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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Hello!! ^o^ muchas gracias por acompañarme de nuevo ^-* aquí el capi que sigue, escrito con mucho amor… a leer!!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La presencia de Mimea se hacía notar cada día más. La pelicastaña procuraba aparecer exclusivamente en los instantes en que el moreno estuviera solo y pudiera conversar cuanto pudiera. Ella tenía sus contactos, era capaz de conocer cada uno de los movimientos del joven a la hora que quisiese, y si era su capricho, podía reservarse uno que otro secreto de los que obtenía, siempre y cuando éste no lastimara o hiriera a su patrón.

 

 

 

Riki – ignorante de toda ésta confabulación - recordaba que, recientemente había tenido una conversación con la muchacha, ésta iba más o menos así:

 

 

 

- ¿De qué hacienda me dices que vienes Fleea?

 

 

 

- De la hacienda de la vida – Mencionó con una hermosa sonrisa.

 

 

 

- Vaya ¡Que coincidencia! Yo trabajé allí – Jugó con su alegato.

 

 

 

- Je je… - Mimea ocultó su sonrisa. Avivó aún más el tema - ¿Dónde naciste Riki?

 

 

 

 

- En un pequeño pueblito, se llama Ceres ¿Sabes donde queda? – Notó que la chica negó con la cabeza – ¡Claro que no! Queda en la quinta paila del infierno, en donde sólo habitan los olvidados… con decirte que me di cuenta de que existía cuando me atreví a salir de ahí – Haciendo referencia a su lejanía, a lo cual, Mimea volvió a reír, el modo en que el muchacho decía las cosas siempre contenía sarcasmo, doble sentido y toques de dramatismo.

 

 

 

- Eres muy gracioso… - Se le acercó un poco – Dime Riki… ¿Tienes a alguien que te guste?

 

 

 

El pelinegro suspiró con suavidad, para luego emitir con añoranza.

 

 

 

- Si, si… lo tengo – Tal vez con ello trataba de apartar cualquier posibilidad de que la mujer buscara de incitarle… ya que sabía que era capaz de caer si eso ocurría.

 

 

 

- Oh… - Se mostró decepcionada ante su confesión y lo mostró facialmente - ¿Está cerca de aquí? Quiero decir ¿Le ves a diario? – Entrecerró el mirar.

 

 

 

Si Riki hubiese sido lo suficientemente malicioso e intuitivo, hubiera notado las verdaderas intenciones de la que se hacía llamar Fleea. Estaba más que claro que buscaba sacarle información sobre aquella supuesta persona. La pelicastaña notaba ciertos cambios negativos de actitud en Raoul, lo que la hacía querer ayudarle en todo lo que pudiese, en todo lo que estuviera a su alcance.

 

 

 

- Pues… hace un tiempo que no le veo – Obviamente el muchacho se refería a Guy, su pareja.

 

 

 

- ¿Lo extrañas?

 

 

 

Hubo un breve silencio.

 

 

- Si… y mucho.

 

 

 

Mimea desvió la mirada, había sido capaz de notar el amor que Riki sentía por Guy. Si no hubiese sido porque Raoul se lo tenía prohibido, la chica hubiese puesto todo de su parte para enamorar al mestizo, para volverlo suyo; y ella estaba segura de que podía hacerlo si se lo proponía.

 

 

 

 

- Riki… ¿Puedo preguntar que es lo que te gusta de esa persona? – Preguntó mostrando el mayor interés, verse como su amiga era la mejor manera de conseguir la información que quería - ¿Cómo es?

 

 

 

 

- Ah… bueno… esa persona es muy amable – Asintió – Es solidaria, no importa lo que pase, siempre puedes contar con su ayuda – Rememoró algunas cosas – Es trabajador, buen amigo y compañero… es atractivo – Quiso decir “muy macho” pero prefirió no mencionarlo delante de la joven - … Muy a pesar de su aspecto rudo es… sutil y hasta tierno – Riki no se percató cuando dejó de referirse al término “persona” para utilizar calificativos masculinos – No se deja intimidar y sabe cuando hay que ponerse serios… - Sonrió, pero de un instante a otro y sin preverlo, su sonrisa decayó cuando vino a su mente cierta persona que carecía de todas esas cualidades.

 

 

 

Mimea lo escuchaba atentamente, sin quitarle ni un ojo de encima.

 

 

 

- Ese egoísta… es intimidante y hasta hay veces que parece un tirano… - Se sobó la sien – Es extrañamente atractivo y a la vez tan arrogante y ofensivo… es un completo idiota, se merecía que lo golpeara – Volvió a sonreír al acordarse de aquel victorioso momento – Y lo volvería a hacer seguro… si… por verlo vencido sería capaz de ello…

 

 

 

- ¿Has dicho que golpeas a la persona que te gusta? – Exclamó alarmada.

 

 

 

Riki giró su rostro con rapidez hasta encarar a la muchacha. Sorprendido ante la conclusión.

 

 

 

- No… pues… verás… yo no… - Riki se rascó la nuca, no sabía como explicarse.

 

 

 

- Bueno, yo no soy quien para decirte lo que debes o no hacer… aunque es medio confuso ¿No crees? Lo que empezaste a decir y lo otro….parece como si hablaras de dos personas totalmente distintas… - Mimea empezó a lanzar piedritas en el agua que había en un balde.

 

 

 

Hasta allí Riki recordaba la conversación con la supuesta Fleea.

 

 

 

El muchacho se perdió en sus propias palabras una y otra vez. Sin saber porqué, pensaba en su patrón más de lo usual. Había pensado en Iason en esa ocasión, y sin premeditarlo, se había puesto a describirlo ¿Con qué fines su cerebro le cometía semejantes errores? Si seguía así, terminaría confundiéndose él mismo.

 

 

 

***

 

 

La hacienda Mink tenía un lago, en el cual a Riki le gustaba zambullirse por las noches. Aquella no fue la excepción, totalmente desnudo se encontraba bajo esas aguas frías. Cuando sacó la cabeza a la superficie, grande fue su sorpresa al encontrarse al mismísimo Iason frente a él.

 

 

 

- Señor Iason – Trató de apartar el grado de asombro que tenía en su expresión.

 

 

 

-  Buenas noches… Riki – Esto último lo hubo mencionado con una sonrisa - ¿Esta buena? – Refiriéndose al agua.

 

 

 

- Si. Para mí si. Ahora, no sé si al señor le guste bañarse con agua helada – Soltó con algo de pedantería - ¿Entra? – Invitó.

 

 

 

Iason negó con la cabeza, sabía que si hacía eso – Y con Riki al lado -  no podría controlarse luego…

 

 

 

- Como quiera.

 

 

 

 

El muchacho se sumergió por unos segundos. En esos escasos intervalos de tiempo, Iason aprovechó de maravillarse ante los azares del destino. Nunca esperó encontrarse con el muchacho en su salida nocturna. El ojiazul había decidido tomar un poco de aire, sentía que su cabeza estaba completamente abarrotada; increíblemente, aquella sensación se esfumó de su cabeza en el momento de verlo. Había pensado en la posibilidad de esconderse en cualquiera de los árboles que cubrían la zona, allí, podría espiarle, verle a su antojo mientras se lavaba; pero el Mink no quería seguir acosándole de aquella vil manera, no… ya el rubio se había decidido, cualquier movimiento próximo que diera sería de frente, con todas las de la ley. 

 

 

 

 

Ahora que tenía a Riki cara a cara, podía deducir mediante sus palabras y su lenguaje no verbal, como podía actuar ante él de ahora en adelante.

 

 

 

 

El Mink cambió su sonrisa por una expresión más seria cuando Riki salió del agua. Pudo verlo en toda su extensión como Dios lo trajo al mundo; sin ninguna pena el muchacho se acercaba hasta donde estaban sus ropas. Aquel cuerpo tan pequeño pero bien proporcionado, lo estaba llevando a la mismísima locura. La mirada de Iason era tan cálida y a la vez tan lasciva en ese instante. El agua chorreaba por la piel del mestizo y de sus cabellos negros, se deslizaba suavemente, uniéndose las gotas y acumulándose en una que otra zona de su cuerpo.

 

 

 

- Está un poco tarde para estar dando paseos ¿No? – Hablaba Riki con su tono informal y habitual de hablar, sin preocuparse en taparse; ciertamente pensaba que no era algo malo, después de todo ambos eran hombres.

 

 

 

- Lo mismo digo. No se sabe las cosas que pueden suceder al caer la noche – Empezó una lenta caminata, en la cual aprovechaba de orbitar en torno a Riki. El muchacho permanecía de pie, sin mover un músculo, como si se dejase examinar por el que era su patrón - Con tanta oscuridad… tanto silencio… y en ocasiones peligro – El rubio se detuvo al tener frente a sus ojos, las bien formadas nalgas del moreno - …Nunca sabes cuando puedes ser la presa de algún animal hambriento.

 

 

 

 

- Jum… no soy ninguna jovencita que se perdió en el bosque – Notó que Iason volvía a caminar otro poco, ésta vez hasta encararle – Tranquilo… tengo garras para defenderme – Mostró una sonrisa dichosa, de las que se muestran cuando se está cien por ciento seguro de lo alegado - ¿Y el señor? ¿Salió a cazar o a ser cazado? – Mencionó con sumo descaro.

 

 

 

Iason sonrió internamente, aquella mentalidad, aquel modo de ser tan impúdico del muchacho… le fascinaba.

 

 

- Nada de eso. Los dueños de hacienda suelen dar una vuelta por sus tierras.

 

 

 

- Si, pero eso normalmente se hace de día. No tiene caso andar por ésta oscurana.

 

 

 

- Jum… me atraen las actividades nocturnas.

 

 

 

 

Sin preverlo, dentro de Riki se produjo una sensación de bienestar, extrañamente sentía como si aquella enorme muralla que había entre ellos se hubiese esfumado, o al menos reducido unos cuantos metros. No había pasado sino un par de días desde la última vez que se vieron. De nada serviría sacar el tema de la ventana, después de todo, el moreno no era más que un empleado y el rubio su patrón, y lo que el señor hacía, no era de su incumbencia. Por mucho que le incomodara… o le molestara.

 

 

 

 

El ojiazul se sorprendía ante la ingenuidad de Riki. No se mostraba apenado al estar totalmente expuesto ante su persona, y a pesar de cómo le había tratado con anterioridad, era capaz de comportarse como si nada hubiese pasado.  El Mink entonces, se permitió arrastrar sus ojos desde el abdomen hasta caer en el sexo del muchacho. Los vellos púbicos se encontraban totalmente húmedos debido a las gotas recién mencionadas, y bajo ellos pudo notar aquel flácido miembro, semejante a un animal salvaje durmiendo en su cueva. Sintió deseos de tomarlo ahí mismo, de atacarlo, de ser él quien despertara aquella bestia... ¿Cómo reaccionaría Riki si de repente…?

 

 

 

 

- ¡Brrrr! ¡Maldición! ¡Que frío! - De repente una brisa helada pasó por el lugar dejando al moreno tiritando.

 

 

 

- Ah…

 

 

 

Iason no pudo evitarlo, terminó abrazando a Riki. Lo cubría con fuerza, como si temiera que fuera a escaparse como lo acababa de hacer el viento. El pelicorto estaba sorprendido, no se esperó aquello. Su mente se abarrotó de todas las imágenes sexuales que había experimentado y visto en su vida, como si su libido hubiese quedado en automático. Aquellos brazos eran capaces de cubrirlo por completo. El moreno no puso ninguna clase de resistencia, permaneció quieto, mientras el alto hombre lo sostenía, mientras sus ropas absorbían la humedad de su cuerpo.

 

 

 

- Señor… Iason…

 

 

 

- Vas a coger un refriado si te quedas así muchacho – Susurró a su oído, suavemente… las palabras parecían estar compuestas por delgados hilillos sonoros, que atravesaron con finura sus tímpanos. Riki cerró los ojos.

 

 

 

- Mi… ropa está a un lado – Miró el sitio en donde se encontraban las mismas – Si no me suelta… no podré tomarla.

 

 

 

- Ah… tienes razón – Iason se apartó con delicadeza.

 

 

 

El moreno estaba sonrojado, no sólo por el abrazo que acababa de recibir del ojiazul, sino porque había sentido como el corazón de Iason palpitaba frenéticamente. Agachó la cabeza, avergonzado, su miembro al parecer se estaba despertando. Buscó de vestirse lo más rápido que pudo antes de que lo notase, maldiciendo entre dientes su poco autocontrol; de nuevo las imágenes danzantes atacaban su cabeza.

 

 

 

 

- Ven a cabalgar conmigo mañana – Invitó el Mink – Aprovecharé de dar ese paseo diurno por mis tierras.

 

 

 

- Bueno, si es la orden del señor, no puedo negarme – Se encogió de hombros - ¿?… Señor Iason…

 

 

 

El hombre se había acercado lo suficiente para tomar el mentón del chico con una de sus manos. Era demasiado alto. Riki se sintió diminuto ante Iason, y el contacto con su piel, lo hizo experimentar una sensación extraña y diferente, como un pequeño choque eléctrico.

 

 

 

- Ya no me llames señor, Riki… creo que después de haber tenido las agallas de golpearme y de mostrarte ante mí sin ropa, debes tener la confianza suficiente de llamarme de un modo más intimo ¿No crees? – Usaba un tono de voz bastante sensual.

 

 

 

 

Y no sólo eso, Riki había tenido la oportunidad de verlo en situaciones bastantes comprometedoras, podría hasta afirmar, que ya se sentía en confianza, sólo que era bastante ingenioso o respetuoso – en lo que cabía - como para seguir tratándolo de “usted”.

 

 

 

- … Creo que tienes razón…  ¿Cómo debería llamarte entonces? – Inconscientemente utilizó un tono coqueto, quizás incitándole, llevado por la claridad de aquellos ojos que destellaban como las mismas estrellas.

 

 

 

- Simplemente Iason.

 

 

 

- Está bien… - Deslizó su lengua por sus labios, buscando de humectarlos y quizás de… - … Iason.

 

 

 

- Así me gusta… - Arrastró pues, su mirada en esos labios que tanto ansiaba devorar, pálidos debido al frío – Tus labios han perdido color… ¿Te molesta que los entibie un poco?

 

 

 

No tuvo que recibir una respuesta, poco a poco el moreno fue cerrando sus ojos. El rubio posó entonces sus labios en los de Riki, y con ese simple contacto, Iason sintió un estremecimiento esplendoroso en su interior. Siguió entonces besándolo lentamente y con dulzura, cuando notó que el pelinegro entreabrió un poco la boca, aprovechó el instante para colar su lengua. El chico respondía a sus besos positivamente, a lo que el Mink no cabía de tanta dicha, quería degustarlo por completo, ya había perdido la noción de donde empezaba su boca y terminaba la de Riki; sus lenguas se enrollaban y acariciaban en un ritmo que parecía impuesto por alguna especie de melodía improvisada. El ojiazul fue empujando con suavidad al muchacho, de modo que éste terminara apoyándose del tronco de un árbol. Cada suspiro y gemido que se escurría de la boca de Riki sonaba a gloria. De vez en cuando, el mayor se tomó el atrevimiento de morderle, también aprovechó de meter sus manos por debajo de aquella camisa, aquella piel tan áspera y ahora tan fría, sin dejar de besarle apasionadamente le pellizcaba y presionaba las tetillas, buscando de excitarlo cada vez más. Sus manos llegaron a frotar la espalda, a sentir cada uno de los huesos de la espina dorsal, y como si estuviera siguiendo un camino marcado, el rubio bajó hasta el pantalón recién colocado, en donde introdujo la mano sin pensarlo, a esto, Riki respondió con un respingo.

 

 

 

- Ia… son… - Gimió – Espera… no… no debemos hacer esto… - Hablaba por fin su razón.

 

 

 

El Mink se apartó unos instantes y se dedicó a observarle, obviando sus palabras, aquella expresión en su rostro lo excitó de tal modo, que pensó en la posibilidad de hacerlo suyo en aquel paraje. No tendría problema, era de noche, demasiado tarde, por lo que si el joven oponía algo de resistencia, podría gritar sin tener problemas de ser escuchado. Iason deseaba tomarlo, pero cuando pensaba en ello, no lo hacía de modo delicado. El rubio quería montarlo de la manera más ruda y salvaje que se le ocurriera.

 

 

 

 

Volvió a besarlo. Todo había transcurrido demasiado rápido. Tomarlo así… al menos Iason deseaba que Riki desarrollara un poco más de sentimientos hacía él antes de eso, o al menos que digiriera lo que acababa de ocurrir.

 

 

 

- Te veo mañana al amanecer… ¿De acuerdo?  - Le acarició con suavidad una de sus mejillas.

 

 

- Allí estaré.

 

 

- Muy bien Riki, no me hagas esperar… mira que eso no me gusta.

 

 

El rubio sonrió a lo que el muchacho no pudo quedar más impresionado, era la primera vez que podía asegurar que el señor sonreía única y exclusivamente para él.

 

 

 

- “Estoy… en el punto de mira del cazador… ¿Seré capaz de eludir sus disparos?”

 

 

 

Con el beso furtivo con que Iason lo atrapó esa noche…  se marcó así, el preludio del desdichado destino de Riki.

 

 

 

 

Continuará….

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Riki nocturno

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

Kyaaaaa!!!! Iason lo besó!!!! Se atrevió a besarlo!!!! x3 mendigo Riki! Sabía lo que pasaría! (inner: todo iba a ser un inocente beso… como siempre, tu musa yaoi te lleva a teclear más allá *abanicándose*) (musa yaoi: moesu!!! Escribe!! Escribe!! Escribeeeee!!! *O*) (inner: no hace calor aquí?

 

 

 

 

 


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