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MÍO por Orseth

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Notas del capitulo:

HOLA DE NUEVO!!!

PERDON POR LA TARDANZA, HUBIERA ACTUALIZADO ANTES PERO POR FALLAS TECNICAS NO SE PUDO, Y DE PLANO HUBIERA HECHADO LA HUEVA SI MI AMIGA HACHIKO ICHINOSE NO HUBIERA BOMBARDEADO MI TELEFONO CON MENSAJES COMO: ¡¡¡ACTUALIZA, ACTUALIZA, ACTUALIZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!

UFFF... DIO MAS LATA QUE UNA CAMA CON PULGAS ¬¬

ASI QUE AQUI ESTAMOS!!!!

 

CAPITULO 7

 

 

 

 

 

            -El Wizengamot ha escuchado todos los testimonios de las personas relacionadas con usted, señor Draco Malfoy  -dijo el presidente del Wizengamot mirándolo fijamente desde su asiento alto- Se tomó en cuenta su juventud y sus circunstancias para unirse al bando del que no debía ser nombrado; se tomó en cuenta que fue presionado para que asesinara al muggle que en vida respondía al nombre de Justin Hamilton para poder tomar la marca tenebrosa que yace en su antebrazo izquierdo; pero esa no fue su única víctima, señor Malfoy, la familia de este muggle conformada por su esposa Anna Hamilton y su hijo de cinco años, Derek Hamilton, también fueron asesinados por usted…

 

            -Pero…

 

            -Silencio señor Malfoy, ya tuvo oportunidad de hablar en este juicio, así que si vuelve a interrumpirme lo acusare de desacato y lo sacare de la sala.

 

            -Perdón, no… no volverá a suceder.

 

            -Tres vidas pesan sobre usted, una familia completa que por desgracia ya no tendrá un futuro, y de los cuales tuvimos que borrar todo recuerdo de sus familiares y amigos condenándolos al olvido… así que para que estas personas tengan la justicia que merecen y usted no pague por estos crímenes como si lo hubiese llevado a cabo por su propia cuenta, el Wizengamot ha decidido ser benevolente con usted y no condenarlo al beso del dementor, sino a cadena perpetua en la prisión de Azkaban.

 

            -¿¡Q-que?!... ¡pero… pero no podía hacer otra cosa!

 

            -Sentencia que se llevará a efecto desde este momento, se termina la sesión, buenas tardes –concluyó el hombre dando un golpe con su pequeño mazo de madera.

 

            -¡Pero no es justo! –gritó Draco viéndose sujetado por los brazos por dos aurores- ¡fui obligado, yo no soy un asesino!

 

            -Vamos mortífago… -susurró uno de los aurores torciéndole el brazo- una linda celda te espera en tu nueva residencia.

 

            -¡No!

 

            -Draco…

 

            -¡Yo… yo no quise matarlos!... ¡i-iban a matar a mis padres!

 

            -Draco despierta…

 

            -¡Tenia que obedecer!... ¡te-tenia… tenía que obedecer!... ¡yo no soy un ase-asesino!...

 

            -¡Draco despierta! –exclamó Harry sacudiéndolo por los hombros.

 

            -Ha-Harry… -balbuceó Draco al verlo dándose cuenta de que soñaba- yo no… yo no quise… nunca quise…

 

            -Eso ya lo sé, tranquilo.

 

            -Sa-sácame de aquí… -balbuceó  con los ojos anegados de lagrimas- no… no merezco estar aquí… quise negarme… pero no pude…

 

            -Delira… -dijo Harry apesadumbrado.

 

            -Otra vez tiene fiebre –exclamó el medimago inyectándole algo al suero- 40° grados con tendencia a subir.

 

            -¿No que ya estaba bien?

 

            -Algunas sustancias ya las desechó su organismo, pero otras han dejado secuelas.

 

            -¿Entonces?

 

            -Necesito el veneno –declaró el medimago viendo fijamente a Harry- debo saber que sustancias faltan.

 

            -Entiendo.

 

 

 

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            Quince minutos después, Hermione aparecía por una de las chimeneas del hospital.

 

            -Vine lo más rápido que pude Harry ¿Qué sucede?

 

            -Siento molestarte tan temprano Hermione.

 

            -Aunque sea Domingo no duermo tan tarde, son las nueve de la mañana, dime en que te puedo ayudar.

 

            -La temperatura de Draco no baja de los 39° grados, solo con medicamentos logran estabilizarlo, el medimago necesita el veneno que ingirió.

 

            -Iras a buscarlo –concluyó Hermione.

 

            -Sí, yo quería saber si puedes… bueno, si puedes quedarte con él mientras yo estoy fuera.

 

            -Claro, ve tranquilo.

 

            -Sé que él no te agrada pero procurare no tardar.

 

            -Tranquilo, tampoco es que vayamos a jugar “verdad o reto”

 

            -Gracias.

 

 

 

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            Cuando la mujer de la fuente de sodas vio a Harry recargado en la barra con cara de pocos amigos, sintió que hasta los calzones se le cayeron al piso.

 

            -Bueno días ¿gusta ordenar algo? –dijo poniendo su mejor cara.

 

            Harry recargó los antebrazos en la barra mientras tamborileaba los dedos.

 

            -Veamos… seré breve porque no tengo tiempo que perder; deme el veneno que puso ayer en la malteada de mi acompañante o la arrestare aquí, en frente de todos y la llevare con el cargo de intento de homicidio.

 

            -No sé de qué habla –respondió la mujer con firmeza mientras salía con una cesta de patatas fritas.

 

            -Veo que no me toma en serio señora –dijo Harry enderezándose- estoy muy cabreado y a pesar de eso estoy siendo amable.

 

            -No tendría porque no serlo –exclamó la mujer no dejándose intimidar- si su… amigo o lo que ese mortífago sea de usted, está enfermo, no es por mi culpa ¿no se ha puesto a pensar que no es precisamente amigos lo que esa horda de  asesinos dejó  a su alrededor?... seguro alguien más tiene cuentas pendientes con él.

 

            -Muchas veces me pregunté porque la gente es estúpida –exclamó sacando unas esposas y colocándoselas a la mujer, quien espantada soltó la cesta de patatas regándolas por el piso- Andrea Dawson, queda arrestada por intento de asesinato.

 

            -¿¡Qué?!... ¿¡porque?!... ¡yo no he hecho nada! –gritó la mujer viendo como los escasos clientes que tenia a esa hora  miraban sorprendidos como era arrestada por un joven con el cual desapareció.

 

 

 

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            Cuando la mujer y Harry volvieron a aparecer, esta estuvo a punto de caer.

 

            -¿Do-donde estamos? –preguntó viendo un cuarto semi oscuro iluminado solo por una bombilla sucia que colgaba del techo.

 

            -Es un cuarto del ministerio, ahora dígame donde está el veneno –respondió Harry sentándola de mala manera en una silla.

 

            -Yo no…

 

            -Escuche y escuche con atención porque no pienso repetirlo –dijo inclinándose a verla muy de cerca- puedo parecer un tipo bonachón y hasta cierto punto despistado, pero puedo asegurarle que de lo ultimo no tengo nada.

 

            Y sin más la miró fijamente usando Legeremancia sin ninguna delicadeza haciéndola gritar al sentir su mente ser invadida con rudeza.

 

            A los tres minutos averiguo lo que quería desapareciendo inmediatamente, apareciendo un minuto después frente a la aterrada mujer, que llorosa miraba atentamente el frasco con un poción negra que Harry sostenía en una mano.

 

            -Por favor… -gimoteó suplicante- no quiero ir a prisión…

 

            -Intentó asesinarlo.

 

            -¡El mató a mi esposo! –gritó la mujer llorando a mares.

 

            -¿El lo hizo?

 

            -¡Bueno, no él, pero los mortífagos sí!... ¡y no es justo que ahora se pasee muy campante como si fuera un hombre libre!

 

            -No es mi obligación, ni me interesa tampoco el convencerla de que él no es un asesino, francamente lo que el mundo piense de mi me tiene sin cuidado.

 

            -Ya lo vi… -respondió la mujer mirándolo con resentimiento- no te importan los sentimientos de la gente.

 

            -No, en vez de eso me ocupe de sus vidas al matar a Voldemort, si eso no es suficiente para ustedes para que me dejen en paz, eso es su muy puto problema ¿Qué quiere, que les envía flores a todos?

 

            -Te enredaste con “ese”… que decepción.

 

            -Si, yo también suelo decepcionarme de tipo de gente que salve… gente que hace juicios sin ver que victimas hay en ambos bandos -La mujer ya no dijo nada, simplemente siguió llorando en silencio- no levantaré cargos en su contra.

 

            -¿De verdad? –gimio esperanzada.

 

            -Pero si vuelve a intentar algo así, juro por mi vida que yo mismo la llevaré delante de un dementor para recibir su beso.

 

            -¡No lo haré, lo juro, lo juro!

 

            Harry la tomó del brazo  haciendo que se levantara, y la apareció en un callejón cerca del pequeño local en donde le quitó las esposas dejándola ir; después se apareció en San Mungo en donde le dio el veneno al medimago para que trabajara con él.

 

 

 

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            Ocultos en una habitación de su enorme casa, Draco le pasaba el brazo por la espalda a su madre afectuosamente.

 

            -Estará bien, es muy bueno con la varita –dijo él apretando su abrazo- en un rato mas  lo veremos cruzar el umbral de la puerta contándonos como les pateo el trasero  a los aurores.

 

            Solo que en ese momento tocaron a la puerta, por lo que Narcisa se levantó para abrir encontrándose con un hombre que le dijo algo al oído; Draco la vio sostenerse de la puerta poniéndose mas pálida de lo normal e intuyó algo terrible.

 

            Cuando su madre le dio la noticia de la muerte de Lucius, él simplemente recargó la cabeza en las rodillas de ella mientras comenzaba a llorar.

 

            -Esta… esta muerto… -balbuceó con llanto convulso.

 

            -Tranquilo mi niño… todo estará bien.

 

            -¡No!... ¡mi padre está muerto!

 

            -Shhh… yo estoy contigo.

 

            -No te vayas… no me dejes solo.

 

            -No mi amor, yo siempre estaré a tu lado –susurró Narcisa acariciándole el suave cabello.

 

            -No te vayas mamá… quédate conmigo siempre.

 

            -Siempre mi niño, siempre.

 

            Hermione levantó la mirada al sentirse observada; Harry estaba en la puerta mirándola sin decir nada.

 

            -Delira… -exclamó ella apenada- ya no logran bajarle la temperatura con nada más que con paños helados, oscila entre 39° y 40° grados.

 

            -Lo sé, me lo dijo el medimago –respondió Harry entrando.

 

            -El… hablaba de su padre muerto y lloraba, estaba muy inquieto.

 

            -Por eso acariciabas su cabello, cree que eres Narcisa.

 

            -Sí –respondió Hermione suspirando- lamento el giro que su vida tomó, lamentó a lo que sus padres lo orillaron…y bueno… ¿Qué pasó con el veneno?

 

            -Lo encontré, el medimago está trabajando ya en el.

 

            -¡No! –gimió Draco revolviéndose en la cama.

 

            -Tranquilo –dijo Harry poniéndole un paño frio en la frente.

 

            -¿Ha-Harry?... –musitó Draco abriendo pesadamente los ojos.

 

            -Sí, soy yo –respondió  retirándole un mechón húmedo de la frente.

 

            -No… no quiero regresar a Azkaban… ha-haré lo… lo que tú digas…

 

            La pequeña sonrisa que Harry tenía, se esfumó mientras le soltaba la mano.

 

            -Pues claro que lo harás, para eso estas aquí.

 

            -¡Harry! –exclamó Hermione sorprendida.

 

            -Estaré afuera, el medimago no debe tardar –dijo Harry levantándose.

 

 

 

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            Una hora después, el medimago inyectaba una solución al suero de Draco, quien tres horas después despertaba con la mente mucho más despejada y una temperatura de 36° grados.

 

            -Mierda… -musitó sintiendo adolorida cada célula de su cuerpo como si hubiese jugado Quidditch tres días siendo una Quaffle en vez de un jugador.

 

            -¿Te sientes mejor? –dijo Harry dejando una taza de café sobre un mueble.

 

            -¿Mejor?... ¿mejor en comparación con qué, con una babosa carnívora pisoteada por el semi gigante retrasado de Hogwarts?

 

            -Veo que si te sientes mejor.

 

            -Diablos Potter… ¿Qué pasó?... recuerdo estar en casa, acostado.

 

            -Fuiste envenenado y casi te vas al infierno Malfoy, pero yo te salvé el culo de nuevo.

 

            -Pues claro que me lo salvaste, ¿sino donde ibas a meterla, en mi oreja?... tengo sed.

 

            Harry levantó la cabecera de la cama oprimiendo un botón instalado en la cama y luego puso un vaso con una pajilla en sus labios.

 

            -Me duele la garganta… -se quejó Draco al intentar tragar.

 

            -Te metieron un tubo por ella, agradece que no te la metieron por atrás.

 

            -Gracias a Dios no, suficiente tengo contigo… y dime ¿Cómo me pasó esto?

 

            -La mujer de la fuente de sodas.

 

            -¿¡Lo ves?! ¡Te dije que esa malteada sabia raro pero nunca me haces caso!

 

            -Bueno ¿pero quién iba a pensar que alguien intentaría algo así?

 

            -Tal vez debas comprarme un chivatoscopio.

 

            -No sería mala idea –convino Harry pensativo.

 

            -Tengo sueño… -susurró Draco cerrando los ojos.

 

            -Descansa, mañana te darán de alta.

 

 

 

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            Cuando Harry y Draco llegaron al día siguiente a su casa, el moreno encontró sus ventanas como cagadero de lechuzas debido a todos los mensajes sin contestar de parte de su trabajo y de los Weasley; tomándolo de la cintura, ayudó a Draco subir las escaleras hasta la habitación en donde lo dejo recostado en la cama para luego, como si  las lechuzas tuvieran un radar, comenzaran a llegar de nuevo.

 

            Cuatro requerimientos de su jefe por faltar tanto últimamente y tres más por usar sin permiso una sala de interrogación mas las cartas de Ron, Charlie, George y Billy exigiendo una disculpa de Draco por haber agredido verbal y probablemente también a golpes a la hermanita menor, quien por miedo a enojar a Harry seguro callaba.

 

            Suspiró sintiéndose de repente tan cansado que botó todos los pergaminos y se acostó en la alfombra cuan largo era; permaneció así por mucho rato hasta que unos picotazos en la ventana de una lechuza más que llegaba, le indicaron que debía volver a la realidad.

 

            -Tombo.

 

            -¿Si amo Harry, señor? –respondió la orejona criatura apareciéndose al instante.

 

            -Cada hora ve a mi habitación y pon al alcance de Draco lo que consideres que necesita, ya sabes que él no puede pedirte nada.

 

            -Lo que ordene amo Harry.

 

            -Dale todos sus medicamentos, quiero que estés al pendiente de sus necesidades, necesita mucho reposo; yo voy al ministerio, cualquier problema me llamas.

 

            -Sí, amo Harry, señor –respondió el elfo agachando la cabeza casi hasta el suelo.

 

            Solo que esa tarde Draco no necesitó nada ya que se la pasó durmiendo hasta que Harry regreso a media noche.

 

            -¿Alguna novedad, Tombo?

 

            -Ninguna amo, el joven Malfoy ha dormido todo el día, quise darle de comer pero me mando a darme treinta cabezazos en la pared por despertarlo, pero como no puedo obedecerlo, no lo hice; le di sus medicamentos y mantuve la comida caliente ¿quiere que le sirva?

 

            -Si, muero de hambre.

 

            Cuando terminó de cenar, subió el fajo de pergaminos que había llevado consigo del trabajo, se puso su pijama y se acostó junto a Draco, quien dormía profundamente, por lo que no despertó cuando comenzó  a revisar el trabajo acumulado.

 

            Cuando Draco despertó, miró a Harry a su lado durmiendo con la cabeza chueca y un montón de pergaminos desparramados por la cama; se enderezó y miró el reloj viendo que eran las siete de la mañana, tomó varios pergaminos arrojándolos con desinterés uno a uno hasta dar con uno que se trababa del uso de la sala de interrogatorios sin permiso con fecha anterior.

 

            Supo inmediatamente de que iba el asunto y arrojó el pergamino con desgano, después se encontró con el recibo  de gastos de San Mungo encontrando una cuenta descomunal.

 

            -Son muchas molestias… -pensó apesadumbrado- terminará aburriéndose.

 

            Un miedo aplastante le oprimió el pecho al pensar tan solo por un momento en regresar a prisión, no… de ningún modo podría regresar a ese lugar invadido de amargos recuerdos… a ese lugar en donde su madre perdió su vida al ser condenada al beso del dementor.

 

            -Mierda… -pensó enderezándose y quitándole las mantas a Harry importándole un cuerno que los pergaminos se desparramasen en el suelo.

 

            -mmm… -gimió Harry al sentir que le masajeaban su miembro- ¿Qué haces?

 

            -¿No es obvio? –Respondió Draco sentándose sobre sus talones- te doy los los buenos días… levanta –añadió bajándole el pantalón a medio muslo con todo y ropa interior.

 

            -Pero estás convaleciente –exclamó Harry tallándose los ojos pero obedeciendo.

 

            -No vas a cogerme por el culo, vas a coger mi boca –respondió Draco metiéndose de lleno el flácido pene en la boca haciendo gemir a Harry.

 

            En cuestión de instantes, Harry  movía su cadera en un urgido vaivén mientras no dejaba de gemir.

 

            -¡Ya!... ¡ya voy…!

 

            Con un jadeo se corrió en la boca del rubio, quien siguió chupando sin detenerse hasta sentir que los espasmos post orgásmicos de Harry se detenían por completo.

 

            -¿Terminaste?

 

            -¡Ah!... estuvo genial… -respondió Harry desparramándose en la almohada.

 

            -Por supuesto Potter, yo te hice el trabajito, apuesto que con la comadrejilla menor nunca tuviste mamadas tan buenas –dijo Draco limpiándose el rostro con la sabana y regresando a su lugar.

 

            -A propósito de eso Draco –dijo Harry todo laxo en su lugar- ¿Qué sucedió en la cocina la noche en que enfermaste?

 

            -Genial… -pensó Draco aun con el sabor a semen en la boca- acabo de hacerle una buena mamada y ya va a joderme el día con la puta proletaria tercermundista… seguro la va a defender.

 

            -¿Draco?

 

            -Mierda Potter, seguro ya te contó que quise violarla… lo lamento, su cara y su pecho lleno de pecas cual huevo de codorniz son irresistibles para mí.

 

            -Hablo en serio.

 

            -Yo también ¿Quién no querría cogerse a un palo de escoba con falda?

 

            Harry suspiró haciendo que Draco torciera la boca y terminara diciendo:

 

            -Ya me dolía el estomago y bajé por un té, ella entró después, me insultó, la insulté y después terminamos haciendo el amor sobre la estufa.

 

            -Claro.

 

            -Solo que la muy perra se ofendió porque le dije que un Inferi se movía mejor que ella y que el señor Oscuro tenia mejor cutis… ¿crees que fui muy rudo con mi último comentario?

 

            -No la insultes Draco, es una de mis mejores amigas –exclamó Harry con desgano mientras giraba su cuello varias veces para quitarle lo agarrotado.

 

            -Sí, si lo que digas… -respondió  metiéndose otra vez bajo las mantas dándole la espalda.

 

            Harry por su parte se levanto y se ducho para ir a su trabajo.

 

            -¿Desayunaras conmigo?

 

            -Sí, ya voy –Dijo Draco levantándose.

 

 

 

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Notas finales:

BESOS!!!


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