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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

 

Holis Holis!!! Cómo están el día de hoy mis lectores queridos? Un apapacho para todos!!  :D (inner: ya era hora!! Nos tenías verde con la intriga Q__Q) Sumimasen por eso, mi musa se puso creativa pero con los capis más adelantados ¬¬ (musa: ku ku ku *Delirando*) A propósito –y no viene al caso xD- Soñé que  conseguía la novela completa de Ank en físico y hasta la compraba!! *O*… Detesto esos sueños!! Luego te despiertas y te das cuenta de que no es verdad, pu T.T que cruel es mi inconsciente ;( Pero lo que sí es real es lo que están por leer n_n allá vamos!!! :B

 

 

 

 

Para Iason, las relaciones sexuales con Riki habían pasado a un plano mucho más elevado que el carnal. Era un hombre bastante maduro, pero como la mayoría de los hombres, jóvenes o ancianos, desconocía las reacciones de su propio corazón.

 

 

Conocía su destino si tomaba aquel rumbo. No había querido sumergirse en las turbulentas aguas del amor, ya que, a pesar de su egocentrismo, sabía que terminaría siendo arrastrado por aquel sufrimiento.

 

 

Pero era demasiado seductor. El amor no acepta un no por respuesta. Se muestra con descaro y ataca a las almas sin hacer distinciones ¿Qué acaso no notará que ya es bastante difícil llevar la propia existencia a cuestas? El amor entonces acopla dos corazones, los une con un lazo que tan fuerte que no se puede desatar así como así, y estos sufren, sufren porque se aman, sufren porque se extrañan, sufren porque a pesar de estar juntos no son uno solo sino dos mitades que tratan de complementarse entre sí.

 

 

El amor ya lo había hallado. Por más que huyó, ya era demasiado tarde para Iason.

 

 

Sufría por todo, más en silencio. Sufría por los desplantes del que era su querido. Sufría por su falta de tacto, más en silencio. Sufría porque amaba con fervor y ansiaba ser retribuido de igual forma. Sufría porque envidiaba y odiaba a Guy, más en silencio.

 

 

Pero no podía evitarlo. No podía evitar quererlo. No podía evitar amarlo así.

 

 

Quiso abrazarlo.

 

 

Alzó el brazo.

 

 

- ¿Me pasas un cigarrillo?

 

 

- Claro.

 

 

 

El Mink detuvo el brazo y se giró sobre su cuerpo. Tomó de la mesita la cajetilla y el encendedor. Sacó uno y lo llevó a sus labios, lo encendió y le dio una bocanada. Luego de soltar el humo le tendió el tubito al moreno.

 

 

- No hay nada como esto - Se deleitaba haciendo elevarse la nube gris sobre sus cabezas.

 

 

El ojiazul lo observaba. Aunque Riki tuviera los ojos cerrados sabía que no estaba dormitando, por la sonrisa dibujada en su rostro dedujo que el sexo le había sentado bien. Iason sonrió internamente. Saber eso lo alegraba de sobre manera.

 

 

Aprovechó entonces la oportunidad de acercarse un poco más, no buscó de abrazarlo, se acurrucó en el pecho moreno. Riki no protestó. Cuando estaban acostados en la cama la diferencia de tamaño variaba, dependiendo de lo cerca que se colocaran de la cabecera.

 

 

El pelinegro de nuevo sonrió con el cigarrillo en los labios. Ahora se sentía más alto, ya que tenía que inclinar un poco la cabeza para poder ver al Mink a los ojos.  Se atrevió a colocar su mano sobre los cabellos y ahí empezó a peinarlos con los dedos. Iason sintió un agradable cosquilleo, su cuerpo se mantenía sensible ante cualquier contacto.

 

 

- Riki...

 

 

- ¿Mmm? Dime Iason - Susurró sin dejar de acariciarlo - ¿Qué pasa? - Acercó su rostro un poco más a la cabeza rubia.

 

 

- ¿Sientes algo por mí? ¿Así sea diminuto?

 

 

- Um… ¿Cómo así? – Esbozó junto a una sonrisa.

 

 

- ¿Me quieres? – Esa era la pregunta que quería hacer, así que de un tajo decidió emitirla.

 

 

Necesitaba quitarse esa duda de encima, la pregunta que le había hecho su padre los primeros días de su llegada, regresaba una y otra vez para torturarle…  y por más que se mintiera, realmente no estaba seguro de la respuesta.

 

 

Y no sólo era eso…

 

 

Pobre del Mink. No admitía que él mismo necesitaba con urgencia ¡A gritos! que se lo confesara. Así fuera desmentido luego. Ansiaba con fervor la sensación de ser correspondido. Se sintió desdichado, pidiendo las migas de un amor, cuando había hombres y mujeres de todas las regiones habidas y por haber que morían por estar con él y compartir las ilusiones del romance.

 

 

Pero como todos los humanos, él anhelaba aquello que no podía poseer. Un corazón ya atado, un cariño ya comprometido. Y es que Riki era el único que lograba sacudir su mundo con sólo respirar a su lado. Simplemente existiendo. Lastimándolo y envenenándolo poco a poco con el veneno más dulce y eficaz de todos.  

 

 

Iason sintió cuando Riki se estremeció ante su pregunta, el cuerpo lo emitió con un ligero movimiento, casi espontáneo. Dejó de sentir la agradable sensación del joven tocándole los cabellos.

 

 

- ¿Qué si te quiero? – Hizo una mueca desdeñosa -  ¿A que vienen estas mariconerías ahora? – Fue lo primero que le llegó a los labios. Tomó el cigarrillo y lo chupó con fuerza.

 

 

El rubio le examinó con la mirada. Riki detestaba hablar de sentimientos, sabía que le incomodaba ya que desconocía como expresarse. Por lo que siempre terminaba poniendo su rostro más enojado y evitaba tener contacto visual. Esquivar, esquivar, esquivar… su modus operando en aquel momento. 

 

 

- No son mariconerías, Riki ¿Por qué te cuesta tanto expresarlo con palabras?

 

 

- ¡Mamadas! – Espetó con violencia.

 

 

Se acomodó lo suficiente para encararlo.

 

 

- Ahí estás otra vez. Siendo grosero no evadirás el tema… debes de sentir algo, no sé… fastidio o quizás… aprecio - Tenía el corazón en la mano - Sólo quiero saber si éste tiempo que hemos estado juntos significa algo para ti. Es simple, nada más complicado que eso.

 

 

Riki chistó tan fuerte que el rubio detuvo su elocución.

 

 

- Ya, ya… ¿Quieres que me quede o vas a seguir arruinándolo todo con esta mierda? – Sacó valentía y le miró fijo – Me vas diciendo, porque me voy Iason. Me voy si sigues con eso – Aplastó el cigarrillo sin terminar en el cenicero – Carajo… - Masculló entre dientes. Se había quemado con la ceniza.  

 

 

 

Cuando regresaron a la hacienda, el moreno le insistió a Iason que le dejase bajarse mucho antes de llegar a la casona, quería dirigirse raudo hasta su cabaña y de allí colarse a su trabajo antes de que el pelirrojo notase su ausencia. El rubio terminó aceptando, sabía también que quería evitar que sus compañeros de trabajo lo viesen llegar con su patrón, por muy bueno que fuera Riki para inventar excusas, nadie le creería que se había ido de putas o a beber con el señor, no con todos los rumores de que ambos tenían una relación.

 

 

- ¿Por qué no viniste anoche? – La reprimenda de  Amado lo tomó por sorpresa.

 

 

¡Era cierto! Había quedado en verse con el mayor de los Mink esa noche… pero Riki sabía en qué terminaban sus encuentros nocturnos con un hombre y bebida acompañándolos. Por eso había preferido salir con Iason, así sabría que con quien terminaría compartiendo la cama sería con el Mink indicado. 

 

 

- Estaba ocupado.

 

 

- ¿Jodiendo con mi hijo? – Preguntó con naturalidad.

 

 

Riki se mordió el labio inferior. Le enfadaba que  se tomaran la libertad de inmiscuirse en sus asuntos. Ya se le estaba volviendo costumbre. Le mostraría al ojigris que por nada del mundo se dejaría amedrentar.

 

 

- Si. La verdad si – Se llevó las manos a los bolsillos para darse cierto aire de desinterés - Andábamos jodiendo un buen.

 

 

El hombre no pudo evitar que aquella ceja se levantara, pero hizo hasta lo imposible por tragarse una sonrisa. Hacía años que no se encontraba con alguien que tuviera las suficientes agallas como para hablarle de aquel modo. Definitivamente, Riki era un hombre interesante.

 

 

- ¿La pasaron bien? – Trató de seguir la corriente.

 

 

- Ni se lo imagina.

 

 

- ¿Así no más? ¿No me darás detalles?

 

 

Riki trató de comprender aquella mirada. No estaba de ánimos para relatar su encamada y mucho menos a Amado ¿Cómo contarle al padre como su hijo le había hecho el amor? Por primera vez el moreno se percató de la insensatez y de la rareza de algo. Decidiéndose por  no ser participe de su morboso pasatiempo.

 

 

- No suelo contar esas cosas.

 

 

- Comprendo. Que envidia. No sería mala la idea de compartir cama contigo.

 

 

El pelinegro iba a tragar grueso, pero hizo lo posible porque la saliva aguardara en su boca.

 

 

- Amanecerá y veremos – Respondió tratando de sonar lo más reacio posible.

 

 

Los empleados que los observaban cada vez que se encontraban,  tenían cada uno su opinión al respecto, unos los miraban con inocencia y otros pensaban más allá del asunto.

 

 

Los chismes se cocinaban y saltaban de las lenguas como agua hirviendo, sin importarles si quemaban con su contacto.  

 

 

- ¿Tú crees que sea cierto? Eso que dicen de que Riki se está acostando con el mayor de mayores.

 

 

- ¿Cuántos años tiene Riki? ¡Si que sabe como tomar el toro por los cuernos! – Comentaba otro a modo de respuesta.

 

 

- ¿Y qué es lo que le ven a ese niñato pues? No tiene una cara bonita y tiene un genio de los mil diablos – Mencionó evidenciando su poco agrado por el joven.

 

 

Para nadie era secreto que la experiencia que tenía Riki en su trabajo le era presa fácil al rencor de sus compañeros, más su forma de ser tan directa y grosera le había hecho ganar más enemigos que aliados, y si a eso se sumaban los rumores de que se estaba acostando con los dueños de la hacienda, contar con los dedos a los que estaban de su parte lo dejaría con sólo una mano extendida. 

 

 

- Tienes razón. Aunque a lo mejor cuando está de buenas es diferente.

 

 

- ¿Y eso cuando pasa? Siempre está cabreado.

 

 

Las carcajadas se hicieron participes ante el comentario.

 

 

- Más para tirarlo al monte está Daryl – Se atrevió a decir uno.

 

 

Los hombres hicieron un corto silencio, en el que, si se hubiese podido leer la mente de cada uno, se habría hallado la misma persona involucrada. La piel blanquita y tentadora, la frágil compostura de su cuerpo, el agradable aroma que destilaba al pasar…

 

 

- Si… está buen mozo, hasta parece mujer.

 

 

- Nunca lo he visto rabiar. Es como pan dulce remojado en leche – La boca se le hizo agua de sólo pensarlo.

 

 

- Hey, cuidado Riki los oye. Ya saben como se pone. 

 

 

Lo acontecido con Andrés, había quedado como advertencia para todos. Los planes de interceptar al jovencito si se le ocurría salir por la noche, o de insinuarle proposiciones indecorosas,  ya habían sido tirados al cajón del olvido.

 

 

Volvieron al tema de Riki.

 

 

- Si me lo preguntan, a mi no me molesta – Intervenía el más tranquilo – Con tal de que no venga a darme  órdenes, que se lo dé a quien quiera. Lo que haga Riki me tiene sin cuidado.

 

 

- Y que lo digas…

 

 

Cuando Riki llegaba siempre se daba cuenta de que estaban hablando de él. En el momento en que se sentó a compartir un poco del licor que le sirvieron, uno de sus compañeros le sonrió.

 

 

- Maldición – Suspiró sonoramente, evidenciando su obstinación – ¿Se puede saber ahora de qué rayos están hablando las comadres para que pongas esa sonrisa tan estúpida?

 

 

- No te enojes Riki, todo normal y en plan tranquilo ¿No es así muchachos?

 

 

Los hombres asintieron y trataron de mostrarse lo más sinceros que les era posible. Molestar a Riki no era algo muy sensato, sabían que el muchacho siempre estaba de a toque, por lo que no dudaría ni un instante en iniciar una pelea, así tuviera que enfrentarse todos contra uno.

 

 

- Como sea – Riki se bebió el licor de un golpe – Estoy muy cansado para pelear ahora… - Movió su mano hacía el que tenía la botella de alcohol - ¡Ea! Dame más.

 

 

***

 

 

Riki también tuvo la dicha de escuchar a Amado tocando el piano. Era como si el universo se hubiese empecinado en hacerlo entrar en razón.

 

 

Cuando los dedos del rubio tocaron las piezas blancas, se notaba la maestría, la música perfecta se desprendió de golpe. Se impresionó. El hombre tocaba a una velocidad y de una manera que evidenciaba el grado de experiencia.

 

 

Pero eran notas distintas a las tocadas ese día junto a Iason. Su sonido era distinto. Magistral. Único… pero  no le gustó para nada al mestizo. Sus oídos se obstinaron de aquel sonido que denominó tedioso y estresante.  Esperó a que Amado finalizara el arrogante concierto de aproximadamente diez minutos.   

 

 

- ¿Qué te parece? Daba presentaciones en Eos cuando era más joven. Me jacto de ser uno de los mejores pianistas ¿No te da dicha haberlo escuchado? Te he ejecutado una de las piezas más difíciles y exquisitas que jamás se haya compuesto.

 

 

- Am… si. Evidentemente de música no sé nada.

 

 

Por más ganas que le tuviera. Riki trató de mantener distancias con Amado, sabía que eso era lo que tenía a Iason en “plan mujercita” (N/Sue: como quien dice “modo cuaima” xD), no era la primera vez que alguien le celaba, hasta el mismo Guy lo hacía de vez en cuando, pero eso en verdad no le gustaba. Detestaba cuando se ponían así. Y lo adiaba porque sabía que la única manera para remediarlo era midiendo sus actos y evitando actuar a la primera, cosa que al muchacho no se le daba para nada.

 

 

Anhelando la paz que alguna vez hubo entre ellos, puso de su parte, trató por todos los medios de mantener las piernas cerradas y la boca quieta, los cielos serían su testigo…

 

 

…pero cuando Amado le mandó a llamar un día con un criado, no pudo negarse a ir. Que no se equivocara su razón. Se trataba de un asunto de extrema urgencia. Tal vez había algo que quería hablarle.

 

 

Por lo general, Amado y Riki siempre se reunían luego de quedar de acuerdo y en ocasiones uno le daba la sorpresa al otro, pero todo en plan secreto, más nadie sabía de aquellos íntimos encuentros.

 

 

No le prestó más importancia que la debida, simplemente le comentaría al hombre que para la próxima evitara utilizar a terceros y si era necesario, que le mandara a decir con Daryl. Cuando llegó a la habitación que le dijeron… allí se encontraba él.

 

 

 

- Amado… ¿Puedo servirte en algo? ¿Cuál es la urgencia?

 

 

El ojigris sonrió.

 

 

- Sabes exactamente qué decir…

 

 

Amado fue acercándose hasta el joven. Riki permaneció quieto, ansiando muy en el fondo que se acabara cuanto antes la distancia entre ellos.

 

 

- Tengo un problemita que me gustaría ayudaras a resolver – Hablaba entre serio y sugerente.

 

 

En el momento en que Amado se llevó las manos al cinturón, el corazón de Riki empezó a palpitar frenéticamente, supo de inmediato a que se refería. Se quedó llevado por la curiosidad. La virilidad entonces fue expuesta ante sus ansiosos ojos.

 

 

- “Vaya… si que es grande”

 

 

 

La hombría inhiesta del hombre se mostraba. Comprendió al instante de donde lo había heredado Iason. El pene de amado era sumamente grande, Riki no creyó que aquello pudiera caber en alguien y si lo hacía, de seguro lo dejaría adolorido por un buen tiempo.

 

 

- ¿Cómo hace para sentarse con algo así? – Por más que trató, no pudo hallar mejores palabras formular aquella pregunta. No se creía que algo tan monstruoso pudiera estar en sus pantalones

 

 

Amado se tragó una carcajada. El muchacho ciertamente lo sorprendía con sus comentarios.

 

 

- Trato de tener cuidado – Respondió - ¿No te apetece probarlo?

 

 

El joven salió del trance ¡Cuantos desearían estar en su lugar! Pero extrañamente no se sintió afortunado. Se sintió encerrado. Sin lugar a donde ir.

 

 

- Pues... - Riki desvió la mirada. Si decía que no… estaría mintiendo. Sentía la boca inundada en saliva.

 

 

Más sin embargo, no dejaba de pensar en Iason.

 

 

Riki resistió el acto reflejo de llevarse la mano a la garganta, su boca se reducía de tamaño al imaginarse semejante bocado. Sólo la mitad de ese miembro le cubriría la boca entera.

 

 

Amado lo tomó del brazo y lo atrajo.

 

 

- No tienes nada que temer. No muerde – Agregó: - Si eres amable con él, él lo será contigo – Sonrió y más al darse cuenta de la impresión que siempre generaba.

 

 

- Tsk ¿Miedo? – Hizo una mueca - ¿Qué acaso me ves cara de niño asustado? Puedo hacer que te tiemblen hasta las piernas…

 

 

Riki percibió aquello como un ataque a su valor, no podía permitir que el hombre pensara que se había acobardado ¿Qué hacer? ¿Qué hacer? Desvió la mirada, meditabundo. Sus mejillas estaban marcadas por el rubor, su seño fruncido y labios prensados.

 

 

-  Pero…sólo un poco - Murmuró - … sólo será un poco ¿Está bien? – Mencionó más para sí mismo.

 

 

- Sólo un poco.

 

 

El rubio asintió con levedad y observó cuando el mestizo se agachó y colocaba entre sus piernas.

 

 

Riki suspiró tratando de deshacerse de ese efecto asfixiante que tenía, tragó grueso y sus ojos dilatados evidenciaban las ansías que en él se anidaban. Se estaba cumpliendo la fantasía que desde hacía un tiempo germinó en su cabeza. El pene del Amado se quitaba por fin el velo perteneciente al misterio, mostrándose erguido y majestuoso como sólo en sueños lo hubo detallado.

 

 

Sin más preámbulos, el muchacho se acercó y empezó a trabajar en la virilidad del rubio.

 

 

Al principio Riki empezó a usar solamente sus manos, más luego, llevado por el placer que le provocaba la situación, el moreno no pudo aguantar más la tentación ¡Y es que él era tan poco pensante! Luego se recriminaría, pero en ese momento estaba desconectado del mundo exterior.

 

 

La evidente maestría de Riki fue lo que lo cubrió de una oleada de calor y estremecimientos. Su mirada lasciva descansaba todo el tiempo sobre el más joven.

 

 

- Lo haces espléndidamente… eres todo un experto.

 

 

 

Las mejillas del pelinegro no podían estar más pintadas, le excitaba ver aquella expresión que el ojigris tenía en esos momentos y fue eso precisamente lo que lo llevó a engullir la virilidad con mayor confianza.

 

 

- ¡Ohm! – El Mink cerró con fuerza los ojos y enarcó las cejas – Riki…

 

 

Aumentó el ritmo con que le chupaba, el rubio por su parte empezó a mover las caderas buscando un mayor contacto. Riki era todo un experto, pensaba Amado y más, cuando sus manos volvieron a formar parte de la jugada, resistiendo sobre todo, el deseo prominente de reptar uno de sus dedos hasta la jugosa entrada.

 

 

Para complicar las cosas, el rubio tomó al moreno de la cabeza y con fuerza le imponía el ritmo.

 

 

Riki amasaba los testículos del mayor al tiempo que ejercía mayor presión y trataba de no atragantarse con el grueso falo.

 

 

- ¡Riki! Voy a…

 

 

El joven se retiró para evitar tragarse el semen, pero desafortunadamente éste terminó empapándole todo el rostro y parte de las ropas.

 

 

 

- Ah… - Soltó un suspiro que denotaba satisfacción, ya luego, una sonrisa se formó en su tostado rostro - Eso… ha sido bastante… - Riki recuperaba el aliento.

 

 

Amado sonrió victorioso ante la escena de un Riki arrodillado y bañado por su semilla. Se sintió poderoso de nuevo, la presa que su hijo insistía en querer señalar como suya, se hallaba a sus pies y marcada. 

 

 

Riki no tuvo tiempo de terminar de recuperarse, el rubio le agarró del brazo y con rudeza,  hizo que se levantara.

 

 

- Amado… - Su propia entrepierna despierta lo tenía sumamente desesperado. Podía sentir incluso como su entrada palpitaba ante el deseo de ser penetrada por aquel grueso y venoso sexo…. más su propia razón desaprobaba lo que acababa de hacer. Por más deseoso que estuviera de sexo, su mente lo estaba bombardeando con terribles acusaciones.

 

 

- Vamos a la cama – Le entregó una mirada llena de deseo al tiempo que le apretaba con fuerza el brazo – Allí te mostraré lo que es estar con un verdadero macho.

 

 

Los ojos oscuros se abrieron de más, sumarse a la lista de amoríos de Amado era una opción demasiado tentativa  y que pensó de presentarse, no se negaría ¿Entonces? ¿Por qué dudaba?

 

 

Riki dirigió la vista a un lado y se halló con la cama cubierta por penumbras. Más luego se sintió sumamente indignado consigo mismo. No podía hacerlo.

 

 

- Tengo que irme…

 

 

El moreno se apartó de golpe dispuesto a irse, el Mink iba a jalarlo con fuerza para evitarlo, pero eso hubiera conllevado a más forcejeos y posiblemente a la perdida de la oportunidad que Amado quería.

 

 

- Como quieras. Será para una próxima vez… - Su afilada mirada hechizó por completo al mestizo – Esperaré ansioso el momento en que te entregues a mí.

 

 

Riki asintió y sin decir una sola palabra, salió de la habitación.

 

 

- Tarde o temprano vas a caer en mi trampa - Sonrió con malicia en la soledad – Sino, soy capaz de buscarte hasta tu madriguera… no tienes escapatoria.

 

 

Ya fuera, el pelinegro empezó a andar con rapidez, se llevó la mano a la cara y se encontró con huellas que no había retirado. Sin dejar de andar, se estrujó y se quitó como pudo el semen. Le había caído hasta en los cabellos. Su cuerpo demandaba una ducha urgente. Aquel olor fuerte lo embriagaba e incriminaba. Debía deshacerse de toda prueba que lo inculpara.

 

 

Su cabeza se hallaba abarrotada del terrible arrepentimiento, su momentánea ceguera mental producto de su adoración a los placeres del cuerpo, lo había arrastrado de nuevo a una situación sin retorno.

 

 

Lo que hizo había estado sumamente mal. No sabía exactamente el porqué, pero estaba seguro de ello.

 

 

- ¿Por qué me tientas así? Sabes que no puedo negarme. Lo sabes – Monologaba – Madre siempre decía que los designios de Dios son perfectos. ¿Qué acaso tu designio es que me vuelva loco? Sé que no he sido un santo, pero tampoco soy la peor persona del mundo ¿Por qué me haces sentir como si lo fuera? ¡No lo soy! Soy sólo un hombre. Nada más… 

 

 

Llegó entonces la ira.

 

 

- ¿Por qué…? ¿Por qué me siento así? …No lo soporto.

 

 

Completamente enojado, tuvo deseos de golpear algo y hubiese hecho añicos cualquier cosa que se le hubiese puesto de frente, de no ser por la llegada de su amigo y mayordomo.

 

 

- Riki… - La expresión en el rostro de Daryl estaba llena de decepción y tristeza - ¿Por qué haces esto?

 

 

Su voz le había atravesado como una flecha muy afilada.

 

 

- ¿A qué te refieres Daryl? – Trato de hacerse el desentendido al tiempo que trataba de cubrirse la parte de la camisa que se hallaba manchada con la marca del delito.

 

 

Los ojos del mayordomo supieron ver la evidencia. Sacó un pañuelo de uno de sus bolsillos, llevó su pequeña mano hasta el rostro del moreno y limpió con suavidad por debajo de los labios. El contacto recordó a Riki que tenía un asunto que atender en su entrepierna.

 

 

- ¿Por qué haces esto? – Volvió a formular con la tristeza a flor de piel.

 

 

- No sé que quieres decir Daryl – Le causaba cierto pesar el verle así.

 

 

- Yo los vi… - No podía mantenerle la mirada.

 

 

- ¿Nos… viste? – La confesión lo hizo caer en cuenta.

 

 

 - Si… El patrón me pidió la llave de esa habitación y me pareció extraño, así que en contra de mis principios decidí espiarle. Te vi llegar y encontrarte con él. Yo sabía que no serías capaz de hacer algo… pero como no salías, no pude resistirme a ver por una de las ventanas…

 

 

Riki tragó grueso. Se sentía el más miserable de los seres que poblaban la tierra.

 

 

- No vengas a querer hacerme sentir mal. Me colocas en una posición demasiado alta. Yo sólo obedecía las órdenes del señor, como lo haces tú – Respondió en un tono agrio y no sabiendo como arreglar su error.

 

 

- ¡! – Abrió los ojos al extremo.

 

 

PLASS!!

 

 

Riki permanecía con el rostro ladeado, no se había imaginado que aquello ocurriría, pero se sentía merecedor de la bofetada.

 

 

Daryl sacudió la cabeza con fuerza.

 

 

- ¡Tú no eres así! – Exclamó. Su voz se suavizó – Me niego a creer que eres así… - Se llevó la mano al pecho donde apretó parte de sus ropas.

 

 

- Daryl… - Sobrecogido ante la reacción del mayordomo.

 

 

- ¿Por qué Riki? ¿Por qué le haces esto a Iason?

 

 

De nuevo la culpa no dudó en atacarle.

 

 

- Yo no le hago nada… - Tan sólo pensar en él, se sentía funesto. Hizo uso de declaraciones al azar -  … puedo estar con quien me plazca… soy libre para ello.

 

 

- No. No es así – Su voz denotaba seriedad y firmeza, por primera vez el mayordomo se oía molesto – Debes de tenerle respeto a Iason, no porque es tu patrón, sino porque el hombre con el que te estás metiendo, es su padre Riki ¡Su padre!... ¿No te das cuenta del daño que le estás provocando con esto? Deja de comportarte como un niño – El pelicastaño estaba al borde el llanto, la situación lo llenaba de frustración y enojo que trataba de contener, pintándose todo su rostro – Lastimar adrede. Tú no eres así Riki… no te doblegas ante nada ni nadie… pero tampoco te burlas de los demás ¿No es así? Dime Riki…

 

 

Las palabras de Daryl lo traspasaron sin misericordia… era cierto, no se trataba de cualquier sujeto. Se trataba de Amado. Además, él no tenía planeado lastimar a Iason… por muy bien que la estuviera pasando, Riki sabía que había prometido no dañar al ojiazul.

 

 

Daryl percibió cuando el mestizo le tomó de los hombros.

 

 

- Daryl… ya no te preocupes más. No seguiré metiendo la pata. Así que no te me pongas de ese modo.

 

 

- Riki… - Aquella preocupación no podía quitársela de encima.

 

 

Cuando el mestizo dejó al mayordomo más tranquilo, aceleró el paso. Tenía más que nunca deseos de asearse.

 

 

Más la vida puede ser bastante irónica. Le encanta divertirse de vez en cuando a costillas de las personas.

 

 

- Riki.

 

 

En el momento en que sintió que le jalaron con brusquedad del brazo, el moreno apartó con fuerza el contacto, a modo de defensa. Sus ojos se hallaron con el extrañado rostro del ojiazul.

 

 

- ¿Qué pasa? – Preguntó Iason como mirando a un animal indefenso – No fue mi intención asustarte.

 

 

- Iason… - Se calmó al darse cuenta de que se trataba de él – Pues si. Me tomaste desprevenido – Retiró la vista de inmediato, aquellas gemas azules las sentía sumamente acusadoras, como si fuera capaz de ver todo lo que había hecho.

 

 

En el instante en que el rubio trató de tocarlo, Riki se retiró.

 

 

– Estoy muy sucio.

 

 

El Mink sonrió.

 

 

- No importa.

 

La culpa se acrecentó tras esa sonrisa ¿No se daba cuenta de que actuando así lo hacía sentirse la peor escoria del mundo?

 

 

- Realmente necesito asearme…  - Iason trató de besarle y él recordó lo que había estado haciendo con su boca. Se sentía inmundo - Apesto.  

 

 

Como si tuviera algo contagioso, el moreno echó la cabeza para atrás. Carraspeó sonoramente y escupió en el suelo lo que había logrado arrancar de su garganta. Su intención: mostrarse de por sí indeseable.

 

 

… Pero el rubio tomaba sus reacciones como juegos y es que era algo que solían hacer…

 

 

- …Iason…

 

 

Las manos del mayor llegaron hasta la cintura del pelinegro y se arrastraron hasta las nalgas. Luego de masajearle, poco a poco fue bajando…

 

 

- Me encanta tu trasero.

 

 

- Iason – Llevó sus propias manos hasta la espalda y tomó las otras de las muñecas, buscando de detenerlas. Si seguía podía darse cuenta – Hoy no tengo ganas – Se sorprendió de escucharse a sí mismo. Por lo general nunca se negaba a las proposiciones sexuales del ojiazul – No estoy de humor para nada.

 

 

- Jum – Suspiró aceptando la derrota – De acuerdo. Tómate un descanso – Le acarició la mejilla.

 

 

Riki se sintió agradecido. Se marchó sin decir una palabra.    

 

                                                                                                                           

Desde aquel acontecimiento, el pelinegro decidió terminantemente dar por terminado los encuentros con el patrón mayor. Sencillamente ya no soportaba la culpa y la constante sensación de que terminaría siendo descubierto. Por más que le encantara el sexo, era demasiado el stress.  

 

 

Pero Amado tenía otros planes en mente.

 

 

En una oportunidad, cuando Riki se hallaba esperando a que Iason terminara de hablar con uno de los capataces, Amado lo haló hasta llevarlo por detrás de unas enormes cortinas. Hicieron poco ruido, por lo que los otros no se percataron.

 

 

- ¿Qué haces? – Hablaba Riki al hombre que no podía ver, ya que estaba a su espalda, sosteniéndole con fuerza.

 

 

- Me has estado esquivando. Así que decidí ir a por ti.

 

 

La mano que llegó hasta su entrepierna lo puso en estado de alarma. Aquella escena le recordaba cuando había estado con el mayor en el bosque. Sólo que se había dado cuenta de muchas cosas desde entonces. 

 

 

- Detente. Podrían vernos – Mencionó con enojo en su voz. Aquello era arriesgarse demasiado.

 

 

- Eso lo hace más interesante – Hizo presión en su agarre - ¿No lo crees así?

 

 

- ¡Ah! – Riki ahogó un gritito – No… hagas eso…

 

 

-  Tuviste la dicha de divertirte, ahora es mi turno ¿No es lo justo? – Le  susurraba al oído al tiempo que metía su mano por los pantalones.

 

 

La respiración del joven se aceleraba, las cortinas se hallaban plegadas de tal manera que a través de una de las aberturas, podía ver a Iason con lujos y detalles. Sus mejillas adquirieron color al tiempo que el ojigris le masturbaba. Hacía entonces acopio de los gemidos, no queriendo llamar la atención. Trató varias veces en vano de zafarse pero sin éxito. Pronto el rubio lo llevó a un punto sin retorno. Riki empezó a moverse pero sin retirar ni por un instante la vista del ojiazul que se mantenía inmerso en una charla que desconocía, lo metió de llenó en su morbosa satisfacción, imaginándose que era con él que compartía tal placer… y es que así era como quería que fuera.

 

 

 

- Por favor… - Pidió – Ya hazme correr…

 

 

Quería  acabar cuanto antes aquel contacto, llegar el clímax, verterse en la mano de  Amado de una vez por todas.

 

 

- Eres todo un encanto. Te complaceré… ésta vez.

 

 

- Ah… ah…

 

 

Y ante su petición el hombre empezó a deslizar su mano con mayor libertad por su pene. Jaló con tanta fuerza que el líquido empezó a salir a cantidades.

 

 

 

Riki cerró los ojos y aguantó las ganas de contorsionarse junto a un largo alarido. Se tuvo que conformar con tensar su cuerpo y agarrarse con fuerza del cuerpo de rubio.

 

 

- Ah… Así que éste es tu sabor – Comunicaba el hombre luego de haberse lamido uno de sus dedos – Es tan típico de ti. 

 

 

El muchacho apretó los dientes de la cólera.

 

 

Amado sonrió. Trató de tomar al muchacho del hombro, más éste se apartó sin demora.

 

 

- Ya no más. Voy a acabar con todo esto.

 

 

- ¿Y que vas a hacer? ¿Contarle a Iason?

 

 

- Si  – Le apuñaló con su filosa mirada para luego salir del manto que lo cubría.

 

 

El ojigris pensó en detenerle. Pero determinó que hubiese sido una decisión apresurada. Permaneció de aquel modo, oculto entre las sombras.

 

 

- Riki – Ya el ojiazul había terminado su conversación - ¿Qué haces aquí?

 

 

- Iason. Hay algo que tengo que confesarte.

 

 

Confesión. La esperanza de nuevo abarcó al Mink ¿Sería posible que se había decidido a admitir que lo amaba? ¿Ahora? ¿Así, tan de repente? No pudo evitar que su corazón empezara a palpitar con ahínco ¡Cuanto deseaba escucharlo! No le costaba nada. Sólo tenía que decirlo con palabras, aquello que ya sabía, que lo confesaban sus besos y lo gritaba su cuerpo. Confirmárselo finalmente ¡Que si lo quería!

 

 

 

- "Él... debe saberlo. Definitivamente tiene que saberlo"

 

 

Toda la atención del rubio estaba puesta en él. Riki dudaba. Sólo tenía que contárselo, que su padre, Amado Mink, se le había insinuado en repetidas ocasiones, que la carne era débil y que no había podido negarse. Si era posible, también tendría que comentar lo del beso, lo de la felación y definitivamente lo que acababa de pasar… ¡Que desdichada la situación de Iason! ¡Sumido en las especulaciones y pensando que Riki iba a profesarle su amor, cuando realmente le iba a quebrar sin misericordia el corazón!

 

 

- No es nada - Pero a la final y como siempre, escogió callarse – Cosas mías.

 

 

***

 

 

Cada tarde Amado y Iason se reunían para compartir sabrosos dulces acompañados por un té y las cuentas del día. Sólo que en ésta ocasión el humo de los habanos infestaba la habitación, amenazando con volver grises aquellas majestuosas cabelleras rubias. Los gruesos libros descansaban al lado del cenicero con palabras tan diminutas y tan juntas, que en las hojas amarillentas cada línea se divisaba como una leve raya de color negro. 

 

 

 

Un caluroso debate se estaba llevando a cabo, los intercambios de ideas y opiniones cada vez eran más engorrosas, tanto así que en el momento en que Daryl entró para verificar si los señores deseaban alguna cosa, se mareó entre el humo y las palabras. Los hombres totalmente enclaustrados prácticamente le ignoraron, uno sentado al borde del escritorio al tiempo que se deshacía de la ceniza y el otro enfrente de la ventana, aunque ciertamente no interesado por el paisaje exterior. El mayordomo se percató de que sus mentes estaban en otra parte, se excusó y con la mano cubriéndole la nariz a modo de mascarilla, salió del cuarto.   

 

 

Iason escupió el humo con suavidad hacía la ventana, ésta al estar cerrada le devolvió la emanación, condensándose  la misma alrededor de su cabeza.

 

 

- Es curioso. Cómo algo que parece tan común, tan transparente, puede volverse tan inalcanzable... Su búsqueda es tan peligrosa que inclusive puedes perderte a ti mismo. Tus ideales se vuelven otros. Cambias y te vuelves desconocido… más sin darte cuenta todo afuera sigue igual. No se inmuta. El amor vuelve a escaparse de tu alcance – El habano volvió a rozar sus labios – Entonces ya nada importa. Porque te has quedado solo de nuevo.      

 

 

- Eso es porque lo ves con los ojos equivocados – Amado intervino – Ves el amor como un idilio infestado de situaciones premeditadas, como algo que sólo corresponde a las almas que tú consideras como buenas, cuando sabes que eso no es verdad.

 

 

- Eso no es así. 

 

 

Amado se levantó y se ubicó al lado de su hijo.

 

 

- ¡Mira a tu alrededor! ¿Cuántas guerras no se iniciaron por el supuesto amor a un país? ¿Cuánta sangre no se vertió por el amor hacia un Dios que luego fue negado? – Usaba un tono de voz sumamente retórico – El amor no tiene sólo una explicación, no tiene sólo una cara, ni siquiera es blanco o negro. Es gris. Está compuesto también por la maldad ¿O me dirás acaso que los celos que acompañan a lo que tú llamas amor no son otra cosa más que amor propio?  

 

 

- Basta.

 

 

- Tú lo sabes. Eso que llamas amor no es más que  amor propio ¡Es egoísmo! – Alzó los brazos para hacer más dramática su intervención. Iason viró los ojos y giró el rostro mientras meneaba la cabeza, en señal de negativa – Tienes que entenderlo. No podemos ser capaces de tener el amor porque es demasiado para nosotros. Termina destruyéndonos por completo. No te salvas por más sabio o fuerte que seas. Por eso creamos esa coraza, una barrera que se interpone y que filtra de a poco ese amor ¿Y que hacemos? ¿Lo retribuimos? ¡Claro que no! Nos lo guardamos.

 

 

 

- El amor verdadero es una dicha. Una fruta del mismísimo edén.

 

 

Amado hizo un gesto de queja.

 

 

- ¡Sólo un ápice Iason! Sólo una probada de ese que llamas verdadero amor y te condenas a muerte – Le señaló – Seamos sinceros. Nadie soporta la idea de ser el débil. La derrota es impensable para el guerrero que lucha cada día y con fiereza en el campo de batalla. No es que sea inalcanzable ¡Es que no aguantaría el tenerlo! Un veneno que lo consume por dentro y por fuera.

 

 

- Hablas de la existencia del amor como si fuera un devaneo.

 

 

- La vida en sí es absurda mi querido Iason. Los Dioses deben burlarse del empeño que ponemos en descifrar sus trabas ¿Para que amar entonces? No somos lo suficientemente iluminados para comprender el amor. Creemos que amamos pero no es así. Es un leve rumor que se pierde en el tiempo.   

 

 

- Aún así. Es un amor suficientemente bueno. De no serlo ¿Por qué seguimos en insistir amar? Nuestras almas lo reclaman. Algo de tal magnitud no debe de tomarse tan a la ligera. Debe de ser considerado.

 

 

El comentario provocó en Amado cierta cólera.

 

 

- Dices que es lo suficientemente bueno ¿Lo es Iason? ¿Realmente lo es? – Ahora los rubios se hallaban uno frente a otro - ¿Puedes conformarte con creer que la otra persona te ama? No tienes el conocimiento ni la capacidad de que tu amor es correspondido. Eso no es bueno ¡Es vivir en un infierno!

 

 

- Tienes razón. Puede ser un jardín de rosa con muchas espinas. Pero hay algo que no debes ignorar padre: Cada puerta tiene su llave y cada llave su custodio. No puedes pretender que algo entre o salga por una puerta cerrada.

 

 

El ojigris aceptó la hipótesis de su hijo. Apaciguó su carácter.

 

 

- Refiriéndote a ti ¿Cómo te mantienes seguro del amor que supuestamente Riki te tiene?

 

 

Iason mostró una leve sonrisa.

 

 

- Con Riki es algo más simple. Es bastante evidente de por sí. Aunque no lo sepa, Riki tiene la llave de mi corazón. Yo mismo se la entregué y sé, que no se la quita para nada.

 

 

Amado suspiró al tiempo que se sentaba en el sillón.

 

 

- Pareces bastante convencido de la legitimidad de ese amor.

 

 

- Quiero pensar que es así.

 

 

- No seré yo quien te diga lo contrario. Al menos no con palabras. Como sabes, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver.

 

 

Tomó la caja de habanos y al darse cuenta de que estaba vacía, la desplazó a un lado.

 

 

- Llama a ese mucamo. Mándale a abrir las ventanas para que salga todo éste humo. Ya me hastié de él.

 

 

El ojiazul le miró por unos breves segundos.

 

 

- Deshacerte de algo tan fuerte no es así de fácil. Quieras o no quedarás impregnado por un largo tiempo… y a veces de por vida.  

 

 

Amado comprendió a qué se refería. Más decidió hacerse el desentendido, no quería ponerse a pensar en cicatrices o vestigios del pasado.

 

 

- Entonces lo mejor será que me dé un baño – Olfateó su cabello y parte de sus ropas, evidentemente con el olor del tabaco – Con tu permiso.

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

 

Me encanta colocar a estos hombres hablando chácharas n_nUu por lo visto ya Riki perdió el encanto que tenía hacía el vampirazo de Amado xD Bien bien, ya quiero empezar a sacar el KatzexRaoul y éste drama Padre/hijo ya como que se está extendiendo mucho, o al menos me lo parece :p así que en el próximo capi Amado hará su última y mejor jugada… la jugada master!!! *o* (inner: wow!! Honto?? No puedo esperar para leer que pasa 0>.<0) ¿Qué sucederá? ¿Riki podrá salir airoso? ¿Cómo lo tomará Iason? ¿Podrán ustedes sobrevivir a tanta intriga????? Para saberlo acompáñennos en la siguiente actualización :D (inner: que esperemos que sea pronta ¬___¬) xD Gracias de antemano a cualquier que se anime a dejar comentario n_n Muchos besos y abrazos!! ^3^ Bye Bye!!  

 

 


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