BIENVENIDOS: SUBAKU NO AKIRA Y SUBAKU NO TAKESHI
Mi solcito abrió sus ojitos al máximo, al igual que su boca pero ningún sonido salió de ella. Me preocupe ¿acaso no le había gustado? Podía cambiarla si quería otra, aunque la vendedora me había dicho que era ideal para un matrimonio joven con niños. Al idiota de Sasori también le había gustado, iba a golpearlo cuando lo viera por estúpido, le pedí consejo porque se suponía que el conocía mejor los gustos de Naru.
- No te preocupes bebe, puedo cambiarla si quieres – el hizo una mueca de total desagrado. Iba a asesinar a Sasori y a la condenada vendedora que me había engañado. Lentamente me acerque a el - Es en serio amor, compraremos la que tu quieras.
- ¡Ah! – grito mientras fruncía el seño. Estaba bien que no le gustara pero ya era demasiado, tampoco era tan fea – me duele mucho – lo observe atentamente, se sujetaba el vientre y se había mojado los pantalones - ¡Gaara! – grito y se precipito hacia el suelo. Lo tome antes que impactara. Que idiota era, ni cuenta me había dado que había entrado en trabajo de parto, o lo que fuera que hacían los donceles - ¡ah! – grito mas fuerte.
- ¡Mierda! – exclame saliendo a toda prisa de la casa, una vecina se acercó a nosotros – están por nacer – le dije a los gritos – cuide la casa por favor – ella asintió con una sonrisa. Coloque a mi sol en el asiento trasero con sumo cuidado y partí a toda prisa rumbo al hospital – resiste amor, ya casi llegamos.
- ¡Cierra la maldita boca! – Grito enfurecido - ¡maneja rápido, rápido! – Estaba sudando del sufrimiento, me dolía verlo así, pero yo no podía hacer nada mas que concentrarme en el camino, no podía sufrir un accidente - ¡Gaara! – volvió a gritar.
- Ya amor, ya llegamos – marque el numero de mi cuñado y puse el altavoz porque no podía hablar y conducir.
- Gaara ¿todo bien? – Pregunto Dei y un grito de mi rubio lo alerto que nada estaba bien - ¿Qué pasa?
- Ya vienen Dei, vamos al hospital, lleva las cosas y llama a mi hermana – el no dijo nada, me colgó pero no me importaba, ya le había avisado. Estacione como pude en la entrada del hospital y tome a Naru en brazos para correr dentro - ¡ayuda! – Grite - ¡mis hijos van a nacer!
- ¡Ahhhhhh! – grito mi Naru a todo pulmón retorciéndose en mis brazos. Un enfermero llego rápido para colocarlo en una silla de ruedas.
- Yo lo llevo, solo dime donde – el asintió, no podía dejarlo en esas condiciones, además que no podía porque Naru tenia sus uñas enterradas en mi brazo. Nos guio a una sala y me hizo acostarlo en una camilla.
- Vamos a prepararlo, espere afuera por favor – yo no quería irme, no quería dejarlo.
- ¡No! – Grito Naruto sujetando mi camisa – él se queda, ¡Ahhhhhhhhhh! – Volvió a gritar cerrando los ojos – sáquenlos ya, por favor.
- ¿Son mas de uno? – pregunto el hombre y asentí sujetando la mano de mi rubio que no dejaba de quejarse de dolor.
- Gemelos – confirme – la cesárea estaba programada para la próxima semana – él tomaba notas mientras revisaba sus signos vitales – su doctora es Sensu Tsunade.
- Ella ya esta en camino, vamos a tener que intervenir hoy, porque se han adelantado – asentí algo asustado – es normal, no es lo recomendable pero suele suceder en los embarazos múltiples – suspire – por eso se deben evitar las emociones fuertes en los últimos días, debería haber estado haciendo reposo desde hace una semana – fruncí el seño por esa información, Naruto me había engañado. Estuvimos esperando a que llegara la doctora, que fue a los diez minutos, los mas largos de mi vida. Llego con su equipo y me sacaron a las patadas para prepararlo todo. Desde el pasillo vi como se llevaban a mi Naru al quirófano. Me quede allí mirando la puerta por donde había pasado, con un nudo en el estomago y los nervios comiéndome. Estaba tan concentrado pensando en mi familia que no note cuando alguien me sujetaba de la camisa y me estampaba con fuerza contra la pared. Estaba por golpearlo hasta que note que se trataba de Deidara, muy pero muy enojado.
- ¿Eres idiota o te haces? – pregunto con fuego saliéndole de los ojos - ¿a que clase de animal se le ocurre sorprender a un embarazado en sus últimos días? – mire a Sasori que elevo los hombros disculpándose por haberme delatado. La verdad en su momento no pensé en lo que pasaría con el embarazo, solo quería darle a mi familia un hogar. Era tan listo para algunas cosas y tan tonto para otras, cuando se me metía algo en la cabeza no paraba hasta conseguirlo sin pensar en nada más. Y Naruto me cegaba los sentidos, cuando pensaba en él se me rompían los esquemas y me portaba impulsivamente – No se donde tienen la cabeza ustedes – exclamo soltándome y llevándose las manos al rostro – si algo le pasa a mi hermanito o a mis sobrinos te mato – aclaro.
- Te lo agradecería porque no tengo intención de vivir sin ellos – respondí sincero y es que la sola idea de perderlo me aterrorizaba tanto, que yo me sentía dispuesto a quitarme la vida si él se iba de este mundo – pero va a estar bien, confiemos en el – Deidara suspiro y se abrazó a mi primo llorando. Estaba muy nervioso, igual que yo, pero yo era un hombre con cierta reputación que no podía ponerse a llorar en medio de un pasillo. Mis hermanos llegaron a los minutos, al igual que Pain y Nagato y los amigos del colegio de mi solcito. Estuvimos como dos horas esperando alguna noticia hasta que la puerta del consultorio se abrió. Dos enfermeras salieron con dos bultos en brazos y luego apareció la doctora Tsunade. La miramos fijo y ella sonrió para darnos la tranquilidad que necesitábamos.
- Los tres están bien – dijo tranquila – los niños fueron a la incubadora, son dos hermosos varones – sentí mis ojos humedecerse de la emoción – Naruto esta dormido pero esta bien, va a despertar en unas horas y podrán verlo en su habitación – asentimos – vamos a conocer a tus hijos – me hizo señas para que la siguiera e ignorando a todo el mundo fui tras ella. Con cada paso que daba sentía mi pulso acelerarse, las manos me sudaban y las ganas de llorar se hacían mas grandes. Eran tantos sentimientos encontrados. El alivio de saber a mi familia a salvo, la felicidad de ver a mis hijos por primera vez y la nostalgia y tristeza por aquel pequeño que jamás llego a ver la luz del sol. Respire hondo para no perderme en ese triste recuerdo, era momento de ser feliz, si pensaba en ello me caería y no podía hacerlo, Naru y nuestros hijos me necesitaban de pie. Llegamos al área de neonatología y me señalo por la ventana dos incubadoras. Dentro estaban los bebes mas pequeñitos y lindos que había visto en mi vida. Seguramente me cabían en la mano sin problemas – son hermosos – dijo ella palmeándome el hombro – felicidades – asentí sin quitar la vista de mis hijos, esta hipnotizado, no podía creer que esos seres tan pequeñitos me hicieran sentir tantas cosas, solo mirándolos. Perdí la noción del tiempo hasta que una enfermera se acercó a mi lado con unas fichas.
- ¿Usted es el padre? – Asentí sin mirarla – ¿su apellido y nombre? - solicito
- Subaku no Gaara – respondí en la misma postura.
- Nombre del padre gestante.
- Subaku no Naruto – mi rubio ya no llevaba el apellido de su padre, se lo había cambiado hacia tiempo. Sasori lo había “adoptado” cuando llegaron a Estados Unidos, para evitar que su familia lo encontrara.
- El nombre de los niños – pidió – el de la derecha nació primero, dos segundos antes – comento - ¿han hablado de ello? – recordé que si lo habíamos hecho, dos noches antes
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Estábamos en la oficina, terminando los papeles y note que Naruto llevaba en su bolso un libro de nombres para bebes.
- ¿Ya has pensado como se llamaran? – pregunte dándole una hojeada.
- Me gustan algunos, pero todavía no me decido – respondió - ¿a ti te gusta alguno?
- Vemos – leí unos cuantos – si es niña me gusta el nombre Rin – dije con una sonrisa.
- Es lindo – respondió – a mi me gusta Azumi – asentí sentándome a su lado.
- Si son dos niñas la primera se llamara Rin y la segunda Azumi ¿te parece? – asintió con una sonrisa acariciando su vientre y yo no pude evitar imitarlo.
- Si uno es doncel me gustaría que se llamara Sora – asentí.
- También me gusta Rei – el sonrió.
- El primer doncel será Sora y el segundo Rei – afirmo y asentí en acuerdo.
- ¿Si son varones? – Pregunte – Sora también queda para un varón.
- Si, pero yo quiero que así se llame mi primer doncel.
- Hecho, si ahora no tenemos un doncel seguiremos intentando hasta que nazca uno de nombre Sora – se sonrojo por mis palabras – igual que si no tenemos niñas te embarazare hasta que tengamos a Rin y a Azumi.
- Gaara – reclamo apenado y lo abrace por lo hombros.
- Y aun nos faltan los varones – asintió – me gusta Akira para mi primer varón.
- Es un hermoso nombre, pero a mi me gusta Takeshi o Ryuki – eran bonitos nombres también.
- Prefiero Akira – lo moleste – el segundo se puede llamar como tu quieras.
- Eso es injusto – se quejo – yo los llevo dentro ¿sabes?
- Si amor lo se, con ese vientre es imposible no notarlo – sonreí y se puso de pie furioso.
- ¿Me estas llamando gordo? – pregunto inflando sus mejillas y apuntándome con el dedo, me acomode mejor en el sofá, observándolo de pies a cabeza. No estaba gordo, de ninguna manera. Estaba hermoso, perfecto, pero era tan divertido hacerlo enojar – eres el peor novio del mundo – sentencio para luego comenzar a llorar – no se le dice gordo a un embarazado ¡insensible! – me grito y lo tome de la muñeca para sentarlo en mi regazo y abrazarlo.
- Yo no he dicho que te vas gordo – le susurre al oído – para mi eres el ser mas hermoso del universo entero, pensé que ya lo sabias.
- Nunca me lo dices – mintió descaradamente.
- Te lo digo todos los días pequeño mentiroso – lo senté en el sofá, yo mismo estaba rompiendo mi regla de mantener la relación fuera de la oficina, aunque el horario laboral ya había acabado – pero puedo decirlo más veces si lo necesitas – negó con la cabeza.
- Sabes que el embarazo me poner mas sensible que de costumbre – asentí – pero no hemos aclarado el nombre de los niños – dijo con un puchero, pensando que me convencería. Tome una hoja y escribí los tres nombres, lo corte y doble antes de ponerlo en una cajita. Llame a Sasori por el intercomunicador y apareció listo para irse a casa.
- Ya me iba – dijo serio.
- No me importa - respondí y suspiro, me gustaba tanto fastidiarlo – tienes que ayudarnos en un asunto de vital importancia – el asintió – escoge un papel – le extendí la caja y el extrañado me hizo caso – déselo a Naru – obedeció – ahora saca otro – hizo lo mismo – bien, el nombre que tienes tu – apunte a mi rubio – es el de nuestro primer niño varón – el asintió – el que tiene Sasori es el del segundo, y el que tengo yo – saque el que quedaba – es el tercero ¿ entendido? – Ambos asintieron – bien veamos que nos toco.
- Takeshi – dijo Sasori sonriendo por haber participado de la elección.
- Ryuki – dije más que feliz, eso significaba que Akira estaba en las manos de mi rubio.
- Eres un maldito suertudo Gaara – dijo cruzándose de brazos y Sasori y yo reímos.
- Soy el hombre mas afortunado del mundo bebe – me miro sonrojado – solo porque te tengo a mi lado – agacho la vista apenado y volví a reír – nos vemos luego Sasori, gracias – el asintió marchándose.
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- Sus nombres son Akira y Takeshi – los señale respectivamente – Subaku no Akira y Subaku no Takeshi – ella asintió con una sonrisa, me pidió mas datos y se marcho dejándome solo mirando a mis niños. Sonreí y sin poder evitarlo unas furtivas lagrimas descendieron de mis ojos, pero eran de pura felicidad. Nunca más volvería a llorar de dolor, no con mi solcito a mi lado y con nuestra hermosa familia.