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MÍO por Orseth

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CAPITULO 9

 

 

 

 

 

            El resto de la cena transcurrió en una plática forzada por parte de ambos ex Griffindor hasta que finalmente terminaron para pasar a la sala.

 

            -¿Quieres palomitas? –preguntó Harry encendiendo su aparato de DVD mientras Hermione tomaba la caja de la película.

 

            -¡”Diario de una Pasión”! –Exclamó sorprendida- esta película me encanta, siempre lloro al final.

 

            -Entonces no deberías volver a verla –dijo Harry riendo.

 

            -No tonto, lloro de felicidad porque al final quedan juntos… muertos pero juntos.

 

            -Woow que romántico.

 

            -¿Nunca la has visto? –dijo Hermione sacando el disco de la caja y pasándoselo.

 

            -No.

 

            -De lo que te has perdido, el amor de estos dos es algo que a pesar de las  diferencias sociales ninguno puede evitar… algo así como si fuera el destino de cada uno permanecer juntos a pesar de todo; quería verla de nuevo desde hace mucho pero con tanto trabajo y las salidas con Ron no me queda nada de tiempo.

 

            -Bien, pues veámosla, ponle pausa en lo que hago las palomitas.

 

            -Bien.

 

 

 

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            -Oye Harry –preguntó Hermione media hora después con un tazón de palomitas entre sus piernas cruzadas en el sofá.

 

            -¿Si? –respondió  desparramado a su lado con la vista fija en la pantalla.

 

            -¿Cómo se llama el personaje del chico?

 

            -¿Cómo?

 

            -Si, el chico que es coprotagonista de la película.

 

            -Pues… mmm… ¿Por qué preguntas si se supone que ya la habías visto? –respondió  con el ceño fruncido.

 

            -Tu cabeza no está aquí, específicamente esta allá arriba, en tu habitación.

 

            -¿De qué hablas? –preguntó mirándola para después volver la vista a la televisión.

 

            Hermione tomó el control remoto y apagó el televisor.

 

            -¿Y ahora qué? –exclamó Harry exasperado.

 

            -Voy a hablar te guste o no –declaró Hermione alzando una ceja en señal de advertencia.

 

            Harry suspiró y se cruzó de brazos viendo fijamente el televisor apagado.

 

            -Bien… -continuo Hermione viendo a  Harry “dispuesto” a escuchar- Ya le dije algo de esto a Malfoy, pero obviamente no lo dije todo, así que te lo diré a ti.

 

            Harry se alzó de hombros sin mirarla con un gesto claro de “pues ya qué”

 

            -Cuando saliste con esta locura, yo no estuve de acuerdo y te lo dije, pero aun así continuaste y por un tiempo pensé que yo estaba equivocada al oponerme pues cuando Malfoy llegó a tu casa tú cambiaste.

 

            -No es verdad.

 

            -Sí lo es; te veías más alegre, más animado, podría decir que incluso te veías feliz.

 

            Harry rodó los ojos sin decir nada.

 

            -Sin embargo, después de un tiempo te fuiste apagando, como si la novedad si te hubiera pasado.

 

            -Créeme Hermione, el sexo nunca pasa de moda –masculló Harry avergonzándola con toda intención.

 

            Decidida a seguir diciendo todo lo que pensaba, Hermione lo ignoró.

 

            -Pero ahora yo te veo triste… más bien amargado.

 

            -Ah… ¿soy un amargado? –Exclamó  sonriendo sarcástico- vaya, eso sí es nuevo.

 

            -Y lo acabas de demostrar con Malfoy.

 

            -Que… ¿por enviarlo a dormir?... ¿ahora resulta que es malo mandarlo a descansar cuando está convaleciente?

 

            -No me refiero a eso y lo sabes.

 

            -No, no lo sé ¿Por qué no me lo explicas? Porque por lo que veo yo soy muy tonto para verlo –respondió Harry mirándola ya.

 

            -Es un hecho que Malfoy tiene que obedecerte.

 

            -Por supuesto.

 

            -Si no lo hace te molestas.

 

            -Obvio.

 

            -Si no lo hace regresa a Azkaban.

 

            -Exacto, era un trato muy claro, nunca lo engañé.

 

            -¿Entonces porque te molesta que cumpla el trato?

 

            -¿De qué hablas? –masculló Harry entre molesto y confundido.

 

            -Cuando él dijo que haría lo que fuera para no regresar a prisión te molestaste.

 

            -Yo no me molesté.

 

            -Claro que sí.

 

            -Pues no es así, pero si piensas eso, de acuerdo.

 

            -Harry… pareciera que te molesta el que Malfoy solo se acueste contigo por temor de volver a Azkaban.

 

            Harry se volvió hacia ella abriendo tremendos ojos y boqueando como pez fuera del agua.

 

            -¿¡Estás loca?! –escupió al fin enderezándose en su asiento y descruzando los brazos- ¿¡de donde rayos sacas esa estupidez?!

 

            -De lo que observo en ti –respondió  muy tranquila a pesar de la reacción de Harry.

 

            -¡Pues no se que veas porque estas completamente equivocada!

 

            -¿Lo estoy?

 

            -¡Por supuesto!

 

            -¿Entonces porque te molestaste con él?

 

            -¡Y vuelve la burra al trigo! –bufó  poniéndose de pie.

 

            Lejos de molestarse por la mención de aquel dicho muggle, Hermione siguió hablando tranquilamente.

 

            -¿Por qué te enojas tanto?

 

            -¡Porque es una soberana estupidez, por eso!

 

            -Conociéndote como te conozco, tal vez te ofenderías un poco y después te reirías de lo que te he dicho si en verdad fuera mentira, pero mírate… estás hecho un energúmeno.

 

            -Me enojo con él porque es un completo imbécil que me saca de quicio cuando se lo propone, lo que pasa es que no lo conoces.

 

            -Harry…

 

            -Además me enfada que digas tantas estupideces Hermione y perdona que te lo diga.

 

            -Harry, es…

 

            -No quiero discutir contigo, suficiente tengo con Ron y los demás –interrumpió Harry alzando una mano- prefiero pasar de este tema, me voy a dormir, ya sabes que te quedas en tu casa.

 

            -Pero…

 

            -Buenas noches –concluyó  subiendo las escaleras.

 

            Hermione suspiró mientras negaba con la cabeza y se ponía de pie disponiéndose a irse a su casa.

 

 

 

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            Draco ya dormitaba cuando un portazo lo hizo saltar.

 

            -Malfoy… -dijo Harry encendiendo la luz.

 

            -Rayos Potter… -respondió Draco haciendo muecas por la luz deslumbrante- me despertaste.

 

            Pero Harry no dijo nada, en vez de eso caminó hasta su lado de la cama y le jaló las mantas diciendo:

 

            -Quítate la ropa.

 

            -¿Eh?

 

            -Que te quites la ropa Malfoy, hora de trabajar.

 

            -Ah… ya… -respondió  enderezándose.

 

            -Date prisa Malfoy, que mañana tengo que madrugar –exclamó Harry mientras él se sacaba la camisa.

 

            -Ya voy –dijo  desabrochando la camisa de su pijama.

 

            En cuestión de un minuto, ambos quedaron totalmente desnudos, después Harry abrió un cajón sacando un tubo de lubricante; Draco lo vio untárselo en el pene dejándoselo erecto en poco tiempo.           

 

            -Acuéstate.

 

            -Oye… -exclamó Draco viéndolo acomodarse entre sus piernas- ¿no me vas a preparar?

 

            -Dije que tendría mano dura contigo ¿recuerdas? –respondió acomodando su pene en la tierna entrada.

 

            -Pues sí, pero yo pensé que en otras cosas –dijo  percibiendo en Harry un claro cambio de actitud.

 

            -Pues no pienses Malfoy, no estás aquí para pensar –masculló empujando su cadera.

 

            -¡Mgh! –gimió Draco haciéndose para atrás con las manos en un reflejo por apartarse del dolor.

 

            -Quieto –dijo Harry empujándolo de los hombros al tiempo que lo penetraba por completo.

 

            -¡Di… diablos! –masculló  sintiendo su piel rasgarse sin hacer ya ningún intento de moverse.

 

            Harry dejó caer su frente en la barbilla de Draco sintiéndose desfallecer de placer al ser recibido por aquel cuerpo caliente y apretado.

 

            Antes muerto que suplicar, esa era una de las reglas personales de Draco… o al menos era antes de que Harry comenzara a salir de él para hundirse de nuevo.

 

            -Mierda… -masculló sintiendo sus ojos humedecerse al sentir como su cuerpo se abría una y otra vez cada vez más rápido recibiendo el hinchado miembro del auror.

 

            Sus pies se bamboleaban con cada embestida hasta que Harry se enderezó para colocarse sus tobillos en los hombros dándose gusto en acariciar las largas y tersas piernas.

 

            Muy a su pesar, Draco comenzó a gemir en medio de su dolor, pues si algo había aprendido Harry era a conocer el cuerpo de su prisionero.

 

            -¡Oh diablos, diablos! –gimió Draco tensando todo el cuerpo- mas… más rápido…

 

            -¿Más rápido Draco? –repitió Harry con el rostro sudoroso.

 

            -¡Sí!... y… y…

 

            -¿Y?

 

            -Y más…

 

            -¿Mas qué?

 

            -¡Mas… duro…!

 

            Harry sonrió recargándose hacia adelante dejando a Draco totalmente abierto para él; Draco se sujetó  de sus hombros clavándole las uñas en la piel mientras sentía el orgasmo cosquillear en su bajo vientre.

 

            -¡Oh sí!... ¡así…! –gimió Draco echando la cabeza hacia atrás sintiendo que ya no podía mas- ¡cógeme duro!... ¡así, sigue!

 

            Harry se corrió dentro de él al sentir los espasmos internos del rubio sintiendo al mismo tiempo su vientre mojarse con el semen de Draco.

 

            -¡Ah!... –Gritó clavándose lo más profundo que pudo sin dejar de mover su cadera hasta finalmente quedarse quieto… luego se quitó de encima de él dejándose caer a un lado, ambos con la respiración entrecortada; después sin decir absolutamente nada, apagó la luz y se metió bajo las mantas dándole la espalda.

 

            Al cabo de unos minutos Draco lo imitó; ambos dándose la espalda, ambos silenciosos y ambos odiándose a sí mismos… uno por sentir que el control que había ejercido en su vida, de algún modo se le escaba de las manos sin saber porque, de sentirse furioso sin ningún motivo y de desquitarse con el que estaba a su lado.

 

            El otro, furioso consigo mismo por su maldito cuerpo traidor que hacia tan solo unos momentos había vibrado de placer a pesar del dolor y la humillación.

 

            Permanecieron insomnes un buen rato perdidos en sus propios pensamientos siempre en el más absoluto silencio hasta que por fin fueron vencidos por el sueño.

 

 

 

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            Despertó sobresaltado cuando sintió a Harry encima de él susurrándole:

 

            -Ponte boca abajo…

 

            Aun sumergido en la bruma del sueño, se volteó como pudo para dar un respingo al sentir un dedo entre sus nalgas buscando su entrada.

 

            -¡Ay! –Gritó cuando un resbaloso dedo lo penetró- ¡cuidado Potter!... ayer me lastimaste –refunfuñó separando las piernas.

 

            -Agradece que hoy estoy dilatándote primero- respondió  metiendo y sacando su dedo.

 

            Draco se tensaba al sentir los dedos entrar y salir una y otra vez sin que fuese en realidad un alivio el que lo dilatase, pues la sensibilidad de la cogida nocturna lo habían dejado lastimado.

 

            -Ponte en cuatro –dijo Harry colocándose atrás de él mientras lo tomaba de las caderas.

 

            Viendo sus propias manos apoyadas en la cama, Draco sintió como Harry comenzó a penetrarlo lento pero firme.

 

            -¡Uff!... –jadeó dejando caer la cabeza, pues si algo tenía el auror era un buen equipamiento.

 

            Mordiéndose los labios, Harry comenzó a embestirlo con fuerza produciendo un chasquido con el golpeteo de sus muslos con las nalgas y piernas del rubio, quien simplemente se dejaba hacer.

 

            Por espacio de cinco eternos minutos Harry finalmente se corrió dentro de Draco, quien arrugó la nariz al sentir la fuerza de la ultima embestida del auror; después Harry se levantó y sin decir nada se metió al baño y comenzó a ducharse.

 

            Draco se dejó caer de lado sintiendo  el culo adolorido; no podía negar que aunque las circunstancias no eran de su agrado, él también llegaba al orgasmo con esas sesiones sexuales, pero en esa última solo había sentido  el tremendo paquete de Harry partirle el culo a pesar de que éste tuvo la “delicadeza” de prepararlo.

 

            Definitivamente había algo raro en el auror y ese “algo” le estaba haciendo sentirse un mero objeto sexual… vale, eso ya lo sabía, pero ahora se visualizaba como uno de esos juguetes sexuales muggles que veía anunciados en las revistas para adultos que a veces llevaba Harry; así como esa vagina de látex, él se sentía un culo con pies, pero sin botón y sin necesidad de usar batería.

 

            Se cubrió con las mantas y fingió dormir cuando escuchó la puerta del baño abrirse, percibió el ruido de ropa y al cabo de quince minutos, lo oyó salir de la habitación; esta vez ni siquiera lo llamó para desayunar, y estuvo bien porque él tampoco hubiera bajado.       

 

 

 

 

 

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Notas finales:

BESOS A TODOS Y HASTA PRONTO!!!


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