Harry es un fiasco con las relaciones de pareja, pues su timidez le dificulta actuar frente a quien le gusta. Se siente incapaz de cruzar más que un saludo con el chico que lo hace fantasear escenas para nada inocentes, frustrándolo su nula capacidad de siquiera intentar llamar su atención.

Del lado opuesto está Tom, alumno brillante por quien más de media escuela babea. Guapo, arrogante, inteligente y selectivo con su círculo. Tan seguro de sí mismo, que sus compañeros lo admiran tanto como detestan su existencia. Ni siquiera debe esmerarse en tratar de conquistar a sus ligues, pues basta con las referencias que entre ellas mismas se dan.

En su desesperación, y deseando dejar de ser invisible para Draco, Harry recurre a Tom en busca de ayuda, seguro de que alguien tan "sexualmente activo" como él, es el único capaz de enseñarle como seducirlo. Éste accede a ayudarlo, pese a ser el chico más heterosexual de la escuela, iniciando una serie de lecciones sobre métodos infalibles de seducción, siempre en la más absoluta discreción y privacidad.

Harry resulta ser un excelente aprendiz, rompiendo para Tom todos los esquemas.