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Corazón Indómito por sue

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Notas del capitulo:

 

Hola hola mis queridos y amadísimos lectores!!!! :D De nuevo tardamos (lo sé) y sé que es algo desesperante para ustedes que no están dentro de ésta cabecita loca xD pero realmente no podemos apresurarnos mucho, las que ya me conocen saben como es mi musa con esto de las ideas que cambian a último momento y que terminan dándole un giro sorprendente a la trama (como es el caso de éste capi OwO) dejando de lado eso, estoy muy feliz porque me he dado cuenta de que realmente me están entendiendo T-T (inner: ni que escribieras en árabe o en chino ¬.¬) quiero agradecer como siempre a aquellas personitas que se tomaron un tiempito para dejar su rr en el capi pasado, sobre todo a mis niñas sarixXx, Divex27 y a Sade84, ellas no sólo hicieron el reto de las llaves sino que dieron sus interesantes y ricos puntos de vista *.* no miento al decir que pensé inmediatamente en uds tres cuando escribí el reto…  no sé, algo dentro de mí decía que sus cabecitas no se dormirían en las amapolas y pondrían sus neuronas a trabajar… Sue está verdaderamente muy orgullosa de sus lectoras TwT (inner: emmm, no quiero interrumpir, pero yo estoy mega intrigada con lo que viene ahora y estoy segura de que los lectores también… podemos dejar el melodrama para después? owo) Oh! Tienes razón! n///n A lo que hemos venido. Espero que lo que están por leer… *Sue modo serio ON*… bueno… les recomendaría que se acomoden bien en sus asientos, limpien sus lentes (la que los tenga, como yop xD) y lean muy pero que muuuuuuuuuuuuuuuy detenidamente… ya sabrán porqué je je… nos leemos abajito =,3

 

 

 

 

 

Riki salió de la habitación. Suspiró un tanto aliviado. La fiebre de Iason había bajado, pero continuaba dormido. Al alzar la vista, se halló con Amado frente a él.

 

 

 

- ¿Aún sigues aquí? ¿Qué es lo que quieres? – Escupió rabioso. Todo lo que una vez hubo sentido por el hombre se transformó en rabia, tanta, que de tan sólo verlo sentía una enorme pesadez en el estómago.

 

 

 

- Riki. Necesitamos hablar – Mencionó pausadamente.

 

 

 

- Yo no tengo nada que hablar contigo – Gruñó con sumo enojo.

 

 

 

- Sólo serán unos minutos. Te prometo que luego me iré. Tengo que contarte toda la verdad – Continuaba insistente.

 

 

 

- ¿La verdad? ¿De qué mierda me estás hablando? ¿Cuál verdad?

 

 

 

- Riki, por favor. Realmente necesito que me escuches. Sólo así podrás entenderlo.

 

 

 

El pelinegro le miró en silencio ¿Qué estaba pasando? ¿A qué verdad se refería? Esperaba que el hombre no se creyese que inventándole excusas lo haría cambiar la opinión que ahora tenía de él. Pero la expresión de Amado no denotaba que estuviera tramando algún ardid en su contra.

 

 

 

- Está bien. Habla – Como pudo bajó un poco la guardia.

 

 

 

- Aquí no. Vayamos a un lugar más privado.

 

 

 

Riki lo observó con desconfianza. No sabía que clase de reacción tendrían al encontrarse solos – Riki se conocía, sabía que él mismo sería capaz de irse a los puños con el otro por la más mínima provocación, sumándole que estando en un lugar encerrado la tensión no tardaría en acumularse en el aire -, y alejarse de la habitación de Iason no era algo que le gustase… quería saber todos los pormenores de su salud.

 

 

 

- Yo no me muevo de éste lugar.

 

 

 

- Tranquilo. No voy a hacerte nada. Te doy mi palabra de honor.

 

 

 

Finalmente el testarudo muchacho siguió al rubio hasta la oficina principal de Iason, allí podían conversar tranquilos de cualquier cosa sin que nadie llegase a molestarles.

 

 

 

- ¿Y bien? ¿Qué esperas? Explícamelo todito como si yo tuviera tres años – Mandó el joven de brazos cruzados.

 

 

 

El rubio se aproximó al anaquel y seleccionó una botella.

 

 

 

- ¿Quieres algo de beber?

 

 

 

Riki le aniquiló con la mirada.

 

 

 

- Creo que no… - Abandonó el licor – Aunque, lo que estoy por contarte no puede pasarse con nada… no he podido por más que he tratado.

 

 

 

- ¿? – El entrecejo fruncido de Riki se llenó de extrañeza - ¡Basta de rodeos! – Demandó con autoridad. Su elocución pausada lo estaba sacando de quicio.

 

 

 

 

El Mink cerró los ojos y se mantuvo así por un par de segundos, estaba a punto de confesar un secreto guardado por años.

 

 

 

- Esto es algo que ni Iason sabe…

 

 

 

 

Amado lo torturó de nuevo con una breve pausa, en ella, se dedicó a buscar las palabras adecuadas para iniciar con su relato.

 

 

 

-  ... Hace tiempo, tuve una hija, Felicia, la amaba con todo mi corazón. A ella le encantaban los caballos y quería aprender a montarlos, pero debido a una enfermedad que desconocemos, no podía hacer esfuerzo físico. Era una chica muy débil, por eso la sobreprotegimos... - El rubio movió levemente la cabeza - No la dejábamos salir e inclusive estudiaba en casa. Debido a eso no tenía muchos amigos... no… no tenía ninguno, estaba siempre sola, leyendo libros y aguantando el dolor de su enfermedad. La queríamos tanto, que no pensábamos en nada más; ella era lo único que nos importaba a mi esposa y a mí. Era la luz de nuestros ojos… - Su tono de voz decayó indicando el giro del relato - …Un día, Felicia cayó en cama. Estábamos preocupados, tenía síntomas que no había presentado antes. Llamamos a los médicos completamente angustiados. Fue entonces cuando nos dieron la noticia: Felicia estaba embarazada - Amado suspiró con fuerza - Sólo tenía trece años – Emitió con mucho sentimiento: - Era una niña.

 

 

 

Riki no pudo evitar asombrarse. En su pueblo las chicas se embarazaban a temprana edad. Pero le sorprendía que una niña de cuna de oro también lo hiciera y más una que estuviese tan protegida y alejada del resto de las personas.

 

 

 

- Estábamos escandalizados, tristes, preocupados.... La forcé a que me contara todo, pero por más que lo intentamos, no nos quiso decir quien era el padre. Quería tenerlo, no le importaba el costo, sabíamos que eso afectaría más su salud, pero a pesar de su estado clínico ella mantenía la idea de seguir con el embarazo… y es que no había opción, nos enteramos tarde… pero su barriga era tan pequeña que era imposible pensar que dentro hubiese una criatura. Hablamos en secreto con sus médicos y con su ayuda Felicia logró dar a luz un niño sano. Se rehusó a regalarlo... realmente estaba decidida a quedarse con él, lo amó desde el primer momento en que supo de su existencia... Fue entonces cuando decidimos hacer una cosa: Evangeline y yo acogimos al niño y le hicimos creer a la sociedad que era hermano de Felicia. Así salvaríamos su honor.

 

 

 

Riki quedó estupefacto.

 

 

- No puede ser. Eso significa que...

 

 

- Si. Yo no soy el padre de Iason, soy su abuelo... y Felicia no era su hermana, era su madre.

 

 

 

Las palabras atravesaron su cabeza como un disparo.

 

 

 

- Pero… ¿Él… lo sabe? ¿Sabe qué su hermana realmente era su madre?

 

 

 

- No… - Contestó – Nunca se lo contamos. En su lecho de muerte, Felicia nos hizo prometer que lo mantendríamos en secreto e hicimos lo posible porque así fuera - El rubio mantenía una mirada cargada de tristeza - Como lo tuvo tan joven, nadie sospechó acerca de la verdad… - Sonrió con pesar – Habíamos quedado en que le entregaríamos a Iason cuando tuviera la madurez necesaria. Después de todo se trataba de una niña... – Así era, su niña, su amada niña - pero... su enfermedad ganó la batalla.

 

 

 

Todo lo que le confesaba le parecía increíble.

 

 

 

No podía creerlo, se llevó la mano al rostro, alarmado. Todo era demasiado horrible, frío y calculador. Jamás se imaginó que algo así pudiese pasar, era hasta extraño pensarlo ¡Y es que Iason y Amado eran tan parecidos!

 

 

 

Un terrible sentimiento lo arropó. Iason vivía sumido en una mentira. Lo que sentía se intensificó, su corazón le dolía, tenía deseos de ir corriendo a contarle al rubio, no... ¡Eso sería peor!, Iason amaba a sus padres, bueno, en éste caso a sus abuelos; estaba seguro que enterarse de aquello lo destruiría por completo.

 

 

 

Riki se cautivó, quería estar ahí para apoyarlo, quería abrazarlo y decirle que Felicia lo había hecho por el bien de ambos.

 

 

 

- Hay algo más.

 

 

 

Amado llamó la atención del joven, quien evidentemente estaba teniendo un fuerte debate mental-sentimental.

 

 

 

- No creas que guardo un rencor mal infundado con la familia Am. Tengo mis razones… El padre de Raoul, Fernando Am, era mi mejor y más íntimo amigo. Solíamos compartirnos y contarnos todo. No fue extraño que nuestras mujeres se hicieran amigas, así que nos reuníamos siempre que teníamos oportunidad… hasta que nuestra relación se volvió un poco más profunda – Observó a Riki como leyéndole la mente – Si Riki, empezamos a tener relaciones sexuales.

 

 

 

 

El joven pensó fugazmente en su propia vida, él antes de ser pareja de Guy había sido su amigo.

 

 

 

- Pero… sin darme cuenta ocurrió lo impensable:… - Amado cerró los ojos y abrió aún más su corazón – Me enamoré Riki. Me enamoré de sus preciosos ojos jade, de su cabello plagado de encantadores rizos y de la hermosa persona que era… así que aprovechaba nuestros encuentros y lo amaba, lo amaba con fervor, indiferente de si el sentimiento era mutuo. Después de todo, ambos como hombres y también casados… nuestra relación no podía haber ido demasiado lejos… no me importaba tenerlo en secreto – En los labios de Amado se dibujó una sonrisa, como quien recuerda algo muy hermoso ­ - No pretendíamos lastimar a nadie, nuestro cariño era sincero… o eso creí… - Su expresión se volvió sombría, con vestigios de rabia – Cuando nació Felicia, mi niña, toda mi atención se volcó en ella… yo realmente la atesoraba. Hasta que… - Hizo una pausa en la que contuvo su dolor, se mordió los labios - Yo me hallaba completamente abatido, mi adorada hija había muerto y necesitaba desesperadamente un apoyo… Fernando siempre había sido mi soporte y realmente creí que lo seguiría siendo. Sin embargo ese día… - Frunció el seño y mostró una expresión que denotaba una gran ira - Aquel hombre que tanto amaba acabó con lo que quedaba de mi corazón…

 

 

 

***Flash Back***

 

 

 

 

- Amado… tengo algo que confesarte.

 

 

 

 

- ¿Qué ocurre Fernando? Luces muy angustiado – Trató de tomarle del hombro, pero el otro rubio se apartó de golpe y empezó a moverse de un lado a otro.

 

 

 

 

- Oh Amado… he hecho algo terrible. No sé si contarlo - El hombre no podía mirarlo a la cara. Corrió hasta la mesa y empezó a servirse un trago con la mano temblorosa.

 

 

 

 

 - ¿Qué pasa? Cuéntame – Trataba de buscar contacto, más Fernando se lo impedía, no se sentía merecedor. Para evitar que siguiera bebiendo, Amado arrojó todo lo que estaba en la mesa al piso - ¡Fernando! – Gritó exigente.

 

 

 

El Am se armó de valor y dirigió sus tristes gemas verdes a las angustiadas grises de su amante. Tragó grueso y vociferó con extrema dificultad, como si a través de su garganta no se desplazaran palabras sino cuchillas:

 

 

 

- Yo soy el padre de Iason.

 

 

 

- … ¿Pero qué dices Fernando? ¿Qué es lo que estás…?

 

 

 

 

Lo digirió entonces a una velocidad vertiginosa. Fue en ese momento cuando lo que le quedaba del mundo se colapsó. En su interior se anidó una furia tan enorme, que pensó que por sus ojos saldrían llamaradas.

 

 

 

- Felicia… tú…

 

 

 

Fernando no aguantó y se llevó la mano al pecho, entre lágrimas confesó:

 

 

 

- La amaba… la amaba tanto… -  Se quebró en llanto.

 

 

 

Era sorprendente ver a un hombre llorar así, tan desgarradoramente. Sus sollozos eran tan profundos que destilaban el enorme afecto que le tenía a la joven. Amado estaba en completo shock… ahí estaba él, el hombre que tanto amaba, confesándole su amor hacía su adorada hija fallecida. A la hija que a los trece años  había embarazado.

 

 

 

Después de tanto tiempo Fernando mantuvo ese secreto…

 

 

 

Jamás Amado se sintió tan traicionado y herido.

 

 

 

- Amado, perdóname – Imploró con la voz desgarrada. Ahora él buscó de tocar al Mink, pero éste se puso como una fiera.

 

 

 

- ¡¿Qué te perdone?! ¿Cómo te atreves a pedirme semejante desfachatez Fernando? – Empezó a zarandearlo – Mi Felicia ¡¿CÓMO TE ATREVISTE A TOCAR A MI FELICIA?!

 

 

 

- Perdóname…. Felicia me pidió que nunca te lo contara… pero yo no podía guardar más esto… yo realmente la amaba…  – Lo decía con evidente dolor – Mi intención no fue hacerle daño ¡Te lo juro! ¡Por el cariño que una vez me tuviste, tienes que creerme!

 

 

 

- ¡Cállate! – Lo abofeteó con fuerza marcándolo con el anillo que una vez le hubo dado – Eres un canalla… y un desvergonzado… - Su voz contenía un odio inmenso - ¿Cómo te atreves a decir algo así…? – Ahora era él el que tenía los ojos acuosos – Jamás pensé que harías algo así… tú no…

 

 

 

- Amado… - Le dolía en extremo escucharle – Yo… quiero que me perdones… por favor…

 

 

 

- Nunca – Su mirada se volvió fría – Estás muerto Fernando. Si… ¡Tú eres el que merecía morir, NO ELLA!

 

 

 

- Amado…  

 

 

 

- Maldigo la hora en que puse mis ojos en ti.

 

 

 

- No digas eso – Hablaba con la desesperación a flor de piel -  Yo sé que lo que hice estuvo mal, pero no puedes olvidarte de todo lo demás ¿Qué hay de nosotros? ¿Cómo puedes olvidar todo lo que hemos vivido?… Amado… Tú me quieres ¿No? – Buscó sus ojos, pero estos no querían mirarle – Yo sé que es así. No es posible que todo ese amor que por mí sentías se haya vuelto odio…

 

 

 

- …Pues créelo, porque así ha sido.

 

 

 

Amado quería matarlo. Quería acabar con aquel hombre en aquella sala. Estaba tan furioso que estaba cegando a su corazón. El que utilizara el amor que le sentía para salvarse le repugnaba. Apretó sus puños…

 

 

 

- Escúchame por favor.  Abre tu corazón y busca en él el perdón.

 

 

 

No pudo más.

 

 

 

El Mink se giró y tomó al pelicorto del cuello de la camisa. Debido a la fuerza de los cuerpos, ambos terminaron chocando contra uno de los libreros. Algunos libros se movieron de su sitio y otros se cayeron al suelo. Amado le clavó la mirada, quería grabar en aquellas gemas verdes todo el odio que estaba desbordándose en su interior.

 

 

- Ama…do…

 

 

- ¿Hasta dónde llega tu cinismo Fernando? ¿De verdad crees que puedes borrar un daño tan grande así como así? – Le hablaba en tono amenazante – Yo si te quería… - En su interior batallaban tantos sentimientos –…pero es evidente que tú no a mí – Le apretó aún más –  Debería matarte con mis propias manos.

 

 

 

- ¿Eso es lo que sientes?... adelante.

 

 

 

El rubio se enfadó aún más ante su osadía. Lo soltó con rudeza y se aproximó hasta el cajón de su escritorio.

 

 

 

Fernando subió el marchitado rostro para hallarse con el arma apuntándole.

 

 

 

- ¿No vas a suplicar ahora por tu vida? – Quitó el seguro del revólver – No eres más que basura. Deberías estar de rodillas implorándome ese perdón que tanto clamas… ¿No es eso lo que quieres Fernando? ¿Qué te libere de la maldita realidad en dónde Felicia está muerta?

 

 

 

- …

 

 

 

- ¿Qué pasó con tu discursito? ¿Ahora no vas a decir nada? – Se aproximó a grandes zancadas y le colocó el arma en la sien – Quiero escucharte. En verdad no deseas morir ¿O si?

 

 

 

- Adelante, tira del gatillo. Mátame si es lo que deseas – Hablaba con absoluta firmeza - Si me matas ahora es posible que logre encontrarme con ella. Habitar en el mundo en donde no se encuentra el ser amado, es lo más horrible que se puede llegar a experimentar.

 

 

 

El Mink sintió como si hubiese tomado y aplastado su corazón sin piedad. Amado no era el ser amado de Fernando; por primera vez aborreció su nombre, intercalándose en una confesión de amor que no era para él.

 

 

 

Se dio cuenta entonces del grado de su propio dolor. Si mataba a Fernando no sólo sería por el hecho de haber tocado a su hija… por más que detestara admitirlo, también sería por celos. Por la rabia de que aquel corazón no fuera suyo.

 

 

 

Bajó el arma. No quería actuar tan egoístamente. Felicia era mucho más importante que su amor  por Fernando. Quería creer en ello.

 

 

 

- Si dices que vivir con la muerte de tu amor a cuestas es un suplicio, entonces ese será tu castigo.    

 

 

 

- Amado…

 

 

 

- Te acordarás de ello cada vez que te vayas a dormir, en tus sueños tus pesadillas te atormentarán y al despertar te encontrarás con la terrible realidad… y cada vez que veas a Iason, el recuerdo de lo que hiciste vendrá de nuevo a atormentarte. No tendrás escapatoria alguna.

 

 

 

El ojiverde guardaba silencio, aceptando la condena por sus crímenes.

 

 

 

- Sé que así será… - Murmulló ya sumido en la agonía – Pero aún así Iason merece saber que yo…

 

 

 

Le interrumpió tajantemente.

 

 

 

 - No lo menciones. El nombre de Iason Mink es demasiado para tu impura boca – Le desafió  - Eso no lo permitiré. Olvídate que alguna vez tuviste un hijo con mi Felicia… - Le miró amenazadoramente – Jamás te le vuelvas a acercar a alguno de mis hijos. Porque él es mi hijo ¿Te ha quedado claro? Porque la próxima vez no dudaré en matarte y echar tu cadáver a los perros.

 

 

 

 

***Fin del Flash Back***

 

 

 

 

 

- Fernando se ahogó en el alcohol, su muerte era inevitable… obtuvo lo que merecía – Mencionó resentido. Era imposible adivinar que aquel hombre que conocía como Amado Mink hubiese pasado por aquellas experiencias tan traumáticas - Es una suerte que Iason heredara los rasgos Mink, sobretodo los azules ojos de Felicia a diferencia de Raoul, que sí heredó los hermosos ojos verdes de su padre. El parecido entre Iason y yo es extraordinario ¿No lo crees así? Hay que agradecer a los genes, escogieron un buen momento para saltarse una generación, algo que suele ocurrir muy frecuentemente si no lo sabías… nadie se dará cuenta de la verdad – Suspiró – Ya que por lo visto los genes Mink son más fuertes que los Am.

 

 

 

Riki quedo atónito ante lo relatado.

 

 

 

- Un segundo. Eso... quiere decir entonces que Iason y Raoul...

 

 

 

- Así es, Riki - Le interrumpió - Iason y Raoul son hermanos. Bueno, medio hermanos.

 

 

 

 

El joven se llevó la mano a la boca para evitar abrirla ¡¡¿Qué… QUÉ?!!

 

 

 

- Procuramos no hacer de esto un dominio público. Simplemente nuestra relación se volvió más fría y superficial. Nadie notó la diferencia ya que fuimos muy astutos en encubrir lo que teníamos… nuestras mujeres continuaban tratándose igual. Pero cuando Evangeline insistió en que Iason y Raoul compartieran más tiempo juntos, eso me molestó en el alma… más traté de no evidenciarlo, sabía que Iason se hallaba deprimido por la muerte de su supuesta hermana, necesitaba algo para distraerse, así que convivir con el niño le ayudaría, ya que él también había perdido a un ser querido y podía comprenderle…No es que odie a Raoul, pues la traición fue  por parte de su padre. Lo que sucede es que sé que él siente algo por Iason – Amado mostró una sonrisa vacía – Claro… es su hermano, debe sentir el llamado de la sangre. Sin embargo siempre lo ha demostrado como un cariño de amante y eso no puede ser…  por eso, al sentir mi rechazo puede que desista de su amor mal dirigido.

 

 

 

 

¡Una locura! Todo era tan fantasioso e irreal. No podía asimilarlo. El pelinegro no podía creer lo que estaba escuchando. Eran hermanos… ¡Pero si había visto a Iason y a Raoul mantener relaciones sexuales desde aquella ventana! Claro… ellos no lo sabían.

 

 

 

 

Una enorme pena se apoderó del moreno, sentía lastima por Raoul, aquel hombre amaba con fervor a alguien que no podía ni debía jamás ser suyo.

 

 

 

 

- ¿Por qué no saben nada? ¿Por qué Iason desconoce la verdad sobre Felicia y Raoul? No me digas que por una promesa, algo así de grande no puede ocultársele a nadie.

 

 

 

 

- Es mejor así... sus vidas serán mejores si nunca se llegan a enterar.

 

 

 

La respuesta lo sacó de quicio.

 

 

 

- ¡¡Y una mierda!!

 

 

 

- ¡!

 

 

 

- ¡Dejen de decidir que cosas son mejores o peores para Iason! ¡Eso lo decidirá él por su propia cuenta! ¡No tienen ningún derecho a engañarle así! – Estaba sumamente furioso, enterarse de que la vida que Iason creía era suya, era realmente una mentira… fue devastador.  Tenía que defenderlo, ya que Iason no era capaz de hacerlo en esos momentos; Riki sacaría entonces sus garras y no tendría reparo – Esto que tiene no puede llamarse vida. Se la han manipulado desde el principio y siendo hombre aún pretenden manejarlo a su antojo… son de lo peor.

 

 

 

Los ojos grises se hallaban abiertos desmedidamente.

 

 

 

- Riki...

 

 

 

- Me fastidia… me molestan las personas que deciden que les conviene o no a los demás... Iason y Raoul no tienen la culpa de los errores que ustedes cometieron. Llorar, quejarse, arrecharse y mandar todo el mundo a la mierda… tienen todo el derecho de hacerlo... pero definitivamente deben saberlo – Sentía que estallaría de la cólera – Todo eso es su decisión ¡Son sus vidas y merecen vivirlas! ¡ELLOS SON SERES HUMANOS, NO UNAS PUTAS MUÑECAS! ¡¡POR DIOS!!

 

 

 

Amado se impresionó aún más al notar que Riki luchaba contra unas lágrimas que denotaban extrema frustración. Respiraba sonoramente, como quien hace acopio de un gran enojo.

 

 

 

 

- Nunca había presenciado tanta franqueza. Eres un gran hombre, Riki. Serás un padre ejemplar. Lo que no fuimos Fernando y yo.

 

 

 

 

El moreno se sentía en cierto modo más liberado, se había desahogado bastante.

 

 

 

- …No entiendo ¿Por qué me contó todo esto? ¿Por qué lo hizo si pretende que no se sepa? – Le molestaba tener que lidiar con los secretos de otros. Esa era una carga que no le competía.

 

 

 

- Porque si pretendes quedarte al lado de Iason tienes que saber todo sobre su pasado. Si lo amas realmente tienes que conocer su origen, saber quién es, de dónde proviene… – Su tono de voz cambió - ¿Quieres a mi hijo? – Preguntó, porque para él, Iason era y seguiría siendo su hijo.

 

 

 

- …

 

 

 

 

Amado mostró una leve sonrisa.

 

 

 

- Jum, no lo afirmas pero tampoco lo niegas. Eres muy inteligente, a pesar de todo – Mencionó – Quiero que me disculpes por todos los malos ratos que te hice pasar.

 

 

 

Riki le miró y se halló con la verdadera faceta del Mink. Frente a sus ojos negros se dio cuenta de su mirada cansada, sus arrugas se hicieron más evidentes. Ahora lo veía más envejecido. Era como si en aquella confesión, los años hubiesen decidido hacerse presentes.

 

 

 

- Temía que quisieras aprovecharte de él. Como fracasé protegiendo a Felicia, no quería que ocurriese lo mismo con Iason. No si yo pudiese evitarlo.

 

 

 

El moreno suavizó su propio tono de voz.

 

 

 

- Comprendo… pero Iason ya no es un niño. Tiene que dejarlo recibir sus coñazos o no aprenderá.   

 

 

 

- Tienes razón – Esbozó una sonrisa. Era verdad, en su mente Iason seguía siendo aquel pequeño en el que insistió en refugiarse. Se burló internamente. Iason de pequeño le llegaba apenas a la cadera. Ahora tenía su misma estatura – No me había dado cuenta de lo mucho que ha crecido.  

 

 

 

 

El Mink se dirigió a la puerta. Se detuvo unos instantes para dedicarle unas últimas palabras al moreno.

 

 

 

 

- Te encargo a Iason. Es muy afortunado al tenerte a su lado.

 

 

 

La puerta se cerró y Riki se quedó cavilando entre sus palabras. Comprendió entonces el porqué de las acciones de Amado. El hombre había perdido a su querida hija, sufrido un desengaño y para colmo tenía que llevar a cuestas un enorme y terrible secreto. No le sorprendió que se terminara convirtiendo en un seductor empedernido, necesitaba asegurarse a sí mismo que tenía las riendas de su vida. Así como de su corazón. Ya nadie más le haría daño, porque el manipularía sus relaciones a su antojo y se aseguraría de que le tuviesen temor. Una coraza tan fuerte… Riki fue testigo de cómo esa pared se derrumbó de un soplo con la visita del pasado.   

 

 

 

- ¡Maldición! – Estrelló su puño contra la pared más cercana. Estaba tan enojado.

 

 

 

Con una pesadez encima, Riki volvió a la habitación de Iason, ahí el hombre le dirigió una cálida mirada.

 

 

 

- Hola – Le saludó acostado en la cama.

 

 

 

- Ya despertaste – Riki se alivió - ¿Cómo te sientes?

 

 

 

- Algo débil – Sonrió.

 

 

 

Nunca esperó que la sonrisa de Iason lo descompensara de aquella manera, sintió que se le encogía el corazón.

 

 

 

El joven se sentó al borde de la cama. Jugaba con sus manos, evidentemente nervioso.   

 

 

 

- Riki ¿Dónde está mi padre?

 

 

 

Tum tum… su corazón se aceleró, “Su padre” decía.

 

 

 

- Se ha ido – Le interrumpió de golpe – Me ha pedido que me despida de ti, dice que se la pasó muy bien y que luego te enviará una postal.

 

 

 

- ¿Ah si? Parecen palabras tuyas – Mencionó divertido.

 

 

 

- ¿Qué puedo decir? Cuando vas de visita a un lugar se te suelen pegar las malas costumbres.

 

 

 

Guardaron silencio. Iason volvió a recostarse. Cuando el Mink soltó un suspiro, el moreno no pudo evitar voltear para mirarle.

 

 

 

Los pensamientos empezaron a bombardearle sin misericordia.

 

 

 

¿Debía contarle todo? Eso era lo correcto ¿Verdad? No podía acallarse un secreto tan grande.  De repente un sentimiento mayor lo acogió, estaba seguro que enterarse de todo destruiría a Iason… ¡Maldición! ¿Por qué tenía que ser él el que le causara semejante pesar? Definitivamente no quería que el Mink sufriera. Después de todo, se lo había prometido, que no lo haría sufrir… pero tampoco quería mentirle de esa manera.

 

 

 

- Iason.

 

 

 

- ¿Mmm?

 

 

 

- ¿Quieres… algo? ¿Tienes hambre? – Se entusiasmó ante una posibilidad de acallar los pensamientos de su cabeza y ganar un poco más de tiempo mientras decidía que hacer - Si quieres puedo bajar a la cocina y pedirle a Daryl que te prepare algo.

 

 

 

- Gracias Riki, pero no tengo hambre.

 

 

 

- De acuerdo… emmm… ¿Estás seguro de que no necesitas nada?

 

 

 

Iason le regaló una sonrisa.

 

 

 

- No hay necesidad, en serio. Estoy bien.

 

 

 

Riki asintió.

 

 

 

- Riki.

 

 

 

- ¿Si?

 

 

 

- Muchas gracias, por ser tan atento conmigo.

 

 

 

Su corazón se aceleró y sus mejillas lo evidenciaron.

 

 

 

- Vamos hombre. No es para tanto… - Se rascó la cabeza como excusa para desviar su pintado rostro -  Creo… que lo mejor será que cambie el agua. No sería bueno que la fiebre regresara.  

 

 

 

Se levantó de la cama y se dirigió a la mesita que descansaba a un lado. No había podido contarle, comprendió entonces a Amado, el deseo de protección a veces llevaba a guardar terribles secretos.

 

 

 

Tomó la vasija donde remojaba las compresas, dispuesto a ir él mismo por más agua fría.

 

 

 

 

Llevó su mano a la perilla, más se detuvo cuando la voz inmutable de Iason llegó a sus oídos.

 

 

 

- No te mortifiques tanto Riki. Yo lo sé todo.

 

 

 

Fue… como si una enorme desesperación arropara a Riki como un manto frío. Su respiración se agitó ¿Qué debía hacer? ¿Debía ir a abrazarlo? ¿Desde cuando lo sabía? Debía de dolerle mucho…

 

 

 

El pelinegro se giró bruscamente provocando que el agua algo tibia se derramara en el suelo y mojara sus zapatos.

 

 

 

- Ia… son… 

 

 

 

El ojiazul se sentó en la cama y se retiró la compresa de la frente.

 

 

 

- No llores Riki – Le pidió. Había sido muy sorpresivo e inesperado verle llorar tan de repente. Sentía encogérsele el corazón de tan sólo verlo. Las lágrimas habían aparecido de un momento a otro como por arte de magia, dibujándose como dos pequeños riachuelos que iban descendiendo por el tostado rostro.

 

 

 

- … ¿Qué dices?… no estoy llorando… - Pero era mentira. Su visión estaba nublada por las lágrimas. Su rostro estaba todo mojado. Se pasaba con rudeza el brazo por la cara – Es que estoy tan enojado… es el coraje…  - Mencionó con el seño totalmente fruncido y los ojos acuosos - ¿Por qué tuvo que pasar algo así?... rayos…

 

 

 

No quería verlo de ese modo. Le destrozaba verle así.

 

 

 

Iason con cuidado se aproximó hasta el joven, retiró la vasija de sus manos y lo cubrió en su abrazo. La calidez del Mink lo tranquilizó. El hombre le acariciaba los cabellos.

 

 

 

- … ¿Desde cuando lo sabes? – Le preguntó en un murmullo.

 

 

 

- No te preocupes por eso. El pasado es algo que podemos recordar más no alterar. De nada sirve lamentarse por él – Aseguró - Todo estará bien.

 

 

 

- Iason… se supone que yo debo consolarte, no al revés… - Se sintió avergonzado.

 

 

 

- Si… pero tú eres el que está llorando.

 

 

 

- Que no es así… - Se ruborizó. Aferrándose al pecho del Mink con fuerza, estaba temblando por la impotencia que sentía – No sé… que decirte…  

 

 

 

- No digas nada…. sólo déjame abrazarte.

 

 

 

Riki no lo sabía, pero en aquel instante el ojiazul también tuvo deseos de llorar. El tenerlo así, a su lado, le dio las fuerzas suficientes para mantenerse inmutable. El pelinegro se estaba volviendo una parte indispensable de su vida.  

 

 

 

Recordó entonces en brazos de Riki como se había enterado de todo…

 

 

 

 

***Flash back***

 

 

 

 

Sabía que su hermana estaba mal. No lo dejaban entrar a su habitación y los doctores que anteriormente habían entrado con prisa, ahora salían cabizbajos y con el semblante apagado. Iason se aterró, tenía que verla, quería ver que se encontrara con bien.

 

 

 

 

A pesar de lo dicho por su madre, Iason logró colarse y pudo ver la habitación a través de la abertura por la que siempre espiaba a su hermana cada vez que le prohibían verla. Sus padres se hallaban al borde de la cama donde reposaba Felicia.

 

 

 

 

- Padre... madre... hay algo que quiero pedirles... - El hilillo que ahora era su voz, desgarró los oídos del pequeño Iason.

 

 

 

- Por supuesto hija. Pídenos lo que quieras - Emitió su padre con dificultad. Tomó la mano de la joven, mientras que Evangeline, la madre, no dejaba de llorar.

 

 

 

- Prométanme... que nunca le dirán a Iason… que yo soy su madre... por favor... prométanmelo...

 

 

 

Los ojos azules se abrieron de golpe, sus labios temblaban... eso no era posible...

 

 

 

- Pero Felicia... - Trato de intervenir el padre - Él debe saberlo. Habíamos quedado en que el se enteraría tarde o temprano… pero ahora que estás...

 

 

 

- No lo hagan... será muy duro para él... no sólo le romperán el corazón, sino también lo obligarán a cargar la cruz de ser un hijo nacido fuera de matrimonio – Fuese como fuese, Felicia quería cuidar a Iason.

 

 

 

 

La confesión sacudió el mundo del pequeño ojiazul.

 

 

 

 

- Te lo juro Felicia. Yo que soy su abuelo, hoy me comprometo ante todos e inclusive ante mí mismo, que seré su padre y Iason será mi hijo.

 

 

 

 

Evangeline trataba de tragarse las lágrimas, pero éstas no dejaban de salir a borbotones.

 

 

 

- Mamá… acógelo, por favor. Es mejor que tenga una madre viva que una madre muerta.

 

 

 

- Está bien… - Como pudo habló – Lo cuidaré como si fuera mi hijo…

 

 

 

- Gracias… - Una sonrisa se dibujó en su marchitado rostro.

 

 

 

Cuando sacaron el cuerpo inerte de la Mink, Iason no pudo aguantar y entre lágrimas salió corriendo a encontrarse con su hermana.

 

 

 

- ¡¡Por favor!! ¡¡¡No me la quiten!!! – Gritaba con el mayor de los dolores - ¡¡No se lleven a Felicia!!

 

 

 

Amado le interceptó y trató por todos los medios de hacerle calmar. Estaba totalmente histérico.

 

 

 

- Hijo. Tienes que tranquilizarte. Hay que ser fuertes. Los hombres no debemos llorar.

 

 

 

- No… - Sus mejillas estaban totalmente empapadas, sus ojos completamente enrojecidos – Felicia… hermana… hermana – Era así como la conocía, así como la había tenido.

 

 

 

Amado le abrazó y el pequeño se sintió más tranquilo.

 

 

 

- ¿Por qué padre?... ¿Por qué Felicia tuvo que morirse?

 

 

 

Las palabras del niño le rompieron el corazón.

 

 

 

- Hijo mío. No llores más. Tu hermana te cuidará allá en el cielo.

 

 

 

Aquel fue el primer y último día en que se vio al señorito tan descontrolado y abatido.

 

 

 

Desde ese momento no volvió a llorar así y es que de algún modo, habían enterrado parte de Iason junto a su madre.

 

 

 

 

***Fin del Flash Back***

 

 

 

 

*…Hace unos años…*

 

 

 

 

La joven se hallaba sentada sobre la pradera, mantenía su atención en un libro. Sus largos cabellos bailaban con la brisa, su blanca piel protegida por la sombra de un enorme árbol. Una voz masculina la hizo apartarse de su mundo.

 

 

 

- Felicia.

 

 

 

- Oh, señor Fernando. Buenos días – Exclamó con cortesía.

 

 

 

 

- Buenos días – Sonrió - ¿Qué haces aquí tan sola? – Había ido hasta la hacienda Mink a visitar a su amigo y amante.

 

 

 

- Leo un poco – Sonrió. Sus ojos centellaron con el recuerdo del contenido del libro.

 

 

 

El Am leyó la cubierta.

 

 

 

- ¿Así que te gustan los poemas?

 

 

 

- Así es – Respondió con alegría.

 

 

 

 

- …La mariposa de matices de oro

Que entre los nardos del jardín circula.

Las caricias de besos, las baladas,

Y las palomas que en el nido arrullan.  

 

Aquel, miró sus esperanzas vanas

El mundo malo, y prefirió la tumba;

El otro, el mundo a conocer aspira,

El sol, las flores, el amor, la luna…

 

 

 

- Vaya… eso es muy hermoso – Lo miró con encanto.

 

 

 

- Es uno de mis favoritos – Confesó – Describe la composición de los dos años: Del año viejo y el nuevo.

 

 

 

- Oh.

 

 

 

- Aunque, estoy seguro de que los que a ti te agradan deben de ser de otro tipo… conozco uno perfecto para ti - Hizo una pausa, y empezó a recitar:

 

 

 

Tienes una crespera

¡Oh niña angelical!

De oro fino, finísimo,

Que allá se ve flotar

Sobre tu blanca espalda,

Tan bella y tan cabal,

Cual haz de luz del astro

Sobre nieve polar;

Pero una cosa tienes

Que a mí me gusta más.

 

 

 

 

Fernando rodeaba a la pequeña y admiraba sus largos y sedosos cabellos. La encantadora mirada de Felicia le instó a dedicarle las siguientes frases:

 

 

 

Tienes ojos de cielo,

Radiante, tropical,

Dos lirios muy azules

Prendidos de tu faz;

Entre jazmín zafiros,

Estrellas en coral

Irresistible encanto

De poderoso imán;

Pero una cosa tienes

Que a mí me gusta más.

 

 

 

 

Felicia iluminó su rostro con una sonrisa, de esas que fascinaban a cualquiera que la viese.

 

 

 

Tu cuello de albo cisne

Que suelta, musical,

De su garganta el grato,

Dulcísimo trinar,

Tu cuello está formado

Tan lindo, escultural,

Para lucir diamantes

Y perlas de coral,

Pero una cosa tienes

Que a mí me gusta más…

 

 

 

La chica no puso evitar sonrojarse.

 

 

 

- …Es como si hubiese sido escrito para ti.

 

 

 

- Es hermoso señor Fernando. Desafortunadamente no tengo uno que pueda dedicarle.

 

 

 

- No te preocupes. Para mí es más que suficiente el compartir lo hermoso de la poesía. Quedemos en vernos de nuevo ¿Te parece? Tengo muchos poemas que me gustaría recitarte.

 

 

 

 

- Y a mí me gustaría mucho escucharlos.

 

 

 

 

Sonrieron mutuamente. A pesar de que Felicia y Fernando tuvieran una notoria diferencia de edad, no pudieron evitar verse inmersos en un amor que los románticos suelen llamar imposibles, ya que a pesar de sus infortunios, no puede evitar sentirse.

 

 

 

 

- ¡Por favor Fernando! Prométeme que no le dirás a nadie que el hijo que estoy esperando es tuyo.

 

 

 

- Pero Felicia…

 

 

 

- ¡Fernando! Mi padre no puede saberlo… nunca… ¡Te odiará!… no quiero eso Fernando… no quiero que él te odie...

 

 

 

 

- Felicia… está bien. No se lo diré. No se lo diré a nadie. Te lo prometo... Así que no llores… no llores, mi amada Felicia.

 

 

 

 

… Esto ocurrió hace años.

 

 

 

 

 

“Hay muy pocos que no estén dentro de su pecho ahorcados”

 

 

 

 

 

 

Continuará…

 

 

 

(Sé que no dibujo como Leonardo da Vinci, pero ahí les va mi garabato sobre el capi xD son Fernando y Amado, y los nenitos ya saben quienes son *w*):

 

 

http://i540.photobucket.com/albums/gg346/sue_zoe/Ank_SecretSorrow_FernandoAmyAmadoMink_zps76c62f0e.jpg

 

 

 

 

Notas finales:

 

Mooooooo!!!!! El típico capitulo donde se revela el secretón!! Los adoro! Y eso que aún falta fic, bueno no tanto para llegar al capi 100, pero por los vientos que soplan pasaremos el 50 dentro de poco je je xD

 

 

Bueeeeeenooooo, ¿Qué les puedo decir? Mi musa de verdad se inspiró con esto y es que cuando se decidió crear a Amado, cayó sobre nosotras la lluvia de ideas xD No me atreví a cambiarle nadita,  así que espero que comprendan OwO (musa: Un amor prohibido, lleno de desdicha y sufrimientos… es un amor verdadero que merece la pena ser reconocido y experimentado!!!!! *w*) n.nUUuu (inner: que novelón!!!!! Resultó ser el hijo del amigo del que creía su padre… ese Fernando es un pedófilo mana, mira que meterse con Feli-chan… esto es un fanfics de locos X.X)  je je je cosas que pasan manita :S muy bien mininas ¿Cómo sucedió? ¿Cómo se dio el amor entre Felicia y Fernando? ¿Cómo se maquinó todo esto de ocultar la verdadera procedencia de Iason? ¿Y en el presente que pasará? ¿Y el KatzexRaoul? (sobretodo la última que ya mis lectoras están empezando a dudar, tranquilazas *_^) éstas y otras preguntas serán resueltas en próximos capítulos! Muchísimas gracias por haber leído y si se toman la molestia de dejar su opinión al respecto n_n les mando muchos abrazos y les deseo lo mejor del mundo!! Bye Bye!!

 

 

 


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