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Colección oneshots por ritsuka10

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Título: Runaway

Parejas: DaeJae

Género: School life, un tonto intento de lemon.
Aclaraciones: Basado en la canción Runaway de G Dragón. 

Un pelinegro estaba en medio de la pared y el cuerpo de un castaño claro quien besaba desesperadamente su cuello, el aire despeinaba su cabello, se encontraban en la azotea de uno de los edificios, lentamente sintió como una mano se iba colando por denbajo de sucamisa para acariciar su abdomen, echo su cabeza hacia atrás pegándose más a esa pared, esa piel sobre la suya lo enloquecía.


—Detente tengo reunión con el consejo estudiantil. —Trataba de articular el menor ahogándose en sus propios gemidos. —Para por favor DaeHyun, si continuas no podré detenerme.

—Ese es mi objetivo, sé que cuando pierdes el control nadie puede detenerte. —Comento con una sonrisa el castaño quitándole el saco a su amante. —Vi al presidente Bang dirigirse a los salones de baile donde extrañamente un pelirrosa ensayaba solo también el vicepresidente Kim caminaba hacia el gimnasio donde un peliazul entrenaba.

Una sonrisa malévola apareció en el rostro del mayor al notar como su compañero se colgaba a su cuello, lo mordía con hambre, aún no podía creer que YoungJae Yoo fuera un adicto al sexo, tan callado, tan serio que se veía en cada uno de los discursos al inicio del curso, los dos estudiaban en uno de los colegios elite del país, el pequeño Yoo tenía 18 años iba en segundo grado de preparatoria, siempre caminando con aires de superioridad, cegado por su vanidad, su soberbia, ampliamente conocido por su lealtad al presidente del consejo, era un cerebro andante, un come libros, un barbero, un freak, un nerd, un matado, un puritano, un cuadrado, los alumnos le pusieron miles de apodos debido a que lo odiaban por su perfecto record escolar, todos estaban equivocados porque ese chico que estaba delante de él, no era ninguno de esos apodos, era lo contrario, la manera que se mordía el labio inferior tratando de evitar que sus gemidos escaparan, era simplemente encantador.

—Vamos di lo que quiero escuchar. —Hablo sensualmente el mayor al oído del pelinegro quien tenía los ojos cerrados. —Termina con tu tormento.

—No, no lo haré. —Contesto Jae pegándose más a la pared pero abrió los ojos a la par cuando sintió que su compañero se agachaba para quedar frente a sus caderas. —¿Qué piensas hacer? Estamos en la escuela.

YoungJae observo como su amante desabrochaba su pantalón, bajaba su cierre liberando su intimidad, no soporto más cuando una lengua comenzó a recorrerlo, era tan bueno, tan delicioso, se mordió con más ansia los labios, DaeHyun Jung era el capitán del equipo de futbol, el chico popular, chicas, chicos morían por estar con él, simplemente porque era guapo, alegre, sensual, amable, rico, todo un combo como muchas personas decían, por eso el pelinegro se dedicó a conquistarlo, a volverlo loco, coqueteaba tiernamente con él, siempre haciéndose el difícil, regándole con tímidos gestos que se convirtieron en caricias, en besos robados en los pasillos, una oleada de placer llego a su cabeza al sentirse tan húmedo, sus muslos ardían, ansiaban por tenerlo dentro de él, bajo sus manos mara despeinar ese casi rubio cabello, era tan suave como la seda, siempre olía a manzanas, su fruta favorita, una pequeña mordida en sus muslos lo despertaron de sus fantasías.

—DaeHyunie espera, no soporto más. —Grito el menor tratando de mantenerse de pie, pero cada lamida lo llevaban a la locura. —Detente, DaeHyuniee

La angelical voz del menor resonó por la azotea vacía, el mayor se levantó triunfante, limpiándose los labios se acercó a su débil amante para girarlo, acaricio su bien formado trasero, se pegó a su cuello, soplando su nuca, lo mordía sin piedad dejando una visible marca, acaricio su vientre, recorrió su pecho por debajo de esa camisa, se pegó a él para que sintiera como lo había puesto, ese pantalón apretaba como los miles demonios.

—Anda se buen niño y dilo, no notas lo ansioso que estoy por hundirme en ti. —Hablo el castaño besando esos labios. —Sé un buen chico, Jaeee, Jaee.

—Hazlo de una vez pero deja de hablarme en ese tono. —Contesto pegando más su cadera a ese visible bulto. —Por favor DaeHyunie házmelo, quiero sentirte dentro de mí.

El mencionado no soporto esa suplica, esos labios semi abiertos, esas mejillas sonrojadas, sin previo aviso se introdujo en ese delicioso cuerpo, sus pieles se fusionaron a más no poder, cada vaivén estaba lleno de deseo, de entrega, cada estocada los llevaba al cielo, oleadas de placer atacaba sus mentes rebasando los límites establecidos, sus gemidos se acoplaron, cada uno gritando el nombre del contrario, Jae se aferró a esa pared rasgándola, siempre se sentía como la primera vez, encantadoramente dolorosa, fantástica, embriagadora, podía pasar el resto de su vida de esa manera, con él dentro de su cuerpo, consumiéndolo, con esos labios mordiéndolo, se había enamorado de él, de su gusto por sonreír, gritar, sus bromas tan tontas, de lo travieso que llegaba a ser cuando se lo proponía, lo quería, lo necesitaba como al aire.

—Dilo Jae, cuando lo dirás. —Hablaba entre gemidos el mayor. —Te amo, te amo, sabes que no miento. 

DaeHyun se comenzó a mover con más brusquedad, necesitaba escuchar esas palabras, saber que no era un juguete para ese soberbio niño, porque se había enamorado de su risa boba, de su pereza en las mañanas a levantarse, de su perfeccionismo, la manera que inflaba las mejillas, cada gesto en él era perfecto, hermoso, no existía ser más maravilloso que ese pelinegro, rebasaron el limite cuando ambos gritaron llegando al orgasmo, se quedaron quietos por un momento hasta que el castaño fue saliendo lentamente, se acomodó la ropa, se agacho para recoger el saco de su pareja quien también trataba de arreglarse. YoungJae sintió como sus piernas se debilitaban, estuvo a punto de caer pero unos fuertes brazos los sostuvieron, levanto el rostro para encontrarse a ese coqueto chico.

—Gracias. —Hablo tiernamente colgándose de ese cuello. —¿Me podrías sostener un momento más? 

—Claro. —Contesto melancólicamente al notar que el pelinegro no estaba dispuesto a decir lo que tanto anhelaba escuchar. —¿quieres que te lleve a la sala del grupo estudiantil?

El menor negó, solo estuvo abrazado a ese cuerpo, tomando la fuerza que necesitaba para ponerse de pie, cuando la recupero camino hacia atrás para deshacer el agarre, tomo su saco para dirigirse a la salida, en silencio, además ya había obtenido lo que necesitaba.

—¿No lo dirás? ¿Qué soy para ti? Me estoy cansando de tu juego, ya no quiero seguir si no me das una respuesta. —Le grito molesto el mayor mientras sus ojos se ponían vidriosos al notar que el pelinegro no detenía su andar, ignorándolo una vez más. —¿Solo soy el tipo que te la mete cuando lo necesitas? Si no tienes tiempo para escucharme deberías buscarte a alguien más.

YoungJae detuvo su andar para girarse, miró como ese chico comenzaba a llorar trataba de limpiarse pero no lo conseguía, camino hacia él para tocarlo pero el mayor se negó a mirarlo así que salió corriendo del lugar, Jae se quedó parado a mitad de ese lugar con las palabras atoradas en su garganta, nunca fue bueno demostrando sus sentimientos, siendo dulce, tierno, sus padres no eran de ese tipo así que nunca supo cómo decir esa frase que tanto necesitaba el mayor escuchar, toco sus mejillas para darse cuenta que lagrimas rodaban por ellas, era la primera vez que lloraba por alguien, nunca lo hizo antes, porque nunca le dolió pecho como en ese momento lo hacía.

Toda la tarde se la paso encimado en sus pensamientos, en DaeHyun, cuando termino sus deberes escolares se dirigía a la salida donde a lo lejos miró como su amante estaba en medio de un mar de gente, eran diferentes, Dae era un Sol que irradiaba luz a donde fuera mientras que él era la luna siempre hundido en la oscuridad, pero quería estar junto a él, noto como unas chicas no paraban de coquetearle, cerró los ojos para armarse de valor, camino hacia ese grupo de personas sabía que lo odiaban, por ser tan malditamente orgulloso, todos lo miraron de pies a cabeza cuando se paró delante del chico popular.

—He perdido el autobús ¿Me puedes llevar a casa por favor? —Cuestiono el pelinegro mirando el piso.

—Por favor lambe botas ve con uno de tus tantos amantes, sabes se dice que te acuestas con algunos profes para tener las mejores calificaciones. —Escupió un chico que estaba a lado del castaño. —Oye cuando me haces un favor debes ser muy bueno para lograr ser siempre el número uno.

—Sung le das demasiado crédito a este insignificante mocoso. —Ahora interrumpía una rubia abrazándose al castaño quien seguía callado. —El pobre idiota es tan poca cosa que nadie la haría el favor.

YoungJae apretaba su puño con furia, continuaba mirando el piso, odiaba a los amigos de su amante, eran serpientes que escupían veneno a todos aquellos que no tenían su nivel monetario o su limitada capacidad mental, era su manera de obligar a su amante hablar con él, ese era su mayor temor, no ser reconocido como algo frente al resto de las personas, era sencillo decir te amo cuando se está solo en una habitación teniendo el mejor sexo ¿pero qué pasa cuando estas con tus amigos? Levanto su rostro para encontrarse con esos orbes cafés que lo miraban intensamente, una torcida sonrisa apareció en el rostro del mayor quien se giró para soltarle un golpe en la cara al sujeto que antes había hablado.

—Sabes Victoria a ti no te tocaría ni un solo dedo ya que temo que sea falso como todo lo que presumes tener ¿Cuántas cirugías llevas? —Le cuestiono a la chica, camino hacia donde estaba el pelinegro, lo tomo de la mano. —Ahora les aviso que es mi novio formalmente así que espero que mantengan su maldita boca cerrada y tráguense su veneno. 

DaeHyun camino hacia su auto arrastrando a un sonriente pelinegro quien solo se despedía arrogantemente de esos sujetos que los miraban incrédulamente, cuando llegaron a su meta se colgó del cuello de su ahora novio, lo beso apasionadamente, introdujo su lengua con maestría, pego su cuerpo con más deseo.

—Te amo, te amo DaeHyun, te amo más de lo que te imaginas. —Hablo el más joven pegado a esos labios. —Vamos a mi casa mis padres no están.

—Todo lo planeaste ¿verdad? —Cuestiono el castaño entrecerrando los ojos, el pelinegro solo asintió. —Eres una maldita droga que necesito para vivir, mañana no te podrás levantar pequeño tramposo, te amo.

Notas finales:

Se me había olvidado subir, soy mala para el lemon, gracias por sus reviewss :D Ahh tengo una pagina en facee, honestamente a veces se me olvida actualizar XD 

 

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