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Herida por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos, perdonen la demora, mucho que poner, peleas con este fic y con luchando por el amor. Este fic está en su recta final y quería mejorar el capítulo, tarde bastante. Disculpen la demora y también la demora en poder responder reviews. Espero les guste el cap miren que me tarde mucho en pulirlo…y aun no sé si termine.

Aclaracion antes de comenzar: lo que esta en cursiva es que se habla en otro idioma, que Milo no entiende, ya que Milo habla en griego.

 

Un mes más había trascurrido, un pesado mes donde nada había cambiado, los días transitaban en la misma rutina, silencio que sucumbía en la habitación, soledad y melancolía.  Un mes rodeado de las decepción, de escuchar la misma palabra de noche por pocos minutos, un mes de espera paciente, alguna reacción nueva, pero no recibió nada, solo aquel llamado inerte, un llamado que según le dijeron jamás seria respondido. La espere se hacía eterna, un mes mas no era problema, pero su mente lentamente estaba comenzando a decaer, a pesar esa simple palabra que de noche apenas se escuchaba, de tener esperanzas de que su amado despertaría tarde o temprano, pero si mente flaqueaba en ello, poco a poco estaba comenzando a tener malos pensamientos, que el mismo se quitaba con una cachetada en el rostro.

 

-Camus, no seas así, despiértate- le pidió nuevamente, mirándolo dormir- anoche llamaste a tu mamá otra vez, no es justo ¿Cuándo me vas a llamar a mí?

 

-Milo ¿hablas solo?- pregunto Mu entrando de repente al escucharlo- no creo que Camus te escuche.

 

-Yo sé que si me escucha, vas a ver, esta noche me llamara a mí-aseguro sonriendo cansado- ¿llego alguna carta?

 

-No, vengo de la recepción, ya ha pasado un mes ¿enviaras otra carta?- pregunto sentándose a su lado- Milo.

 

-Es lo único que debo hacer, esperar que alguien responda- exclamo tomando una lapicera sobre la mesa de noche y un blog de hojas blancas.

 

-Milo, creo que nadie ha respondido porque a nadie va dirigido- exclamo el de Aries- Camus no tiene familia.

 

-Va dirigido a la madre que allá tenido un hijo hace veinte años, cuyo niño naciera un siete de febrero, en el hospital nuestra señora de la piedad en París, va dirigido a la madre cuyo hijo lleva desaparecido diecisiete años, y la última vez que se vio fue en su cuarto jugando solo- exclamo escribiendo.

 

-¿Cómo sabes donde nació Camus?- pregunto sonriendo amablemente, no quería hacer que su amigo decayera, pero las esperanzas de encontrar a algún familiar de Camus ya se habían esfumado, casi el primer día que el de Acuario en la noche había llamado a su progenitora.

 

-El me lo dijo, sabemos todo uno del otro, nunca le pregunte quien se lo dijo, el solo me lo menciono, así como yo le mencione que nací en mi casa.

 

-¿Qué?- pregunto asombrado- ¿Por qué hablaron de eso?

 

-Hablamos de todo Mu, él fue quien me conto del problema de Hyoga con el apego a su madre y que nunca supo cómo resolverlo, de que yo tengo dos hermanos mayores, el nació como hijo único, hablamos de Isaac, hablábamos muchas cosas antes, pero de su pasado jamás, solo se una que otra que me la ha dicho.

 

-¿Nunca te comento si tenía familia?

 

-No, el mismo lo dijo cuando regresamos al santuario aquella noche, la misma donde Aioros se llevó a la bebé Athena porque Saga intento asesinarla, ¿Recuerdas?  Y nosotros tres en Francia, Saga, que era el patriarca del santuario, nos hizo jurar a todos de nuevo lealtad al día siguiente, Camus aseguro no tener nada más importante que servir a Athena, yo dije que serviría a mi diosa, aun si esto significara ir contra mi propia familia, y Camus fue serio, diciendo que no existía impedimento alguno en su vida para dejar de servir a la diosa, su lugar era en el santuario, como santo dorado.

 

-Sí, lo recuerdo bien, sobre esa noche… ¿Camus te dijo que quería hacer en Francia esa noche?

 

-No, solo me dijo que tenía que ir cuanto antes a su país natal, que volvería pronto, tu nos llevaste, Camus hablo con muchas personas, no le entendí nada de lo que dijo y no me intereso en ese momento averiguar, ni siquiera le pregunte que hablo tanto-

 

-¿No te has puesto a pensar que quizás es noche Camus fue a buscar a su familia y no la encontró?

 

-La verdad que no…se quedó mirando una ventana, pero veía como absorto, no parecía conocer a nadie, al menos los vecinos si lo reconocieron, pero al parecer no le dijeron nada alentador.

 

-Mi maestro me conto- exclamo recordando con tristeza las palabra de Shion, él estaba indagando del pasado de Camus desde aquellos balbuceos que dio llamando a una persona, y lo que le conto le parecía irreal, una historia marcada por la tristeza en un paisaje desolador, más para la situación- El padre de Camus al parecer era un alcohólico que golpeaba a Camus y a su madre,  la noche que se llevó a Camus para que comenzara  a entrenar, él tenía un ojo morado y moretones en los brazos.

 

-Eso explica algunas cosas- exclamo pensante- Cuando voy al bar y regreso para dormir, Camus me espera en la cama, ya dormido o eso creo yo…cuando me recuesto él se cubre por completo, como si me temiera, quizás teme que yo actué como su padre,  también nunca lo he visto bebiendo algo.

 

-No solo eso- exclamo un poco inseguro el pelilila-Al parecer, no estoy seguro, mi maestro me dijo que es posible, Camus se despidió de su madre y desde entonces nadie ha sabido ni de Camus ni de su mamá…supongo que termino como muchas mujeres.

 

-No supongas esas cosas…yo tengo la esperanza de que aparezca, por Camus, debe aparecer.

 

-¿Has pensando en qué hacer si no lo hace? Milo, un mes es suficiente tiempo para que alguien responda, no hay quien responder a tu carta.

 

-Lo único que me queda Mu es esperar, esperar que alguien responda la carta, porque no sé qué más hacer- exclamo mirando sus manos- me siento impotente, inútil, soy un santo dorado, que protege el amor y la justicia, los principios de Athena, mi diosa, y no pude hacer nada, no estuve cuando aquel a quien tanto amo me necesitaba, debí estar allí, debí protegerlo.

 

-Camus tampoco es débil Milo, es mucho más poderoso de lo que se piensa, solo se lo subestima…

 

-Lo sé, Mu, lo sé, Camus puede protegerse solo, es uno de los más fuertes- le interrumpió mirando con seriedad-pero pude hacer más para que el no saliera tan lastimado, si tal vez, tal vez, hubiera estado con él, lo hubiera ayudado, no estaríamos aquí.

 

-Milo- exclamo levantándose- cuando ocurrió la rebelión del santuario, donde se descubrió a la verdadera Athena, dime, ¿Subiste a ver a Camus al dejar pasar a Hyoga o después de que su cosmos se apagó?

 

-No.

 

-¿Por qué no lo hiciste?

 

-Porque pensé que el sabría cuando detenerse, que guiaría a Hyoga al cero absoluto sin arriesgar su vida, pero al parecer la única forma es congelando al rival, matándolo- exclamo bajando la mirada- malditos caballeros de cristal ¿Por qué tenían que poner esa absurda prueba final? Lo sé, el más fuerte de los caballeros de cristal es aquel cuyo frio supera al del rival, pero ¿Matar al rival tiene que ser necesario?

 

-El cuerpo humano no supera algunas temperaturas bajo cero grados,  cuando Camus falleció en su batalla contra Hyoga, su cuerpo se congelo, logro que su amado discípulo pudiera llegar al cero absoluto.

 

-Y estuvo a punto de morir nuevamente por hipotermia- exclamo tomándole la mano al de Acuario- quiero que te despiertes, quédate conmigo.

 

-Milo-exclamo mirando con cansancio- con tu permiso, me retiro, veré a los demás.

 

-Camus, ¿Por qué no me llamas de noche?- le pregunto mirándolo con severidad- soy tu novio, algún día seré tu esposo, tengo derecho.

 

Mu salió de la habitación mirando tristemente y se recostó sobre la pared a un lado de la puerta, no comprendía como era que Milo podía soportar tanto, él ya se habría derrumbado hacía mucho tiempo al saber que quien sería la única persona capaz de despertar a su amado era un familiar de este y que no estuviera con vida, lo más seguro era que se derrumbaría ante ello. Miro hacia el  pasillo, el santo de Géminis se venía acercando a paso lento con una carpeta de exámenes médicos en la mano. Paso por su cabeza que hubiera hecho si el más damnificado de aquella misión fuera Saga y no Camus ¿Qué hubiera hecho él? ¿Se esperanzaría y lo esperaría ver regresar a pesar de las palabras desalentadoras de los médicos?  Sabía que Saga era fuerte de por sí, que él no se dejaría morir, que tenía mucho porque luchar, porque vivir, pero ¿Y si él se dejara morir? ¿Si realmente Saga estando mal herido no quisiera despertar?

 

-¿En qué piensas, Mu?- pregunto Saga sentándose a su lado.

 

-Saga… ¿Y si Camus no quiere despertar?

 

-No eres Camus, no lo sabes, quizás él quiera despertar pero no puede hacerlo- le respondió- no puedes entrar en la mente de Camus y saber que piensa, en este momento su mente es un revoltijo de recuerdos y sueños, no puede diferenciar la realidad de la fantasía, lo mejor es esperar, que el despierte por sí solo, que logre diferenciar el sueño de la realidad.

 

-Tienes razón, pero… ¿Por qué llama a su madre?- pregunto sonriendo- ¿crees que la extraña?

 

-Promete no decirle nada a nadie- exclamo mirando serio y desvió su mirada hacia la pared del frente- Use una vez el satán imperial con Camus, cuando tenía el trece años, él había desafiado mi autoridad, Arles en ese momento ocupaba mi cuerpo, como Camus había desafiado a Arles, no recuerdo que le ordeno, cuando Arles ocupaba totalmente mi mente no podía pensar con libertad, pude ver algo.

 

-¿Qué?- pregunto.

 

-Camus quería rescatar a su madre, como un príncipe rescatando a la princesa en los cuentos de hadas- explico sonriente, recordando la analogía que le dio aquello años atrás- a los tres años el quería convertirse en caballero y se juró volver por su princesa portando la armadura de acuario, pero a los siete años supo que la princesa desapareció- explico- le quite el satán imperial de inmediato, esa imagen de Camus logro que mi yo bueno reinara, Camus no recordó como llego a la sala del patriarca, solo recordaba que estaba con Milo en Acuario, yo le dije que lo mande a llamar, que tenía una misión importante que darle, en realidad la invente, no supe que se volvería real años después, le dije que el mal estaba cerca de regresar a la tierra para desafiar a Athena,  y en ese momento el único santo de cristal era el, entonces lo mande a que entrenara a nuevos santos, santos con su poder, Camus acepto la misión y ese mismo día se fue.

 

-Por eso Camus se alejó del santuario, tú lo mandaste.

 

-Camus siempre desconfió de mis decisiones, aunque seguía claramente cada una-acoto- Mande a Camus lo más lejos posible cuando tuve la oportunidad, no podía haber otra baja más, se contaba como bajas a ti y al anciano maestro en ese entonces, además de la muerte de Aioros y que finja mi desaparición, no podía haber tanta falta de santos dorados, cinco santos dorados eran demasiadas bajas.

 

-Entiendo.

 

 - Camus entonces permaneció casi siete años sin reportarse al santuario- acoto mirando con acritud- Milo siempre le aseguro a Arles que estaba muy atareado con sus alumnos y por ello no podía venir al santuario, el al igual que tu estaban en una posición externa, no querían pisar el santuario, tu tenías tus razones y Camus las suyas, yo preferí que ninguno de los dos lo hiciera.

 

-Saga.

 

-No podría vivir con tanta sangre en mis manos- finalizo mirando sus manos- tanto dolor…aunque fuera por una causa justa, la rebelión de los santos de Athena, las muertes de Shura, Camus y Afrodita, fueron la gota que rebaso el vaso aquel día, no podría haber vivido con esa sangre derramada, más la de Aioros que llevaba desde hacía trece años,  no podía…

 

-Por ello el suicidio- le tomo las manos- te entiendo Saga, aunque no lo parezca, aunque no lo creas…te comprendo y a pesar del pasado que llevas bajo tus hombros, yo estoy contigo, por algo te elegí, prefiero al Saga bondadoso.

 

-Y ese se quedara contigo- sonrió abrazándolo y recordó los papeles que llevaba- debo dejar esto delante de la cama de Camus.

 

-¿Qué es eso?

 

-Robe los expedientes médicos de Camus y los analizábamos con todos en la cafetería- respondió- es desolador, por la actividad neuronal en sus estudios es como si le hubiera dado un derrame cerebral-Mu miro sorprendido y luego bajo la mirada, Saga se levantó y fue a dejar los papeles dentro de la habitación, para salir poco después y sentarse nuevamente al lado del descendiente de Mu.

 

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Un avión aterrizó en el aeropuerto internacional de Narita, en la ciudad de Narita, prefectura de Chiba, región de Kanto. El avión pertenecía a la línea comercial Air France y provenía del aeropuerto Roissy-Charles de Gaulle, el principal aeropuerto francés y uno de los más importantes del mundo.  Aterrizo con total normalidad, fue un vuelo normal y sin retrasos.

 

Una maleta se movía lentamente por la cinta trasportadora, totalmente envuelta en un papel trasparente para evitar robos.  Envuelta en la maleta esta un oso de peluche, vestido con un traje de jala, algo viejo, muy maltratado pero no mal cuidado, sus ojos estaban recientemente arreglados. La maleta fue levantada lentamente por quien era su dueño, levanto la manija para luego hacerla rodar por todo el aeropuerto, paso sin problemas los controles y todo tramite que debía hacerse antes de salir del aeropuerto, luego salió de uno de los aeropuertos más importantes del mundo. Afuera una fila de taxis esperaba para llevare a los recién llegados hasta los hoteles o centros turísticos, residencias y escuelas, o quien se imaginaba el destino de quienes subirían a ellos.

 

Un taxi paro frente a la entrada principal, el conductor se bajó rápidamente y coloco la maleta dentro del automóvil de color rojo con una franja blanca y sobre el techo llevaba un letrero en japonés donde claramente se leía la palabra taxi.  El destino no era un hotel, no era una residencia de un familiar o un centro turístico, era un hospital, un hospital privado muy reconocido por sus especialidades.

 

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Milo salió de la habitación un momento, tenía hambre y no había forma de culparlo, apenas había pasado unos minutos de las dos de la tarde, no había comido nada desde el desayuno, que fue a las ocho de la mañana. Se le daba todas las comodidades posibles dentro del hospital, en la cafetería tenía todo gratis, solo tenía que pedir que quería comer y se lo daban o enviaban al cuarto, pero solos se conformaba con una taza de café y un panecillo. Camino sin detener la mirada, le llamo la atención una mujer que pasaba con una valija con ruedas, elegantemente vestida y en la que un osito se veía claramente, sonrió pensando que se trataba de una madre que había ido a llevar ropa y juguetes a su hijo. Ya en la cafetería del hospital  vio a la reunión de los pocos compañeros que quedaban en el hospital, pidió una comida ligera, un plato de arroz con un filete de pescado para acompañar.

 

-Milo- le interrumpió Saga- has perdido peso, debes comer más.

 

-Mientras más rápido coma, será mejor, Camus me necesita a su lado lo más pronto posible, no puedo perder tiempo.

 

-Milo, debes ir a descansar, nosotros cuidaremos de Camus.

 

-No- negó mirando con seriedad- déjenme comer, Camus me necesita a su lado-

 

-Te necesita pero  no en el estado en el que estas ¿Cuándo fue la última vez que dormiste ocho horas de corrido?

 

-Anoche.

 

-No cuenta dormir en una silla- le interrumpió Saga- Milo lo mejor que puedes hacer, tanto por ti como por Camus es comer y descansar bien, cuando el despierte lo ayudara mucho verte bien.

 

-Estoy bien- exclamo serio levantándose de la silla, después de terminar de comer, Saga y Mu lo miraron - con su permiso.

 

Milo se encamino de nuevo hacia el cuarto del de Acuario, sin importarle siquiera la preocupación de sus camaradas por él. Era verdad, pasaba demasiado tiempo en el hospital al punto de no salir en días, Mu llevaba la cuenta, las pocas horas que pasaba afuera de aquel cuarto donde Camus dormía solo lo hacía para dormir un par de horas en la mansión Kido, darse un baño y volver al hospital. Entro al cuarto, dio un largo suspiro antes de adentrarse y ver la misma imagen a la que ya se había acostumbrado, pero había algo cambiado.

 

La mujer que se había cruzado antes con él estaba sentada junto a la cama, mirando a Camus, el osito ya no estaba en la valija que llevaba sino ahora en los brazos del de Acuario.

 

-Disculpe, esta es una habitación privada- le interrumpió acercándose molesto, no solo por ver a la intrusa, sino porque como actuaba.

 

La mujer no respondió, solo se quedó observándole, sus largos cabellos de color castaño contrastaban con sus ojos de un azul muy intenso, le parecía ver algo en aquella mujer que poco lo entendía y al parecer no se iría de la habitación. La puerta del cuarto volvió a abrirse, vio entrar a un par de hombres junto a una muchacha, el mayor llevaba arrastrando un tubo de oxígeno, sus cabellos eran cortos y de color turquesa, como los de Camus, y sus ojos verdes contrastaban con su edad, avejentado por su estado de salud. El segundo hombre era mucho más joven de cabellos turquesa y ojos de color como almendras y a su lado venia una muchacha joven de largos cabellos rubios y mirada azulina.

 

-Escuchen, disculpen…este es una habitación privada- exclamo Milo molesto- no deben estar aquí.

 

-Mamá- llamo el santo de Acuario en sueños, Milo corrió a verle, junto a la mujer a su lado, quien le tomo la mano.

 

-Un momento- exclamo mirando sorprendido, recordó algunas de las palabras que Camus le enseño en francés y después de mucho intentar logro armar una pregunta, la pregunta por la cual deseaba que la respuesta fuera afirmativa, en ese momento-Êtes-vous sa mère?- pregunto mirando con sorpresa a la mujer, la cual le asintió, luego busco algo en su maleta sacando una página de un periódico, donde allí estaba marcado el anuncio.

 

-Camus- señalo al santo de Acuario, esas palabras Milo las entendió perfectamente -Mon fils est nommé Camus.

 

Eso era suficiente prueba para Milo, aquel milagro que tanto esperaba se había logrado, la madre de Camus estaba presente, sonrió alegre y la abrazo, comenzó a llorar de la emoción. Volvió a mirar al santo de cabellos turquesas, el cual dormía apaciblemente, miro a los que estaban en la habitación, si sus cálculos eran correctos, y eso que el que tenía esa lógica inquebrantable era Camus, quienes estaban en el cuarto eran su familia, su padre y hermanos menores, aunque era imposible, Camus le había dicho que era hijo único muchos años atrás y siempre se lo repitió, incluso el mismo dijo que jamás aceptaría tener hermanos menores, odiaba hacerse a la idea.

 

-Camus, llego por quien llamabas- sonrió Milo- y un par de personas de más, pero no importar, llego tu madre.

 

La mujer sonrió a pesar de no entender el asentó del griego, Milo tenía una forma muy peculiar de hablar, y por la forma en que lo hizo logro entenderle, a pesar de no conocer el idioma. La esperanza era lo último en perderse, Milo jamás la había perdido, sus esfuerzos al fin habían dado sus frutos, aunque apareció gente de más en sus planes, al fin la madre de Camus había llegado y si ella era quien despertaría a su santo copero, sus cartas a los diarios franceses habían servido de algo, al fin se sentía útil, al fin pudo hacer algo por su amado.

 

La mano fuera de las sábanas blancas de la cama que acobijaban el cuarto durmiente se movieron lentamente, primero fueron los dedos, uno por uno, como si tocara las teclas de un piano reconociendo su sonido, luego fue la muñeca, levantándose lentamente.  Solo dos se aglomeraron contra la cama, esperando la siguiente reacción, primero un leve moviente del cuello, seguido de la cabeza, antes de que al fin los dos orbes color turquesa se abrieran. Primero fue un simple parpadeo, luego se mantuvieron cerrados por la luz intensa que entraba por la ventana y le molestaba, sintió como pronto había oscuridad, la luz no era tan molesta, cuando al fin abrió los ojos vio al santo de escorpio a su derecha, acababa de cerrar la ventana y lo miraba sonriente, mientras a su izquierda estaba un rostro que a pesar de los años reconocía muy bien, la dama que debía rescatar del terrible demonio.

 

-Camus- exclamo Milo sonriendo y no tardo en abrazarlo- al fin, al fin me has hecho caso, despertaste.

 

-Milo- susurro con su voz casi apagada mirando a Milo primero, necesitaba saber algo ante todo- ¿Dónde estoy?

 

-Estas en Japón, después de tu misión llegaste muy herido, las curanderas se ocuparon de tus heridas pero Athena te trajo aquí, fueron meses terribles de espera, mi amor- le respondió sereno- pero ya estás bien, todos dudaban que despertarías, yo nunca dude.

 

-¿Y la misión? ¿Triunfamos? ¿Saga y Shura?- pregunto serio.

 

-La misión fue un éxito, según el patriarca, triunfaron y sellaron el peligro, la próxima voy contigo, Saga está comiendo con Mu en la cafetería, Shura y Aioros se regresaron a Grecia apenas ayer cuando tuvieron los últimos análisis de Shura asegurándose de que su brazo no se le iba a desprender- termino sonriendo en burla- bueno, no se le iba a salir el brazo, pero tiene un yeso desde la muñeca al hombro derecho.

 

El de acuario aspiro profundo ante lo siguiente que iba  a hacer, las respuestas que quería ya las tenía, ahora solo quería ver a la otra persona a su lado. Giro la cabeza con lentitud, miro serio al principio, manteniéndose como el inquebrantable santo que era, pero al ver aquel rostro envejecido las lágrimas no tardaron en expresarse. Noto entonces el osito de peluche sobre su brazo derecho, lo reconoció al instante, viejo y desgastado, de color café con ropa color azul.

 

-Él me ha cuidado en tanto te buscaba- exclamo en su idioma natal Camille- Esperaba a su mejor amigo para abrazarlo por las noches.

 

-Ya tengo un amigo para abrazarlo por las noches-exclamo mirando sereno, intento levantarse, rápidamente Milo lo ayudo, presintió lo que quería hacer, el acuariano abrazo a su progenitora y esta correspondió el gesto estrechándolo en sus brazos-Madre-llorando ante la multitud de sentimientos que surcaron su rostro no dudo en expresarlos con llanto, se dejó llevar por el momento, rodeado de dos de las personas que más amaba, su madre y su amado Milo, solo faltaban sus discípulos para cerrar el cuadro perfecto.

 

-¿Qué tanto se habrán dicho?- pregunto Milo sonriendo- Bueno, ya, tú no estás bien, te sientes débil y debes descansar.

 

Camus abrió los ojos y sonrió al escuchar a Milo, seguramente estaba demostrando lo celoso que era, ¿Qué más decir? Era su amado bicho y si su excelente capacidad para deducir lo obvio no le fallaba, Milo habría estado sobrio, sin probar una copa de Alcohol en los meses que estuvo internado, allí dormido por tres motivos, en primera Milo desconocía el japonés, no sabría pedir la bebida, en segunda se perdería en Japón como se perdía en Grecia al ir a comprar la despensa, por eso lo hacia él, y en tercera, y probablemente la más importante, confiaba en que Milo lo amaba y no se separaría de él fácilmente. 

 

-Que se vaya- exclamo serio, al abrir sus ojos noto tres personas de más en la habitación, a pesar de los años supo reconocerlas, al mayor no podía negarlo, lo vio trece años atrás y a pesar del tubo de oxigeno que ahora lo acompañaba era difícil no reconocerlo, los otros dos jóvenes también, si bien eran niños cuando los conoció, el parecido era imposible de no ver- Quiero que se vayan.

 

-Amor- le interrumpió Milo, supuso que era lo que ocurría- ellos también estaban preocupados por ti.

 

-No me interesa- miro frívolamente-¿Dónde están Hyoga e Isaac?

 

-Ahora mismo les digo que entren- exclamo Milo mirando con sorpresa, no recordaba nunca esa mirada de rechazo del de acuario dirigida a alguien, fue a la puerta y guio a los otros tres visitantes afuera, para luego correr a toda prisa hasta el café- Hyoga, Isaac.

 

-¿Qué pasa Milo?- pregunto el ruso mirando serio, estaba tomando una taza de café mientras esperaba junto a Isaac unos resultados médicos de su maestro.

 

-Camus los está llamando, quiere verlos ahora mismo- sonrió, inmediatamente los dos discípulos del de acuario se levantaron y salieron corriendo, Milo camino a otra mesa y miro al par- Mu, su madre acaba de llegar, ¿Quién tenía razón? Milo ¿Quiénes se equivocaron? Todos los demás, gracias, gracias, los amo a todos- sonrió haciendo como si fuera el actor saliendo para ser aplaudido después de la obra.

 

-Milo- le retaron el par, enseguida se levantaron de la mesa y caminaron a la habitación del santo de Acuario.

 

En la habitación parecía todo estar calmo, Hyoga ayudaba a Camus a beber un vaso de agua con un sorbete, mientras Isaac le limpiaba ante cualquier derrame. Camille en cambio veía todo sonriente, a pesar de no entender el idioma, sentía que podía comprender todo con tan solo ver la sonrisa de Camus. Milo se sentó en la silla de la derecha, corriendo casi a patadas a Isaac para darle espacio y le dio la mano.

 

-Milo- exclamo Camus mirando débilmente.

 

-¿Qué pasa amor?- pregunto sonriente.

 

-Me da gusto verte- exclamo finalmente-ella es…mi mamá, se llama Camille.

 

-Es un honor conocer a la reina, madre de mi hermoso príncipe- sonrió y luego comenzó a llorar de la alegría que lo invadía- perdóname Camus, no resisto más, he estado tres meses sin ti, tres meses rogando a los dioses por tenerte a mi lado.

 

-Milo…- exclamo con sorpresa.

 

El de escorpio no pido más con sus deseos, Hyoga  e Isaac lo vieron venir, mientras Milo atrapo los labios de su amado copero los dos discípulos se encargaron de taparle los ojos a la madre de su maestro.  Camus sonrió, cerró los ojos disfrutando el contacto, permitió a Milo en todo lo que quería, también quería sentirlo, debía admitirlo, Milo era su droga, no podía estar mucho tiempo sin sentir sus labios y las únicas dos semanas que recordaba lo había extrañado mucho antes de su batalla.

 

-Hazme el amor- le susurro Camus al separarse, lo que causo sorpresa en el escorpión y continuo mirando con una sonrisa- alumbrado por el atardecer.

 

Continuara 

Notas finales:

Gracias por leer,  por muy desgraciado que sea para mí el próximo capítulo es el fin, aún quedan muchas cosas por resolver en el fic que en el próximo capítulo se resolverán, entre las que esta ver como tomara Milo el pedido de Camus y como cambiaran sus vidas después de lo que paso, prometo no mucho cambio XD, ok, no se todavía, quizás den un vuelco de 180 grados.

Lo que hablaron Camille y Milo en francés.

Milo: ¿Usted es su madre?

Camille: Mi hijo se llama Camus.

Una mini aclaración: en las cartas que Milo mando a los diarios en Francia jamás puso el nombre de Camus en las notas.

La votación para el siguiente fic está empatada todavía aun espero el desempate, sino tendré que hacer ta-te-ti, asi que sigan votando:

Amnesia: votaron J Aioria y Gillian

En un día cualquiera y sin ninguna razón aparente Aioros le regala a su hermano una flamante bicicleta, al principio Aioria no quería andar en ella pero en su curiosidad decirle darle una oportunidad. Aioros solo lo deja andar en la quinta casa, ya que no quiere que nada le pase lejos del santuario por la situación económica actual, pero en un descuido Aioria cae por las escaleras y se golpea la cabeza. Solo recuerda que Aioros es su hermano y no sabe quiénes son los demás, algunos querrán aprovechar la situación ya que Aioria cree todo lo que le dicen.

Cuidando de Un bebe: Votaron Aurora y mixi love 2

Regulus es un bebé de 11 meses, hijo de Aioria y Marin, Sus padres se van a una misión donde tardaran buen tiempo y dejan a cuidado de los caballeros dorados al pequeño, pero dará muchos problemas y los caballeros dorados solo se preguntan una cosa ¿Cuánto más van a tardar Aioria y Marin en su misión? (estan de luna de miel en verdad)

Pueden seguir votando por cual fic les gusta, sino tendre que subir los dos si sigue el empate  XD.

Un abrazo y nos leemos pronto.


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