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Piña-Visco: urdiendo en el tiempo. por Vampire White Du Schiffer

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Notas del capitulo:

Ya saben, OoC. 

Tercer viaje: la vida es sólo guerra cuando de Rambo se trata.

—Yo quiero un héroe~ –dijo Byakuran sentado en la enorme rama de árbol tropical que medía veinte metros. Miró hacia abajo y allí estaba Mukuro, caminando con aire calmado no muy lejos y apartando las espesas plantas de hojas gigantescas.

—Bajarás de allí tú solo –dijo Mukuro en alta voz –. Esto es raro.

—¿Eh, qué dijiste?

—¡Que…! –no despegó los ojos del árbol donde Byakuran había terminado por culpa de la dichosa máquina del tiempo –. Byakuran, quédate quieto –movió los labios, esperando que a su amante no se le hubiera olvidado la habilidad para leerlos.

—¿Por qué no?

—Allí hay una víbora, estoy esperando que te devore, kufufu.

—Yare, yare –y efectivamente, por el fuerte tronco iba por buen camino la mencionada –¿Qué esperas para venir a rescatarme?

—¿Estás loco? Estás muy lejos, además, esa pequeña víbora me mataría, pero gracias por pensar en mí –se encogió de hombros.

—Ésta pobrecilla –dijo Byakuran agarrando a la cuerda de colores vivos –, tiene más miedo de mí que yo de ella –dejó que el viperino ser le rodeara el cuello, y la infeliz pareció muy cómoda – ¿Ves? –fue allí cuando decidió ir bajando ya que la vista no era muy alentadora de todas formas –. Me convertiré en cadáver si sigo contigo, Mukuro-kun.

—Ojalá eso ocurra muy pronto –rió y vio con satisfacción que Gesso ya se encontraba en la tierra junto con él… y con la extraña víbora –. Aleja eso de mi vista.

—Ella me está dando más mimos que tú en una semana –dijo dándole caricias a la cabecita –. Extraño tu ____________, rodeando mi ______________ -suspiró.

—Eres un desgraciado pervertido.

—Sep, y no tengo problemas para confesar que… −se quedó quieto junto con su nueva mascota, mirando con especial atención a las espaldas de Mukuro, levantó lánguidamente la mano derecha donde estaba el animal y el otro ladrón tuvo que virar forzosamente la vista.

Un soldado, terriblemente lastimado, con una banda color sangre rodeando su frente llegaba cojeando a través de la jungla.

—¿Quién eres? –preguntó Rokudo sacando su tridente y apuntando al militar –. Habla rápido –se inclinó como quien se agazapa para atacar.

Mi nombre… no importa… -jadeó, expulsó sangre y se dejó caer al suelo húmedo –. Ten –extendió la mano y entregó un mapa al extraño –. Deb-Deben derrotarlo…

—Bueno –dijo Mukuro sosteniendo el bien detallado trozo de papel amarillento y analizándolo –. Oh, mira aquí cerca hay una base militar –miró al herido –. ¿De allí vienes?

—Si-Si –vio a los ojos al muchacho –. Él es muy fuerte, ni yo pude ganarle…a-aquí tengo una foto de él –señaló su chaleco bañado en sangre, Mukuro se atrevió a sacar la imagen y sonrió al reconocer a la figura.

—Kufufu, está bien –le quitó la banda roja y la lanzó a Byakuran –. Me encargaré.

—Oye, oye, Mukuro-kun –al obtener la tela roja lo único que hizo fue ponérsela a la víbora alrededor, a manera de improvisado collar que iba perfecto con los ojos saltones  –¿No deberíamos de llevar al pobre señor a algún hospital?

—No tengo cara de Jesucristo, Byakuran, así que ponte en marcha –pasó por encima del moribundo.

—Arg –se quejó –. No-No se preocupen por mí…

—Hummm, de acuerdo –soltó Gesso pasando por donde mismo.

—…¡No, esperen! ¡¿No han visto mis películas?!¡Eso es lo que debe decir un héroe y luego se supone que niegan dejarme solo…! ¡No se vayan! ¡Puedo ser de utilidad! ¡¿Me están escuchando?! ¡Soy Rambo!

+ : : : : +

—Veamos, esto debe dirigirse a –hablaba consigo mismo, ya que Gesso venía más entretenido analizando el mejor perfil de su querido veneno ambulante.

—¿Puedo ver la fotografía que Rambo-chan te mostró?

—No. Mejor deshazte de esa porquería –dijo despectivamente, mirando de soslayo a la mascota.

—¡Ni pensarlo! Después de que no me dejas _________ por atrás para que quedes embarazado y tengamos, al fin, los quince Mukuros-kun que tanto quiero…

—Ése tema de nuevo no –farfulló molesto, siguiendo las líneas trazadas en el mapa con facilidad.

+ : : : : +

Se encontraban con múltiples fieras, pero todas sucumbían ante el tridente. Mukuro se mostraba ansioso de poder llegar a la base.

+ : : : : +

—Ayúdame a pensar en un nombre para nuestra hija –pidió acomodando la banda como franela puesta en cabeza de abuelita –. Awww, sacó tus ojos –la levantó y mostró a su compañero de maldad; la maldita víbora tenía ojos brillosos, como diciendo ámame.

El de ojo bicolor se masajeó el entrecejo.

—El que tú decidas está bien.

—¡Ya sé! –dijo iluminado –¡Mukurina!

—¡Te voy a matar!

—¡No me vas a negar que es perfecto!

—¡Perfecto el sarcófago de tu abuela! –masculló haciendo girar el tridente, directo a asesinar a Mukurina, pero en eso, algo se movió entre las plantas y se pusieron en guardia.

—¿Será Rambo-chan en busca del dorado? –se burló Byakuran de la causa de todos sus males, pero las dudas se despejaron al ver caer a un hombre muerto.

—Kufufu, así que estamos cerca –regresando a su principal objetivo, continuó, con Byakuran y Mukurina detrás

–¿Te he dicho alguna vez lo bueno que lo tienes? –inquirió con maldad, mirando cierta parte de la anatomía (trasera) del índigo enfurruñado que lo volteó a ver.

−¿Ya te dije que mi tridente te puede caber muy bien en…?

−¡Mira, Mukuro-kun! –ignorándolo por completo, pasó delante de Mukuro y señaló un conjunto de cabañas todas feas y detestables, en los patios caminaban varias personas, algunas daban vueltas, como si se tratada de un improvisado ballet. Cosa extraña.

Prestando más atención, dieron con la posible localización del líder, ya que en una de esas casas  varios hombres, bien distribuidos de carnes, atados de manos y con caras de mártires, caminaban en fila, entrando uno por uno. Quién sabe qué se les hacía allí, pues no gritaban… bueno, había gritos pero no de hombre (macho) sino, más bien sería…

−Esto me recuerda algo –canturreó Byakuran –. Mukuro ¿te acuerdas de nuestra primera noche, juntos? –estaban pecho tierra, usando las manos como binoculares para enfocar la campaña, la pequeña víbora estaba de lo más cómoda, usando el último pedazo de cola también como gemelos improvisados.

−No –respondió, estaba muy ocupado contando las personas que podrían serles de problemas.

−Pues yo sí –y suspiró enamorado –. Decías no, no, Byakuran, detente, malnacido. Y yo te decía déjate querer. Vaya, como si casi te hubiese violado.

−¡Eso hiciste! –le dio un golpe en la cabeza –. Yo me encargo de los veinte de la izquierda, tú con los de la derecha.

−¿Tú derecha o la mía?

−… ¡La mía!

+ : : : : +

Cuando tuvieron a todos los soldados roncando en el piso, liberaron al resto de hombres que todavía no entraban a la cabaña de la muerte, y éstos salieron corriendo y gritando algo en idioma desconocido. A los dos les importó poco.

Dentro, estaba lo que Mukuro buscaba.

−Al fin nos encontramos –lo puso debajo del peligroso tridente.

−¿Qui-Quiénes son ustedes? –respondía con la mejilla tragando tierra –. Suéltenme –farfulló el castaño apaleado.

−Vinimos a… oh cierto, Byakuran, ¿a qué veníamos?

−¡No lo sé, humano de caderas anchas! Nunca me explicaste el plan, pero he de suponer, y bien, que quieras pulverizarlo –estaba caminando por la choza, viendo que varios hombres parecidos a los encontrados en los aposentos de cierto pontífice, yacían muertos –¿qué clase de experimentos andas haciendo, Tsunayoshi-kun? –inquirió con tranquilidad.

−Sólo quiero hacerme más fuerte –le costaba trabajo completar sus frases, ya que su cara escaba bien estampada contra el suelo.

−Oh vaya –soltó con aburrimiento –, pero parece que los disfrutas primero, ¿no? –Mukuro usó el tridente para perforar el pómulo izquierdo del castaño –. Debes tener algo de utilidad en este cacharro –miró en rededor.

−¿Qué es lo que quieren? –quiso saber; Mukuro le liberó lo suficiente para hablar con decencia –. Ustedes no tienen derecho a meterse en mi plan para asesinar a todos los hombres que hay en el mundo –y se empezó a reír malvadamente. A Byakuran le corrieron un par de gotas por la cabeza.

−¿Y qué lograrías con eso? –preguntó el albino, ladeando la cabeza.

−¡Patéticos e ignorantes humanos! ¡Así yo sería el único seme en la tierra!

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−Tsunayoshi-kun, no sé si habrás pensado que… si matas a todos los hombres ya no habrá nadie a quién sodomizar –dijo inexpresivamente; y lo dicho dejó convertido en hielo al castaño.

−Eh… creo que es un pequeño detalle –se rascó el mentón y miró al techo –¡Entonces mataré a todos y me quedo con ustedes!

−Creo que no está entendiendo.

−No me interesa, Kufufu –giró su arma –. Yo lo mato.

−¡Ni lo intenten, si me hacen daño vendrá mi ejercito de soldados súper dotados!

−Patético Tsunayoshi Sawada, olvidas que vengo en sustitución del tipo que asesina a diez mil soldados con pajillas plegables, destruye helicópteros con piedras y hace de las plantas tropicales armas de poderío nuclear.  

+ : : : : +

La tuna terminó en el lodo, casi machacada y con varios chichones en la cabeza. Después de eso, era el momento de despedirse de ése viaje.

−Déjala –masculló Mukuro.

−Pero está tan linda cuando la toco, así, suavecito –susurró al oído de Mukuro –yo sé que te gusta.

−No… ya, suéltala –viró la cabeza e inspiró con profundidad.

−Anda, anda, Mukuro-kun, sólo esta vez, prometo que…

−¡Con un demonio, Byakuran, que sueltes a esa jodida víbora!

−¡Ah, te referías a eso! Ya, ya, está bien… -suspiró con toda la resignación del mundo –. Lo siento, Mukurina-chan, tu madre está sufriendo de sus cólicos premenstruales, y no quiere llevarte –sacó un pañuelo para secarse las lágrimas –. Sé que serás más feliz aquí –se sonó la mucosidad –. ¡Oh Mukurina-chan siempre te amaremos! –y en un momento en que Mukuro se descuidó, abrió la chaqueta y metió rápidamente a Mukurina entre la ropa.

Después, los dos ladrones se metieron a la máquina, que comenzó con su espectáculo de luces y ruiditos tecnológicos. Pero antes, Mukuro sintió algo extraño presionando contra sus nalgas.

−Byakuran, ¿qué traes allí? –dijo con enojo.

−Fufufu.

Lo raro era… que Mukurina estaba en el cuello de su padre Byakuran.

Final, del tercer viaje. 

Pero… ¿qué era eso? ¿Acaso una botella de tequila se quebró?

 

Notas finales:

Muajajajaaj XDDDDDDDDDD 


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