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Tú... por LatexoHPo

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Notas del capitulo:

Vengo rayando que ya me vooooy!!!

Espero les guste!

 

La cama se movía de un lado a otro, de arriba a abajo, porque así como Thor era salvaje e indómito en su vida y en el campo de juego, también en la intimidad.

Loki ya no se preocupaba por las marcas en su pálida piel, los morados en su nuca o las mordidas en su hombro. Disfrutaba de esto. Le excitaba tremendamente escuchar los gruñidos de Thor en su oído, el posesivo agarre en sus caderas, la manera en que masajeaba sus nalgas, abriendo más el camino a la gloria.

Y también sabía que a Thor le encantaba que él se retorciera con su toque, que gritara su nombre, que mordiera la almohada y gimiera como si lo estuviera matando. Y era vedad, Thor lo mataba pero de placer. Era otra de las grandes ventajas de tenerlo en su vida. Sí, quizá Loki se consideraba hetero (o eso recordaba cuando había alguna chica que le llenaba el ojo), pero también era partidario del placer, y dejarse follar de esa manera por Thor y su enorme amiguito era el placer absoluto. Lo extrañaría cuando decidiera terminar con esta relación.

Mientras tanto, chilló cuando la habilidosa mano de Thor hizo su trabajo y le provocó correrse manchando las sábanas. Y luego Thor dejó de penetrarlo para girarlo con soltura y trepar hasta que Loki tuvo el miembro ajeno en su cara, ya sin condón, masturbado por su dueño, que finalmente gruñó más fuerte y se vino en su boca abierta.

Loki atrapó entre sus labios lo que tenía a su alcance, mirando a Thor seductoramente. El rubio acercó su rostro y lamió lo que había caído en sus mejillas y su nariz, para terminar en un beso duro, duelo de lenguas queriendo saborear lo más posible antes de que el cansancio post-coito les envolviera.

Cuando eso pasó, Thor se acomodó en la cama y acomodó a Loki juntando la espalda estrecha contra su pecho, de costado. Sus manos acariciando el torso y el estómago con suavidad. Era entonces que Thor podía mostrar su lado más tierno, acariciándolo sosegadamente, arrullando en su cuello, murmurando lo genial que era estar con él.

"¿No se supone que no deberías tener actividad sexual la noche antes de un partido oficial?", preguntó Loki.

"Se ha demostrado que no es verdad, al contrario, los niveles de adrenalina te hacen mejor en el campo de juego. Aunque de todas formas no me importaría, nunca me cansaré de hacerte mío", respondió el rubio mordiendo su oreja.

"¿Thor?", llamó Loki unos minutos después.

"¿Mhh?"

"Creo que deberías irte. Seguramente Barton ya se quedó dormido en la banca de afuera, y aunque ciertamente me importa un pito, el decano puede verlo y preguntarle qué hace ahí. La próxima vez podríamos escaparnos e ir a un hotel; no sé por qué te gusta hacerlo en mi habitación".

"Tu cama huele a ti", sonrió Thor levantándose perezosamente. "Pero tienes razón, sólo en lo de Barton, el pobre ha pasado varias horas afuera y creo que está lloviendo… no, está diluviando de hecho. ¿Quieres que le lleve una chaqueta o algo?"

Loki alzó una ceja, mirando atentamente cómo se vestía. Lástima, le gustaba su cuerpo trabajado.

"Que se las arregle como pueda", dijo finalmente para acomodarse mejor entre las sábanas.

"Eres malvado, Loki. Después de todo ésta también es su habitación", sonrió Thor más ampliamente.

"Que se joda"

 

---

Clint resopló por enésima vez. Ya era tarde, hacía frío y estaba lloviendo horriblemente. Si no fuera porque tenía una buena razón para no matar a Loki lo habría hecho ya desde hace mucho. Esa razón era, por supuesto, su propia vida. Thor lo haría pedacitos si le tocaba un pelo a Loki.

Estaba con la espalda lo más pegada posible a la pared del edificio de los dormitorios. Bien podría meterse y hacerse un rinconcito en una esquina, pero de sólo imaginar lo que aquellos dos estaban haciendo en su habitación le hacía querer alejarse lo más posible. Además le gustaba ver los jardines del campus, y la lluvia; era bonito ver llover y no mojarse.

Salvo por la pareja que chapoteaba bajo la lluvia, todo estaba muerto. Viernes por la noche, adecuada para descansar de la ajetreada semana y pensar en las fiestas de los sábados. Era una lástima que los de primero no fueran invitados a ellas muy a menudo. Pero bueno, siempre podría ver una película y molestar a Loki. Pensaba en la manera de hacer rabiar a su compañero y vengarse por obligarlo a estar afuera cuando vio a Bruce caminar rápidamente, pegado a la pared del edificio de Ciencias (que no estaba muy lejos de los dormitorios). Se le hizo raro, generalmente Steve lo acompañaba después de su tutoría, o eso le había dicho Bruce.

Podría ir a acompañarlo, más bien porque ya estaba muy aburrido y aquellos dos parecían de luna de miel, pero la lluvia arreció y de verdad no le apetecía mojarse. Hasta que vio a Natasha Romanoff caminar a lado de Bruce… De pronto la noche se iluminó y se plagó de estrellas.

 

"Hola, Banner".

"Oh, hola Natasha", sonrió Bruce cuando la descubrió a su lado.

La chica sacó un paraguas de su morral y, en un gesto sorpresivo para Bruce, metió una de sus manos en el hueco de su brazo, entrelazándolos, y con la otra sostuvo el paraguas para poder salir de la zona relativamente seca.

"¿Qué haces aquí a estas horas? Sé que no vives aquí, te he visto tomar el autobús", preguntó ella con una mueca mientras guiaba el camino.

"Me quedé un rato más en el laboratorio con Betty y Reed. Creo que ya encontraron la manera de hacer resistente el polímero… Permíteme", dijo él y tomó el paraguas en un gesto caballeroso.

Natasha le regaló una hermosa sonrisa, una que Bruce nunca le había visto. Era una chica muy bonita, comprendía por qué todo el mundo quería algo con ella.

"¿Vas al dormitorio de las chicas, verdad?", preguntó Bruce para comenzar a caminar en esa dirección, pero ella no se desvió.

"Puedo ir a mi habitación en cuánto te deje en la parada del bus. Está lloviendo muy fuerte".

"Gracias, pero…"

"Además quiero hablar contigo. Sobre lo que te dije en el laboratorio" dijo ella sin darle tiempo a protestar. "Sobre Stark. Sé lo que te digo, Bruce. Stark es…"

"¡Hola, Brucie! Amigo mío, te estaba buscando para acompañarte, mira cómo llueve y tú sin algo que te cubra. ¿Cuántas veces te he dicho que cuides de ti?"

Bruce y Natasha miraron con sendos ceños fruncidos a Clint, que estaba empapado pero muy sonriente.

"¿Barton es tu amigo?", inquirió Natasha con una mueca de desagrado, mirando a Bruce.

"Sí, es mi amigo. Y uno de los mejores, es un buen chico", respondió Bruce saliendo de su letargo, recordando que Clint se moría por la chica y que, efectivamente, era su amigo.

"¿Lo ves, bonita?", dijo Clint metiéndose en el paraguas; los tres se juntaron más para caber. "Si alguien como Bruce puede ser mi amigo, es porque valgo la pena".

"O porque le das lástima", replicó ella sin embargo, luego miró a Bruce. "Te presto mi paraguas, Bruce. Ya que Barton llegó al rescate podemos seguir nuestra charla el lunes. Que tengas un buen fin de semana".

Natasha se llevó la gorra de su chaqueta a la cabeza y se marchó sin prisas, parecía no importarle en lo absoluto mojarse. Bruce y Clint se quedaron como tontos mirándola.

"Creo que primero me partirá un rayo antes de que ella me haga caso", gimió Clint con tristeza.

"Bueno, tal vez si no fingieras tanto frente a ella… Francamente, Clint, te viste muy sobreactuado", sonrió Bruce. "Y cogerás un resfriado. Nos vemos el lunes".

"¿El lunes?", inquirió Clint, retomando el camino junto a Bruce. Ambos bajo el paraguas. "¿No vendrás al partido mañana? Me encontré a Steve hace un rato, estaba todo emocionado y me dijo que te había pedido que vinieras. ¿Le harás la mala obra de no venir? Tal vez le inspires lo suficiente para que meta uno que otro gol".

Bruce se detuvo un momento para ver a Clint con cara de circunstancias. Pero terminó sonriendo y negando con la cabeza.

"Le dije que vendría", aceptó finalmente. Amplió su sonrisa cuando Clint hizo un ruidito excitado, como niño de preescolar.

 

---

Había trabajado hasta las tres de la mañana y se había levantado temprano para desayunar con Peter y hacer las cosas de la casa. El sábado era el único día que tenía para hacer una limpieza más concienzuda, así que ahora tenía un sueño espantoso mientras intentaba hacer sus deberes. Sin embargo también estaba acostumbrado a eso; si quería ser alguien útil en su vida futura, tenía que esforzarse.

"Bruce, Gwen acaba de llegar", escuchó hablar a Peter con la voz contenida de emoción.

Bruce sonrió y levantó el rostro de sus libros para ver a Peter. Hacia una semana que él y Gwen eran novios oficialmente y eso tenía muy contento al chico. Y ahora la había invitado a casa para que se conocieran.

"Dame un momento. Sé caballeroso y ofrécele algo".

El chico asintió y corrió escaleras abajo. Bruce se quitó los lentes para masajear sus ojos mientras suspiraba con cansancio. Al parecer a Peter realmente le gustaba esa chica, porque nunca antes se había atrevido a llevar a nadie a casa… tal vez Wade y Harry desde que se instalaron en Essex, pero no una chica; una novia. Y una novia que podría traerles problemas si su padre era celoso. Pero tanto Peter como él habían tenido que pasar por mucho para, al fin, ser capaces de asentarse en un lugar sin el miedo latente de huir o ser separados. Se lo debían, pensó. Se debían dormir tranquilos, bajo un techo permanente, estudiar en buenos colegios, tener amigos, parejas… Bueno, eso sólo Peter.

Peter era un joven sano y con todo el derecho del mundo a ser feliz. Él no. Pero no debía pensar en eso ahora, ¿cierto? Peter y su novia lo esperaban abajo. Miró el reloj antes de intentar aplastar las arrugas de su pantalón y se percató de que faltaba casi una hora para el partido. Se mordió los labios, ni siquiera le había mencionado a Peter que había sido invitado al partido de la Universidad, y es que ni siquiera estaba seguro de querer ir. Es decir, por un lado le encantaba la idea de ver a Steve jugar en el primer equipo, pero también estaba el beso, el beso que no le había dejado concentrarse en sus cosas totalmente… ¿Qué había sido eso? A él le gustaba Steve, eso ya lo había aceptado, pero el que él le gustara a Steve… Era una locura. Una que hacía latir su corazón de forma alarmante, sin embargo.

Al fin bajó para conocer a la chica. Era muy extraño, se sentía como un padre que dejaba volar a su hijo. Se imaginó la escena cliché de soltar una lagrimilla y pensar 'Oh, crecen tan rápido'; rió ante su propio pensamiento y así, con una sonrisa, Peter le presentó a Gwen Stacy y, tal y como lo imaginó, era adorable.

Hablaron un rato sobre ella, sobre Peter, sobre Bruce. Hasta que Peter notó que Bruce miraba muy insistentemente el reloj de pared y le preguntó qué sucedía aprovechando que Gwen había ido al baño.

"Nada. Es que… hay partido en la Uni y Steve va a jugar", contestó Bruce sin poner mucha atención a sus propias palabras.

"¿Y qué haces aquí?", inquirió Peter. "Ve".

"No voy a dejar a mi adolescente hermano con su novia solos en la casa", respondió Bruce con una mueca.

Cuando Gwen regresó, Bruce vio a Peter sonreír de esa manera traviesa cuando se le ocurría algo que le haría sentir incómodo. Oh no.

"Gwen, ¿quieres ir a ver un partido de fútbol? El novio de Bruce va a jugar. Es en SHIELD".

Bruce quiso estrangular en ese momento a Peter, y probablemente lo habría hecho si la chiquilla no hubiera hablado entusiasmada.

"¡Claro! He escuchado que el campeonato se está poniendo realmente interesante. ¿Podemos entrar a SHIELD?"

"¿Podemos?", preguntó Peter, pequeño detalle.

Bruce iba a decir que no. De ninguna manera. Pero entonces la sonrisa de Steve pasó por su mente, su emoción… era su primer partido como titular… ¡Qué miserable sería si no iba a verlo!

"Sí, a los partidos puede ir todo el mundo", aceptó derrotado. Bueno, al menos no pasarían la noche del sábado encerrados en la casa. Bruce ya estaba cerrando con llave la puerta hasta que cayó en la cuenta de algo. Se giró a ver a Peter (que tomaba la mano de Gwen) y le miró con los ojos como platos. "¡Oye! ¡Steve no es mi novio!"

Peter rió a carcajadas y Gwen sonrió apenada.

El camino en el autobús le pareció muy lento esta vez a Bruce, sobre todo porque Peter seguía molestándolo con eso de que Steve era su novio, y a Gwen no parecía incomodarle, simplemente regañaba a Peter diciéndole que dejara en paz a Bruce.

Tal y como lo imaginó, mucha gente decidía pasar su noche del sábado disfrutando del intercolegial de soccer. Essex era una ciudad pequeña, con una Universidad de renombre, por lo tanto los ciudadanos estaban al pendiente del equipo, al que tomaban como suyo ya que no existía uno profesional en el condado.

Afortunadamente el cielo no presagiaba lluvia esta vez, y los tres se internaron al estadio para encontrar buenos asientos. Era la primera vez que Bruce entraba al estadio, que estaba un poco alejado del campus pero con un camino directo. Algunos puestos se instalaban en las inmediaciones: cervezas, botanas, suvenires, playeras con el escudo de la Universidad (el águila de costado) e incluso algunas con el nombre de algunos jugadores destacados, antiguos o nuevos (la playera con el número 10 y el rótulo 'Odinson' hicieron sonreír a Bruce). Era otro de esos nuevos mundos que se plantaban frente a él.

Las primeras gradas ya estaban ocupadas, pero hallaron buenos lugares tres filas justo en frente de una de las porterías. Los jugadores ya estaban en el centro del campo y la mirada de Bruce buscó a Steve entre ellos. Sonrió cuando lo encontró escuchando atentamente, igual que los otros, a Thor.

"¡Bruce!"

El grito lo sacó de su ensimismamiento y bajó el rostro para ver la radiante sonrisa de Clint, junto a él estaba Loki. Ambos en la primera fila. Clint le hizo una seña para que bajara a sentarse con ellos, al parecer le habían guardado un asiento. Giró el rostro para ver a Peter y Gwen, el chico le sonreía.

"Estaremos bien, además podré lanzarte palomitas a la cabeza cuando vea que te has perdido demasiado en tu…"

"¡Deja de molestar a Bruce, Peter! Eres peor que un niño de tres años", le volvió a regañar Gwen.

Finalmente Bruce optó por bajar con sus amigos. A decir verdad ya estaba un poco molesto con Peter, y pensó que bien podría dejar solos al par de adolescentes para disfrutarse entre ellos.

Cuando salió de la fila para bajar se encontró de frente con Anthony Stark, quien tenía una radiante sonrisa en el rostro y un vaso de cerveza en la mano.

"Hola, Bruce. Pensé que alguien como tú no estaba interesado en el deporte. ¿O es que vienes a ver a alguien en particular?"

"Steve me invitó", contestó Bruce con la verdad. No veía por qué ocultarle esa información a Tony. Si había tenido una relación con Steve, eso fue en el pasado.

"Claro, el estigma de tener relaciones con los miembros del equipo. Yo prefiero el americano, pero ya que Pepper, mi prometida, está en la porra, no me perdonaría faltar a verla. Después del juego habrá una fiesta en el gimnasio, ¿quieres venir?"

Bruce apenas si pudo procesar toda la información dicha por Tony. El chico había hablado demasiado rápido para su gusto.

"Creo que no, gracias. Traje a mi hermano y a su novia, y hay que dejarla en casa temprano".

"Como quieras. Tal vez prefieras hacer tu propia fiesta privada con Steve". El tono de voz fue un poco sarcástico y Bruce le miró directamente a los ojos, abrió la boca para preguntarle de qué demonios hablaba, pero Tony rió un poco y le palmeó un brazo. "Estoy bromeando. Amigos de ciencia, ¿recuerdas? Por cierto, si todavía necesitas un préstamo, mi billetera está llena ahora mismo".

Y entonces el alquiler regresó a la mente de Bruce como un insecto muy molesto. No tenía opción, y a decir verdad le avergonzaba tremendamente, pero Tony parecía sincero.

"¿Ese gesto quiere decir que sí lo necesitas?", preguntó Tony sonriente, siempre sonriente.

"Te lo pagaré en un par de semanas", salió de los labios de Bruce, un poco reluctante.

"Está bien, no te preocupes por eso. ¿Cuánto?", inquirió Tony sacando su billetera que, efectivamente, rebosaba. Eso incomodó todavía más a Bruce, que miró a su alrededor, pero todo mundo parecía muy interesado en el campo… o en las porristas con sus minifaldas y sus pompones.

"Doscientos", balbuceó Bruce muerto de vergüenza.

"Ok. Aquí tienes. Nos vemos después, disfruta el encuentro".

Y de pronto Bruce se vio solo, con dos billetes de cien dólares en la mano, y con la extraña sensación de haber vendido su alma al diablo.

Llegó aturdido a lado de Loki y Clint, quien se hizo a un lado para dejarle espacio en la grada.

Su cerebro se relajó bastante cuando el partido dio inicio. Y cuando vio a Steve corriendo, luciendo orgulloso su uniforme oficial todo se borró de su mente.

Steve era bueno. O más que eso. El rubio anotó el gol que le dio a las Águilas de SHIELD la victoria, y Bruce se vio gritando con emoción, contagiado por el público y por Clint, que casi se cae de la grada por tanto brincar; su pecho se infló cuando escuchó al narrador decir que había nacido una nueva estrella para el orgullo del deporte universitario: Steven Rogers. Vio emocionado cómo Steve era abrazado por todo el equipo, apretado por Thor; el único que parecía molesto era Logan Howlett, pero a nadie le importaba. Y lo siguió con la mirada cuando se retiraron del campo a ducharse y festejar.

Poca gente se había retirado del estadio veinte minutos después. Bruce se disculpó con Clint y Loki, tenía que regresar con Peter y Gwen.

"No tardes, Steve nos pidió que te dijéramos que le esperaras después del encuentro".

Bruce balbuceó algo incomprensible hasta para él mismo, pero terminó asintiendo.

"¿Podrían esperarme un rato? Todavía es temprano", les dijo a los adolescentes cuando llegó hasta ellos.

"Claro. Gwen quiere dar un paseo por las inmediaciones", respondió Peter con esa sonrisa que le ponía los pelos de punta a Bruce. Pero ahora mismo no le incomodaba en absoluto.

"Los veo en la parada del bus en media hora", les dijo antes de regresar a donde Clint y Loki.

De pronto se sintió nervioso. Si Steve quería verlo después del partido seguramente no era sólo para asegurarse de que efectivamente había ido a verlo, sino para hablar del beso que le dio la noche anterior. ¿Y si le decía que había sido un impulso por la emoción? ¿Qué lo tomara como algo circunstancial? En ese caso él, Bruce, se sentiría muy aliviado, y muy decepcionado, y muy abrumado y…

Steve y Thor venían ya, muy sonrientes y parlanchines.

"Ya era hora, tengo sueño", dijo Loki desdeñosamente una vez que el par de rubios estuvieron frente a ellos.

"Bueno, creo que yo estorbo. Nos vemos, chicos. Felicidades, Steve, jugaste increíble", se despidió Clint claramente incómodo entre las dos parejas. Pronto desapareció junto a la mayoría de gente que ahora sí abandonaba el estadio.

Bruce no sabía que decir. Debía felicitar a Steve, claro, y a Thor, pero su garganta estaba seca, y se secó aún más cuando Steve le sonrió maravillosamente.

"Loki y yo iremos a la fiesta del gimnasio, los esperamos allá si quieren", dijo Thor tomando la mano del pelinegro. Bruce vio que éste rodaba los ojos fastidiado, pero finalmente se dejó guiar por el capitán del equipo, que lucía orgulloso.

"Gracias por venir, Bruce. Te vi en la grada cuando anoté ese gol, ¿sabes?", fue lo primero que dijo Steve, sin perder la sonrisa.

Bruce asintió lentamente, ahora completamente incapaz de dejar de mirar los ojos azules de Steve. Eran tan bonitos, y tenían un brillo que no había visto o no estaba ahí antes.

"Ven, vamos a un lugar más cómodo", le dijo Steve sin perder la sonrisa y tomando su mano… otra vez.

Bruce caminó junto al rubio por instinto. Tenía curiosidad por saber lo que le diría o lo que haría al llevarlo a un lugar 'más cómodo'. Caminaron hasta la salida del estadio, luego hasta el campus, sin decir una palabra, pero Steve acariciaba con su dedo pulgar el dorso de la mano de Bruce, y éste se sintió de pronto muy relajado.

Ya no quedaba prácticamente nadie en el campus, seguramente todo el mundo disfrutando de la fiesta o haciendo lo que debían hacer y que a Steve y a Bruce en ese momento no les importaba.

Finalmente se detuvieron en la reja que separaba el campus de la carretera. A lo lejos, Bruce era capaz de ver a Peter y Gwen, esperándolo en la parada.

"Bueno", comenzó Steve soltando su mano y acercándose a él, bajando la mirada lo suficiente para centrarla en los ojos marrones de Bruce, apenas iluminados por la farola. "Ayer huiste. No quiero que pienses que te besé por algún motivo que no sea porque me gustas. Me gustas mucho, Bruce".

Tras decir aquello se acercó más a Bruce, tomó su rostro con ambas manos y entonces Bruce se vio envuelto como en un sueño. Porque está vez no era sólo el roce de los labios, era un beso de verdad. No tardó en responder a la demanda de Steve, abrió sus labios y sintió la lengua del otro apenas acariciando los propios. Se dejó llevar, no importaba nada ahora mismo, solamente Steve y el hecho de que se estaban besando bajo la luz de la farola junto a la reja del campus.

Las manos de Steve abandonaron su rostro, pero no rompió el beso. Tomo ambas manos de Bruce y las subió hasta posarlas en su cuello, y luego las volvió a bajar para apretar entre ellas la estrecha cintura. Fue un beso tierno, suave caricia de labios y lenguas, entregado pero sin ser efusivo o llevado a algo más allá que el simple reconocimiento de sus bocas.

Steve sonrió cuando sintió que Bruce aprisionaba entre sus dedos sus cabellos, que ahora estaba menos tieso que al principio. Y entonces se vio obligado a capturar un poco de aire, separándose lentamente. Se lamió los labios mientras veía cómo Bruce abría los ojos con lentitud. Sí, ya era definitivo: Bruce le gustaba. Mucho en realidad.

"¿Quieres salir conmigo? Sé que debí preguntártelo antes de besarte, pero realmente me fue imposible. Eres muy hermoso, ¿sabes?"

Bruce se permitió sonreír antes de apartarse, pasarse la lengua por los labios con nerviosismo y finalmente quitarse los lentes para ver a Steve a los ojos.

"¿Por qué yo, Steve?", preguntó casi en un susurro. "Es decir, ya eres la estrella del equipo de fútbol, y yo… yo sólo soy… un ratón de biblioteca… soy insignificante…"

Steve frunció el ceño y atrajo a Bruce hasta él; envolvió con una mano una mejilla de Bruce, acariciando su oreja; llevó su otra mano hasta la barbilla para alzarle el rostro y mirarlo.

"¿Por qué dices eso? ¿Realmente no te das cuenta de quién eres? ¿Será necesario que te lo repita o te lo demuestre?", y volvió a besarlo, esta vez más profundamente.

Bruce sintió de pronto que algo le quemaba el pecho, y era tan doloroso como dulce al mismo tiempo. Cuando Steve rompió ese beso, Bruce le miró con los ojos nublados.

"No me respondas hoy. Piénsalo. Pero ten en cuenta que lo que te digo es verdad: me gustas. Quiero tener una relación contigo, pero no voy a presionarte. Al menos no esta noche", sonrió Steve. "¿Te puedo ver mañana? No he tenido mucho tiempo de visitar Essex, y dicen que la alameda es muy bella, ¿me la mostrarías?"

Bruce tragó en seco y asintió.

"Ok. Piénsalo, ¿quieres? Y sólo… sólo por si decides que no…", y volvió a besarlo. Bruce ya no se resistió mínimamente. Se entregó por completo a ese beso, porque si Steve le daba la oportunidad de pensarlo, tal vez la respuesta fuera efectivamente un no.

"Mañana a medio día, en la entrada a la alameda, ¿vale?"

"Está bien", asintió Bruce. Carraspeó y se colocó de nuevo sus anteojos. "Debo irme, me esperan".

Steve se giró para seguir la mirada de Bruce, a los dos chicos que estaban en la parada del bus; la chica tapándole la boca al chico, que parecía estar gritando algo.

"Es mi hermano y su novia", explicó Bruce antes de comenzar a caminar a la salida.

Steve le detuvo y le dio un pico más.

"Hasta mañana".

 

---

"Si te mofas de él te dejaré de hablar", dijo Gwen cuando vio las intenciones de Peter de gritar algo hilarante. Bruce ya venía a su encuentro.

"Jamás me mofaría de él", contestó Peter con la frente arrugada. Luego sonrió. "No lo entiendes, Gwen. Bruce se ha negado a tener una relación toda su vida. Es sólo que estoy muy contento por él".

La chica sonrió con ternura.

"De todas formas, ahora mismo vas a avergonzarlo. Ya fue suficiente con ver todo con detalle. ¿Ese Steve tendrá un hermano menor? Es muy guapo".

"¡Hey!", reprochó Peter con una mueca.

"Vámonos ya", dijo Bruce y la sonrisa de ambos jóvenes se desvaneció, porque Bruce parecía más bien triste.

Ninguno dijo nada en el regreso a Essex.

 

Notas finales:

Y me voy rayaaaando!!!!

Mil besos para todos. Actualizaré en cuanto regrese, ¿vale?

Látex.


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