Magdalena una psicóloga de 27 está aferrada a una estúpida tradición familiar que le exige casarse a los 25, ahora desesperada, buscará por todos lados la ocación para realizarla, por lo que no contará que su nueva compañera de trabajo entre tantas decepciones logrará conquistarla, cambiando por completo sus planes...

Se apoyó sobre la punta de sus pies, acercándose a mi altura, besó mi mejilla y me miro sólo un pequeño momento, el suficiente para que dejase de respirar.

El resto del tiempo paso bastante rápido y mi corazón latía fuerte en todo momento, pude sentir que hablamos bastante, también oía a lo lejos su risa, también sentía extraño su contactor. De pronto entre en pánico, a mi mente llegó la idea de que era un sueño, pues me sentía como en tal, sentía que volvía a angustiarme, necesitaba despertar, de verdad lo necesitaba. Cuando abrí los ojos todo estaba sumamente oscuro, creí estar en mi habitación, la posición del asiento me hizo razonar ¿Estaba en el avión? No pude evitar que la sorpresa llegara a mi rostro, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz pude distingir un par de sombras, realmente estaba en el avión, el zumbido suave le delataba. Un pequeño movimiento me hizo notar el peso extra que sentía sobre mi hombro, me voltee hacía el peso, pude distingir su cabello largo. Un sonrojo llegó hasta mis mejillas de pura emoción, realmente estaba en el avión y ella estaba junto a mi. Abrí la cortina que cubría la pequeña ventana, el cielo estaba deando la tonalidad oscura característica de la noche. No podía creer que había desperdiciado tanto tiempo durmiendo cuando podría haber estado hablando con ella, sin embargo sentí que de verdad dormí tranquila, no habían pesadillas, ni siquiera ese frío interno. Pese a mi corta edad y al hecho de que tenía todo, por primera vez me sentía bien.

Su cuerpo se movió con lentitud, llevo una de sus manos hasta mi mejilla, me estremecí ante su contacto. Acarició mi mejilla con suavidad, su tacto parecía llevarme al cielo.

La historia se desarrolla en un encuentro entre los equipos de Southport y Weatherfield en un juego llamado Handball, centrándose en las dos mejores jugadoras de cada equipo por parte del equipo de Southport  se encuentra Sian Powers; una chica impuntual, terrible y despiadada dentro de la cancha hacia la vida imposible a cuanta jugadora tenia enfrente pero habia alguien peor que ella exacto la otra jugadora se encuentra en el otro equipo Weatherfield se llama Sophie Webster que para tu bien fisico es preferible que nunca tengas el balon pues te arriesgaras a que siempre la tengas detras tuyo y terminaras con mas de una costilla rota, por un torpe accidente de la rubia las dos se declaran la guerra, que pasara con estas chicas dentro y fuera de la cancha