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Hasta que digas que me amas por LunaPieces

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Notas del capitulo:

Hasta que digas que me amas: Capítulo 5
Pareja principal: KidLaw
Género: Romance/Drama
Rating; T
Autor Original: Ginshirou
Traductora japonés: Amaitsumi 
Traductora inglés: LunaPieces
Beta: LunaPieces

¡¡Hola!! Les tengo una noticia con respecto a este fic. Ésta es la última actualización del año, la razón: Se vienen las festividades navideñas y estaré muy ocupada tanto con mi vida personal ;w; como con el concurso de dibujos de LPF por su segundo aniversario.

Sin embargo este fic regresará los primeros días de enero sin falta >u< y las actualizaciones las haré más seguido para recompensar las semanas perdidas.

 

En cuanto a “Colores del Amor KidxLaw” en cuanto esté en inglés será traducido y eso no sé si suceda este año o el siguiente, ya que Amaitsumi anda de vacaciones (cómo la envidio xD), espero que suba el capítulo 7 este año TAT.

 

Sin más que decir disfruten del capítulo <3 no daré spoilers para nada, ustedes sólo déjense llevar por la lectura :3

Nos leemos al final, todavía tengo más cosas que decirles.

 

Hasta que digas que me amas: Capítulo 5

 

Las manecillas del reloj ya casi marcaban las 10 pm. Kid estaba inconsciente, roncando en el piso.

Los tres acostumbraban a quedarse en la casa del pelirrojo después de cada fiesta de cumpleaños y Kid era el primero en caer dormido.

Law no se sorprendía. El menor podía haber estado nervioso el día entero y no mostrárselo a los demás, preocupado de lo que ella pudiera pensar de su regalo.

Viendo el rostro pacífico de Kid durmiendo, tragó saliva, pasando el doloroso nudo en su garganta.

Ahora, sólo estaban ella y él.

El tictac del reloj resonaba muy fuerte.

Pensó en irse a casa. Con Kid dormido, no tenía motivo para quedarse.

Además, la incómoda tensión en la habitación amenazaba con agobiarlo.

Su casa no estaba muy lejos, podía llegar fácilmente a pie y después de beber tanto alcohol, la brisa nocturna seguramente le ayudaría a pensar con más claridad. Sí, sería mejor retirarse de ahí.

Tomando su decisión, el moreno comenzó a buscar sus pertenencias.

—Law-kun, ¿te irás a casa?

—Sí, Kid ya se durmió y no quiero molestarlos.

Comenzó a levantarse, pero fue detenido por ella, jalando su camisa.

—¡Por favor, espera!... Hay algo que quiero preguntarte…

—...¿Qué es?

Ella abrió su boca y la cerró inmediatamente, vacilante. Y finalmente, después de mucha reflexión, habló.

—Law-kun, ¿te gusta Kid...?

Él reprimió un escalofrío.

—Sí, él es mi mejor amigo— susurró con una débil sonrisa.

La opresión en su pecho lo hacía querer vomitar. Un zumbido surcó sus oídos y comenzó a sentirse mareado.

Sin embargo, ella no lo soltó.

—No—susurró—. No es a lo que me refiero… ¿En verdad te gusta, no?... De manera romántica…

El tono delicado de su voz dañó sus oídos.

Así que ella lo sabía.

Como su novia, debió haber notado y entendido las intenciones detrás de las horribles y egoístas acciones de Law.

¿Qué haría ella? ¿Dejaría a Kid?

Sus emociones salieron a la superficie dándole voz a la pregunta que siempre había querido formular:

—... ¿Y si Kid fuera bisexual? ¿Qué harías?

Era una esperanza descabellada, pero era una a la que se aferraba con desesperación.

La reacción que ella le mostró, fue una que nunca hubiera esperado.

—No importa porque yo seré su número uno. No me importa si otro hombre o mujer lo mira, porque sé que yo soy la única que él ve.

Sus ojos se encontraron.

En ese momento, Law pudo ver la semejanza entre Kid y ella. Ambos se guiaban por sus sinceros sentimientos y actuaban con esas convicciones sin vacilar.

Ellos dos escogían creer.

Kid parecía ser inaccesible, pero también podía ser amable. Por otro lado, ella parecía inofensiva y gentil pero a pesar de eso, su dócil fachada escondía una mente verdaderamente aguda y observadora.

Law no pudo hablar. Junto a ellos, su propia debilidad destacaba con crudeza y esa era la realidad.

Apretó su puño presionando el anillo de su dedo contra su palma derecha. Había brillado tan magníficamente el día que Kid se lo había colocado, pero todo ese brillo había desaparecido.

Podría ser sólo un juguete, pero ese anillo era su tesoro. Lo miraba cada día más y más girándolo alrededor de su dedo cada vez que tenía la oportunidad. Verlo y tocarlo le daba satisfacción, alegría, tristeza y dolor.

Pero aun así lo atesoraba con todo su corazón.

—Ese anillo, Kid tiene el juego, ¿cierto?

Su mirada se desplazó hacia el anillo en su dedo. Sus hombros comenzaron a temblar.

El pelinegro aún no podía hablar, así que ella insistió, cazándolo.

—No me importa, pero por favor no te confundas. El amante de Kid no eres tú Law-kun. Kid es mío… y nunca dejaré que alguien me lo quite.

Las emociones silenciadas de Law se estrellaron en su interior. Esas emociones que él intentó ocultar los pasados cuatro años y que lentamente carcomían su mente. Emociones que no tenía el valor de expresar, por debilidad y temor a sufrir un posible rechazo.

No tenía a nadie más que culpar más que a sí mismo. Ahora, él tenía que escapar antes de romperse en pedazos enfrente de ella.

—… Bien. No me acercaré a Eustass-ya de nuevo. ¿Está bien?

—¡No, eso no es lo que quier o…!

Su estruendosa voz despertó a Kid, se volvió hacia ellos y abrió los ojos.

Con ella distraída, Law se giró sobre sus talones, tirando rápidamente de sus botas para desaparecer por la puerta.

Estaba oscuro y el frío viento invernal chocó contra sus mejillas mientras corría hacia su casa.

Sus palabras hacían un eco incansable en sus oídos.

Su mente estaba en blanco, él no podía pensar. Lo único que podía hacer ahora era poner un pie delante de otro sin pensar y huir de esas emociones que no podía nombrar.

Law no sabía nada más. Sólo estaba ligeramente consciente de que algo se rompía muy en su interior.

—¡Trafalgar!

Una mano tomó su brazo de repente, forzándolo a detenerse. Reconociendo la voz que gritaba su nombre, Law intentó zafarse.

¿Por qué Kid había ido tras él?

¿Ella le había dicho?

El pelinegro continuó luchando, tratando de liberar su brazo.

—¡Espera! ¡¿Qué pasa contigo?!

—¡Déjame ir...!

Law se dio la vuelta y levantó su brazo libre para golpear al pelirrojo. Sin embargo, el otro hombre lo anticipó y sujetó la muñeca del moreno antes de que diera en el blanco.

El agarre de Kid era fuerte y doloroso y él sabía que no planeaba dejarlo ir tan rápido.

—¡¿Cómo te atreves a dejar a una mujer sola a esta hora?!— Le espetó al pelirrojo con frustración.

—¡Cálmate! ¡No es seguro para ti tampoco que camines a casa solo!

El agarre de Kid en su brazo se tensó un poco más. Law sentía sus ojos nublarse con lágrimas.

No quería llorar. Las lágrimas eran una clara muestra de debilidad. Él clamaba amarlo y ahí estaba, huyendo como un cobarde.

Pero, ¿acaso siempre sería así? ¿Llegaría a alguna parte? ¿O estaría solo el resto de su vida?

Law se mordió el labio y trató de girarse y alejarse de Kid de nuevo, esta vez liberando exitosamente su brazo derecho.

—¡No me trates como a una mujer!

Kid siempre había sido muy amable con él, pero el moreno sabía que su relación no progresaría más allá de la amistad que le tenía. Sabía que nunca conseguiría lo que él en verdad quería. Pero incluso sabiendo eso, no podía borrar la clase de amor que poseía por el otro hombre, le era imposible…

—¡Cálmate Trafal...!

Con su mano libre, el pelinegro tomó la camisa de Kid, jalando al pelirrojo y sellando sus labios en un beso.

Law ya no quería escuchar su persuasiva y gentil voz.

Sabía que si quería tener incluso una pequeña oportunidad de hacer a Kid suyo, tenía que dar ese paso lleno de fe...

Pero los labios de Kid sobre los suyos eran tan fríos como la ventisca de la noche, inmóviles mientras Law mantenía su contacto. Su corazón se congeló ante ese beso no correspondido.

Lo soltó lentamente, alejándose de él.

—...No importa lo que haga… nunca podré ser el número uno de Eustass-ya— murmuró mientras agachaba la cabeza.

Kid permaneció inmóvil, aturdido por el repentino giro de eventos. Sin palabras, el pelinegro comenzó a alejarse.

Esta vez Kid no lo siguió.

“Kid es mío”.

Las palabras escogieron ese momento para aparecer en su mente.

“Nunca dejaré que alguien me lo quite”.

No podía pensar.

Reteniendo las lágrimas, caminó hacia casa mientras sus pisadas resonaban en la silenciosa noche.

 

Desde ese día, Kid cesó todo contacto con él.

 

 



Notas finales:

Lo sé, lo sé, *les tiende los pañuelos a todos* siento mucho que la última actualización del año quedará ahí, pero qué se le va a hacer u.u/, este fic es demasiado triste hasta ahora y esta temporada es alegre (ésa es otra de las razones por las que decidí no actualizar hasta enero), disculpen las molestias que pueda ocasionarles.


Por otro lado, esperamos sus reviews para la autora, es su regalo de Navidad m(_ _)m espero que esta historia les haya llegado al corazón. :)


 


Por otro lado. ¡¡Felices fiestas!! Deseo que tengan un hermoso fin de año y recuerden todo lo bueno que les sucedió ^o^/ sigan adelante con sus proyectos y nunca se rindan en su camino, ámense y cuídense mucho >u<


Nos leeremos en otra ocasión :’D


~LunaPieces~


 


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