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Colección oneshots por ritsuka10

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Título: Why'd You Only Call Me When You're High?


Parejas:  BangLo.


Género: Romántico, dramático.


Aclaraciones: La inspiración llego cuando escuchaba Why'd You Only Call Me When You're High? De Arctic Monkeys


 


Un rubio estaba recostado en su cama miraba fijamente el techo estiraba su mano deseando tocar la nada, a un lado de su cabeza su móvil no paraba de timbrar, los mensajes se acumulaban en la bandeja de entrada, todos tenían el mismo remitente, las mismas frases se repetían en cada nota, "Quiero verte", "Te necesito", "Solo una última vez", "Eres mi arcoíris, mi luz", "Perdóname", "Solo déjame verte una vez más", se acomodó en forma fetal, se aferró a las colchas también deseaba volver a estar con él, a sumergirse en sus caricias, a sus escasos 19 años sufría de las más grave adicción que un ser humano es capaz de experimentar,  se había enamorado de su vecino, de un imposible, anhelaba tocar su piel ¿qué pasaría después? el circulo vicioso se repetiría una y otra vez, arrastrándolo en un abismo donde no existe salida, donde no hay escape, donde se quemaría en las llamas del infierno, su padre le recordaba esa consecuencia, todos le gritaban que era pecado,  los mensajes se detuvieron dándole paso a la tonada de una llamada entrante, el joven se hundió en sus almohadas evitando escuchar esa tortura, no tardaría, lo sentía llegar, lo presentía venir, no había escondite que lograrla alejarlo, ni fortaleza que los separara,  la ventana se abrió de un golpe un hombre salto en el interior de esa habitación.


—Tu deber es contestar.—Una grave voz resonó en medio de la oscuridad.—Siempre debes contestarme.


El chico no se inmuto estiro su mano para tomar el celular lo abrió aceptando la llamada continuo inmerso en las almohadas, escondido en las sabanas, no quería verlo a los ojos, volvería a rogar por un beso, por una caricia.


—No debo verte, no me está permitido acercarme a ti.—Dijo ahogado en su intermitente respiración.—Deberías irte antes de que se den cuenta.


—Deber y querer son dos conceptos diferentes, contrastantes ¿qué deseas tú?—Cuestiono con una maquiavélica sonrisa, el extraño estaba pegado a su móvil.—Contesta.


El menor se removió nervioso abrazándose  mas a su cuerpo, moviendo sus piernas  con impaciencia ¿debería mentir para que se fuera o volver a caer una vez más?, la culpa, los remordimientos salían a flote, destruyendo sus creencias, sus ideologías, era anti natural amar a otro hombre, una aberración de la naturaleza.


—Si conoces la respuesta porque vuelves hacer la misma estúpida pregunta una y otra vez.—Contesto soltándose de las sabanas poniéndose boca arriba.—Después de esta noche no te volveré a dejar entrar.


—Después de esta noche no te necesitare más.—Contesto el pelinegro deshaciéndose de su chamarra negra, lanzándola en un rincón de la habitación.—Después de esta noche no me volverás a ver.


Una lagrima rodo por la pálida mejilla del joven, dejo caer su móvil al piso golpeando con un frasco vacío, una sonrisa se formó en su rostro,  sus labios se vieron invadidos por aquella demandante lengua, lo beso hasta quedarse sin aliento, le quito esa camisa corta, se aferró a su espalda, mordiendo su cuello con desesperación, levanto sus caderas para que sus pelvis rosaran hasta llevarlos a la locura, los gemidos escaparon del menor quien lentamente se quedaba desnudo, abrió las piernas para recibirlo con ansia, no era la primera vez que lo tendría en sus muslos, no sería la primera vez que gritaría por más, ya no dolía, las lágrimas no escapaban de sus ojos como las primeras veces, adoraba ser torturado por esos labios, por esos dientes que se quedaban tatuados en su espalda, en su pecho, escucho como el mayos gritaba su nombre, como lo mojaba por dentro, como tocaba lo más profundo de su ser,  no dudo en gritar con la misma intensidad, con la misma pasión, la última vez, sus labios se devoraron una vez que ambos cayeron cansados y sudorosos en esa cama, el mayor se acomodó abajo para que el rubio se acurrucara encima.     


 


  


—Tu aliento apesta alcohol, tus manos huelen a cigarro, tu ropa hiede a perfume de prostituta barata.— Comentaba el menor hundiéndose en ese varonil cuello.—Tienes otro tatuaje.


—Haz adelgazado, estas más blanco que de costumbre. Cuando tenía 6 años te vi llegar en brazos de tu madre.—Dijo con rasposa voz mordiendo el labio superior del menor.—Eres el hijo del Pastor del vecindario y yo el hijo del bastardo del pueblo, dos mundos tan diferentes.


Aunque la noche estuviera en su mayor esplendor inundando de oscuridad el lugar, los dos jóvenes podían verse a los ojos,  siempre lograban reconocerse aun en medio de una multitud, se encontrarían en un mar de gente, eran dos imanes que se atraían por naturaleza,  nacieron para estar juntos, sus labios se complementaban.


—Nos convertimos en nuestros padres, cuando cumpliste 16 años vi como la policía te traía a casa, tu padre te molió a golpes, me escabullí como siempre a tu habitación, me rechazaste pero me quede ahí parado hasta que te quedaste dormido.—Hablo el menor acurrucándose en ese pecho, entrelazando sus dedos.—Limpie tus heridas, cuide de ti, te lleve todos los días algo de comer hasta que te recuperaste y te volviste a ir,  eras mío, siempre lo serás.


—Siempre fui tuyo pero tu padre nunca nos permitió estar juntos, te castigaba por dirigirme la palabra, te gritaba por voltearme a mirar.—Comento guardándolo en sus brazos, besando su cabello.—Siempre fuimos más inteligentes que él, que todos, eras mío, nos pertenecíamos desde el primer momento que nuestra piel entro en contacto.


Sus labios se volvieron a encontrar en un desesperado beso, sus frentes se unieron buscando consuelo, se comenzaba a escuchar un ajetreó en la parte baja de la casa, alguien tocaba la puerta principal,  a los amantes no les importo continuaron sumergidos en su burbuja, ahogándose en las caricias que se proporcionaban, el tiempo se acaba.


—Al inicio no fuiste amable conmigo, no reconociste tus sentimientos solo me besabas cuando estabas ebrio o drogado, no fue sencillo aceptar que me agradaba estar con un hombre.—Dijo en un susurro el rubio aferrándose a ese joven.—Pero siempre espere por ti no me importo que todas las mañanas destrozaras la habitación donde despertábamos, gritabas, pateabas maldiciéndote pero nunca me lastimaste, nunca me culpaste a mí.


—Yo era el malo de la historia, yo era el hijo de un demonio, yo era quien te secuestraba, yo era quien te rogaba, yo soy quien no te puede dejar.—Contesto el pelinegro intercambiando lugares, apresándolo en la cama.—Desde la primera vez que te toque, te adheriste en mi sangre como una droga, la más cruel, la más dolorosa, no podía borrarte aun ahogado en al alcohol, aun perdido en mis alusiones, eras lo único constante.


Los golpes se lograron escuchar en la puerta, los gritos de una mujer se colaban por esas delgadas paredes, no les importo, la pareja continuo devorándose, intercambiando caricias, fusionando su piel.


—Tu eres mi adicción, a donde vayas te seguiré, aun si desaparecer en la amanecer desapareceré contigo, estoy tan loco como tú, tan enfermo que me es imposible levantarme de esta cama, me carcajee cuando golpeaste a esos tipos en el Bar, adore cuando amenazaste a mis compañeros de salón cuando me gritaron marica en plena clase.—Hablo con las lágrimas escurriendo por sus mejillas, sus labios temblaban.—Estoy tan corroído por dentro que desee la muerte de mis padres con tal de estar a tu lado, ¿merecemos este final? quiero escucharte decirlo solo una vez.


—Devore tus alas, te ate a mí para que te mancharas de fango como yo lo estoy,  yo nací enfermo, yo crecí podrido, yo morí corrompido.—Dijo en un susurro besando la frente del menor.—Te amo.


La puerta se abrió dejando ingresar a un hombre y su esposa los acompañaban dos oficiales, la mujer corrió abrazar el cuerpo de su hijo, lo guardo en sus brazos mientras su alma se desgarraba internamente se giró para ver como la ventana estaba abierta, el aire frio levantaba la cortina, el hombre mayor también se dejó caer en el piso con las manos cubriendo su rostro, sus ojos vidriosos demostraban el dolor  de perder a su segundo hijo, el más pequeño, su ángel de cabellos rubios.


—¿No entiendo como se pudo enterar?—Cuestiono uno de los oficiales.—Apenas hace una hora encontramos el cuerpo de YongGuk.


—Perdió el control de su motocicleta derrapando por la carretera murió unos minutos después.—Hablo un segundo oficial.—Lo siento Pastor Choi.


El hombre negó con la cabeza miro el piso donde un móvil estaba lo levanto para leer el último mensaje recibido, "Te amo", las lágrimas por fin salieron de sus ojos juzgar a las personas por su preferencia, por su lugar de origen, por el color de su piel es el mayor pecado que un humano puede cometer, no todos somos del mismo color, no todos tenemos al mismo Dios, no todos los hombrees deben amar a una mujer, no todas las mujeres están obligadas a querer a un hombre, la misma naturaleza esta atestada de tonalidades, por esa razón no deberíamos ver la vida en blanco y negro, no todas las reglas están escritas, no todas las leyes están correctas, los que nos hace diferentes nos vuelve únicos, irrepetibles, ¿por qué ser algo quien nunca se quiere ser? si así me quiero, ese padre de familia aprendió la lección de una manera no convencional.   

Notas finales:

Les paso a dejar este mini oneshot, espero les guste, ayer actualice Sweet Babys :D por si gustan leerlo :D GRACIAS POR SUS REVIEWS!!


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