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Draco se rió sin muchas ganas… ¿él? ¿Invitado a una fiesta de aurores?... vaya broma, a menos que fuera en calidad de entremés.
-No sabes quién soy ¿verdad? –dijo poniéndole la tapa a su sándwich.
-No ¿debería?
-Pues no, en realidad no –respondio sacando un vaso de la alacena- pero no iré a la fiesta.
-Deberías, yo te invito.
Draco volteó a mirarlo y vio que el chico le sonreía amable y sonrió también complacido de que alguien lo mirara como una persona otra vez.
-No, pero gracias de todos modos.
-Es una lástima, piénsalo… oye, abusando ¿no tendrán alguna botana?
-Lo dicho, ese elfo es un inútil, si fuera mío le ordenaría darse mínimo veinte topes en la pared por no saber atender a los invitados.
-¡¿En serio harías eso?! –preguntó Steve sonriendo mientras se acercaba a Draco al verlo abrir un gabinete.
-Por supuesto, a esas criaturas tienes que educarlas con mano dura, fueron hechas para servirnos, no para ser nuestros amigos.
-Eso es un poco duro ¿no?
-¡Ay no! eres como Harry… ¿podrías abrir esa alacena y pasarme un platón por favor?
-Claro.
Draco vacio la bolsa de patatas fritas en el platón después de dejar la bolsa de celofán en la barra diciendo:
-Listo.
-Gracias.
Con sus movimientos provocaron una pequeña corriente de aire que hizo caer la bolsa de celofán, por lo que los dos se agacharon a levantarla al mismo tiempo provocando que…
-¡Auch!
-¡Ay!
Chocaran sus cabezas.
-¡Que torpes! –exclamó Steve sobándose la testa estallando ambos en carcajadas.
-Justo lo que necesitaba –dijo una voz desde la puerta haciendo que ambos se volvieran a ver a Harry.
-Harry –dijo Steve riendo aun- ¿Qué necesitabas?
-Botanas… -respondio sonriendo el moreno, quien entró a la cocina tomando la hielera- pero como ya las llevas tú, yo llevaré los hielos.
-Si, oye Draco ¿quieres acompañarnos?
-No gracias –respondio dirigiéndose a la nevera abierta, a un lado de Harry que vaciaba cubitos de hielo, se sirvió un vaso de leche y salió de ahí diciendo- buenas noches.
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Cenó, se lavó los dientes, se cambio y se acostó durmiéndose casi enseguida.
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Al día siguiente bajó a las 8:30 am encontrándose solo con Tombo en la cocina.
-¿Harry no ha bajado?
-El amo Harry se fue hace media hora –respondio la criaturilla parada en un banquito frente a la estufa.
-¿Qué? ¿Por qué? –Exclamó contrariado- ¡hoy íbamos a salir!
-El amo recibió una lechuza de emergencia de su trabajo, me dijo que le dijera que lamentaba salir así de repente y que mañana compensarían este día.
-Oh carajo… -masculló desplomándose en la silla.
-Si de algo le sirve al señor Malfoy, debo decir que el amo Harry también parecía muy contrariado.
-¿En serio?
-Si señor Malfoy, dijo palabrotas en cuanto leyó la nota.
-Vaya… pues ni hablar.
-En seguida le sirvo su desayuno.
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Ese día lo pasó dando vueltas en el enorme jardín, viendo televisión y después dando más vueltas en su bicicleta.
Dando las 8:00 pm decidió cenar sabiendo que Harry no llegaría, ya fuera por su trabajo o por la fiesta de su compañero; y a las 10:30 pm subió a su habitación a dormir.
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Un ruido espantoso lo hizo despertar y sentarse de golpe en la cama en medio de la oscuridad de su cuarto.
-¿¡Qué demonios…!? –exclamó encendiendo la lámpara del buró a toda prisa.
Saltó entre horrorizado y espantado al ver su puerta abrirse de golpe en lo que al parecer fue una patada de….
-¡Harry! –exclamó sin bajarse de la cama al verlo quedarse parado en el marco de la puerta- ¡¿Qué diablos pasa, porque pateas mi puerta!?
Pero Harry no respondio…
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