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El vínculo por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Aqui esta el lemon, disfruten y compartanlo con quien mas confianza le tengan...

Jejeje

 

-Es una llave... ¿Qué es lo que abre?

-La verdadera naturaleza de las cosas...

Sólo observo como Vergo salía del lugar con el objeto de su deseo.

 

Quería que ella viniera a él, que se entregará voluntariamente, que le suplicará, aunque el someter a la personas bajo su voluntad le encantaba, nadie le impedía tener lo que quería, y si alguien se interponía simplemente lo eliminaba.

 

Ya estaba más que excitado, sentía hervir su sangre, su hombría estaba más que dispuesta y empezó a sudar un poco por el calor que emanaba de su trabajado cuerpo.

 

Reacciono al aspirar un delicioso aroma amargo, un olor a tabaco, ese olor que ya conocía y lo enloquecía.

Volteo para ver que Crocodile, estaba peor que el, recargado en una de las mesas jadeando desesperado por oxígeno, con la ropa desaliñada, y un rubor en sus mejillas haciendo que su cicatriz se coloreara también.

 

Sonrió ampliamente, era una escena de lo más provocadora.

Desde que lo vio en una "reunión de negociosos" buscando una alianza el pelinegro con él para evitar ser atrapado por el ejército, por sus métodos de tratar a la gente en una de sus muchas clínicas de salud mental, usando a los pacientes como conejillos de indias, lavándoles el cerebro para formar un ejército obediente, que eran vendidos para cualquier cosa ilícita, desde robos y tráfico de drogas, hasta prostitución y tráfico de personas.

Nunca olvidó su manera altanera de responder y la frialdad con la que manejaba sus negocios. Era realmente atractivo, quería tenerlo bajo suyo, gimiendo de placer y someterlo sería lo más excitante, porque no sería fácil, y de cierto modo extraño le divertía aún más esa perversa idea.

 

Era un jodido pervertido que excitaba con casi cualquier cosa, y se tiraba a hombres y mujeres por igual, pero no había probado con menores de edad, la verdad la idea no le desagradaba pero tampoco le atraía mucho, hasta que llego el jodido mocoso.

 

Crocodile por su lado, trataba de mantener el equilibrio en la mesa, la evidente excitación se apretaba en sus pantalones, el calor era insoportable y respiraba pesadamente.

 

"¿Que mierda me pasa? ¿Que fue lo que hizo esa maldita mocosa?" repetía en su mente una y otra vez.

 

Escucho unos pasos, que lo sacaron de sus tormentos, el rubio se aproximaba hacia él, relamía sus labios, y sus intenciones eran más que obvias.

 

Un escalofrío recorrió su espalda, sabría lo que vendría pero quería que pasara.

 

Le encantaba ese hombre rubio, con esa tendencia a reírse por todo, su aire dominante y ese maldito cuerpo que se cargaba, era de lo más atractivo.

Su olor le encantaba, el alcohol mezclado con la colonia que usaba, lo volvían loco, claro que este nunca le diría nada y menos aceptaría que se enamoró de aquel, porque cada vez que estaba a punto de ceder a sus malditos juegos y dejarse llevar, el otro la cagaba con sus insinuaciones sexuales a cualquiera que pasa delante de él.

Se sentía como cualquiera que estaba bajo su radar de perversiones, haciendo que la tristeza carcomiera su maltrecho corazón.

 

Como odiaba eso... por fin sentía algo por alguien y resultaba ser un imbécil pervertido.

 

-Croco-chan, parece que necesitas ayuda. Fufufufu. - se acercaba a pasos lentos mientras se deshacía de su rosado abrigó y quitaba su camisa dejándolos caer al suelo.

 

Su torso y abdomen estaban marcados; y el sudor que resbalaba por su morena piel era hipnótico.

Las gafas ocultaban su lujuriosa mirada, pero se percibía intensamente, la diversión apenas comenzaba.

 

-¡ALEJATE DE MI!- grito desesperado Crocodile, sacando un cuchillo oculto en su gabardina. -No necesito nada... de ti. - dudo un poco al decirlo, pero no evito amenazarlo con el cuchillo.

-No sabes mentir, puedo ver perfectamente que sientes algo por mí. Soy experto en este juego, y siempre gano. Fufufufu. -su sonrisa seductora apareció, sabía cómo jugar con las emociones de las gente.

 

Doflamingo se colocó enfrente de él poniendo sus brazos a los de este para no dejarle escapatoria y su cuerpo lo acorralaba también; coló una de sus piernas entre las del pelinegro sintiendo su más necesitada excitación.

Estaba demasiado cerca el rubio, su rostro estaba a centímetros, podía sentir la agitada respiración de este.

 

-¡TU NO SABES NADA! Ahora... aparté o te cortare el cuello. - el peligroso filo estaba en la carótida de Doflamingo. Dios, amaba esa faceta retadora de Crocodile; las ganas de metérsela tan duro como fuera posible eran inmensas.

 

El rubio tomo la mano del moreno torciéndola, haciendo que soltara el cuchillo y poniendo ahora su espalda contra su desnudo pecho. Sosteniendo con fuerza su brazo en una llave.

 

-Deja de hacer eso, sólo me excitas más... -susurro el rubio en su oído, para después lamer el lóbulo de su oreja.

Restregaba su enorme hombría en su trasero. Era divertido torturarlo, pronto acabaría cediendo ante sus deseos.

 

-¡Ngh! Quítate... de encima... - su odio mal contenido salió en esa entrecortada frase.

Ya no podía más, su excitado cuerpo le pedía más contacto, más lujuria, más de ese maldito rubio.

 

-¿Porqué te resistes? Te gustara. - su tono sugerente y las caricias que ahora le hacía en su pecho a través de la ropa, iban dominando lo cada vez más.

Doflamingo se divertía al verlo así, resistiendo a sus impulsos, negando que en verdad le gustaba, y el mismo quería más.

 

Ágilmente deslizaba su mano debajo de la camisa del pelinegro y pellizcaba su pezón.

-¡Nggh! - se agarraba fuertemente a la mesa con su mano libre al sentir la invasión. -¡ahh! - no pudo reprimir ese gemido cuando el rubio besaba su cuello con veneración.

-Eso es, vez como es fácil. - dijo cuando desabrochaba lentamente los botones de su camisa de Crocodile hábilmente con una sola mano.

 

La verdad se estaba conteniendo, podía arrancarle la ropa fácilmente, y penetrarlo de una sola estocada pero le dijo que le gustaría y si lo hacía, el pelinegro regresaría a él para pedir más y más.

Era un plan perfecto, así lo tendría las veces que él quisiera.

 

Cuando su pecho estuvo descubierto, su mano siguió torturando sus pezones.

-¡Ah! - el dolor de su brazo sometido en su espalda, iba aumentando, quería que le soltará antes de que lo fracturara o dislocara. -Suéltame... - susurro a dolorido el pelinegro.

-Si hago eso, intentarás huir y no será divertido violarte. Aunque no es mala idea. - no soltaría a su presa, Doflamingo, nunca dejara ir a sus presas.

-No huiré. - aseguro el de la cicatriz.

-Demuéstramelo. - dijo en tono retador sin creerle del todo.

Ni siquiera el rubio se imaginó como lo convencería en esa posición tan incómoda. Empezó a reír, haciendo más presión en su brazo, la tortura lo excitaba más.

 

Lo siguiente que hizo el pelinegro no lo espero, interrumpiendo su risa para remplazarla por un sonoro gemido. Restregaba más su trasero en su erecto miembro, abriendo ligeramente las piernas, dejando sentir lo que podía pasar si la ropa no estuviera.

Los gemidos excitados que soltaba Crocodile, eran desesperados pidiendo más y que soltará su brazo apresado.

 

Retomo su sonrisa aún más grande que antes el pervertido rubio, soltó su agarre para poder quitarle la camisa junto con la gabardina y mandándola al suelo junto a la mesa.

 

El otro sólo se dejó hacer, sintiendo las manos del rubio recorrer su cuerpo, maldiciendo mentalmente porque ya se estaba perdiendo en esa mar de placer.

Siguió con su excitante actividad de pellizcar sus erectos y adolorados pezones, cuando la mano de Crocodile lo detuvo.

 

-Ya déjate de jueguitos estúpidos. - no quería perder más el tiempo con lo caliente que estaba.

-¡Oh! ¿Tantas ganas tienes de que te la meta ya? - y con esto bajó de un jalón los pantalones y la ropa interior del moreno.

 

Dejando ver su exquisito cuerpo, a perlado por el sudor, su piel parecía pedir a gritos ser marcada y sometida por el rubio.

-Que linda vista. - Donquixote se relamía los labios, y desabrochaba su cinturón.

-¡Ahhh! - gimió el pelinegro ante tal comentario y el sonido de la bragueta descendiendo, mientras se sostenía ahora con ambas manos a la mesa, esperando la brutal embestida.

 

Pero se sorprendió al sentir la boca del rubio besando su espalda, degustando su piel. Un gemido más escapo por labios, cuando tomo su olvidado miembro masturbando lo lentamente.

-Me encanta tu piel, es deliciosa. - murmuraba mientras dejaba marcas rojizas desde su espalda hasta su cuello.

-¡Ahhh! Dofla... Doflamingo... - ya estaba perdido en la caliente sensación.

El ser tocado por el, el sentir sus labios en su piel, y la pequeña esperanza de que fuera sólo suyo, era desesperadamente mortal. El rubio jamás lo amaría, jamás sería algo especial para él, sólo sería otro más a su lista de conquistas y polvos de una sola noche, pero el escuchar su voz y sentir sus manos dándole placer, mantenía esa estúpida esperanza.

 

-Fufufufu, así me gusta. - seguía masturbándolo pero más rápido que antes, sintiendo como se endurecía más a cada instante.

La mano del rubio era muy hábil, con unos cuantos sube y baja después, estaba a punto de correrse, pero lo detuvo apretándolo fuertemente y tapando la punta de su miembro con su pulgar.  

-De eso nada. - dijo juguetonamente el rubio. -No hasta que esté dentro de ti. - la perversa sensación le dio un placentero escalofrío al pelinegro.

 

Soltó su adolorado miembro para lamer dos de sus dedos, saboreando la escasa esencia pre seminal de su amante.

Era exquisita, de cierto modo le recordaba a la sangre de la niña cuando la probo.

Volvió esa extraña sensación de lujuria insaciable a él. 

-¡Ahhh! ¡Ngghh! - metió uno de sus dedos en su estrecha entrada, sintiendo su envolvente calor.

 

Doflamingo sólo sonreía satisfecho, y rápidamente metió el segundo para escuchar un gemido más sonoro que el anterior.

Metía y sacaba sus dedos haciendo pequeños círculos, rozando la próstata de Crocodile, sus constantes gemidos y jadeos le indicaban que estaba más que preparado para lo siguiente.

Tomo su grande excitación con una mano y la otra la coloco en la cadera de su amante.

-No esperamos más. - dijo el enorme rubio relamiendo sus labios y entrando completamente de una sola estocada.

Era deliciosamente suave y estrecho. Era mejor de lo hubiera imaginado. No hizo esperar el envaine, pero fue lento y profundo, tocado de lleno la próstata de su nueva presa.

 

-¡Ahhh!... más... más... - gemía Crocodile recargando su peso en la mesa, abriendo más las pierna, mientras su cabello se pegaba a su frente por el sudor del tremendo calor que lo llenaba.

-Espero que no te arrepientas de eso. - esa era la gota que derramo el vaso de su gentileza, ahora Doflamingo ya no se contendría.

Poso ambas manos en sus caderas, lo penetraba violentamente rápido y tan profundo haciendo que su miembro entrara completamente.

 

Mierda... ahora ya no podía parar, golpeaba su próstata repetidamente, haciéndolo ahora gritar por más.

 

Sus cuerpos chocaban salvajemente, la mesa rechinaba por la famélica actividad, aguantando el peso ahora de ambos.

-¡Doflamingo! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Por favor! - rogaba Crocodile desesperado por más.

El mencionado aparto una de sus manos de su cadera para tomar su aún erecto miembro y terminar con él, en el esperado éxtasis.

Lo masturbaba al ritmo de las estocadas, haciéndose frenéticas y penetrándolo con toda su fuerza posible.

Al sentir el momento cerca Crocodile echó la cabeza para atrás. En cambio Doflamingo se recargaba en el hueco de su cuello y su hombro.

El moreno quería besar al rubio en el momento en que se vaciara dentro de él. Este comprendió cuando vio su mirada suplicante y sus labios entreabiertos.

Sonrió satisfecho el rubio.

Lo tomo con su otra mano por la cabeza y junto sus labios en un pasional beso, cuando se vino en su mano y en par de estocadas más esté lo lleno con su caliente esencia. Separándose por el exquisito espasmo de su orgasmo, ambos gimieron y se escucharon en toda la habitación.

 

El rubio dejo caer un poco de su peso en la espalda del moreno, respirando pesadamente, escuchando su acelerado corazón. ¿Como no lo había hecho antes? Tenía razón, el pelinegro era deliciosamente adictivo.

El moreno sólo jadeaba por oxígeno sintiendo sus piernas ahora temblar, y sus pantalones hasta los tobillos, por la tremenda follada que le dieron. Sus manos era lo único de lo sostenían y sus nudillos blancos decían que lo hacían con mucha fuerza.

 

-No ha estado mal, pero me gustaría tener otra ronda. - por fin hablo el rubio divertido después de unos minutos.

-¡Idiota! ¡Quite de encima y sal de una puñetera vez! - el enojo salió a relucir en la boca del pelinegro.

 

Sin mucha delicadeza, Doflamingo salió de su interior, dejando salir su blanquecina esencia del interior de su amante en turno, deslizándose por el interior de sus muslos.

 

-Fufufufu, veo que ya no tienes fuerzas para seguir. No te culpo, pero yo aún tengo energía de sobra, y no me gusta que me quiten mis "juguetes". - dijo Doflamingo sin perder su sonrisa mientras se limpiaba la mano con una toalla que estaba en una de las mesas, y se vestía nuevamente.

 

Crocodile trataba de incorporarse inútilmente, haciendo que cayera al suelo vencido y sintiéndose utilizado por él.

Claro... sólo era eso. Una diversión más para el rubio y ya predecía a quien quería poseer ahora. No pudo evitar fruncir el ceño molesto y un poco melancólico, mientras trataba de ponerse de pie sin lograrlo.

 

-¡Coby-chan! Muchacho quiero que limpies la sala de experimentación, y luego pásate a mi oficina. Fufufufu. - hablaba por celular el rubio una vez que estuvo vestido y veía a Crocodile sumergido en sus pensamientos.

Sonreía triunfal por verlo tan humillado y sumiso.

-cla... claro... señor... enseguida... - respondía nerviosamente la voz del joven al otro lado de la línea.

 

Término la llamada guardando nuevamente su teléfono, mientras caminaba a la puerta de salida.

Tecleo rápidamente el código de apertura de la puerta en el panel de la pared.

 

-A sido muy divertido Croco-chan. Espero verte en mi habitación esta noche. - dijo antes de salir por la puerta dándole la espalda.

-Vete a la mierda... Si quieres a alguien para divertirte búscate a otro, menos a la niña. No querrás que tu pequeño "juguete" se rompa antes del "Gran Golpe" ¿No? - dio justo en el clavo. Crocodile también sabía jugar sucio y su tono de burla no paso desapercibido.

El rubio se detuvo un instante por el comentario.

-¡Oh! Claro, de ninguna manera te beneficia que no pueda completar tus expectativas, y más si una gran cantidad de dinero está de por medio. Aunque la tercera parte de los bajos fondos quedara sin su "Jefe", esa zona quedaría libre para ti. Si la deseas claro está. Fufufufu. - dijo Doflamingo divertido sin voltear.

Hijo de puta... sabía su debilidad. Crocodile quería una parte del territorio de los bajos fondos y así no sólo estaría protegido del maldito ejército sino también su negocio crecería enormemente.

-¡Ngghh! - el dolor invadió a Crocodile desde sus piernas, su lindo trasero hasta su orgullo pisoteado.

-Fufufufu. No te olvides de venir a mi habitación. - Doflamingo salió del lugar riendo desquiciado satisfecho de manipularlo a su antojo.

 

Todo aquel que estaba relacionado con Donquixote Doflamingo le debía un favor, y el siempre obtenía lo que quería al saber sus debilidades. Todos estaban a su disposición y en su mente los demás existían para su entrenamiento y diversión.

 

-¡Mierda! - como pudo Crocodile se levantó, se limpió la prueba de sus sentimientos no correspondidos, y se acomodó la ropa que una vez estuvo en el suelo.

Caminó un poco, la punzada en su espalda baja lo hizo tambalearse.

Forzó su respiración, pero siguió su lento andar hasta la puerta.

Estaba destruido literalmente, no quería pensar en nada hasta llegar a su habitación, pero la visión de lo que pasó y lo que dijo no lo dejaban tranquilo. Lentamente desapareció por el pasillo.

 

-...-...-...-...-

 

En alguna parte de la fábrica Vergo cerraba la puerta de una oscura habitación de un portazo.

Jadeaba por el calor que sentía, desato su corbata mientras se recargaba en la puerta.

No podía creer que la niña tuviera ese efecto en el.

 

"Sólo un objeto, un objeto y nada más" ¿Que mierda pasaba?

 

Se dejó caer en el piso pasando una mano por su corto cabello oscuro.

 

"Tengo que deshacerme esta... cosa" se dijo a si mismo, sintiendo su erecto miembro apretándose en su pantalón.

 

Lo que su mente le decía era que necesitaba una ducha de agua helada y su cuerpo contradecía que necesitaba liberar esa tensión.

 

Unos pasos afuera de la puerta, interrumpieron su pequeño debate.

-¡Debo darme prisa! - el joven pelirosa llevaba un cubo junto sus guantes de goma y una escoba. - Con esto podré juntar lo suficiente para cumplir mi sueño, espero poder ser igual a él.

Caminaba rápido, y al estar sumergido en las esperanzas de un futuro brillante. Cayo estrepitosamente soltando los objetos de limpieza.

-¡Ahh!- cayó sobre sus brazos - ¡Rayos! Donde están mis anteojos... - buscaba desesperado tentando el suelo, esperando encontrarlos.

 

La puerta abriéndose le indicó que alguien más estaba ahí.

-Disculpe, ¿Podría ayudarme a buscar- ¡Aghh! - no término su pregunta el pelirosa por el jalón que sintió en su brazo.

-Te los daré si haces algo por mí. - Vergo opto por su segunda opción, la oportunidad se presentó prácticamente cayendo delante de él.

Tomo los anteojos, y se encerró con su presa que era el pobre muchacho, no era su día de suerte.

 

Notas finales:

Gracias por leer.

 


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