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Una gota de color por Syarehn

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Notas del capitulo:

No soy fan de la Navidad pero me gusta la precepción que tienen los antiguos pueblos nórdicos acerca de ésta. 

Café

 

— ¿Y… a dónde dices que vamos? — preguntó Tony suspicaz.

— No lo dije…

— esto es incomodo. — se quejaba Loki mientras era cargado por Thor al tiempo que éste volaba a dios-sabe-dónde.

— y qué lo digas… — Steve estaba en la misma situación sólo que a él lo transportaba Iron Man.

— vuelve a quejarte y te dejo caer, anciano.  — después de un rato Thor comenzó a descender. — ¿Por qué estamos en Noruega?

— porque dijiste que te aburría la navidad. — respondió escuetamente bajando a la casa que Tony tenía allí.

— ¡¿Venimos aquí por él!? — gruñó Loki tratando de zafarse de los brazos protectores de su hermano.

— ¿Cómo entraste a mi casa? — preguntó Tony al ver luces dentro. — Dime que no rompiste nada. — decía con fingida preocupación, ignorando el berrinche de Loki. Steve sólo sonrió divertido ante la escena.

La casa estaba algo alejada del resto de la población, estaba más cerca de un extenso bosque que de la ciudad. Cuando entraron, Loki reconoció inmediatamente la decoración, el muérdago y la hiedra adornando las paredes, las velas en los alféizares de las ventanas, las frutas secas, los predominantes colores marrón, verde oscuro, rojo y dorado, el olor a canela y maderas… todo le era tan familiar… Thor había preparado todo lo más rápido que había podido sólo faltaba la cena y el árbol.

— Yule… — susurró el ojiverde deleitándose con el ambiente. Estaba seguro de que pasarían años antes que tuviese la oportunidad de festejar su celebración predilecta. Thor sonrió satisfecho al ver la cálida sonrisa de Loki, pocas veces el pelinegro sonreía de esa manera y al dios del trueno le encantaba.

— así es, festejaremos el yule.

Sus miradas  se conectaron, ambos estaban absortos en los ojos del otro y olvidaron que Steve y Tony estaban allí, hasta que el millonario interrumpió sin querer al hacer ruido cuando se quitaba la armadura. Loki rodó los ojos para dedicarle después una mirada de rencor puro.

— ¿Qué es “yule”? — preguntó Steve curioso tratando de evitar un altercado.

— Es una celebración nórdica — explicó  Tony — es de donde se sacaron las costumbres de navidad, sólo que aquí no hay bebé, ni pesebre ni reyes magos. Tampoco hay un hombre gordo que da regalos. En el yule se celebra el solsticio de invierno, se agradece a los dioses por las buenas cosechas y se pide que las próximas sean favorables.

Steve negó con la cabeza.  ¿Acaso Tony era algún tipo de enciclopedia humana? Thor lo miró sonriente al ver que su amigo conocía algo, aunque fuese remoto, de su cultura.

— Que explicación tan banal — se quejó Loki haciendo que esta vez fuese Tony quien lo mirara mal. —  Cuando hicimos nuestras primeras visitas a Midgard los mortales nos creían dioses, no sólo porque somos superiores…

— Loki — regañó Thor. El aludido simplemente lo ignoró.

— sino porque alguien — dijo mirando a Thor — gustaba de alardear frente a ellos, mostrándoles sus poderes y disfrutando de los festejos que hacían en su honor, regodeándose de ser alabados… ¿o no hermano?

El rubio fingió demencia por un momento.

— Sí, sí, quizá mi ego haya influido un poco en las celebraciones vikingas…— admitió al ver la cara incrédula de sus amigos.

— en fin, los Asgardianos les mostramos una forma diferente de calendarizar el tiempo según el hemisferio correspondiente. Hay 8 épocas, nosotros las llamamos “Sabbats”. Y una de ellas es el Yule.

— ve al punto, hielito. — farfulló Stark.

— cierra la boca, mortal. — los 4 se habían sentado en la sala y que Loki estuviese frente a Stark no era una buena idea, ambos veían las muecas y demás gestos de burla o molestia que se dirigían mutuamente.

— El punto es, — intervino Thor — que en el Yule se celebra el día en que mi padre, Odín, venció al gigante de hielo que dominaba Midgard. — Loki hizo una mueca de disgusto ante la mención de los gigantes de hielo.  — Los mortales representan la batalla hablando del Rey Roble o dios del sol, que es mi padre, y el Rey Acebo, que es el gigante de hielo. Los midgardianos odiaban al gigante ya que con el crudo invierno que provocaba, la comida escaseaba y muchos morían de frío. Cuando Odín lo venció se hizo una gran celebración en la cual se quemó el cuerpo del gigante.

— ¿y en qué consiste ahora? — preguntó Steve. — Si ya no queman al gigante ¿qué hacen?

— Con los años la representación se cambió y la festividad era simplemente para dar esperanza y ánimos en estas gélidas fechas, pidiendo, como dijo Tony, que las cosechas fueran abundantes. Es la celebración del fin de una época y el inicio de una mejor. Y en lugar del cuerpo se quema un tronco de acebo, por eso primero debemos buscar uno adecuado. — explicó el rubio levantándose.

— ¿a qué te refieres con adecuado?

— lo ideal sería que el dueño de la casa lo hubiese plantado, pero dudo que Tony sea capaz siquiera de tocar la tierra, así que utilizaremos un árbol muy viejo.

— ¡No voy a quemar un árbol! — refunfuñó Tony. — mi sentido ecologista me lo impide.

— será uno que ya esté muriendo, vi uno que estaba por caer de camino aquí. — Thor se veía muy convencido y emocionado, Loki también pero en menor medida.

— sólo porque ya está muriendo. — aceptó el millonario.

— Yo me quedó aquí — aseguró Loki adentrándose en la casa. Thor miró a su hermano extrañado ante sus palabras iba a replicar pero el pelinegro se anticipó — alguien tiene que preparar la comida ¿no? El pozo sin fondo que tienes por estómago no se llena sólo.

Steve decidió quedarse con Loki mientras Stark y el dios rubio iban por el árbol. Al parecer Thor había planeado bien la celebración, en el refrigerador había un cerdo entero, sidra, jugo de manzana y naranja; en la cava había una enorme variedad de vinos y licores como era de esperarse de Stark;  y entre otras muchas cosas, había también una enorme cantidad de frutas frescas y dátiles.

— Debemos apresurarnos. Estúpido Thor, siempre tan impulsivo, actúa como si el yule fuese algo sencillo de preparar…  — Loki estaba un tanto hiperactivo, algo raro en él.

— Te ves bastante emocionado — el pelinegro miró a Steve un poco reticente, pero al final asintió mientras comenzaba a picar un par de zanahorias aún en contra de su odio a la cocina. Detestaba rebajarse a esos quehaceres pero prefería cocinar a jugar al leñador, que eso lo hiciera el tosco de su hermano.

— no te quedes allí parado, soldado, muévete. — cambió el tema.

Steve, tutelado por Loki, le ayudó a cocinar  platillos que trataban de asemejarse a las comidas tradicionales de Asgard, mientras Thor y el castaño millonario iban por el acebo, el cual en efecto ya estaba muriendo, al parecer la cruda tormenta invernal había arrancado sus raíces del suelo cubriéndolo de nieve pero aún tenía algunas hojas verdes. Ambos vengadores lo tomaron y de regreso a casa el rubio le pidió a Tony que recogiera algunas piñas de coníferas y muérdago.

 

Al llegar a casa, el dios del rayo procedió a cortar la parte inferior del tronco del árbol  y explicó eso sería lo que se quemaría, mientras el resto del árbol se decoraría con las piñas, muérdago, frutos secos, hiedra y otras plantas verdes. El encargado de la decoración del árbol fue Stark, que se las arregló para hacerlo ver tradicional al estilo que los asgardianos le habían mostrado pero también moderno, poniendo lucecillas blancas que asemejaban copos de nieve atorados entre las ramas, cabe mencionar que eran las únicas luces artificiales o mejor dicho, tecnológicas, encendidas en la casa, el resto de la iluminación procedía de velas, muchas de ellas aromáticas. También, gracias al muérdago, la hiedra y las hojas del propio árbol, éste se veía verde y muy vivo, pues según Thor el verde era el color del renacimiento y por ello ponían una corona hecha de muérdago en la puerta de la casa, para atraer siempre al espíritu que protege la vida y la abundancia.

— vaya, para ser un inexperto ese árbol se ve decente — admitió Loki recargado en el marco de la puerta de la sala. Tony sólo asintió pero después de un rato se giró para hacia el dios ojiverde.

— ¿Qué adornó debería ir en la punta? Se ve algo vacio. — Loki observó el árbol detenidamente.

— una triqueta. — Sonrió con disimulo  — siempre he querido que el árbol lleve una — admitió — pero en Asgard es Thor quien siempre decide qué poner por ser el mayor. La última vez colocó su estúpido martillo y rompió el acebo — se quejó algo molesto. Tony acalló su risa ante la imagen mental que se había hecho de la situación. — pero pon lo quieras.

Loki estaba por irse, seguro de que Stark pondría lo que su hermano quisiera, pero la voz de Tony lo detuvo.

— Hielito, necesitaré tu ayuda si quieres que sea una triqueta. — en realidad no lo necesitaba pero el asgardiano se veía emocionado con esa extraña celebración, ¿por qué no darle gusto una vez al año?

 

Por otro lado, la comida ya estaba en el horno y Steve se hallaba acomodando los platos y copas en la mesa, al tiempo que Thor terminaba de preparar la leña para la chimenea. Más tarde, quince minutos antes de media noche para ser precisos, Thor reunió a los 4  junto al árbol.

— Siéntense junto a la chimenea — el tono de  Thor era más bien una orden que una petición. Tony lo miró curioso al verlo balancear entre sus manos una roja y enorme manzana. Thor no solía jugar con la comida.

—y bien ¿qué sigue, gladiador? — preguntó Stark acomodándose en medio de Steve y Loki, y empujando a éste ultimo a la derecha, de modo que estuviese más cerca de su hermano. El castaño bien sabía que lo de ellos era más que fraternidad u celos de hermanos. ¿Qué le costaba darles un aliciente?

— bueno, la tradición es que Madre encienda el árbol y diga unas palabras, luego cada uno dará gracias a los dioses por…

— ¡No voy a agradecerle nada a los dioses! — se quejó Tony en broma. El dios del engaño sonrió y retomó la última oración de su hermano.

— y luego cada uno dirá algo patético y cursi que le haya ocurrido este año. — Thor asintió.

— Cada uno debe dar una mordida a la manzana después de hablar, pasándola al siguiente como muestra de cariño y generosidad — concluyó el dios del trueno aún con la manzana en la mano.

Los 4 asintieron y un embarazoso silencio llenó la habitación. Nadie tomaba la iniciativa y Steve se limitaba a juguetear con la cajetilla de fósforos.

— ¿Quién dijiste que encendía el árbol? — fue el soldado quien rompió el silencio.

— eh… la madre de familia. — titubeó Thor cayendo en la cuenta de que no había una madre en esa habitación. Tendría que ser simbólico…

Otro prolongado mutismo se hizo presente.

— Yo creo que el papel de “madre” lo tiene Steve — intervino Loki — es regañón, sobreprotector, un moralista inexorable, sabe cocinar y es sumamente cursi…

— También es desequilibrado, fastidioso y poco femenino… aunque es una nena… — Tony lo meditó un segundo. — yo más bien creo que la madre es Thor. — todos se giraron hacia Stark mirándolo extrañados — también es regañón, con instinto protector, quizá no muy moralista pero tiene un claro sentido de la justicia… ¡hasta tiene el cabello de una madre vanidosa! — Steve y Loki rieron, admitiendo que tenía razón.

—sí, y también es un bruto inmaduro, agresivo, faltó de sentido común, pervertido, molesto e impulsivo. No es una perfecta figura materna. — se burló Loki. Tony razonó un rato.

— La diva tiene razón — acotó — además, tu complexión es más de un padre fisicoculturista que el de una linda madre.

— Gracias — se quejó el susodicho.

— me perece que Loki es quien tiene más pinta de madre. — Steve se ganó la mirada de odio del pelinegro. — Es sobreprotector… con quienes le importan, a veces es amable y… es bueno dando consejos… creo. — agregó.

— y siempre cuidó de mi cuando era pequeño… aunque yo era el mayor. — Aceptó Thor — además, no cocina tan mal…

Loki bufó indignado.

— sí, claro, y también es un megalómano egoísta que quiso destruirnos. ¡Es la madre perfecta!, ¿cómo no lo vi antes? — ironizó Stark. Loki gruñó. — Sí hubiese alguien que pudiese ser nuestra madre ese seria Fury — razonó — pero es algo aterrador, así que de acuerdo, Hielito es la madre, y a decir verdad, si lo ves de lejos parece una chica.

— idiotas… — susurró.

Los 3 rieron mientras Loki refunfuñaba molesto, iba a replicar pero ya buscaría una mejor forma de cobrársela. Resignado, suspiró al saber que tendría que dedicar algunas palabras cursis, pero no había de otra. 

— bien… éste es el fin de una etapa, no sólo climáticamente hablando. No puedo creer que este diciendo esto — se quejó en voz baja — muchas cosas han cambiado en este año y sé que es apenas el principio de estos cambios… y aunque aborrezco las cosas cambiantes espero que estas valgan la pena. Dedo decir que detesto estar en Midgard y odio aún más ser un simple mortal pero… — inspiró de nuevo — creo que una parte de mi aún agradece poder seguir vivo y ya no estar recluido en una mísera prisión. En este desdichado lugar por lo menos hay cosas nuevas por aprender; existe la posibilidad de salir a donde quiera, de vivir en una casa decente y de tener al único mortal que vale la pena como custodio. — los otros 3 estaban algo impactados por la forma en que Loki se abría lentamente aunque muy a su manera pero guardaron silencio para no arruinar su momento. — y aunque es molesto tener que convivir con los idiotas que patearon mi trasero la última vez, creo que es una situación tolerable. — Loki miró a sus compañeros, ocultando como sólo él sabía, lo avergonzado que se sentía de decir ese tipo de cursilerías frente a ellos, de modo que moduló su tono para sonar más despreocupado  — bien, ahora sólo me queda decir, y que quede claro que no es algo que sienta,  que la etapa que sigue en nuestras vidas debe mejor, al menos  para mí — carraspeó por lo bajo — y sería un buen detalle para sus inferiores vidas que disfruten de cada momento subsecuente a esta noche.

Tras eso, arrebató los fósforos a Steve y encendió el tronco de acebo colocándolo en la chimenea, luego le quitó la manzana a su hermano y le dio una amplia mordida llenándose de jugo los labios. Labios que Thor acarició con su pulgar para limpiarlos, logrando que Loki se sonrojara un poco y se deshiciera del gesto de un suave manotazo. Después se quedó pensativo antes de pasar la manzana, pues el siguiente debía ser el padre de familia y en esa situación, dársela a alguien conllevaba un doble significado.

Después de mucho pensarlo y con las mejillas teñidas de un sutil y casi invisible carmín se la pasó a Thor, que sonrió ante el gesto. Incluso Steve y Tony sabían lo que aquello quería decir.

— Durante esta etapa de mi vida me he dado cuenta de muchas cosas, — comenzó el rubio dios acomodándose en el piso para mirarlos a todos — la gran mayoría gracias a mis experiencias en Midgard, el lugar que amo y al que siento que pertenezco incluso más que a mi natal Asgard. Me encuentro realmente agradecido de poder estar aquí, de haber conocido a grandes amigos, de haber sido aceptado por ellos y de que me hayan confiado el honor de proteger codo a codo a Midgard. También agradezco que mi hermano esté aquí, a mi lado y ruego a Odín que Loki  deje por fin sus torcidos sueños de venganza y odio, y acceda a construir algo diferente… a mi lado… a nuestro lado.

Thor le dio la mordida más grande a la manzana y no le pasó desapercibida la sonrisa complacida de su hermano y las miradas cómplices de Tony y del capitán. Luego le pasó la fruta a Steve, se la hubiese dado a Stark pero la tradición rezaba que el siguiente debía ser el primogénito, y siendo realistas, hasta Thor sabía que Tony tenía la madurez de un chico de 16 años.

— eh… yo, no sé por dónde comenzar. — Habló el capitán al tomar la manzana. — Muchas cosas han cambiado en mi vida, comenzando porque estoy desfasado en el tiempo, en una época que no es mía y en la que intento encajar. Siendo sincero no me hacía muy feliz el haber despertado cuando mis amigos y conocidos ya están muertos, pero si debo agradecer algo, es el hecho de haber encontrado personas maravillosas que han llenado ese hueco en mi vida. Agradezco poder sentirme útil de nuevo, pero sobre todo, agradezco haber encontrado el amor en esta caótica época… aunque fuera en la persona que menos esperaba — sonrió mirando a Tony. — Agradezco también haber conocido a alguien que sea capaz de escucharme y entender realmente de lo que hablo, — dijo mirando a Loki. — Espero que esta nueva etapa que se abre nos ayude a crecer como personas y a unirnos más como la familia en la que hoy nos hemos convertido.

Tras eso mordió también la manzana y se la pasó a Tony, que suspiró antes de comenzar su discurso.

— Detesto ser melancólico, así que no esperen que diga mucho, — aclaró —… ¿Agradecer? Creo que el más sincero agradecimiento sería para Pepper, que más que una amiga es mi niñera, pero ya que no está aquí lo omitiré. Agradezco a los dioses, si alguno existe, me escucha y está realmente involucrado es esto, por hacerme un genio extremadamente apuesto y enviarme con una familia adinerada; agradezco seguir vivo después de ser secuestrado por terroristas, ser atacado por un soviético loco y caer del espacio después de impedir una invasión extraterrestre, ahora sé que sobreviví a todo esto para poder comer shawarma después; — bromeó — pero sobretodo… — suspiró mirando fijamente a la manzana, como si hablara con ella y no con sus acompañantes — agradezco estar aquí, con dos de las personas más importantes en mi vida… y con la diva, claro. — Levantó el rostro intercalando miradas entre los 3 hombres junto a él — gracias por soportar mi carácter… espero que esté año sea espectacularmente entretenido, lleno de orgasmos y buena vibra.

Los 4 sonrieron y Tony mordió la manzana, luego la arrojó al fuego como ofrenda de fraternidad y buena voluntad, tal como le había dicho Thor que hiciera. Justo cuando tintineaba la doceava campanada que anunciaba la media noche, Thor los obligó a cantar un par de “canciones sagradas” que Tony aseguraba que sonaban como villancicos pero que nada tenían que ver con la navidad tradicional y compartir un cálido abrazo entre los 4.

Después de un rato, Steve y Thor sirvieron la comida, pues ambos morenos aseguraban que no tenían pinta de meseros. Tony tuvo que admitir que Loki tenían cierto don en la cocina y tras el brindis y el postre se lo dijo muy a su manera.

Los 4 reían de anécdotas graciosas, patéticas y/o vergonzosas junto a la chimenea, atizando el fuego durante la mayor parte de la madrugada, pues este debía arder por 12 horas continuas sin apagarse. También debía esperar juntos el amanecer, según Thor para darle la bienvenida a la época de cambio, pero había un pequeño detalle…

— Supongo que saben que el amanecer aquí es cerca de las 9 de la mañana  ¿no?… — habló el dios del engaño.

— ¿¡Qué!? ¿Cómo es eso posible?

— calma, Cap, es normal. Estamos en Noruega, cerca del círculo polar Ártico, en una época conocida por padecer un fenómeno llamado “noches blancas”,  debido a que el sol no sale o sale unas sólo cuantas horas a causa de la posición de la Tierra y… — Tony recordó que Steve realmente no entendería de lo que hablaba — olvídalo. Confórmate con saber que amanecerá a las 9 am y el sol se pondrá aproximadamente a las 3 de la tarde. — explicó, confirmando que Loki era el único que le entendía.

— como sea, ¿Por qué no nos turnamos para cuidar que el fuego no se apague? Así podremos descansar un poco… — la propuesta del pelinegro de ojos verdes era atrayente pero sospechosa viniendo de él. Tony enarcó una ceja — lo digo porque a mí no me afecta el frío como a ustedes y si les preocupa que sea yo quien se quede, entonces puede…

—…quedarse Thor contigo ¿no?— terminó Stark la frase. Loki asintió dirigiéndole una cómplice mirada. — Bien, apoyo a nuestra madre. — Sonrió enigmático. — Steve y yo iremos a dormir un rato, en un par de horas vendremos a relevarlos — aceptó, al igual que ambos dioses, después de compartir una breve pero significativa mirada.

 

 

“Cae en la fascinación, en la trampa del beso enajenante.

Una aterciopelada serpiente me invita a probar el beso del Edén.

¡Llévame muy alto!”

 

 

Cuando ambos midgardianos subieron a la planta alta, el silencio se hizo patente en la sala, pues a ninguno de los dos le apetecía exteriorizar sus obvios sentimientos románticos y sexuales hacia el contrario, aunque los dos sabían que estaban allí, latentes y correspondidos, sólo que ninguno se atrevía a dar el paso.

— Hermano… — Thor respiró profundo.

— ¿Qué quieres?

— hermano, sabes que te amo ¿verdad? — Loki lo miró un instante pero su rostro se puso serio.

— me lo has dicho desde que éramos niños. Y detesto que lo digas. — su tono era más el de un reproche que el de una respuesta.

— Ya no es el mismo sentimiento… — aclaró el rubio.

— ja… claro… — otra burla por parte de Loki, una de tantas que evitaba que Thor pudiera expresarse con confianza. Entonces recordó las palabras de Stark. Iba a hacerle frente a lo que sentía de una jodida vez.

— Loki, no te quiero como cuando tenía 6 años. En ese entonces no tenia las ganas de besarte que siento ahora, de abrazarte, desnudarte y tomarte hasta hacer que grites mi nombre…

«Bien, ya lo dije.» pensó el rubio. «…de forma patética y poco romántica pero está hecho.» Se reprendió.

Loki lo observaba de forma indescifrable.

— ¿Por qué debería creerte?

— Porque yo nunca te he mentido — estuvo a punto de decir “a diferencia de ti” pero sería un mal momento y lo arruinaría todo. Loki suspiró. Su estúpido hermano tenía un buen punto. — sé que sientes lo mismo ¿por qué sigues rehusándote a demostrarlo? ¡Deja atrás tu tonto orgullo sin sentido! Loki…

Thor se había movido hasta estar tan cerca del pelinegro que podía sentir su calor corporal y los casi imperceptibles espasmos de los que era víctima, quizá por el propio contacto. Tomó el pálido rostro entre sus fuertes manos y lo obligó a mirarlo. El dios del engaño pensó en resistirse, en apartarlo y decirle cuan estúpido era, pero ¿Qué caso tenía si él sentía lo mismo? Si por el amor de ese bruto hermano suyo había accedido a ir a Midgard y cumplir con las clausulas de su padre. Él estaba allí por Thor, y había logrado su propósito: conquistarlo. ¿Qué beneficio le traería resistirse?

«Diversión» Pensó. Y una sonrisa se dibujó en sus rojos labios. Nunca le habían gustado las cosas tan fáciles, y siempre había disfrutado molestar a Thor. ¿Por qué cambiaría ahora? Si el rubio lo quería que lo aguantara.

— convénceme. — retó el ojiverde serio. — pruébame que de verdad sientes lo que estás diciendo. ¿Cómo sé que no es deseo lo único que sientes?

Thor rozó los labios ajenos con los suyos, no podía catalogarse en realidad como un beso. Ambos percibían la calidez del aliento del otro, su aroma combinado con el de la madera quemándose y el de sus pieles rozándose. El rubio acarició el delicado rostro de su hermano con una sonrisa en los labios, que aún no se separaban. Loki se permitió recargar su frente en la de Thor y posar sus manos en la amplia espalda éste.

— sé que sabes que no es así. — susurró contra sus labios.

Loki rodó los ojos ante la poca elocuencia de su hermano pero le restó importancia cando sus labios se unieron por primera vez y Thor, con suaves mordidas, logró que Loki abriera sus labios para él. Ambas lenguas se movían en un vaivén encantador y delirante, eran como serpientes reconociendo un terreno inexplorado, sin embargo, la experiencia del rubio era clara. El dios del engaño se sintió un poco celoso pero se dejó hacer disfrutando de la cálida sensación.

Juntaron más sus cuerpos y sin ser conscientes de lo que hacían comenzaron a desvestirse al sentirse sofocados, no sólo por el calor de la chimenea sino por el de sus propios cuerpos, a pesar de que afuera nevaba. El cuerpo de Loki terminó recostado sobre la suave alfombra color chocolate, junto a la chimenea, mientras Thor terminaba de desvestirse frente a sus ojos. Aquel pecho deliciosamente marcado y esa actitud leonina de su hermano, aunado al hipnotizante movimiento de la cabellera rubia, le resultaban apasionantes y no sabía si Thor era consciente de eso. De cualquier manera era mejor no decírselo.

El dios del trueno por su parte, estaba embelesado ante la vista del pálido cuerpo que yacía frente a él, tan delgado y frágil que despertaba en él sus más bajos instintos. Se lamió los labios causándole escalofríos al ojiverde y sin darle tiempo a nada lo giró, obligándolo a sostenerse con sus rodillas y codos, dejando su firme, suave y amplio trasero expuesto, provocando en Loki una extraña sensación de vértigo y algo de bochorno.

Thor acarició cada centímetro de la piel de su hermano, recargando su pecho en la espalda de éste. Sin mucha delicadeza masturbó el miembro de Loki arrebatándole sensuales jadeos. Mordió y lamió el blanco cuello dejando posesivas marcas rojas. El pelinegro también quería tocar el esculpido cuerpo del dios pero comenzaba a darse cuenta de que ahora Thor tenía el control, estaba dando rienda suelta a sus impulso, pero curiosamente, lejos de sentirse asustando al saberse vulnerable, la situación simplemente lo excitaba más.

— Quiero tocarte — susurró seductor, insinuante.

El chico del martillo se detuvo y Loki se incorporó, hincándose sobre la alfombra marrón y paseando sus manos por el cuerpo que deseó desde hacía mucho. Delineó con sus dedos cada músculo hasta que llegó al prominente miembro del rubio, pero contrario a lo que su hermano esperaba lo pasó de largo ganándose un gutural gruñido que le erizó la piel.

— Hoy no deberías jugar conmigo. — la voz grave del dios del rayo le hizo sonreír. — dijiste que querías tocarme. Entonces hazlo.

Era la primera vez que ese tono autoritario le intimidó un poco.

— jugar es lo que lo hace divertido… hermano.

Bajó sus labios hasta la erección de Thor y dejó que su aliento hiciera estragos en las sensaciones del rubio, acarició con parsimonia las tornadas piernas y lamió esporádicamente la piel que se atravesaba por su paso. El hijo de Odín no lo resistió más, esa noche Loki dejaría de ser el chico travieso y entendería porqué Thor era el dios del trueno y el orgulloso portador del Mjölnir.

Tomó con suma delicadeza la pálida nuca haciendo que Loki sonriera ante el cambio de actitud más a su favor, pero inesperadamente Thor metió su miembro en la boca de su hermano haciéndolo casi atragantarse y abrir los ojos sorprendido. El movimiento era contundente y anunciaba lo que le esperaba al pelinegro esa noche. No había vuelta atrás para ninguno de los dos. Loki le había ofrecido el fruto prohibido del Edén y él no era nadie para rechazarlo. Después de todo era el fruto que siempre anheló.

Después de un rato, Thor liberó el cálido líquido blanquecino que escurrió por los labios del ojiverde. El príncipe de Asgard le robó un beso más y volvió a girarlo dejándolo de nuevo en 4; pasó su lengua a lo largo de la columna de Loki en un sensual movimiento que culminó en su entrada, entreteniéndose allí un rato y jugando a penetrarlo con los dedos. Loki se sentía morir y deseaba cada vez más. Más fuerte, más profundo, más rápido.

Y Thor lo complació.

De forma cariñosa  y casi sublime, sensación de la cual Loki nunca había sido víctima, Thor lo penetró, tan lento y tan intimo que deseó haberlo hecho antes. Las fuertes estocadas que siguieron lograron cumplir el anhelo de Thor de hacerlo gritar su nombre, arañando la alfombra ante el incontenible placer prodigado y ensuciándola con la esencia del dios que alguna vez quiso conquistar la Tierra.

— di que eres mío. — exigió Thor antes de salir de su interior.

— ¿Qué? Estás enfermo… yo jamás… — una nueva estocada que lo hizo jadear aún después del orgasmo le hizo replantearse la propuesta.

— sólo hazlo, hermano.

— No soy un objeto ni una mascota para tener un dueño. — reprochó. — pero si lo tuviera… quizá serías tú…

 

 

“Dulce adicción… 1, 2, 3, ¡al borde del delirio!

[…] siéntelo querido, la vertiginosa sensación. Siéntelo, aunque sea doloroso respirar, olvídalo. 

No despertarás de este sueño, y te sumergirás aún más en mi deseo.

[…] Cariño, ya no hay vuelta atrás.”

 

 

Mientras, de forma casi paralela, Tony dejaba que Steve eligiera la habitación que quisiera y lo acompañaba hasta ella. El soldado anunció que se daría una ducha, pero al tiempo que Steve se acicalaba Tony sonreía de forma perversa. Esa noche debía  ser interesante en más de un sentido.

Colocó velas con un suave olor a canela en el buró junto a la cama; acomodó los mullidos edredones de tono marrón; encendió la calefacción ya que hacia un frio impresionante que no estaba dispuesto a padecer y guardó el dulce aderezo de la noche  bajo la almohada. Cuando Steve salió del baño enredado únicamente con una toalla no pudo evitar que su mente divagara perversamente al ver a su ahora novio de espaldas a él pero viendo su rostro a través del espejo de cuerpo entero situado junto a la cama. Tony se desabrochaba pausadamente la corbata y más tarde la camisa, dejando expuesto su bronceado torso y el brillante reactor reflejado en el espejo. Stark sonrió incorporándose hacia él mientras veía al soldado sin despegar de él la vista.

— esa toalla le sienta bien, Capitán… debería vestir así más seguido. — aseguró sin dejar de darle la espalda.

— estoy seguro de que a usted le luciría más, Sr. Stark… ¿no quiere intentar? — la sonrisa de Tony se ensanchó cuando el capitán acercó unos pasos.

— no es una pasarela…

— lo es si un superior te lo ordena.

Las manos de Steve recorrieron la espalda de Tony, se pasearon posesivamente por su pecho deteniéndose en los pezones, estimulándolos de tal forma que el millonario dejó que Steve cargara parte de su peso, recostando su cabeza en el hombro del súper soldado.  Steve aprovechó la posición y tomó los labios de Tony con fervor y pasión, el moreno enredó ambas manos en el cuello del capitán mientras se derretía al sentir como las amplias manos de éste buscaban deshacerse de su pantalón con movimientos insinuantes, que apropósito rozaban constante y vehementemente su miembro.

Tony mordía sus labios para evitar gemir tan fuerte.

Después de un candente inicio, el dueño de Stark Industries se giró aún entre los brazos de Steve, quedando por fin de frente, permitiendo al moreno deleitarse con los pectorales del soldado, tan marcados y firmes. Tony se mordió los labios de puro deseo contenido. Su lengua traviesa lamió juguetonamente las gotas que aún resbalaban por el cuerpo ajeno haciendo a Steve suspirar, y segundos después estremecerse al sentirlo masajear la punta de su erección por sobre la toalla.

— mmm… — Steve jadeaba, y el moreno simplemente se dejó caer de lleno sobre la cama arrastrándolo con él.

— ¿quieres probar algo interesante, soldado? — Como respuesta recibió un contundente movimiento de caderas que provocó una deliciosa fricción entre sus miembros, haciendo jadear al millonario. — lo… tomaré como un “si”.

Un nuevo beso se hizo presente, lenguas en un excitante duelo por el control, dientes mordisqueando los labios ajenos, manos explorando por primera vez el cuerpo deseado, porque si, esa sería la primera vez que Steve olvidara el recato y se dejara arrastrar por la ola de deseo e infatuación* que le provocaba Anthony Stark.

Desde el momento en que la ropa dejó de ser un estorbo, la habitación se inundó de gemidos, jadeos y un seductor olor a canela que exaltaba los sentidos de ambos hombres.

— ¡Steve…! — la voz sonaba más seductora, delirante de Stark hacia que el soldado solo pudiese gemir en respuesta, y acariciar con pasión el cabello y rostro de su amante.

De improviso, Tony tomó el control de la situación y haciendo uso de toda su fuerza y agilidad, logró invertir los papeles y posicionarse encima del soldado, el cual lo miró curioso, Tony simplemente sonrió.

— Cierra los ojos. — pidió entre jadeos. Steve enarcó una ceja — te gustará, tienes mi palabra.

Cuando el rubio obedeció, el hombre de hierro tomó disimuladamente el objeto que había escondido bajo las almohadas e inspiró profundo, llenando sus fosas con aroma a canela. Una risa coqueta escapó de sus labios alentando a Steve.

— ¿Qué haces? — susurró sin abrir los ojos.

— te doy una sorpresa. — Y tras eso vertió un poco del tibio chocolate líquido en el pecho del capitán, comenzando un provocativo masaje sobre éste, regando el chocolate ayudándose no únicamente con sus manos. — mmm… Capi-paleta con cubierta de chocolate, quizá podría convertirse en mi postre favorito.

Bajó suavemente hasta su miembro para limpiar la zona, degustando el chocolate y arrancándole a Steve roncos gemidos. Las succiones eran largas y profundas, y aunque era la primera experiencia del rubio, éste se atrevería a decir que era casi inmejorable. Después llegó la segunda, tercera, vigésima vez… y una superó a la otra… era una deliciosa secuencia.

Por su parte, Tony se hallaba sorprendido, ¡el soldado era más grande de lo que esperaba!, en definitiva el soldado estaba bien dotado, debía recordar agradecer al inventor del suero por ese exquisito y potente milagro biológico. Aunque eso iba a doler un poco… ¡pero dios! ¡Cuánto lo deseaba! Pero sólo jugaría un poco más y… ¡sólo pensarlo le resultaba delirante!

Steve abrió los ojos cuando Tony se separó dejándolo con el orgasmo en la puerta, ¿su excusa? Ya no había chocolate que lamer. Ahora su incitante lengua retiraba los restos de dulce en el vientre del rubio.

Sin previo aviso, el hijo favorito de América decidió que tenía que hacerse del control de la batalla, y el primer paso sería tomar con firmeza el rostro de Tony para besarlo, probando el sabor a chocolate en la boca del otro y deleitándose con la exquisita combinación; el segundo paso fue frotar nuevamente su erección entre los glúteos del moreno, acaba de descubrir que eso volvía loco y lo hacía ronronear de placer de forma tan obscena y erótica que podría hacer que un hombre sin el temple de Steve se corriera de sólo escucharlo.

— oh, Steve~… deja… deja que yo lo haga…

Y el militar entendió a lo que su novio se refería, de modo que se sentó en la cama con Tony sobre sus piernas y después de otro prodigioso beso más, que les arrebató el aliento, el propio Stark comenzó a penetrarse así mismo, dejándose caer sin mucha delicadeza, pero sí bastante sensualidad, sobre el miembro del capitán Rogers. Los dos gritaron de placer y el moreno no esperó a acostumbrarse a la intromisión, comenzó a subir y bajar mientras el ojiazul lo tomaba posesivamente de la cintura para ayudar a darle impulso y firmeza.

— ¡oh, sí, Steve~!

Entre más frenético era el movimiento más fuertes eran sus gemidos y jadeos, saliendo incluso de los confines de su habitación.

— ¡Por dios, Tony!

Y tras una larga y profunda estocada ambos se corrieron, Steve con un provocador gemido y Anthony con el más erótico y cadencioso grito que no sólo erizó la piel de su amante, sino también la de los asgardianos que se hallaban abajo, besándose después de su propia visita al paraíso.

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 — Esos dos no pierden el tiempo — susurró Loki admitiendo internamente que aquel gemido de Stark había hecho volar su mente, claro, hacia un plano bastante perverso en referencia a su hermano.

— no sabía que Tony fuese tan… eufórico. — sacudió su cabeza tratando de alejar los cientos de situaciones que llegaban a su cabeza y no eran nada pulcras, así que miró el fuego.

— de cualquier forma tú no tendrías porque saberlo. — Thor sonrió y besó de nueva cuenta aquellos suculentos labios.

 

Cerca de las 6 de la mañana Steve y Tony bajaron para relevar a los asgardianos y cuidar del fuego pero ambos sonrieron al verlos desnudos y abrazados junto a la chimenea. Steve los cubrió con una manta y sentó en el sofá abrazando a Tony contra su pecho. Vigilaron el fuego entre besos furtivos y caricias insinuantes, tratando de no despertar a sus desnudos amigos, hasta que el cielo comenzó a aclarar.

Loki abrió los ojos al escuchar la voz de Steve llamándolo con suavidad,  recordó casi de inmediato su estado y lo confirmó con horror al ver y sentir a Thor desnudo a su lado y aún dentro de él. ¡Por Odín qué vergonzoso! ¿Dónde estaban los agujeros negros cuando se les necesitaba?

El rubio soldado arrastró a Tony a la cocina para darles algo de privacidad pero Loki podía escuchar claramente las carcajadas del millonario.

Cuando estuvieron presentables y salieron los 4 al balcón para ver el amanecer. Un hermoso espectáculo: los tenues rayos iluminando la nieve, eran fascinantes. Para Loki y Thor, aquel cambio de “Sabbat” significaba el inicio de una nueva relación entre ambos. Una donde al fin podrían estar juntos como pareja. Una donde el olor a madera y la suave textura de un tapiz marrón les recordara su primera vez juntos.

Para Tony y Steve el color y sabor del chocolate habían marcado el nacimiento de una nueva etapa dentro de su relación. Un paso diferente que dejaba la puerta abierta a sensaciones y sentimientos más profundos e inexplorados.

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Notas finales:

¡Besos! Los adoro y muchas gracias por seguir esta historia. ¡En verdad los quiero!


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