"Dulce Felicidad"
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—Naruto. Hijo, tú no eres feliz, pero pronto tu madre lo solucionara —susurró Kushina mientras varias lágrimas resbalaban por sus blancas mejillas.
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Naruto llego a su hogar y vio que toda su familia seguía festejando, aunque la fiesta ya había terminado, así que decidió unirse, claro que entre platicas con su hermano y cuñado miraba de vez en cuando a Sasuke, quien no se veía para nada feliz de estar escuchando la interminable conversación de su escandalosa prometida y sin darse cuenta el blondo estaba observando demasiado a Sasuke, pero tuvo que desviar la mirad cuando la peli rosa beso al azabache sin importarle cuanto hería al blondo.
Todos siguieron entretenidos, tanto que no se dieron cuenta de que había anochecido y tampoco cuando Naruto se apartó de todos.
Naruto se encontraba viendo como caía la nieve, como le encantaba hacerlo, pero se tensó cuando escucho la voz de Sasuke acercarse.
—Te enfermaras si te quedas afuera Dobe —dijo el azabache seriamente.
—No lo creo, además me gusta ver como cae la nieve. Siempre me trae paz y serenidad —contestó el blondo, mientras juntaba sus manos para agarrar los copos de nieve.
—Sasuke suspiro con derrota—. Es cierto, Dobe no me confirmaste si irías o no a mi boda, y yo quisiera que mi hermanito este presente —mencionó el azabache con una leve sonrisa.
—Sí iré, no te preocupes —mintió el menor con su corazón hecho pedazos.
—Sakura vio a lo lejos a su prometido hablando con Naruto y se llenó de celos y envidia, así que se les acerco y jalo al azabache hacia ella—. Vamos a brindar amor —dijo en tono extremadamente meloso.
—Sasuke viro a ver al doncel y lo único que vio fue la sonrisa de este—. Naruto —susurró sintiendo una inmensa nostalgia.
—Adiós —murmuró el doncel para después darse vuelta y seguir viendo la nieve.
Por alguna razón, cuando Sasuke escucho la despedida de Naruto, sintió como si estuviera a punto de perder algo muy importante, pero decidió ignorarlo y seguir con la supuesta felicidad que ahora tenía.
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La fiesta llego a su fin y cada quien tomo su camino, en cuanto a Sasuke como buen prometido llevo a Sakura a su casa y luego se fue a la suya, que en cuanto llego se cambió y se fue a dormir.
Entre sueños comenzó a moverse inquieto, ya que en su sueño le pasaban cosas muy raras. Cosas que sin saberlo, el no recordaba. Hasta que todo le llego de golpe a su mente, desde que su alma quedo atrapada en el cuerpo de un juguete hasta los verdaderos sentimientos que tenía por el blondo.
Ahora el azabache estaba en un espacio completamente oscuro y vacío, estaba muy aturdido por haber recordado todo de golpe, pero sobre todo muy arrepentido por todo el dolor y sufrimiento que le causo a su verdadero amor.
—Soy un completo idiota —susurró el azabache con remordimiento.
—Si, en verdad lo eres-dattebane —respondió una voz femenina.
— ¿Quien anda allí? —preguntó, pero luego se sorprendió, cuando el espacio se tornó de un hermoso color dorado y en frente de él apareció una hermosa mujer pelirroja, la cual había visto solamente en fotos—. Usted es, ¡Uzumaki Kushina! —exclamó sorprendido.
—La mujer asintió de brazos cruzados—. Y la madre de Naru-chan —respondió la pelirroja.
— ¿Cómo puede ser posible? —preguntó con intriga.
— ¡No hay tiempo! —mencionó con reproche—. Naru-chan está a punto de irse y no regresara pronto —reveló—. Sé que lo heriste y que no debería darte la oportunidad de recuperarlo, pero solo tú eres su felicidad. Te ayude a recordar, para que remedies el error que cometiste, así que no desaproveches la oportunidad que te estoy dando, porque ya no habrán más —dijo la pelirroja con seriedad mientras comenzaba a desaparecer—. Cuida bien a mi niño —susurró con una sonrisa en el rostro, ahora sí podría descansar en paz.
Después de desaparecer la pelirroja, Sasuke despertó muy agitado y sudoroso, luego recordó su sueño y se levantó rápidamente para ver la hora. Era medio día, si no se apuraba a enmendar el error que tontamente había cometido durante todos esos años, perdería a su amado Dobe para siempre.
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Primero lo primero, fue a romper su compromiso con Sakura, francamente no sabía que era lo que vio en ella, tal vez porque siempre lo ayudaba cuando lo necesitaba, aunque ella era muy diferente a comparación de su rubio. Para empezar Sakura no tenía el cuerpo para nada formado y aunque se reprendía por pensar si quiera en eso, la chica era más plana que una tabla, además de ser una mimada y chillona, sobre todo cuando nadie hacia lo que quería. En cambio Naruto, ese doncel era un verdadero ángel con todo, además de tener un cuerpo y belleza de infarto, para empezar esos ojos tan azules como el mismo cielo que parecían un par de zafiros sin una pisca de impureza, y esas lindas y sensuales marquitas que tenía en cada mejilla, eso sin duda hacia parecer un travieso zorrito y como olvidar su hermoso y sedoso cabello, ese cabello de un color amarillo que se asemejaba a los rayos del sol y ahora que lo traía largo y siempre atado a una coleta, en verdad se veía jodidamente sexy, claro que con ese cuerpo, esa esbelta, delicada y masculina figura, que para ser un doncel de tan solo dieciséis años tenía el cuerpo bien formado, curvas que hacían delirar a cualquier hombre y su voz como amaba esa voz, sin duda alguna tenía que terminar con Sakura e ir a buscar a su hermoso Dobe, claro que no le quería romper el corazón a la chica solo porque sí.
Tenía que pensar como decirle que no la amaba sin destrozarla, pero cuando llego a estar frente a la casa de la mujer, toda esa caballerosidad se fue al ver a la chica besándose boca con un pelirrojo y además escuchar que pronto tendría la herencia Uchiha, pero ahora mismo le haría saber que nadie debe tratar de engañar a un Uchiha.
—Pareces ocupada Sakura, supongo que tendré que volver más tarde —habló en voz alta el azabache, llamando la atención de la pareja.
—Sakura se separó del pelirrojo y miro con temor a Sasuke—. Hola Sasuke-kun, ¡eh! Tranquilo, Sasori-san ya se iba —respondió con evidente nerviosismo.
—En realidad él no tiene que irse, yo solo vine a decirte que ya no habrá boda, porque me di cuenta de que no te amo, claro que yo venía a decírtelo de otra manera, pero en vista de que no solo andabas conmigo por dinero, sino que además me engañabas con otro hombre, pues te lo digo como te lo mereces —dijo fríamente y sin remordimientos.
— ¿Qué? —preguntó sin creer lo que ocurría—. Tú no puedes terminar nuestra relación así como así —reclamó con histeria—. ¿Qué no sabes quién soy? —cuestinó, mientras se señalaba así misma con orgullo—. Soy Haruno Sakura, una de las mujeres más bellas. Muchos hombres desearían tenerme como esposa —explicó con arrogancia.
—Sasuke la vio con prepotencia—. Pero claro que puedo terminar contigo —respondió—. Que yo sepa solo eres Haruno, parte de una familia que la mayoría ni conoce. En cambio yo soy un Uchiha, apellido conocido mundialmente y si crees que con tus berrinches voy a ceder, pues te equivocas y otra cosa, trata de hacer algo en mi contra y te arrepentirás, yo puedo hacer que la pequeña y patética empresa que tiene tu familia quede en la quiebra con solo chasquear mis dedos y también podría acusarte de cometer bigamia, claro que no estamos casados, pero podría mover algunos hilos, así que metete estas palabras hueca que tienes. Eres molesta, un estorbo, una piedra en mi zapato y yo he venido a deshacerme de ti, así que entiende, que no quiero volver a verte, ni mucho menos saber nada de ti —dijo fríamente, mientras fulminaba con la mirada a la chica—. Y usted Sasori-san, espero que tampoco nos topemos o me veré en la penosa necesidad, de sacarlos a ambos de mi camino, dicho esto, puedo decirles, hasta nunca —habló con extrema frialdad, dejando claro que nadie se mete con un Uchiha.
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Después de dejar las cosas muy bien aclaradas con Sakura, Sasuke se fue directamente a la mansión Namikaze. Sin embargo, cuando llego, la servidumbre le dijo que todos estaban fuera por lo que llamo, por teléfono a Itachi, quien inmediatamente le contesto.
—Itachi —habló agitadamente el menor.
—Sasuke, ¿qué necesitas? —preguntó el mayor con intriga.
—Saber dónde está Naruto —respondió con desesperación.
— ¿Qué no te dijo que hoy mismo se iría a estudiar donde viven sus abuelos? —preguntó preocupado.
— ¡¿Qué?! —exclamó con sorpresa Sasuke.
—De hecho estamos en aeropuerto y él está a punto de abordar —afirmó Itachi.
—Por favor Itachi haz todo para evitar que aborde el avión —suplicó con dolor.
— ¿Por qué? —preguntó intrigado.
—Porque recordé todo. A quien amo y porque quiero pasar toda mi vida con Naruto —respondió Sasuke seguro de lo que quería y sentía.
—Vaya, hasta que por fin recordaste —mencionó sonriente—. Bueno apresúrate, porque no creo poder detenerlo por mucho tiempo —dijo Itachi con una leve sonrisa.
—Gracias y no te preocupes que no pienso tardar —respondió Sasuke para después aumentar la velocidad.
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En el aeropuerto, Naruto se despedía de toda su familia, especialmente de sus pequeños sobrinitos, quienes no lo soltaban por nada, ni siquiera con prometerles los mejores dulces del lugar, pero el blondo los separo de él y les sonrió con sinceridad y cariño, para después caminar hacia su nueva vida, claro que no conto con que Itachi "accidentalmente" le tirara encima algo de café frio, por lo que con una fingida sonrisa tuvo que ir de manera rápida a cambiarse de ropa.
— ¿Por qué hiciste eso Itachi? —preguntó un molesto Deidara.
—Sasuke me llamo hace un rato, me dijo que recordó todo lo sucedido y que está viniendo para acá —explicó el azabache con una sonrisa.
—Pues no quiero que mi hermano siga sufriendo y en vista de que tu hermano es su felicidad puedes contar conmigo —mencionó Dei con una sonrisa mientras mecía a su pequeño doncelito.
—Yo sabía que podía contar contigo —dijo Itachi con una animada sonrisa.
—No se olviden de mí. Cuenten conmigo también —dijo alegremente Minato mientras cargaba a su nietecita.
—Al parecer mi Ototo tendrá mucho apoyo —susurró el azabache muy agradecido.
— ¡Listo! —exclamó Naruto que acababa de regresar, pero se detuvo a mirar con duda al ver todos sospechosamente sonrientes —. ¿Qué ocurre? —preguntó con duda.
—Nada no pasa nada —dijo Dei.
—Les creeré —mencionó extrañado—. En fin me tengo que ir —murmuró el blondo mientras agarraba sus maletas.
—Espera Naruto-kun, antes de irte creo que deberías comprar, ¡un dulce!, si un dulce —sugirió nerviosamente el azabache.
— ¿Qué?, ¿de qué hablas? —preguntó sin creer lo que le pedían—. No tengo tiempo, dentro de poco despegara el avión y yo no estoy a bordo —reclamó el blondo molesto.
—Anda Naru-chan, creo que podrías encontrarte con algo bueno —sugirió Dei con una nerviosa sonrisa.
—Sí, hijo ve por dulces —apoyó Minato nerviosamente.
—Sí, ¡dulce! ¡dulce!, ¡Miko quiere dulce! —habló la pequeña oji azul con emoción.
—Du... dulte —dijo el pequeño azabache mientras miraba a su tío con suplica.
—Naruto vio a sus pequeños sobrinos, no podía negarles lo que querían—. De acuerdo iré a comprar dulces, pero si pierdo mi vuelo, ustedes me conseguirán otro para hoy mismo —sentenció seriamente para después ir al puesto más cercano.
—Bien, ahora depende de Sasuke —susurró Itachi mientras sonreía levemente.
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Naruto llego al puesto más cercano y comenzó a ver que dulce le compraría a ese par de chantajistas que tenía por sobrinos, aun cuando sabía que se estaba tardando, pero algo le decía que tenía que tardar lo suficiente para, ¿para qué?, ni el mismo lo sabía, pero sentía que algo muy bueno ocurriría, solo tenía que ser paciente y esperar un poco más.
Sasuke por otro lado, recibió un mensaje de Itachi, que le decía que Naru estaba en el puesto de dulces más cercano a la entrada, por lo que prácticamente volando, fue en seguida hacia allá y cuando llego, allí lo vio, por alguna razón lo veía más hermoso que antes, con esa larga chamarra color beishe y esos pantalones negros, pero que cosas pensaba Naruto siempre ha sido hermoso, claro que ahora no tenía tiempo, así que se acercó y lo abrazo con fuerza.
—No te vayas —susurró al oído del blondo.
—Naruto viro a ver a Sasuke—. ¿Qué haces aquí? —preguntó sin creer lo que veía.
—Estoy aquí para decirle a la persona que amo que no se vaya de mi vida, que se quede aquí conmigo —respondió el azabache mientras veía al doncel con ternura.
—Pero tú te casaras con Haruno-san, tú no me necesitas. Ella es a quien amas —mencionó el menor con dolor.
—Yo no me caso con esa ni loco —respondió con asco—. Y si me voy a casar, pero no con ella —dijo el mayor seriamente.
—Entonces si te casaras —susurró tristemente.
—Sí, contigo —dijo con una ladina sonrisa.
— ¿Conmigo? —preguntó sin creerlo.
—Naruto, sé que te lastime todos estos años, sé que no te merezco y mucho menos tu perdón, pero en verdad a quien amo es a ti y eso no volverá a cambiar. Esta vez hare las cosas bien, no quiero perderte y menos por mis estupideces, ¡te amo y siempre te amare! —dijo el azabache con sinceridad para después sacar un hermoso anillo de oro blanco y una hermosa piedra roja. Se puso de rodillas—. ¿Quieres casarte conmigo? —preguntó con nerviosismo.
—Al reaccionar, Naruto comenzó a llorar de felicidad, cuanto espero y ahora por fin tendría lo que más añoraba, solamente debía dar una respuesta—. Yo, quiero...
Continuará