Al verlo teletransportarse de la sede principal de S.H.I.E.L.D., Tony supuso que ese sería el final de su relación con Loki. Era lo mejor, decidió; Loki definitivamente era una mala influencia. Al conocer la noticia, los otros Vengadores casi habían gritado de la alegría —a excepción de Thor, quien parecía resignado, incluso triste—, y si se encontraban de nuevo en el campo de batalla, bueno, ya vería qué sucedería.
Por eso, cuando Tony se dirigió a la cocina a la mañana siguiente a tomar un poco de café y encontró a Loki comiendo cereales en su casco, decidió dejar de fingir que siquiera entendía un poco al Tramposo.
Apoyado en el enorme mesón, Loki observó a Tony mientras entraba en la cocina, su sonrisa se extendió por todo su rostro.
— ¡Buenos días! —gorgogeó.
Tony sabía que había murmurado algo en respuesta, pero como era sabido ya, no se consideraba responsable de sus propias palabras y acciones antes de beber su primera taza de café.
O, a decir verdad, después de ella.
Los ojos de Loki le siguieron mientras arrastraba sus pies en dirección al mesón, donde se detuvo para servirse una taza de café. El asgardiano seguía sonriendo mientras comía su cereal —de verdad, ¿estaba usando su casco como tazón? ¿Era incluso aquello algo higiénico?—, pero algo no encajaba esta vez, había algo extraño en su expresión. Cautela era lo que se reflejaba en sus intensos y grandes ojos verdes.
Tony resopló su café, ignorando el ardor y el amargor al beberlo negro, y se sintió finalmente más preparado para lidiar con Loki.
—Veo que regresaste —constató. Esta era a la vez una pregunta y una afirmación.
Loki entre tanto hurgaba el cereal en su casco-tazón descuidadamente. A decir verdad, ahora que Tony pensaba en ello, su tazón de cereales se veía bastante increíble con esos cuernos...
Concéntrate, Tony.
—Amora explotó mi apartamento después de dejarla plantada —dijo Loki. Su tono era ligero, sonaba incluso un tanto aburrido, pero seguía mirando concentrado su cereal—. Y, bueno, buscar apartamento en Nueva York es una completa molestia en esta época del año.
Tony añadió un poco de crema y azúcar y bebió otro sorbo de su café, mirando a Loki a cada momento. Dudaba que ser un supervillano fuera un trabajo de tiempo completo.
—Y aprovecharte de mí hospitalidad se ajusta mejor a tu apretada agenda.
—Absolutamente.
Loki comió otra cucharada de Cheerios y finalmente miró a Tony, su expresión casi le desafiaba a echarlo de su casa. Ante aquella reacción, Tony solo sonrió y continuó bebiendo su café. Las bromas de Loki habían sido irritantes —aunque divertidas— pero habían impedido que hiciera algún tipo de daño permanente, como por ejemplo, tratar de destruir el mundo.
Sabía que el asgardiano estaba lejos de ser una persona estable, pero de igual forma, también él lo estaba; además si había algo que había aprendido de Thor sobre Loki, era que el joven dios estaba herido, y sospechaba que de cierta forma Loki se había cansado de estar solo.
Podía encargarse de esto. La clave, sospechaba, era evitar que Loki se aburriera.
—Sabes, Thor todavía no se ha dado cuenta de que pintamos su habitación de rosa.
Loki sonrió mientras continuaba comiendo sus Cheerios. Después, inclinándose sobre el comedor, el humano estuvo hombro a hombro con el Tramposo.
—Desde luego, ya no puedo hacer de nuevo nada parecido a las cartas de Hogwarts sin que Fury me pateé el trasero. —Fue cuidadoso al elegir sus palabras, al no decir que Loki no podía hacerlo, pues había aprendido rápidamente que decirle al dios que no hiciera algo era la forma más rápida de que en realidad terminara haciéndolo—. No puedo permitir que los niños sean las víctimas de nuestras bromas. Por otra parte, si la víctima fuese una persona como Doom...
Su voz se apagó de manera significativa y sonrió al Tramposo. La sonrisa en respuesta que Loki le dedicó tenía demasiados dientes como para ser agradable.
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—No, no, no. Ese extremo va ahí.
—Entendido —murmuró Tony, mordiendo su labio y dando vuelta a la hoja de metal que había estado sosteniendo. No creía que construir un Doombot con senos sería tan difícil. Loki además le estaba dejando las partes pesadas, mientras el dios se encargaba del trabajo más delicado, emitiendo órdenes de vez en cuando—. ¿No podrías simplemente agitar tu mano y musitar algo en latín?
Estaban sentados con las piernas cruzadas sobre la cama de Tony, con todo tipo de piezas esparcidas a su alrededor para que los otros Vengadores no pudieran ver qué era lo que estaban haciendo. Naturalmente, Tony tenía cámaras en su habitación, pero no eran exactamente para cuestiones de seguridad.
Loki levantó la vista, entornando los ojos y frunciendo el ceño, de una forma que casi le decía: ¿de qué diablos estás hablando? Después agitó una de sus manos con sarcasmo y dijo:
—Pedicabo tuam matrem. —Y volvió a juguetear con un pequeño dispositivo. Tras un momento, levantó la vista e irónicamente dijo—: Oh, espera, ¿te refieres a usar magia?
Tony rodó los ojos.
—¿Sí...?
—Oh. Bueno, entonces no. Podría, pero no lo haré. ¿Cuál sería el chiste?
Tony se encogió de hombros y le dio la razón. De cualquier modo era mejor mantener a Loki tan ocupado como fuera posible. Sin embargo, parecía que el Tramposo se estaba poniendo, para su gusto, demasiado sarcástico.
—Cambiando de tema, sobre tu casco... —dijo Tony, con los ojos fijos en el cableado que estaba maniobrando.
Loki arqueó una ceja, pero por lo demás no le dio demasiada importancia a sus palabras.
—Me encantan los cuernos —continúo Tony—¿Alguna vez te lo dejas puesto para que alguien pueda usarlo para agarrarse durante... ya sabes.
Las manos de Loki se detuvieron al escucharlo y levantó la vista hacia el hombre con el mismo aspecto de antes. Tony sonrió y movió las cejas sugestivamente, solo para asegurarse de que estaba siendo claro.
—¿Es eso en lo único en que piensas? —suspiró—. ¡Qué vulgar!
—Te gusta.
Una sonrisa agitó visiblemente los labios de Loki, sacudiendo después la cabeza e inclinándose nuevamente para continuar con su trabajo.
—No has respondido a mi pregunta —presionó Tony una vez más.
—Vamos a ponerlo de esta manera —dijo Loki, sin levantar la vista—. Soy un dios. He vivido durante Odín sabe cuánto tiempo. ¿De verdad crees que exista algo que no haya hecho?
Tony se rio.
—Es bueno saberlo. Me lo tomaré como un «sí», entonces.
—Tómalo como quieras.
Tony continuó bromeando.
—Entonces, ¿podrías prestármelo para...?
—No.
Antes de que pudiera protestar, alguien llamó a su puerta. Un sonido que inmediatamente reconoció como los golpes de Steve. Segundos más tarde, la perilla de la puerta fue empujada y después la soltó. Steve podría fácilmente romper la puerta, pero, a diferencia de Thor, siempre era demasiado educado como para irrumpir en una habitación cerrada.
—¡No entres! —farfulló Tony. Se quedó completamente inmóvil, tratando de decidir si debía ocultar la evidencia o arriesgarse a que Steve no entrara.
—¿Tony? Tú y Loki han estado allí mucho tiempo.
Steve sonaba decididamente incómodo, incluso resignado. Tony sospechaba que los otros habían querido ver cómo estaba, y que Steve o había elegido la pajilla más corta o era demasiado noble para imponer este deber a otra persona.
Loki dejó caer sus manos en su regazo y le sonrió, observándolo con sus penetrantes y expectantes ojos, esperando por su respuesta.
—Uh... ¡estamos bien, no te preocupes! ¡No entres! —Hizo una mueca. Ya había dicho eso, ¿no?
Loki rodó sus ojos y reprimió una risa.
Una pausa, y luego un débil, forzado:
—¿Por qué?
El asgardiano arqueó una de sus cejas y situó su barbilla sobre sus manos, mirando a Tony con exagerado júbilo.
Tony entonces se decidió por la coartada más obvia en dicha situación.
—¡Porque estamos teniendo sexo violento y pervertido! —gritó.
Loki arqueó ambas cejas, sus hombros temblaban mientras reía silenciosamente. Tony expendió ambas manos artículo silenciosamente un:
—No se me ocurrió otra cosa.
—De verdad. —Fue la seca y resignada respuesta de Steve.
Tony le dio un suave puñetazo en el brazo a Loki, y ante la mirada ofendida del Tramposo, le susurró:
—Finge que estamos teniendo sexo.
El Tramposo le dio nuevamente una mirada que claramente le decía «estás bromeando, ¿cierto?». Miró hacia abajo y después, como si estuviera considerándolo, observó por un momento hacia un costado antes de que una sonrisa maliciosa se dibujara en sus labios.
—Oh sí, Tony —dijo aburridamente, reanudando su trabajo—. ¡Así, Tony!, sigue así, ¡oh Tony eres todo un semental!
Tony palmoteó su rostro con su mano, movió su cabeza negativamente y continuó trabajando en el Doombot que tenía medio ensamblado.
—¡Oh sí! ¡Oh sí! —seguía gimiendo el tramposo—. ¡Oh sí! ¡Oh s... espera, Tony, ¡eso no va ahí! —dijo Loki, casi gritando, mientras le arrebataba el tornillo que tenía en la mano—. Pásame el destornillador, ¿quieres?
Tony suspiró y le entregó la herramienta.
—En primer lugar, debes entregarlo por el mango, para que lo tengas presente para la próxima vez. Esa es la manera correcta. Ahora, pásame la llave inglesa y el cortador de alambre.
Tony de igual forma le entregó ambas herramientas.
—Y... espera, ¿el señor Rogers todavía está escuchando detrás de la puerta?
Tony sonrió.
—Así parece... sigue moviendo ese destornillador, cariño.
Loki le arrojó la mitad del Doombot en la cabeza.
****
Entretanto, un ojiabierto y pálido Steve caminaba rígidamente a través de la sala. Los otros Vengadores estaban encaramados en varios muebles como buitres al acecho, mirando a Steve, esperando su respuesta.
Steve simplemente movió su cabeza.
—Nunca más volveré a utilizar un destornillador. —Fue todo lo que dijo antes de dirigirse a la cocina para meter la cabeza en el congelador.