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Segundo Plano por InuKidGakupo

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Notas del capitulo:

Hola! Perdón el retraso, pero ya había avisado. Lo admito, perdí el tiempo, hice unos fan arts todos feos de Madoka Magica x DB, y de las dos horas diarias que dedico a escribir ocupaba una para eso jeje. Además que no escribí en todo el fin, y me fui a tomar  jojojojo

Bueno, el cap tres, se lleva mucho con el título, ojalá les guste, a mí sí lol! Jajaja ok ya!

Dejó ir otro suspiro, sin despegar sus ojos del techo sobre él, siendo acompañado únicamente por el sonido de las manecillas del reloj decorando cada segundo que transcurría. Aunque ya no sabía en realidad cuanto era lo que llevaba ahí acostado en su sofá, usando sus brazos como almohadas y perdido entre sus más profundos pensamientos.

Pero no había mucho en que pensar, o más bien, no había nada claro en lo que pudiera fijarse, y no tenía ni la más mínima intención de arruinar lo que había en su cabeza. Ese beso. Ese tacto, roce tan delicado y tan abrupto al mismo tiempo, cargado de miedo, y de profunda seguridad. Era nada y todo al mismo tiempo. Silencioso, pero pudo sentir más allá de lo que cualquier palabra pudiera decir. Fugaz, pero con una trascendencia perpetua en su alma. Todo y nada.

Nada. Eso sonaba terriblemente doloroso en sus pensamientos, haciéndolo escuchar esa terrible voz que le preguntaba en su mente que es lo que era. Y la temible respuesta jamás llegaba a su mente, porque sencillamente, no había una. Había sido imposible no generar ilusión dentro de sí, eso definitivamente no podía no significar algo para Tien, él era demasiado cohibido como para estar haciendo eso por que sí.

Eso lo llevaba a otra posibilidad, la posibilidad de que su amigo compartiera pensamientos e incluso sentimientos que en él nacían. Y eso le pintó una sonrisa en los labios, emocionada, pero aun insegura. ¿Qué había sido eso de disculparse y largarse sin más? ¡¿Y por qué rayos no lo había seguido cuando se marchó?!

No lo sabía, y quizá la respuesta podía no gustarle, o podía ser la misma que la de él. Miedo e inseguridad. ¿Sería eso?
Siseó por quinta vez en diez minutos, cerrando los ojos y tratando de calmarse nuevamente, sabía que era peligroso pensar de más, pero también sabía que quedarse ahí acostado tampoco serviría de nada. Todo era una contradicción de todo, y las dudas siempre eran más fuertes que las certezas.

¿Por qué lo había besado? ¿Por qué y luego se fue como si nada? Era claro que Tien lo hizo a propósito, quería hacerlo, entonces solo se marchó por qué sintió pánico, “Eso debe ser…” se dijo para convencerse internamente. Pero aun había más cosas que no lograba entender, sí, estaba bastante sorprendido de que Tien hubiese actuado de esa manera, jamás se lo hubiera imaginado, pero, ¿Qué era lo que orilló a Tien a besarlo? ¿Solo el deseo de besarlo… o había algo más…?

Los segundos volvieron a abrumarlo resonando como si estuvieran en sus oídos, torturado con cada uno que pasaba sin saber aún que pensar, decir, y más aún, como actuar. Si la actitud increíble de Tien le sorprendía, le sorprendía más que él no hubiese hecho nada, nada de nada, ni siquiera había sido el que inició el beso, ni lo llevó más allá, ni tampoco dijo nada bueno como para frenar a Tien. Era un completo idiota.

Y ahora estaba ahí, arrastrado por la fuerza casi milagrosa de la naturaleza hasta su hogar después de aquel acontecimiento, tirándose en su sillón, donde pasó toda la noche sin saber si estaba despierto o dormía. En su mente parecía no haber diferencias, seguía siendo algo tan irreal y tan verdadero que su recuerdo parecía materializarse con cada minuto.

Sus ojos viajaron al cuadro del mueble a unos pocos metros de ahí, donde sobre este relucía esa foto que había contemplado por bastas horas, inclusive si la falta de luz se lo impedía, sus ojos se fijaban ahí, sabiendo que en ese lugar podía darse valor al enfrentar aquellos serios ojos que adornan aquel firme rostro. Sí, cada vez que volvía a ver la eterna expresión de su amigo en aquel retrato, sentía como si jamás la hubiese visto, cargando su pecho de miedo y emoción.

De nuevo miró al frente para parar la tortura de ser “visto” por esos negros orbes, pegando su mirada al techo, y a la nada misma. En realidad no le dolía el cuerpo, pero tanto él como su corazón le exigían salir de ahí ahora mismo y ponerse en marcha, pero parecía imposible, su mente no daba las órdenes y no podía salir de ese lugar, sin obtener respuesta por parte de sus pies tampoco.

¿Qué iba a hacer? Preguntaba su mente cada vez que en su corazón fluía la sensación de querer salir volando de ahí mismo. “¿Qué vas a decir?” se decía sin encontrar algo coherente, pues todo llevaba a un punto donde la idiotez y los nervios ganaban haciéndolo decir tonterías antes de una buena exposición del problema. “¿Qué te va a decir?” de acuerdo, parecía que su pensamiento deseaba romper con cada ilusión y valor que tenía.

Pero era la verdad, el razonamiento no muy común en él que le estaba impidiendo, milagrosamente, actuar improvisadamente y quedar como un completo idiota, y no sabía si agradecer u odiar esa reacción involuntaria. Sí, no quería llegar como un animal a decir disparates que ni él mismo entendía ante una idea que solo era una posibilidad. Pero tampoco planeaba quedarse ahí mismo el resto de su vida, en realidad tampoco el resto del día.

Con bastante dificultad giró su cabeza hasta que su vista se cruzó con el escandaloso reloj que marcaba la hora con determinación, siendo ya las diez de la mañana, ¿en qué momento se había dado esa hora? ¿Era tarde, o muy temprano? ¿Ir o quedarse ahí?
“Que cobarde…” pensó clasificándose él mismo como tal, pues ni con Cell había pensado tanto en ir o no, sabiendo que estaba en riesgo su vida. Ahora si no era su vida, parecía lo más importante de ella.

Con ese último flash de valor, imaginando por un momento que no era más que otro adversario al cual enfrentar con total valía, se puso de pie, sintiendo las piernas temblar al instante, pero manteniéndose firme a pesar de eso. Tomó un gran sorbo de aire, sabiendo que aun debía pensar, pero ya no cambiar de opinión. Sonrió, dándose la vuelta en dirección a su habitación, necesitaba un buen baño antes, y quizá también algo de comida.

[…]

-¡Un bebé, Tien! ¡¿Te imaginas?!- gritó el, ya no tan joven, Cahoz, sonriendo animadamente a su compañero.

-es fantástico…- contestó forzándose a sonreír, aunque su amigo notó de inmediato que detrás de esta no había más que pesadez, sin un dejo de verdadera felicidad.

-¿Qué sucede, Tien? ¿Acaso no te alegra que vaya a ser padre?- inquirió el bajito, en un tono demasiado triste y prontamente melancólico.

-no Chaoz, no es eso. ¡Por supuesto que me alegra que tú y Shika vayan a tener un hijo! ¡Es grandioso! Y estoy muy feliz por ustedes, esa es la verdad…- explicó, andando un poco más de pasos a través del bosque.

-¿entonces qué sucede? ¿Por qué te ves tan triste?- volvió a preguntar, conociendo por demasiados años a su amigo como para saber leer lo que pensaba y lo que sentía.

-nada… solo estoy un poco cansado…- mintió sobándose el cuello levemente, mirando a otro lado y andando un poco más clavando sus pies entre la nieve bajo él.

-¿cansado?- masculló Chaoz, volando otro tanto para quedar nuevamente a la par con su compañero. -es por algo que hiciste ayer… ¿verdad?- Tien no contestó, girando su cabeza aún más para evitar ser visto por el otro, sabía que de su mirada se colaría la respuesta. -¿pasó algo con Yamcha? ¿Es por eso que no fuiste hoy con él?- insistió, volando hasta posarse frente a Tien y cerrarle el camino. -¿es eso Tien? ¿Por eso estas triste?-

-claro que no, Chaoz…- contestó, su voz siempre seria y decidida, una que convencería a cualquiera, pero Chaoz no era cualquiera, y no necesitaba su confirmación para saber que acababa de dar en el blanco.

-está bien Tien, si no quieres decirme te entiendo…- se giró para contemplar las montañas y pinos cubiertos por la manta blanca. –pero no sé qué podría ser tan grave como para que se enojaran…- Tien no pudo evitar sentirse nervioso al contemplar la respuesta. La razón de su supuesto “enojo” que realmente estaba lejos de ser denominado así.

-las razones no importan…- susurró, metiendo sus manos en las bolsas de sus pantalones azules y avanzando otro tanto en busca de leña.

-pues yo creo que si… deberías hablar con él…- sugirió,  y Tien agradeció estar de espaldas a su amigo, pues no pudo apreciar la tensión que sufrió al imaginar simplemente una posibilidad así. –Te veías tan feliz…- comentó Chaoz como para sí mismo, dejando oír en su voz algo de tristeza por la inesperada situación.

-anda, debemos volver…- dijo Tien después de varios minutos recolectando madera suficiente para la calefacción de su cabaña.

-¿Crees que con esto alcance?- preguntó el pequeño mirando sus propios brazos cargados.

-supongo que sí, al menos para hoy…- respondió sujetando con fuerza los trozos grandes de madera.

-no quiero que mi hijo pase frío…-

-¿así que vas a ser padre, Chaoz?- Los ojos del mencionado y de Tien se fueron rápidamente hacia atrás de ellos, guiados por la voz que acababa de sonar con suma tranquilidad.

Por unos momentos no hubo ruido, fueron solo miradas y sorpresas. -¡Yamcha! ¡Qué sorpresa!- exclamó Chaoz volando para estar un poco más cerca.

-Hola Chaoz, cuanto tiempo…- comentó mirándolo algo melancólico. -¿así que vas a tener un hijo?- reiteró y los ojos negros del pequeño volador se iluminaron.

-¡Sí! ¡Estoy muy emocionado! ¡Al final de este año nacerá!- exclamó totalmente contento.

-eso es genial Chaoz, ¡te felicito!- dio una breve palmada en el hombro del diminuto ser.

-¡Gracias Yamcha!- sonrió unos breves momentos, antes de que su mirada captara la imagen incomoda y nerviosa de Tien, quien solo miraba el suelo con la clara intención de querer terminar eso e irse. –Bueno… iré dejar esta leña a la casa… - los ojos, atemorizados, de Tien miraron a su compañero con confusión y suplica. –Supongo que has venido a hablar con Tien…-dedujo, mirando a Yamcha, quien asintió discretamente. –Así que mejor me voy, Shika me espera…- alzó el vuelo sin más, deteniéndose a solo unos metros.

-¡Pero, Chaoz, tengo que llevar esto y…!- trató de decir cubierto de miedo a quedarse solo con aquel hombre, sin saber cómo reaccionar ante lo sucedido el día anterior.

-¡No te preocupes! ¡Con esta alcanza por ahora, tomate el tiempo que quieras!- se adelantó a decir, dedicando una breve sonrisa a Yamcha. -¡Adiós!- su corto cuerpo desapareció en solo segundos a través de las puntas puntiagudas de los pinos.

-vaya… así que será papá…- comentó Yamcha con dolor, un extraño dolor de saberse una vez más, más solo que el resto.

-no te sentí llegar…- comentó Tien aun dándole la espalda y mirando al cielo.

-sí, en realidad traía mi Ki algo bajo, ya sabes… para no llamar mucho la atención…- respondió como si nada, dejando ir una risita despreocupada.

-¿a qué has venido?- preguntó Tien dándose la vuelta, borrando la sonrisa de Yamcha ante la expresión seria de él.

-bueno, me quedé sin azúcar y quería ver si ustedes tenían que me regalen…- bromeó y volvió a reír por lo bajo. Tien siseó ante aquello, algo exasperado por la manera poco seria, o demasiado tranquila, de tomar la situación. Una que para él le estaba tomando cada partícula de fortaleza dentro de sí.

-Yamcha, no estoy para esto, sabes, estoy un poco ocupado…- masculló buscando de alguna manera tratar de salirse de ahí.

-¿ocupado?- rio dolorosamente y miró la densa capa de nieve que cubría la planta de sus zapatos de marca. –ya veo…-

-no me hagas esto… ¿a qué has venido?- reiteró, deseando poder dejar de ver ese rostro acongojado de Yamcha, pues le dolía bastante, más sabiendo que de alguna manera era él la causa de ello.

-¿a qué he venido? ¿Me lo preguntas en serio?- volvió a reír de la misma forma, sin despegar un momento su vista del suelo, pero dejando ver un surco que atravesaba su frente. -¿besarme y salir corriendo no te dice nada?-

Las mejillas de Tien se coloraron, desviando su vista a un costado para no tener que luchar con la presencia de Yamcha, quien levantó lo suficiente la cabeza para dejar ver su evidente confusión y pena. Tien no sabía que decir, tenía la cabeza en blanco  el corazón latiendo con una fuerza casi desconocida, tenía miedo, a la situación donde su cerebro podía contemplar miles de cosas y escenarios, unos nunca antes experimentados para él, la mayoría de ellos dolorosos y lamentables.

-yo… lo siento, perdóname… no sé… no se en que estaba pensando…- dijo, y Yamcha levantó totalmente la mirada, mostrando su rostro desencajado y sus ojos sorprendidos y dolidos ante esa respuesta.

-¿tu… tu querías hacerlo?- inquirió, sintiendo de nuevo ese agujero de desconfianza e incertidumbre ante la situación, sin poder definir en su mente si Tien sentía algo más, o solo fue tontería de un momento. Si él era tontería de un momento.

-yo… yo… pues yo…- dijo Tien dubitativo, sin saber cómo expresar lo que pensaba, alterado con la expresión de Yamcha, que no sabía si tomar como una esperanza, o como si suplicara eso hubiera sido un error. –Yo… yo no sé qué esperas que diga…- admitió, frunciendo el ceño y sin atreverse a enfrentar a su amigo.

-yo espero que digas la verdad… no me importa cuál sea…- también endureció el rostro, tratando de mostrar nada más que determinación y decisión.

-yo no sé por qué lo hice…- contestó, y Yamcha no supo si lo imaginó, o verdaderamente algo dentro de sí acaba de hacer un sonido de quiebre. “No sabe por qué lo hizo, eso significa que no eres tú…” se dijo a sí mismo, bajando de nuevo la mirada entristecido. –Solo sé que cuando te veo pierdo el juicio y me entran las ganas de hacerlo de nuevo…-

Era imposible determinar cuál de los dos rostros estaba más sonrojado, sus miradas no se cruzaban pero sabían que se encontraban en la misma situación. Ahogados en un silencio que en realidad no era incomodo, si no, reflexivo, tratando de digerir las palabras que acababan de ser dichas. Inclusive Tien, que no supo de donde salía ese valor cuando se trataba de Yamcha, su boca lo había dicho sin darle oportunidad a frenarlas o pensarlas un poco más.

-Tien, yo…-

-lo siento… de verdad, yo no quiero que tu…- dijo Tien alterado, dando un breve paso hacia atrás, imaginando una de las peores escenas dentro de su cabeza, evitando a toda costa los ojos de Yamcha, los cuales creyó estarían llenos de asco y rabia.

-¡Tien, espera!- exigió el ex bandido, avanzando la misma distancia hacia el frente. –Yo… yo quería que tú lo hicieras…- Yamcha se permitió reír, sin dejar paso a más dudas y avanzando un poco más hacia Tien, quien pareció congelarse ante aquella confesión, con el rostro avergonzado en una expresión tímida.

Yamcha avanzó un poco más, aliviado de haber recuperado algo de su valentía e iniciativa en esa clase de situaciones, extasiado por una renovada confianza, que no le borraba la sonrisa del rosto y su mirada divertida al ver el rostro tan tímido de su amigo, sorprendido a la vez por la valentía y aceptación de sus palabras.

-Tien… mírame…- pidió, pero el otro no hizo caso, tensándose aún más y presionando los labios con nerviosismo.

El ex bandido volvió a reír, cortando la última y poca distancia que quedaba entre ellos, separados por los brazos de Tien que aun cargaban unos retazos de madera. Colocó sus manos sobre los brazos de Tien, tirando de estos suavemente, haciéndolo soltar y desparramar toda la leña sobre el suelo, pues en realidad cedió con mucha facilidad.
 No hubo más, Yamcha levantó el cuello apoyándose incluso del mismo Tien para pararse casi en puntas, juntando sus labios en un beso seco, logrando que Tien finalmente girara su cabeza al frente, para corresponder cortamente a aquel contacto.

Esta vez fueron guiados por Yamcha, quien prolongó el beso, masajeando con suavidad sus labios unidos, dando breves y suaves mordiscos con ellos, provocando en Tien demasiadas emociones y sensaciones sin clasificación, simplemente se sentía maravilloso. Pronto comenzó a igualar los movimientos, regresando a Yamcha aquel detalle, acariciando sus labios que se mezclaban en una jugada inigualable, sintiéndolos y atrapándolos dentro de los suyos.

Sus ojos cerrados solo daban paso a la experiencia más profunda de ese acto, respirando uno el aire del otro, atrapado por su aroma y atado a sus deseos. Los brazos, cálidos, de Yamcha se ataron como cadenas al cuello de Tien, obligándolo a bajar aún más, haciendo su beso necesitado de más y más profundidad. Tien tomó por instinto la espalda de Yamcha, atrayéndolo hacia sí con tan solo un movimiento. Sintiendo el calor, el deseo, la compañía… la piel y el sentimiento.

Los labios de Tien se humedecieron al ser acariciados por la suave textura de la lengua de Yamcha, pidiendo de esta forma acceso a dicha cavidad, sin tardar mucho en permitírselo. Calidez, sabor, jugueteo, delicia, éxtasis, placer, cariño, todo se veía envuelto en el baile descomunal que sus lenguas atravesaban al pasarse de una boca a otra, compartiendo el sabor hasta hacerse uno y no encontrar diferencia.

Yamcha terminó con el beso, separándose y dedicándole una total y sincera sonrisa a Tien, quien solo se sonrojó, pero ya no volvió a esconder la mirada. –Tien… ¿Qué te parece si hablamos?- propuso, y el otro asintió algo perdido aun en las sensaciones anteriores. –pero vamos a otro lado, me estoy muriendo de frío…- agregó soltando una breve risa.

[…]

-Yamcha…- jadeó al separarse un poco, sin aire y con la voz temblorosa y los sentidos al máximo. –Espera…- trató de decir mientras abría los  ojos y se separaba un poco hasta poder mirar a su acompañante.

Yamcha frunció el ceño ante la ruptura del beso, pero enfrentó los ojos confundidos de Tien, que miraba sin razón, perdido en la idea de que solo fuese un bello sueño y en cualquier momento pudiese despertar y terminar con tan irreal momento. Dejó ver una sonrisa en sus labios y también tomó una leve distancia entre sus rostros para observarse adecuadamente.

-¿Qué pasa?- inquirió, tratando de adivinar qué clase de cosas podrían estar atormentando a Tien en ese momento, cuando él mantenía su mente en blanco absorbido por las sensaciones sin dar paso a ninguna clase de pensamiento racional, ni de ningún tipo.

-esto… - hizo una pausa sin saber cómo expresarse. –Creo que debemos hablar…- masculló hundiendo su mirada en el suelo, sin nada y con todo sobre su mente.

-¿de verdad quieres hablar?- preguntó burlonamente Yamcha, arqueando una ceja y haciendo que Tien mirara sus ojos, encontrando en ellos la respuesta que deseaba. Dejó ver una sonrisa divertida en sus labios. –no te preocupes, todo está bien…- lo tranquilizó, viajando su vista a un lado, donde un bello paisaje les acompañaba.

Una cálida pradera, adornada por un río, reflejando el sol en cada verde pasto que brotaba del suelo bajo ellos, extendiéndose por un terreno indescifrable, donde unas cuantas aves dejaban su cantar ser arrastrado por el viento, meneando sus cortas mechas negras sobre su cabeza. El lugar era perfecto, era hermoso, silencioso, apartado, pero lleno de vida y gozoso de una calidez y confort sorprendente.

Tien miró una vez más el suelo, dejando ir un suspiro dudoso, frunciendo el ceño y apreciando la sombra del árbol que había justo sobre sus cabezas, cubriéndolos de los rayos directos del sol. Habían elegido un buen lugar para ir, estaba relativamente lejos, prácticamente al otro lado del mundo de su cabaña, pero el lugar le traía paz, y una perfecta compañía.

Yamcha volvió a mirarlo, reflejando en sus poderosos ojos negros el azul brillante del cielo y el blanquecino de las nubes esponjosas y brillantes que le acompañaban. Lucían espectaculares, todo el lucía increíblemente perfecto, hermoso, poderoso, fiero, inquebrantable, pero transparente y débil, tanto que daba la impresión de que podría atravesarlo solo con el siseo de su respiración.

Nuevamente esas ganas de perder el control y besarlo llegaron a él, pero extrañamente se reflejaba como preocupación a través de sus ojos. Sí, estaba preocupado, preocupado de sentir lo que sentía, de pasar lo que pasaba, de estar donde estaba… y con quien estaba. Millones de dudas y de preguntas corrían dentro de su mente sin orden o coherencia, solo estaban ahí, atormentando a cada segundo y sin definir sus deseos. Quería huir e irse, y deseaba a la vez permanecer ahí para siempre.

Lo quería todo y nada. Los dos al mismo tiempo. Tenía mucho miedo a querer.

-¿Qué tanto piensas?- quiso saber el ex bandido, dedicando una mirada y una leve sonrisa. Tien evitó ese gesto, atrayendo su atención al movimiento de los matorrales al mecerse con el viento y percibiendo cada sonido que producían al rozar sus hojas entre sus tallos.

-En que si esto está bien…- respondió sin darse cuenta, sonando casi como un susurro igualándose a la naturaleza.

-Lo está si tú quieres que así sea…- dijo Yamcha dejando ir una breve risa. Pero Tien permaneció inmutable, clavado en la lejanía y meditando aun cada cosa que transcurría por su cabeza, una bastante revuelta.

Yamcha pasó su mano por su cabello, tratando de lanzarlo hacia atrás en una lucha contra la corriente del viento, mirando de reojo a Tien, quien llevaba más tiempo callado de lo que debería, y que seguía demasiado pensativo y nervioso. Como si tuviera miedo, como si se sintiera culpable o arrepentido. ¿Estaba arrepentido de algo que aún no sucedida? ¿O es que le desagradaba tanto la situación actual?

No lo sabía, pero tantas posibilidades le hicieron pensar de nuevo, caer en la realidad y hacer que sus pensamientos volvieran a ser parte de su cabeza, y que sus emociones se controlaran de nuevo en un flujo con sentido. ¿Estaba bien? Bueno, estaba bien para él. No le importaba nada, y había soñado con una nueva oportunidad para el destino. Y sabía que era esa, sus labios y su corazón jamás habían sentido el mismo calor y vida nunca antes, era eso, y no otra cosa lo que lo impulsaba a pensar que estaba bien. Pero… debía admitir que en el camino hasta ahí Tien no había dicho nada, y además de eso se veía baste tenso, quizá, incomodo, y además de que fue él quien comenzó a besar a Tien en cuanto llegar ahí, sería entonces que…

-¿está bien, Tien?- preguntó, sacando al mencionado de sus pensamientos y atrayendo su atención velozmente. Tien lo miró, demostrando con un ladeo de cabeza que no sabía a qué se refería. -¿esto está bien para ti?- inquirió, y miró atentó los ojos de Tien volver a evitarlo y perderse en el horizonte sin contestar.

-no lo sé…- respondió, con tanta tranquilidad que parecía restarle importancia al asunto. –Quizá…- añadió, apretando los labios después de eso, tan vez deteniendo algunas palabras más que fluían por su mente y obligaban a querer salir por su garganta.

-¿quizá?- masculló Yamcha, sacando las manos de sus bolsillos y girándose totalmente hacia Tien, quien lo miró por la esquina de su ojo. –no hay un quizá Tien, dímelo, ¿esto está bien para ti?- repitió, y pensamientos volvieron a sonar en la mente del triclope.

-pues…- trató de responder algo, pero nada concreto volvía a haber. Solo dos cosas: Ignorar ese asunto, mandar todo al demonio y volver a besarse sin control… o meditar detenidamente lo más correcto según todo.

-ya veo…- Yamcha volvió a tranquilizar su expresión ante el silencio de Tien, llenando sus pulmones de aire fresco. -¿así que no puedes decirme una respuesta?- continuó, casi como si hablara solo. -¿esto no está bien para ti?- afirmó más que preguntar verdaderamente. -¿y que si está bien para ti?- la seriedad le había vuelto de golpe a sus palabras.

-¿Qué está bien?- repitió, indagando entre todos sus conocimientos.

-¿Qué está bien para ti? ¿Pasarte toda tu vida atrapado en las montañas sin más motivación que desear ser alguien que no eres?- dijo con un palabras lastimosas. -¿eso está bien? ¿Quedarte estancado tu solo en ese lugar?- agregó, provocando únicamente que los mares de confusiones fuesen incrementando dentro de Tien.

-solo…- masculló, tratando de desaparecer esa palabra de su mente, tratando de no sentirse así, y deseando dejar ese estado fuera por el resto de su vida.

-Chaoz va a tener su bebé… él tiene su propia familia…- remarcó, y una expresión de dolor apareció en el rostro de Tien.

Si, ahora su amigo inseparable tenía su esposa, prontamente un hijo. Familia, familia de verdad a la cual le dedicaría el resto de su vida, vida donde por supuesto no había lugar para él, no sería nunca más que su buen amigo. Pero solo eso, para Tien volver a su cabaña no tenía ningún significado, no había espacio para alguien más, para entrometerse en esa nueva familia.

-¿a qué le tienes miedo, Tien?- volvió a preguntar, juntando sus miradas, ambas inmutables y sin flaquear. -¿Por qué te cuestionas tanto esto? ¿Por qué lo dudas? ¿Acaso no está bien?- atacó con bastantes preguntas mientras avanzaba los únicos tres pasos que los separaban. -¿Por qué no me dejas hacerte feliz?-

Tien no supo que decir nuevamente, silenciado por su timidez y miedo antes de que su boca diera lugar a sus sentimientos y deseos hechos palabras. Solo se quedó frío ante la expectativa. No tuvo que sentir el incremento de Ki en Yamcha para saber que estaba molesto, con mirar atento la línea que cruzó su rostro y el sonido de su quijada apretarse fue suficiente. Y aun así no pudo hablar, sintiendo más miedo y pánico a cada segundo.

-¿Por qué no te permites a ti hacerte feliz?- cambió su pregunta, hablando entre dientes por la impotencia y desesperación del momento. –No lo entiendo Tien, ¿De verdad quieres pasar lo que te queda de vida así? ¡¿Por qué no me dices nada?! ¡¿Qué rayos significa esto para ti?!- exclamó, sintiendo por enésima vez sus ilusiones alzarse, para luego desplomarse desde el punto más alto de su existencia.

La incertidumbre manejada por el silencio agónico que no daba paso más que a falsas suposiciones y propias conclusiones. –Yo… no lo sé…- volvió a decir, terminando con la poca sapiencia de Yamcha, quién se reprimía mentalmente por llegar siempre a conclusiones antes de los hechos, pues había dado por cierto algo que en realidad no estaba seguro.

-¿no lo sabes? ¿Qué clase de respuesta es esa?- susurró entre dientes, dejando ver una clara molestia. –yo sé lo que esto significa para mí, Tien. Y creí saber también lo que era para ti… así que dime, ¿Estás dispuesto a seguir con esto?- preguntó, pero era como hablarle a una pared, Tien se había quedado inmerso dentro de su mente y pensamientos.

Se giró para volver a enfrentar los ojos vacíos y desorbitados de Tien, que parecía hundido en una lucha mental y emocional. “Solo, volver a estar solo…”, “Lo correcto, lo que se considera bien o normal…” “…y lo que para mí es correcto, ¿Qué es correcto? si así lo pienso, entonces… ¿está bien?”

-Dímelo ya Tien, ¿esto está bien para ti?- reiteró. –tú decides, puedes tenerlo todo lo que mereces, o hundirte de nuevo, y hundirme a mí en algo que no merecemos. Considera que eso no es justo para ninguno de los dos, menos después de que me hiciste llegar hasta aquí…- paró de hablar, obligando a Tien a que lo mirara. –Elige, todo o nada…-

Tien amplió los ojos, entreabriendo la boca para decir algo, pero solo hubo silencio ante la espera de una buena respuesta. Yamcha, esperó, no supo cuánto, quizá fueron solo segundos, o pudieron haber pasado horas enteras, solo fue invadido por la decepción y una molestia a sí mismo y la engañosa situación, maldiciendo mentalmente al destino que había vuelto a jugar con él, provocándole más problemas nuevos, que soluciones a las cuestiones anteriores.

-bien, entiendo…- declaró el ex bandido, metiendo nuevamente sus manos en sus pantalones marrones, contemplando una vez más el esplendoroso sol brillante, remarcando cada uno de los largos matorrales dorados atravesando a lo lejos unas breves colinas. –eso me hubieras aclarado desde un principio, me hubiera ahorrado bastante…- añadió, mirando al cielo para tratar de cerciorarse de su lugar actual. –con un “no quiero que te entrometas en mi vida” era suficiente…- se elevó del suelo, sin siquiera mirar a su acompañante. –Así no me hubiera metido en nada de esto…-

Concluyó, impulsando su poder en un aura blanca, pero no pudo moverse más de dos metros cuando casi se le rompe un brazo al ser frenado con una brusquedad bastante dolorosa. Giró su rostro enfurecido a un lado, forzándose a detener lagrimas con bastante dificultad. Tomó el suficiente aire para soltar un grito, pero su boca fue callada antes de que pudiera salir algún sonido.

Tien lo besó, haciendo el contacto brusco y seco debido al impulso y lo improvisado de la situación, pero en el dejaba fluir, demostrando cada una de las palabras que se vio imposibilitado de decir. Yamcha quiso golpearlo, quiso gritarle, y quiso hacer muchas cosas más, pero decidió hacer solo la única verdaderamente importante. Cruzó sus brazos alrededor del cuello del otro, suavizando el contacto y haciendo el tacto más agradable.

-todo…- respondió Tien entre un corto beso, cerrando sus ojos con fuerza para no perderse de eso y aferrarse con fuerza a esa situación, fuese la realidad, o fuese un sueño, porque en ambos casos, era lo mejor que le había pasado en la vida.

Descendieron hasta que sus pies volvieron a tocar el suelo, cobijados por la sombra en forma de manto que los cubría desde arriba. Hojas verdes que se zarandeaban con el ritmo del viento, desprendiéndose y aterrizando sobre el pasto perdiéndose fácilmente entre los colores. El poco sol que se filtraba entre las ramas hasta adornar su momento con destellos a su alrededor, paseando el viento con olor a bellas flores y la brisa del rio.

Se encontraba ahí, recostado sobre el suelo, uno que adquiría total comodidad y confort como ningún otro sitio, solo por tratarse de tan increíble momento. La espalda de Yamcha contra el suelo húmedo, sin importarle en lo más mínimo manchar su traje, o ensuciar su piel y cabello que cada vez tenía más contacto con este. Nunca en su vida se había sentido tan libre.

“Todo…” repitió para sus adentros, mientras sus manos acariciaban la suave piel del cuello y espalda de Tien, quien sin haberse dado cuenta que había zafado la parte de arriba de su traje. “Lo quiero todo…”sonrió entre un beso, acariciando con sus dientes los de Tien, quien sin abrir los ojos se permitió sonreír, dejando ir su aliento tembloroso sobre el rostro de Yamcha, haciéndolo temblar de la simple sensación, quedándose sin aliento y a la vez inundando sus pulmones de aire que dejaba ir lentamente entre los latidos rápidos de su corazón.

Sus labios, como buscando un consuelo se atrapaban con frenesí, como si desearan devorarse, y a la vez, probando y tratando todo delicadamente. Sus leguas atrapadas en un movimiento indescriptible, recorriendo cada rincón de la otra cavidad, percibiendo cada detalle, cada centímetro, cada variación de sabor. Todo era pasión, iniciando un fuego arrastrado por años y controlado por bastante tiempo, impulsos y deseos que se liberaban estallando como pólvora dentro de sus cuerpos, un impulso que no se satisfacía con solo tenerse así.

Yamcha se separó un poco, lo suficiente como para quitarse el saco marrón y desabotonar su camisa de vestir blanca, dejando al descubierto su muy bien conservado y trabajado pecho, tan igual que siempre, tan perfecto y lleno de detalles sobre la brillante y bronceada piel que resaltaba con el color fuego del sol. Tien puso su mano sobre uno de sus pectorales, paseando sus dedos y sin abandonar esa boca un momento, deleitándose con ese abdomen y pellizcando deliberadamente su piel, estrujándolo entre sus dedos.

Yamcha hizo lo propio, sintiendo cada detalle y espacio a través de la ancha espalda de Tien, tan blanca como la nieve en donde vivía, pero tan suave a pesar de su firmeza y poder. Se separaron unos momentos, ambos contemplando parte del desnudo cuerpo del otro, guiando esta vez sus manos por senderos previstos por sus ojos, que lejos estaban de contener lujuria desmedida, si no el más verdadero sintiendo desbordante ante un deseo que no significaba placer, si no, felicidad.

Yamcha pasó su dedo índice a través de los pectorales de Tien, marcado el perfecto cuerpo, notando como se erizaba y estremecida conforme avanzaba dejando su rastro por su cuerpo. Se miraron, apreciando a contra luz lo perfectamente único y atractivo que lucia Tien, sin máscaras, sin mentiras, sin falsedades ni dudas. Er nada más que pura y pura verdad y complemento, lo era para él.

Decoró el momento con un corto beso en la comisura de sus labios, dejando uno más en su cuello, liberando ahí un suspiro extasiado por la situación. Tien se estremeció, regresando el detalle al tomar el control y con su mano bajar la cabeza de Yamcha, haciéndola hacia atrás para dejar su cuello descubierto, depositando besos cortos y largos a través de este. Dándose el tiempo suficiente para deleitarse con la imagen, pasando sus dedos a través de este y siendo consciente de lo bien que se veía su cuello, enmarcado por unos hombros fornidos, atravesado por el hueso resaltante a la mitad, uno que lo hacía lucir masculino y completamente irresistible.

Lo besó, lo mordió, y lo mordió mientras lo besaba. No parecía haber nada más que eso, su lengua recorriendo y conociendo la piel bronceada de Yamcha, observando de reojo su expresión extasiada y sus suspiros complacidos ante tal contacto. Perdieron el frío o el calor, el espacio o el tiempo, no había nada, ni estaban locos ni tampoco existía la cordura.

Yamcha descendió sus manos hasta llegar a tocar el abdomen de Tien, palpándolo, y provocando en este, leves piquetes que descendían hasta su entrepierna. Y no hubo tiempo tampoco para pensar en algo, Tien se apoyó en una mano sobre el suelo, bajando la otra para zafarse sus propios pantalones y tirarlos a un lado sin importancia. Yamcha continuó, desabrochando los suyos y queriendo bajarlos, pero las manos de Tien se adelantaron quitándolos con la misma facilidad.

Quedaron en ropa interior, entrelazando sus piernas y rozando sus pieles tratando de explorarse a fondo. Su piel ardía, pero el calor no se comparaba con el que había en su masculinidad, la cual Yamcha se encargaba de restregar descaradamente contra la de Tien, quien se estremecida con cada contacto, pues a pesar de estar aun con la ropa, se podía sentir el bulto ardiente bajo esta.

Los movimientos de cadera involuntarios comenzaron, relegándose y sintiéndose de una forma en la cual ambos podían sentir la dureza del otro. Fue Yamcha quien decidió bajar su mano, presionando con suavidad los genitales de Tien, quien soltó un quejido al sentir los dedos del otro hombre masajeando su ya erecto miembro. Quiso corresponder, pero solo pudo besar con más ahínco a Yamcha, disfrutando de aquel detalle y moviendo su cuerpo en busca de más.

Yamcha sentía su propio pene topar con la pierna de Tien, y entre sus dedos, el miembro del otro, el cual comenzaba a humedecer su ropa interior, sintiéndose a cada segundo más dura y más cálida, incluso podía afirmar que la sentía palpitar entre la palma de su mano, dando leves apretones que se veían reflejados en breves pausas que Tien hacia al contener el aire y tensar su cuerpo. Y parecía disfrutar con eso, pues miraba con algo de diversión su rostro deseoso.

Pero ya tampoco podía más, así que movió su mano hasta hacer bajar lo único de ropa que le quedaba a Tien, dejando al descubierto su miembro, el cual observó detenidamente, sintiendo como su excitación, e inclusive su erección, iban en aumento. Posó su mano sobre el tronco de aquel miembro, masturbando lentamente, para luego acelerar al igual que su respiración.

Tien disfrutó unos momentos, abriendo la boca y jalando aire cada vez que la mano volvía a llegar a la base de su pene. Y sin saberlo o pensarlo en realidad, se arrodilló, llevando sus manos a quitar lo último que le quedaba a Yamcha haciendo lo mismo con el miembro de este, masturbándose mutuamente por unos momentos.

Yamcha se arqueó sobre el suelo, moviéndose sobre este y pasando sus piernas lentamente hacia los lados, atrapando entre estas las caderas de Tien, las cuales seguían a la altura de las suyas. Yamcha dejó de masturbar, y tomó las manos de Tien, invitándolo a volver a posarse sobre él, y así lo hizo. Se besaron fogosamente, alimentando su excitación y provocando más cosquilleos en su interior.

-Yamcha… ¿tú quieres que yo…?-

-¡No lo preguntes! ¡Solo hazlo!- exigió el ex bandido, sonrojándose al notar la preocupación repentina y el miedo en el rostro de Tien. Pero era comprensible después de todo, aunque en realidad se sintió muy avergonzado de que le preguntara algo así en un momento así.

Tien sonrió nerviosamente, pero volviendo a besar a Yamcha volvió a olvidarse de todo y a concentrarse. Una de sus manos se aferró al muslo de Yamcha, levantándolo y abriéndose camino a lo que venía, sintiendo el calor de la entrada del ex bandido, uno que solo lo hizo sentirse más y más deseoso de poder entrar.

No separaron sus bocas mientras penetraba lentamente, acostumbrándose a ello en cuestión de segundos, prosiguiendo con leves embestidas, unas que le sacaban suspiros a ambos y quejidos de placer y emoción. Yamcha se aferró al cuello de Tien, recibiendo cada vez movimientos más y más fuertes, mentiría si dijera que no había dolor, pero el amor, el sentimiento, el placer y el contacto eran más fuertes.

Un cosquilleo recorrió su columna, haciéndolo arquearse y morder levente a Tien en los labios, quien solo lo sostuvo con fuerza y recorrió su mano por su miembro testigo del éxtasis que acaba de sufrir. Tien gimió después de unos momentos, meciéndose más sobre Yamcha hasta que también el cosquilleó terminara en su abdomen, sin oportunidad de moverse y dejando ir su esencia dentro del otro, quien jadeó y besó con más insistencia al primero.

Si estaba bien o no para el resto del mundo, no lo sabían, pero nada importaba si las cosas estaban bien para ellos dos. Por las cosas que los unían y los hacían uno, por el destino que quizá los había predestinado. Donde solos no tenían nada, pero juntos podrían darse todo.

Continuará…

Notas finales:

Wow, sonó a final, final, pero no! Me falta un cap!

No ma, el Lemmon, (partes antes y después también) ¡Las escribí ebria! Jajajajajaja… ¬¬ es neta. Me paso, pero era la única manera de terminar a tiempo, ya que mañana, si, adivinaron… ¡Me voy por el alcohol otra vez! ¡Se arman las chelas xDD!

No ma, pero bueno, creo que a pesar de mi intoxicación quedó bien, jeje. Por el retraso, la única manera de acomodarme es que cambie los días de actualización, así que el sig capitulo lo subo el próximo jueves o viernes.

Lo que sigue esta corto, más o menos es el epílogo o algo así, como ya el final o algo así, ja, no yo me entiendo. XD!

Bueno, el punto, es jeje… gracias por leer, cuídense, suerte! Si les gusta dejen su comentario, cualquier cosa ya saben!


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