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Never give Up por ritsuka10

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DaeHyun manejaba su automóvil último modelo intercalaba su mirada en la calle frente a él y en su copiloto quien estaba sumergido en sus pensamientos, odiaba verlo con ese famoso L, detestaba la manera que ese sujeto observaba, lo trataba, nunca fue egoísta en su vida, siempre le gusto ser compartido con los demás pero YoungJae era distinto solo quería que lo mirara a él, que dependiera de él, estaciono el auto de golpe el copiloto se giró preocupado.


—¿Que sucede? ¿Olvídate algo?—Cuestiono preocupado el menor.—Dae contesta.


—Sabes deberíamos ir a festejar mi puesto en el equipo.—Se volteo el castaño tomando el rostro de su amigo entre sus manos.— Vamos a comer a mi casa, mis padres no están, te mostrare mi habitación, quiero pasar la tarde contigo.


El corazón del pelinegro no dejo de latir desesperadamente, tenerlo tan cerca era una tortura, esas palabras, esos labios lo volvían loco, se animó acercar un poco más su rostro hasta que sus respiraciones fueron mezclándose, moría por besarlo, en descubrir que sabor tenían esos sensuales labios, se fusiono en esa mirada, ahogándose en su interior,  solo asintió levemente.


—Eres lo más hermoso que he visto en mi vida.—Dijo sin pensar el castaño mientras acariciaba ese delicado rostro.—No quiero que nadie te toque, no quiero que te lastimen, no quiero verte llorar, Jae quédate a mi lado, deja que yo cuide de ti no quiero que nadie más lo haga.


—Está bien.—Contesto el menor escondiéndose en el cuello del castaño.—Pero ¿qué vas hacer cuando debas cuidar de JongUp?


YoungJae se pegó más sus mejillas en ese morena piel, sintió como se tensaba, era obvio que siempre elegiría a Up sobre él, el peliazul era su primer amor mientras que él solo era su amigo, deseaba que lo protegiera  pero no podía hacerlo, los minuto pasaron en silencio, el mayor deshizo el abrazo para  encender el vehículo, ninguno de los dos hablaron hasta que llegaron a una enorme mansión, el pelinegro bajo el vidrio para admirar ese lugar, nunca en su vida había visto tanta riqueza junta, tanta elegancia, se sacudió el uniforme se sentía tan pequeña, tan insignificante ante tanta elegancia, cuando se estacionaron frente la entrada apareció un hombre de avanzada edad usando un smoking muy elegante, le abrió la puerta haciendo una reverencia.


—Hola Sr. Lee hemos venido a comer, él es mi amigo Jae.—Salía emocionado el castaño presentando al pelinegro quien contestaba con una reverencia.—Él es el Sr Lee, ha cuidado de mi desde muy pequeño es como mi abuelo.


—Mucho gusto Sr Lee.—Comento con una sonrisa el menor.—Lo admiro por soportar tanto al latoso del chocolate negro.


El hombre estuvo a punto de contestar pero quedo sorprendido por la reacción del pequeño Jung ya que había abrazado al pelinegro pellizcando sus mejillas, ese joven era tan distinto al resto de los integrantes de la Familia, con un corazón puro sin perjuicios pero nunca había llevado un amigo a casa, en ese aspecto era cerrado, temía que sus padres o hermanos juzgaran e incomodaran a sus amigos por eso lo evitaba, el mayordomo observo detalladamente ese joven de lentes, no era del mismo nivel, eso se notaba a simple vista.


—Bueno pediré que lleven la comida a la piscina, es una tarde muy cálida—Hablo el hombre al notar que Dae cargaba las cosas del pelinegro.—Sus padres llamaron avisando que llegaran hasta mañana.


—Gracias.—Contesto emocionado el castaño jalando por la mano a su amigo.—Vamos a cambiarnos.


YoungJae fue arrastrado a las escaleras para después ser llevado a una gigante habitación, se quedó admirado, había muchos trofeos, fotos, medallas en ese cuarto, algunos juguetes de colección, una cama lo doble que la suya, se sentó en el borde, ni en sus mejores sueños había imaginado tanto glamur, al sitio más caro que llego a ir fue hace unos meses cuando estuvo en la Isla Jeju, su hermano trabajaba como mesero en un elegante Hotel así que en las noches se escabullían para dormir en alguna de las habitaciones desocupadas era complicado ya que no podía tocar nada, se levantaban temprano en la mañana dejando todo en orden, de seguro era maravilloso despertar todos los días envuelto en esas suaves sabanas, rodeado de tanta belleza, se dejó caer cerrando sus ojos y sonriendo. DaeHyun salió de su baño usando unas bermudas grises con una camisa negra sin mangas que se adhería perfectamente a su cuerpo al ver a su amigo recostado en la cama se animó a recostarse a su lado, le quito los lentes acomodándolos en el buro cuidadosamente, delineo su perfil con su dedo, el pelinegro no se removió ni un centímetro disfrutaba ser mimado de esa manera, ser acariciado tan dulcemente, era la primera vez que alguien mas que YongNam lo hacía, Guk era a veces muy frio en ese aspecto, lo abrazaba, lo consolaba pero era más reservado, sentir esa piel sobre sus labios, sobre sus parpados, sobre sus mejillas, era gratificante, disfrutaría los momentos que el destino le estaba regalando después de tanto dolor, de tanta tristeza por primera vez era bendecido con algo hermoso.


—Deberías cambiarte para bajar a comer.—El mayor comento pegado al oído del pelinegro quien soltó una sonrisa al notar que ese aliento la provocara cosquillas.—Anda no seas  perezoso, deje algo de ropa en el baño.


DaeHyun beso la frente del menor levantándose de la cama después le ayudo de levantarse sus ojos continuaban cerrados, noto como con su mano buscaba los lentes pero el mayor no se los paso, quería verlos sin ellos, se puso delante de él, sus manos se pusieron sobre las cienes del pelinegro.


—Puedes abrirlos, quiero verte sin ellos.—Dijo pegando su frente.—Por favor, dijiste que harías lo que ye te pidiera.


—Eres un tramposo.—Contesto el menor lentamente sus parpados se despegaron, de uno de sus ojos su vista era borrosa así que solo lograba ver una parte del mayor, le regalo una dulce sonrisa.—¿Contento?   


El mayor no contesto, se perdió en esos ojos, tan hermosos, era fácil de olvidarse de JongUp cuando ese chico estaba delante de él, por primera vez deseaba que su primer amor no le correspondiera, quería seguir cuidando de Jae, quería protegerlo, lo quería para él, solo para él.


—Dame mis lentes no puedo ver bien sin ellos.—Hablo el menor.—Anda ya cumplí tu capricho.


DaeHyun camino hacia el  mueble para recoger los anteojos y después entregárselos a su dueño, YoungJae entro al baño se fue quitando la ropa para ponerse lo que le había dejado su amigo, era una bermuda negra con una playera blanca sin mangas, cuando  tenía el dorso desnudo se miró al espejo, tomo su pecho, su abdomen, aun tenia algunas cicatrices, se giró para mirar su espalda ahí estaba la peor de todas, una marca que quedo impregnada el día que su infierno acabo, donde comenzó de nuevo, al darse cuenta que era camisa sin mangas se puso nervioso, no quería amostrar su maltratado cuerpo así que se puso su camisa blanca encima dejándola abierta, cuando salió su amigo le riño por ponerse la camiseta pero con algunas palabras lo envolvió haciéndole olvidar ese detalle, bajaron a una terraza donde la comida ya estaba acomodada en una mesa los dos jóvenes tomaron asiento para comer con tranquilidad.


 


HimChan miraba entretenido ese minúsculo departamento aun había cajas de mudanza regadas en la entrada, era un lugar sumamente sencillo solo una media cocina con una barra como mesa, una micro sala que daba a una ventana, un pequeño pasillo con una habitacione de cada lado y un baño del fondo, nunca pensó que su presa fuera tan humilde, pero lo que más le extrañaba era tener a ese hígado rosado sentado delante de él, parecía que ese niño también inspeccionaba a fondo ese lugar, los dos eran millonarios siempre rodeados de lujos, de enormes mansiones que ese diminuto departamento no se podía llamar casa.


—Muchas gracias Dr Kang, disculpe las molestias pero no sabía a quién más recurrir.—Comentaba un pelinegro acompañando a un hombre de avanzada edad a la puerta.—Después pasare a pagarle.


—No te preocupes YongGuk, solo ve por este medicamento y se le bajara la fiebre  a tu amigo.—Decía el hombre despidiéndose de los jóvenes con un movimiento de mano.—No olvides que este fin de semana le toca revisión a tu hermano es importante que vaya para ver cómo va el tratamiento.


El pelinegro asintió guardando la receta en su pantalón, se despidió con una reverencia se giró a ver a sus dos tormentos quienes lo observaban con duda, una sonrisa apareció en su rostro.


—Solo se le bajaron las defensas y se le cruzo con un leve resfriado.—Dijo acercándose a los dos chicos.—Bueno ahora decidiremos quien ira por la medicina, quien cocinara y quien cuidara a JongUp.


—Puedo pedir a que uno de mis empleados vaya por medicina, yo cuidare de Uppie.—Dijo el rubio levantándose y tomando la receta que Bang sacaba de su pantalón.—Si quieren  ustedes encárguense de la comida.


—Claro jefe, eres demasiado mandón.—Contesto molesto el pelirrosa colocándose a lado de su tutor.—Mejor encargamos la comida a un lugar o le puedo decir alguno de mis empleados que nos traiga  y listo así nos evitamos de problemas.


YopngGuk bufo, esos dos chicos estaban acostumbrados que los demás hicieran sus deberes, solo sabían mandar, ordenar como niños pequeños, jalo de la mano al chico pelirrosa para que lo siguiera a la cocina.


—Mi habitación es la que está a la derecha, hay algunas toallas en mi closet y ten.—Comento YonGuk dándole una charola al rubio.—Trata de bajarle la fiebre.


HimChan tomo el recibiente caminando hacia el lugar indicado, cuando entro se pudo dar cuenta que ese cuarto estaba desértico, solo una cama, una guitarra en el piso recargada en la pared, unas maletas donde salían hojas, era tan impersonal ese lugar, en una de las paredes había recortes de todo tipo, algunas impresiones de pinturas famosas, movió la cabeza busco las toallas en ese semi vacío closet, su interior se removió nervioso ese era un mundo que nunca había conocido, tan limitado, tan minúsculo, se dirigió al baño para llenar la charola con agua fría, remojo una toalla para ponerla en la frente de su pequeño JongUp quien dormía quejándose en silencio.


—Mi pequeño tesoro.—Hablo pegando sus labios en esa tibia frente.—No deberías esforzarte tanto.


Continuo con su labor de colocar los paños fríos cuando el menor dejo de quejarse, el mayor sonrió, tomo su mano entrelazando sus dedos, con su mano libre acomodo unos rebeldes cabellos, suspiro hipnotizado aun no lograba entender por qué su corazón no dejaba de latir cuando lo tenía a su lado, lo quería, lo amaba, lo necesitaba tanto como el aire que respiraba, no lograba entender porque estaba tan enamorado de ese pequeño ¿que tenía que lo hiciera tan especial? beso su mejilla, una sonrisa apareció en su rostro, su piel tostada era suave, el lunar en su nariz era tan hermoso, se recostó  a su lado observando como su pecho subía y bajaba rítmicamente, su colonia era dulce como la de un niño, tan infantil.


—Soy tan feliz cuando estas a mi lado desearía estar siempre así.—Comentaba en un susurro el rubio, respirando con tranquilidad cerrando los ojos.—Quero robarte, quiero llevarte muy lejos para que solo estés conmigo.


JongUp se giró un poco dando un poco, escondiendo lentamente su rostro, sonrió tímidamente, su corazón no dejaba de palpitar, adoraba ser cuidado por su huyng, lo extrañaba demasiado, agradecía esa oportunidad a su lado, se estaba cansando de esconder sus sentimientos, quería intentarlo, quería ser su pareja, enamorarlo, ya no tenía miedo porque tenía la esperanza de ser correspondido, de ser amado. HimChan abrió los ojos al notar que su compañero se movía paso uno de sus brazos por debajo de su cabeza para recostarlo en su pecho, acaricio su cabello, la fiebre había bajado ahora solo dormía tranquilamente.


—Jong no te le declares a DaeHyun, no lo ames a él. —Hablo susurrando a su oído. —Elígeme a mí, quédate  a mi lado.


 


Zelo miraba sorprendido como su tutor le colocaba un delantal, trato de quejarse pero le gustaba tenerlo cerca aun no sabía que estaba haciendo en ese lugar se suponía que sería llevado a casa pero al final termino en ese pobre departamento, observo como el mayor también se ponía un delantal, se miraba tan chistoso que soltó una carcajada.


—No te burles de tus mayores, bueno prepararemos algo comer para el enfermo.—Comentaba autoritariamente el mayor.— ¿Sabes hacer cocer fideos?


—Claro tampoco soy un inútil.—Mentía orgullosamente el pelirrosa buscando nervioso alguna cacerola.—¿Por qué debo ayudarte?


YongGuk abrazo por la espalda al pelirrosa para llevarlo al lavado para que se enjabonara las manos, quería tratar de borrar la mala impresión que el pequeño tenia de él, le gustaba tratarlo de esa manera, como si fuera un muñequito,  se suponía que lo iba a llevar a casa pero deseaba pasar tiempo con él, se separó del joven para sacar algunos sartenes y artículos para cocinar.


—Pensé que eras un holgazán que solo comía porque su hermano menor le cocinaba.—Hablaba nervioso el pelirrosa tratando de poner  cocer los fideos.—Espero sepas lo que haces.


—¿Tu quien crees que le enseño a Jae a cocinar?—Contesto el mayor sonriendo mientras picaba algunas verduras—Soy un estuche de monerías.


Ambos rieron, el pelinegro encendió su celular para poner un poco de música, Fran Ocean llebana el silencio que se formaba entre los dos jóvenes, el menor tuvo que pelear con la estufa ya que no quería encender, le subió la potencia haciendo que el agua se desbordara, inflo las mejillas en señal de molestia, nunca pensó que hace fideos fuera tan complicado aunque sus mejillas estaban sonrosadas por la miradas del pelinegro así que trataba de lucir seguro de sí mismo.


—Pensé que tu mamá enseño a cocinar a tu hermano, ya que tiene muy buen sazón.—Hablo el rubio moviendo los fideos para que no se pegaran.—Pensé que eras un niño mimado.


—La señora que me dio la vida no sabía ni freír un huevo así que no creo que Jae haya sacado su sazón.—Contesto el mayor poniéndole especias a sus guisos, su voz sonaba seria e impersonal.—Desde niño tuve que cuidar de Nam, de Jae y de mí, nadie me enseño lo que ahora sé, por eso nunca espero que alguien haga algo por mí.


Zelo guardo silencio, siempre pensó que los hermanos Bang habían tenido una vida feliz, pobre pero feliz, se veían tan contentos, siempre sonriendo, ayudando a la gente, bueno Jae era tan educado, tan amable, que no podía creer que su madre no fuera una persona de buen corazón como ellos.


—¿Y tu madre?—Cuestiono tímidamente el menor.—La mía siempre está en reuniones de caridad, eventos sociales, cuidando a huérfanos mientras abandona el suyo a su suerte.


—Ninguna madres es perfecta, la mía murió hace un par de años.—Contesto tomando los fideos para vértelos en una coladera en el lavado.—Creo que me siento más tranquilo sabiendo que solo debo proteger de Nam y Jae.


Zelo tomo los fideos secos para ponerlos en otra cacerola poniéndole algunas verduras, especies, entre otros ingredientes, era extraño como el mayor se expresaba de su madre, lo causaba un poco de duda ese tal Nam, por el lugar sabía que solo vivían dos personas ahí, no quería incomodar con sus cuestionamientos tontos así que solo se dedicó a continuar, YongGuk observo como el pelirrosa se enfocaba en su cacerola, claramente parecía estar peleando internamente.


—Nam es mi gemelo, es mayor por unos minutos pero siempre se comportó como el pequeño. —Decía el pelinegro acomodando algunos guisos en la mesa. —Él decidió viajar a Japón para alcanzar a su sueño así que yo me quede con Jae    


El menor solo asintió ante la explicación, se acomodó en un rincón, se sentía tan inútil ya que el pelinegro cocinaba todo, subió sus pies en la silla observo detalladamente al mayor, ahora entendía por que Jae era un chico tan bueno si había crecido con el mejor hermano mayor del mundo, atento, amable, optimista, sonriendo por cualquier tontería pero también tenía carácter, era responsable, fuerte, suspiro con nostalgia, el hyung de quien estaba enamorado lamentablemente no le llegaba a los talones a su tutor, eran dos mundos muy diferentes, su hyung a quien llamaba panda, era un vecino varios años mayor que él, ese chico le enseño como mandar a la gente, a ser orgulloso, a crear una barrera para que los demás no lo lastimaran, nadie le dijo que esos hábitos eran negativos, nadie lo hizo sentir culpable sino todo lo contrario, la gente  que lo rodeaba parecía afirmarle que su comportamiento era el esperado, tal vez no el correcto, YongGuk fue el primero en decirle que estaba mal.


—Te han quedado deliciosos los fideos.—Comentaba con una sonrisa el mayor acercándose al pelirrosa.—Haz hecho un buen trabajo.


—Solo los puse a cocer, le eche las especies que me dijiste y le revolví lo que tú me dabas.—Contesto con un puchero.—No sé por qué me felicitas.


El pelinegro se acercó al joven bajándose hasta quedar a su altura, despeino su cabello con ternura, adoraba el color de su piel, blanca como una hoja de papel, pero suave como el pétalo de una rosa, acaricio sus mejillas, pego su frente, le recordaba tanto a Jae cuando era niño, tan frágil, tan débil, tal vez era su instinto de hermano mayor por lo que siempre quería cuidar a ese berrinchudo, adoraba estar con él, embriagarse en su infantil colonia.


—Tú fuiste quien movió la pasta, tú fuiste quien eligió cuando echarle de cada cosa, la comida quedo deliciosa por ti.—Dijo el pelinegro dándole un beso en la punta de su nariz.—Cuando haces bien las cosas mereces un premio, por eso debes esforzarte.


—Eres raro YongGuk-hyung, hablas como un anciano.—Le contesto el menor tomando el rostro del mayor.—Eres anticuado, aburrido, pobre, demasiado positivo además tienes una personalidad oculta que parece ser peligrosa, eres extraño.


JunHong se acercó a los labios del mayor para besarlo, esa persona era un mundo de diferencia a él, pero le gustaba estar a su lado, su casa era una pocilga, su ropa era barata, le temía a esa otra personalidad que vivía en el mayor pero no le importo, solo deseaba perderse en sus labios una vez más, se colgó a su cuello, una lengua lo invadió y contesto con la misma emoción.


—¿Por qué me besas? puedo ser un criminal que solo finge ser buena persona.—Comento el mayor pegado a esos labios con una burlona sonrisa.—Eres un niño tonto y caprichoso.


—Tu eres un tutor pedófilo por contestarme.—Dijo riéndose el menor mientras era alzado.—No te preocupes, me se cuidar.


YongGuk rio dulcemente, coloco al joven en la mesa, lo abrazo por la cadera, continuo besándolo con delicadeza, adoraba perderse en esa sensación de inocencia que el pelirrosa irradiaba, continuaron jugando con sus lenguas, Zelo acomodaba ese cabello en diferentes looks burlándose, riendo, disfrutando de ese tono momento juntos.

Notas finales:

Gracias por sus reviews!! Es algo cortito pero espero que les guste, una disculpa por la tardanza xD tengo mucho trabajo, lo siento xD 


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