Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

MÍO por Orseth

[Reviews - 448]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

AQUI ESTAMOS CON LA ULTIMA ENTREGA DE ESTA HISTORIA, ESPERO QUE LA DISFRUTEN!!

 

 

 

            -Buenas tardes señor Potter, antes que nada me presentaré, soy el profesor  Draco Malfoy, su nuevo tutor –dijo el profesor con las manos detrás frente al pupitre- el director del colegio, el profesor Snape, me puso al tanto de su situación.

            -¿Mi situación? –pensó Harry absteniéndose de hablar.

            -Sus parientes muggles ya no pueden tolerar más su conducta rebelde, por lo cual han renunciado a su cuidado, y el profesor Snape, siempre atento a las necesidades de sus alumnos, ha visto cuan necesitado esta de una educación adecuada, por lo que conociendo mi reputación y mi amplia taza de éxito, me ha encomendado enderezarlo y llevarlo por el buen camino para hacer de usted un hombre de bien; yo pondré todo mi empeño en lograrlo…

            -Ya lo creo que si… -pensó  viendo al estricto profesor que continuaba hablando.

            -Y espero de usted el mismo compromiso ¿quedó claro?

            -Sí profesor.

            -Muy bien, yo practico la enseñanza en un colegio particular y la asignatura que tengo es la de “Sexualidad”, entre otras materias por supuesto, así que comenzaremos con eso, pues no todo son hechizos y ataques oscuros; yo como su tutor, estaré al tanto de su educación en todos los aspectos, así que debo ver como esta en esa área y déjeme advertirle jovencito, que ya se acabaron esos días en los que su ignorancia era tolerada como algo sin importancia por ser usted Harry Potter -Harry frunció el ceño al oír lo último, pues exactamente así eran sus días de colegio con Snape… Draco lo estaba haciendo muy bien.- le haré tres preguntas muy sencillas y básicas en realidad, pero yo no soy como otros profesores complacientes, yo le daré una buena reprimenda si no responde correctamente y lo hare con esa regla de madera pues tengo el total apoyo del director del colegio ¿me entendió jovencito?

            -Sí, lo entendí profesor.

             -Bien, comencemos, primera pregunta; ¿como le llaman al órgano genital masculino?

            -eee…. ¿pene? –respondio alzando ambas manos como si fuera lo más obvio.

            -¡Incorrecto!... dije “como le llaman”, no como se llama… mi nana le decía “pajarito” así que su respuesta está mal.

            -¡Pero…!

            -¡Silencio! Debe aprender a escuchar…. Va una jovencito, tenga cuidado con sus respuestas.

            Harry torció la boca y asintió entrecerrando los ojos.

            -De acuerdo.

            -¿De acuerdo, qué? –exclamó Draco golpeando su mano con la regla.

            -De acuerdo… profesor.

            -Bien, bien… segunda pregunta –continuo Draco paseándose de un lado a otro para detenerse frente a él después de unos segundos- ¿Cómo nacen los niños?

            -¿Eh?...

            -¿Estás sordo o que, jovencito?

            -No, es solo que…

            -¿Sabe o no sabe?

            -Si lo sé.

            -¿Y entonces?

            -¿Me puede repetir la pregunta, profesor?

            -¿Cómo nacen los niños?

            -¿Por la vagina?

            -¡Incorrecto! –exclamó golpeando su palma con la regla.

            -¡Pero…!

            -Pregunté “cómo”, no por donde… la respuesta correcta es “con mucho trabajo”

            -¡¿Qué?!

            -Yo fui parto natural y mi madre me lo recordaba cada vez que podía, así que su respuesta está mal.

            -No es justo –refunfuñó Harry con el libro en las manos mirándolo ceñudo.

            -Lo que no es justo es que me hayan puesto a enseñarle a un chico tan malcriado y burro.

            -Pero profesor, sus preguntas son… raras.

            -Mas raro es usted señor Potter y me tengo que aguantar; a ver, tercera pregunta y le advierto jovencito, que si falla recibirá un castigo, pues mi lema de “la letra con sangre entra” es aceptado por todos los padres de familia que me han encargado a sus hijos analfabetas y rebeldes para entregárselos como todos unos jóvenes educados y letrados; tercera pregunta… -dijo situándose frente al pupitre regla en mano- ¿cómo se hacen los bebés?

            -¿Cómo se hacen los bebés? –repitió de hito en hito.

            -Exacto, estas preguntas abarcan muchos aspectos, no solo es sexualidad jovencito, así que más vale que responda bien.

            Buena la había hecho… ¿responder bien a esa pregunta?... viéndolo de un modo o de otro, esa pregunta tenía trampa, pero vale… iba a esforzarse para que al menos a su profesor le costara aplicarle todo “el peso de la ley”

            -A ver… -dijo poniéndose un dedo en los labios mientras miraba hacia arriba en actitud pensativa- mmm…

            -Está tardando mucho, o sabe o no sabe.

            -Espere, espere… eee…

            -Se lo voy a repetir una vez más… ¿Cómo se hacen los bebés?

            -Pues, el hombre y la mujer tienen sexo y ¡Bingo! Sale un bebé.

            El profesor levantó una ceja mientras Harry lo miraba un poco titubeante, hasta que al cabo de unos segundos, el rubio se giró haciendo suspirar a Harry de alivio, hasta que…

            -Mal contestado.

            -¡¿Qué, porque?!

            -Un bebé se hace por medio de la fecundación de un ovulo y un espermatozoide, nunca pregunté el método.

            -¿De qué carajos hablas? –preguntó sonriendo incrédulo para darse cuenta ni bien terminó de hablar, que había metido la pata de nuevo… y hasta el fondo- Oh rayos… -musito ya no tan sonriente al ver que se había olvidado del juego por unos momentos, pero sobre todo, le había faltado al respeto a su profesor- eee… profesor, lo siento mucho…

            -Veo que el profesor Snape no exageró en lo más mínimo al referirse a usted como un “cavernícola maleducado con aires de grandeza”

            -¡Yo no tengo aires de grandeza! –respondio irritado haciendo casi al mismo tiempo una mueca de exasperación al ver que había vuelto a cometer el mismo error- perdón profesor, no quise hablarle así.

            Draco sonrió para sus adentros, Harry no necesitaba actuar, pues era exactamente como en aquellos tiempos; siempre refunfuñando de las palabras de Snape sin importarle el castigo…

            -Bien… -pensó muy serio- esta vez no habrá calderos sucios que limpiar.

            -Profesor… -insistió Harry al verlo muy callado- lo siento.

            -No, está bien, así me hace ver cuán necesitado esta de una buena educación que lo lleve por el camino correcto; me hace ver que no ha recibido el tratamiento adecuado, pero no se preocupe señor Potter, que yo como su tutor, me encargaré de enderezarlo; y para comenzar debo bajarle ese mal temperamento.

            -¿Bajar mi temperamento?... pero yo solo…

            -¡Silencio! –Exclamó poniendo las palmas en su pupitre mirándolo fijamente- usted solo hablará cuando yo le pregunte algo o bien cuando levante la mano ¿entendió, señor Potter?

            -Sí.

            -¿Sí, qué?

            -Sí profesor –respondio pensando en que era una verdadera fortuna que Draco estuviese estudiando pociones y no para profesor.

            -Bien, usted aprenderá que su holgazanería e ignorancia tienen consecuencias –dijo el profesor enderezándose y caminando de un lado a otro- así que mientras más rápido lo aprenda señor Potter, mejor –concluyó dándose la vuelta y dirigiéndose a su escritorio.

            Expectación y emoción… eso fue lo que comenzó a sentir a pesar de saber que estaba por completo en manos de Draco… ¿o eso era precisamente lo que le causaba esas emociones?... pues ya fuera una cosa u otra, no le quedaba más que obedecer lo que fuera que el profesor le ordenase.

            -Venga para acá –dijo el profesor haciéndole señas con un dedo, a lo que él obedeció- inclínese ahí –dijo cuando Harry llegó hasta él.

            Harry obedeció poniendo las manos en la superficie del escritorio para sentir de inmediato una mano en su espalda empujándolo.

            -Pegue su pecho en el escritorio… bien, serán treinta reglazos por su ignorancia y pereza.

            -¿¡Treinta?! –exclamó enderezándose.

            -Bien, cuarenta por replicar –respondio empujándolo de nuevo.

            -¡Pero…!

            -Cincuenta.

            -¡De acuerdo, de acuerdo!

            -Sesenta.

Iba a protestar de nuevo cuando cayó en cuenta de que estaba hablando sin permiso

            -Bien… -dijo el profesor al verlo quedarse callado- parece que nos vamos entendiendo… puede que haya esperanzas de hacer de usted un hombre de bien, comencemos.

            Sin tener a donde sujetarse, Harry solo pegó su frente a la lisa superficie y cerró los puños; el primer golpe lo tomó desprevenido y lo hizo respingar, realmente no le había dolido gran cosa, parte por ser el inicio y parte por toda la ropa que traía encima, por lo que simplemente cerró los ojos en paciente espera.

 

_________________________________

 

 

            Asestaba cada golpe con fuerza sabiendo que su regla de madera era irrompible, lo había previsto así, por lo que al cabo de unos minutos notó como Harry comenzaba a moverse algo inquieto, realmente no mucho pero sí de una manera que daba a entender que toda la ropa ya no era suficiente para amortiguar los reglazos; eso sí, sin emitir quejido alguno.

            Harry sentía ya ardor y hormigueo en cada reglazo, por lo que al terminar los sesenta, no pudo menos que suspirar de alivio.

            -Puede sentarse señor Potter, espero que con esto quede claro que yo no soy el profesor Dumbledore y que no me andaré con miramientos para cuando deba corregir su comportamiento ¿me di a entender, señor mío?

            -Sí profesor –respondio con la frente perlada de sudor y sintiendo dolor en salva sea la parte.

            Se sentó de nuevo en su pupitre mientras el profesor Malfoy dejaba la regla en el escritorio y regresaba hasta donde él.

            -Bien ¿de qué materia trajo hoy sus cuadernos?

            Harry miró los libros y cuadernos que había llevado, cayendo en cuenta que los cuadernos eran algunos de los usados en Hogwarts y  que conservaba junto con algunas otras cosas.

            -Pues… -dijo algo dudoso no sabiendo de que materia eran.

            -Veamos –intervino el profesor jalando un cuaderno y comenzado a hojearlo- necesito ver qué nivel de atención tiene y eso es evidente en sus apuntes… mmm… su letra es horrible…

            Y eso por desgracia era cierto, y peor aún, no había mejorado con el transcurso de los años.

            -Esto no tiene ni pies ni cabeza señor ¿de qué se supone que es este cuaderno?... –exclamó el profesor viendo los apuntes del cuaderno sin dejar de hojearlo.

            -Es de… eee… -balbuceó Harry torciendo la cabeza para intentar descifrar sus jeroglíficos- mmm… creo que es de Aritmancia.

            -Nunca he estado de acuerdo en la impartición de esta asignatura, sin embargo creo firmemente que cualquier materia merece respeto… -dijo mirando dibujitos y garabatos en las hojas, clara señal de su aburrimiento con Ron, con quien había jugado “gato” en varias páginas, juegos que Harry recordaba perfectamente, lo que no recordaba haber dibujado nunca era ese hombrecito de bolitas y palitos cogiéndose a otro muñequito de palitos y bolitas, con movimiento frenético, semejante al dibujo con movimientos que en alguna ocasión le enviara Malfoy en clase- ¿Qué rayos significa esta falta de respeto?

            -¡Yo no dibujé eso! –exclamó ofendido.

            -¿Y de quien este cuaderno?

            -¡Mío, pero yo no lo hice!

            -Con razón sus notas están como están… -dijo el profesor cerrando de un golpe el cuaderno y dirigiéndose al lado de su escritorio- venga para acá, jovencito.

            Aun sabiendo que él no había hecho ese dibujo, no pudo evitar ir refunfuñando por lo bajo.      

            -¿Dijo algo, señor Potter?

            -No, nada profesor.   

            -Muy bien, ya sabe que hacer –dijo tomando la regla, por lo que Harry se inclinó sobre el escritorio- no, esta omitiendo un detalle.

            Harry se levanto confundido, hasta que las palabras del profesor le aclararon la duda.

            -Quítese la túnica.

            -Ah…

            Comenzó a desabotonar la larga prenda  para terminar dejándola encima del escritorio, en donde empujado por el profesor, pego el pecho a la madera.

            -Serán sesenta azotes por esa falta de respeto ¿quedó claro?

            -Sí profesor.

            Cuando se encontró empinado, giró el rostro para que el profesor no lo viera reír, en silencio por supuesto, pues era más que obvio que ese cuaderno estaba amañado por el rubio, pero lo que le causaba risa era que por unos momentos en verdad se había indignado, pues oír hablar así a Draco, era como oír hablar a Snape; solo que la sonrisa se le borró en el instante en que recibió el primer reglazo.

            -Serán sesenta de nuevo señor Potter, para que aprenda a poner atención a la clase en todo momento ¿me entendió jovencito?

            -¡Sí! –respondió cerrando un ojo al recibir el segundo golpe.

            Uno tras otro fueron causando estragos hasta que finalmente Harry se pescó del frente del escritorio en un intento de aguantar mejor la azotaina.

 

________________________________

 

            Ver a Harry vestido de colegial y en esa posición siendo azotado, simplemente llevó a Draco al séptimo cielo mientras pensaba muy sonriente:

            -Oh si… tan lindo… ya me imagino como quedara ese bello trasero tuyo…

            Cuando se cansaba de un brazo cambiaba al otro, azotando desde las nalgas hasta la parte baja de ellas, no tenía idea de cómo se lo estaba pasando Harry, pero lo que era muy claro era que él ya se cargaba una erección de padre y señor mío.

            Verlo así, tan sometido y dócil, con esa expresión tonta que le hacía verse adorable, hacia que quisiera azotarlo y comérselo a besos a partes iguales.

            -Listo… -dijo cuando terminó con el ultimo reglazo- vuelva a su lugar señor Potter.

            Harry se levanto ya para nada sonriente para dirigirse a su lugar, le gustaba la actitud mandona de su profesor, lo que no le estaba gustando mucho era la manita tan pesada que le había resultado.

            Cuando se sentó de nuevo vio como el profesor colocaba un pizarrón sujeto a un caballete y comenzaba a explicarle quien sabe que cosas… entonces comprendió el juego… no es que no lo entendiera, lo que le faltaba comprender era de que trataba todo eso. Y lo entendió al ver a Draco tomarse tantas molestias al poner énfasis en los detalles y sobre todo, al verlo actuar tan serio.

            -Claro… un juego de rol deben vivirlo ambas personas… creérsela por igual -Sumergirse los dos en la fantasía, eso era confianza- Y él confía en mi… por eso hace esto.

            Y era cierto, pues ¿Qué clase de persona se expone de manera tan intima y personal ante otra sino le tiene confianza?... aunque en ese juego en particular, Harry llevara las de perder por una deuda atrasada, sabía que aunque no hubiera “palabra de control” podía confiar en Draco.

            -Sé que la pasaré muy mal… -pensó sintiendo las nalgas calientes- pero esta fantasía será de los dos.

            Porque ciertamente ¿quién no querría coger con un profesor como Draco Malfoy?

 

_________________________________

 

            Cuando el profesor terminó su amplia explicación sobre quién sabe qué cosa de quien sabe que, se volvió a preguntarle algo a su alumno, el cual encontró muy entretenido escribiendo algo en su cuaderno y que al sentirse observado, alzo la vista para cerrarlo rápidamente.

            -¿Qué sucede?

            -Nada profesor –respondió rápidamente haciendo que el profesor alzara una ceja inquisitivo y se acercara a su pupitre.

            -¿Está tomando apuntes?

            -Por supuesto.

            -Bien, muéstremelos.

            -¿Qué? –respondió poniendo cara de susto mientras bajaba el cuaderno a sus muslos.

            -¿Esta sordo señor Potter? ¡Entrégueme su cuaderno inmediatamente! –exigió estirando la mano, a lo que no pudo menos que obedecer.

            El profesor comenzó a hojear enérgicamente el cuaderno hasta llegar a una página en donde un hombrecito de orejas grandes y piernas de palitos, escribía en un pizarrón una frase que decía: el profesor Malfoy es un tarado.

            El profesor alzo ambas cejas para mirar después a su alumno, quien comenzó a decir:

            -Profesor… yo… yo lo siento…

            Draco lo miró de manera penetrante por unos largos instantes, hasta que su boca se curvo en una sonrisa por cuestión de… ¿milésimas de segundo?... a saber, lo que si paso con  seguridad, era que su cara paso a una de las mas autoritarias que Harry hubiese visto jamás.

            -No volverá a suceder, lo prometo –dijo enderezándose en su asiento.

            -Por supuesto que no… venga para acá jovencito.

            -No profesor… -respondió suplicante- ya entendí, de verdad.

            -O viene, o voy por usted y créame, no le va a gustar.

            Viendo fijamente la regla, Harry se levantó y con paso lento se situó frente al escritorio.

            -Bien, ya sabe que hacer -Harry puso las manos en la madera y pegó el pecho- esta omitiendo un detalle señor Potter.

            -¿Eh? –Exclamó girando el rostro para verlo- no entiendo profesor.

            -Bájese los pantalones.

            Esa sí que no se la esperó, por lo que tardo unos segundos en procesar lo que significaba esa orden.

            -Profesor… yo… ¿no podríamos hablarlo con la profesora McGonagall? Estoy seguro que…

            -¡Bájese los pantalones!

            Sin más remedio que obedecer, sus manos desabrocharon el pantalón y lo dejaron caer hasta los tobillos.

            -Bien, inclínese.

            Con los pantalones abajo, Harry dejo al descubierto un buen trasero cubierto con calzoncillos negros, provocando que Draco le echara una buena mirada antes de sacar su varita y apuntarle.

            -Ese shorcito negro me encanta… tan ajustadito, hace que el trasero se te vea espectacular… pero es un color demasiado sensual para la ocasión, lo cambiaremos por un virginal blanco.

            Harry ni cuenta se dio que sus calzoncillos habían cambiado de color, lo único que supo fue que el castigo ya iba a comenzar.

            -Serán sesenta reglazos señor Potter, para ver si así aprende a tenerle respeto a las figuras de autoridad.

            -Tranquilo, tranquilo… -pensó nervioso- ya sufriste un Crucio de Voldemort y saliste vivo… ¿Qué más puede…? ¡Auch!... –gimió desprevenido.

            Y nuevamente uno tras otro los reglazos mordían las nalgas y piernas de Harry haciéndolo apretar los dientes para no soltar los gemidos que pugnaban por salir, lo que ya no pudo evitar en los últimos diez en donde el aire pasaba a través de sus dientes como si hubiese comido mucho picante.

            -Y sesenta… -concluyó el profesor para alivio del moreno, quien se levantó lentamente para subirse los pantalones  y caminar a su lugar sintiendo que su piel gritaba al contacto de la tela y preguntándose en qué momento se había puesto calzones blancos- bien señor Potter ¿Qué ha aprendido hasta ahora?

            El profesor miró al sudoroso alumno tragar en seco mientras intentaba a todas luces dar una respuesta lo bastante convincente como para librarse de otro castigo.

            -eee… yo…

            -¿Ha aprendido algo o quiere que le repita la lección?

 

 

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).