Título: Do I Wanna Know?
Parejas: DaeJae.
Género: Romántico.
Aclaraciones: La inspiración llego cuando escuchaba Do I Wanna Know? de Arctic Monkeys.
POV DaeHyun
¿Alguna vez han perdido la cabeza por alguien? ¿Han sentido las enormes ganas de salir del salón de clases para robar a ese alguien? Yo, yo tengo ese sentimiento atorado en el interior de mi ser me corroe como una enfermedad dejándome ciego, mudo, sordo, no paro de pensar en sus labios en el color de su piel, me imagino cada segundo mordiéndola, recorriéndola con la punta de mi lengua, mis manos están sudorosas, mi pie golpea el piso nerviosamente, el sudor se acumula en mi frente soy como un adicto que está en la etapa de abstinencia, trueno mi cuello buscando desesperadamente algo de calma pero a mi oído se cuela un grito "YoungJae espera", giro mi rostro para observar por la ventana a mi tortura está en la clase de educación física, lleva un short corto con una camisa blanca adherida a su cuerpo como una segunda piel, relamo mis labios deseoso adoro verlo jugar futbol, la manera que mueve las caderas, esa erótica visión de como su ropa se va subiendo por el movimiento de sus muslos anhelaría ser el sudor que desciende por su cuello que baja por su pecho hasta colarse en lo más profundo de su ser, no lo soporta más.
—¿A dónde va joven Jung?—Me cuestiona el profesor al notar que me pongo de pie.—¿Se siente bien?
—Aun no me recupero del resfriado.—Me justifico bajando la cabeza.—Creo que iré a la enfermería antes de vomitar.
No dejo que me permita retirarme simplemente debo salir de esa aula nunca me recuperare de la fiebre que tengo, no existe medicina que baje el calor que provoca en mis pantalones el solo hecho de imaginarme a ese rubio gemir bajo mi cuerpo, llego al primer piso lo veo dirigirse a los baños con el resto de sus compañeros corro hasta alcanzarlo y jalarlo del brazo, lo arrastro hasta llevarlo al rincón mas oculto del patio trasero, lo aprisiono entre el muro y yo, fijo mis ojos en sus orbes cafés, luce sorprendido ¿temeroso? Estiro mi mano acariciando su barbilla hace una mueca de asco, no me importa lo que sienta, no me interesa lo que piense, solo deseo tocarlo, con la punta de mi dedo recorro sus mejillas, su cuello, aún esta sudoroso, meto mi rodilla entre sus muslos para que mi pierna aprisione su ingle prosigo a besarlo no me apiado de sus labios los muerdo hasta ponerlos rojos, mis manos vagan por sus caderas, por su bien formado trasero, ahogo sus palabras en mi boca, cuelo mi lengua hasta su garganta, poseyéndolo, obligándolo a recordarme, su deber es no olvidarme, comienza a golpear mi pecho alejándome, se remueve impotente, odio que necesitemos aire para respirar porque esa es la causa que nos separemos.
—Debo ir a clase.—Logra articular pegando su cabeza en la pared dándome acceso a su cuello.—Déjame ir.
Eres un niño manipulador, tu boca dice no pero tu cuerpo dice lo contrario, muerdo la piel expuesta delante de mí, te giro para que tu rostro pegue contra la pared, levantas las caderas pegando más tu trasero con mi ingle sigues diciendo que no pero levantas las manos aferrándote al cemento de la barda, la arañas cuando sientes lo que llevo oculto en mis pantalones ¿Te excita saber que eres el causante de tal efecto? Conozco la respuesta, cuelo mis manos por tu short, la yema de mis dedos acarician la tela de tus bóxer, tan húmedo, te acaricio, reprimes tus gemidos tapando tu boca con la mano, tan cálido se siente tu interior, mis manos suben y bajan como la respiración en tu pecho, tu ropa termina en el piso como tu voluntad es cuando por fin me libero de mi prisión para adentrarme a la tuya, sigues siendo tan estrecho, logro escuchar tus quejidos, que mentiroso eres, lamo tus saladas lágrimas, que buen actor te has vuelto, me aprisionas en tus paredes cuando alcanzo ese punto que te vuelve una bestia, ahora soy yo quien se aferra al muro, yo quien clava las uñas en la blanca pintura, nos movemos al mismo tiempo, sincronizados, estoy a punto de gritar tu nombre pero me besas los dos ahogamos nuestros gemidos, se entrelazan nuestros dedos, nuestras lenguas, terminas manchado de los muslos, te giras para verme a la cara juntas tu boca con la mía, cierro los ojos para perderme en esa sensación percibo como tus manos desabotonan mi camisa para adentrarse a tocar mi piel, tus uñas se clavan, se adentran en mi carne, mi labio inferior es mordido a tal grado que sangra tu lengua recorre el hilo del líquido escarlata hasta llegar a mis clavículas una nueva mordida dejara una dolorosa marca como el resto que se encuentra regadas por mi morena piel.
—Debes ser un buen chico.—Dices regresando a lamer la herida de mi labio.—Los niños malos no reciben premios.
Sacas tus manos, chupas uno de tus dedos el cual tenía un poco de mi sangre, colocas ambas manos en mis hombros das un tirón hacia abajo provocando que quede arrodillado frente a ti, no necesito una orden para saber lo que debo hacer, saco mi lengua para limpiar tus piernas borrando cualquier rastro que deje en ti, sonríes encantado, eres un manipulador, un lobo con traje de oveja, un ángel que esconde los cuernos de un frio demonio.
—¿Te gusta verme arrastrándome por ti?—Cuestiono al terminar mi trabajo dejando una pequeña mordía.— ¿Por qué eres tan sádico?
Una maquiavélica sonrisa se dibuja en sus labios hice la pregunta incorrecta ¿por qué soy tan masoquista? esa es la cuestión idónea, te suelto dejándote libre mientras tú me encierras en una jaula, estiras tu mano para acariciar mi mejilla, tu dedo delinea mis labios, lo atrapo, lo chupo, lo disfruto.
—Terminando las clases nos vemos en el salón de canto.—Hablas subiéndote los shorts.—No es una petición, es una orden.
—Yes Sir.—Contesto haciendo una señal de militar un beso inocente es robado de mis labios.
Comienza a correr en la misma dirección en la que llegamos me pongo de pie abrochándome el pantalón me doy la vuelta regresando a mi salón, la clase de Historia finalizo y ahora espero la de filosofía todos me rodean cuestionando sobre mi salud, agradezco los buenos deseos con una sonrisa, las chicas no dejan de mimarme siempre he sido el maldito amo pero he encontrado alguien más cruel que yo echo mi cabeza hacia atrás para ver por la ventana del pasillo como mi dueño regresa a su salón, un suspiro escapa de mi boca, realmente no es bueno acostarse con el cerebro del colegio, con el hijo del director, con el presidente de grupo estudiantil, miro el techo desganado, una sonrisa se dibuja en mi labio herido, no puedo negar que es jodidamente sexy cuando me lo tiro.
FIN POV