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El secreto de mis hermanos por NaniNan_chan

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Notas del capitulo:

Gracias por los rvw, de verdad. En un momento los contesto, esk he estado muy liada. 

Por cierto, seguro hay faltas porque se me caducó el word y nadie es perfecto.

Me levanté por el exceso de luz en la habitación. Ayer debí dejar la persiana levantada sin querer. Espera ayer... ayer pasaron muchas cpsas. Empezaron a venirme recuerdos y miré entre la pared y la cama para ver si ahí seguía el diario de Miguel. Si seguía ahí es que no fue un sueño. Y, efectivamente seguia ahí. Eso significaba que la discusión, la infidelidad, ... todo era verdad.
Seguía en la cama pensando cuando pensé en que hora era para ir preparandome para ir al instituto. No sentía ruido fuera y eso era extraño ya que si mis hermanos estaban despiertos debería de escucharse algo. Eso sólo podía significar que o era muy temprano o muy tarde. Me alarmé ante la seguna opción ya que si esa era correcta, cuando llegara me tocaría un buen castigo por parte de la más arisca, dura y chillona profesora de lengua. Busqué mi móbil pero no lo había cogido así que me levanté y fui de puntillas, como si temiera ser descubierta, a mi habitación. Al llegar abrí despacio y pude ver mi cama sin hacer. Típico de Mimi, encima de que se acopla no hace ni la cama. Agarré lo que venía a buscar, que estaba sobre la mesita de noche y mire la hora. ¡Oh, Dios mio! Era tardisimo. ¿Cómo había podido dormir tanto? O más bien ¿por qué nadie me había despertado? Rápido me puse mi uniforme, agarré la mochila (que bueno que ayer la dejé preparada) y salí corriendo hacía la cocina. Agarré un poco de pan, la leche, donde sólo quedaba un poco, suficiente para mí, y salí hacía la escuela rápida como viento.
Por la calle la gente se me quedaba mirando, y no les culpo, no todos los días se ve a una chica corriendo sin aparente rumbo fijo, bebiendo a morro de un bric de leche, embuchandose pan con la misma mano que sujetaba la leche y con la otra peinandose. Todo un espectaculo. Pero era por una buena causa: no llegar más tarde o mi ensayo y el castigo serian más largos.
Al llegar piqué a la puerta y cuando me dieron paso entré, con la mirada medio gacha, sperando una reprimenda monumental, pero delante de mis ojos no estaba la asquerosa profesora, sino un jóve profesor que me miraba con sorpresa, pero con una pequeña sonrisa.

-Siento el retardo- dije rápidamente.

-Nombre, por favor- dijo él con una voz masculina y sexy.

-Cruz, Nalya Cruz- le contesté timidamente.

-Bien- cojió el listado de clase y marcó retardo- Srta. Cruz, podría por favor decirme el motivo de su retraso.- me pidió amable y sonriente aún.

-Bueno... -pensé- en verdad me dormí- dije- Se supone que mi hermano Miguel debería haberme despertado como cada mañana pero no me despertó y nadie se molesto a hacerlo y yo tengo el sueño pesado y trasnoche y vine corriendo y...y...- decía todo muy rapido, dudé en si me había entendido.

-No importa- me dijo- Ahora si es tan amable de retirarse las migas de la camisa, limpiarse los restos de ¿leche? que aún tiene pr la mejilla, acomodarse la ropa y sentarse, podré seguir con la clase. Aproposito, soy Daniel, su nuevo profesor de lengua.- a todo esto yo ya me había ruborizado por completo, me limpiaba la cara freneticamente y ponía la ropa en su sitio mientras la clase estallaba en risas, incluyendo a Daniel, aunque este lo izo por lo bajo.

Pasaron las clases y en el recreo de lo único que se hablaba era del nuevo profesor caliente, con su pelo azabache y sus ojos azul electrico. Su torso, cubierto por una camisa ajustaba tampoco pasaba desapercebido y junto a su voz lo hacian ver el mejor profesor que había por los momentos en la institución. Aún así, en acabar el día, cuando me iba a ir con mis amigas a casa, entró por la puerta y se me acercó.

-Debería ponerte castigo por haver llegado tarde, pero en verdad no ha sido tan problematico y he visto que decias la verdad, ¿cierto?- yo asentí- Así que no te voy a hacer quedarte en los recreos ni despues de clase, sólo escribe una redacción sobre, nose, el funcionamieno de tu familia, por eso de que te tenian que despertar y reflexiona sobre tu depencia en este aspecto, ¿si?- volví a asentir.

-Gracias- le dije- Yo en verdad no suelo llegar tarde pero esque hoy...-

-Ensallo- me recordó- Ponlo ahí todo- dijo guiñandome un ojos y, dandose media vuelta, se fue.

Las demás ya estaban afuera esperandome. Fuimos a dar una vuelta una vuelta, comimos helado y fuimos a las pistas de skate para ver algún que otro chico lindo. Mi pensamiento principal era llegar pronto a casa para poner en marcha mi plan, pero entre una cosas y otras se me olvidó.
Estaba anocheciendo ya cuando regresé. Me dirigía hacia mi habitación pero ví alguien en la terraza, tumbdo en una tumbona. Me acerqué sigilosamente. A su lado habian ya tres cervezas vacias y la persona sostenía una cuarta. Al hacercarme más pude ver que era Leo. En su morena piel se distinguía el rastro de las lágrimas, iluminadas por la luna llena que lucía hoy en lo alto del cielo.
Se giró a mirarme y suspiró viendo quien era. ¿Qué tipo de suspiro era ese? Parecía de alivio pero a la vez de desilusión.

-¿Por qué estas aquí?- fue lo único que le pude pregunta, viendo su estado. Lucia en verdad triste.

Me hizo un movimiento con la mano, diciendome silenciosamente que me hacercara. Pese a todo yo siempre era el apoyo de todos y hoy más que nunca debía ser el de Leo. Él estaba en la tumbona recostado, con las piernas estiradas, el brazo libre sobre su cabeza y el otro encima de su abdomen, reposando la cerveza. Retiró este brazo y yo pude sentarme encima de sus piernas, juntando nuestros cuerpos, dejando reposar mi torso en el suyo y mi cabeza sobre su hombro, mientras el me envolvia la cintura con sus brazos, abrazandome. Cualquiera que mirara la escena la malentendería, pero esto no era nada de estilo erótico o provocador, solo algo simple y puro, que sabia le reconfortaba: abrazarme. Des de que tengo memoria cuando él estaba triste venía y me abrazaba hasta que se sentía mejor. Miguel, en cambio, venia a invadir mi intimidad como hizo ayer. Osea que ayer Mimi triste y ahora Leo. ¿Qué había pasado en mi ausencia?

-¿Qué te pasa? ¿Qué ha pasado?- quería, necesitaba respuestas.

-No lo entenderias- dijo simplemete, con voz rota, por haber estado llorando.

-Eso tú no lo puedes saber- le dije algo molesta.

Me sonrió tristemente.

-¿Qué me dirias si te dijera que he estado enamorado de alguien, que ese alguien se suponia que tambien me quería pero que resultó que yo solo era un juguete, que...- no pudo continuar porque había roto en llanto, otra vez.

Yo sólo le abrazaba por el cuello más fuerte, mientras que el agarre en mi cintura crecía. Lloraba desconsoladamente, mojandome con sus saladas lágrimas mi cabello y hombros. Me desgarraba el corazón verlo así, tan débil. Balbuceaba palabras inteligibles, sólo alcanzaba a entender alguna "romper", "años", "traición", "juguete", "utilizado". En verdad seguía sin entender nada. Pero estaba segura de que tenái algo que ver con Miguel, de eso no cabia duda. De mi hermano y su bruja de novia. Y ese presentimiento tomo fuerza cuando ví la sombra del castaño pasando por delante la puerta de cristal que comunicaba casa y terraza. Él tampoco parecía la gran cosa. Si mis sospechas eran ciertas y habían terminado, ¿por qué se veia tan apagado al bajo? No lo sabái y tendría que averiguarlo. Jope, a cada problema o duda que resuelvo aparece una más dificil. Pero igualmente ahora lo principal sería aconseguir calmar a Leo, cosa dífil. Estaba destrozado y eso no lo podría cambiar.

Notas finales:

Bueno, ¿qué creen? ¿Debería decirle Lya que lo sabe todo o Leo explicarle su historia? Ustedes deciden. 


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