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Colección oneshots por ritsuka10

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Título: Pray

Parejas: DaeJae.

Género: Romántico, dramático.

Aclaraciones: Basado en la canción Pray de Sunny Hill.

POV YoungJae

Camino por la acera de la calle la gente no deja de arrempujarme, parecen estar inmersos en sus asuntos, tan ocupados en sus vidas que no se ponen a ver las estrellas, esa es la razón que soy un estorbo debido que cada dos pasos que doy me quedo parado para mirar el cielo, en la ciudad es complicado ver esos luceros brillantes pero hay uno que siempre logro a notar, una tonta sonrisa se dibuja en mi rostro, cierro los ojos para que la brisa cálida acaricia mis mejillas.

Eres lo más hermoso que he visto en mi vida, tus mejillas redondas cuando te molestas son lindas. —Nuevamente esa voz se cuela en mi mente. —Jae quiero ir a ver florecer los cerezos contigo.

A veces me pregunto de donde viene esa hermosa voz que llega a mis oídos pero cuando abro los ojos no veo a nadie, solo ese enorme hueco en mi estómago se extiende por todo mi ser, me corrompe por dentro, me ahoga a tal grado de dolerme el alma, las ganas de llorar vuelven a mis ojos, no sé quién es y lo extraño tanto, el sonido de mi celular me despierta.

—Ven a casa es tarde para que estés fuera. —Una grave voz resonó por auricular. —Zelo ha traído la cena, ven rápido y no te entregas observando las estrellas.

—Sí, ya voy. —Contesto sonriendo debido a que escucho que esa pareja comienza a pelear. —Por favor no quiero que hagan sus guarradas en la sala.

No recibo una respuesta porque finalizo la llamada, el aire del invierno se hace presente así que me cubro con mi bufanda roja me paro en la esquina esperando que el semáforo se ponga en verde al notar que se pone en ese tono camino por las líneas blancas pero algo en mi interior me provoca girarme es en ese momento que mi mirada queda atrapada por una hermosa sonrisa, ese joven de cabello rubio me mira tiernamente camina hacia mí para envolverme en sus brazos, su calor me arropa, me aferro a su espalda, comienzo a soltar las lágrimas que estaban estancadas en mis ojos, te extrañe, no sé porque pienso en eso si no conozco al joven, su aroma me es muy familiar pero no puedo recordarlo.

—Sigues siendo tan hermoso, los meses no pasan por ti. —Esa voz, es la misma de mis sueños, él es el dueño. —Vamos a ver florecer los cerezos juntos.

—¿Quién eres? ¿Por qué deseo ir contigo? —Cuestiono uniendo mis labios   a los gruesos de ese rubio. —Te extrañaba, te extraño tanto y no sé porque.

Toma mi rostro en sus manos, besa mi frente, mis mejillas, su sonrisa me deja desarmado, mis lágrimas han humedecido mi piel pero el busca limpiarlas con su dedo pulgar, delinea mi perfil es como si verificará que sigo siendo yo, pierdo la noción del tiempo debido a que me sumerjo en sus orbes cafés, con mi dedo índice recorro esos gruesos labios, él me besa provocando cosquillas es cuando suelto una risa, forma un puchero.

—Quiero comer cheescake, extraño su sabor. —Habla tomándome de la mano, entrelazo mis dedos con los suyos. —¿Aun YongGuk y Zelo siguen haciendo guarradas en la sala? Siempre que llegábamos a casa los encontrábamos en plena acción.

—Lo sé aunque prefiero encontrarlos a ellos que a HimChan y Up, son demasiados masoquistas para mí. —Contesto recargándome en su hombro. —Sigo sin entender porque no buscan otra casa.

Mis palabras salen sin pedirme permiso ¿Por qué siento que conozco a este chico? Es como si hubiéramos compartido un pasado, una historia pero aunque intente pensarlo no lo recuerdo, un golpe seco se escucha a mi espalda, trato de girarme pero mi acompañante me detiene para que lo mire a la cara, me vuelve a besar, se aferra de mi cadera, sus manos son varoniles, son fuertes, dejo que acaricie mi anatomía, que se deslicen por mi piel.

—Cuando entramos a la Universidad decidimos vivir los cuatro y un par de años después se unieron los dos maknaes, dejaste de ser el peque. —Dijo pegado a mis labios, mordió el inferior con saña. —Pero fui feliz ya que solo tenías ojos para mí, pasamos miles de noches bajo ese cielo estrellado recostados en la azotea.

—Era nuestro escondite, nuestro refugio, tú serias un gran astrónomo y yo un lindo profesor. —Conteste acariciando su rostro. —Me pasaba toda la noche mirándote dormir, eras un ángel que provocabas que mi corazón latiera de alegría.

El rubio se sonrojo bajando su mirada hacia el piso, me hundí en su cuello absorbiendo esa deliciosa colonia, ya no trate de buscarlo en mis memorias solo me dejaba llevar por el momento, por ese instante maravilloso, caminamos tomados de las manos,  me explicaba sobre las constelaciones, las estrellas, yo solo asentía emocionado, no dejaba de hacer bromas tontas, hacia pucheros cuando no me reía de ellas, llegamos a un parque, los arboles de cerezos estaban cubiertas de una gruesa capa blanca, nos sentamos en la fría nieve pero extrañamente no temblé por el contacto, me arrastro obligándome a sentarme encima de él, me colgué de su cuello.

—Nunca tuve el valor de confesarte mis sentimientos, fui un cobarde. —Comento el joven escondiéndose en mi pecho. —Me gustas Jae, me enamore de ti cuando nos conocimos en preparatoria, los años de Universidad fueron los más hermosos de mi vida, han pasado dos años desde la última vez que te vi.  

—No te recuerdo es como si un corrector hubiera borrado mis memorias. —Hablo hundiendo mis manos en su suave cabello. —Pero creo que siempre supe que me amabas, que me querías por eso me mantuve a tu lado.

Mi bufanda fue lanzada al piso, los botones de mi abrigo fueron desapareciendo sus labios fueron dejando marcas en mi cuello, en mi pecho, esa cálida sensación me inundaba, me invadía provocando que me quemara por dentro, metí mis manos por debajo de su ropa, su abdomen estaba fuertemente marcado, mis dedos delinearon esos cuadros, se estremeció por mi contacto fue entonces que sentí algo duro restregarse en mis muslos, el solo pensar que yo causaba eso me provoco una ráfaga de lujuria, mi pecho estaba desnudo, cosa extraña no sentía frio, solo el agobiante calor de sus manos sobre mi cuerpo, mis muslos se tensaron al sentir que ninguna prenda los cubría los abrí a tal grado de ser capaz de sentir esos dedos en su interior, grite hasta quedarme sin aliento, la sensación que me embriagaba era la locura, ese lugar estaba desierto tal vez por esa razón no escatime en mis gemidos ni él en los suyos, mordí su cuello, enterré mis uñas en su espalda dejándola completamente roja, cuando algo húmedo ingreso en mi cuerpo me relamí los labios, no dolió para ser mi primera vez con un hombre, creo que no sentí dolor porque era él, la persona que me trataba con dulzura, el extraño que mordía mi barbilla que me gritaba una y otra vez que me amaba, que solo había regresado por mí, cada embestida llegaba a un punto que me enloquecía, las lágrimas salieron de mi rostro, mire el cielo la estrella que siempre me seguía ya no brillaba más, lloré y grite al sentir algo tibio invadirme, lo guarde en mis brazos, me aferre a él temiendo que desapareciera.

—Estoy feliz de tenerte en mis brazos. —Hable tomando levantando la barbilla de ese extraño, él sonreía agradecido. —No quiero que te vayas, quédate conmigo DaeHyun.

—Solo quería llevarte a ver los cerezos florecer. —Contesto besando mis labios, me abrazo por la cadera. —Mira ya han florecido.

Observe mi alrededor, no podía creerlo miles de flores de sakura volaban a mi alrededor, nos levantamos con cuidado, arreglamos nuestra ropa, deje mi abrigo en el césped verde junto con mi bufanda roja, di vueltas con los brazos abiertos, debía ser imposible, estábamos en pleno invierno, solo era una fantasía, un arrebato de mi locura, una mano me detuvo una vez más estaba pegado a su pecho, su corazón latía tan rápido como el mío, una sonrisa se formó en mis labios, lo recordaba todo, sus miradas, sus juegos, sus bromas, sus risas, su bella voz cantando en un karaoke, siempre llamándome, siempre observándome con su cálida sonrisa, me aferre a su espalda, sus labios pegados en mi cabello.

—Mejor quédate conmigo a ver florecer los cerezos por siempre. —Su voz se fundió en mi alma, sabía que significaban esas palabras, esa propuesta. —Te amo YoungJae.

—Te amo DaeHyun. —Conteste besándolo, ahora sabía que no llegaría a cenar, que no volvería a ver a mis amigos. —Gracias por regresar por mí.

FIN POV YoungJae    

En una enorme mansión el teléfono no paraba de sonar, un adormilado pelirrosa se levantó para contestar las palabras que escucho lo dejaron más blanco de lo que estaba corrió hacia su pareja para despertarlo, ambos jóvenes se cambiaron rápidamente de ropa para después subir a su auto, llegaron al Hospital tomados de la mano, cuando el medico se les acerco el más joven soltó un grito de dolor dejándose caer al piso su pareja lo guardo en sus brazos, tratando de calmarlo, varios minutos después llego otra pareja quienes también derramaron lágrimas al escuchar la noticia, cuatro almas no pararon de sollozar, su dolor era demasiado. Durante el sepelio estuvieron abrazados al final de la jornada los cuatro personajes miraban esa lapida.

—Le dije que no mirara las estrellas pero nunca me hacía caso. —Una grave voz hablo dejando una rosa en la tumba mientras abrazaba por la espalda a su pareja. —¿Crees que este bien que lo entierremos en la misma tumba?

—Deben estar juntos, es lo que hubiera deseado. —Contesto el rubio guardando en sus brazos a un peliazul. —Espero que se hayan encontrado, desde hace dos años que murió DaeHyun nuestro querido Jae no era el mismo. 

Notas finales:

Regalo por el día de muertos, un pequeño DaeJae, quien dice que los muertos no nos pueden visitar ?????????? GRACIAS POR SUS REVIEWSS!!


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