho, hasta quedarse dormido. Mientras tanto el cola de mapache seguía en la misma posición, no se había corrido aún.

 Miró a su mejor amigo, que yacía dormido a un lado, pero su vista era nublosa debido a las lágrimas, le sonrió y se levantó para ir hasta el baño y darse una rápida ducha.

 En la ducha logró masturbarse y gemir a gritos el nombre de Mordecai. Al salir del baño regresó al cuarto, todavía desnudo y mojado, comprobó que el mayor aún dormía, y así era, pues éste tenía el sueño pesado.

 Lentamente se acercó a un largo espejo que había allí en la habitación, primero miró su cara, sus ojeras estaban mucho más marcadas de lo normal, sus ojos sin brillo, llenos de tristeza.

 -Supongo que ella es mejor que yo…- Susurró para sí mismo, y junto a ello, las lágrimas no tardaron en caer, corriendo por sus coloradas mejillas -¿Qué tengo que hacer para que me quieras como yo a ti?

 Observó los chupones provocados por el peliazul, eran como moretones morados, como golpes, “golpes” que él toleraba sólo porque lo amaba demasiado.

 -Tal vez… sólo tengo que seguir caminando hacia adelante…- Volvió a susurrar mientras caminaba hasta su cama para dormir antes de la cena – Algún día él se va a olvidar de esa chica, quizá lo rechace, entonces yo voy a confesarme seriamente…- Y diciendo esto cayó dormido, el llanto lo había dejado exhausto. 

Notas finales:

 Ok... Espero sus Comentarios, ya saben: Criticas/quejas/sugerencias/etc 

 


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