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Notas del capitulo:

Hoy habrá

AizenGin!

ByakuyaToushiro!

 

*Flash Back*

-Ulquiorra está en problemas, Aizen-sama. –Informaba el octavo más fuerte de todas las Noches, Szayel. El castaño estaba junto con Gin en una sala de juntas.

-Ya veo… -Dijo terriblemente enojado. Gin se preocupó. –Establece el sistema de nuevo, iré a la Tierra.

-Pero su majestad –Intervenía el peli rosa. -, sería mejor que enviara a otros, incluso a Stark, pero usted no puede descuidar Las Noches.

-Szayel-chan tiene razón. –Gin tenía una extraña cara de suplica.

-Déjanos solos, Szayel. –Ordenó el Rey, y el científico desapareció después de hacer su sumisa reverencia. -¿Sucede algo malo, Gin? –Le preguntó a su más fiel compañero.

-No puedo ir en contra de los deseos del Rey de las Noches ¿O sí? –Gin vio cómo Aizen se le acercó hasta acorralarlo contra la enorme y blanca mesa.

-Has ido contra mis órdenes casi todo el tiempo, ¿No estarás temeroso de que te deje aquí, verdad? –Gin desvió su cara. El rey se la levantó con ambas manos.

-Temo que algo les ocurra a todos –dijo con un aire burlón, pero completamente sincero. Entonces, el moreno se recargó en él. Dedicándole un suave beso en los labios.

-Pensé que se tendría más confianza en el Rey –contrarrestó en medio de una sonrisita engreída mientras encajaba su rodilla en la entrepierna de su subordinado.

-La hay –respondió quedamente, dejando que el castaño hundiera varios besos en toda la extensión de su cuello pálido –pero últimamente anda muy preocupado con relación a su único heredero que ya ni presta atención a lo demás –reclamaba justamente.

-Ah, entonces son celos –se rió un poco y comenzó a poner sus manos sobre los hombros de Gin, bajándole lentamente la ropa y mordiendo ligeramente aquellas montañas. Ichimaru se estremecía.

-Estás casi asesinando a Grimm-chan desde aquí –dijo apartándolo con su mano derecha –, siento el odio que le tienes en esta mordida –dijo aludiendo a su hombro izquierdo donde todavía había una marca en color morado.

-Tsk

-¡Joo! Escuchar a Aizen Sonosuke chasquear la lengua es toda una proeza en sí misma.

-¿Seguirás burlándote? –le miró enarcando una ceja y quitándosele de encima, a lo que Gin sólo pudo responder de la siguiente manera…

-Siempre que prometas regresar –se encogió de hombros y se arregló las ropas, o eso había intentado, ya que esas palabras habían llegado a un punto esencial del frío rey, el castaño se lanzó a abrazarlo. A rodearle con un aire sumamente desesperado, se dedicó a inhalar con fuerza el aire que desprendía cada poro de su piel. Y terminaron desnudos en la misma instancia. Usando sus ropas como sábanas, tomaron el camino de la bienaventurada pasión que corrió por sus venas cual víboras con veneno certero.

-Regresaré, ¿Qué puede haber en la “Tierra” que no tenga aquí? –decía comenzando a vestirse, Gin se echó a reír.

-La pregunta correcta sería ¿Con quiénes se quedará la Tierra después de que regreses?

*Fin del flash back*

Stark Coyote (Incluso a mí se me hizo rara esta curiosidad xD) era una persona que podría parecerse mucho al monarca supremo de Las Noches. Sus cabellos eran castaños y su edad aparentaba una sabida madurez, sin acabar en lo decrépito. Era el más alto de todos los espada. Sus movimientos eran sumamente ágiles. Aparecía detrás de un par de sujetos y tomaba las cosas por la única manera que un hombre como él podría, sacaba sus hermosas pistolas gemelas y disparaba sin remordimiento alguno.

Mientras que Szayel pasaba inadvertidamente frente de los sobrantes, dejando que un aguijón se les clavase en la piel, causándoles inmediatamente un inmenso dolor que les causó la profesa muerte. Y a otros les condeno a ser consumidos por un fuego interno, uno tan enorme que empezaron a arrancarse la piel con las uñas propias. Gritos enormes. Lamentos de desquiciados hombres carcomidos por la desesperación se escucharon en todas direcciones. Y ya no se pudo evitar más la llamada de las sirenas.

El sujeto de apellido Hitsugaya estaba peor que idiotizado, contemplaba toda la escena como si fuera una película de terror que sólo a él tiene el propósito de devorar. Su piel se comenzaba a llenar de puntos dementes por el miedo, retrocediendo lentamente hacia los brazos expuestos de su fiel compañero, Byakuya.

-Desiste –le dijo bajito viendo que estaban siendo rodeados por esos dos sujetos.

-No… no… no… -repitió dos veces más. Su instancia era algo que iba ser marcado en esa misma lengua con la mano de Szayel. Pero Byakuya se lo impidió, se lanzó hacia atrás, llevándose consigo al adolescente. Su cara seria fue recorriendo cada sujeto que le había costado perder ante la terquedad de su jefe.

Más tarde. Byakuya dejaba a Toushiro sobre una gran cama, una gastada y que no era digna de una noche de ensueño. El joven jaló al mayor antes de que éste desapareciese.

-¡No me dejes! ¡No quieras parecerte a él! –gritó desesperado, dejando que su gesto se volviese hosco, pero internamente clamaba por piedad y comprensión. El pelinegro se sentó en el borde de la cama.

-Me quedaré hasta que duermas –le aseguró completamente seguro.

-Todos me dejan al final –el chico comenzaba a hablar solo después de terminar recostado mirando al techo devorado por los años. Trataba de encontrar una respuesta a sus preguntas.

*Hace años*

-¡Grimmjow! ¡Grimmjow! –un pequeño Hitsugaya corría de lado a otro tratando de enseñar un dibujo hecho por él al jefe de su organización. Pero claramente, el peli azul estaba muy ocupado. Tenían un par de planes para esa noche, y en la mañana de nuevo un sujeto de cabellos naranjas había venido para llevarse a Grimmjow. El pequeño niño había estado preocupado, pero por eso le había hecho en una hoja en blanco, un dibujo de él y de Grimmjow juntos, para hacerle ver que nunca iba a querer que se separasen.

-Ahora no –respondía sin verle. Hitsugaya bajó lentamente la cabeza y su sonrisa eufórica fue disminuyendo poco a poco, en eso aparecía Byakuya y le cargaba en brazos.

-¿Por qué no puedo ayudar a Grimmjow-ni-sama? –se preguntaba con verdadero dolor. Se sentía tan inútil.

-Tú deber es permanecer aquí y que nadie te vea, sí alguien te llegase a ver nos pondría en problemas.

-¿Problemas? –trataba de parecer indiferente al dolor, pero unas pequeñas lagrimitas deseaban salir. El peli negro se las limpió tiernamente con el revés de su dedo índice.

-Nadie debe saber que Grimmjow tiene un hijo, ni siquiera él mismo…

*Fin del Flash Back*

 

*Fin del Flash Back*

Desperté por la gran luz sobre mi cabeza. El dolor punzaba en mis costillas. Y se hubiera ido extendiendo en mi cuerpo entero sí no hubiera sido por algo en especial. Algo que ahora no me molesté en analizar.

-Oye, oye ¿Quieres castrarlo? –esa voz alguna vez la escuché, y fue en las Noches, pero no sabía de quién era. Fui abriendo los ojos –Ah, mira ya hasta va a despertar –lo primero que vi, fue la cara diabólica de Szayel sobre mí con un par de pinzas y pequeños objetos afilados y pequeños que se iban dirigiendo a un lugar en especial

-¡Hey! –le aparté de un solo golpe, dejándolo completamente en el suelo de mi sala… estamos en mi casa. Toco mi cara, y me tallo los ojos estúpidamente.

-No es un sueño, idiota –y ahora vi la endemoniada cara de un padre enfurecido. Aizen estaba recargado en la pared contraria a mí y me analizaba fijamente. Había otro sujeto moreno y de mirada seria sentado y con los pies sobre la pequeña mesa de centro. Me di cuenta de que había varios hombres echados en el piso. Dudé bastante que estuvieran durmiendo, ninguna respiración se escuchaba nacer de alguno de sus cuerpos. Mi casa estaba destruida, apenas unas cosas parecían haberse salvado. Entonces…

-Ichigo… -murmuré levantándome, sintiendo un gran mareo, y terminé apoyándome en un hombro menudo, me duele la cabeza.

-¿Preocupandote primero por un sujeto inútil antes que mi hijo? De verdad, no sé qué idiotez he cometido al confiarte su custodia –sus frías y cortantes palabras taladraron mi mente como si apenas hubiera salido de una borrachera horrible.

-No es eso… -fruncí el ceño, pero era cierto -¡Ulquiorra! –lo busqué por todas partes, pero la medicina o lo que sea que me dieron, me estaba haciendo cada vez más torpe.

-Regresó.

-¿Qué? –miré absorto a Aizen que había respondido mi pregunta con sus uñas clavándose en su propia piel

-Vinimos solamente por él, y a dejarte en tu mundo con la advertencia de que no debes volver jamás –esperen, esperen, me quité de quien me sostenía y a trompicones me apoyé del sillón buscando nuevamente la cara de Aizen.

-Espera, lo que ocurrió…

-No quiero tus absurdas excusas –me miró asesinamente.

-Olvida cualquier trato, nos largamos, para ello, nos llevamos a Raziel. Ruega nunca volverme a ver, Grimmjow, te mataré la próxima vez. 

 

 


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