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La música es otra medicina por -Raiden-

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Notas del capitulo:

Mmm... en esta ocasión no una canción para definir este cap, pues fue una mezcla de ellas.

No puedo decir que fue lo que me inspiro pero cualquier canción triste que ustedes tengan en mente, esa misma la pueden escuchar para leer este capítulo.

...ok...

 

"La letra que conoce tu corazón... la interpreta la voz de tu cabeza..."

 

 

-¿Por qué tardaste tanto? - pregunto con una tenue sonrisa.

 

-¡Killer! - grito Penguin para abrazarlo con fuerza casi tirándolo en el proceso.

Estaba asustado porque su querido novio estuviera más herido, casi al borde de la muerte como se imaginó fugazmente con una mueca de terror, pero que borro de su mente tan rápido esperando que solo fuera una hoja en el viento.

Y ahora verlo ahí, abrazándolo con las mismas vendas en su cuerpo pero ahora limpias al igual que sus ropas, le decía que era muy real, que no le paso nada grave y su motivo de visita solo era para seguir tratando sus heridas.

-¿Por qué no contestabas? – dijo Penguin ahogadamente sobre la chamarra celeste de su novio, su voz se escuchaba quebrada pero amortiguada.

-No podía sacar el móvil cuando me estaban curando. Lo siento Penguin. – la voz de Killer junto con el hermoso gesto de quitarle su gorro para besar su cabello hizo que su castaño solo le abrazara más fuerte para ocultar su violento sonrojo.

La noche anterior se quedó con él pero tenía que volver a su casa para cambiarse, avisar a sus amigos y familiares.

Tenía que ir al hospital para saber del estado de salud de Kid y Heat…

-Eres un idiota… Me asustaste… - terminó de susurrar Penguin para abrazarlo con más fuerza y sentir como le correspondía con la misma intensidad.

Killer termino de sonreír para ahora besar a su lindo novio que se preocupada de sobre manera con él, nunca pensó que fuera así de tierno.

 

 

Trafalgar por su lado cuando vio que se trataba del novio de su amigo, solo camino hasta donde estaba su padre con el padre de su amante. Algo no le daba buena espina al ver la cara sería de Doflamingo. Eran contadas las ocasiones cuando no sonreía incluida la vez que su madre murió…  las desgracias siempre se presentaban con esa línea recta sobre sus labios.

Una máscara donde ocultaba todo sentimiento doloroso por verse débil ante las circunstancias donde no podía hacer nada al respecto por más que lo intentará…

Nunca puedes salvar a todo el mundo.

Hay ocasiones donde simplemente no puedes hacer nada… solo observar como el mundo se cae a pedazos por lo que eres incapaz de hacer.

Y eso era lo que ahora veía en la cara de su creador.

Law camino con prisa hacia el par de adultos que estaban serios e intercambiando un par de palabras. Fruncía el ceño para acelerar el paso y llegar donde su padre le miro con esas eternas gafas que traía.

-Donquixote-ya… ¿Qué mierda sucede? – fue directo al punto con su mirada plateada totalmente acusadora y demandante.

Quería respuestas sobre el estado de su amante pero…

-Law-san… Kidd… - Shanks fue el que contesto a la pregunta del moreno, pero no necesito más para entender todo.

Aparto a los adultos que estaban delante de esa puerta blanca con las letras en rojo en la parte superior: UCI “Unidad de Cuidados Intensivos”

Su respiración se empezó a acelerar hasta casi hiperventilar, un sudor frío bajo por su nuca para recorrer su columna y darle un horrendo escalofrío, pero lo que más le aterraba eran sus manos que no dejaban de temblar aun cuando ya sostenía el pomo de puerta para abrirla y ver una de las peores pesadillas que nunca soñó… una visión que jamás pensó que pasaría.

-Law… - le llamó su padre al verlo temblar sin entrar ni siquiera abrir la puerta. Ya no usaba ninguno sufijo, le llamaba por su nombre con voz gruesa para que reaccionara.

Donquixote conocía a su hijo de sobra, su muchacho que siempre usaba esa máscara del sarcasmo o indiferencia cuando algo trataba de lastimarlo, porque dentro de su cuerpo su corazón se había roto hace años, y hasta llego a pensar que nada lo repararía pero llegó ese mocoso de cabello rojo que no solo lo sacó del abismo donde vivía en soledad. Le dio un nuevo rayo de esperanza en ese infierno donde aún se culpaba por todo lo que pasaba a su familia.

-Estoy bien… Necesito que me dejen quedarme con el… - pidió en voz baja dándoles la espalda y entrar por fin.

Shanks solo veía como abría la puerta lentamente para no hacer ruido al pasar por completo al cuarto donde estaba su hijo en estado crítico.

 

Doflamingo desvió su mirada hacia otro lado dejando que sus lentes dieran un extraño brillo, como si se fundieran con la ira que ahora irradiaban sus ojos, sus misteriosos ojos.

Era el turno de Shachi encontrar a su amado Heat.

Cuando pidieron en la recepción por sus respectivos novios, amantes y “amigos”. Les dijeron dónde estaban ahora internados para una visita rápida pero ese no era un plan que estuvieran dispuestos a seguir.

Con paso calmado se dirigía a la puerta que estaba justo enfrente donde minutos antes su amigo Law había entrado.

-Shachi-chan… - le llamó Doflamingo cuando le quedaba en la puerta tal y como lo había hecho su amado hijo.

Por alguna extraña razón presentía que el amigo de su hijo conocía de sobra al chico de cabello celeste, que ahora estaba internado en frente de la habitación de Kid.

Pero el chico solo entro como si nada importara ni nadie.

Necesitaba ver a Heat ahora.

Abrió la puerta con dificultad para entrar en la oscura habitación donde estaba ese chico que ya lo tenía cautivado.

 

 

Y en el pasillo donde ahora se quedaban abrazados Killer y Penguin les interrumpió el sonido molesto de una vibración en el pantalón del menor. Tenía que contestar el móvil.

-Espera… - pidió el rubio. – Quiero abrazarte un rato más. – le dijo para no soltarlo de ese tierno agarre.

De alguna extraña forma Killer sabía que si contestaba toda esa felicidad-preocupación que sentía su novio, se desvanecería como una hoja en el viento.

Pero la insistente vibración hizo que Penguin le besará rápidamente y contestara lo más pronto posible para seguir abrazando a su tierno novio.

-¿Qué pasa? – contesto apresurado sin mirar el número.

-¡¿Dónde estás?! – le gritaron del otro lado de la línea.

-¿Qué ocurre, padre? – pregunto nervioso apartándose completamente del rubio para atender la llamada.

Cuando usaba ese enojado tonó solo significaba una cosa: Había olvidado hacer algo o hizo algo que tenía que ver con la prestigiosa reputación de su familia. Y es que a él, un estatus social alto, no le importaba en lo más mínimo.

-¡¡Quiero que regreses a la casa en este momento!! ¡¡Dile a Killer que pase por ti!! - termino por gritarle aún más, dejando a su hijo con la palabra en la boca.

No necesito llamar al mencionado para que le volviera a abrazar posesivo como hace unos momentos, y es que Killer nunca se equivocaba cuando presentía algo extraño.

-Creo que es momento de hablar con tu padre sobre nosotros. – le dijo para ver el rostro de Penguin.

-Estaba pensando lo mismo. – contesto con escasa sonrisa para desvanecerse en un suspiro resignado.

Era más fácil decirlo que hacerlo. Pues hablar con el padre de Penguin era como dialogar con pared pero cayendo encima para dejarle sofocado en todos los sentidos.

Intento hablar con sus amigos, avisarles que tenía que volver a casa, pero parecía que ahora no era el momento. El padre de Law, Doflamingo le dijo que les avisaría una vez que terminara la visita, y Penguin sintió la curiosidad de preguntar qué había pasado pero no obtuvo respuesta por parte del rubio mayor, solo que ellos le contarían después.

 

 

Cuando entro la tenue luz lo recibió junto con el pulsar del ritmo cardiaco en el monitor.

Tenía sus ojos atentos a la persona que más apreciaba en este miserable inferno llamado mundo, recostado en esa cama blanca y limpia, respirando calmadamente.

Cerró la puerta detrás de él, haciendo el menor ruido posible, lo que menos quería era despertarlo.

Sentía sus fuerzas fallar cuando dio los primeros pasos, sus ojos se nublaron con las lágrimas que retenía por voluntad propia, pero sus manos no dejaban de temblar a pesar de tenerlas fuertemente cerradas en un puño. Incluso mordía su labio inferior haciéndose daño para evitar romper en llanto.

Cuando pensó que sus pesados pies no lo dejarían continuar, ya estaba a un lado de su cama, mirando su respiración tranquila junto con esa expresión de serenidad que solo se ve cuando uno duerme plácidamente.

Pero ya no tenía fuerza para evitar soltar una lágrima que empezó a rodar por su mejilla para caer a la sábana blanca. Y a partir de ahí muchas más le acompañaron para arrodillarse junto a su amado y tocar levemente su mano.

Reprimía sus gritos de dolor en lo más profundo de su pecho, para sollozar levemente sobre la cama, sentir el calor de su piel a través de la venda y esperar que acariciara su mejilla diciéndole que todo estaba bien, que la pesadilla había terminado.

Sin embargo… nada de eso paso…

Seguía en ese estado tan pacifico sin inmutarse ante sus suplicas silenciosas llenas de un quemante dolor que salía por sus lágrimas.

-No te atrevas a dejarme solo… Eustass-ya… - susurro para besar el dorso de su mano sobre la venda blanca.

Si algo con lo que había aprendido a vivir era la presencia de su pelirrojo amante, guitarrista y vocalista de una banda que conoció en un bar… y no solo porque lo enamoro con esa canción que ya era su favorita, dejar de estar sin él, ya no era una opción.

Los ligeros sollozos continuaron por largos minutos donde el tiempo se hacía denso como si todo fuera estuviera en una realidad alterna, ajena de toda la felicidad que antes reinaba para dejar el amargo trago de la muerte al final del pasillo donde habitaban ahora.

-Tra-Trafalgar…

Apenas era un susurro ligeramente mimetizado con un suspiro pero sin duda era su nombre. Su nombre salido de los labios de su amante.

Alzo su turbia vista llena de tristeza, mostrando esos ojos color acero líquido para detener por un momento su llanto, esperando que lo llamara de nuevo.

-Trafalgar…

¡No era una alucinación! Si lo había llamado, y no solo eso, apretaba ligeramente su mano que estaba sobre la suya cuando la beso con ternura y llena de esperanza ciega.

-No te preocupes, Eustass-ya. Yo estoy aquí. - volvió a sollozar para ahora besarlo en su pálida mejilla dejando que una lágrima cayera sobre esta.

Si en momento sentía que todo su cuerpo se quebraba al saber que su amado no lo dejaba ni en sus pensamientos, si fue suficiente para quitar esa armadura que cubría todo sentimiento de amor que nunca pensó experimentar.

Ahora era conocía una nueva faceta de su ser que solo pudo despertar Eustass Kid.

 

 

 

Llegaron más pronto de lo que pensaron.

-Bueno… Ya llegamos… - dijo sin mucho entusiasmo Penguin para ver la gran reja color marrón de su “hogar”.

Su casa estaba a pocos metros de donde estaban y habían llegado en un taxi al no tener su amada Trax, estaba reportaba como robada cuando intento recuperarla llamando al seguro, alguien más ya había dado aviso a la policía.

Y francamente no se le hacía extraño, estaba seguro que si padre tenía algo que ver en eso.

-No tienes por qué estar nervioso. Estaré contigo pase lo pase. - termino de decir Killer una vez que tomo su mano para besarla con extrema dulzura.

Las nuevas curaciones en su cuerpo no le impedían mostrar el afecto que sentía por el menor, ni lo hematomas en su cuerpo que le dolían con los mínimos movimientos  le detenían para abrazarlo con fuerza.

-No es nerviosismo… Es… preocupación… Tú no sabes cómo se pone cuando está enojado. - podía sentir como se le humedecían las manos por el sudor, le hormigueaban las piernas y empezaba a hiperventilar.

Obviamente estaba nervioso… que no lo reconociera era otra cosa.

-Bueno, deja de estar preocupado, Penguin. - ahora le tomaba de sus manos para entrelazarlas con las suyas sintiendo la ligera humedad. - Si no le parece se puede ir mucho a la mierda, con todo respeto. - termino de decir el rubio para recargar su frente con la su novio alzando ligeramente su gorra.

-Je… Gra-gracias por estar a mi lado, Killer. - el menor se sonrojo y cerró los ojos sintiendo el calor de piel de su novio.

Le tranquilizaba de manera tan delicada, tan profunda, y al mismo tiempo tan intensa que su nerviosismo desaparecía como por arte de magia.

Una magia que solo su novio podía crear con su calidez, sin decirle nada más, escuchando la tranquila respiración que le contagiaba, abriendo el enorme mundo ante él y aun podía sentir como no se habían movido del lugar ni un momento. 

-Vamos… - susurro Killer para separarse y tomar su mano con más fuerza. – No debemos hacerlo esperar. – sonrió de una forma tan mágica que sonrojo aún más a Penguin.

No sabía que su rubio poseía tal magia con tan solo una sonrisa.

Era algo a lo cual se podía aferrar toda una vida para dejar el miedo atrás, amar con pasión, poder elegir lo que deseara y anhelaba en su corazón.

Para cuando salió de esa bella burbuja de la fantasía estaba de pie frente a su padre que no estaba nada contento.

La seriedad que emanaba congelaba todo el lugar.

-Padre… - trato de empezar Penguin la conversación pero…

-¡¿Qué eran esos gemidos y gritos de anoche?! - su padre le empezó a gritar molesto cruzado de brazos.

-Este… veras… yo…. - había olvidado por completo que su padres dormían en el mismo piso a tan solo unas puertas de la suya.

Y seguramente le habían escuchado expresando el amor a su amado Killer.

Su cara estaba roja y jugaba con sus dedos tratando de buscar la mejor manera de decirle que… pues que estaba con su rubio pero…

-¡¿Cómo te atreves a traer a una cualquiera a la casa?! ¡¿Te acostaste con una zorra a menos de una semana de tu boda?! – exclamo su padre molesto para agarrarlo por el brazo con fuerza zarandeándolo haciéndole daño.

Killer que estaba a su lado se molestó por esa actitud contra su propio hijo, acusándolo de la peor forma, buscando que le dijera la verdad sobre qué era lo que estaba haciendo en su cuarto.

Cuando estuvo a punto de llegar a su límite al ver la mueca de dolor en su castaño, estaba a punto de quitarle la garra de encima para romperle cada hueso de su mano…

Penguin le miro de reojo negando con cabeza ligeramente.

Tenía que confiar en él, estaba a punto de pasar algo grande…

-Padre… - volvió a decir su hijo esperando que dejara de lastimarlo o en su defecto que se cansará pronto.

-¡¿Ahora qué excusa pondrás?! ¡¿Qué quieres estudiar medicina?! ¡¿Qué no te quieres casar?! ¡¡Hasta cuando seguirás desobedeciendo mis órdenes!! – su padre volvió a gritarle para soltarle un puñetazo justo en mejilla.

-¡Oi! – ahora si Killer saltó ante la provocación y alzo su puño para romperle la boca a ese hombre que le imponía las severas reglas a su Penguin.

-¡Alto Killer! – grito el menor para detenerlo.

Jamás le había escuchado gritar con ese desespero en su voz casi quebrada.

-Padre. Ahora me escucharas… - su tono se volvió mortalmente serio para ensombrecer su mirada quitando su gorro. – No me voy a casar con la señorita Hankock. No voy a dirigir la industria familiar. No voy a ser la persona vacía que quieres que sea.

Cuando su padre estaba a punto de golpearlo más fuerte por todas las cosas que para él no tenían sentido, se quedó paralizado al ver que tomaba la mano de Killer entrelazándola.

-Killer es mi novio… y lo que escuchaste fue precisamente eso. Los gritos de la puta de tu hijo… - termino de decir para mirar a su padre a la cara.

-Largo… - susurro su padre. - ¡¡Que te largues de mi vista!! - le grito para que se esfumara de su presencia.

No acaba de comprender lo que su hijo le decía, simplemente no podía con ese hecho.

Penguin solo agacho la cabeza y salió tomado de la mano de Killer.

 

 

 

Estaba hiperventilando, trataba de normalizar su respiración, de verdad que lo intentaba, pero no podía.

Llevo una mano a su pecho para sentir los fuertes latidos de su corazón, su pecho bajar y subir rápidamente y sobre todo un escozor en su garganta como si se cerrara con cada bocanada del escaso oxigeno que lograba captar.

Quizás no debería estar ahí…

Quizás era mejor salir ahora que podía…

Quizás si cerraba los ojos todo se desvanecería…

Pero ya no podía moverse cuando sus ojos se encontraron con la mirada triste y dolida de ese chico.

Si no se desmayaba en ese momento sería porque no podía dejar de mirarlo con intensidad. Miraba como movía los labios, pero no escuchaba su voz… decía algo que no lograba entender… algo que parecía ser una disculpa, su nombre o algo así…

Y su pulso se aceleró aún más al ver que el chico hacía una mueca de dolor al tratar de levantarse quitándose en el proceso las intravenosas de su brazo, la manta que lo cubría y tocándose el abdomen con fuerza para que su blanca bata se tornara color rojizo brillante.

Su cabello azul caía con suavidad hacia su frente tapando parcialmente su cara y sonrió con calidez.

 -Sha…chi…

 

Notas finales:

Gracias por leer...


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