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Detalles por -Raiden-

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Notas del capitulo:

 

Oh! KenmaxD~san perdonar

Pero esta historia te gustara mucho mucho con lo que vendra despues jejeje

Ahora si... el otro año le continuo XD

 

"Los años pasan junto a mi... pero quisiera que lo hicieras tu..."

 

 

Esa mañana de lunes, después del primer fin de semana más largo en la vida de Eustass Kid aún recordaba ese beso…

 

 

Flash Back…

-Solo rocías un poco las hojas y las raíces ¿Ves? - el chico moreno le enseñaba como debía hacerlo.

-Creo que es una gilipollez tener que hacer eso con cada planta. Podemos regar todas de una sentada con esto. - su voz sonó grosera cuando dijo aquello y sostenía la regadera.

La verdad, el pelirrojo no tenía tacto con sus palabras ni con sus modales, además solo veía al menor y todo lo que hacía.

Estaba algo embelesado con los movimientos de sus manos sobre las hojas cuando las tocaba con delicadeza para sentir la textura suave de estas, y eso no era todo, su mirada concentrada cuando rociaba el agua sobre las hojas tenía un brillo un tanto enigmático.

Su cabello negro con los ligeros destellos azulados que daban cuando ladeaba su cabeza mirando que todo estuviera húmedo pero sin dejarla totalmente seca para que la planta tuviera el agua necesaria.

En ese momento cuando la mano de Law tocaba la segunda hoja de la bella flor sintió la mano de Kid sobre la suya, pero rozándola con la yema de sus dedos, solo de forma superficial, como temiendo romperlo de un momento a otro.

-Eus-tass-ya… - apenas pronuncio su nombre cuando le tomo de la mano para acercarlo a su fornido cuerpo.

La mente se desconecto del cuerpo de Kid para tomarlo por su barbilla y mirar sus ojos platinos.

Esos ojos fueron lo primero que le llamó su atención, su cabello despeinado ligeramente fue lo segundo y ahora el sonrojo que tenía en su morena tez haciéndolo ver de algún modo lindo y casi suplicante para que terminara de acercarse a sus labios que parecían ser un poderoso imán.

Algo andaba tremendamente mal cuando Law acorto el espacio juntando por fin sus labios en un beso tranquilo, y Kid degustando el sabor de estos para disfrutar de todo lo que el quisiese porque el menor no solo estaba con los ojos fuertemente cerrados, sino que inconscientemente intento colar su tímida lengua para encontrarse con la contraria.

El pelirrojo de verdad que no esperaba eso, pero él no era precisamente un santo y obvio tomo el control del beso para dejarle en claro que él no era cualquier amateur. Metía el ahora su lengua en la cavidad del pobre chico, que se sorprendió al sentir ese delicioso baile.

Le estaba robando el oxigeno al pobre de Law que jadeo en la mitad del beso por la mano que ahora se estaba colando entre su ropa tocando la piel de su espalda baja para delinear su cintura.

Fue en ese momento que el menor le dio otro golpe en la entrepierna por tocarlo de esa forma que no solo lo estremeció, si no que le había gustado de sobremanera y hasta el propio Kid le sorprendió la suavidad de su acanelada piel que ahora parecía estar en llamas.

Pero el nuevo golpe en su zona sensible le hizo reaccionar agachándose casi tirando varias masetas de las flores que antes estaban rociando con el agua.

Ahora si Trafalgar Law salio de ahí con los nervios a tope sin mirar atrás y casi corriendo.

Eustass Kid solo volvió a reaccionar por el dolor en su cuerpo y gruño cuando el menor se alejaba de él.

Fin del Flash Back…

 

 

Kid no tuvo problema en aceptar sus “gustos” cuando tenía 15 años, de hecho era un problema menos en su desastrosa vida, y tampoco lo negaba, después de todo los gustos de cada quien solo le conciernen a esa persona, claro, siempre y cuando no se afecten a terceras personas… como el había hecho con el menor…

Llegaba a la residencia como toda esa semana que había pasado, y la verdad nunca antes se había sentido tan ansioso de llegar.

-¿Todo bien, Eustass? – pregunto el oficial a su cuidado, mirándolo de reojo cuando estaban a punto de llegar a la gran edificación.

La verdad es que no podía ocultar esa extraña sensación y el hecho de que tenía que ver al menor lo antes posible para que no se diera una idea equivocada con él ni nada, aunque ya era un poco tarde para eso.

-Más que bien, Smoker. – respondió abriendo la puerta del auto para salir lo más rápido de esa situación con el verdugo que diario lo llevaba a cumplir su condena.

Habían llegado en un abrir y cerrar de ojos a la gran mansión.

Y la verdad ya no lo consideraba un castigo, bueno al menos ahora ya no.

El oficial de cabello plateado solo le miro alzando una ceja. Ese comportamiento era raro en el joven, quizás había entrado en razón después de todo.

Kid por su parte prácticamente corrió a la puerta de madera antigua para que la sirvienta que ya conocía de sobra, le abriera de una vez, y buscara al menor.

Ya estaba comiendo ansias cuando en su desespero casi empuja a la pelinegra cuando abrió la puerta.

-Baby 5… ¿Dónde esta Trafalgar? – Kid ni siquiera se disculpó y ya tomaba a la chica por los hombros sacudiéndola levemente.

La hermosa sirvienta, amiga del dueño de la magnifica casa solo le miraba desconcertada por la pregunta con tanta insistencia sobre el paradero de su joven maestro.

-¿A que viene eso Eustass? – estaba desconcertada y sorprendida que se tomara esa confianza para tocarla como ahora lo hacía, y de hecho estaba por apartarle de forma brusca pero…

-Necesito tu ayuda Baby 5… ¿Dónde esta Trafalgar? – Kid no sabía el poder de esas palabras que ahora salían de su boca con desespero.

El claro rostro de la pelinegra, que aparte de soltar el cigarrillo que traía en la boca que estaba apagado, tomo un extraño rubor en sus mejillas y sus ojos se volvieron cristalinos reteniendo unas cuantas lagrimas que amenazaban con salir.

-M-mi a-ayuda… ¿Necesitas de mi…? – la voz de Baby 5 se quebraba y el temblor en sus labios no paso desapercibido por el pelirrojo que ahora no entendía que pasaba.

Esas palabras siempre provocan en la pobre chica una sensación de ser esencial en la vida de alguien, como si fuera la ultima persona en la tierra que podía aliviar su sufrimiento, y sobre todo la felicidad que le hacía ayudar a otras personas. Una empatía muy extraña que siempre le caracterizaba… solo que Eustass Kid no lo sabía.

-Si, dime donde esta. – el joven de piel pálida ya soltaba a chica esperando que llorara ni nada, y que le dijera de una vez donde estaba el moreno que necesitaba ver con urgencia.

-Snif… El joven Law esta en el segundo piso, en la biblioteca. – termino de indicarle para salir corriendo a la cocina donde ella siempre estaba la mayor parte del tiempo, al parecer necesitaba unos momentos para reponerse.

El pelirrojo solo asintió levemente para llegar al lugar donde lo conoció por primera vez, ya se encargaría de la chica después de ver al menor y hablar con el sobre el incidente-beso en cuestión.

La verdad, no sabía como empezar una vez que estuviera frente a Law pero eso era lo de menos, sabía que las palabras no eran lo suyo y dejaría que el empezara, así por lo menos sabría hasta donde la había cagado, que era lo que pensaba sobre el y por último que no tuviera más problemas con esa familia que parecía ser su maldición.

Llego corriendo a la puerta donde estaba ese santuario de la fuente de conocimiento cuando escucho unas voces venir de uno de los cuartos que estaban cerca.

Para su suerte o desgracia, esa puerta estaba entre abierta dejando salir las palabras de lo presentes en ese cuarto, que más bien parecía la habitación de alguno de los dueños.

Tal vez debió fijarse en el pequeño detalle de que escuchar las conversaciones ajenas que aparte de ser de mal gusto y descortés, no era lo correcto pero a esas alturas de su vida, le importaba una mierda eso.

Sigiloso se acerco al marco de la puerta que dejaba ver solo la cama del dueño de la habitación, pero las voces se podían escuchar perfectamente.

-¿Cómo te sientes Zoro-ya? – Kid reconoció la suave voz del chico de los ojos plateados. Jamás podría olvidar su extraño modismo al hablar.

-Mejor. Gracias a las atenciones de mi hermanito. – pudo escuchar la voz del que supuso era su hermano y casi mata por ser un gilipollas loco de ira.

-Me preocupa mucho la cicatriz que te dejara… Tardara mucho en sanar. – la voz del menor se quebraba extrañamente.

El pelirrojo casi podía asegurar que estaba conteniendo sus ganas de llorar, lo cual le hizo sentir una opresión en su pecho. Nunca imagino que esa herida que le hizo al peliverde le afectara tanto, es decir, era prácticamente un desconocido para el que solo lo vio ese día que casi lo mata y no se había atrevido a preguntar sobre el ni nada. La verdad sentía culpa por sus acciones.

-Que tenga una cicatriz más es de lo menos Law… Pero no es eso lo que te preocupa de verdad ¿o si? – el pelirrojo podía escuchar como se removían en la cama como si tratara de levantarse.

-¡¿Qué seria más importante que mi hermano?! – el menor había alzado la voz bastante enojado.

-No lo se… Tú dime. ¿Qué tiene tan enojado? – su hermano se escuchaba preocupado.

Y la mente maquiavélica de Kid empezó a trabajar a un rápido nivel, concluyendo todo en el jodido beso que le dio al menor.

“Que gilipollas fui…” se decía una y otra vez mentalmente por haber hecho aquello.

Sabía que era más chico que el, que era el hijo de ese loco militar que pidió que fuera a su casa para vigilarlo de cerca y lo peor era el puto hermano menor de ese cabrón de cabello verde que casi mata… No sabía si estaba más jodido que antes.

-¿Cómo te diste cuenta que… Bueno, no quiero saber… Olvídalo. – escuchaba la voz de Law disminuir hasta casi no distinguir lo que decía.

-Termina lo que ibas a decir Law. – le pidió su hermano mayor continuar.

-Es algo vergonzoso… No se ni por donde empezar. Yo… ah… Tú… - empezaba a tartamudear nervioso. Kid pudo imaginarse la hermosa cara que debía estar poniendo el moreno, con un sonrojo tenue en sus mejillas como cuando lo beso.

“Joder” Tenia que dejar de pensar en esas cosas que solo le aumentaban las ganas de tenerlo en sus manos.

-Acércate.

-No me des órdenes… Zoro-ya…

-No es una orden, solo quiero abrazar a mi hermanito. Ahora ven.

Con solo esa palabra, el pelirrojo sintió su sangre hervir de enojo y celos posesivos de algo que ni quisiera había. Ya el simple hecho de que le pidiera aquello su hermano lo puso enojado de un momento a otro.

¡¿Por qué coño el no podía abrazarle?!

Cuando seguía en su debate mental, nuevamente la conversación se escucho tras la puerta, donde ya quería entrar a quitarle de sus brazos al menor…

-Ahora si. ¿Qué pasa? Sabes que puedes decirme lo que sea. – su voz tomo un tono tranquilo donde un suspiro se escucho.

-¿Cómo sabes que te gusta alguien? – al fin dijo Law.

-Supongo que se siente. Más que saber, es algo que solo puedes sentir cuando vez a ese alguien que te gusta… Espera… ¿Acaso mi hermanito ya se esta haciendo un hombre? – se podía escuchar la burla en su voz. - ¡Auch! – le había pegado por decirle eso.

-Eres un idiota hermano.

-Yo también te quiero Law. Y… ¿Quién es la afortunada?

Claro que tenia que preguntar, era su puto hermano mayor y se preocupaba por el y esas son las cosas que hacen los hermanos.

Pero para Kid fue como una cubetada de agua fría con todo y balde en la cara.

“Que idiota soy… “Solo podía pensar en eso una y otra vez.

Claro… todas las personas normales, con gustos normales les gustaban las personas del sexo opuesto y viceversa, y ahora estaba seguro que el crío ese le gustaban las tías como debía ser desde un principio.

No pudo evitar sentirse triste y enojado consigo mismo por dejarse llevar por sus estúpidas actitudes, por sus idiotas impulsos, y por eso que a cada rato lo metía en problemas cada vez más gordos.

Lo más aconsejable era irse en ese momento… por que la verdad Eustass Kid no quería escuchar la respuesta del menor, y menos saber el jodido nombre de la chica que le gustaba. Ya bastante tenía con la decepción de que ni siquiera tuviera una oportunidad de nada a pesar de las diferencias de edades, que eran unos pocos años pero eso ahora ya no importaba en lo más mínimo.

Estaba por separarse de marco de la puerta…

-No es una chica… - dijo Law.

Y Kid solo detuvo sus pasos para quedar estático tratando de entender lo que había escuchado.

-¿No? Entonces es… ¿Un chico? – volvía a preguntar la voz de su hermano.

Un extraño silencio invadió el lugar dejando que la casi imperceptible respiración del pelirrojo se escuchara.

-Creo… Es decir… Me siento raro… No se que pensar… - la voz de Law se escuchaba avergonzada y algo baja, lo cual hizo que el pelirrojo se acercara de nuevo a su puesto para escucharlo mejor.

¿Había escuchado bien? ¿Tenía una oportunidad? ¿Todo eso era real?

-Law… No hay nada de que avergonzarse. - le reconfortaba.

-¿Tu… crees que… ya perdí la razón? – preguntaba preocupado esperando la respuesta de su hermano mayor.

-Temo que si Law. Te has vuelto loco, se te zafó al fin un tornillo por leer tantas cosas macabras en la biblioteca. – se escuchaba bastante serio su hermano cuando dijo aquello y… - Pero no te preocupes… Sentirse atraído por otro chico no es malo. Más bien me suena a que te enamoraste de él.

-¡¿Pero que dices idiota?! ¡¿Yo?! ¡¿Enamorarme?! – grito avergonzado para levantarse seguramente donde estaba sentado junto a su hermano mayor Roronoa Zoro.

Kid se quedo estático escuchando todo aquello que parecía ser surrealista y sacado de un libro para niñas tontas donde todos se enamoran y son felices para toda la eternidad o algo así.

Deseaba que fuera real, que el fuera de quien estaba enamorado, que el fuera el que pudiera estrecharlo entre sus brazos para besar una vez más esos delicados labios, ver esos ojos que doblaron su mundo en uno más agradable bajo la pequeña luz de la esperanza de no perder la poca cordura que le quedaba, que todo ese odio y furia que lo consumía lentamente fuera calmado por la sola presencia del menor.

Ese crió que…

Solo sintió como algo se estrellaba con el para que eso le hiciera caerse y sin ser consciente lo abrazara cayendo al suelo de espaldas.

-Joder… Duele… - dijo el pelirrojo con los ojos cerrados por el dolor de caer de espaldas pero sintiendo de eso que tenía entre sus brazos estaba temblando ligeramente.

Cuando sus ambarinos ojos ahora casi dorados se abrieron para ver lo que estaba encima de él, pensó que estaba en un hermoso sueño.

Ese crío que tanto llamo su atención estaba sobre el escondiendo su rostro en su pecho, cuando en su enojo intento salir del cuarto de su hermano hecho una fiera por decirle que estaba enamorado, pero no contó con que cierto pelirrojo estuviera en la entrada haciendo que se estampara contra con el, perdiendo el equilibrio y estando en esa posición tan protectora por parte de Kid.

-¡¡Aléjate de mi hermano!! – ese grito junto con golpe en su mejilla lo dejaron en el suelo con un dolor aun más fuerte.

Veía como el sujeto peliverde que recordaba con el nombre de Zoro estaba abrazando a su hermano, el moreno de los ojos plateadoscon posesión y vendado de la cintura para arriba solo que este tenía sangre brotando de ella.

-Zoro-ya… Tu herida… - empezó el pelinegro viendo como ya se manchaba de la sangre de su hermano.

-No vuelvas a tocar a mi hermano… - siseo con rabia el peliverde mirando amenazante al maldito que casi lo mataba en aquella pelea callejera pasando la preocupación de Law a segundo plano.

Kid solo limpio la sangre que empezó a salir por su labio, no pensó que ese golpe terminara por casi reventarle la mandíbula.

¡¿Quién carajos era el para decirle a quien debía o no tocar?!

Quería molerlo a golpes por decirle lo que debía o no hacer, por apartarle del menor que a pesar de ser su hermano no quería que nadie más lo tocara. Empezaba a sentir ese odio correr por sus venas llenas de ese veneno corrosivo para explotar en una lluvia de puñetazos que ya tenía bien practicados pero…

-Será mejor que te vayas Eustass-ya… - le dijo Law para ayudar a su hermano a volver a la cama.

Ni siquiera le miro cuando le dijo eso, solo esa fría frase que congelo el cuerpo del pelirrojo de su fuego interno de ira que se convertía en una débil llamarada de lo que alguna vez sintió como rabia incontrolable.

Kid solo se quedo así unos segundos antes de levantarse y alejarse de la habitación con pasos lentos.

Estaba turbado por todo lo que paso en menos de cinco minutos escuchando todo lo que parecía destruirlo, reconstruirlo y destruirlo otra vez sin cesar, ni esperando que por lo menor se recuperara de aguantar el siguiente asalto.

Sus pasos le llevaron a fuera de la mansión donde llego al invernadero de las hermosas flores.

Apenas era Lunes y ya quería que fuera Viernes para largarse de ahí. Su condena se volvió peor que antes. Ahora prefería estar en la escuela metido en las clases o en las calles golpeando algún sujeto con furia para que de su mente dejara de pensar en Trafalgar Law.

Al fin el día terminaba después de pasarse todo el día regando las plantas como le había enseñado el menor. Y lo hizo con mucha delicadeza de no trozar las verdes hojas o los capullos de las flores que tocaba.

-Eustass, hora de irnos. – le llamo desde la puerta de vidrio.

Pasó tanto tiempo haciendo aquello, que ni noto la hora de irse, pero ya estaba ahí Smoker esperándolo mientras fumaba como siempre esos puros.

-Si… Como sea… - el semblante de Kid se veía apagado.

-¿Qué pasa con esa actitud? En la mañana parecías ansioso de llegar. – menciono el oficial para cederle el paso y salir de ahí.

-Estas imaginando cosas. ¿Por qué querría estar en este lugar de mierda, donde soy la sirvienta de ese capullo y sus dos idiotas hijos? – aunque la voz de Kid sonaba molesta podía escucharse un deje de tristeza enrarecida.

-No mi interesa saber que mierda te pasa mocoso, pero con esa actitud este castigo se te hará eterno. – Smoker aparentaba que no le importaba pero solo era una fachada para cuidar al chico a la distancia.

-Si… Pues nadie pidió tus malditos consejos… - ya le retaba con su ambarina mirada brillando de furia.

El mayor solo le miro con el ceño fruncido y con esa actitud tan seria que siempre le había caracterizado. No esperaba que le dijera que tenía, el no era su padre, tal vez ni siquiera su amigo, solo era otro de los tantos adultos que podían darle alguno que otro consejo sobre la vida y como actuar ante ciertas situaciones.

Quizás hoy era uno de esos donde el pelirrojo necesitaba algo de espacio y silencio para aclarar sus ideas.

-Mañana pasare más temprano. Mihawk tiene un trabajo especial para ti. – ya estaban frente al auto del policía cuando le informo lo ultimo que pidió el padre del peliverde.

-No me jodas… ¡¿No es suficiente con hacerme venir casi todos los días?! ¡¿También tengo que hacerlo más temprano?! – ya se exaltaba entrando al vehiculo molesto refunfuñando por lo bajo.

Ese detalle de portarse como un crió solo hizo sonreír débilmente a Smoker, porque estaba seguro de que a pesar de todo ese odio, Kid ocultaba algo más, algo que no quería demostrar usando su estúpida actitud de joven incomprendido y agresivo.

 

 

 

A la mañana siguiente llego más temprano de lo usual como le había advertido el mayor de cabello plateado. Y eso obviamente no le hizo gracia.

-Buenos días joven Eustass. – ya le recibía su anfitrión con su serio semblante en la puerta de su mansión.

-Si lo que diga… ¿Puedo preguntar qué es lo que tengo que hacer, Dracule Mihawk? – quería acabar con eso lo más rápido posible.

-Necesito que lleves a Law al colegio. Se ha ausentado una semana por cuidar de su hermano y es hora de que se ponga al día en sus materias. Nuestro chofer no puede hacerlo porque llevara a Zoro al hospital para su tratamiento. – explicaba clavando su fría mirada en el pelirrojo que sonaba más a una maldita orden.

Si la delgada línea que divida al destino de las coincidencias eran detalles que pasaban desapercibidos por él, la verdad era algo que agradecía en ciertas situaciones como aquellas.

Ahora no solo estaría con el moreno sino que se encargaría de llevarlo al colegio donde estudiaba, y ese pequeño detalle le hizo que sonriera levemente.

Conocería más detalles del pequeño moreno ya lo tenía enganchado de alguna forma extraña por el ese beso que le dio y que su hermano no estuviera era otro gran detalle por parte del destino.

-No tardará en bajar. No quiero que llegue tarde así que solo sigue sus indicaciones. – fue lo último que le dijo para cederle el paso y llamara al sirvienta de la casa.

Baby 5 no tardo nada en aparecer con un sonrojo en su rostro, mirando de reojo al pelirrojo con las llaves del auto en el que se llevaría al moreno a su destino.

Y por alguna extraña razón nadie le pregunto si sabia conducir o si tenía licencia, como si dieran por hecho que era algo que ya sabía hacer, aunque para ser sinceros el ya conducía desde los 14 años. Todo por la vida que llevo desde era más joven.

Aún con la tenue sonrisa en su rostro tomo las llaves del auto en el que llevaría a Law a la escuela de las manos de chica, pero esta estaba sonrojada y le miraba de un modo muy raro. Podía decir con seguridad que le avergonzaba verlo.

-¿Qué? - por fin soltó incomodo al ver que no lo dejaba de ver de ese modo tan extraño.

-¿Ne-necesitas algo m-más? - pregunto aun más avergonzada cubriendo su rostro totalmente rojo.

-Este… ¿Dónde está el auto? - Kid no estaba muy seguro de preguntarle aquello, se podía percibir algo muy raro en todo eso.

-En el garaje delantero. - contestó por fin mirándolo a los ojos sonrojada y poniendo las manos sobre el pecho del pálido joven.

-Oye… - pidió el pelirrojo para apartarla sutilmente y dar dos pasos hacia atrás.

Es cercanía que se tomaba con él no le gusto en lo más mínimo.

Baby 5 solo le miro sin entender a que se debía eso pero, luego lo comprendió perfectamente. Le estaba rechazando con el tacto y ella tontamente pensó que le estaba flirteando o en su defecto aprovechándose de sus sentimientos.

-¡¡Eres un idiota Eustass!! - le grito salir corriendo con lagrimas en sus ojos y encerrarse en la cocina.

-¿Pero qué coño le pasa? - se pregunto a sí mismo en voz alta para caminar a donde le había dicho la chica.

El jamás, en ningún momento le dio indicios de algo que obviamente no estaba buscando, es más hasta se sentía que todo se había malinterpretado o algo así, porque nunca se fijaba en eso detalles hasta que era tarde.

Lo mejor que pudo hacer fue llegar al auto, subirse, encender el motor, ponerse el cinturón de seguridad y para cuando estaba acomodando el espejo retrovisor vio como Trafalgar Law subía en el asiento de atrás con el móvil en las manos, totalmente concentrado en él como si su vida dependiera de ello.

-Estoy listo Basil-ya… Quiero irme antes de que vea al idiota de Eustass-ya… - decía al momento de ponerse el cinturón de seguridad y escuchar el “click” del seguro automático de la puerta del auto al cerrarse.

Todo ese tiempo Kid no dejaba de ver al menor desde el espejo algo asombrado.

Llevaba su uniforme de su escuela, que consistía en un pantalón gris oscuro, con una camisa blanca y corbata negra, y el saco de la institución con el escudo bordado en el brazo izquierdo de este, los zapatos también eran oscuros.

Se veía perfectamente su delgado cuerpo con ese uniforme escolar, y ahora su cabello sin el gorro despeinado ligeramente, pero con unas ojeras algo pronunciadas en sus hermosos ojos grises metálicos. Llevaba unos pendientes plateados que solo le hacían ver algo rebelde pero en el moreno se veían simplemente perfectos.

Aún no sabía cómo es que le dejaban ir al colegio con eso en sus orejas pero no se molestaría en descubrir ese pequeño detalle.

-Se nos hará tarde Basil-ya si sigues en el móvil con Drake-ya… - volvió hablar sin dejar de teclear en él su propio móvil como si él no hiciera lo mismo.

Eso fue suficiente para Eustass Kid saliera de su embelesamiento por comerse con la mirada al pequeño Law.

-Con que Eustass es un idiota… ¿Eh? - ahora su cerebro ya carburaba lo que antes menciono el menor y volteo para ver la cara de este al saber que él era quien conducía el auto.

-¡¿Qué mierda haces aquí?! - grito aterrado y tratando de quitarse el cinturón que ahora parecía estar soldado en la hebilla donde se ajustaba.

La cara de Law estaba roja en su totalidad al ver al idiota ese del que hablaba hace un momento como si nada, estaba de conductor y para llevarlo a la escuela sin más ni menos.

-Esa lengua… pensé que no debían blasfemar en esta casa. - dijo con total arrogancia bien justifica el muy cabrón de Kid.

Ver como el menor se le coloreaban las mejillas era el nuevo pasatiempo del pelirrojo, y eso gracias a la conversación de ayer donde ahora tenía la posibilidad de estar con él importándole poco su intimidante padre y hermano, a cabrones más grandes y rudos se había enfrentado antes.

Cuando algo se le metía a la cabeza, se obsesionaba con eso hasta que no lo tuviera en lo más hondo de pecho para guardarlo celosamente por el resto de su maldita vida.

-No-no sé de qué hablas… Tengo que ir al colegio. - el nerviosismo le estaba entrando al menor al ver que ese desgraciado pelirrojo se le había adelantado en muchos sentidos.

No solo le había estado espiando, le había besado, que en realidad él fue quien termino de acortar el espacio pero bueno, ahora le llevaría al único lugar donde se sentiría seguro de su bendita presencia. Tenía que ser un mal chiste.

-Jajajaja. Eres un crío. - le dijo para ponerse en marcha de una maldita vez.

-Y tú un viejo. - respondió muy bajito para que el otro no lo escuchará y se escudaba en el móvil la persistente mirada ambarina del mayor a través del espejo retrovisor.

Durante el camino hacia el colegio, Law solo le decía donde dar vuelta pero sin mirar al frente, veía por la ventanilla del auto para guiarlo, pero Kid sí que lo veía y con una gran sonrisa que nadie se la podía quitar.

Se estaba divirtiendo el muy bastardo.

Cuando llegaron a la lujosa institución privada donde estudiaba el menor, Kid quito los seguros para que bajara y entrara pero…

-¿No piensas entrar? - pregunto el pelirrojo al ver que no se movía ni nada.

-¡¡Claro que sí!! -  grito sin mirarlo. -Pero... - murmuro para ensombrecer su mirada.

-Ni creas que te voy a abrir la puerta. - respondió rápidamente Kid, para mirarlo mal por el espejo.

-No puedo… quitar… - susurro pero se detuvo tratando de quitar el seguro del cinturón de seguridad.

¡Oh! Pero qué hermoso detalle de la vida por dejarle esa importante misión.

La verdad es que no podía imaginar nada mejor que tocarlo… de nuevo.

Y como el cazador que a veces era sonrió aun más para bajar del auto, caminar hacía donde estaba el pequeño Law y “ayudarlo”

Abrió la puerta y vio esa mirada cabreada en los ojos grises ahora un poco más oscuros de lo normal del menor, totalmente excitante para Kid que solo seguía con esa sonrisa que solo se hacía más perversa.

Se acerco lentamente para ver ahora el sonrojo que se formaba en la cara de Law. Desviaba la mirada y apretaba el móvil en sus manos intentando controlar el ligero temblor de estas, pero jamás admitiría que la proximidad con la que ahora Kid se presentaba le aceleraba el corazón con mucha fuerza.

-No te muevas… - dijo con voz ronca Kid acercando una de sus manos al seguro del maldito cinturón trabado.

Pero eso era tan solo el principio.

Sus dedos empezaron a tocar primero encima de la camisa muy cerca de su delgada cintura. Lento, casi como la caricia fuera un pequeño roce solos de sus yemas, bajando para alcanzar el metálico seguro.

La respiración  de Kid estaba casi sobre su cuello moreno del menor, erizando su fina piel cada vez que respiraba y ahora era algo agitado por ver como este le daba un raro permiso al ladear su cabeza hacía el otro lado.

-¿Qué te parece un trato? - rozaba ahora con sus labios pero sin tocarlo realmente su delgado cuello que desprendía un exquisito aroma dulce, como si fuera un caramelo que merece la pena disfrutar.

-¿Un trato? - apenas sabía de sí mismo Law al sentir todo su cuerpo estremecerse por tener al mayor tan cerca y tan lejos, que todos sus sentidos estaban alertas pero también mermados.

Cerró los ojos esperando que el momento nunca terminase realmente.

Por su lado Kid, sentía que perdería el control de sus acciones por ese sonrojo en su moreno rostro y con ceño fruncido con ojos cerrados con fuerza, una poesía para el pelirrojo.

-Si te ayudo con el cinturón… Quiero algo a cambio… - solo la dominante voz del mayor hacia que esa petición fuera más una orden que un trato.

Ya tenía acceso total al menor desde que se acerco a él, pero necesitaba su permiso de algún modo para tocarle como tanto quería.

-¿Qué… qué quieres? - pregunto tímidamente Law para acelerar su respiración sin mirarle. No podía pensar con claridad.

Sabía que le pediría y el también lo deseaba.

-Un beso… -   termino de susurrar en su oído para acercar su otra mano a su cuello definiéndolo con delicadeza y llegar a su nuca, para tomarlo de su oscuro cabello con suavidad.

Law solo abrió los ojos al sentir como le agarra y por la forma en que le pidió aquello.

Justo en ese momento Kid le acerco a sus labios para besarlo con suavidad. Sabía que tenía que ser delicado para no asustar al menor, pero esos delgados labios tenían un sabor del cual se hizo adicto desde que los probó.

Trafalgar no se resistió en ningún momento pero lo que sí hizo fue soltar el móvil para terminar posando sus manos sobre el fuerte pecho del pelirrojo que aun seguía con la mano sobre su nuca acariciaba cuello.

Disfrutaba tanto esos deliciosos movimientos sobre los expertos labios del otro y robaba el oxigeno hasta sentirse desfallecer por querer más de ese beso.

Pero pasó más rápido de lo que hubiera querido y Kid se separo para dejarlo jadeante y confundido.

-Listo… Estas libre. - termino de decir para jalar el cinturón que hábilmente con una sola mano y desprender la hebilla que estaba trabada.

Law estaba estático, no sabía cómo es que ese cabrón, le había dejado así, con ganas de más, confundido, atontado y sobre todo como un estúpido sonrojo en su cara que no se le quitaría con nada.

Cuando Kid le dejo vía libre para que saliera del auto, el menor lo hizo con rapidez sin olvidar su móvil y casi tropezando, a lo que el pelirrojo reprimió una carcajada.

Se veía de lo más tierno cuando aparentaba algo tan natural como enamorarse.

Notas finales:

Gracias por leer...


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