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Forjando una Familia por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

Wolas!!!


Vale, considero que es hora de "ablandar" a Natasha, así que...

Les dejo el capítulo!

Cuando el elevador abrió sus puertas obligó a su mente a dejar de pensar en lo que acababa de pasar; caminó resueltamente intentando que todo su enojo se disolviera. Un poco complicado, porque como que no estaba enojado, estaba furioso. Todavía podía sentir ese molesto calor que lo invadía al recordar el descaro y desfachatez de Stark.


Se obligó a contar hasta diez, a exhalar e inhalar regularmente. Al fin llegó hasta el umbral de la sala, donde encontró a Clint y Natasha sentados en el sillón más grande viendo algo en la televisión. En el sillón a su derecha estaban Thor y Loki (el primero muy entretenido con las imágenes en la pantalla, y el segundo con su eterno ceño fruncido, pero también poniendo atención). Ver a esos dos lo llevó a escanear la sala para encontrar a Bruce. Al fin lo halló recostado de canto en el otro sillón, con los curiosos ojos marrones clavados en la película: dibujos animados.


Steve finalmente sonrió, estaban malcriando a ese niño. Eran casi las once de la noche y él seguía despierto.


"¿Steve?"


El soldado se giró para ver a Pepper Potts en el marco de la puerta de la cocina. Ella le hizo un pequeño gesto para que se acercara.


"Bruce no ha querido irse a dormir. Dice que le toca contigo y con Tony", le explicó ella mientras revolvía en un vaso leche con chocolate. "Estamos esperando a que se quede dormido para que se lo lleve alguien más, porque supongo que ustedes no lo harán, ¿verdad?"


"Yo no tendré ningún problema en dormir con él", respondió Steve sin mirarla.


"Sabes que no es a lo que me refiero".


"Virginia, si me estás preguntando si estoy dispuesto a dormir con Stark, la respuesta es no".


Ella suspiró largamente.


"Supuse que habría problemas cuando JARVIS me dijo que Tony no estaba en la torre. Nada, Steve, nada haría que abandonara el trabajo para ayudar a Bruce, excepto… tú".


Steve apretó los labios. La furia comenzaba a invadirlo de nuevo.


"¿Por qué?", inquirió sin gritar, aunque su garganta doliera por hacerlo Bruce estaba muy cerca y si algo podía echar a perder más su día era ser el culpable de hacerlo llorar. "¿Qué es lo que está mal con Stark con respecto a mí? ¿Por qué me siguió? ¿Es un extraño hobby el suyo el hacerme rabiar? ¿Se divierte a mis costillas?"


"Ustedes sí que son imposibles", contestó Pepper con media sonrisa. "¿Sabes? Quizá una parte de mí se negaba a ver lo evidente, pero ahora, que me has confirmado que Tony te siguió… Bueno, es hora de aceptar los hechos, y estoy hablando de ti y de Tony". Cuando vio que Steve parecía no haber entendido ni jota de lo que acababa de decir, Pepper se puso seria. "Le gustas a Tony, Steve. De 'ese modo'".


"¿Qué modo?"


Pepper lo miró como si fuera un tonto de remate. A lo mejor lo era, porque ella no estaba sugiriendo 'ese modo', ¿verdad? ¿No el modo… fondue, verdad?


Cuando ella alzó una ceja, Steve sintió su cara arder. Su sonrojo se hizo monumental cuando Pepper rió sutilmente.


Una dulce vocecita emocionada lo salvó de morir por combustión espontánea.


"¡Teve!", exclamó Bruce corriendo a sus brazos. Steve lo tomó agradecido, ahora tenía una excusa para no mirar a Virginia Potts a la cara. Estaba loca. Sí, eso debía ser, porque él no podía gustarle a Stark de… ese modo. "¿Onde Ony?", preguntó Bruce tocándole la cara.


"Tony está muy ocupado, Bruce", respondió Pepper entregándole el vaso de leche con chocolate. "Y es hora de que vayas a dormir. Sin excusas", agregó cuando Bruce iba a decir algo más.


Bruce frunció el ceño ligeramente, pero enseguida asintió y se llevó la leche a los labios.


"Buenas noches a los dos", concluyó Pepper dándole un beso en la mejilla al niño.


~*~


Se había largado. Así, sin más. Tony esperaba algo más por parte de Rogers. Quizá que le pateara el culo, que le gritara en medio de toda esa gente, que besara a la tal Cassie para dejarle claro que era su novia… ¡Cualquier maldita cosa! Pero no, el bastardo era tan 'políticamente correcto' que había optado por fulminarlo con la mirada para enseguida tomar del brazo a la rubia y largarse por el camino contrario de donde él estaba.


Tuvo que componer una estúpida sonrisa y disculparse con su horda de fans (sobre todo cuando alguien le apretó el trasero descaradamente). Y ahora ahí estaba, pasada la media noche, desparramado como todo un imbécil en el sillón mientras en la televisión había un tonto dibujo animado; con el cerebro hecho un lamentable puré; y con la aceptación de lo evidente: le gustaba Rogers. Estaba celoso por culpa de Rogers. Mugroso anciano de maravillosos ojos azules, sonrisa perfecta, cuerpo de miedo y trasero antojable.


Con un gruñido de frustración se levantó del sillón, apagó la tele y se encaminó a su mini bar dispuesto a beberse hasta la última gota de whisky. Pero antes tenía que ver a Bruce, no lo había visto desde la mañana.


"JARVIS, ¿con quién duerme Bruce esta noche?", preguntó a su IA mientras volvía sus pasos para dirigirse al pasillo de las habitaciones. Que se jodiera quien lo estuviera cuidando, necesitaba ver a Bruce.


"El Capitán Rogers", contestó JARVIS.


Tony se detuvo abruptamente. ¡Mierda! El único jodido era él. Sin embargo, sus piernas se movieron desobedientes y cuando se dio cuenta ya estaba frente a la habitación del anciano. Alzó una mano para tocar, pero se lo pensó mejor. Probablemente Rogers explotaría… o tal vez no, ambos tenían perfectamente claro que no podían gritarse como cavernícolas frente a Bruce. En todo caso, Bruce no necesitaba de la horrible tensión que seguramente se formaría entre él y el capi. Así que bajó la mano y se sintió tan miserable que terminó sentado en el suelo, con la espalda pegada a la puerta… Qué patético, se dijo.


Se quedó dormido en poco tiempo. La tensión, el estrés, el poco sueño, la revelación… estaba agotado. Hasta que un grito lo despertó abruptamente. No prestó atención al crujir de sus huesos ni el dolor de la espalda por quedarse dormido en esa posición, como vendaval se levantó y empujó con todas sus fuerzas la puerta de Rogers. Porque era Bruce el que gritaba.


Cuando al fin pudo ver dentro de la habitación se abalanzó hacia Steve que, asustado, estaba a punto de sacudir a Bruce.


"No lo hagas, déjalo", le susurró deteniendo con toda su fuerza al soldado por la espalda.


"Está gritando…"


"Lo estoy escuchando, pero míralo bien: sigue dormido. Es un terror nocturno, esperaremos hasta que pase".


Steve apretaba los antebrazos de Tony, mirando impotente cómo Bruce se había incorporado en la cama hasta quedar sentado y se abrazaba a sí mismo, con los ojos abiertos, sudando…


Tony, sin soltar a Steve, miró hacia la puerta. Ya todos estaban ahí, pero él les hizo una seña para que no se movieran. Pepper fue la primera en saber lo que pasaba al ver a Bruce, se mordió los labios y empujó a los demás fuera de la vista.


Y entonces Bruce dejó de gritar, parpadeó y jadeó. Finalmente miró a Steve y a Tony (éste último todavía agarrando con toda su fuerza al rubio). Los veía confundido, y entonces un puchero se formó en su carita y comenzó a llorar silenciosamente. Tenía mucho miedo, estaba aterrado, y no comprendía por qué.


Steve finalmente se soltó del agarre de Tony y corrió a la cama a abrazar al niño. Podía sentir el galope de su corazón sobre su pecho. Le acarició el cabello cuando el rostro de Bruce se hundió sobre su hombro.


Y Tony se quedó de pie, mirando la escena, sin saber si debía acercarse y reconfortar también a Bruce o…. Cuando una manita de Bruce se alzó en su dirección no lo pensó más y se acercó, tomando esa pequeña mano. Sin importarle que fuera Rogers el que estaba abrazando a Bruce, él, Tony, abrazó de vuelta al rubio, por la espalda. Juntó su frente a la de Bruce, que cerró sus ojitos mientras apretaba entre sus dedos los de Tony, y con su otra mano el cuello de Steve.


Pepper estaba asomada en la puerta totalmente conmovida. No sólo por lo que Bruce estaba pasando, sino porque Tony y Steve eran capaces de dejar de lado sus diferencias para consolarlo. Si no fueran tan idiotas. Cerró la puerta suavemente y se marchó para explicarles a los demás lo que había ocurrido. Algo a lo que seguramente tendrían que acostumbrarse: signo lamentablemente frecuente en un niño maltratado. Lo había estado esperando.


---


"… seguramente no recordará qué fue lo que lo asustó por la mañana. Pero definitivamente no va a olvidar el horror", terminó de explicar la pelirroja casi rubia. Alzó el rostro cuando una taza humeante de café se posó frente a sus ojos. Y por primera vez le obsequió una sonrisa agradecida a Loki.


"¿Qué hay de su forma de hablar?", preguntó Natasha. "No es que haya conocido muchos niños de esa edad, pero Bruce parece tener dificultad para ello".


Pepper asintió mientras sorbía su café.


"Dislalia. Es un trastorno del lenguaje que no necesariamente se debe a incapacidad o enfermedad. En algunos casos, como el de Bruce, es debido a la falta de socialización temprana. Por eso le pedí a Thor y Loki que compraran libros didácticos específicos. Tendremos que ayudarle a pronunciar correctamente y hablarle de igual modo para que nos imite", suspiró. "Hay más: las pesadillas. Cuando le despierte una quien esté a cargo debe reconfortarlo, claro, pero también obligarlo a decir qué fue lo que soñó y explicarle que no es real".


"Ayer noté que en realidad no es un niño muy grande. Tiene cuatro años, según la voz amable", agregó Thor recibiendo también una taza de café por parte de Loki. Finalmente el pelinegro se sentó junto a él, con una taza propia. "Pero el pequeño Bruce parece más… pequeño, de hecho".


"Desnutrición: Un niño de su edad debería pesar 16 kilos y medir un metro aproximadamente, pero seguro han notado que definitivamente pesa mucho menos y su estatura se está viendo afectada. Haré un programa de nutrición basado en los analisis que Tony y JARVIS están haciendo. No sé hasta cuando Tony pueda reconstruir la máquina y no sólo eso, poder volverlo a la normalidad, pero mientras lo tengamos como un niño debemos procurar que esté sano y su desarrollo sea normal".


~*~


Tony estaba sentado en el amplio sillón en la habitación de Rogers, mirando cómo el rubio susurraba a Bruce para que volviera a dormir, acomodado sobre su pecho. El niño tenía abrazado un simpático conejo de peluche. Eso fue lo que Rogers había comprado en aquella tienda, un conejo de peluche para Bruce. Si antes se había sentido un completo imbécil, ahora no sabía dónde meter la cara. Pero no se atrevía a marcharse a rumiar su propia vergüenza, porque Bruce le había pedido que no se fuera. Y ambos, Steve y Tony, no podían negarle algo tan simple cuando acababa de pasar por un terror nocturno.


Finalmente Bruce parpadeó y ya no abrió los ojos. Dormía, al fin. Tony se incorporó lentamente, y con delicadeza se acercó a ellos.


"No te quiero en mi cama, Stark", murmuró Steve.


"Lo sé", fue lo único que dijo Tony, sintiendo claramente que algo se rompía dentro de sí. Era el arrepentimiento y el tono con el que el rubio le había dicho aquello. Sin embargo acomodó la manta sobre Bruce y el propio Steve, y se atrevió a acercarse al pequeño para besarle el pelo, como aquella noche. Steve cerró los ojos para no verlo, para no sentir aquello que le abrasaba el pecho.


No quería a Tony en su cama. No lo quería porque ahora mismo estaba asustado, confundido. Y tenía a un niño pequeño en sus brazos que lo necesitaba lúcido y completo. Completo… Cuando Anthony Stark abandonó la habitación sintió que algo suyo se iba con él.


~*~


Bruce estuvo demasiado callado a la mañana siguiente. Desayunó la avena y la fruta que Loki le había puesto en la mesa sin rechistar, con hambre, pero se notaba la tristeza en sus ojos. Pepper pasó un buen rato con él, comenzando la tarea de enseñarle a hablar correctamente ayudándose de los libros didácticos, pero Bruce no ponía mucho de su parte y ella no debía presionarlo.


A media mañana fueron Loki y Thor, quienes le pusieron otra película de dibujos animados en la sala. Bruce la vio pero tampoco parecía muy interesado. Al menos sonrió un poco cuando Thor no supo cómo sacar correctamente el DVD y terminó aporreando el aparato, provocando el gracioso resoplido de Loki. Éste terminó leyéndole uno de sus libros de cuentos, y Bruce tomó su siesta en sus brazos, en ningún momento soltando el conejo que Steve le había dado, y al que Pepper le había agregado una de las fotos con los Asgardianos con un pequeño seguro de ropa.


Por la tarde, fueron Clint y Natasha. La pelirroja estaba harta de ver a Bruce en completo letargo, y harta de no saber cómo tratar esa situación. Por mucho que dijeran que ellos podían hacerlo, realmente sentía que debían pedir ayuda profesional. Ellos no estaban mínimamente capacitados. Pepper había ayudado mucho con sus investigaciones, pero ninguno era psicólogo o pediatra. Y aunque antes de aceptarlo se cosería la boca con aguja e hilo, le partía el corazón ver a Bruce así. Se sentía tan estúpida, porque eso mismo que tenía el niño Bruce, el adulto también. Y ella nunca lo vio, no vio más allá cuando Bruce les confesó en el Helicarrier que había intentado suicidarse; su promesa de dar la vida por mantenerlo seguro cuando se encontró sola y acorralada con él, a punto de transformarse en Hulk, fue producto del terror y años de entrenamiento para manipular a la gente. La mirada llena de arrepentimiento que le dio Bruce antes de perder por completo el control la perseguía, pero era hasta ahora que la comprendía en su totalidad.


Miró a Clint, que le estaba dando entrenamiento, según él. Lo tenía en el suelo, haciendole repetir ejercicios de estiramiento. A Natasha tampoco le gustaba la total docilidad de Bruce. Estaba segura que podría ordenarle que saltara por la ventana y no lo pensaría dos veces antes de hacerlo.


"Ahora vengo", dijo entonces, resuelta.


Clint se le quedó mirando con el ceño fruncido, y no pasó mucho tiempo cuando ella volvió, con una chaqueta para Bruce y un bolso sobre sus hombros. El arquero alzó una ceja cuando ella le dio la prenda para que, obviamente, se la pusiera al niño, mientras ella sacaba efectivo de uno de los jarrones que adornaban la sala (no fue broma cuando Clint dijo que Stark tenía billetes hasta en los floreros).


"¿A dónde vamos?", cuestionó Clint tomando la mano de Bruce cuando ya estaban en la planta baja de la Torre.


"Haré que hoy duerma contento, cueste lo que cueste", respondió ella con ese tono misterioso que solía usar.


Clint no dijo más, ni siquiera cuando ella dijo que de ninguna manera permitiría que él condujera el auto con lo loco que se ponía tras el volante.


~*~


Thor apachurró la segunda caja de Poptarts y la tiró al cesto de la basura. Vaya que había vivido mil cosas y aventuras en Asgard, pero nada como lo que ahora vivía en el mundo que amaba. Era divertido aprender tantas cosas, otras realidades, otras costumbres. Aunque no todo era divertido. Saber que había sufrimiento y desesperación en los ojos de un niño no era grato, menos cuando él quería de verdad al pequeño Bruce, como niño y como adulto. Amaba a sus compañeros, ¿cómo no hacerlo? Eran un equipo genial a la hora de defender Midgard, y eran un grupo si bien extraño e intentando adaptarse los unos a los otros, genial en convivencia normal. O tal vez él era muy optimista, como le decía Loki. Pero sin duda la llegada del pequeño Bruce a sus vidas comenzaba a cambiar su perspectiva del mundo que lo rodeaba.


Steve entró a la cocina y abrió el refrigerador no sin antes sonreírle a Thor. El Asgardiano respondió a la sonrisa.


"¿Dónde está Bruce?", preguntó el soldado entonces, extrañado de no verlo en la sala.


"Vi que Lady Romanoff y el amigo Clint se lo llevaron".


Steve asintió y tomó un largo trago de la botella de agua que había sacado del aparato enfría cosas, como le llamaba Thor.


"Amigo Steve, ¿puedo preguntarte algo?"


"Claro".


Thor sabía que Steve había estado dormido por 70 ciclos Midgardianos, y se le antojaba como algo parecido al sueño de Odín, pero ello no quitaba que era un humano, ¿verdad?


"¿Qué es una pareja gay?"


Steve escupió el agua que tenía en la boca y tosió escandalosamente. Thor le dio una palmada en la espalda para evitar que se ahogara.


"Gracias", farfulló el soldado, luego miró a Thor con el ceño fruncido. "¿Por qué preguntas eso?"


"Ayer una amigable vendedora en el centro comercial dijo que Loki y yo éramos una hermosa pareja gay", respondió Thor encogiéndose de hombros. "Fue muy amable de su parte, pero no entendí muy bien la referencia".


Steve respiró aliviado. Por un momento pasó por su mente que Thor se refería a él y a Tony. Entonces sonrió un poco, con las mejillas coloradas.


"Bueno… eh… una pareja gay. No es nada del otro mundo; quiero decir… son tiempos modernos, la gente lo acepta más abiertamente… Fue difícil aceptarlo en un principio, pero también fue sorprendente que un hombre de color estuviera al mando de una institución como S.H.I.E.L.D.…"


Steve se interrumpió cuando se percató de que estaba diciendo puras incoherencias. Thor lo miraba entre la confusión y la diversión.


"Una pareja gay es como cualquier otra pareja, ya sabes, hombre y mujer. Sólo que en este caso ambos son hombres, o mujeres. Hombres que aman a otros hombres y mujeres que aman a otras mujeres".


"Oh, ya entiendo", sonrió Thor ampliamente.


"Qué bien. Y esto… ¿no te molesta que piensen que tú y Loki…?"


"¡Claro que no!", exclamó Thor. "En Asgard también creían que Loki y yo éramos más que hermanos. ¿Por qué? ¿A ti te molesta que piensen que el amigo Tony y tú son una pareja gay?"


Si Steve hubiera tenido más agua en la boca seguramente la habría escupido otra vez. O tal vez se hubiera ahogado de verdad.


"¿Quién piensa que Tony y yo…?", balbuceó Steve rojo como un tomate.


"Es un poco obvio, amigo Steve", sonrió Thor restándole importancia. "En Asgard también sentimos, observamos y amamos. Generalmente, cuando queremos conquistar a alguien lo tomamos como un reto de guerra. Loki decía que parecíamos animales".


Steve se quedó con cara de idiota. Carraspeó y recompuso una cara seria.


"Esto…", se rascó la nuca y miró su reloj. "¡Oh, mira la hora! Tengo que irme, hasta luego Thor. ¡Ah! Una cosa más", se detuvo antes de emprender la huida ", si no te molesta… preferiría que no dijeras eso de que Tony y yo…".


"Lo entiendo", dijo Thor finalmente, sin dejar de sonreír.


Steve asintió agradecido y casi corrió hasta el elevador. ¡Dios! ¿Qué diablos estaba pasando?


~*~


Bruce tenía la boquita abierta mientras sus ojos estaban clavados con total y absoluto interés en lo que decía el hombre vestido de patata, que explicaba cómo sembrar hortalizas y cómo cuidarlas para que crecieran grandes y fuertes como él (una gran patata, decía), contando una historia junto a su amiga Zanahoria.


Natasha no podía dejar de mirarlo, y hasta sonrió sinceramente cuando vio a Clint con la misma cara de idiota, sólo que en Bruce era adorable, en él era hilarante. Había pocas familias con sus hijos, era un día laboral y el Jardín Botánico en el Bronx era el lugar perfecto para distraer a Bruce. Ciencia y Medio Ambiente; eran dos cosas que Banner adoraba como adulto, y al parecer también como niño, porque aplaudió entusiasmado cuando la gran patata logró que lloviera para poder seguir su crecimiento sin contratiempos, pidiéndole al señor sol que dejara que la señorita nube mojara a la señora tierra.


Cuando el espectáculo concluyó, inscribieron a Bruce en un pequeño taller donde le enseñaron a crear su propia parcela y cómo cuidarla. Le regalaron una bolsita con varias semillas y una pequeña maceta que él mismo decoró con siete raras caras. Clint tuvo que explicarle a Natasha que eran ellos: el que parecía una barbie venida a menos era Thor, el que tenía una sola ceja era Loki, el que tenía un bigote chueco era Tony, el que tenía una estrella en el pecho y era -extrañamente- calvo, era Steve; la cara llena de rayas rojas era ella misma, la de los grandes ojos verdes era Pepper, y la cara con pelos cafés y enorme sonrisa era Clint.


Cuando anunciaron en los altavoces que la sección infantil estaba a punto de cerrar (ya eran casi las seis de la tarde), guardaron las nuevas pertenencias de Bruce, y cuando éste le preguntó a Clint, bajito, si podían sembrar sus semillas en la torre, fue Natasha la que le contestó con alegría que eso harían a primera hora del día siguiente.


Clint compró la merienda, sencilla: un par de emparedados para cada uno, botellas de agua y jugo, y una caja de cupcakes con caritas felices. La sección de picnic era increíble, una extensa área de pastizales. Clint también trajo un globo de helio pintado como Iron Man. Bruce había exclamado "¡Ony!" al verlo, y le amarraron la cuerda en la muñeca para que no se perdiera en el cielo azul.


Era una sensación maravillosa. Era libertad. Libertad absoluta. No había malos a los que enfrentar, no había adrenalina negativa en sus sistema; ni siquiera pensó en el arma que tenía guardada en un bolsillo secreto de su pantalón. Ahora mismo era solamente una mujer, una mujer libre que sonreía abiertamente mientras miraba a Clint persiguiendo a Bruce. Como si fueran un padre y su hijo divirtiéndose, como si ella fuera la madre de esa familia… Si Natasha Romanoff había albergado alguna vez la ilusión de hacer una familia, el cuadro frente a ella era la absoluta y perfecta recreación de esa ilusión. De pronto sintió sus ojos humedecerse. Ella no lloraba, pero últimamente lo había hecho, y se sentía avergonzada por ello.


Y entonces dejó una lágrima escapar libremente, porque no le avergonzaba, ahora no. Bruce Banner les había enseñado muchas cosas técnicas, científicas, adultas. Ahora les enseñaba a mirar el mundo a través de sus ojos, los ojos de un niño. Herido, sí, pero inocente y puro; algo que nadie le habría de arrebatar, de eso se encargaría ella. ¡Al diablo los psicólogos y los pediatras! Bruce necesitaba amor y comprensión. Sólo eso.


Limpió su mejilla cuando Bruce corrió a sus brazos, con una enorme sonrisa en esa carita adorable. Natasha podría comérselo a besos, y lo hizo. Si confiaba en alguien para ver su lado humano, ese era Clint. Así que no le importó que la viera marcar las mejillas coloradas de Bruce con su labial rojo, menos cuando Bruce rió con alegría, retorciéndose en sus brazos.


"Ven acá, Barton. ¡Abrazo grupal!", gritó como una niña.


Clint no esperó una segunda orden, en un momento estaban los tres apretujados.


Algo deliciosamente doloroso recorría el pecho del arquero. Conocía a Nat de muchas maneras. Conocía sus enojos, su amargura, su lealtad, su altanería, su capacidad, su salvajismo… y su ternura. Por eso la amaba, por todo lo que ella era y por todo lo que ella le permitía conocerla. Solamente con él se abría de tal manera. Y no pudo contenerse: la besó.


Natasha se congeló al sentir el contacto en sus labios, pero no pasó mucho tiempo para corresponder a él. Besó a Clint de vuelta, porque estaba viviendo su vieja ilusión, esa que escondía en lo más profundo de su corazón: ser normal. No tener números rojos, no saberse una asesina. Ahora mismo era una niña, y el amor era para los niños, ¿cierto?


Cuando se separaron, los ojos azules de Clint estaban clavados en los de ella, con mil preguntas que necesitaban ser respondidas, pero no ahora. Así que ella le sacó la lengua y rió cuando Clint gruñó y cogió a Bruce por el talle para alzarlo y gritar lleno de emoción. ¡Natasha le había besado!


~*~


"¿Tony?"


Tony volteó para ver a Pepper entrar al laboratorio. Estaba inmerso en identificar las células en la sangre de Bruce bajo el microscopio. Suspiró pesadamente y se llevó una mano a los ojos para masajearlos.


"Deberías dormir un poco. JARVIS me dijo que anoche saliste de la habitación de Steve y regresaste al laboratorio", le dijo ella comenzando a frotarle la espalda para deshacer los alarmantes nudos.


"Tendré que hacer algo con JARVIS. Siempre termina diciéndote hasta cuando voy al baño", sonrió él un poco.


"Es parte de mi 12%, así que no lo molestes. ¿Qué pasó con Steve?"


"¿Qué pasó de qué? Nada pasó con el anciano".


"Y eso es lo que te tiene así, ¿cierto? Que nada pase con él".


Tony estiró un hombro cuando ella apretó justo donde un doloroso nudo le lastimaba. Gimió complacido.


"Pepper, ¿qué pensarías si te dijera que Rogers…? No, mejor…"


"¿Qué Steve te parece atractivo? ¿Qué quieres saber cómo besa? ¿Qué estás absolutamente enamorado de él?"


Tony ni siquiera fingió sorprenderse. Pero sí frunció un poco el ceño.


"Tanto como estar enamorado de él… ¡Nah! Digamos que me parece… aceptable".


"Bueno, aceptaré eso como un sí a mis preguntas anteriores. Y te entiendo, es un bombonazo", sonrió ella.


"Da igual. Estamos hablando de Rogers, el santurrón de Rogers. Estoy seguro de que preferiría volver a congelarse otros setenta años antes de querer estar conmigo".


A Pepper se le antojó que esa declaración había salido con un poco de tristeza. Y Anthony Stark podría estar hecho una piltrafa humana, pero siempre tenía un as bajo la manga para fingir que nada le descolocaba. Le había pegado duro.


"Probablemente", aceptó ella, y él desvió la mirada. "Supongo que esperaría esos setenta años para ver si Tony Stark ha madurado un poco y no lo sigue como si fuera una novia celosa".


"Así que él también te cuenta todo, ¿no?"


"No hizo falta. Sé atar cabos, Tony. No por nada he sido la única y mejor cualificada asistente en Industrias Stark durante años. Y créeme que he estado a punto de volverme loca".


Tony se giró y la miró a los ojos. Estaba tan bonita y la quería tanto. Pero ya no como pareja, quizá nunca la quiso como tal y ella tampoco a él. Se habían sentido tan solos en su palacio de cristal, apoteósico y soberbio. Anthony Stark había aprendido lo que era la humildad, y lo aprendió de lleno cuando Steve Rogers le dijo que sin su armadura no era nada. ¿Billonario, playboy, genio?… ¡A la mierda! Nada de eso era importante.


"¿Cuándo fue que pasó esto, Pep? ¿En qué momento todo cambió?"


"En el momento en que conocimos a otros seres maravillosos. Los Vengadores, los Héroes más poderosos de la Tierra; cuatro seres humanos y un Asgardiano increíbles… y a Loki, por supuesto".


"Pff. Ahora tendré que pensar en regalarle algo para Navidad a Cuernitos, ¿verdad?"


Pepper rió y abrazó a Tony.


"Ahora que has aceptado que quieres a Steve…", puso un dedo en los labios de Tony cuando éste iba a protestar. "Ahora que lo has aceptado, ¿no tendrás inconveniente en saber que Thor y Loki se quieren más allá de su supuesta hermandad, verdad? ¿O que Clint y Natasha algún día desaparecerán para envejecer juntos? ¿O que…?"


"¿O qué esperas que te devuelva al Bruce Banner de 40, Físico Nuclear, Biomédico y Hulk? Por supuesto, con toooodos sus miembros bien proporcionados", interrumpió Tony esta vez.


"Sí, Tony. Lo quiero de vuelta", dijo ella seriamente.


Tony la abrazó más fuerte. Y entonces unos pequeños golpes se escucharon. Ambos voltearon para ver a Clint y Natasha, que traían de vuelta a dicho Bruce Banner, en su versión infantil. Los tres tras el cristal del laboratorio.


"Pasa un tiempo con él. Ambos lo necesitan", le dijo Pepper separándose al fin de él y tomándolo de la mano para salir del laboratorio.


"JARVIS, hazte cargo", habló Tony finalmente. Sonrió con todos los dientes cuando vio el globo con la imagen de Iron Man, cuando vio esas manitas llenas de manchas de pintura y la boquita con un bigote de chocolate. Pero lo que en realidad volvió a inflar su pecho e hizo brillar el arc-reactor fue la sonrisa de Bruce bajo ese bigote de chocolate.


"¡Mira, Ony! ¡Tú!", exclamó Bruce señalando el globo.


Esa noche todos cenaron en el comedor, menos Steve. Tony estaba muy contento por la actitud animada de Bruce, claro que sí. Pero había algo, un huequito en su corazón que sólo podría ser llenado si Steve aparecía para estar completos. Sin embargo el rubio no apareció y Tony no tuvo más remedio que volver al trabajo sin esperanzas de verlo esa noche. Tal vez era algo bueno poner un poco de distancia para dejar de ser tan cabezota y disculparse como era debido. Y aunque no albergaba muchas esperanzas en cuanto a una relación amorosa con el soldado, al menos quería rescatar la amistad. Si es que alguna vez hubo una.


Cuando Bruce se quedó dormido en el regazo de Clint, fue Natasha la que lo cogió y se lo entregó a Loki. El pelinegro alzó una ceja con un gesto de sorpresa.


"Creo que te sabes de memoria lo que te pasará si este niño no amanece sonriendo, ¿verdad?"


"Lady Romanoff, ese es mi único objetivo", respondió Loki con media sonrisa socarrona.


Sin embargo, en los dos pares de ojos verdes se podía ver un atisbo de complicidad.


----


"Hoy estuviste increíble", le dijo Clint a la pelirroja mientras la acompañaba a su habitación.


Ella suspiró.


"Supongo que es muy difícil ser dura cuando juegas el papel de madre".


"¿Necesitas compañía?", preguntó el arquero sin mirarla.


"¿No vas hacer espionaje esta noche?". Clint se congeló. ¿Acaso ella sabía…? "No sé cómo lo haces, pero la próxima vez que me digas el color de mi ropa interior sin haberla visto de primera mano, visitarás la luna después de haberte pateado el trasero",


Y tras esas palabras, jaló a Clint de la playera para meterlo a su habitación.


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Thor acomodó al señor Bonny (que así le había puesto Bruce a su conejo) bajo el brazo de su dueño. Bruce lo apretó por instinto. Había tenido un día agotador pero su rostro estaba agradablemente sereno. Luego el rubio se acomodó tras Loki, para abrazarlos a los dos. Si eso sería una rutina cada vez que les tocara velar el sueño de Bruce… bien, pensó Loki, no estaba tan mal.


"¿Loki?", susurró Thor un rato después.


"¿Qué, Thor?", inquirió Loki de vuelta, soñoliento.


"Ya sé lo que es una pareja gay"


"Felicitaciones"


Y de pronto Loki abrió los ojos como platos. Se abstuvo de gritar cuando sintió el beso que Thor le dio en el cuello.


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Steve regresó pasada la media noche, sin ganas de ver a nadie. Bueno, se moría de ganas de ver a Bruce, pero supuso que tendría que esperar al otro día. Sabía que estaba comportándose como un cobarde, pero al que menos quería ver era a Stark.


Cuando pasó por la sala vio junto al sillón un globo pegado al techo. Sonrió pensando que era de Bruce, por supuesto, aunque su sonrisa murió cuando distinguió el rostro pintado en el globo. Iron Man. El héroe de Nueva York, el Vengador más popular… El idiota de Stark. Con un chasquido se marchó a su habitación. Al menos en su segundo día de trabajo le había ido muy bien, y ya pensaba llevarse a Bruce a su trabajo al día siguiente (le tocaba pasar la tarde con él). Y si quería, Virginia también podría acompañarlos, de todas formas quería decirle a alguien lo que estaba haciendo y probablemente ella era una buena opción. Ella no se burlaría, no como Stark… ¡¿Y por qué no podía dejar de pensar en Stark?!

Notas finales:

Espero que les haya gustado =)

Y bueno, como siempre, gracias mil por sus reviews!!

Este, supongo, es el último capítulo de vida... dígamos normal, porque viene lo duro. ¡Auch! Me odiaré a mí misma.

Vale, pues nos leemos en el siguiente.

Besos!!

Látex.


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