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Forjando una Familia por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

Hola!

Como verán, intento darles un poquito de protagonismo a todos, espero estar cumpliéndolo.

Nos leémos más abajo =)

Hubiera sido demasiado sencillo apartarse de esa incómoda postura; un buen golpe en la cabeza, un fuerte empujón, morder como bestia ese brazo que lo rodeaba, gritar que se sentía ultrajado… Pero no. No podía hacer ninguna de esas cosas.


Loki gruñó con desagrado mientras era rodeado (casi asfixiado) por los brazos de Thor. Si fuera honesto consigo mismo diría que en realidad no quería apartarse. Pero por un momento pasó por su mente que prefería estar en una celda en Asgard, pero sólo fue un momento. En realidad cualquier cosa era mejor que una celda en Asgard.


Cerró los ojos un momento cuando sintió el cálido aliento de Thor en su cuello. ¿Qué estaba pasando con él? Odiaba a Thor y estar en la misma cama y abrazados como una linda pareja de luna de miel no era precisamente un poema al odio. La vida en Midgard lo estaba volviendo loco seguramente. Sin embargo, si algo podía reconocer, es que agradecía en el fondo tener a Thor a su lado (no en la cama, en su nueva vida). Thor lo protegía, intentaba enseñarle lo que él aprendía, no lo había abandonado. No como Odín, el que primero le había dicho que lo amaba como un hijo y después le había demostrado que no era vedad. Odiaba a Thor. Pero era el único que siempre, hasta ahora, lo había querido. El único que confiaba en él ciegamente, que intentaba que los demás lo aceptaran… Suspiró. Tal vez no odiaba tanto a Thor.


Centró su mirada en el niño que estaba sentado en el suelo, mirando a través del ventanal -uno que siempre había estado completa y absolutamente sellado. El pequeño monstruo tenía la nariz y las manitas pegadas al vidrio. Quizá fuera que al estar despojado de sus poderes, Loki se sentía empático con los Midgardianos. Él era prácticamente como uno de ellos, vulnerable, débil, patético. Y como a ellos, una ráfaga de ternura le invadía al ver a ese niño. Sólo bastó mirarlo por primera vez para ver todos los miedos que tenía en su mente, miedos que estaban en el adulto también, pero que Loki no había podido descifrar porque el hombre había puesto una muralla frente a ellos.


Thor era un guerrero. Loki nunca lo fue. Loki era bueno para la magia, los trucos, las bromas. Y para leer a la gente como si fueran un libro abierto. Loki sabía muchas cosas de los humanos con los que estaba obligado a vivir y si no fuera porque en realidad ya no le daba importancia, ocuparía todos esos secretos para aniquilarlos. ¡Agh! Se estaba poniendo blando. La verdad es que estaba agotado. Toda su vida estuvo agotado. Cansado de ser sólo la sombra tras Thor, de ser siempre el último en la familia real de Asgard, de envidiar, de mentir, de sufrir.


Thor había cambiado. Cambió cuando fue desterrado a la Tierra, y Loki no había entendido ese cambio y se burlaba de él. Hasta ahora, en que estaba viviendo en carne propia lo que Thor aquella vez. Sí, tal vez se estaba volviendo blando. Tal vez por eso no evitó sonreír cuando la pequeña bestia le miró y se levantó del suelo para caminar hasta la cama y treparse con dificultad, hasta llegar a él y regalarle una bella sonrisa infantil. Tal vez por eso dejó que esas manitas le tocaran la cara y jugaran con su nariz. Y tal vez por eso se sintió profundamente agradecido cuando, con toda su fuerza, ese chiquillo separó el brazo de Thor que lo aprisionaba, provocando que el rubio despertara perezosamente y al fin, se separara de su espalda.


~*~


Steve miraba de reojo a Virginia Potts, que estaba muy entretenida en su agenda electrónica, con el ceño fruncido y murmurando algo sobre posibles candidatos para hacerse cargo de Industrias Stark junto a ella y Tony. El súper soldado no podía evitar posar su mirada en la camisa que ella usaba, una que era de hombre, que era de Tony.


Como ella no vivía en la torre, cosa que cambiaría a partir de ahora, y como había mandado el equipaje que trajo de regreso de su último viaje directamente a su apartamento, se había visto obligada a vestir la ropa del millonario. Natasha se había ofrecido a prestarle algunas prendas, pero Virginia era mucho menos… voluptuosa, y era obvio que se sentía más cómoda con las ropas de Stark.


Steve sabía que la relación amorosa que había entre ellos llegó a su fin tiempo atrás. Pero no por ello habían dejado de ser muy amigos. Demasiado amigos, pensaba Steve. Se conocían perfectamente, y era algo que él… envidiaba. Eso era frustrante y le hacia sentirse miserable consigo mismo. Y lo que era peor: no tenía una explicación a eso. ¿El haber despertado esta mañana extrañando la presencia de Tony tendría algo que ver?


Cuando se percató de que estaba mirando a la bella mujer como un pervertido, volvió su atención a Bruce. El niño estaba sentado en sus piernas, mirando por la ventana muy entretenido.


Stark había puesto el grito en el cielo cuando Pepper le dijo que sacaría a pasear a Bruce, pero ella argumentó que Loki le había dicho que lo había pillado mirando la ciudad y que tal vez quería salir de la torre, donde no había nada que pudiera entretener a un niño de cuatro años. Le recordó también que, según el calendario de actividades y tiempos que Steve había hecho (en una hoja de papel, porque todavía no estaba muy familiarizado con utilizar un ordenador) era el turno de ambos para cuidarlo. Podrían aprovechar para que ella fuera a su apartamento por sus pertenencias básicas para su estancia en la torre. Así que, tras una serie de advertencias y recomendaciones -que seguían siendo advertencias-, Tony Stark aceptó que sacaran a Bruce a las calles de Manhattan.


Steve se vio obligado a acatar las 'recomendaciones', por lo que traía un atuendo sumamente informal con el que no se sentía muy cómodo: jeans, camiseta y una chaqueta de algodón. Además de la gorra deportiva y unos modernos lentes de sol. Pero la seguridad de Bruce estaba primero. Con ese atuendo no era tan fácil reconocer al Capitán América.


El auto se detuvo frente al lujoso edificio de apartamentos donde vivía la CEO de Industrias Stark. La ventanilla de privacidad bajó y Steve vio la sonrisa de Happy Hogan por el espejo retrovisor. Sin duda Happy era hombre de confianza, y por eso Tony le había explicado lo que había pasado con Bruce.


"Señorita Potts, hemos llegado", dijo el amable hombre.


"¿Qué?… Oh, sí.", reaccionó la mujer al fin. Miró a Steve y a Bruce antes de sonreír. "Steve, probablemente me tardaré un poco. No sólo tengo que hacer una maleta, también tengo que comunicarme a la oficina. Hay un parque a dos cuadras de aquí. Esta zona es bastante exclusiva y segura; el lugar está prácticamente desierto, pero hay una sección de juegos infantiles. ¿Qué tal si pruebas qué tanto puede desenvolverse en ese ambiente?", dijo mientras miraba a Bruce.


"Si quieres puedo ayudarte con tu equipaje…"


"No será necesario, pero gracias. De verdad me siento mal por dejarlos solos ahora, pero no será mucho rato. Happy puede llevarlos y yo los alcanzaré en el parque".


Steve asintió finalmente y observó cómo la mujer bajaba del auto. Bruce se tensó entonces y se bajó de su regazo para alcanzarla.


"¡Inia!", gritó con pánico.


Pepper regresó rápidamente, Bruce se abrazó a ella.


"Sólo será un ratito, Bruce. Solamente un ratito, ¿sí? No voy a abandonarte. Y Steve te llevará a un lindo lugar".


"¿Pometes?", preguntó Bruce compungido.


"Lo prometo. Los alcanzaré en un rato", le tranquilizó ella dándole un beso en la frente.


Fue entonces que Bruce la soltó. La miró atentamente mientras ella se internaba al edificio. Steve suspiró. Si alguien le preguntara, definitivamente esta era la misión más extraña y, podría jurar, peligrosa a la que se habían enfrentado.


Tal y como Pepper había dicho, el parque estaba bastante cerca. No era muy grande y seguramente formaba parte de la zona privada y exclusiva de esa parte de la ciudad. Había unos cuantos niños, parejas y en general lo que se veía en cada parque.


Steve y Bruce bajaron del auto, el primero agradeciendo a Happy por llevarlos (éste le dijo que estaría al pendiente). Tomando la pequeña mano de Bruce, Steve buscó con la mirada los juegos infantiles. Los vio no muy lejos y se dirigieron hasta allí. De las pocas cosas que Pepper y Natasha habían comprado para Bruce anteriormente, utilizaron para vestirlo unos pantalones cortos y una camiseta con una figura de algún dibujo animado que Steve no conocía, pero que parecía un trozo de queso gruyer con ojos, nariz y boca. Además de unas sandalias de playa (lo que demostraba que ser mujer no te convertía automáticamente en experta para saber lo que un niño necesita). El día era cálido y francamente bonito, por lo que no se preocuparon de que Bruce pudiera enfermar. La neumonía había pasado a ser sólo un ligero resfriado, y ya era esporádico el tener que limpiarle la nariz.


Steve no perdía detalle de las reacciones de Bruce, esperaba que al ver los juegos se lanzara directamente a ellos. Pero, por el contrario, Bruce apretaba cada vez más su mano. El rubio lo guió hasta una resbaladilla, pero Bruce se quedó ahí, parado, sin soltar su mano.


Agachándose hasta quedar a su altura, Steve le miró y le sonrió.


"¿No quieres subirte? Es divertido", le dijo señalando con un gesto de cabeza el juego.


Bruce lo miró y luego a la resbaladilla. Parecía estar dividido entre la seguridad que le daba Steve y lo divertido que el juego se veía.


"Vamos", le dijo finalmente y lo guió hasta las escaleras. Bruce tomó los barandales y le miró con duda, pero al ver el asentimiento del rubio, al fin subió lentamente. Una vez arriba, volvió a mirarlo. Era como si le pidiera permiso para hacer lo que tenía que hacer. Tendría que contarle todo eso a Stark, con detalle.


Unos minutos después, Bruce ya subía rápidamente por las escaleras y se deslizaba por la resbaladilla una y otra vez. Steve estaba realmente contento con el avance. Una vez que se sintió seguro, se dejó guiar por su instinto; era alentador. Steve se quedó de pie sin alejarse mucho del niño, mirando con una enorme sonrisa cómo parecía divertirse de verdad. Y fue entonces que otro niño decidió que Bruce era un acaparador de resbaladillas. Steve no movió un musculo, quería saber cómo reaccionaría Bruce, si interactuaba o se alejaba.


Pasó lo segundo. Bruce detuvo su carrera abruptamente y vio atentamente cómo el otro niño (que parecía ser un poquito más grande que él) subía para enseguida deslizarse.


"Ahora puedes hacerlo tú", le instó Steve. Bruce sonrió y ya tenía las manitas en el barandal cuando el otro niño se apareció tras él para enseguida jalarlo de la camisa y tirarlo al suelo. Bruce cayó de sentón, raspándose las palmas de las manos al caer sobre ellas por instinto.


"Tú ya jugaste, es mío", dijo el otro niño.


Steve ya estaba a un paso de Bruce, alarmado, pero todo pasó en un segundo. Bruce no lloró ni gimoteó. Su rostro se contrajo en uno lleno de furia, eso asustó a Steve a tal grado de paralizarlo, porque en esos ojos pudo ver un atisbo color verde. Bruce se levantó y agarró de los cabellos al otro niño; en un instante ya lo tenía en el suelo mientras respiraba agitadamente. Steve reaccionó y se abalanzó a separarlos justo en el momento en que el otro niño comenzaba a berrear.


Tomó a Bruce de las axilas y lo alzó hasta su altura. Bruce seguía frunciendo el ceño, furioso, con la carita roja, pero en cuanto sus ojos se encontraron con los azules de Steve, su expresión cambió a una llena de horror; el verde cedió el paso al marrón y las lágrimas comenzaron a caer. Steve sólo atinó a abrazarlo. Bruce rodeó su cuello con sus bracitos y aferró con sus piernas su cintura.


La madre del otro niño llegó, por supuesto, y levantó a su hijo del suelo antes de mirar a Steve apenada.


"¡Lo siento mucho! Mi hijo no sabe de modales… ¿Lastimó a su pequeño?"


"No se preocupe", zanjó Steve sintiendo cómo Bruce lo apretaba, escuchando claramente el llanto angustioso. Su prioridad era Bruce, así que se giró para caminar apresuradamente hasta una banca, lejos del otro niño y su madre. Debía reconocer que si alguno pudo haber salido lastimado seriamente, ese era el otro niño.


Una vez sentado en la banca, dejó que Bruce sacara toda la emoción del momento. Lo dejó llorar libremente mientras le acariciaba la espalda. Vio que Happy se acercaba corriendo, pero él levantó una mano antes de que el otro hombre se acercara demasiado.


"¿Quiere que llame a alguien?", le preguntó Happy casi en un susurro. Steve negó con la cabeza y le dio una mirada significativa. Happy la entendió perfectamente y regresó sus pasos hasta el auto.


Cuando Bruce dejó de gimotear, lo separó lentamente y lo obligó a mirarlo a los ojos levantándole la barbilla.


"¿Estás bien?", le preguntó suavemente.


Bruce asintió muy despacio. Era horriblemente triste ver esa expresión de dolor y desconsuelo. Steve se sentía impotente al no saber qué hacer para consolarlo.


"Lo siento, Teve", murmuró el pequeño, apretando los ojitos provocando que las lágrimas que estaban en sus pestañas rodaran sobre sus mejillas.


El rubio sacó apresuradamente un pañuelo de tela (costumbre suya que no había podido quitarse a pesar de que Stark lo llamara anticuado un millar de veces), y limpió esas lágrimas.


"Hey, no querrás que Virginia te vea llorando así, ¿verdad? Ella va a llegar pronto, y se pondrá triste si te ve triste a ti".


"¿Lo astimé?", preguntó Bruce. Steve negó con la cabeza, pero Bruce ya estaba otra vez abrazándose a él. "Soy malo. No quero ser malo".


Steve volvió a separarlo; su corazón latía a mil.


"Bruce, escúchame", le dijo firme pero con ternura, mirándolo directamente a los ojos: "No eres malo. No vuelvas a repetir que eres malo. Tienes derecho a enojarte y a defenderte si alguien te lastima. Quiero que me prometas una cosa: te defenderás si alguien, quien sea, te hace daño. Y si necesitas ayuda, me lo dirás a mí, o a cualquiera en la torre. ¿Me lo prometes?


Bruce le miraba inseguro, intentando entender lo que le había dicho Steve. Entonces asintió despacio, hasta que lo hizo resueltamente y una pequeña sonrisa apareció en las comisuras de sus labios.


"Tonces….", comenzó titubeando. "¿No vas a deja de queeme?"


Steve no pudo evitarlo y lo envolvió de nuevo entre sus brazos. Ahora mismo comprendía lo que Tony había sentido esa noche que lo vio llorar, y lo entendía porque era muy difícil deshacer el apretado nudo que se había formado en su garganta.


"Nunca, Bruce. Siempre voy a quererte, yo y todos los demás. Siempre vamos a quererte".


~*~


Clint miraba a Natasha, ésta tenía los puños apretados y un gesto de impotencia que no ocultaba del todo sus sentimientos. Clint lo comprendía, él mismo quería salir de su escondite y correr a abrazar al pequeño Bruce. Al parecer Stark no confiaba como decía hacerlo en Steve y Pepper, al menos no en esta situación. Aunque después de esto, quizá sí lo hiciera. Inmediatamente después de que el soldado y Pepper había abandonado la torre con el niño, Stark había llamado a Natasha para pedirle que los siguiera, argumentando que había muchos locos por la ciudad y ella podría hacer la diferencia si se presentaba una emergencia. Clint había escuchado y ahora estaba a su lado.


¡Patrañas! Stark quería asegurarse de que Bruce estuviera bien a cada segundo. Y después de lo relatado por el millonario sobre la infancia de Bruce, Clint tenía una necesidad parecida.


"Vamos a casa, Barton", dijo de pronto la pelirroja.


"Pero…". Clint se interrumpió cuando ella le miró. No. Se estaba volviendo loco. Eso en los ojos de Nat no era llanto, ¿verdad?


"¿Quieres tus encías en mi puño?" dijo ella apretando los dientes.


"Stark nos matará".


"¿Desde cuándo le tienes miedo a Stark? Acabas de verlo, Steve es totalmente capaz de consolarlo. Y yo no necesito de esto. Si quieres quedarte, hazlo. Yo me voy", concluyó ella antes de bajar del ciprés en el que estaban y desconectar el auricular por dónde había escuchado la conversación.


A Clint también le sabía mal haber escuchado. Sobre todo porque no era justo para Steve, era un voto de desconfianza terrible. Así que también desconectó su comunicador y siguió a la pelirroja. Stark debía aprender a confiar más en sus compañeros.


~*~


Pepper, ya con ropas informales suyas, le sonrió agradecida a Happy cuando éste la ayudó con su maleta de rueditas. Le preguntó dónde estaban Steve y Bruce y finalmente llegó hasta ellos. Se sentó junto al rubio, mientras respondía al gesto de saludo que el niño le hizo desde un columpio.


"¿Todo bien?", preguntó a Steve.


"Todo bien", respondió el rubio con una sonrisa. "Unos pequeños rasguños que no le harán daño". Y le contó el incidente con el otro niño.


"Tenemos mucho trabajo por delante", dijo ella con un suspiro cuando Steve terminó su relato. "¿Sabes? Quisiera llevármelo lejos donde nadie pueda tocarlo ni hacerle daño."


"Lo sé", dijo Steve simplemente. "Pero Bruce, como adulto, aprendió a encerrar su dolor. Es una buena oportunidad para que no lo haga. Para que lo enfrente y sea libre".


"Y para que sepa que no está solo", agregó Pepper.


Steve no supo interpretar el tono, tampoco lo que había en los ojos verde agua de Virginia Potts. Pero ella sonrió entonces, porque un heladero se acercaba y fue directo hasta Bruce para comprarle uno.


El soldado los miró con una sonrisa. Aunque pensó que debería ser él quien pagara por esos helados. Y se sintió peor más tarde, porque Bruce, mientras comía su helado y se ensuciaba todo, miraba disimuladamente a una niña que tenía un conejo de peluche, miraba al conejo de peluche. Steve sabía muy bien lo que era querer algo y no poder tenerlo.


S.H.I.E.L.D. le daba un cheque cada vez que había una misión. Pero las habilidades del Capitán América eran muy valoradas como para hacerse cargo de crímenes pequeños, y Fury le había delegado prácticamente su manutención a Tony. Eso lo frustraba. Era bueno para el combate, para estrategia, pero nunca había tenido la oportunidad de hacer una carrera como cualquier persona normal. Primero sus enfermedades, luego su insistencia de estar en el ejército, la Guerra… Se sentía tan inútil. Por supuesto que había aprendido mucho y aunque su adaptación al mundo moderno era paulatina, y ya no se sentía tan fuera de época, eso no significaba que le sentaba terrible el vivir, tal y como había dicho Tony, a sus costillas. Tenía que hacer algo al respecto.


~*~


Clint fue el encargado esta vez de bañar a Bruce, sin Natasha. La espía había pasado toda la tarde en la sala de entrenamiento, liberando energía disparando una y otra vez en las plantillas de prueba, hasta que prácticamente las deshacía.


Loki y Thor habían preparado los alimentos del niño, mientras planeaban qué harían al día siguiente con él, pues les tocaría cuidarlo la mayor parte de la tarde. Fue divertido cuando Thor intentó hacer un pastel y terminó lavando el horno cuando todo se le quemó. Loki lo había regañado y a Clint se le antojó que aquellos dos parecían un viejo matrimonio. Qué escalofrío.


Pepper se dedicó a investigar en Internet lo más posible sobre niños abusados y cómo tratarlos. Clint la vio tecleando, leyendo y apuntando cosas como loca. También notó que tenía más de una ventana abierta, en una de ellas estaba permanentemente comunicada con Industrias Stark. Pobre. No le gustaría ser ella.


Steve había pasado un buen rato en el laboratorio, con Stark. Seguramente contándole el incidente en el parque. Después había salido de la torre sin decir a dónde.


Y Stark sólo asomó la nariz al piso común para ir por un sándwich y una jarra de café. Volvió al laboratorio no sin antes pasar unos minutos con Bruce, hablándole de tonterías para verlo reír. Cuando lo logró se marchó, más tranquilo.


El arquero estaba en la tina junto a Bruce. Pensó que sería relajante tomar un largo y caliente baño sumergido en el agua, en lugar de las frías y rápidas duchas que se daba todas las mañanas cuando permanecía en la torre. En las misiones era un milagro bañarse decentemente.


Bruce jugaba con la pastilla de jabón, se le resbalaba y se hundía hasta el fondo para sacarla, sólo para que se le volviera a resbalar. Clint lo miraba con curiosidad. Era muy difícil ver a esa adorable criatura como el Bruce Banner adulto. Y a la vez no. Sobre todo cuando su mente realizó que estaba tomando un baño junto a Banner, un Banner desnudo al que se le resbalaba una pastilla de jabón… ¡Agh! Clint se estremeció y se golpeó mentalmente. Y seguramente el gesto en su cara era muy gracioso, porque Bruce le miró curioso, ladeó la cabecita y enseguida sonrió. Luego Clint se largó a reír a carcajadas. Tendría que lavarse el cerebro con lejía.


Cuando ambos ya tenían la piel lo suficientemente arrugada, y el agua comenzó a perder temperatura, Clint decidió que era hora de salir de ahí.


"Es extraño, Bruce", le hablaba al pequeño mientras le secaba los rizos como si el niño fuera un cachorro lanudo, pero gentilmente. "Muchos creen que la gente como Natasha y yo no tenemos emociones. No somos robots, ¿sabes? Hubieras visto su cara hoy. Al parecer todos hemos tenido momentos duros, ¿no? Es normal, nadie pasa por esta vida indemne… Y supongo que no entiendes nada de lo que digo", sonrió finalmente. Luego frunció el ceño cuando Bruce lo miró profundamente. Era la mirada que Bruce, adulto, les dedicaba justo antes de explicarles algo que ellos no entendían (y eso pasaba con frecuencia). Demonios, quizá Bruce sí que entendía las tonterías que estaba diciendo. Era un niño pequeño, no un tonto. "Okeeey… A cenar y a dormir", agregó sintiendo que él era el niño.


Esa noche fue Natasha, sorprendentemente, la que se ofreció voluntariamente para dormir con Bruce. Clint le preguntó divertido si necesitaban compañía, pero ella le miró feo, recordándole que podría fácilmente hacerle cirugía estética y sin anestesia.


Sin embargo, ya entrada la noche, unos suaves golpes se escucharon en la puerta de la habitación del arquero. Clint se apresuró a terminar de ponerse los pantalones del pijama, acababa de llegar de su 'inspección nocturna'. Despeinándose el cabello, corrió a abrir la puerta.


Era Natasha, y en sus brazos Bruce. El niño tenía los ojos llorosos.


"¿Qué pasa?", preguntó Clint dejándolos pasar.


"Pesadilla", fue todo lo que respondió la pelirroja.


Clint pensó que la espía no fue capaz de lidiar con eso, así que ahora le dejaba la tarea a él. Resignado, se preparó para recibir al niño en su cama, pero se quedó pasmado cuando vio que, de hecho, Natasha también estaba metida en esa cama. Ambos, ella y Bruce, bajo las sábanas.


"No vas a pedirme que duerma en el sillón, ¿verdad? Mi trasero quedó un poco adolorido por estar sentado en la rama de un árbol".


"Tu trasero quedará más adolorido si no lo mueves inmediatamente hasta aquí", dijo ella seriamente.


Clint tragó saliva, y en un segundo ya estaba en la cama. Bruce en medio de los dos, como aquella primera noche. No era la primera vez que dormían juntos, obligados a las circunstancias en las misiones, pero sí era la primera vez que se sentía diferente. Era la presencia de Bruce, sin duda. Y a que ninguna circunstancia los estaba obligando a compartir la cama ahora.


"¿Qué soñó?", cuestionó Clint en un susurro.


"No voy a recordárselo ahora. Cierra la boca y déjanos dormir".


"¿Por qué viniste conmigo? No soy la mejor opción para…"


"Siempre serás mi primera opción aunque no seas la mejor, Barton. Y ahora cierra la boca".


Y esa declaración fue suficiente para que Clint sonriera y disfrutara del momento sin pensar en nada más. Los tres se apretujaron entre sí. Bruce necesitándolos, Natasha necesitándolos. Clint necesitándolos.


~*~


Tony salió del laboratorio muy cansado. Había avanzado mucho ese día, y al siguiente tendría que hacerle algunos exámenes a Bruce. Después de saber lo que pasó en el parque, era imperioso saber qué demonios había pasado con Hulk.


Cuando llegó al piso común escuchó la voz de Rogers hablando en la sala. Curioso, Tony se acercó lo suficiente para ver con quién lo hacía. Se sorprendió un poco cuando vio al rubio de espaldas, hablando por el celular. Siempre era entretenido ver a capi-paleta intentando utilizar un aparato moderno. Sin embargo, esta vez parecía muy seguro de sí mismo.


"De verdad te lo agradezco mucho, Cassie. Es alentador para mí contar con alguien fuera de la torre".


Y las alarmas en el hipotálamo de Tony Stark se encendieron. ¿Cassie? ¿Quién demonios era Cassie? ¿Por qué el anciano hablaba con esa tal Cassie como si la conociera perfectamente? ¿Y por qué cojones contaba con esa tal Cassie? ¿No era suficiente vivir en su hermosa torre sin nada que le faltara?


¿Y qué diablos pasaba con él? No. A Tony Stark no le importaba si Rogers tenía una amiga, si contaba con ella, y si… ¡Con un demonio! Tendría que averiguar quién era esa tal Cassie. Sí, tenía que hacerlo. Y lo haría por la seguridad de Bruce. Rogers era demasiado ingenuo, ¿qué tal que ella se había acercado al anciano sólo para sacar provecho?


Definitivamente. Averiguaría quién era esa tonta mujer. Sólo para estar seguro. No tenía nada que ver con esa molestia en su pecho que le decía a gritos que estaba celoso. No. Tony Stark no estaba celoso nunca. Y menos por culpa de Rogers.


"Maldito anciano", murmuró molesto, antes de darse la vuelta y volver al laboratorio. Ahora no podría dormir.

Notas finales:

1. Veamos. ¿Cassie? Tuve que ponerle ese nombre basándome en un fic que estoy leyendo. Por supuesto, no se trata de Bishop (un personaje del comic). Esto... sabrán quién es en el próximo capítulo.

2. Es bastante interesante leer sobre el maltrato en los niños y las consecuencias psicológicas. Es también bastante duro =(

3. No debería escuchar música triste mientras escribo un fic triste, pero... ¿Han escuchado Melancholy Man de The Moody Blues? Si no lo han hecho, corran a hacerlo. Es hermosa, e inevitablemente es la canción con la que más identifico a Bruce. Es como si hubiera sido escrita para él. En fin...

4. Muchas gracias por sus bellos reviews. Sin ellos, mis ganas de seguir escribiendo se irían a la basura. Así que... GRACIAS!!

5. Ya no les aburro más. Espero que les guste el capítulo.

Mil Besos!

Látex.


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