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El Veneno por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Kaito x Zero x Kaname.

Pov Zero.

Lovelessxxx

Somos solo tres personas. Y aún así… ¿Por qué es tan difícil que los tres podamos vivir felices? Ah, es simple. Yo soy la causa de todos los problemas. No es que desee hacerme la víctima, detesto eso en las personas. Regresando al punto de importancia… yo los amo. A los dos los adoro. Al punto que preferiría morir antes de que entre ellos se matasen por mí.

Soy una persona mentirosa, por lo menos con ellos me gustaría ser sincero. Pero cada vez que me preguntan por cuál me decido, termino evadiendo. Seré sincero, sólo porque deseo hacerlo en este momento, con ustedes, soy un cobarde. No puedo más que esconderme en cada caricia de Kaito, y no puedo evitar derretirme por cada palabra de Kaname. ¿Qué harían en mi lugar?

No puedo. Simplemente no puedo dejar a uno de ellos. Podrán decirme: Zero, eres patético. Pero no lo puedo remendar. Mi casa es muy amplia, las paredes muy gruesas. Desde el primer día que llegaron los amé con estas dos manos que se hicieron agua en sus cuerpos. Aunque tuviese vestido, aunque tuviese moños. Ellos me hubieran escogido a mí. Lo tengo presente. Quiero que alguien me juzgue y que al infierno me condene. Ya no puedo seguir haciéndoles daño. Eran los mejores amigos y ahora tienen algo que no pueden compartir. Yo.

¿Quién toca  a la puerta?

Otro visitante. Lo despacho. Lo acepto. Visitas, visitas y constantes citas. El día es largo pero aún no me basta para poder encontrar una solución. Esto es un pésimo romance. Sólo tengo quince años. ¿Es correcto ser tan analítico a esa edad? Bueno digamos que he vivido mucho más que otros. No creo llegar a arrepentirme de lo que he hecho. Pero sí de lo que he llegado a provocar. Las cortinas se rasgan. La luna se burla de que mis cabellos se parezcan a ella. Pero nunca desea bajar para cortármelos. Se mofa el sol de que no desee salir. Llega Kaito.

Me vuelvo a lanzar en aquel mar de sensaciones inexpresables en simples palabras. Pero con él no son palabras; para él canto fonemas. En dulces suspiros y en el vaivén de mis caderas. Otra noche que me entregue a él. Soy cobarde.

Una nueva noche. El sillón forrado en satín me recibe. Escucho música debajo de mis pies. Ah, si. Estoy en la fiesta. Pero escapé para atender otros deseos. Acarició la cabeza de Kaname para que aumente el ritmo de un ritual sin sentido, pero lleno de pasión.

*****

No me dejes, tú puedes decirme todo lo que quieras. Con Kaname son las palabras las que me elevan al cielo. Y las que me provocan para tomarlo.

Quisiera poder dividir mi alma podrida y darle una parte de mí a cada uno. Qué conveniente sería eso ¿No? Pero ninguno de ellos desea la mitad de un ser. Desean la entidad completa. Y aún más fanfarrón me intuyo a mí mismo por querer estar en los dos lados. Es mucho, es demasiado para mi corazón. Este amor esta condenado a no florecer. Ahora estamos en una sola instancia. Porque la prosperidad nunca tocará mis puertas. Soy prisionero de mis pasiones. Golpes en la puerta. Otro intruso.

Si amor mío. No confundas las palabras. Siempre suspiro, siempre sonrío. Siempre termino sonriendo en una cascada de pesares transmutados en lágrimas. Esto esta mal. Y eso está my bien. La incoherencia es mi madrina. La ineptitud mi puerta más cercana. Estoy en medio de la habitación, sostengo el alfeizar con ambas manos. Mi cabeza está unida a la tuya. Mi piel y la suya es solo una. La respiración se olvida como necesaria. Deseo más. Mucho más. Un mar de agonía. Ahógame en él. Te lo ruego. Hazme olvidar en este preciso momento que compartiré mi cuerpo con alguien más. Olvida que este corazón, a punto de colapsar, esta dividido en dos mundos totalmente diferentes.

Deja el recuerdo que una noche cohabitamos los tres en una sola cama. Hoy solo estoy contigo, Kaito. No recuerdes que mañana estaré con Kaname. Grava en mi piel un tatuaje con saliva. Hala mi cintura hasta donde te dé la gana, así me convierto en tu esclavo, tuyo y sólo tuyo.

Kaname no me hagas mencionar qué hice en tu ausencia. Eres un demonio, uno demasiado dulce para este Lucifer. Recorres y sin duda tomas de mí lo que deseas para retar a tu antiguo amigo. Soy yo el que te posee siempre que vienes. Soy de lo peor. Eso es lo que quiero que me digas. No es mucho pedir. Pero no lo haces. Te empeñas en causarme divagues. Me haces soñar. Me haces vibrar cuando tu boca me muerde.

Una sentencia. Eso busco. Y por más que la anhelo, el mañana para mi no llega. Todo parece igual. Sigo jugando a ser Dios. Decido continuar, ya nada me detiene. Los tengo a los dos de nuevo. Cruzan palabras grotescas. Golpes acertados, y yo me vuelvo el objeto de curación inmediato. Les ameno los roces. Terminan besándose. Quieren hacerme creer que no se intentaran matar mañana. Ellos se saben ingenuos. Y saben que yo haría lo que fuera por la escasa armonía que algún día hubiese podido causar en sus atormentadas almas. Los escucho discutir de nuevo.

Kaname toca el violín para mí. El piano canta por orden de Kaito. Tóquenme a mí. No a un frío objeto que no les clamara en gemidos su respectivo nombre, como yo haré. Aceptan el juego. Conceden la idea del reto y conciben la de duelo. Los que antes eran amigos tientan sus oportunidades. ¿Y todo para qué? Para ganar este cuerpo, esta alma y este corazón que nunca será capaz de amar a una sola persona. Pues ya se había decidido que yo los amaría a los dos. Ya no discutan, ya no peleen. Por más que lo intenten. Cada uno tiene su parte asignada. Soy el más terrible jugador y ustedes sólo resultan en mis marionetas consentidas. Yo no soy el ángel que esperan. Soy un terrible ente que ni siquiera merece un nombre.

De nuevo caricias y palabras. Otra vez juramentos mudos. Más amor en porciones. No, no me acusaré de amarlos. Me condenaré a mi mismo por no haber podido evitar que se lastimaran. Sé perfectamente que cada uno está sufriendo por mi culpa; se perdieron el uno al otro cuando me conocieron. Y aún así ansió que lleguen para hacerme gritar en la cama, tal y como cada uno sabe hacer.

Talves me faltó mucho valor para callar. Sostengo sus espadas cuando se cansan. Le doy a cada uno un ósculo sucio. Su sudor me baña de nuevo. Destruyo sus respectivos orgullos. Sació mi sed lasciva con sus ropas sobre mí cuerpo desnudo. En algún lugar un tambor suena. Quiero congelar este momento. Ah, cómo lo deseo. Son sueños de nuevo. Mis memorias son las que mejor saben torturarme. Hace años que empecé esta vida. Muchas vueltas da el mundo en la vida de una sola persona. Imagina cómo será si tres están unidas en un mismo círculo. El mundo no podría caminar correctamente. Todo necesita un balance. Pero incluso por muy bien que lo hubiese sabido, aunque me lo aprendiese como cátedra religiosa a niño de cinco años. Aunque se hubiere vuelto mi credo. Nunca hubiera abandonado a uno de ellos. No me rindo. Talves siga siendo muy tonto.

-Si hubiese podido declararme antes de decir adiós. Talves no estaría como ahora –Te deseo, Kaito.

-Las lágrimas que recorren tu cara, me confunden y lastiman mi corazón. –Y  a ti también Kaname. Vamos, tómenme los dos. Sólo por esta vez. Intercambien miradas ambiguas. Y lleguen a descubrir que  también siguen amándose, por el único factor que tienen en común ahora: Yo.

Hoy soy una muñeca. ¿Te animas a sacarme de mi aparador?

-Con las espinas clavadas de agonía y mentiras, Todavía pretendo que no pasa nada. –Sigue fingiendo, Kaito. Mira, esta noche la luna sigue burlándose de mi cuerpo marcado por tus besos. O podría ser, que a estas alturas, ya tenga envidia de mí. Tengo a un ángel sobre mí. Y ella sigue amando al sol en secreto. A la siguiente mañana purifiqué las heridas de Kaname con mi lengua.

-Así perderé el significado de mi existencia. –Kaname, Desde que me besaste ¿Alguna vez lo tuviste? Nunca hubo marcha atrás. Siempre hubo un solo camino: adelante. No podemos seguir engañándonos. Peor aún, yo ya no puedo continuar. Me he engañado demasiado.

-Recorrí tu cuerpo de tantas maneras, ¿En realidad, te hería? –Ninguno de los dos debe ya sufrir. Por favor. Terminemos con esto. Dicten la sentencia de mi corrupción.

¿Para qué negarlo? Los tres estábamos hartos. Desde mi habitación escucho los gritos de varias mujeres. Como si un mensajero celestial me lo hubiese notificado, salgo despedido a donde los gritos nacen.

Mi cuerpo entero se congela al ver en el suelo a Kaname. Con una enorme fuente de sangre en su estomago. Kaito, esa sonrisa sádica nunca te la había visto. Ah, el día…

Trato de detenerlo. Sus cabellos están manchados, ambos tiemblan al verme. Pero Kaname aprovecha ese momento, encaja su arma sobre el pecho de Kaito. El grito de mi alma fue enorme. Ambos ya no me miran. Esto está…

Ya lo sabía. Y aún seguía gritando “Basta”. Los gritos se pierden en el eco. Los dos están débiles. Sofocantes sus alientos. Perfiladas sus espadas. No, esto ya no debe ser. En el momento en que ellos mueran, yo entraré a aquella vitrina que tanto trabajo me costó dejar. En este tipo de situaciones, es cuando la verdadera naturaleza del hombre sale a relucir. Pensé: aunque solo uno viva. Así de corrompido me vi cuando sus espadas penetraron mi corazón. ¿Qué he hecho? Simple. Como buen mortal que soy, pensé que si por lo menos hacía algo bueno por esos dos, talves alguien en el otro mundo me podría tener consideración. Siento mucho calor. No es Kaito con sus candentes besos. No esta vez. En este instante, no estoy rompiendo las caderas de Kaname. Ahora no. Esto es un mar de sangre. Suspiro de alivio al saberlo mío. Ya nadie llora. Ya nadie me recuerda. Perdí todo. ¿O todo me perdió a mí? Ah, este es mi lugar. Ya lo había olvidado. Esa tarde. La luna ya no pudo volver a verme. Que bien, me hubiera dolido de verdad decirle adiós. La tierra aquí es húmeda. Y es mi nueva cárcel. Qué cosa más apropiada. Sé que tengo a dos guardianes. No derramaron lágrima alguna. Sólo se dedicaron a volverse las gárgolas que adornan mi tumba.

Incluso con mucho amor, esto seguirá siendo prohibido

Te llevaré al fin del mundo, donde seguramente, encontrarás la felicidad.

La voz suave, resuena en mi corazón

¿Si la estrangulo, seré feliz?

Notas finales:

Fin.


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