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Forjando una Familia por LatexoHPo

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Pepper había vivido muchas cosas a lado de Anthony Edward Stark, cuando eran pareja, y después también, cuando ya no lo fueron y su, ahora amigo, había decidido que Los Vengadores vivieran bajo el mismo techo. Incluido Loki. Pepper había vivido mucho con Tony, sí, también con los súper héroes, y con su vida estresante como CEO en Industrias Stark. Podía decir que estaba agotada mortalmente, y no de manera física. Era su mente, sus pensamientos; un horrible amasijo de estrés que, estaba segura, la mataría un día no muy lejano. Bruce había sido como un bálsamo a su cordura. Bruce la escuchaba, y eso era lo único que necesitaba. Que la escucharan.

Tony daba órdenes, le tenía confianza y en general se querían mutuamente, pero Tony no era el tipo de persona con la cuál desahogarse. Muy al contrario, era Tony el que la tomaba a ella como paño de lágrimas. Eso no era molesto, lo molesto era que nunca había retribución del parte del millonario. Menos durante los últimos meses, en el que el tema de conversación más recurrido de Tony era el Capitán América.

Si no fuera porque Pepper conocía demasiado bien a Tony y que su fama de playboy estaba más que bien ganada, ella diría que el genio estaba enamorado de Steve Rogers. Su relación con el rubio era muy parecida a la tensión sexual. Y ella conocía muy bien ese tópico, sobre todo cuando realizó que algo parecido le pasaba a ella con respecto a Bruce. Por supuesto, era algo más sutil. No como Barton y Tasha, que destilaban deseo cada vez que se miraban (hasta cuando se miraban asesinamente). Tampoco algo como Thor con Loki (tuvo que tomarse un par de brandis cuando se dio cuenta de eso), en la que parecían más bien una pareja que se había amado muchísimo en el pasado y ahora no sabían cómo reaccionar uno con el otro para enfrentar esa situación. Y no, era más que evidente que no era un tipo de amor fraternal. Pero con respecto a ella y Bruce, era diferente. Era, y odiaba admitírselo a sí misma, como una de esas novelas cursis que le gustaban a su madre, esas en las que los protagonistas muy gradualmente se enamoraban mutuamente; aunque en éste caso la tonta protagonista sólo era ella. Bruce era tan… perfecto. Vale, quizá no era perfecto, pero tal vez sí era perfecto para alguien como ella. Y ni su Hulk podría hacerla cambiar de opinión.

Cuando Pepper llegó a la torre lo primero que hizo fue correr a la habitación de Bruce Banner. Ni siquiera volvió a llamar a Tony. Primero tenía que asegurarse de que Bruce estuviera bien, al menos lo mejor posible en una situación en la que Tony había dicho ‘Nos necesita’.

"JARVIS, dame información sobre el Doctor Banner", dijo mientras recorría la sala para dirigirse a las habitaciones.

"Bienvenida, señorita Potts. El Doctor Banner duerme en su habitación".

Pepper agradeció y apresuró el paso. Si Bruce estaba durmiendo, entonces no era tan grave. Quizá un bajón emocional, a veces ocurría. Frunció el ceño cuando descubrió que la puerta de la habitación estaba abierta de par en par. Cuando se asomó se cubrió la boca con una mano, sin poder creer lo que veía.­­

Natasha Romanoff dormía en la cama de Bruce, abrazando algo. Frente a ella estaba Clint, también en la cama de Bruce. A lado del arquero, dándole la espalda, Tony. Y junto a él, Steve (la cama era grande, pero aún así estaban todos apretujados). En el sillón frente a la ventana, Thor yacía desparramado mientras roncaba ligeramente. Muy bien, si Pepper tuviera la mente sucia, seguramente pensaría que eso había sido una maravillosa fiesta al estilo Stark (con su consecuente orgía). Pero todos estaban vestidos, y Bruce… ¿Dónde demonios estaba Bruce?

Se acercó a la cama lentamente para no despertar a ninguno, y su mirada viajó a la medicina pediátrica y el vaso de agua sobre la mesita de noche. Frunció el ceño, reconociendo los remedios para una gripe común. Volvió su atención a los durmientes, y fue entonces que lo vio. Allí, en medio de Clint y Natasha (ésta última rodeándolo), estaba un niño pequeño. Un niño que tenía los cabellos oscuros rizados. Un niño que tenía las espesas pestañas sobre los ojos cerrados; un niño que apretaba en un puñito el cuello de la blusa de Natasha, puñito que se asomaba apenas por la manga de la parte superior de un pijama que era de adulto. Y esa naricita, las mejillas sonrosadas, los labios.

Pepper ahogó un grito. Era Bruce. ¡Por Dios Santo! ¡Era Bruce! Lo reconocería en cualquier lado, cómo no, teniendo grabadas de memoria todas y cada una de sus facciones.

"¿Pep?"

Pepper desvió la mirada hacia Tony, éste tenía los ojos hinchados de sueño y cara de pocos amigos. Ella le miró interrogante, pero él le hizo una seña para que guardara silencio.

Tony se levantó lentamente, no sin antes detenerse un poco y parpadear cuando se dio cuenta de que Steve estaba a su lado. Tragó saliva y negó con la cabeza, fue entonces que posó sus manos alrededor del cuerpo del rubio mientras movía sus piernas, intentando no tocarlo y no mover demasiado la cama para no despertar a Bruce. Cuando pensó en él, giró el rostro para verlo y comprobar que estaba bien (y de paso realizar que no había sido una pesadilla).

"¿Qué haces, Stark?"

Tony volvió la mirada hacia la voz que había hablado. Y se encontró con los azules ojos de Steve, justo bajo los suyos.

"Vuelve a dormir, anciano", fue lo único que dijo para no pensar en la posición en la que estaba. Se las arregló para levantarse totalmente y guió a Pepper al pasillo. Ella todavía lo miraba asustada.

"Por favor no grites", dijo Tony comenzando a caminar para que ella le siguiera.

"Explícame qué demonios le hiciste a Bruce", dijo ella alterada. "Ahora mismo, Anthony".

Ouch. No era buena señal cuando Pepper, de entre toda la gente, le llamaba por su nombre.

"¿Por qué asumes qué fue mi culpa?", preguntó sin embargo. Ella alzó una ceja. "Está bien, fue mi culpa. Pero también de Rogers. Y ahora que lo pienso, también del mismo Bruce. Si no se hubiera quedado junto a la máquina…"

"¿De qué máquina hablas? Tony, por Dios… ¡Bruce es un niño de…!"

"Cuatro años, dos meses. Según el análisis de JARVIS. Créeme, Pep, me encantaría contarte la historia ahora mismo, pero como no pienso volver a repetirla más tarde para los demás, confórmate ahora mismo con saber que Bruce es un niño sano. Salvo por la neumonía y…"

"¡¿Neumonía?!"

"Está en primera etapa. Estoy seguro de que con la medicina que le compré no pasara de unos cuantos mocos".

Pepper cerró los ojos un momento, se pasó una mano por la frente. No. No podía más. Si no fuera porque Bruce era la víctima esta vez, renunciaría ahora mismo. A Tony, a Industrias Stark… a todo. Pero no podía renunciar a Bruce.

Tony le apretó un hombro.

"Lo solucionaré, no te preocupes. Y para eso, necesito una copa", fue lo último que dijo antes de marcharse al mini bar.

 

***

Cuando Natasha abrió los ojos se encontró de frente con una curiosa mirada marrón. De golpe recordó la noche anterior. Banner convertido en un pequeño crio. Clint siendo todo un amor con él…, y entonces Bruce le sonrió. Una pequeña sonrisa tímida.

"Asha", dijo el pequeño entonces, con la voz constipada por la gripe.

Natasha devolvió la sonrisa. Que la mataran ahora mismo si ese no era el niño más adorable que había visto en su vida. O quizá pensaba así porque pocas veces en su vida tenía frente a ella a un niño tan pequeño. Sin embargo, algo le hizo fruncir el ceño. Bruce no la había llamado 'mami' como la noche anterior. Y no supo si eso le alegró o no.

"La fiebre cedió", dijo Clint. Natasha alzó el rostro y posó su mirada en la de Clint Barton. Y por alguna extraña razón encontró que eso, la posición en la que estaban los dos juntos en la cama, teniendo a un pequeño en medio de ellos, era… abrumadora. Y no en un sentido negativo.

"Pi", dijo entonces Bruce.

"¿Pi?", escucharon la voz de Steve Rogers. Ambos agentes se sobresaltaron y dejaron de mirarse como idiotas. "3. 1416... ¿No?"

"¡Pi, Asha!", repitió Bruce.

"Creo que quiere decir 3.1416 al cuadrado", dijo Clint divertido mientras se levantaba de la cama. "Vamos, amiguito, directos al baño".

"¿Dónde está Stark?", preguntó Natasha viendo cómo el arquero llevaba a Bruce al baño.

"La señorita Potts llegó", fue toda la explicación que dio Steve. Luego se incorporó y miró el reloj. "Le toca la codeína dentro de diez minutos".

 

***

 

Cuando Pepper Potts salió de su estupor (después de haber respirado dentro de una bolsa de papel varias veces), percibió un agradable aroma que llegaba de la cocina. Intrigada, fue directo al lugar. Vaya, las sorpresas no habían terminado. Loki estaba ahí, cocinando.

"¿Puedo ayudarte?", se aventuró Pepper. Loki, como a todos los demás, no le agradaba. Pero el Asgardiano había dado signos de querer estar en paz. Había sufrido un terrible golpe a su ego.

"No", fue la respuesta rotunda del ojiverde.

Pepper se mordió los labios. Pero entonces fijó su vista en la mesa. Ahí había un vaso con leche, un par de rebanadas de pan recién tostado, un plato pequeño lleno de melón picado y un vaso más, lleno de jugo de naranja.

"Es para el pequeño engendro", dijo Loki cuando la vio mirando a la mesa.

"No lo llames así".

Loki sólo le sonrió de medio lado, prepotente.

"¿Por qué?", preguntó Pepper. Él alzó una ceja. "¿Por qué preparaste el desayuno para Bruce?"

"Ninguno de esos idiotas sabe absolutamente nada sobre cuidar a un niño pequeño"

"¿Y tú sí?"

"He leído", se encogió Loki de hombros. Enseguida sirvió en un plato aquello que desataba el aroma en la cocina. Era un simple platillo de huevos con tocino. Loki dejó la sartén, tomó un tenedor que acomodó sobre el plato y tomó también otro vaso lleno de jugo que ya estaba a un lado. No miró a Pepper mientras salía de la cocina.

Pepper negó con la cabeza. Suspiró cansada y decidió hacer el desayuno para todos esos idiotas. Era el día más extraño de su vida. Y eso era mucho decir.

Thor fue el primero en entrar a la cocina, bostezando como león. Tras él venían Clint y Natasha, y enseguida Steve,  cargando en sus brazos (para que no pisara el suelo frío) al pequeño Bruce que vestía ya uno de los pijamas que Tony le había comprado. Pepper no se giró enseguida, necesitaba preparase mentalmente para ver a Bruce, al niño Bruce, despierto.

"¡Lady Pepper! También acudiste al llamado", escuchó a Thor hablarle amigablemente.

"Buenos días, Thor. Buenos días a todos", dijo ella, todavía sin mirarlos, entretenida en servir el desayuno en varios platos.

"Te ayudo", le dijo Natasha, después de asegurarse de que Steve dejara a Bruce sentado a la mesa. Pepper le sonrió agradecida. "¿Ya golpeaste a Stark?"

"Todavía no. Estoy esperando su explicación".

"¡Inia!", se oyó entonces la vocecita de Bruce, sorbiendo mucosidad.

Pepper respiró fuerte y finalmente se giró. Pensó que sería un golpe muy duro. Ver al hombre del que estaba enamorada como un niño no era en absoluto una idea encantadora. Pero lo que sí era encantador era Bruce, de hecho. No pudo evitar sonreír al ver el brillo en esos ojos profundos.

"Oh, Bruce", gimió entre contenta y triste. Era una sensación que no comprendía. Pero ella era fuerte. Así que se armó de valor y caminó hasta el pequeño. Bruce inmediatamente alzó sus bracitos hacia ella. Eso la desarmó y finalmente lo tomó entre sus brazos, apretándolo cariñosamente. Bruce se aferró a ella.

"No vayas ota vez", le dijo Bruce con un puchero.

"Lo prometo", le susurró ella de vuelta. Luego lo volvió a sentar en su silla, una en la quedaba muy bajo, apenas se notaban sus ojos por sobre el filo de la mesa.

"Yo lo hago", se ofreció Thor y tomó a Bruce para sentarlo en sus piernas. Bruce jugó con su largo cabello rubio, murmurando 'Tho'.

"¿La hora familiar?", preguntó Tony, medio arrastrando las palabras, entrando a la cocina. Y es que eso de 'una copa' se le había salido de las manos. No estaba borracho, pero sí algo colocado.

Todos en la cocina lo miraron de mal modo. Menos Bruce, que le sonrió inocentemente mientras masticaba un pedazo de melón.

"¡Ony!", exclamó.

"Ok, pequeño. Tengo muchas dudas", dijo Tony sonriéndole. Luego miró a los demás "Parece que nos reconoce a todos, y ya no está asustado, pero tengo que averiguar qué tanto de su memoria como adulto se ha visto afectada, porque sin duda actúa como un niño (y es que Bruce estaba masticando un hebra del cabello de Thor, distraído como estaba en mirar a Tony). Tenemos que hacer un plan de acción. Cómo lo cuidarán mientras yo busco la manera de regresarlo a la normalidad."

"¿Cuidarlo?", preguntó Clint. "Stark, tienes billetes hasta en el florero de la sala, contrata una niñera".

"Eso sería peligroso, Clint", le contradijo Steve. "Creo que debemos mantener el accidente en secreto. Tenemos enemigos, enemigos que no dudarían en aprovecharse de la condición de Bruce".

Clint miró a Natasha. Ella asintió apenas.

"Yo estaré encantado de cuidar al pequeño Bruce", dijo alegremente Thor mientras quitaba sus cabellos de la pequeña boquita.

"El problema, Tony, es que ninguno de nosotros tenemos experiencia en cuidar a un niño. No te ofendas Thor, cariño, pero creo que eres demasiado… rudo", habló Pepper.

"Loki puede ayudarme. A Bruce le agrada mi hermano".

"¡Oki!" sonrió Bruce entonces.

Tanto Clint como Natasha se miraron extrañados ante ese comportamiento. ¿Desde cuándo Loki era agradable para alguien (obviando a Thor)?

"Supongo que por eso fue que él le preparó el desayuno", agregó Pepper.

Antes de que cualquier pudiera terminar de sorprenderse por esa declaración, Tony agitó las manos.

"Tendrán que aprender a cuidarlo. No sé cómo, pero algo se les ocurrirá. Tómenlo como el pago que todos ustedes me deben por vivir a mis costillas”. El único que pareció afectado ante esa declaración fue Steve. Odiaba el hecho de que, efectivamente, a ninguno le faltaba nada en la torre gracias a las arcas de Stark, tanto de Howard como de Tony (los demás estaban tan acostumbrados a las rabietas del castaño que ya no se sentían mínimamente ofendidos). “Y Pepper, lo siento pero a ti te necesito en Industrias Stark. Así que esto se reduce entre Thor y Cuernitos, el par de asesinos y el anciano", concluyó el genio.

El silencio que siguió fue alarmantemente tenso. Pepper miraba a Tony verdaderamente furiosa. Su cara estaba roja y apretaba sus manos en sendos puños.

"¡Ni se te ocurra, Stark!", explotó finalmente, "¡No voy a meterme en una jodida oficina mientras Bruce esté en esa condición…!”

Y  se calló. Se calló porque algo más ahogó su grito: el llanto de Bruce.

"¡Con un demonio, Pepper! No grites", reclamó Tony entre dientes. Se acercó entonces a Bruce y lo tomó entre sus brazos, pero entonces algo más ocurrió.

Bruce dejó de llorar y ahora miraba a Tony con verdadero pánico. Su respiración comenzó a ser irregular, jadeaba intentado alejarse de Tony, removiéndose como pez fuera del agua entre sus brazos.

"Hombe malo", murmuró entre jadeos.

"¡Está hiperventilando!", exclamó Clint, apresurándose a quitar a Bruce de las manos de Tony. Pero Bruce seguía retorciéndose. Todos estaban asustados.

Y entonces alguien más entró a la cocina y arrebató a Bruce a Barton. Loki siseó algo mientras abrazaba al niño. Poco a poco comenzó a respirar con más normalidad. Y entonces lloró libremente sobre el hombro de Loki.

"Estúpidos", dijo éste y se lo llevó con él.

"¿Hombre malo?", inquirió Pepper, tocándose el pecho.

"Tengo que salir", fue lo último que dijo Tony Stark, totalmente desconcertado, antes de abandonar la cocina.

"Esto será más difícil de lo que pensamos", dijo Steve. Los demás asintieron.

"Thor, será mejor que vayas a vigilar a tu hermano. No me gusta la idea de que Bruce se sienta seguro con él", habló Natasha más tranquila.

El rubio frunció el ceño, pero pensó que sería buena idea. Cuando sólo quedaron Steve, Natasha, Pepper y Clint, todos miraron al primero.

"Steve, explícanos qué pasó exactamente y cuál es la máquina que convirtió a Bruce en un niño", le pidió Pepper. "Y si alguien me explica qué fue ese ataque de pánico…"

 

***

 

"¿Loki?"

El nombrado miró de reojo a Thor semiacostado en su cama. Bruce estaba sobre su pecho, mucho más tranquilo y relajado. Hipaba de vez en cuando y sorbía por la nariz, aunque ya había llenado de mocos su playera.

"¿Qué, Thor? ¿Te mandaron para que evites que asesine a su precioso Banner?"

"Sé que no lo harás. Pero ellos no confían en ti".

"¿Y tú sí?", respondió Loki con una sonrisa socarrona.

Thor suspiró.

"Sabes que sí". Loki bufó, pero no dijo nada cuando el rubio se sentó a su lado en la cama y comenzó a acariciar la espalda de Bruce. "Creo que deberías explicarles por qué Bruce no te tiene miedo. Eso les haría confiar".

"No me interesa contarles esa parte de mí a tu grupo de amigos idiotas, Thor".

"Quieras o no, Loki, estamos juntos en esto. Y me refiero a todo. A tu condena, a aprender a vivir en Midgard, y ahora estaremos juntos para colaborar y cuidar del pequeño Bruce", le dijo suavemente Thor. Entonces alzó un brazo y lo pasó por sobre los hombros de Loki.

El ojiverde se tensó. Odiaba las demostraciones de afecto, sobre todo las de Thor. Pero la carita del niño sobre su pecho le regalaba paz, una que no había tenido en todo el tiempo que llevaba en esa horrible torre. Así que por una vez dejó de pensar demasiado y acomodó su cabeza en el hombro de su no hermano.

"Es muy lindo, ¿cierto?", preguntó Thor.

"No lo arruines, ¿quieres?", reclamó Loki, provocando la sonrisa abierta del rubio.

"Esto… lo siento", se disculpó Steve Rogers (aunque era muy mal actor). Ambos Asgardianos miraron el umbral de la puerta. "Es la hora de la otra medicina de Bruce", agregó el súper soldado.

Thor se incorporó para tomar el frasco, el gotero y el vaso con agua. Loki se concentró en Bruce. Era obvio que el soldado estaba ahí para cerciorarse de que el niño estaba bien.

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Durante la tarde, y con Steve y Clint en la torre, preparados para patearle las pelotas a Loki si le hacía algo a Bruce, Pepper y Natasha salieron a comprar todo lo que pensaron sería lo adecuado y básico para el niño. Aunque no se tardaron mucho, justo cuando Pepper miraba un mameluco amarillo  de tela de peluche en forma de osito (con orejitas y colita esponjosa) y del tamaño adecuado para Bruce, escucharon un flash. La prensa neoyorquina sabía perfectamente quién era Pepper Potts y la pseudo relación que tenía con Tony. Así que fastidiada pagó por las pocas cosas que compraron y regresaron a la torre. Pepper esperaba que Tony ya estuviera de vuelta, pero no era así.

Era obvio que al millonario no le había sentado nada bien que Bruce le hubiera rechazado y le hubiera señalado como ‘el hombre malo’; sólo esperaba no ser llamada por Happy para informarle que Tony estaba tan borracho que no sabía cómo utilizar el ascensor.

El mameluco le quedó a Bruce prácticamente perfecto y, mientras Pepper y Thor alababan la elección diciendo lo adorable y apachurrable que se veía el pequeño, Clint y Steve sólo se miraban confusos. Loki había resoplado criticando la cursilería humana. Aunque en el fondo aceptó que si de por sí la pequeña bestia era adorable, con esa cosa esponjosa encima, lo era más.

Bruce había dormido casi todo el día, todavía con los remanentes de la neumonía en su sistema, pero no se negó ni remilgó cada vez que le obligaban a tragarse las gotas amargas de la medicina. Comió un poco de pollo y cenó un vaso con leche. Cuando ya iban a dar las nueve de la noche, decidieron que era hora de llevarlo a la cama.

Y surgió una pequeña discusión pacífica. Thor quería quedarse con Bruce (ya habían decidido que no lo dejarían solo por ningún motivo debido a sus problemas con los traumas), Pepper le recordó que era un poco rudo y quizá lo aplastaría sin querer; Thor dijo que se quedarían con Loki y que éste no permitiría que aplastara al niño si los tres dormían en la misma cama. Loki se negó rotundamente, pero dijo que él aceptaría al ‘pequeño engendro’ en su cama… sin Thor. Natasha lo fulminó con la mirada y alegó que, aunque Bruce parecía cómodo con él, ninguno allí le confiaría cuidarlo toda la noche. Clint sugirió a Pepper, pero ella, incomoda, dijo que no confiaba en ella misma para cuidar toda la noche de un  verdadero niño (Tony no contaba). Cuando Steve sugirió a Natasha, ella dijo que tenía que reportarse con S.H.I.E.L.D y hacer informes y… cosas –prometiendo que no diría ni una palabra de lo que estaba pasando. Clint supo que en realidad la pelirroja se negaba a encariñarse y volverse ‘blanda’ si pasaba mucho tiempo con esa pequeña cosa adorable de cabellos rizados y dedos regordetes. Y cuando Steve lo sugirió a él, a Clint, éste dijo que no tendría ningún problema, pero que tenía que descansar un poco, después de todo, ni él ni Nat habían descansado adecuadamente después de la desgastante misión.

Así que Steve, al fin, dijo lo que quería decir desde el principio de la discusión: él cuidaría a Bruce esa primera noche (la anterior no contaba con toda la dosis de angustia y desconcierto). Tomó al dormido Bruce de brazos de Thor y se lo llevó con él a su habitación.

Eran las tres de la mañana cuando unos pequeños golpes se escucharon en la puerta de su habitación. Steve no estaba durmiendo (en realidad podía pasar días sin dormir y su cuerpo no le reclamaba), se había contentado con ver dormir a Bruce pacíficamente. Sonrió un poco cuando volvió a escuchar los golpes, eran un poco desesperados pero no alarmantes. Consideró que alguno de aquellos no había podido dormir tampoco y se morían por comprobar que el niño estuviera bien.

Sin embargo, cuando abrió la puerta y vio los enormes ojos color chocolate de Tony Stark, supo de inmediato que algo no estaba bien.

“Pepper me dijo que Bruce estaba contigo… ¿puedo verlo?”, preguntó el millonario suavemente.

Steve se hizo a un lado frunciendo el ceño. Tony no se veía bien, y no era que estuviera borracho (no había aliento alcohólico en absoluto).

Tony se internó y se sentó en la cama, mirando ansioso a Bruce. Steve cerró la puerta y aumentó la intensidad de la luz sólo un poco más. Cuando se giró, se quedó sin aliento. Jadeó imperceptiblemente cuando vio cómo Tony acariciaba la llena y sonrosada mejilla del niño tan suavemente que se le antojaba estar en otra realidad. Porque también le miraba con una ternura que nunca, nunca había visto en esos ojos que siempre estaban llenos de orgullo y superioridad.

Bruce abrió sus ojitos al sentir la caricia. Steve estaba a punto de reclamarle a Tony por haberlo despertado, pero éste sonrió vacilantemente y retiró su mano, como temiendo que Bruce le rechazara de nuevo. Sin embargo Bruce parpadeó un par de veces antes de sonreírle abiertamente al millonario.

Tony no correspondió a la sonrisa, en su lugar, tomó a Bruce suavemente, levantándolo y entonces, ante la total sorpresa de Steve, lo abrazó posesivamente. Lo apretujó entre sus brazos sin hacerle daño. Y cuando Steve le iba a preguntar qué demonios le pasaba (a lo mejor sí estaba borracho) Tony habló, le habló a Bruce, bajito y sin dejar de abrazarlo.

“Lo siento. Lo siento, Brucie. Lo siento tanto…”

“Tony, ¿qué…?”, preguntó Steve, pero no pudo continuar, porque casi se le detiene el corazón cuando vio que Stark, de hecho, estaba llorando. Finas lágrimas que escurrían de sus ojos apretados mientras susurraba en el oído de Bruce.

“Te lo juro, Bruce”, le decía. “Te lo juro, haré todo lo posible por devolverte a tu estado normal, pero mientras eso sucede, te lo prometo, serás el niño más feliz del mundo. No volverás a pasar por eso, te lo juro, Brucie…”

“Stark”, le habló Steve posando una mano en su hombro, anonadado. “Lo vas a asustar”.

Tony pareció reaccionar, y aligeró su agarre sobre Bruce, e hizo lo que de verdad casi le provoca una apoplejía a Steve: besó a Bruce, en el pelo. Con ternura.

“Ony…”, susurró Bruce, pasando uno de sus manitos por una de las húmedas mejillas de Tony, antes de bostezar y entrecerrar sus ojitos.

Tony sonrió, pasó saliva y volvió a recostar a Bruce en la cama.

“Lo siento, Rogers”, dijo al recordar que Steve estaba ahí, limpiándose con el dorso de la mano el resto de sus lágrimas. “Si no tienes objeción, me gustaría llevármelo a mi habitación”.

“Dime qué es lo que pasa… Tony, ¿por qué lloras y por qué le prometes…?”

“Descubrí que yo viví en un lecho de rosas si comparo mi infancia con la de Bruce”, fue todo lo que dijo el millonario.

Steve supo que no diría más, así que suspiró y cogió una de las almohadas de la cama.

“Duerme aquí”, le ofreció a Tony, resuelto. “Yo dormiré en el sillón. Tú acuéstate con él en la cama”.

Tony pareció querer decir algo, pero finalmente asintió.

“Duerme tú también en la cama. Ya me han demandado por lo incómodo de mis sillones”, sonrió Tony intentando sonar tan casual como siempre. Cuando vio el ceño fruncido en el rostro de Steve, amplió un poquito más su sonrisa. “No vi que te quejaras esta mañana”.

Steve negó con la cabeza, pero también sonrió y decidió hacerle caso a Tony. No era normal verlo en ese estado tan… vulnerable. De hecho era la faceta más extraordinaria que le había visto al egocéntrico Iron Man. Y no quería comenzar una discusión ahora.

Tony se quitó el saco y los zapatos y se acostó en el lado derecho de la cama, posando una mano alrededor del cuerpecito de Bruce, que ya dormía de nuevo plácidamente. Steve se acostó del otro lado, de repente agradeciendo que el niño estuviera ahí, en medio de los dos. Agradeció el haber bajado de nuevo la intensidad de la luz al mínimo, se sabía sonrojado hasta las orejas cuando cayó en la cuenta de que estaba en la cama con Anthony Stark… y por voluntad propia.

 

Notas finales:

Hola, hola!

Vale, aquí un capítulo más, que está más largito porque actualizaré hasta el lunes o martes, ¿vale?

Espero que les haya gustado.

Besotes y gracias por leer!

Látex.


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