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MÍO por Orseth

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            -Eres un tontito Draco Malfoy… -pensó sonriendo entre hipidos y gimoteos- pensar que alguien como él pudiese fijarse en ti… solo eres basura…

            Suspiró alzando la cara al techo mientras exhalaba un profundo suspiro.

            -Ya no puedo… estoy tan cansado… no puedo más…

            Y ahí estaba, llorando en la pared… y justo del otro lado estaba Harry, con toda su tristeza y dolor desbordándose también por sus ojos, que si no hubiese habido un muro de concreto en medio de ellos, hubiesen estado espalda con espalda.

 

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            Tombo había oído el grito del amo Harry y se hizo un ovillo en el ático de la casa, que era en donde residía directamente; no era tan tonto, sabia más o menos para que estaba el señor Malfoy ahí, pues no era nada común ni normal que a un elfo se le prohibiera obedecer a alguno de sus amos, pues si el señor Malfoy vivía ahí, era obvio que también era un amo; pero no, se le había ordenado estrictamente no obedecer ninguna de sus ordenes, no fuera que le ordenase ayudarlo a escapar, porque si… sabía también que el señor Malfoy era un prisionero de Azkaban, por todo lo anterior y por la cosa brillante de su tobillo que nunca se quitaba porque al parecer no podía; ahora ¿Por qué estaba en casa? Eso era un tanto confuso, pero aún él comprendía que sucedía cuando aquellos dos se encerraban en la habitación y solo gemidos, quejiditos y alguno que otro grito salía de ahí, además de que dormían en la misma cama. Comprendía que el señor Malfoy era una especie de mascota del amo Harry y aunque el amo Harry era muy amable con él y siempre le trataba con respeto a pesar de  ser un elfo, a veces solía ser muy agresivo y duro con el señor Malfoy, en esas ocasiones daba miedo… no, no miedo, daba pánico; y con ese último grito que escuchó por poco se pesca de la lámpara… deseó ir a ver si se le ofrecía algo, porque era un hecho que el amo Harry no había salido ileso y temió por un momento que estuviese mal herido, pero no… era el amo Harry y él si podía llamarlo y ordenarle algo si lo necesitaba y si no lo había llamado hasta ese momento, entonces no lo había necesitado, así que era mejor no arriesgar.

 

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            Cuando despertó le dolía todo el cuerpo, la cabeza y el cuello por dormir en una posición forzada, miró su mano hinchada y con incrustaciones de espejo y suspiró tocándose la cabeza con la otra mano al tiempo que cerraba los ojos, pues la pesadez que sintiera la noche anterior no había disminuido ni un ápice.

            La luz del sol entraba por la ventana, pero era un sol débil, como el de un día indeciso que no sabe si ser nublado o ser soleado; se preguntó qué hora sería, aunque realmente eso  no le importaba en lo absoluto.

            Se quedó ahí, inmóvil, mirando las danzantes cortinas de encaje blanco que se movían al son que el viento les dictaba… así, simplemente sin pensar en nada. Ni el dolor que le partía el cráneo, ni la sensación punzante de su mano, ni ningún dolor en especifico le hicieron siquiera hacer la mas mínima mueca; los en un tiempo chispeantes ojos verdes, ahora parecían de un muerto.

 

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            -¡mmm!... –gimió al levantar la cabeza y sentir dolor en el cuello… en el cuello y en todos lados, culo incluido- mierda… -gimió de nuevo al mover su pierna y sentir de inmediato el lacerante dolor en su tobillo, lo más grotesco de todo era que tenía que ser precisamente el tobillo del dispositivo dando la impresión de ser un jamón mal amarrado.

            Se tocó la cara y la sintió inflamada y suspirando alejo la mano y recargó la cabeza en la pared viendo la brisa colarse por la ventana, miró el reloj de su buró pero no estaba en su lugar, estaba tirado junto a la lámpara rota… ¿Por qué estaba rota?... ¡ah sí! Le había roto la crisma a Potter…

            Tragó saliva sintiendo la boca seca y aunque sentía que moría de sed, no tenía ningún deseo de moverse… no tenía ningún deseo de nada, simplemente de quedarse ahí, sin hacer nada.

 

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            Harry en tanto se digno a mirar su reloj de pulso y vio que eran las 12:33 pm… algo sin importancia si consideraba que su mente se hallaba en blanco, negándose a pensar, pero había algo… una voz muy queda y molesta, como el chillido de un roedor que va haciéndose cada momento más intolerable que le hacía querer recordar la noche anterior… y no quería, no deseaba volver a sentir esa desesperación en todo su apogeo, sin embargo ya estaba sintiéndola, ya estaba llorando de nuevo sintiendo que todo su mundo se había ido a pique.

            -No… -musito sorbiendo la nariz sin dejar de mirar como hipnotizado el revuelo de las cortinas en el aire- es demasiado…

            Recordó que en su bolsillo aun estaban sus píldoras, así que sacó el frasquito y sacó una, dos… si, con dos bastarían para hacerlo dormir un rato y sin siquiera buscar agua, las tragó así.

 

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            -Como me gustaría un trago de whisky de fuego… -musitó sabiendo que el elfo aparecería en seguida con su deseo.

            Y dicho y hecho, Tombo apareció con una botella de licor, solo que casi la tira al ver el estado del señor Malfoy.

            -¡Se-señor Malfoy! –exclamó al verle un ojo morado y encima tan hinchado que de plano estaba cerrado.

            Draco estiró la mano y Tombo le dio la botella con manos temblorosas.

            -Su… su tobillo señor Malfoy… -exclamó mirando su pie hinchado.

            -Me gustaría otra botella de whisky… -musito mirando la que tenía en la mano.

            -¡Aun no prueba siquiera la que tiene en la mano, señor Malfoy! Y esta nueva.

            -Me gustarían dos botellas… al menos tan solo para tenerlas a la mano… -volvió a musitar.

            Tombo sabía muy bien que no tenía ninguna obligación de llevarle nada, ni siquiera la primera botella, pero el señor Malfoy se veía tan desolado… y tan jodido que sintió el deseo  de complacer ese pequeño deseo.

 

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            -¿¡Lo hago o no lo hago?!.... ¿¡qué puedo hacer?! – pensó frenético el pobre elfo corriendo en círculos por la sala- ¡por Merlín!... –chilló jalándose las orejas- ¿¡que hago, que hago?!... ¡no fui entrenado para esto, no estoy calificado para tomar ninguna decisión propia de los amos!... ¿¡qué debo hacer?!

            Estrujo sus manos mientras reiniciaba su caminata, hasta que al fin se decidió y tomando un pedazo de pergamino, garabateó unas líneas y las ató a la lechuza de Harry.

            -¡Bien, bien, ya lo hice!... ¡ya lo hice!... –exclamó mirando ávido por la ventana como si la lechuza fuese a volver en cuestión de segundos- ¡lo hecho, hecho esta!

            Entonces la cerró y corrió de nuevo a la sala a apostarse frente a la chimenea y espero y esperó por espacio de veinte minutos hasta que unas llamas chisporrotearon y una figura conocida salió de ahí.

            -¡Tombo! ¿¡Que sucede, porque dices que necesitas mi ayuda urgentemente?! –exclamó Hermione.

            -¡Señorita Granger! –chilló Tombo jalándose las orejas.

            -¡Tranquilízate y habla ya!

            -¡El… el amo Harry!...

            -¿Le pasa algo a Harry, donde esta? –preguntó angustiada al ver a Tombo en ese estado.

            -¡Y… y… el señor Malfoy!

            -¿Malfoy? ¿Qué le pasa a Malfoy?... ¡Tombo!

            Tombo manoteó desesperado, sin saber cómo expresar su desesperación.

            -¡Llévame con Harry!

            Tombo pareció reaccionar con esa orden y tomándola de la mano corrió con ella escaleras arriba hasta el cuarto de Harry.

            -¡Dios mío, Harry! –exclamó al verlo tirado en el suelo- ¿¡que sucedió?! –preguntó impresionada al verlo con tremenda descalabrada que le bañaba el rostro en sangre seca, múltiples golpes en la cara y su mano de un color raro.

            -¡El amo… el amo…! ¿Estará bien? –preguntó el elfo con un nudo en la garganta.

            Con dificultad Hermione arrastro a Harry para girarlo boca arriba y poder mirarlo bien, entonces vio rodar un frasquito a un lado de la mano del moreno y lo tomó para leer la etiqueta.

            -¡Dios, no!... –masculló soltándolo y tomando el rostro de Harry entre sus manos- ¡Harry, Harry despierta!... ¡despierta!

            -¡Y… y el… señor Malfoy! –gimoteó Tombo.

            -¿Qué tiene Malfoy? –preguntó mientras sentía una angustia aplastante al ver que Harry no despertaba, así que sacó su varita, convocó un Patronus y lo envió  a San Mungo a la sala de urgencias.

            Tombo señaló la puerta y Hermione dejó a Harry aun en contra de todo sus deseos, pero debía saber que pasaba ahí, así que corrió hacia el cuarto contiguo encontrando un cuadro similar.

            -¡Malfoy! –Gritó acuclillándose a su lado- ¡¿Qué demonios paso aquí?!

            -Ellos… ellos pelearon anoche y quedaron así… no sé porque, pero fue horrible… pero hoy a medio día el señor Malfoy deseaba tomar whisky y le di estás botellas…

            Hermione vio tres botellas vacías a un lado de Draco.

            -Pero pasó la hora de la cena y ninguno salía de su habitación… dieron las 10:00 pm y me atreví a llamar al amo pero no respondio, e-entré y lo vi así y no despertó por mas que le hablé… y el señor… y el señor Malfoy está igual… no sabía qué hacer o… y… y… solo se me ocurrió llamarla a usted señorita Granger…

            -Draco, despierta… despierta… -dijo sacudiéndolo- ¡Draco!... Dios mío ¿Por qué no llegan? –Musito desesperada mientras se ponía de pie- ¡quédate con él!

            -¡Sí señorita!

            -¡Y háblale, intenta despertarlo!

            Corrió a la habitación de Harry y mojó un pañuelo para ponérselo en la cara mientras seguía en su intento de despertarlo, entonces llamaron a la casa y gritó llamando a Tombo.

            -¡Ve a abrir la puerta y guíalos aquí!

            En un par de minutos ambos chicos fueron atendidos y llevados de urgencia al hospital siendo acompañados  de Hermione y el elfo.

 

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            -Ya pasó una hora ¿Por qué no dicen nada? –masculló caminando de un lado a otro en la sala de espera mientras Tombo permanecía sentado mirándola sin decir nada.

            -Estarán bien… ¿verdad señorita Granger? –preguntó al fin con un hilo de voz.

            Hermione no respondio, estaba demasiado angustiada como para pensar en darle ánimos al elfo… no podía con ella misma, mucho menos estaba para consolar a alguien más.

            -Buenas noches ¿viene con Harry Potter? –preguntó un medimago que salía con una carpeta en su mano.

            -Sí, me llamo Hermione Granger ¿Cómo están? ¿Harry está bien? –respondio acercándose de inmediato.

            -Bueno, comencemos con el señor Potter –dijo el medimago mirando su tabla- fue una sobredosis de medicamentos, afortunadamente el frasco estaba a la mano y pudimos saber que había ingerido.

            -Pero entonces está bien ¿verdad?

            -Si –respondio haciendo que soltara un suspiro de alivio- pero por poco, debo decir que llegó justo a tiempo señorita Granger, si hubiese llegado media hora más tarde, no creo que lo hubiese logrado.

            -Gracias a Dios… ¿y Malfoy, él como esta?

            -El tuvo una congestión alcohólica y afortunadamente ya está estable también.

            Hermione dejo escapar otro suspiro mientras se pasaba una mano por su alborotada cabellera castaña- estos dos van a matarme un día de estos…

            -El señor Malfoy estuvo a un paso de un coma, fue muy peligroso lo que hizo, tras el consumo excesivo puede aparecer la inconsciencia, y niveles extremos de consumo pueden llevar a un envenenamiento por alcohol y morir, la verdad los dos estuvieron a punto de hacerlo.

            Ella ya no dijo nada, un nudo en su garganta le impidió decir cualquier cosa; intuyéndolo, el medimago le puso una mano en el hombro diciendo:

            -Tranquila, ya pasó el peligro, ahora están recuperándose, también tratamos sus otras heridas; están durmiendo claro y de nada serviría que pasara la noche aquí, puede irse y regresar mañana.

            -Si, gracias… -respondio con una media sonrisa para después darse vuelta e irse de ahí con todo y elfo.

            Dejo a tombo en casa de Harry y ella se fue a la suya para pasar ahí la noche e irse al día siguiente al hospital.

 

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            Cuando abrió los ojos, la luz de la habitación lastimó su vista, por lo que los cerró inmediatamente arrugando el ceño.

            -¿Malfoy? –Dijo una voz femenina- Draco, despierta…

            No, no quiero…

            -Anda, abre los ojos…

            Ante la molesta insistencia, lo hizo encontrándose a Granger sentada junto a su cama… ¿junto a su cama? ¿Qué rayos hacia Granger junto a su cama?... empezando con que esa no era su cama.

            -Granger… -dijo con voz pastosa  y sintiendo la boca seca; ella pareció intuirlo pues le acercó un vaso de agua con una pajilla.

            -Gracias a Dios despertaste ¿Cómo te sientes?

            ¿Gracias a Dios?... ¿de qué diablos hablaba Granger?

            -Malfoy, estás en el hospital.

            ¿Hospital?

            -Te encontré en tu habitación, sufriste una congestión alcohólica ¡estuviste a punto de morir!

            -Y tú como siempre tan oportuna… -dijo escuetamente sin siquiera pestañear, por lo que ella lo miro asombrada.

            -Malfoy… ¿querías morir?

            -Por supuesto que no Granger, no seas absurda, solo necesitaba un trago.

            -¿Un trago?... ¡fueron casi tres botellas de whisky de fuego!

            -Bueno, bueno… -dijo el haciendo un gesto despectivo con la mano- una o dos… ¿Qué importa? Potter tiene más, no veo porque tanto problema en ello…

            -¡Malfoy, no puedes hablar en serio! Si te encuentro media hora más tarde hubieras caído en coma… -exclamó estupefacta al verlo hablar como si nada del asunto.

            -Seguro Potter es el que está haciendo el maldito drama de las botellas ¿no?

            Hermione se quedó callada unos momentos antes de finalmente decir:

            -No, de hecho aun no despierta… Draco, Harry intentó suicidarse…

 

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            -¡Yo no intenté suicidarme!

            -Pero Harry… -dijo ella con un nudo en la garganta al pensar en lo que pudo haber pasado- no despertabas, estabas como muerto…

            -Estaba dormido, no podía hacerlo y tomé una pastilla… bueno tal vez un par pero nada más.

            -¡Tenias el maldito frasco vacío! –respondio exasperada.

            -¡No quería suicidarme, por todos los cielos! –Dijo elevando la voz- ¡solo quería dormir!

            -¡Eternamente será!

            -Mira Hermione, tengo sueño y la verdad me gustaría descansar… -dijo deseando quedarse solo de una vez por todas.

            -Mira, por esta vez me iré porque sé que necesitas descanso, pero ni por un momento pienses que ya te libraste de esta conversación ¿entendiste?

            Un bufido fue la única respuesta de Harry, quien suspiró intentando recordar lo que había hecho después de tomar las pastillas para dormir… porque en verdad solo había querido dormir… por mucho tiempo, eso sí, pero no otra cosa.

            -Aunque la vida sea una verdadera mierda…-pensó mirando el techo- ¿Cuándo me dan de alta?

            -Mañana, también a Malfoy.

            Ante la sola mención del susodicho, Harry cerró los ojos, pues Hermione ya le había contado que él también estaba hospitalizado.

            -Harry… ¿Qué sucedió?

            -No quiero hablar, por favor ¿me dejarías descansar?

            Ella suspiró sabiendo que si Harry no quería hablar, no había poder humano que le sacara una palabra.

            -Bien, vendré a verte mañana, a ver que dice el medimago que te atiende.

            -De acuerdo… un último favor Hermione.

            -¿Si? –dijo ella mientras se ponía de pie.

            -Mañana, cuando nos den de alta… ¿podrías llevarnos a casa por separado por favor? 

            -Claro… solo tienes que ampliar al rango de su dispositivo.

            -Si… gracias.

 

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            Al día siguiente, quien fue dado de alta primero fue Draco, por lo que Hermione lo llevó a la casa y le ayudo a subir a su habitación.

            -Malfoy… -dijo después de ayudarlo a acostarse en su cama y mirando que el estropicio ya había sido arreglado por Tombo.

            -No quiero hablar de eso Granger –respondio sabiendo ya de qué lado mascaba la iguana- agradezco que te hayas tomado la molestia de traerme hasta aquí, pero lo que sucede en esta casa es asunto mío y de Potter, nada más.

            Hermione suspiro viendo que él y Harry eran igual de tercos en lo que ese asunto se refería.

            -Bien… mira, de todos modos, si necesitas algo, puedes mandarme una lechuza.

            -No puedo mandar correo ¿lo olvidas? –exclamó alzando una ceja.

            -Rayos, es verdad…

            -Gracias por todo, tengo sueño.

            Entendiendo la amable indirecta, Hermione salió de ahí.

           

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            Después fue el turno de Harry, quien también fue ayudado por Hermione a subir a su cuarto y a acostarse en su cama.

            -Acomodaré este cojn en la cabecera –dijo sacando su varita.

            -Gracias.

            -Harry…

            -Hermione… -atajó el moreno antes de que ella pudiese continuar- por favor, ahora me siento muy cansado.

            -¡Pero necesitamos hablar de esto, es muy serio lo que pasó! ¿¡Que no te das cuenta?!

            -De lo que me doy cuenta es que deseo estar solo… por favor.

            -No Harry, no me iré sin antes haber hablado este asunto.

            -El medimago dijo que necesito descanso y aun tengo muchas cosas que hacer, como enviar una nota al trabajo y…

            -Harry, eres el asistente del jefe de aurores.

            -¿Y? eso no me exenta de trabajar.

            -Si, lo sé, pero…

            -Por favor, si lo que quieres es que te ruegue, de acuerdo… te ruego que me dejes solo, tengo mucho sueño y quiero dormir.

            Hermione exhalo un suspiro exasperado pues era un hecho que no le iba a sacar ni pío.

            -Bien, bien… me iré, pero tú y yo tenemos esta conversación pendiente.

            -Si, si, lo que digas… -respondio arrellanándose en su cama.

            -Le diré a Emily que venga a…

            -¡No! –Saltó en su cama- no quiero que venga.

            -Pero…

            -¡Dije que no la quiero aquí! –interrumpió alzando la voz.

            -Bien, no le diré nada –respondio asombrada.

            -Gracias –dijo él acostándose de nuevo.

 

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            Cuando quedó solo, miró su tobillo, que aunque ya no estaba hinchado, aun estaba dolorido… y suspiró sintiéndose tan miserable y solo en esa habitación; y desde que se perdiera en la inconsciencia del alcohol, recordó de nuevo lo que había sucedido y sintiendo que de alguna manera continuaba ebrio, bajo de la cama y salió de su habitación.

            Bajo hasta la cocina y tomó un cuchillo, cojeando ligeramente subió de nuevo las escaleras, pero no se dirigió a su habitación sino a la de al lado  y sin siquiera tocar, abrió la puerta.

 

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            Cuando la puerta se abrió, Harry se giró enojado a gritarle a Hermione que lo dejara en paz… pero no era Hermione.

            -Draco… -dijo sentándose en la cama.

            Verlo después de esa noche, en la que habían sucedido tantas cosas, en la que se habían dicho tantas cosas… hizo que se sintiera nervioso, extraño… y solo.

            -Potter… -dijo Draco acercándose con el cuchillo en la mano.

            Harry no dijo nada, en verdad se sentía mal con él por haberle lastimado físicamente, sin embargo sus sentimientos estaban tan heridos que realmente no sentía ningún deseo de hablar, ni de disculparse, además ¿disculparse de que, si también él había sido usado tal como se lo había dicho Draco?

            -No me toleras… -dijo Draco llegando hasta él y sentándose en la cama- y yo tampoco te tolero a ti…

            -Es verdad… -respondio sintiéndose como muerto por dentro- ni tú me soportas, ni yo te soporto…

            -La única solución es esta –dijo Draco alzando el cuchillo- te ahorraré la molestia.

            Y ante la mirada aturdida de Harry, metió la filosa hoja entre la correa de su dispositivo y su piel cortándolo de un tajo.

            Harry lo vio y supo lo que significaba, sin embargo estaba anestesiado anímicamente y simplemente se quedaron mirando fijamente hasta que un minuto después un alboroto se escuchara abajo y segundos después un grupo de cinco aurores entraran en tropel a su habitación.

            -¡Quieto maldito mortífago! –exclamó uno apuntándolo con su varita mientras los otros lo tomaban de los brazos y lo levantaban bruscamente.

            -Adiós Potter.

            -Adiós Malfoy.

 

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Notas finales:

nos leemos hasta el prox sabadito, besosssssssssss!!!


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