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El vínculo por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza, espero les este gustando el fic, conozcan un poco de la historia del por que estan con la mafia.

 

 

"¡Cuidado! Dentro hay una historia olvidada... conocete a ti mismo aunque ello pueda destruirte..."

 

-Oi, espera. ¿Adónde van? - pregunto Kidd a Mihawk que llevaba a la niña de la mano.

-A comer algo, ya es medio día. - comento el pelinegro serio sin parar su marcha.

-Mihawk, hay que cambiar a la niña. - hablo Marco detrás de él casi en un susurro.

 

Eso sí hizo que detuviera el paso.

 

Ese comentario no lo esperaba, su mente se imaginó por una fracción de segundo algo tan perverso que de inmediato soltó a la pequeña, y volteo a ver al rubio con su fría mirada.

-Deberían hacerlo en el baño. - soltó sin pensar el pelinegro espadachín.

-Eso no sonó muy bien que digamos. - dijo burlón Marco al darle un doble sentido a la frase.

 

Pobre Mihawk... nadie como Marco quien tenía el don de incomodar a la gente con su lenguaje ofensivo y sugestivo cuando le gustaba molestar.

 

-Jajajaja, serás imbécil, ella puede cambiarse sola. Jajajaja - Kidd no dejaba de reír por ver el tenue rubor en el espadachín aunque tuviera el ceño fruncido.

 

Tenía que admitir que el rubio era bueno cuando se trataba de humillar a quien lo merecía.

-Bueno, al parecer quiere que TÚ la acompañes. No es así ¿Alex? - dijo el rubio a la pequeña señalando a Kidd, que veía a los tres hombres discutir sin entender muy bien que era lo pasaba.

-Sí, vamos Eustass Kidd. - dijo la pequeña sonriendo y tomando la mano del pelirrojo.

-¡Ni de coña! ¡Suéltame! - respondió el pelirrojo ahora más ruborizado que el pelinegro.

Ahora era su turno de ser humillado por el maldito rubio.

 

No es tan divertido cuando la broma es para ti.

 

Aparto a la niña jalando su mano tan bruscamente que la pequeña cayó al suelo de un centón.

Ella sólo veía el enfado en sus ojos de Kidd e inmediatamente se puso de rodillas con su cabeza tocando el suelo pidiendo disculpas por su comportamiento.

 

-Oi, Oi no hagas eso. - Kidd trataba de enmendar su error al verla así. Aunque su tono de enfado decía todo lo contrario. No era muy bueno disculpándose.

-¡Levántate! No es propio de un espadachín arrodillarse por temor. - dijo Mihawk bastante molesto, era su deber educarla para que fuera la mejor y no toleraría ese comportamiento en su presencia.

-espada... chin... - murmuro la pequeña alzando su mirada para contemplar a Mihawk.

-Cámbiate, no podemos perder más tiempo. - finalizo el pelinegro al ver esos hermosos ojos violetas viéndolo sorprendido. Se encaminó al comedor para ocultar su tenue rubor en sus mejillas.

 

-Ya lo escuchaste. Hay muchas personas por conocer todavía. - interrumpió Marco al ver que la niña se quedaba en la misma posición.

 

Esta no se movía, veía perpleja al espadachín desaparecer por un pasillo.

 

-Vale. Creo que es tu turno. - le dijo a Kidd al ver que la niña no se movía.

-¡Oi! Más vale que te des prisa si quieres alcanzarlo. - remato para picar el orgullo de la niña. Ese pelirrojo mal nacido era bueno provocando a la gente.

-¿Eh? - Alexander miro confundida a Kidd pero se levantó y se paró frente Marco.

-Vamos, hay un baño cerca. - extiendo su mano el rubio para llevarla a su destino.

 

 

Caminaron los tres sin comentar nada más, una vez que estuvieron frente a las puertas, donde se veían dos letreros: Damas / Caballeros.

-Bueno... Ten. - le extendió la ropa Marco a la niña. - Te esperaremos afuera.

-Sí. Marco Phoenix - y se metió en la baño de las Damas.

 

Sólo los dos hombres estaban recargados en la pared esperando a la fuente de sus desgracias futuras.

 

-¿Cuánto tiempo tendremos que cuidarla? - pregunto Kidd para callar el silencio.

-No lo sé. ¿Qué, ya te cansaste de ella? - respondió Marco sin mirarlo.

-No... Pero estando en esta isla no podremos sacarla sin que alguien se dé cuenta. - dijo atropelladamente el pelirrojo.

-Kidd... sé que no es de mi incumbencia pero... ¡¿Se puede saber que mierda te pasa?! Es una maldita niña, y encima de todo ya no se sí quieres ayudarla por ser un buen samaritano o que... - dijo Marco un poco enojado, francamente le importaba poco pero la niña tenía un poder muy atrayente.

-¡Oi! Al parecer alguien siente algo más por esa niña aparté de mí. - dijo separándose de la pared caminando un poco para evitar ser golpeado por el rubio.

-Déjame explicarte algo.. yo nunca- no pudo terminar su amenaza Marco por una pequeña voz.

-Marco Phoenix necesito ayuda. - pidió la niña al otro lado de la puerta.

-Jajaja te hablan Marco. - sonrió ampliamente el estúpido pelirrojo.

 

Se metió al baño de las damas de mala gana, espero a que la niña le dijera que necesitaba.

Pero la vio tratando de abrir el grifo del agua que no alcanzaba.

Suspiro al verla, incluso si no era su intención se veía de lo más tierna.

Ahora llevaba un pantalón azul y una playera de manga larga en color negro.

 

Se acercó a ella y vio que estaba de puntillas tratando de alcanzar el lavabo.

-Primero debes subirte las mangas. - le dijo Marco mientras hacia el sutil movimiento.

Abrió el grifo, cargo a la niña y le indicaba que vaciara un poco de jabón en sus manos.

-Tienes que enjabonarte bien. - le indico y resbalando un poco su agarre sosteniéndola de la cintura con una sola mano.

-¿Así, Marco Phoenix? - pregunto tratando de llenar sus manos del líquido jabón.

-Sólo dime Marco, no tienes que ser tan formal. - dijo molesto viendo el reflejo de la niña en el espejo.

-Está bien... Marco.- la pequeña se enjuago las manos y se vio en el espejo.

-Marco... ¿Me puedes bajar? - sus miradas se habían encontrado en sus reflejos, y su mano ya estaba tocando su pecho.

-Disculpa, yo no quise... - la bajó rápidamente, empezó a lavar sus manos también para disimular un poco sonrojo.

 

Si él era bueno incomodando a las personas, esta jodida niña le arrebata el puesto sin siquiera notarlo.

-Marco ¿Eustass Kidd es mi papá? - pregunto inocentemente la pequeña.

No pudo evitar reír por la pregunta, era obvio que la niña, era sólo eso.

-¿Por qué preguntas? - pregunto terminando de enjuagar sus manos, tomando una toalla de papel y ofreciendo otra a la niña para secarse.

 

"Seguramente porque su peinado es igual al de Kidd" pensó divertido el rubio.

-es que... - la niña no sabía como deducir sus pensamientos en palabras.

-Porque no mejor le preguntas a él, estoy seguro que te contestara. - dijo sonriendo Marco, mientras la despeinaba un poco.

La niña sólo sonrió y salió corriendo del baño para ver al pelirrojo, ni siquiera le dio tiempo de salir cuando escucho un grito enojado.

-¿¡PORQUÉ MIERDA PREGUNTAS ESO?! - ese indudablemente era Kidd.

 

Quizás fue un poco cruel con la pequeña al enviarla a la boca del lobo, pero el pelirrojo se lo merecía.

 

-...-...-...-...-...-

 

 

El comedor se podría decir que era grande, como para 30 personas y conectaba con la cocina a través de una gran barra para dejar la comida y se sirvieran del bufé tanto como quisiesen.

 

Un atractivo rubio estaba en dicha cocina, haciendo lo que más le encantaba: cocinar. Si, él era el chef más popular de su pequeña ciudad natal, después de su padre.

 

Preparaba con entusiasmo la comida, aunque era para unas 45 personas él lo hacia lo sólo. No quería ayuda, ya saben el maldito orgullo que viene impreso en cada ser humano.

 

-Aún no está lista la comida pero si quiere puedo servirle un refrigerio. - dijo sin voltear a ver a la persona detrás de la barra que lo observaba atentamente.

-Que sean dos. - dijo seria la voz que lo observaba.

-¿Desea té o café? - pregunto el chef sin dejar de cortar las verduras para el guisado de ese día.

-Té y un zumo de naranja. - respondió de igual modo. Pero esta vez se recargó un poco en la barra viendo detenidamente cada corte de daba.

-En un momento - contesto cortes para seguir cocinando.

 

No paso ni un minuto, cuando esa mirada penetrante no dejaba de ser tan pesada e insistente y volteo para encarar al bastardo.

 

-¡Si desea algo más dígalo de una puñetera vez!- dijo enojado pero se quedo atónito. - ¿Mihawk? Pensé que tardarías más. - comento más tranquilo al ver al espadachín.

-Eres la segunda persona que me dice eso... - aparto su vista del joven cocinero quedando de espaldas.

-Bueno... la verdad, tus enfrentamientos duran más días... - dijo el rubio empezando a cortar un pan en rebanadas para hacer unos emparedados.

-Eso es lo que pasa cuando, mandas a un novato a hacer el trabajo. - contesto decepcionado el pelinegro espadachín. 

-¿Acaso el ejército se quedo sólo con los refuerzos? - el chef término de preparar la comida.

-No lo creo. Aún así presiento que hay "alguien" que esta filtrando información. - esta vez encaró al rubio que se acercaba con la charola de comida.

-¿Un mierdoso "topo"? No puede ser... nadie en su sano juicio traicionaría a Joker. - dijo el rubio serio pasando la charola por la barra mirando a Mihawk sin pizca de duda.

-El ataque de hoy fue muy preciso, y en una de las fábricas más grandes donde tenemos poderosos contactos. - no tomo la charola y sólo veía al rubio con intensidad, pero continuo más calmado viendo el relajado semblante del cocinero. -¿Cómo está tu padre? 

-Ya mejor, gracias por preguntar. - dijo pasándose al otro lado de la barra por una pequeña puerta.

-¿Sigue siendo el mismo testarudo de siempre? - pregunto el pelinegro al ver que se aproximaba a él.

-Te diré... Gracias a la ayuda de Doflamingo, mejora rápidamente, estoy en deuda con él. - aclaro ya que el espadachín lo veía con cierta duda.

-Ese bastardo de Zeff, no sabe cuando rendirse. - dijo Mihawk empezando a caminar hacia una de las mesas apartándose del camino del rubio.

-Bueno... ese viejo no dejaría que el maldito Cáncer lo tumbé ni aunque su hijo tenga que deberle un favor a la mafia. - dijo un poco triste. Tomo la charola para llevarla a la mesa donde se sentaría Mihawk.

-Kuroashi, todos tomamos decisiones difíciles cuando tocamos fondo. Tarde o temprano debes afrontar las consecuencias. - dijo en un modo frío sentándose en la silla, sin mirarlo.

-Bueno... parece que ya lo estoy pagando. - dejo la charola y se iba a retirar pero una mano lo sujeto por la muñeca.

-¿Ya no estás con Nefertari? - dijo el pelinegro pero fue más una afirmación que pregunta.

-Dijo que no se quedara conmigo si estoy con la mafia. - comento molesto sin ver al espadachín y sin apartar su agarre.

-No estaban destinados a estar juntos. - concluyo soltándolo empezando a tomar un poco de té.

 

El rubio lo miro atónito un momento pero sonrió. Aunque era bastante directo y frío Mihawk siempre decía las palabras correctas en el momento justo.

 

Y la verdad era que quería mucho a Vivi, siempre sacrificándose por su bienestar y felicidad; pero al parecer ella no estaba en la misma disposición y eso le dolía de cierta forma. Quizás sus caminos se juntaron pero nunca se entrelazaron.

 

Camino de nuevo a la cocina cuando vio a Marco y Kidd entrar, pero se detuvo cuando vio a un niño, tenía el pelo en punta como el pelirrojo pero unos mechones caían ahora por su frente.

 

"Así que la comida es para el pequeño" dedujo rápidamente el cocinero por el pedido de Mihawk.

 

-Me sorprende verte aquí. ¿Acaso el Baratie funciona sin su chef estrella? - como siempre Kidd incitando a las personas con su tono burlón y esa sonrisa ladina.

-Je... No como quisiera, pero el viejo se defiende. - dijo satisfecho y miro al niño. - Y tú ¿Ya tienes un hijo y ni siquiera me invitaste a la boda? - pregunto el rubio chef con falso enojo, sonriendo de medio labio.

 

El pelirrojo empezó a gritar cosas incomprensibles agitando los brazos y más rojo que su cabello. Intentaba explicarse pero sólo se escuchaban gruñidos en vez de palabras.

 

-Alexander, él es Kuroashi Sanji. - Marco le presentó al rubio en cuestión, ya que Kidd sólo blasfemaba mientras caminaba hacia el espadachín.

 

La niña empezó observarlo detenidamente; de piel clara, cabello rubio un poco largo de enfrente tapando el lado izquierdo de su fina cara, dejando visible sólo un ojo color azul cielo, llevaba camisa azul, una corbata negra, pantalón de vestir del mismo color y unos finos zapatos.

 

Era muy atractivo, y simpático aunque era un poco modesto, la niña asintió tímida.

-Alexander es un placer, ve con tu papi a comer algo antes de que se enfríe. - dijo divertido despeinando su cabello castaño.

 

Kidd lo escucho y volvió a refunfuñar enojado por su estúpido comentario.

La niña aparto la mano de Sanji de un manotazo, su mirada violeta brillaba por el enojo de que estropeara su fantástico peinado y el sonrojo en sus mejillas decía que ese gestó le gustaba, aunque no tanto como el de su pervertido creador.

 

Sanji vio sus ojos por primera vez, se sorprendió por el raro color y en combinación con su rubor se veía adorable a pesar de ser un niño, según él.

 

"Es muy lindo para ser el hijo de ese bastardo" pensó Sanji al ver su rostro.

 

Siguió contemplándolo hasta que el pequeño corrió hasta la mesa para empezar a comer.

 

-Oye, pensé que Kidd no se metía con los niños... - empezó a sacar un cigarrillo de sus bolsillos mientras hablaba con Marco.

Su comentario era más bien un reclamo, vio el tremendo moretón y el labio cortado del niño, eran bastantes visibles.

 

-Y así es, él no lo hizo, pero parece que no le duelen. - respondió Marco al escuchar el comentario. - Es la nueva adquisición del Joker, parecer ser que Caesar creó una nueva droga y bueno... ya te imaginarás el resto.

-Entiendo... - encendió su cigarrillo y dio una gran calada.

 

 

Se quedaron en silencio contemplado a la poca distancia al pelirrojo ruborizado por que la niña le compartía una rebana del rico emparedado. Mihawk por su lado comía viendo al par sentado enfrente de él, le causaba curiosidad ver el efecto que una pequeña niña provocaba.

 

-Oh, por cierto, es una niña... - dijo Marco antes de caminar hacia el trío que estaba en la mesa.

 

Sanji se que atónito, incluso se le cayó el cigarrillo de la boca. Que imbécil... pensó que era un jodido niño e incluso lo trato como tal. Él, un amante de las mujeres no pudo diferenciarla a una a pesar de su corta edad, se sentía devastado.

 

-...-...-...-...-

 

 

Los cuatro siguieron su tour por toda la instalación, decidieron no decirle a nadie que Alexander era una niña, para ahorrarse la fastidiosa explicación a cada uno que se encontraban.

 

 

Pasaron por la pequeña armería donde la niña conoció a Baby 5, una pelinegra bastante atractiva con un traje de sirvienta, era la encargada de la seguridad de la fábrica y una experta en armas de fuego, sería ella quien la instruiría en ese campo.

 

También conoció a la secretaria personal de Donquixote, la peliverde Monet, vestía un hermoso vestido verde agua, ella la reconoció al instante pero luego se entristeció porque el niño no la recordaba.

 

Nico Robin también era una secretaria personal pero de Crocodile, una morena extravagante vestida con una mini falda y una blusa con un gran escote, era simpática y gentil, que de inmediato se dio cuenta de que Alexander era una niña.

 

No tardaron en llegar a la oficina del espadachín donde conoció a la pelirosa llamada Perona, muy rara por su forma de vestir como una lolita gótica y con un oso de peluche ocupado un lugar en una silla como si fuera una persona más. Era la asistente personal de Mihawk y le informaba de cualquier movimiento en los bajos fondos y del ejército.

El espadachín se quedo con la pelirosa para reiterar los últimos movimientos del ejército por el incidente de esa mañana.

 

 

-...-...-...-...-...-

 

 

-¡No, por favor! - suplicaba de rodillas el joven pelirosa.

-Ya que te encuentras tan desesperado ahora... levanta la cara y sentirás menos dolor al complacerme. - dijo mientras desabrochaba su cinturón y abría la bragueta del pantalón.

 

Trago saliva el joven al ver tan grande excitación delante de él. Pero prefería eso a ser violado por la mano derecha de su jefe.

Lentamente abrió la boca y cerró los ojos tanto como pudo.

Vergo respiraba pesadamente por el placer que esa boca inexperta le daba, y enredaba su mano en el rosado cabello de su presa.

 

El muchacho se sacó el caliente miembro de su boca por falta de oxígeno, unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

-No te detengas... - dijo molesto el moreno al interrumpiese ese placentero momento.

El joven sólo sollozaba, y limpiaba sus mejillas con el dorso de su mano.

Sostenía el gran miembro de su ahora depredador y volvió a remontar su tarea. Lo metía y lo sacaba con lentitud, no sabía cómo debía satisfacerlo, sólo podía remitir su temor a que aquel no se impacientara y decidiera hacerle algo muy doloroso.

 

-Ahh... usa la lengua. - susurro apretando el agarre en su cabello rosa.

Sintió como introducía más su erecto miembro y con más fuerza en su pequeña boca.

Trataba de seguir el ritmo y no ahogarse con la hombría del otro.

Era tan grande y caliente... sentía que su quijada se dislocaría por los movimientos bruscos que daba el otro.

 

Definitivamente no era su día de suerte.

 

 

-...-...-...-...-

 

 

Kidd le presento a los demás empleados llamándolos sólo por el trabajo que desempeñaban: ya sea de limpieza, asesinos, o traficantes de drogas, incluso llamo a más de uno "Gato lame culos" pero nadie le reclamaba.

Eustass Kidd no era cualquiera, era un despiadado asesino, que hacia su trabajo de forma silenciosa y sin ser visto. Era conocido por el ejército sólo de nombre por cooperar con la mafia y tenía la fastidiosa tarea de entrenar a la niña en la arte del asesinato.

 

Era su turno de devolver el favor que le debía a Doflamingo...

Un favor que le estaba constando caro, ya que no quería ver como se convertiría en una máquina de matar.

Definitivamente se la llevaría. El favor que hizo Donquixote por Kidd fue un poco absurdo: le salvó el trasero cuando era un adolescente rebelde y mato por accidente a un idiota, lo llevarían a la cárcel y pero él pago su fianza.

Desde entonces se metió en el negocio, y adquirió el gusto por la matanza y sangre, pero él lo eligió.

 

Marco sólo los seguía de cerca viendo las reacciones de la niña y como los demás se burlaban de Kidd diciéndole que era su hijo y chorradas a así.

 

El también estaba con la mafia por su padre, un gran estafador apodado "Barba blanca". Cuando su salud se deterioró, la vida le paso factura por la forma tan campante de llevar las cosas, no se arrepintió de nada y el rubio no podía dejarlo morir así como así.

Al estar en la banca rota, nadie les ofreció ayuda a excepción de Donquixote Doflamingo al ver un gran potencial en el muchacho y su padre, no lo dudo ni un minuto.

Desde entonces Marco ayudaba a Doflamingo a estafar a las grandes compañías y era más bien un ladrón de cuello blanco, sumamente listo y a veces se ensuciaba las manos matando a uno que otro empresario por no querer entrar en el "negocio".

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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