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Una gota de color por Syarehn

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Notas del capitulo:

¡Dos semanas sin actualizar! ¡Qué horror! 

Aclaraciones: 

1) Hay 3 narradores.

2) Cernícalo es un hombre ignorante y rudo… También le llaman así a una clase de aves rapaces jeje.

3) Triqueta. Es un símbolo celta que significa varias cosas, la unión y armonía entre mente, cuerpo y espiritu; el vivir, morir y renacer; o la conexión entre presente, pasado y futuro~

Dorado

 

 

— ah… ¡ah!... Thor, ya… deja de jugar… — gemía el dios de la mentira, con ambas manos en la cabeza, sentado, con las piernas abiertas tanto como le era posible, sintiendo las oscilaciones de la superficie bajo él y los juguetones dedos del rubio en su interior.

Thor sólo le sonreía perverso, le gustaba ver así a su hermano: suplicando por más. Algo en su interior su encendía cuando lo escuchaba gemir su nombre.

— no te quejes, hermano. Te ves bastante entretenido.

— Thor, si no entras ahora yo…

— ¿Qué? ¿Romperás todo en la mansión  de nuevo? — se burló, pues sabía bien que su hermano tenía prohibido usar sus poderes hasta que aprendiera a amar a los humanos, de hacerlo [y si Odín se enterara] regresaría a prisión.  Aunque Loki solía olvidarlo y cuando se enfurecía amenazaba con usar su magia… después Thor se lo recordaba. Su último gran berrinche fue hacer una rabieta monumental y con una mortal pala había destrozado varios objetos y mueblería de la mansión.

— No te… ¡ah! — si hubiese podido hablar y no lo nublara el placer habría maldecido a Tony, a Pepper y el día en que ambos habían decidido dejar en la sala las carísimas replicas de 10 cuadros de Rembrandt…

…cuadros que el gran Loki y su pala habían destruido. Un cruel, sombrío y caro error… aún no terminaba de pagar por ello. Tony lo había obligado a trabajar para sufragar los daños. ¡Trabajar! ¡Él!...  ahora laboraba de 7 a 3 como asistente y aprendiz en una clínica psiquiátrica. El resto del tiempo lo dedicaba a leer y estudiar ya que, por cortesía Stark y órdenes de Odín, estaba tomando clases de psicología.

« Quizá uno de estos días termines descubriendo lo mal que está tu cerebro y lo llames “el síndrome de Loki”… o simplemente te encierren en el psiquiátrico» había argumentado Stark.

«Así conocerás a los humanos, los entenderás y amarás. Además, debes aprender a vivir humildemente Loki. Es por tu bien, hijo mío» había decidido el padre de todo.

Si bien no era algo que tenía contemplado, al menos le agradaba… aunque nunca lo admitiría. El cerebro humano era fascinante y saber de él ayuda a saber cómo manipularlo…

— ¡ah! — dejó de pensar cuando sintió a Thor sacar los dedos y rozar su sensitiva entrada con ese enorme miembro suyo. — ¡Thor~…! 

El rubio entró con cuidado, poco a poco hasta hundirse completamente, arrancando necesitados y sonoros gemidos por parte del pelinegro. Las embestidas también fueron lentas, Thor aún estaba tanteando el terreno, buscando la posición y ángulo adecuados. Supo que había dado con ellos cuando Loki jadeo sensual y descontroladamente, acallando el grito que exigía salir de sus labios. El rubio sonrió, acelerando los movimientos como sólo un dios podría hacerlo y tomó entre sus manos la erección del pelinegro, masturbándolo un poco más lento y tortuoso que el ritmo que le imponía con sus caderas.

— ¡Thor! Ah~ 

Loki buscaba acomodarse pero aquel extraño y oscilante aparato de lavado donde se encontraba abierto de piernas le complicaba el trabajo. Se sentía morir y renacer. De forma erótica se dejó resbalar por la superficie de aquelelectrodoméstico poseído, quedando recostado en él, únicamente su espalda en contacto con el frio y vibrante metal dorado, haciendo al dios relajarse ante el masaje, de modo que lo hacía concentrarse con más énfasis en el palpitante miembro de Thor entrando y saliendo de él, rozando su punto G, y haciéndolo tocar lo que él llamaría paraíso.

Thor se inclinó sobre él, recargando sus codos y antebrazos en la lavadora, y sin detener los frenéticos movimientos, el moreno estiró las piernas hacia arriba y las enredó en el torso de su hermano para permitirle más contacto con su piel  y acceso a su interior. El rubio lo besó demandante, saboreando sus labios hasta saciarse, bajando por su cuello, pecho, deteniéndose concienzudamente en los sonrosados pezones. Loki acariciaba su espalda, —pues a Thor no le agradaba que jugara con su cabello—, movía con sensualidad innata la cadera, incitando más a su hermano y le susurraba obscenidades al oído, las cuales tenían un efecto afrodisiaco en el dios del trueno.

— ¿te gusta? — Thor embestía con más ímpetu y Loki estaba por terminar, pero lo miró con inocencia fingida.

— no… sé… ¡ah! De… que… ha-¡ah!-blas.

— ¿no lo sabes? — Se detuvo en seco haciendo jadear al moreno — entonces creo que debo salir y…

— ¡No! ¡Ah!… me gusta, maldito vanidoso, sólo no te detengas.

Las carcajadas del dios, lejos de romper el erotismo del momento sólo encendieron la llama de nueva cuenta, continuó el vaivén con más arrebato, masturbando a Loki a la misma velocidad. El pelinegro se aferraba a los hombros de Thor, gritando su nombre como nunca pensó —ni quiso— hacerlo.

El rubio terminó con un ronco jadeo y Loki con un extenuado grito de placer, manchando el pecho de su hermano.

La lavadora seguía en movimiento cuando se separaron con un idílico beso.

— estos curiosos aparatos pueden ser más útiles de lo que parecen. — aseveró Thor jadeando, aún sin salir del interior de Loki.

— sí, acicalan tu ropa y te sirven para follar, claro~, los midgardianos piensan en todo. — ironizó el dios de la mentira. — Thor estaba por besarlo de nuevo cuando un sonido bastante rítmico y pegajoso los envolvió. Ambos dioses giraron a todos lados buscando una respuesta

— ¡calla eso!

— Creo que es la cosa que me dio Tony… — Thor buscaba su pantalón pues allí había guardado el molesto objeto. — el relicario rectangular.

— no es un relicario… es… un… — dudó —  ¡sólo cállalo!

El rubio sacó el celular de su bolsillo, arrojando nuevamente su pantalón al suelo. Lo miró unos instantes, ya no sonaba, se giró hacia su hermano aún sentado sobre la lavadora, ahora estática, y le sonrió tratando  de aparentar que él había hecho que aparato dejara de sonar… por ello cuando la vibración y el sonido regresaron lo soltó sobresaltado.

— ¡Thor!

— ¡ya voy!

Recogió el aparato del demonio y lo observó tratando de recordar como Tony lo había ensañado a usarlo. Desistió y se lo pasó a Loki, que aún dudaba en cómo hacerlo.

— ¿Thor? ¿Estás allí? — era la voz de Natasha.

— soy Loki ¿Qué quieres?  

La viuda negra se tomó el tiempo y la paciencia de explicarle lo sucedido con Steve, y aunque ignoraba lo ocurrido en prisión, estaba preocupada porque Tony había desaparecido cuando salió de ésta, no habían podido rastrearlo y Fury estaba vuelto loco. La rusa le exigió al pelinegro que le avisase a Thor. En realidad Loki podía no decir nada, él y Stark no se llevaban muy bien, pero Steve era un caso aislado. El pelinegro era consciente de que todos desconfiaban de él, pero el rubio capitán le daba el beneficio de la duda… podría decirse que era su único amigo. Caso contrario a Thor, quien a pesar de lo irónico de la situación era muy apegado a Stark, así que procedió a contarle.

 

— ¡Ese estúpido mortal! ¡Le dije que debía cuidarlo o lo haría babilla!

Papilla —le corrigió Loki.

— ¡lo que sea!  ¿¡Dónde está Stark!?

— Quieres dejar de gritarme — el rubio notó la molestia en la voz de Loki, sabía cuánto le molestaba su cercanía con Tony pero también sabía que sólo ese mortal había sido capaz de apaciguar e incluso comprender la mente dispersa del rubio príncipe asgardiano.

— Lo siento… es sólo que…

— ya sé, es tu amigo. No dejas de repetirlo desde que llegué aquí. — Thor lo conocía lo suficiente como para saber que estaba celoso, después de todo hacía sólo un par de días que habían decidido comenzar a salir olvidando el estigma del amor fraternal. — sigue en esa isla, pero no sé exactamente donde, el guardia sólo dijo que no había salido aún de allí y que se veía mal.

— Entonces iré a buscarlo. — Se levantó y llamó al Mjölnir para emprender la búsqueda. Loki suspiró.

— ¿aún no aprendes a analizar antes de actuar, hermano? A veces creo que más que el dios del trueno eres un vil cernícalo*. — Lo miró sin entender de lo que hablaba pero dejó de tener importancia para el rubio cuando recordó que aquel que le salvó de sí mismo estaba perdido en una isla, solo, con su tendencia autodestructiva.  Se encontraba ya girando su martillo cuando los brazos de Loki rodearon su cintura — iré contigo.

 

*~*~*~*ŧhor*~*~*~* 

 

« — de modo que… se marchan mañana.

La presencia del mortal me sorprendió, no esperaba ser molestado por nadie, tenía demasiadas cosas en la cabeza sobre las que necesitaba pensar y deseaba estar solo. A final de cuentas, ni mis amigos ni el sabio Odín entendía o  querían entender lo que me ocurría. Quizá Loki me daría una respuesta, pues es mi hermano y me conoce pero su odio hacia mí ha cambiado las cosas.  Mientras, el egocéntrico humano se sienta a mi lado y yo suelto un bufido en respuesta.

— ¿se te ofrece algo, mortal de hojalata?

— hey, yo no te rebajo a princesa de mito — rodé los ojos.

— como sea ¿Qué quieres? Trato de pensar.

— pues deja de agotarte. — Su actitud arrogante me recordaba a Loki pero había algo en el mortal que me desesperaba, algo que no lograba entender.

— ¿quieres pelear? — mi tono suena más brusco de lo que debería pero, igual que a Loki, no consigo amedrentarlo.

— No, en realidad sólo vine a decirte adiós, así que “adiós, gladiador”.

— Gladi… ¿eh? — lo miro confuso.

— Eran guerreros que… — tenía la intención de explicarme pero veo la duda en sus ojos — vestían igual que tú… pero ya no existen.

— ¿todos murieron?

— hace siglos… en fin, vine a despedirme y ya lo hice.

Lo veo alejarse. ¿Cómo puede vivir tan despreocupadamente? ¿Acaso nada lo perturba? Me veo tentado a preguntárselo.

— ¡hey! ¡Mortal, regresa! — lo veo detenerse y mirarme con incredulidad.

— ¿disculpa? Deja de llamarme mortal. Anthony Stark, aunque tu lengua se trabe.

— ¡mi lengua está bien! — ahora es él quien rueda los ojos. Nos quedamos en silencio un momento que parece eterno. Sé que no tiene nada que decirme y yo no sé porque lo hice regresar.

El mutismo es incomodo pero no molesto. Se sienta de nuevo y mira hacia el horizonte, la nubosidad impide que el sol salga, de modo que le da al cielo un tinte dorado.  Imito  a Stark y la bruñida luz solar se lleva el tedio de la situación.

— No quieres regresar aún ¿cierto? … la pregunta es ¿Por qué? Es tu hogar, ¿es por la chica?... mm… no, es por hermano— Lo miró impávido ante su afirmación — quizá no soy la persona adecuada para hablar, pero tu cara tiene estampado un laberinto del cual dudo que salgas solo. Te ayudaré pero no soy adivino.

— ¡No necesito tu ayuda! ¡Y no hay nada en mi cara! — digo frotándome el rostro.

— comienzo a comprender lo que se siente ser padre de un niño de 4 años.

— ¡No te burles de mí, mortal!

— ¡pues no me des armas para hacerlo!... Si no quieres regresar no lo hagas, llévalo a prisión  y regresa. Si es por algo que te molesta allá… bueno, enfréntalo. Eres el fortachón con el martillo.

— Es más complejo que eso. En realidad son muchas cosas. Amo Midgard, y mi regreso a Asgard significa que no volveré aquí hasta que algo ocurra, eso me hace desear que pase algo que me traiga de vuelta ¡pero sé que sólo desearlo es malo! Significaría dolor para los mortales a los que me jacto de apreciar… soy un fracaso como guardián, como hermano y seré  un fracaso como rey…

— si continuas renegando de lo que sientes si, serás un fracaso. Es bastante común desear el mal cuando eso significa un beneficio para ti. El bien y el mal son banales, gladiador. Relativos. Sólo cayendo en el fondo de la oscuridad aprecias la luz pero ¿Por qué rogar por la luz cuando es la oscuridad la que la concibe? ¿Por qué buscar un destello dorado cuando la oscuridad te brinda un lugar seguro?

— ¿dices que el mal es el camino correcto?

— digo que no existe la maldad. Juzgas tus malos pensamientos porque le temes, y te refugias en la luz porque te da confianza ya que la conoces, aunque ésta sea fría y dolorosa. Si enfrentas la oscuridad conoces ambas caras de la moneda y si aceptas esa oscuridad en ti, entonces controlas la moneda. Tu hermano parece entenderlo bien, sólo que, odio decirlo, pero al igual que yo aún no es capaz de controlar sus propios sentimientos y aunque conoce la moneda es incapaz de controlar su caída cuando la lanza al aire… No serás un buen rey si no aceptas lo que sientes. Acepta que quieres que haya caos en la Tierra para que se te permita regresar, pero también acepta que cuando eso pase estarás aquí para eliminar el caos y el sufrimiento.

Guardo silencio nuevamente y de repente notó porque me desespera. Es porque me recuerda a Loki, y Loki me causa desesperación y frustración con su actitud, con su odio. ¿Por qué?  Porque no lo entiendo, porque Loki es un parte vital e incontrolable en mi vida y me desespera más saber que él lo sabe y que no le importa. Lo veo en sus ojos y sé que él ve a través de los míos. Me conoce pero yo ahora lo desconozco. Y Anthony Stark me frustra porque sé que él también puede ver en mí, no porque me conozca sino porque hay a quienes puedes entenderte con una mirada… por empatía.

Resoplo.

— aunque conozca la oscuridad en mí no entenderé qué hice para que mi hermano me odiara.

— Ya te lo dije, cuando conoces bien tu moneda aprendes a entender la de otros, porque ves el mundo con otros ojos, ves los matices en los colores y aprendes que son importantes los detalles. También ves tus acciones de forma diferente... si yo fuera Loki también te odiaría, tiene varias razones, tanto validas como estúpidas pero ahí están. Sólo deja de tratarlo con lastima…

Asiento y levanto el rostro para agradecerle sus extrañas palabras, no las comprendo del todo pero me siento más tranquilo. Giró él rostro hacia él pero antes de que abra la boca se levanta y se marcha.

Al día siguiente, antes de partir, sólo me dice que hará lo posible para que regrese.»

*~*~*~*~*~*~*~*

 

— ¡Eres una bestia! ¿Cómo puedes transportarte de esa forma tan incómoda y vertiginosa. ¡Es horrible! Si pudiera usar mis poderes… — decía soltándose de Thor en la entrada de la prisión.

— pero no puedes, hermano. Busquemos a Tony.

— No. Tú busca a tu egocéntrico amiguito, yo iré con el soldado midgardiano. — sin dar tiempo a replica, Loki se adentro a la prisión. Ya buscaría los  métodos para hablar con Steve.

Aunque detestara el sentimentalismo, aquel hombre le agradaba. Caminó por los largos pasillos recordando cómo es que había terminado tolerando a un mortal.

 

*~*~*~*Ľoki*~*~*~*

«20 años prisionero e incomunicado. Esa había sido la decisión tomada por el padre de todo, bastante leve a decir verdad pues el amor por su hijo era grande. Ja, “piedad”, “misericordia”, eran las palabras con las que el mundo describía la acción de Odín. Para mí, para mí no era más que el reflejo de lastima e injusticia más evidente. ¡Era una humillación! Loki, el gran hechicero, dios de la mentira ¡Relegado a una mugrosa celda, como un preso cualquiera! ¡Como si mis habilidades fueran nada para poder escapar! ¡Rebajándome a un repugnante recluso!

La mujer que se decía mi madre me visitaba a diario. Odín lo hacía periódicamente. Pero el que fue mi hermano jamás pisó mis nuevos aposentos. Claro, debían ser indignos para el heredero y favorito Odín..

El dolor y la envidia me inundaban la sangre y corrían por mis venas irrigando por completo mi ser, haciéndome detestar con más fuerza a los causantes de mi fracaso. ¡De haber vencido, Odín habría reconocido mi fuerza! ¡Me amaría y sería de nuevo su hijo!...

…y dejaría de ser la sombra de Thor. La sombra que está siempre allí pero que jamás se nota. La sombra que necesita luz para seguir existiendo. Su luz. Pero algo allí no cuadraba. ¡Aborrecía ser una sombra! ¡Yo quería ser la luz! Su luz, la luz que le diera vida a él.

Una miserable mañana, cuando los dorados rayos del sol despertaban, apareció él en mi celda por primera vez. Iluminándola y haciéndome odiarlo por ello, por recalcarme que sin él la oscuridad me consume. Lo ofendí, me burle de él, de sus amigos, de la mortal de la que solía hablar, de su sentimiento de culpa, de sus aspiraciones a “ser mejor”, de su ingenuidad al creer que lo perdonaría, de su dorado cabello…

— ¿vienes a intentar convencerme de enmendar mi camino? — Me burlé — eres tan infantil.

— sólo vine decirte adiós, hermano— espetó cansado. Sorprendiéndome. ¿Decir adiós?¿Qué significaba?  ¿Qué se iba él o que acaso se deshacían de mí? Un mudo y sutil miedo se apoderó de mí, ambas razones lograban intimidarme aunque no lo expresara, ambas me separaban de él… Lo miré interrogante — Regreso a Midgard.

— así que irás tras esa mortal, como un vil y asqueroso perro faldero. — volví a burlarme y él me miró dolido.

—Suerte Loki.

No dijo más, sencillamente dio la vuelta y caminó. Sentí el impulso de detenerlo, de desahogar mi ira, dolor y rivalidad con él. De liberarme del lastre que significan esos sentimientos pero el orgullo es más grande y lo veo irse… con esa mortal. Fue sólo un mes después, cuando escuché a Sid decirle a “Madre” que Thor, el gran dios del rayo, se veía muy feliz en Midgard, más no del brazo de  la mortal sino de aquel egocéntrico hombre de hojalata al que arrojé por el ventanal ¡debí asesinarlo! ¿Qué hacía Thor con él? ¿No iba acaso a buscar a aquella mujer? ¿No se había enamorado de ella?

No dejé de pensar en ello. Cuando supe que no llevábamos la misma sangre fue un golpe de dolor y alivio. Dolor ante la mentira de una vida ya vivida, ante la lastima de Odín hacia mí, ante el entendido de ser el recogido y por ende el menos amado… Pero aliviado al fin al saber que a pesar de lo curioso de mis sentimientos nada fraternales hacia Thor tenía una oportunidad.

Aquel día llamé a Padre con toda la intención de mentirle y hacer que con una astuta treta me dejase libre…

Patéticamente fallé con sólo comenzar a hablar… después de todo ese hombre era mi padre y por mucho que intentará odiarlo siempre he anhelado su aprobación. Al final del día me hallaba exponiéndole mis sentimientos, claro, haciendo a un lado toda clase de sentimentalismos baratos. Él accedió a enviarme a Midgard, dijo que no creía que Thor me correspondiera pero     que no sería él un impedimento para intentarlo.

En un par de días el mismo Odín me había llevado ante el ogro midgardiano de un solo ojo. Sin mucha dificultad accedió a dejarme cumplir mi condena entre humanos, bajo la promesa de no usar mis poderes con ellos —pude traicionarlo pero la aprobación de Padre y mi debilidad por Thor me lo impidieron… aún  lo hacen—.

— Habrá alguien  custodiándote. No confió en ti. — sentenció.

— ¿Thor? — sugerí malicioso, sarcástico.  

—No, él está muy ocupado con Stark. Tú, a partir de mañana, eres responsabilidad del hombre más integro e incorruptible del planeta: Steve Rogers. Así que irás hoy con el agente Coulson por todos los aditamentos que alguien como tú — no me pasó desapercibido el tono despectivo — pueda requerir.

Así fue como conocí a Steve, en efecto, un hombre integro, incorruptible y con demasiados fantasmas del pasado rondándolo, traumas y prejuicios que lo atañan y se adhieren a él como lastres que no lo dejan avanzar por mucho que su positivismo lo intente. Aquel mortal ha sido el único que no me juzga y que incluso escucha al demente que hay en mí, al niño perdido y falto de atención… porque él también lo es y él también lo necesita. Fue él quien me enseñó lo poco que sé de Midgard, y es por él que Stark sigue cerca de Thor y no en la morgue.

No nos ata ninguna clase de sentimentalismo estúpido, es sólo reciprocidad.

Y en nombre de esa reciprocidad estoy aquí. Sé lo que es estar prisionero en una celda mugrosa, sé que Steve —al igual que yo— es culpable y no estoy aquí para justificarlo ni consolarlo. Sólo para darle los oídos y hombros que necesita, las palabras son inútiles y se van tan rápido como llegan, son efímeras y muy probablemente falsas e inconsistentes pero las acciones son el soporte que lo mantendrá en pie.

*~*~*~*~*~*~*~*

 

— Capitán — saludó el pelinegro. El estado de Steve daba lástima, el símbolo de la gran potencia económica y armamentista del mundo estaba en el suelo, llorando como un niño y golpeando el concreto con los puños.

Al escuchar a conocida voz, Steve levantó el rostro.

— Necesito disculparme…

— Necesitas calmarte — sin mucha dificultad y sabiendo que ponía en peligro su estadía en Midgard, utilizó sus habilidades para entrar a la celda. Sostuvo el puño del soldado y curó sus heridas.

— ¿Cómo está Tony? — preguntó ansioso y temeroso de la respuesta.

— No lo sé, Thor fue a buscarlo… el carcelero dijo que se veía más patético que de costumbre — afirmó sentándose a su lado, viendo los rastros de sangre y semen en la cama e imaginando lo que había ocurrido. — Si hiciste lo que el escenario describe debe estar furioso y en depresión… — Steve cerró los ojos, sintiéndose aún más culpable. — No lo digo para que te atormentes, liberaste tus ataduras internas, no vuelvas a encerrarlas. Eres libre ahora.

— ¿violar a tu novio te parece una liberación?

— Descargar lo que sientes sí. Que usaras la forma errónea es otra cosa… No voy a dejar que te hundas solo — dijo aún contra sí mismo — tú hiciste lo mismo por mí… reciprocidad…

 

*~*~*~*~*~*~*~*

 

Thor se internó cada vez en el lugar esperando que su desquiciado amigo no hubiese hecho estupideces. A su favor y para su tranquilidad, el moreno no había llevado ninguna clase de bebida embriagante con él. Miró su mano, en ella reposaba el anillo que básicamente le había arrebatado al moreno.

 

*~**~*~*ŧhor*~*~*~*

 

¡Es la vigésima vez que te explico las reglas! ¿Es tan difícil entender el orden de unas simples cartas? — decía exasperado Anthony Stark.

— ¡Tú no sabes explicar!

—  ¡Ya te dije que el As vale más que el Rey!

— ¡eso no tiene lógica! ¡Es el rey! Nadie puede contradecirlo. — aseguraba Thor completamente convencido.

— pues el As sí. Ahora pon atención. Cuando tienes cartas del mismo color y figura, de forma consecutiva, entonces tienes una ‘escalera de color’.

— ¿así? — dijo mostrándole la secuencia de A, K, Q, J, 10.

— ¡No! Eso es flor imperial. ¡aaah! Olvídalo, ¡jamás aprenderás!, esto de las cartas no es lo tuyo.

Entonces el rubio lo vio: El anillo de Tony tenía marcadas las cartas de Póker.

— ¡Eso es trampa! Tú lo recuerdas porque esa extraña joya te dice que hacer. — Tony lo miró incrédulo. ¿Cómo alguien puede ser tan ‘inocente’?

— Esta baratija no significa nada — rezongó.

— ¡La quiero! Así aprenderé a jugar. — afirmó serio.

— ¿Qué? ¡No!

— Dijiste que era una baratija. Si no quieres dármela es porque en verdad te ayuda a ganar. — el moreno rodó los ojos. Thor podía llegar comportarse como un chiquillo caprichoso.

— esta baratija es de oro macizo con incrustaciones de diamante, vale una fortuna. Es un diseño único y… —Thor buscó entre su cuello y se quitó un colgante con la Triqueta y se la puso enfrente.

— intercambio. Tú anillo mágico por mi dije sagrado.

— ¡No! — afirmó Tony, ofendido y reticente.

— ¿Y te dices mi amigo? — recriminó el rubio fingiendo un puchero.

— Bien, bien. Intercambio.

Más tarde eso objetos se convertirían en un símbolo físico de amistad y camaradería. Les hacía patente el hecho de que no estaban solos e incomprendidos, desde ese día ninguno se quitaba dichos accesorios.»

*~*~*~*~*~*~*~*

 

mm… Tony~

Los ojos de Thor se abrieron como platos ¿esa era la voz del doctor Banner? Imposible ¿Qué haría él allí, gimiendo por Tony? Apresuró y el paso y no pudo evitar molestarse al ver a su más preciado amigo besándose con el doctor.

— ¿Stark, qué demonios haces? — inquirió incrédulo, acercándose a ellos. Tony estaba sentado, recargado en un árbol con un aspecto deplorable y Banner sobre él, besando con pasión y delicadeza sus labios. El moreno se apartó un poco al escuchar a Thor pero no volvió a moverse, se sentía cansado y el cuerpo le dolía. — ¿No deberías estar con Steve en lugar de…?

— ¡No me hables de ese imbécil! — interrumpió Tony. La realidad acababa de golpearlo nuevamente y con ella la furia renovada. Ambos hombres junto a él lo miraron asombrados, era normal que se expresara así de Steve pero no con aquella llameante fiereza en los ojos y la voz. ¿Qué había cambiado?

— ¿Tony? — Bruce  se apartó un poco y fue en ese momento cuando ambos se percataron de la bragueta rota y el pantalón manchado de sangre, de las marcas  rojas en su piel y los ojos hinchados.

— ¡¿Qué le hiciste?! — gritó el dios frenético, acercándose peligrosamente a Bruce.

— ¡Nada! ¿Tony qué ocurrió? — inquirió preocupado, arrepentido de no haber prestado atención antes, cuando lo vio no dudó en echarse en sus brazos sin percatarse del estado del moreno.

Thor lo apartó con un jalón nada amable, se inclinó hacía Tony, que tenía la mirada vacía, y lo tomó del mentón para que lo mirara. El dios rubio podía ser algo lento pero no estúpido, lo que le había ocurrido a Stark era obvio.

— ¿Quién fue? — habló serio. Banner los observó confuso y algo receloso — ¡¿Quién te hizo esto?! — gritó. Tony guardo silencio y Bruce entendió todo, pero para él la respuesta ya era evidente.

La rabia y los celos no se hicieron esperar, pronto el apacible doctor ya se había transformado en el monstruo verde, que corría hacía la prisión y gritaba colérico el apellido del capitán. Thor apretó los puños, Tony seguía mudo, impasible como si no se hallase ahí.

— Voy a matarlo — aseguró entrecerrando los ojos.

— Quiero irme… — susurró Tony.

— te llevaré a la mansión. — Tony simplemente negó con suavidad. — ¿quieres ir a esa casa tuya con las calles inundadas? — Preguntó refiriéndose a Viena — ¿O la que está frente al pico gigante? — hablaba de Paris.

— ¿Recuerdas la casa en la nieve? — Tony se refería a Finlandia y Thor asintió. — vamos allí. No le avises a Pepper, no quiero ver a nadie. — pidió con voz ronca y suave, apenas audible.

Thor lo ayudó a levantarse pero al imaginar lo doloroso que debía resultar lo colocó con cuidado en su espalda, hondeó su martillo y pronto se elevó sobre la isla. El orgulloso Anthony Stark miró hacia la prisión y ahogó un sollozo.

Sí, la oscuridad te da la seguridad que necesitas pero donde Tony se hallaba era más como un agujero negro, donde nada es lo que parece, donde nada tiene sentido ni es lo que piensas o conoces. Donde la soledad y el miedo a ésta te dominan. Ésta oscuridad no era confortable y de seguir dentro se hundiría para siempre.

— Aún hueles a Azahar — afirmó el rubio, cuando el característico aroma tan propio del millonario inundó sus fosas nasales. — duerme, llegaremos pronto. 

Tony sonrió levemente con los ojos cerrados pues la dorada luz del sol le cegaba los irritados globos oculares. Sintió como nuevas lagrimas escapaban perdiéndose entre el oro bruñido que Thor tenía por cabello. Ese fortachón había aparecido como un rayo de luz en la inmensa oscuridad que se lo tragaba. La amistad del rubio dios era la cuerda que lo ayudaría a conocer su propia oscuridad sin perderse en ella.

 

Notas finales:

¿Les gustó el intento de Thorki? Pronto vendrá el Bruce/Barton no se desesperen. ¿Y no les parece raro que Bruce estuviera en la isla, incluso antes de que Thor llegara? ¿Alguna idea?

También quiero agradecer sus hermosos comentarios, siempre me animan, este capitulo va dedicado a todos ustedes. Y recuerden, descarguen todo lo que piensen con la autora.

¡Besos!


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