Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Acoso por Ariisa

[Reviews - 36]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Con esto cerramos la historia :3

Despierto al sentir sus dedos acariciar mi pecho. Lo tengo abrazado.

No abro los ojos hasta hacer una recapitulación mental de lo sucedido.

 

-          Te quiero, León.

-          Quédate hoy. No te vayas.

-          Está bien.

-          Yo también te quiero, Edu.

 

O algo así…

 

Pero entonces me doy cuenta de que no me está haciendo cariño, sino que intenta alejarme un poco. Posiblemente sea porque lo estoy asfixiando o porque desea irse.

 

Decido no abrir los ojos y apretarlo aún más.

Se revuelve entre mis brazos, ya sin delicadeza, intentando apartarme.

Tal vez cree que aún estoy dormido y entre sueños creo que es algún ser resistentemente abrazable.

 

Cuando abro por fin mis ojos, lo observo con detenimiento. El está sumamente concentrado sopesando las posibles formas de escape que tiene para salir de entre mis brazos.

 

-          ¿Por qué quieres huir ahora?.- Pregunto, sorprendiéndolo.

-          ¡Estúpido!.- Exclama, aunque bajito.- Me asustaste…- Dice y al fin logra hacer espacio entre ambos.

 

Se forma un silencio algo incómodo.

Decido besar su frente para ver si me rechaza.

No tengo idea de qué está pasando por su mente ahora mismo.

No lo hace.

 

-          Ya amaneció.- Dice.- Y sé que me ofreciste quedarme y mi mamá escuchó, pero no quiero llegar muy tarde a casa.- Explica, mientras me observa detenidamente a los ojos.

 

Ha de ser el contacto visual más prologando que hemos vivido desde que nos conocimos.

Y estoy nervioso por ello… ¿por qué?

 

-          Según lo que me comentaste ayer, ¿no crees que en este momento esté knockout en su cama y ni se acuerde de ti?

-          Tal vez.- Se ríe quedamente, mientras vuelve a la que debió ser nuestra postura inicial y apoya su cabeza en mí.- Pero estaré más seguro cuando llegue a casa y sepa que no ha habido un incendio o tiró la casa por la ventana, literalmente. Cielos, he visto sólo una vez a mi madre borracha, pero tú ni te imaginas cómo se pone…

 

Me río con él unos segundos.

Pero no quiero dejarlo ir, no quiero que deje la cama.

 

-          ¿Puedo ducharme?.- Pregunta, mientras de nuevo intenta alejarme y yo lo retengo con fuerza entre mis brazos, ahogándolo.

-          No.- Respondo, sin moverme.

-          Vamos, se me acaba el aire.- Reclama.

-          Te haré respiración boca-a-boca, entonces.

-          ¡León!

 

Dejo que se aleje un poco, para luego mover el cubrecama y salir de la cama. Comienzo a recoger el montón de ropa tirada por el piso, tanto suyas como mías.

Me doy vuelta para verlo.

No ha salido de la cama y, de hecho, está tapado con la colcha hasta la cabeza.

 

-          Pensé que tenías prisa por salir de ahí.- Menciono, acercándome para quitarle las frazadas de encima.

-          Sí, pero…- Dice algo más, creo que un “cúbrete” que no se escucha muy bien.

 

Le quieto las ropas de cama de un tirón, dejándolo al descubierto. Reclama y pretende taparse al menos un poco, pero lo jalo y me lo llevo conmigo al baño de la habitación.

 

Doy el agua de la ducha y regulo la temperatura.

 

-          ¿Está bien así?.- Pregunto.

 

El se acerca y toca el agua con su mano.

 

-          Sí.

 

Aprovecho su distracción para empujarlo dentro y mojarnos juntos, mientras le beso.

 

-          Pero…- Empieza a decir algo, mas lo interrumpo.

-          Es un baño ecológico, ¿comprendes? Aprovechamos mejor el agua.- Me mira con una ceja arriba y expresión de incredulidad.- Velo del lado positivo, puedo ayudarte a jabonarte.- Menciono, sin duda con una cara algo pervertida.

-          Descarado.- Me acusa, algo sonrojado. Igualmente responde mis caricias.

 

Palpo su cuerpo, sus piernas, su torso, sus muslos… y se queja bajito.

 

-          ¿Te duele?.- Pregunto.

-          No es nada.- Dice.

-          Quizás sea por falta de costumbre, pero podemos arreglarlo.- Entre toqueteos, comienza a hacer más calor que el que nos proporciona el agua misma.

 

Me observa ruborizado, mientras su cabello mojado y su cuerpo brillante me hacen tragar con dificultad.

El mueve el pelo de mi frente y comienza a tocarme también.

 

Termina siendo una ducha muy productiva, aunque no muy ecológica.

 

Cuando sólo le falta terminar de ponerse la polera y a mí abrocharme los cordones de las zapatillas, lo giro para forzosamente sentarlo sobre mí.

 

-          Tengo un problema en tanto a ordenar los hechos en forma lógica, ¿sabes?.- Le digo y él me mira confundido.

-          Ok…- No sabe hacia dónde dirijo la conversación, por lo que guarda silencio.

-          Sé que primero viene la declaración, luego la petición, luego el sexo.- Deja de mirarme a la cara.- Me salté un paso, así que sólo quiero confirmarlo: eres mi novio.

-          ¿No se supone que primero me preguntas?.- Cuestiona, con voz baja y abrazándome.

-          ¿Te acabo de comentar mi problema de sucesión lógica?

-          Idiota.- Dice, sin afán de molestar y sin separarse.- Sí.

 

Comienzo a tocar su cabello y besarlo, entonces él para, se levanta y se pone su camiseta.

 

-          Si no salgo ahora de esta habitación, no sé a qué hora llegaré a casa. Así que ahora aléjate y déjame ir.- Sentencia.

-          ¿Al menos quieres desayunar conmigo?.- Pregunto.

-          Pero tú…- Me mira como si fuese a reclamarme algo, mas guarda silencio. Luego de unos segundos en los que me da la espalda, suspira.- Está bien.

 

Cuando termino de anudar los cordones lo veo estudiándome con detenimiento.

 

-          Te sacaste los aros de la nariz y las cejas, ¿no?.- Pregunta.

-          Sí.

-          ¿En qué momento hiciste eso?.- Me mira confundido.

-          Cuando dormías como un bebé a mi lado y me llamabas entre sueños.- Le guiño un ojo.

-          No te creo. No hablo dormido.- Entrecierra sus ojos.

-          ¿Me veo mal?.- Pregunto, acercándome hasta tenerlo pegado a mí y susurrar en su oído.- ¿Ya no te gusto?

-          No… te ves bien. Mejor, de hecho.- Lo beso, pero esta vez se escabulle de nuevo y abre la puerta para salir.

 

Paso un brazo por su cintura mientras avanzamos hasta la cocina.

Entonces… ¡oh, sorpresa!

Franco y Demian están también allí.

Dándose un pequeño beso, además.

 

Siento a Edu tensarse.

Ellos nos miran sorprendidos también. Franco no tanto, pero Demian mira a Edu con grandes ojos y ruborizado. Edu, a su vez, mira a Demian de igual forma.

 

 Claro, había olvidado que Demian no tenía ni idea de que él y yo nos conociéramos, siquiera. Y mi novio no sabía que Franco y yo viviéramos juntos, ni que ésos dos se gustaran.

 

-          ¿Edu?.- Pregunta Demian, más por inercia que por no reconocerlo.

-          ¿Demian?.- Responde él de igual manera, luego viéndome confundido y acusándome de no haberle advertido.

-          Ehhh… ¿café?.- Pregunta Franco, tan casual como puede.

-          …sí.- Respondo yo, tan confundido como todos en la cocina.

 

Al final el desayuno termina siendo más cómodo y ameno de lo que cabría esperar, y nos damos cuenta que ninguno de nosotros, excepto Demian, sabe en realidad qué pasó en la fiesta. MI fiesta.

 

Cuando terminamos de desayunar, acompaño a Edu hasta la parada de autobús más cercana, ya que no me deja llevarlo hasta su casa.

Aparte de hablar de unas cuantas trivialidades, pedirle oficialmente su número de teléfono y preguntarle algunas cosas que quería saber sobre él, me comenta que durante el fin de semana difícilmente nos veremos, porque el lunes tiene que entregar un trabajo.

 

Creo que sobra decir que todo el sábado y domingo lo paso pensando en él.

 

Cuando llega el lunes, ansioso espero encontrármelo pronto. Pero llega el almuerzo y recuerdo que los lunes no almuerza en el casino, por lo que, algo decepcionado, me voy a sentar junto a Maira, que está sola.

 

-          Hola, Maira. ¿Qué haces sola?

-          Espero a Alfonso, pero aún no llega.- Reclama. Mas luego se distrae y me mira fijamente.- A todo esto… pues, cuando el viernes se armó esa pelea con Aldo, y después los separaste y siguió la fiesta… luego de eso yo te vi muy pegadito con Edu, ¿eh?.- Levanta las cejas repetidamente, con cara pícara.

-          Ah… tú no te pierdes detalles, Maira.- Comento.- Bueno, tú eres amiga de él, ¿no?

-          Sí, y en realidad…- Me mira de reojo y se pone a reír.- No me digas nada, ya sé todo lo que se puede contar.

-          ¿Ah, sí?.- Pregunto, un poco sorprendido.

-          Sí y, de hecho, antes de que ustedes se conocieran, yo ya sabía que le gustabas a Edu.- Sonríe ilusionada, jugando con sus rizos castaños.

-          Estás muy informada. No sabía que fueran tan amigos.

-          Lo somos. Por eso, cuando me comentaste lo que te había dicho Diana, cuando acusaste a Edu, ¡casi me da un paro cardíaco! Me imaginaba a Edu, no llorando, pero bastante deprimido luego de eso.

-          Sí, sí… no me lo recuerdes, ya me disculpé varias veces por eso.

-          Como sea, ¡estoy muy feliz de que lo suyo haya resultado!.- Me sonríe.

-          Gracias.- Muerdo mi sándwich y después de tragar, agrego.- ¿Y tú? Ultimamente sólo te dedicas a juntar parejas.

-          Sí. Espero a que aparezca el amor de mi vida, pero, por mientras, me dedico a juntar lindas parejas.- Dice, con ojitos brillantes.

 

Cuando ya llega la hora de irme  a casa, decido llamarlo.

No quiero molestarlo, pero no quiero quedarme sin verlo hoy (de nuevo).

 

-          ¿Aló?.- Responde.

-          Edu, lamento si estás ocupado, pero…

-          Lo estoy.

-          ¿Ah? Pero… yo sólo…

-          Estoy de verdad ocupado ahora. Voy a colgar.

-          ¿Qué? Espera…- Pero me cuelga.

 

Me quedo mirando el celular con una perfecta cara de: WTF!?

¿Ahora qué? ¿Va a volver escapar de mí?

Ni siquiera sé qué pensar.

 

Entonces siento como algo se apoya en mi hombro y al mirar a un costado veo que es su barbilla. Me mira con una sonrisa.

 

-          ¿Sucede algo con tu móvil?

-          No sé si ignorarte al menos los próximos treinta segundos por asustarme así. O exigirte algún otro tipo de compensación. Créeme, el daño psicológico es irreparable, y la indemnización monetaria no sé si sea suficiente.

-          No creo que te convenga demandar a un abogado.- Responde, cerrando los ojos. Parece muy cansado.

-          Aún no eres abogado.

-          Si el sistema penal no cambia pronto, lo seré para cuando nos llamen a declarar.- Se ríe bajito.

-          ¿Qué tal si mejor olvidamos un poco los asuntos legales?

-          Sí… me parece bien.

 

Tomo su mano y caminamos.

 

-          ¿Ya terminaste?

-          Sí. Fue un día horrible.- Agrega luego.

-          Descuida, ya estoy aquí.- Levanto las cejas y él sólo pone los ojos en blanco, con una sonrisita linda en la boca.

 

Caminamos hasta salir del recinto y luego de platicarlo, decidimos ir al parque que está a un par de cuadras, ya que él no quiere ir hasta mi casa. Se nota a leguas que muere de cansancio, así que me alegra que invierta un par de minutos conmigo.

 

Nos ubicamos bajo un árbol y él se apoya en mí. Creo que se quedará dormido en cualquier minuto, por lo que decido obtener mi beso antes de que Morfeo se lo lleve.

 

-          Menos de 36 horas, pero te extrañé.- Digo, antes de darle un beso largo y placentero.

-          Te debo una pequeña explicación, ¿no?.- Dice.

-          ¿Por qué?

-          Bueno… te dije que te miraba, que me gustabas. Pero, si te pones a pensar en ello, nosotros no tenemos ninguna clase en común, ninguna actividad en común, de hecho, tú ni sabías quién era yo. ¿De dónde te conocí?.- Me observa unos segundos para luego cerrar sus ojos y no volver a abrirlos, mientras sigue hablando.- Te creía un chico muy… superficial.

-          ¿Qué?.- Lo observo con cara extraña, pero como no me mira, él sólo sonríe por el tono de mi voz.

-          Estereotipos y tipificaciones, lo siento. Luego me di cuenta que estaba equivocado.

-          Aún no entiendo…

-          No te conocía, sólo te había visto un par de veces con Maira. Pero… sólo imagínate lo siguiente: un moreno alto, de aspecto rebelde por donde se le mire; de buen cuerpo, cabello largo y ojos azules, muchos piercings en el rostro, que anda en moto y al cual las chicas persiguen como si fuera carnada. El tipo sale con una rubia que parece modelo playboy y el 99% del tiempo mira a su alrededor con desgano. Ahora, además, súmale el hecho de que está forrado en dinero y, según rumores, ha participado en cuanta pelea ha sido posible.

-          ¿Y eso lo estás diciendo porque…?

-          Ese eres tú.

-          No, no es cierto.- Me defiendo.

-          Claro que sí. Bueno, excepto lo de los rumores, es una apreciación bastante objetiva de ti.

-          …- Guardo silencio. No me siento identificado con esa descripción.

-          Así que, cuando te vi la primera vez y oí de ti, me hice una idea no muy correcta respecto a ti. A pesar de que conocieras a Maira y ella fuese muy amiga mía, no quería fuentes exponenciales de problemas cerca, es decir, te quería a ti bien lejos.- Se ríe y abre los ojos, se acerca lentamente y me besa en la mejilla.- Lo siento, en serio. Es sólo que… no lo sé, supongo que yo fui el superficial. Aparte, salir con Diana no es el mejor precedente. El punto es que personas con tus características no tendrían gran afinidad conmigo.

-          ¿Y por qué cambiaste de idea?.- Pregunto, abrazándolo.

-          Cuando un chico que hacía un mural una vez te mojó con pintura, sin querer.

-          ¿Cuándo pasó eso?.- Cuestiono, pero él no responde.

-          Por dos segundos pensé que lo mirarías con odio y luego le gritarías y… y nada de eso ocurrió. Sólo lo miraste confundido por la situación unos segundos y cuando el chico comenzó a derretirse en disculpas, le dijiste que no importaba, que no era para tanto.

-          No recuerdo nada de eso.

-          Me di cuenta que estaba en un error y comencé a fijarme un poco más en ti, cuando te tenía cerca. Luego… sí, creo que me obsesioné y… no necesito repetir todo, ¿cierto?

-          Ya que estamos en esto de las confesiones, debo admitir que te seguí.- Suelto, hablando lo más rápido posible.

-          ¿Eh?.- Me mira pendiente.

-          A la peluquería.- Agrego, mirando hacia otro lado

-          Ya me parecía raro.- Entrecierra los ojos y luego vuelve a cerrarlos por un buen rato.

 

Pasa un minuto completo, tal vez, en el que sólo nos quedamos callados y yo acaricio su cabeza.

 

-          Te quiero.- Digo, de pronto y él se sienta correctamente mirándome a los ojos, poniéndome nervioso, de nuevo. ¿Cómo hace eso?.- Y, créeme, son los días nublados los que me hacen cursi. Es una lástima que quede tanto invierno aún.

 

No responde, pero decide que un beso es la mejor respuesta. Pienso lo mismo, así que sólo me dedico a disfrutar del momento.

 

 

 

Uf, mi hermana alucinaría con esta historia si los protagonistas fueran un par de actores famosos. Por mi parte, prefiero quedarme en la realidad y seguir viviendo esta dramática experiencia personalmente.

 

-          Tengo una duda… ¿Cómo es que terminaste saliendo con Diana?

-          Es una larga historia.- Exclama, con desgano.

-          Tengo tiempo.- Digo, mientras lo abrazo para que no se escape nunca más.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Bueno, sólo si quieren, pueden leer la historia de Demian y Franco en Primeras Veces  :D

 

 

 

Me alegra que le haya gustado y, de verdad, ¡muchísimas gracias a quienes siempre me dejaron reviews! De no ser por ustedes, me hubiese dado lata seguir subiendo los capítulos :P

¡Me animaron mucho! -^o^-

 

Y... bueno, me queda aún bastante verano, por lo que intentaré subir alguna historia pronto :3

 

Espero nos leamos pronto,

Adioz.-! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).