Ichigo se despertó con el sonido de la lluvia contra la ventana y se removió en la cama tapándose más con la manta. Hacia frio y olía a tierra mojada. De repente recordó donde estaba y que había pasado, abriendo los ojos desmesuradamente se sentó en la cama.
Su cuerpo chillo, grito y se deshizo en dolor. Vale, a partir de ahora habría que controlar los movimientos Entonces miro a su alrededor tenso y finalmente suspiro aliviado, estaba completamente solo.
De repente, la puerta de la entrada se abrió, mostrando a una mujer mayor con el pelo recogido en una larga trenza, tenía los ojos cerrados y una expresión de serenidad:
-Disculpe joven, pero el señor requiere de su presencia en la reunión y si le dejo dormir más llegara usted tarde, asique por favor si no es mucha molestia ¿podría usted acompañarme?- dijo realizando una profunda reverencia apoyando su frente contra el suelo.
Ichigo todavía aturdido, intentó incorporarse y su cuerpo volvió a chillar y protestar por ello. La mujer viendo sus penosos esfuerzos por levantarse, se acerco hasta él y cogiéndolo del brazo le ayudo a ponerse de pie, luego sin soltarle le guio por el laberintico castillo. Si sabía lo que habían hecho la noche anterior no dio muestras de estar enterada, le trato con amabilidad ayudándole en todo lo que podía. Le dieron de desayunar, le bañaron otra vez ”¿ y esta obsesión por la higiene?” pensó Ichigo, aun así disfruto del baño caliente que consiguió relajar sus músculos. Luego, finalmente, le vistieron con ropas mucho mas decentes que la vez anterior. Un kimono de seda negro, parecido al que había llevado Grimmjow la primera vez que le vio, solo que este, llevaba bordado dragones dorados y rojos, una cinta color escarlata le cerraba el Kimono.
Luego la amable mujer le condujo por los pasillos hasta una sala y antes de abrirle la puerta le pidió amablemente que se comportara, ya que al parecer el invitado era importante y el futuro del país podría depender de aquella reunión “¿Entonces para que me hacen venir si yo no tengo nada que ver con esto?”pensó extrañado. Aun así entró en la sala.
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Había un hombre con sombrero a rallas sentado en un cojín, encima de una plataforma baja, nada más verle, el hombre se levantó y se acerco hasta él a grandes zancadas. Entonces como si se conociesen de toda la vida el hombre le dio un fuerte abrazo levantándolo del suelo. El cuerpo de Ichigo ya se había quedado afónico de tanto gritar y pedir auxilio. Finalmente le dejo en el suelo y con una sonrisa de oreja a oreja le preguntó:
-Vaya, así que tu eres el chaval con el que Grimmjow se entretuvo ayer, guauuu realmente estas muy bien, bueno, dime ¿Te lo pasaste bien?¿Es tan bestia Grimmjow como parece? Cuéntamelo absolutamente todo- y se le quedo sonriendo con cara de psicópata.
Ichigo se quedo a cuadros. Abrió la boca con cara de susto y la volvió a cerrar sin saber que decir.
- Pues… yo no….quien… tu….-Finalmente respiro hondo para aclarar su mente y respondió frunciendo el ceño- Mira no sé quién eres, pero vuelve a tocarme las narices y te parto la…-
La puerta del final se abrió de golpe y Grimmjow entró con cara de cansancio, aquel día llevaba un kimono azul claro. Ichigo inmediatamente empezó a sudar y a ponerse nervioso.
-Urahara deja de molestar al chico- Dijo sentándose en el cojin del medio de la plataforma. El tal Urahara sonrió y tomando a Ichigo de la mano le condujo hasta la plataforma. Mientras caminaba Ichigo intento contener el dolor, no le iba a permitir a Grimmjow burlarse de él, ya suficiente había tenido.
Urahara le dijo que se sentase en un cojín a la derecha de Grimmjow mientras él lo hacía a la izquierda y le pidió ademas que no hablase durante la reunión. Paso por delante de Grimmjow y este le sonrió con una mirada burlona.
-¿Qué?¿Has dormido bien enano?-
Ichigo quiso partirle la cara y borrar esa maldita sonrisa de su cara, pero la cantidad de guardias en la sala le hicieron dimitir. Entonces sin mirarle respondió un seco –Muérete- y luego con la mayor arrogancia que pudo se sentó en el cojín. Inmediatamente su cuerpo lloro de placer dando gracias al cielo. Su cara, sin embargo, no mostró emoción alguna.
-Bueno pues si ya estamos todos, hacerle pasar- Suspiro Grimmjow. Aquello iba para largo.
Aparecieron dos hombres, uno alto y arrogante y uno más bajo y delgado detrás. Ambos llevaban ropa de viaje, aunque aun manchados del barro del camino, destilaban el poder y arrogancia propio de los que tienen medio mundo en su mano osease nobles. El primero tenía el pelo blanco aunque era bastante joven y lo que más destacaba de él eran sus inquietantes ojos dorados.
Su compañero tenía el pelo negro, cara de pena y dos cicatrices que le bajaban desde los ojos hasta la barbilla.
Haciendo una levísima reverencia, que toco s narices a Grimmjowse, sentaron en el suelo fuera de la plataforma.
-Buenos días señor Shirosaki Ogichi, bienvenido a mi humilde casa, espero que su estancia sea agradable. Me han dicho que quería usted tratar un asunto de suma importancia conmigo asique dígame de que se trata e intentare ayudarle- Respondió Grimmjow todo lo educadamente que pudo haciendo él también una reverencia hacia su invitado. Ichigo alucinaba. Grimmjow. Haciendo una reverencia y hablando educadamente. Le miro como si hubiese visto a un alíen.
Ogichi mientras tanto levantó una ceja.
-No me toques las narices Grimmjow, sabes perfectamente a que he venido aquí idiota, asique deja de hacerme perder el tiempo con tu absurda palabrería y vamos al tema, cuanto antes deje de ver tu asquerosa cara mejor- respondió sin respeto alguno y sin dignarse a mirarle siquiera, sus uñas parecían mucho mas interesantes.
La vena en la frente de Grimmjow empezó a cobrar proporciones peligrosas mientras intentaba controlarse para no matarle ahí mismo. Ichigo por su parte se descojonaba tapándose la mano con la boca para que no se viese su sonrisa. Fue entonces cuando Ogichi le miro por primera vez desde que entró.
El chico llevaba un kimono negro bastante ajustado resaltando su musculatura, tenia porte elegante y algo chulesco aunque se veía a la legua que no pertenecía a la nobleza por lo incomodo que se veía, pero lo que más le impresiono sin embargo, fue su cara, exactamente idéntica a la suya, mismos ojos, nariz y boca aunque de distinta tonalidad. Sus ojos marrones contrastaban con los suyos dorados, su pelo naranja con el suyo blanco, piel pálida contra morena. Nada más verle le cayó bien, no supo decir si fue por el hecho de que se estuviese riendo de Grimmjow o por el de que fuese idéntico a él.
-Bien entonces acabemos con esto, dime qué quieres y lárgate- Contesto Grimmjow secamente.
-Quiero que hagamos una cuerdo para que yo me vuelva shogun y tú te quedes al margen.- respondió Ogichi sin apartar la vista del muchacho que se empezaba a remover incomodo.
- Me tomas por idiota, ¿quién con dos dedos de frente haría eso? Déjate de gilipolleces y dime qué cojones quieres-
Ogichi finalmente se volvió hacia Grimmjow con una media sonrisa en su cara y cara se absoluta superioridad.
-Grimmjow, seamos sinceros, tú no tienes dos dedos de frente-Grimmjow izo un amago de levantarse, le partiría la cara a ese idiota, le importaba una mierda si provocaba una guerra civil. Sin embargo para su desgracia fue detenido por Urahara- pero supongo que tienes razón- Continuo Ogichi- te ofrezco a cambio de tu sumisión las provincias de Akita, Morioka y Aomori, así como un futuro enlace entre nuestros dos futuros descendientes, si como dices tienes dos dedos de frente acepta y me dame las gracias-
Grimmjow recapacito, el territorio que le ofrecía era la tercera parte del territorio Japonés, la oferta en general era buena, aun así, por orgullo propio mas que por otra cosa contestó:
-No pienso acept…-
- Entonces no me queda más remedio que darte esto. Ulquiora- dijo tendiéndole una mano a su subordinado, que deposito un pergamino enrollado en su palmao. Entonces, Ogichi, con un movimiento fluido se lo lanzó a Grimmjow que lo agarro al vuelo. El pergamino tenía el sello del emperador.
Tras leerlo durante un tiempo, Grimmjow levanto la cabeza y con una mirada de preocupación y derrota anuncio con un tono carente de emoción alguna.
-En ese caso acepto el trato- Los murmullos estallaron en la habitación.
-Como suponía- Contesto Ogichi sonriendo, luego de firmaron algunos papeles y Ogichi se levanto y salió de la estancia dirigiéndose a la habitación que le habían asignado, mañana volvería a su casa.
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Ichigo estaba sentado en un porche de la gran mansión viendo como llovía y escuchando el sonido que hacia el agua al caer contra las piedras, el olor atierra mojada era penetrante y hacia frio, sin embargo la vista era asombrosa, aquel viejo arce de hojas rojo sangre que destacaba contra el verde del resto del jardín, y las grises y tristes piedras. Estaba empezando a oscurecer aunque a él poco le importaba. Tenía la mente en otra parte.
Recordaba su país, tan verde como la imagen que tenía delante, aunque mucho mas cálido que este. Intento volver a analizar la reunión de esta mañana, aunque seguía sin comprender nada. Suspiro aburrido y cogió la taza de té que descansaba al lado de su mano, se había quedado frio pero ya poco le importaba.
Oyó unos pasos acercándose por la pasarela de madera y giro rápidamente la cabeza, desde la noche anterior se estaba volviendo bastante paranoico llevaba todo el día esquivando a Grimmjow y no pensaba volver a verle. Una cara idéntica a la suya le devolvió la mirada, el tal señor Ogichi se acerco hasta él se había cambiado de ropa y llevaba ahora un kimono rojo con nubes doradas, entonces con una sonrisa fingida le pregunto si se podía sentar con él, aunque antes de que pudiese contestar ya lo había hecho. Mas pegado de lo que una persona normal haría
-No me deberías pedir permiso a mí, la casa no es mía-Dijo aun así volviendo a contemplar la lluvia. El extraño hombre se rio.
-Jajaja me caes bien chaval ¿Cómo te llamas?- Después de lo que le había pasado ayer con Grimmjow contesto sin dudar:
-Ichigo-
El hombre a su lado se descojono “¿Qué nombre es ese?”.
- No te rías de mi nombre pedazo de imbécil- dijo dándole una colleja. El hombre dejo de reírse instantáneamente y se le quedo mirando fijamente con cara seria de profundo enfado. ¿Que acababa de hacer? ¿ Le había dado una colleja al noble más importante de aquel maldito país de sádicos?. Un sudor frio le bajo por la espalda a Ichigo. Iba a morir.
- Bueno , ¿y qué haces aquí? Eres un extranjero ¿no?- dijo con un tono bastante serio.
-Jeje, si…Pueees… No lo sé la verdad- Respondió con la mirada ausente- Supuestamente debería haber acabado en las indias pero hubo un problema con el barco, ”o con un capitán” y luego llegue aquí y me metieron en prisión, luego me trajeron al palacio y bueno el resto te lo puedes imaginar- dijo mirándole con una sonrisa falsa.
-Vamos que estas aquí por pura casualidad- Respondió desinteresado.
-Si bueno, algo así-dijo sorbiendo mas té. Si no tenía interés que no preguntase.
-¿ y te gusta este lugar?- pregunto Ogichi mirándole de reojo con media sonrisa surcando su cara.El enfado se le había pasado en dos segundos, además, Ichigo, no seguía el protocolo impuesto para hablar con alguien como él: contestaba sinceramente, sin hipocresía ni segundas intenciones, a Ogichi que nunca había mantenido aquel tipo de conversaciones francas, cada vez le agradaba más el muchacho, su sinceridad y rebeldía.
-No – contesto Ichigo sin dudarlo.
-¿Por? Espera, espera… no me lo digas…-Dijo serio de nuevo-… es por Grimmjow ¿verdad?- Ichigo no dijo nada solamente se quedo serio”¿cómo demonios lo ha adivinado? y Ogichi se echo a reír.
- Lo sabia- dios, aquel chico era tan fácil de leer.
Entonces se abrió la puerta de la habitación y apareció un muy cabreado Grimmjow por ella.
-¿Se puede saber que haces aquí bastardo? -Dijo dirigiéndose a Ichigo.
-Pues…-Empezó este, que no entendía nada.
-Estaba hablando conmigo ¿o es que no lo ves?- Respondió Ogichi por Ichigo. Ogichi había fruncido el ceño por la intromisión. Se lo estaba pasando bien.
-Contigo no hablaba idiota-
-Grimmjow por favor callat …- Siguió Ichigo
-No creo que debas hablar así con un invitado a tu casa y menos con uno que dentro de poco será tu superior ¿no crees?- Le provoco Ogichi.
-Ogichi no creo que debas hab…-Empezó Ichigo intentando poner paz, aunque no entendiese muy bien la situación.
- Bueno pues siento interrumpirlos, pero esta es mi casa y tú te vienes conmigo - dijo agarrando a Ichigo por el cuello del kimono y arrastrándolo dentro de la casa. Ichigo empezó a protestar pero al ver que no serbia de nada se resigno, despidiéndose de Ogichi y haciendo que Grimmjow frunciese más el ceño.
Ogichi se quedo fuera con una mirada peligrosa, pero no hizo nada, cogió la taza que Ichigo había estado bebiendo y se la llevo a sus labios. Lentamente su mente comenzó a trazar el plan.
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Grimmjow arrastro a Ichigo por el castillo hasta llegar a la habitación que habían compartido la noche anterior, luego lanzo a Ichigo al interior y cerró la puerta.
-Se puede saber que cojones te pasa ahora- le espeto Ichigo nada más levantarse. Grimmjow le agarro del cuello y acercándoselo a milímetros de la cara le dijo:
-No vuelvas a hablar con él- respondió fríamente , luego le soltó.
-¿Por qué?- demando Ichigo- Parece una buena persona y además tú no me das ordenes- le respondió simplemente por llevarle la contraria, estaba ya hasta las narices de la personalidad del peli azul.
Grimmjow perdió completamente los nervios. Le soltó una bofetada que le tiro al suelo, luego mirándole con una mirada de odio profundo que dejo congelado a Ichigo le soltó.
-Tú me perteneces, eres mío y no pienso dejar que nadie, nunca más te dirija la palabra, si te dijo que no hables con alguien, tu lo haces sin rechistar, si te digo que te tires por un precipicio, tú te tiras ¿entendido?-.
Ichigo desde el suelo respondió -No-
Una patada se dirigió a su estomago. Perdió todo el aire almacenado en sus pulmones y rodo por el suelo chocando contra la pared. Un tirón en el pelo le hizo incorporarse a duras penas y ponerse de rodillas. Grimmjow le miro con una mirada demasiado intensa, sin admitir objeciones, otra vez a milímetros de la suya.
-¿Te he preguntado que si has entendido?-.
Ichigo también perdió el control, aquello ya era demasiado, le tratan como una mierda y casi muere, luego le violan y hacen como si no hubiese pasado nada y ahora esto. Le devolvió a Grimmjow la misma mirada de odio que hace un momento este le había dedicado a él, luego le lanzo un puñetazo a la cara y una patada al estomago que le mando volando. Ojo por ojo diente por diente. Luego, ya de pie, escupió al suelo la sangre de la boca y mostrando su cara de desprecio absoluto concluyó.
-Estás enfermo-.Y salió de la habitación dando un portazo.
Grimmjow se quedo en el suelo sin moverse. Los minutos pasaron y la lluvia siguió callendo, Luego dio un puñetazo en el suelo y levantándose salió de la habitación.”Mierda, mierda, mierda “.
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Ogichi seguía sentado en el mismo sitio en el que había estado sentado con Ichigo. El plan ya estaba completamente trazado:
-Yoruichi-
Una sombra negra apareció a su lado sentada en la madera, con la espalda apoyada en la columna que sujetaba el techo. Era una mujer delgada y fuerte.
-¿Si señor?-
-Quiero al chico- dijo mirando la lluvia que seguía sin parar. Si seguían así el viaje de regreso se iba a hacer pesado.
La mujer tomo el vaso de té que reposaba al lado de su señor y acercándoselo a la boca con una mano y mirando a Ogichi pregunto :
-¿Estáis seguro?-
Ogichi sonrió, siempre le hacia la misma pregunta y siempre le respondía lo mismo. Arrebatándole el vaso de las manos antes de que bebiera, respondió:
-¿Alguna vez me he equivocado?- luego empino el vaso y lo dejo sobre la madera sin hacer el mas mínimo ruido.
-Entiendo- y la sombra desapareció. La lluvia empezaba lentamente a remitir. Ogichi se levanto tirando el vaso sin querer, luego se dirigió a su habitación. Mañana seria un nuevo día y muy largo.
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Ichigo caminaba por los pasillos de la mansión, acababa de salir la luna blanca y reluciente de entre las nubes y esta, proyectaba sombras plateadas sobre los tablones del suelo. Todavía le dolía el estomago de la patada y notaba la zona de la mejilla caliente, con lo que la debería de tener roja, además el mordisco que le había dado Grimmjow ayer todavía no se había curado y escocía.
Estaba decidido a escaparse, no aguantaría allí ni un día más.Una nube tapo la luna. De repente sintió unos brazos que le rodeaban desde atrás y unas manos le colocaron un trapo mojado en la boca. No sabía lo que estaba pasando y se asustó. Luego su mente empezó a atar cabos e intento soltarse, pero ya era demasiado tarde y cayo inerte sobre unos fuertes brazos. ”Mierda” fue lo ultimo que pensó antes de perder el conocimiento y caer en la oscuridad.