Loki lucía completamente fuera de lugar en un club nocturno como este, con aquella ropa elegante, perfecta, inmaculada. Incluso la forma en que sostenía su trago sugería cierto sentido de superioridad. El aire todavía estaba repleto de humo, pero ya era bastante tarde y el parloteo de fondo casi se había apagado, sonando ahora como un lejano murmullo.
—Te divertiste hoy, ¿verdad? —Tony trató de no sonreír demasiado mientras le dirigía la pregunta.
—Oh, sí —respondió Loki—. Ser la niñera de los Vengadores siempre ha sido como he imaginado pasar un buen rato. —El sarcasmo era demasiado denso como para tolerarlo por demasiado tiempo.
—Mmhm.
Loki le miró de reojo y frunció el ceño ante la sonrisa de Tony.
—Podrías unírtenos, sabes.
Ahí. Lo dijo. Sin pensarlo, despreocupadamente; sonando incluso como si no hubiese estado obsesionado por sacar a relucir el tema desde hacía bastante tiempo.
Tuvo que contener el aliento.
La mano de Loki se detuvo instintivamente un momento, antes de llevar el trago hasta sus labios. Sin levantar la vista dijo:
—Voy a hacer de cuenta como si no hubieras dicho eso. Y, si valoras tu vida, no lo volverás a repetir —habló con calma, pero los músculos de su mandíbula estaban totalmente rígidos.
En vista de la ausencia de destrucción que preveía, Tony consideró aquello como un paso en la dirección correcta.
—Si tú lo dices —dijo, lo que para él realmente significaba un ya veremos.
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Tras aquella conversación, Tony no vio a Loki durante una semana completa. El dios parecía haberse mudado (finalmente) de la mansión de los Vengadores, para alivio de algunos y preocupación de todos. Tony no podía evitar preguntarse por qué se sentía tan decepcionado.
Y después J.A.R.V.I.S. comenzó a hablar como Chiquita Banana, y el millonario no pudo parar de reír.
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—... Y es por eso que el queso suizo tiene agujeros. —Tony terminó su explicación sobre productos lácteos con una reverencia y un ademán; pero en cuanto volteó notó que su audiencia, compuesta por una sola persona, mentalmente estaba en otra parte—. ¿Steve? —le llamó, terminando al mismo tiempo su ademán.
Tuvo que volver sobre sus pasos para reunirse con su amigo, quien permanecía de pie, junto a un estante de revistas con una delgada revista en su mano y una expresión vagamente horrorizada se reflejaba en su rostro.
—¡Ey! —Empezó a reír, golpeando el brazo de Steve—. ¡No me digas que tú lees esas cosas! ¿Qué es? ¿Otro artículo sobre Brangelina?
—No —respondió Steve lentamente, luciendo confundido—. Es sobre ti. Y Loki.
La sonrisa inmediatamente se esfumó de su rostro.
—¡Déjame ver eso! —Steve dejó que le arrebatara la revista de la mano. En cuestión de minutos, escudriñó el artículo de arriba a abajo, al derecho y al revés, arrugando las páginas bajo su agarre mientras sus nudillos se tornaban totalmente blancos.
Sin decir una palabra, situó la revista nuevamente en el estante y sacó su celular de su bolsillo. Marcó un número que ya conocía de memoria.
«Viejo», escribía un mensaje de texto, los pulgares volaban ágilmente sobre el teclado. «Eso no fue gracioso».
Cerró el teléfono, esperó y Steve observó su expresión con curiosidad. Medio minuto más tarde, el teléfono vibró.
«Anthony cariño, ¿a qué te refieres?», leyó la respuesta de Loki.
«¿Decirle a los tabloides que estás esperando un hijo mío?».
«Oh eso. ¿Y estás seguro de que no estoy esperando un hijo tuyo?».
«¡Nunca hemos tenido sexo!».
No podía escucharlo, pero estaba completamente seguro de que Loki, en cualquier lugar en el que se encontrara, estaba riéndose a carcajadas a costa de él.
«No sería la primera vez que te ocurre algo así», respondió Loki, y el humano tuvo que contenerse para no estremecerse. Un minuto transcurrió y después el dios agregó a su respuesta: «Esa sería tu peor pesadilla, ¿no? ¿Embarazar a alguien sin siquiera acostarte con él? lol».
Tony jamás llegaría a acostumbrarse a imaginar al Dios de la Travesura diciendo «lol».
«Sí, sería algo bastante injusto. Así que si de verdad estás embarazado, deberíamos rectificarlo teniendo sexo extremadamente pervertido. Solo para ser justos». Tras un minuto de inquietud, añadió: «No estás embarazado en realidad, ¿cierto?». Tenía que preguntarlo, era Loki, después de todo.
Esta vez hubo una pausa más larga de lo habitual antes de que la respuesta de Loki llegara. Tony sospechaba de que lo hacía a propósito, solo para torturarlo. Steve ahora estaba leyendo por encima de su hombro, luciendo al mismo tiempo fascinado y horrorizado, como solía estarlo cuando se trataba de cualquier cosa relacionada con Loki y Tony.
«No».
Tony casi sollozó de alivio. Steve le dio una palmadita en el hombro.
«Solo es una broma del día de los inocentes», añadió el dios a manera de explicación.
Steve y Tony intercambiaron miradas.
—Es diez de marzo —dijo Steve y Tony transmitió la observación a través de un nuevo mensaje de texto.
«Qué bien. Sabes leer el calendario».
Ante la sarcástica respuesta, rodó los ojos.
«Soy el Dios de la Travesura, Anthony. Un día de caos y destrucción no es suficiente para mí. Tengo un nombre al que hacerle justicia».
«Empiezo a sentirme muy, muy preocupado por mi cordura».
«La cordura está sobrevalorada por estos días, cariño. ¿Sigue en pie la propuesta? Dile a Steven que es complemente bienvenido si quiere unírsenos. Tengo cierta fascinación por los hombres rubios y musculosos».
Tony inmediatamente sintió como mientras leía el mensaje el cuerpo de Steve temblaba. Después, emitiendo un extraño sonido en la parte posterior de su garganta que sonaba como —nnng—, empezó a retroceder.
«Creo que ha dicho que «no». Y lo de los rubios musculosos es perturbador en muchos niveles».
«Qué lástima».
«Pero sí, cuenta conmigo para lo del sexo pervertido».
«Lol, lo siento. ¡Tú no eres rubio ni musculoso!».
«Aww...».
«¡Trololol!».
«Te odio».
«¡Eso es algo horrible y no deberías decírselo a la madre de tu hijo!».
«Juro que te golpearé en cuanto te vea».
«¡Amenazas!».
Mientras guardaba en su bolsillo su celular, empezó a reír y sacudió la cabeza. Después tomó otra revista del estante y encontró otro artículo que hablaba sobre Loki y él.
Steve continuaba mirándole con el ceño fruncido, completamente preocupado.
—¿Sí? —le animó a hablar mientras alegremente daba la vuelta a la página, encontrándose esta vez con una foto de él en un esmoquin con... Loki a su espalda haciéndole cuernos con sus dedos. ¡Por dios santo! había descubierto las fotobombas.
—Así que tú... ¿todavía sigues en contacto con Loki? —dijo, eligiendo sigilosamente las palabras.
Tony suspiró y volteó una vez más la página encontrando una imagen de Loki con los pulgares levantados. Su rostro lucía agradable aunque tenía una sonrisa maliciosa.
—Sí, se podría decir eso —contestó distraídamente—. Aunque ha sido Loki quien se ha encargado de mantener el contacto.
—Ajá.
—Sí. ¡Y ni siquiera ha intentado matarme o mutilarme en los últimos meses! ¡Yo diría que es un gran progreso! —Esta vez, fue Tony quien levantó el pulgar en dirección a Steve, imitando la alegre y diabólica expresión de Loki.
Steve frunció el ceño y le miró durante un buen rato.
—Aún no sé si estoy de acuerdo con esto.
—No te preocupes, mami. Siempre me trae a casa antes del toque de queda, y mantiene las manos estrictamente sobre mi cintura, yo por otra parte...
—¡Está bien! —le interrumpió Steve, haciendo una mueca y sosteniendo las manos con las palma hacia fuera—. Ya entendí. Voy a dejar de preocuparme. Solo... —Le dio una larga y penetrante mirada—. Ten cuidado, ¿de acuerdo?
—Sí, sí.
Antes de que Steve abandonara la habitación, Tony ya tenía su celular otra vez en la mano. «¿Comida china esta noche?»*, le envió un mensaje al dios. Había aprendido a las malas a utilizar la palabra «comida» cuando le preguntaba a Loki si se le antojaba comida china.
Tuvo que esperar por un largo minuto y medio, y luego obtuvo su respuesta: «En tu casa. Ordena Wontons».
FIN.